SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 7
FRANCISCA Y LA MUERTE

Texto: OnelioJorge Cardoso

—Santos y buenos días —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer.
¡Claro!, venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el
bolsillo.
—Si no molesto —dijo—, quisiera saber dónde vive la señora Francisca.
—Pues mire —le respondieron, y asomándose a la puerta, un hombre señaló con su dedo rudo
de labrador:
Allá por los matorrales que bate el viento, ¿ve? hay un camino que sube la colina. Arriba
hallará la casa.
"Cumplida está" pensó la muerte, y dando las gracias echó a andar por el camino aquella
mañana que, precisamente, había pocas nubes en el cielo y todo el azul resplandecía de luz.
Andando pues, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana. Para la una y cuarto,
pasado el meridiano, estaba en su lista cumplida ya la señora Francisca.
"Menos mal, poco trabajo; un solo caso", se dijo satisfecha de no fatigarse la muerte y siguió su
paso, metiéndose ahora por el camino apretado de romerillo y rocío.
Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceros caídos no hubo semilla silvestre ni brote
que se quedara bajo tierra sin salir al sol. Los retoños de las ceibas eran pura caoba transparente.
El tronco del guayabo soltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la madera.
Los cañaverales no tenían una sola hoja amarilla; verde era todo, desde el suelo al aire, y un olor
a vida subía de las flores.
Natural que la muertese tapara la nariz. Lógico también que ni siquiera mirara tanta rama llena de
nidos, ni tanta abeja con su flor. Pero ¿qué hacerse?; estaba la muerte de paso por aquí, sin ser su
reino.
Así pues, echó y echó a andar la muerte por los caminos hasta llegar a casa de Francisca.
—Por favor, con Panchita
—dijo adulona la muerte.
—Abuela salió temprano—contestó una nieta de oro, un poco temerosa, aunque la parca seguía
con su trenza bajo el sombrero y la mano en el bolsillo.
— ¿Y a qué hora regresa? 5
—preguntó la muerte.
— ¡Quién lo sabe! —Dijo la madre de la niña—. Depende de los quehaceres. Por el campo anda,
trabajando.
Y la muerte se mordió el labio. No era para menos seguir dando rueda por tanto mundo bonito y
ajeno.
—Hace mucho sol. ¿Puedo esperarla aquí?
— Aquí quien viene tiene su casa. Pero puede que ella no regrese hasta el anochecer.
"¡Chin!", pensó la muerte, "se me irá el tren de las cinco. No; mejor voy a buscarla". Y
levantando su voz, dijo la muerte:
— ¿Dónde, de fijo, pudiera encontrarla ahora?
—De madrugada salió a ordeñar. Seguramente estará en el maíz, sembrando.
— ¿Y dónde está el maizal? -preguntó la muerte.
—Siga la cerca y luego verá el campo arado detrás.
—Gracias —dijo secamente la muerte y echó a andar de nuevo.
Pero miró todo el extenso campo arado y no había un alma en él. Sólo garzas. Soltóse la trenza la
muerte y rabió:
"¡Vieja andariega, dónde te habrás metido!" Escupió y continuó su sendero sin tino.
Una hora después de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la nariz repugnada de tanto olor a
hierba nueva, la muerte se topó con un caminante:
—Señor, ¿pudiera usted decirme dónde está Francisca por estos campos?
—Tiene suerte —dijo el caminante—, media hora lleva en casa de los Noriega. Está el niño
enfermo y ella fue a sobarle el vientre.
—Gracias —dijo la muertecomo un disparo, y apretó el paso.
Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlo sobre un nuevo terreno arado, sin
trillo, y ya se sabe cómo es de incómodo sentar el pie sobre el suelo irregular y tan esponjoso de
frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así por tanto, llegó la muertehecha una lástima a
casa de los Noriega:
—Con Francisca, a ver si me hace el favor.
—Ya se marchó.
— ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto?
— ¿Por qué tan de pronto? —le respondieron—.
Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse?
—Bueno... verá —dijo la muerte turbada—, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo
yo.
—Entonces usted no conoce a Francisca.
—Tengo sus señas —dijo burocrática la impía.
— A ver; dígalas —esperó la madre. Y la muerte dijo:
— Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años...
— ¿Y qué más?
—Verá... el pelo blanco... casi ningún diente propio... la nariz, digamos...
— ¿Digamos qué?
—Filosa.
— ¿Eso es todo?
—Bueno... además de nombre y dos apellidos.
—Pero usted no ha hablado de sus ojos.
—Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años.
—No, no la conoce —dijo la mujer—.
Todo lo dicho está bien, pero no los ojos. Tiene menos tiempo en la mirada. Ésa, a quien usted
busca, no es Francisca.
Y salió la muerteotra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparse mucho por la mano y la
trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero.
Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que estaba Francisca a un tiro de ojo de
allí, cortando pastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura recién cortada y
nada de Francisca, ni siquiera la huella menuda de su paso.
Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchados dentro de los botines enlodados, y la
camisa negra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora:
"¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!"
Y echó la muertede regreso, maldiciendo.
Mientras, a dos kilómetros de allí, Francisca escardaba de malas hierbas el jardincito de la
escuela. Un viejo conocido pasó a caballo y, sonriéndole, le echó a su manera el saludo cariñoso:
—Francisca, ¿cuándo te vas a morir?
Ella se incorporó asomando medio cuerpo sobre las rosas y le devolvió el saludo alegre:
—Nunca —dijo—, siempre hay algo que hacer.
VALORACIÓN DEL CUENTO “FRANCISCA Y LA MUERTE” DE ONELIO JORGE
CARDOSO


1. Realiza una descripción física y sicológica de Francisca.

2¿Cuál sería la principal enseñanza que podrías sacar de la lectura?

3. Inventa un refrán y/o una frase reflexiva relacionada con el cuento.

4. ¿Por qué Francisca nunca fue encontrada por la muerte?

5. Reconstruye brevemente el recorrido hecho por la muerte

6. ¿Consideras que estar siempre activo te aleja de la muerte? Justifica tú
respuesta.

7. ¿Qué valores puedes resaltar en el cuento Francisca y la muerte?

8. Explica las expresiones presentes en el relato:

A. “tiene menos tiempo en la mirada”
B. “…la huella menuda de su paso”
C. “…llegó la muerte hecha lástima”
D. “…Nunca -dijo-, siempre hay algo que hacer”
E. “…sí, nubados han de ser…ahumados por los años”
F. “…para la una y cuarto…estaba en su lista ya la señora Francisca…”

9. Haz una descripción física y sicológica de la muerte.

10. Señalar las palabras agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas presentes en el
    relato
SOLUCIÓN

   1. Descripción física: mujer de 60 años, cabello blanco por las canas, arrugas,
      casisin dientes, nariz filosa y ojos expresivos.
      Descripción psicológica: mujer trabajadora, pujante, servicial y con una fuerza
      interior excepcional.

   2. No debemos quedarnos ahí sentados, esperando que los años nos pasen y la
      vida se nos esfume, todo lo contrario, debemos estar activos, buscando cosas
      nuevas, aprovechando esta oportunidad maravillosa que Dios nos ha regalado,
      siendo útiles en la sociedad donde estamos y a las personas que queremos.

   3. “vive cada instante de tu vida como si fuera el último”. Es decir vivir la vida
      intensamente, con amor, con entusiasmo y con mucha dedicación.

   4. Porque cuando la muerte llegaba en procura de ella, ya ella se encontraba en
      otro sitio, realizando otra actividad.

   5. Inicialmente la muerte preguntó por francisca donde unos vecinos y caminó por
      dentro de la maleza hasta llegar a la casa, de allí caminó por los campos arados,
      siguió su camino y después de una hora llegó a casa de los Noriega, luego salió
      de nuevo al camino, anduvo y anduvo luego llegó a casa de los Gonzales y
      finalmente se regresó, maldiciendo.

   6. Estar siempre activos nos aleja de la muerte, siempre y cuando sea en cosas
      positivas y buenas.
      Porque: estás saludable
               Te alejas del peligro
               Ayudas a los demás
               Y eres útil en la sociedad.

   7. Fortaleza, humildad, entrega, dedicación, servicio.

   8. A. es decir que tenía la mirada de una persona más joven.
      B. Hace referencia a la huellas de los pies que se deja al caminar.
      C. Es decir llegó maltrecha o sea maltratada y en malas condiciones.
      D. Que tenía muchas cosas por que vivir.
      E. Hace referencia a la descripción correspondiente a los ojos de la mayoría de
         Los ancianos por el paso de los años.
      F. Es decir que para la una y cuarto, la señora francisca ya estaría muerta.

  9. Descripción física: vestido negro, botines, trenzas retorcidas bajo el sombrero,
     Manos amarillentas.
Descripción psicológica: calculadora, hipócrita, sarcástica, impaciente, etc...


   10. Palabras: agudas, graves, esdrújulas, sobreesdrújulas
FRANCISCA Y LA MUERTE

Texto: OnelioJorge Cardoso

—Santos y buenosdías —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudoreconocer.
¡Claro!, venía la parca con su trenzaretorcidabajo el sombrero y su manoamarilla en el
bolsillo.
—Si no molesto —dijo—, quisierasaberdóndevive la señoraFrancisca.
—Pues mire —le respondieron, y asomándose a la puerta, un hombre señaló con su dedorudo
de labrador:
Allá por los matorrales que bate el viento, ¿ve? hay un camino que sube la colina.
Arribahallará la casa.
"Cumplidaestá" pensó la muerte, y dando las graciasechó a andar por el
caminoaquellamañana que, precisamente, habíapocasnubes en el cielo y todo el
azulresplandecía de luz.
Andando pues, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana. Para la una y
cuarto,pasado el meridiano,
Estabaen su listacumplida ya la señoraFrancisca.
"Menos mal, pocotrabajo; un solocaso", se dijosatisfecha de no fatigarse la muerte y siguió su
paso, metiéndoseahora por el caminoapretado de romerillo y rocío.
Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceroscaídos no hubosemillasilvestre ni brote
que se quedarabajotierra sin salir al sol. Los retoños de las ceibaseranpuracaobatransparente. El
tronco del guayabosoltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la madera. Los
cañaverales no tenían una solahojaamarilla; verde era todo, desde el suelo al aire, y un olor a
vidasubía de las flores.
Natural que la muerte se tapara la nariz. Lógico también que ni siquieramiraratantaramallena de
nidos, ni tantaabeja con su flor. Pero ¿qué hacerse?; estaba la muerte de paso por aquí, sin ser su
reino.
Así pues, echó y echó a andar la muerte por los caminoshastallegar a casa de Francisca.
—Por favor, con Panchita
—dijoadulona la muerte.
—Abuelasaliótemprano —contestó una nieta de oro, un pocotemerosa, aunque la parcaseguía con
su trenza bajo el sombrero y la mano en el bolsillo.
— ¿Y a qué horaregresa?
—preguntó la muerte.
—¡Quién lo sabe! —Dijo la madre de la niña—. Depende de los quehaceres. Por el
campoanda,trabajando.
Y lamuerte se mordió el labio. No era paramenosseguirdandorueda por tantomundobonito y
ajeno.
—Hacemucho sol. ¿Puedoesperarlaaquí?
— Aquíquien vienetiene su casa. Peropuede que ella no regresehasta el anochecer.
"¡Chin!", pensó la muerte, "se me irá el tren de las cinco. No; mejor voy a buscarla". Y
levantando su voz, dijo la muerte:
—¿Dónde, de fijo, pudieraencontrarlaahora?
—De madrugada salió a ordeñar. Seguramenteestará en el maíz, sembrando.
—¿Y dóndeestá el maizal? -preguntó la muerte.
—Siga la cerca y luego verá el campoaradodetrás.
—Gracias —dijosecamente la muertey echó a andar de nuevo. Pero miró todo el extensocampo
arado y no había un alma en él. Sólogarzas. Soltóse la trenza lamuertey rabió:
"¡Viejaandariega, dónde te habrásmetido!" Escupió y continuó su sendero sin tino.
Una horadespués de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la narizrepugnada de tantoolor a
hierbanueva, la muerte se topó con un caminante:
—Señor, ¿pudierausted decirmedónde está Francisca por estoscampos?
—Tienesuerte —dijo el caminante—, mediahora lleva en casa de los Noriega. Está el niño
enfermo y ella fue a sobarle el vientre.
—Gracias —dijo la muerte como un disparo, y apretó el paso.
Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlosobre un nuevoterrenoarado, sin
trillo, y ya se sabecómo es de incómodosentar el pie sobre el suelo irregular y tan esponjoso de
frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así por tanto, llegó la muertehecha una lástima a
casa de los Noriega:
—Con Francisca, a ver si me hace el favor.
—Ya se marchó.
— ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto?
— ¿Por qué tan de pronto? —le respondieron—.
Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse?
—Bueno... verá —dijo la muerteturbada—, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo
yo.
—Entoncesusted no conoce a Francisca.
—Tengo sus señas —dijo burocrática la impía.
— A ver; dígalas —esperó la madre. Y la muerte dijo:
— Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años...
— ¿Y qué más?
—Verá... el peloblanco... casiningúndientepropio... la nariz, digamos...
— ¿Digamos qué?
—Filosa.
— ¿Eso es todo?
—Bueno... además de nombre y dos apellidos.
—Pero usted no ha hablado de sus ojos.
—Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años.
—No, no la conoce —dijo la mujer—.
Todo lo dichoestá bien, pero no los ojos. Tiene menostiempo en la mirada. Ésa, a quien usted
busca, no es Francisca.
Y salió la muerte otra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparsemucho por la mano y la
trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero.
Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que estabaFrancisca a un tiro de ojo de allí,
cortandopastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura reciéncortada y nada
de Francisca, ni siquiera la huellamenuda de su paso.
Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchadosdentro de los botinesenlodados, y la
camisanegra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora:
"¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!"
Y echó la muerte deregreso, maldiciendo.
Mientras, a dos kilómetros de allí, Franciscaescardaba de malashierbas el jardincito de la escuela.
Un viejo conocido pasó a caballo y, sonriéndole, le echó a su manera el saludocariñoso:
—Francisca, ¿cuándo te vas a morir?
Ella se incorporóasomandomediocuerposobre las rosas y le devolvió el saludoalegre:
—Nunca —dijo—, siempre hay algo que hacer.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Francisca y la muerte
Francisca  y  la muerteFrancisca  y  la muerte
Francisca y la muerteknelia2
 
Taller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerteTaller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muertesergio_frank
 
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
Cuentos centro americano   quién inventó el mamboCuentos centro americano   quién inventó el mambo
Cuentos centro americano quién inventó el mamboPao Narvaez
 
Francisca y la muerte machado
Francisca y la muerte machadoFrancisca y la muerte machado
Francisca y la muerte machadoluceroazul
 
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVOMujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVOmich
 
Stevenson, robert louis el usurpador de cadaveres
Stevenson, robert louis   el usurpador de cadaveresStevenson, robert louis   el usurpador de cadaveres
Stevenson, robert louis el usurpador de cadaveresKerly's Orellana
 
Amores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciadoAmores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciadopeliculas01
 
Ventana abierta de saki ivan y fabian
Ventana   abierta de saki        ivan y fabianVentana   abierta de saki        ivan y fabian
Ventana abierta de saki ivan y fabianivanaburtocristi
 
La decimo tercera candela
La decimo tercera candelaLa decimo tercera candela
La decimo tercera candelaManuel Luján
 

La actualidad más candente (14)

Francisca y la muerte
Francisca y la muerteFrancisca y la muerte
Francisca y la muerte
 
Atraco al bidon
Atraco al bidonAtraco al bidon
Atraco al bidon
 
Dos hermanas
Dos hermanasDos hermanas
Dos hermanas
 
Francisca y la muerte
Francisca  y  la muerteFrancisca  y  la muerte
Francisca y la muerte
 
Taller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerteTaller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerte
 
Quién inventó el mambo
Quién inventó el mamboQuién inventó el mambo
Quién inventó el mambo
 
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
Cuentos centro americano   quién inventó el mamboCuentos centro americano   quién inventó el mambo
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
 
Francisca y la muerte machado
Francisca y la muerte machadoFrancisca y la muerte machado
Francisca y la muerte machado
 
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVOMujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
 
Stevenson, robert louis el usurpador de cadaveres
Stevenson, robert louis   el usurpador de cadaveresStevenson, robert louis   el usurpador de cadaveres
Stevenson, robert louis el usurpador de cadaveres
 
Raíces populares del convidado de piedra
Raíces populares del convidado de piedraRaíces populares del convidado de piedra
Raíces populares del convidado de piedra
 
Amores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciadoAmores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciado
 
Ventana abierta de saki ivan y fabian
Ventana   abierta de saki        ivan y fabianVentana   abierta de saki        ivan y fabian
Ventana abierta de saki ivan y fabian
 
La decimo tercera candela
La decimo tercera candelaLa decimo tercera candela
La decimo tercera candela
 

Destacado

Francisca y la muerte
Francisca y la muerteFrancisca y la muerte
Francisca y la muertejohanaosorio
 
Francisca y la muerte
Francisca y la muerteFrancisca y la muerte
Francisca y la muertejohanaosorio
 
Valoración del cuento
Valoración del cuentoValoración del cuento
Valoración del cuentodellyssaudith
 
Valores y antivalores del cuento francisca y la muerte
Valores y antivalores del cuento francisca y la muerteValores y antivalores del cuento francisca y la muerte
Valores y antivalores del cuento francisca y la muerteTatirodriguez
 
Consecuencia de los antivalores
Consecuencia de los antivaloresConsecuencia de los antivalores
Consecuencia de los antivaloresLuis
 

Destacado (6)

Francisca y la muerte
Francisca y la muerteFrancisca y la muerte
Francisca y la muerte
 
Francisca y la muerte
Francisca y la muerteFrancisca y la muerte
Francisca y la muerte
 
Francisca y la muerte
Francisca y la muerteFrancisca y la muerte
Francisca y la muerte
 
Valoración del cuento
Valoración del cuentoValoración del cuento
Valoración del cuento
 
Valores y antivalores del cuento francisca y la muerte
Valores y antivalores del cuento francisca y la muerteValores y antivalores del cuento francisca y la muerte
Valores y antivalores del cuento francisca y la muerte
 
Consecuencia de los antivalores
Consecuencia de los antivaloresConsecuencia de los antivalores
Consecuencia de los antivalores
 

Similar a Francisca y la_muerte

GUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdf
GUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdfGUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdf
GUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdfEVALUACIONDOCENTE4
 
2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf
2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf
2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdfElsyGR
 
Valoración del cuento francisca y la muerte
Valoración del cuento francisca y la muerteValoración del cuento francisca y la muerte
Valoración del cuento francisca y la muerteyenigiraldo
 
Amores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdf
Amores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdfAmores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdf
Amores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdfRominaMuoz70
 
Se denomina línea
Se denomina líneaSe denomina línea
Se denomina líneaFlashnet S.A
 
Mis respuestas del taller francisca y la muerte
Mis respuestas del taller francisca y la muerteMis respuestas del taller francisca y la muerte
Mis respuestas del taller francisca y la muertevane94stars
 
Taller español sabatino
Taller español sabatinoTaller español sabatino
Taller español sabatinoDFERNANDA1
 
Taller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerteTaller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerteJainoberr Moraless
 
Respuestas del cuento...
Respuestas del cuento...Respuestas del cuento...
Respuestas del cuento...Tatirodriguez
 
Rtas del cuento y mapa conceptual
Rtas del cuento y mapa conceptualRtas del cuento y mapa conceptual
Rtas del cuento y mapa conceptualTatirodriguez
 
Mastretta angeles arrancame la vida
Mastretta angeles   arrancame la vidaMastretta angeles   arrancame la vida
Mastretta angeles arrancame la vidaLauro Román
 
Guía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docx
Guía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docxGuía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docx
Guía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docxOriela Tello Romero
 
Dumas, alejandro la dama de las camelias
Dumas, alejandro   la dama de las cameliasDumas, alejandro   la dama de las camelias
Dumas, alejandro la dama de las cameliasAlberto Díaz Perdomo
 
Mundos narrativos ejercicios mecc
Mundos narrativos ejercicios meccMundos narrativos ejercicios mecc
Mundos narrativos ejercicios mecc"Las Profes Talks"
 
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.Nombre Apellidos
 

Similar a Francisca y la_muerte (20)

Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
GUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdf
GUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdfGUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdf
GUIONES TUTORIALES ESPAÑOL RICARDO RG 03.pdf
 
descarga.pdf
descarga.pdfdescarga.pdf
descarga.pdf
 
2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf
2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf
2. Atrapada en el tiempo - Diana Gabaldon.pdf
 
Valoración del cuento francisca y la muerte
Valoración del cuento francisca y la muerteValoración del cuento francisca y la muerte
Valoración del cuento francisca y la muerte
 
Amores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdf
Amores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdfAmores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdf
Amores que matan (2xhoja69) - Lucía Laragione.pdf
 
Se denomina línea
Se denomina líneaSe denomina línea
Se denomina línea
 
Mis respuestas del taller francisca y la muerte
Mis respuestas del taller francisca y la muerteMis respuestas del taller francisca y la muerte
Mis respuestas del taller francisca y la muerte
 
Taller español sabatino
Taller español sabatinoTaller español sabatino
Taller español sabatino
 
Taller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerteTaller cuento francisca y la muerte
Taller cuento francisca y la muerte
 
La Oportunidad de Judas
La Oportunidad de JudasLa Oportunidad de Judas
La Oportunidad de Judas
 
Respuestas del cuento...
Respuestas del cuento...Respuestas del cuento...
Respuestas del cuento...
 
Rtas del cuento y mapa conceptual
Rtas del cuento y mapa conceptualRtas del cuento y mapa conceptual
Rtas del cuento y mapa conceptual
 
Mastretta angeles arrancame la vida
Mastretta angeles   arrancame la vidaMastretta angeles   arrancame la vida
Mastretta angeles arrancame la vida
 
Arrancame la vida.pdf
Arrancame la vida.pdfArrancame la vida.pdf
Arrancame la vida.pdf
 
Guía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docx
Guía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docxGuía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docx
Guía N°1 Lectura y comentario de un cuento.docx
 
Dumas, alejandro la dama de las camelias
Dumas, alejandro   la dama de las cameliasDumas, alejandro   la dama de las camelias
Dumas, alejandro la dama de las camelias
 
Mundos narrativos ejercicios mecc
Mundos narrativos ejercicios meccMundos narrativos ejercicios mecc
Mundos narrativos ejercicios mecc
 
Relato ondina
Relato ondinaRelato ondina
Relato ondina
 
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
 

Más de Javier Durango

Más de Javier Durango (20)

Diapositivas
DiapositivasDiapositivas
Diapositivas
 
Diapositivas
DiapositivasDiapositivas
Diapositivas
 
Diapositivas
DiapositivasDiapositivas
Diapositivas
 
Inteligencia artificial
Inteligencia artificialInteligencia artificial
Inteligencia artificial
 
Poema para enamorados
Poema para enamoradosPoema para enamorados
Poema para enamorados
 
Ensayo
EnsayoEnsayo
Ensayo
 
El gato negro
El gato negroEl gato negro
El gato negro
 
Fortaleza
FortalezaFortaleza
Fortaleza
 
Actividades sobre el acento
Actividades sobre el acentoActividades sobre el acento
Actividades sobre el acento
 
Actividades sobre el acento
Actividades sobre el acentoActividades sobre el acento
Actividades sobre el acento
 
Actividades sobre el acento
Actividades sobre el acentoActividades sobre el acento
Actividades sobre el acento
 
Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
Francisca y la_muerte
Francisca y la_muerteFrancisca y la_muerte
Francisca y la_muerte
 
Quien movió mi queso
Quien movió mi quesoQuien movió mi queso
Quien movió mi queso
 
Quien movió mi queso
Quien movió mi quesoQuien movió mi queso
Quien movió mi queso
 
Quien movió mi queso
Quien movió mi quesoQuien movió mi queso
Quien movió mi queso
 

Francisca y la_muerte

  • 1. FRANCISCA Y LA MUERTE Texto: OnelioJorge Cardoso —Santos y buenos días —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer. ¡Claro!, venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el bolsillo. —Si no molesto —dijo—, quisiera saber dónde vive la señora Francisca. —Pues mire —le respondieron, y asomándose a la puerta, un hombre señaló con su dedo rudo de labrador: Allá por los matorrales que bate el viento, ¿ve? hay un camino que sube la colina. Arriba hallará la casa. "Cumplida está" pensó la muerte, y dando las gracias echó a andar por el camino aquella mañana que, precisamente, había pocas nubes en el cielo y todo el azul resplandecía de luz. Andando pues, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana. Para la una y cuarto, pasado el meridiano, estaba en su lista cumplida ya la señora Francisca. "Menos mal, poco trabajo; un solo caso", se dijo satisfecha de no fatigarse la muerte y siguió su paso, metiéndose ahora por el camino apretado de romerillo y rocío. Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceros caídos no hubo semilla silvestre ni brote que se quedara bajo tierra sin salir al sol. Los retoños de las ceibas eran pura caoba transparente. El tronco del guayabo soltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la madera. Los cañaverales no tenían una sola hoja amarilla; verde era todo, desde el suelo al aire, y un olor a vida subía de las flores. Natural que la muertese tapara la nariz. Lógico también que ni siquiera mirara tanta rama llena de nidos, ni tanta abeja con su flor. Pero ¿qué hacerse?; estaba la muerte de paso por aquí, sin ser su reino. Así pues, echó y echó a andar la muerte por los caminos hasta llegar a casa de Francisca. —Por favor, con Panchita —dijo adulona la muerte. —Abuela salió temprano—contestó una nieta de oro, un poco temerosa, aunque la parca seguía con su trenza bajo el sombrero y la mano en el bolsillo. — ¿Y a qué hora regresa? 5 —preguntó la muerte. — ¡Quién lo sabe! —Dijo la madre de la niña—. Depende de los quehaceres. Por el campo anda, trabajando. Y la muerte se mordió el labio. No era para menos seguir dando rueda por tanto mundo bonito y ajeno. —Hace mucho sol. ¿Puedo esperarla aquí? — Aquí quien viene tiene su casa. Pero puede que ella no regrese hasta el anochecer. "¡Chin!", pensó la muerte, "se me irá el tren de las cinco. No; mejor voy a buscarla". Y levantando su voz, dijo la muerte: — ¿Dónde, de fijo, pudiera encontrarla ahora? —De madrugada salió a ordeñar. Seguramente estará en el maíz, sembrando. — ¿Y dónde está el maizal? -preguntó la muerte. —Siga la cerca y luego verá el campo arado detrás. —Gracias —dijo secamente la muerte y echó a andar de nuevo. Pero miró todo el extenso campo arado y no había un alma en él. Sólo garzas. Soltóse la trenza la muerte y rabió:
  • 2. "¡Vieja andariega, dónde te habrás metido!" Escupió y continuó su sendero sin tino. Una hora después de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la nariz repugnada de tanto olor a hierba nueva, la muerte se topó con un caminante: —Señor, ¿pudiera usted decirme dónde está Francisca por estos campos? —Tiene suerte —dijo el caminante—, media hora lleva en casa de los Noriega. Está el niño enfermo y ella fue a sobarle el vientre. —Gracias —dijo la muertecomo un disparo, y apretó el paso. Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlo sobre un nuevo terreno arado, sin trillo, y ya se sabe cómo es de incómodo sentar el pie sobre el suelo irregular y tan esponjoso de frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así por tanto, llegó la muertehecha una lástima a casa de los Noriega: —Con Francisca, a ver si me hace el favor. —Ya se marchó. — ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto? — ¿Por qué tan de pronto? —le respondieron—. Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse? —Bueno... verá —dijo la muerte turbada—, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo yo. —Entonces usted no conoce a Francisca. —Tengo sus señas —dijo burocrática la impía. — A ver; dígalas —esperó la madre. Y la muerte dijo: — Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años... — ¿Y qué más? —Verá... el pelo blanco... casi ningún diente propio... la nariz, digamos... — ¿Digamos qué? —Filosa. — ¿Eso es todo? —Bueno... además de nombre y dos apellidos. —Pero usted no ha hablado de sus ojos. —Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años. —No, no la conoce —dijo la mujer—. Todo lo dicho está bien, pero no los ojos. Tiene menos tiempo en la mirada. Ésa, a quien usted busca, no es Francisca. Y salió la muerteotra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparse mucho por la mano y la trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero. Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que estaba Francisca a un tiro de ojo de allí, cortando pastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura recién cortada y nada de Francisca, ni siquiera la huella menuda de su paso. Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchados dentro de los botines enlodados, y la camisa negra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora: "¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!" Y echó la muertede regreso, maldiciendo. Mientras, a dos kilómetros de allí, Francisca escardaba de malas hierbas el jardincito de la escuela. Un viejo conocido pasó a caballo y, sonriéndole, le echó a su manera el saludo cariñoso: —Francisca, ¿cuándo te vas a morir? Ella se incorporó asomando medio cuerpo sobre las rosas y le devolvió el saludo alegre: —Nunca —dijo—, siempre hay algo que hacer.
  • 3. VALORACIÓN DEL CUENTO “FRANCISCA Y LA MUERTE” DE ONELIO JORGE CARDOSO 1. Realiza una descripción física y sicológica de Francisca. 2¿Cuál sería la principal enseñanza que podrías sacar de la lectura? 3. Inventa un refrán y/o una frase reflexiva relacionada con el cuento. 4. ¿Por qué Francisca nunca fue encontrada por la muerte? 5. Reconstruye brevemente el recorrido hecho por la muerte 6. ¿Consideras que estar siempre activo te aleja de la muerte? Justifica tú respuesta. 7. ¿Qué valores puedes resaltar en el cuento Francisca y la muerte? 8. Explica las expresiones presentes en el relato: A. “tiene menos tiempo en la mirada” B. “…la huella menuda de su paso” C. “…llegó la muerte hecha lástima” D. “…Nunca -dijo-, siempre hay algo que hacer” E. “…sí, nubados han de ser…ahumados por los años” F. “…para la una y cuarto…estaba en su lista ya la señora Francisca…” 9. Haz una descripción física y sicológica de la muerte. 10. Señalar las palabras agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas presentes en el relato
  • 4. SOLUCIÓN 1. Descripción física: mujer de 60 años, cabello blanco por las canas, arrugas, casisin dientes, nariz filosa y ojos expresivos. Descripción psicológica: mujer trabajadora, pujante, servicial y con una fuerza interior excepcional. 2. No debemos quedarnos ahí sentados, esperando que los años nos pasen y la vida se nos esfume, todo lo contrario, debemos estar activos, buscando cosas nuevas, aprovechando esta oportunidad maravillosa que Dios nos ha regalado, siendo útiles en la sociedad donde estamos y a las personas que queremos. 3. “vive cada instante de tu vida como si fuera el último”. Es decir vivir la vida intensamente, con amor, con entusiasmo y con mucha dedicación. 4. Porque cuando la muerte llegaba en procura de ella, ya ella se encontraba en otro sitio, realizando otra actividad. 5. Inicialmente la muerte preguntó por francisca donde unos vecinos y caminó por dentro de la maleza hasta llegar a la casa, de allí caminó por los campos arados, siguió su camino y después de una hora llegó a casa de los Noriega, luego salió de nuevo al camino, anduvo y anduvo luego llegó a casa de los Gonzales y finalmente se regresó, maldiciendo. 6. Estar siempre activos nos aleja de la muerte, siempre y cuando sea en cosas positivas y buenas. Porque: estás saludable Te alejas del peligro Ayudas a los demás Y eres útil en la sociedad. 7. Fortaleza, humildad, entrega, dedicación, servicio. 8. A. es decir que tenía la mirada de una persona más joven. B. Hace referencia a la huellas de los pies que se deja al caminar. C. Es decir llegó maltrecha o sea maltratada y en malas condiciones. D. Que tenía muchas cosas por que vivir. E. Hace referencia a la descripción correspondiente a los ojos de la mayoría de Los ancianos por el paso de los años. F. Es decir que para la una y cuarto, la señora francisca ya estaría muerta. 9. Descripción física: vestido negro, botines, trenzas retorcidas bajo el sombrero, Manos amarillentas. Descripción psicológica: calculadora, hipócrita, sarcástica, impaciente, etc... 10. Palabras: agudas, graves, esdrújulas, sobreesdrújulas
  • 5. FRANCISCA Y LA MUERTE Texto: OnelioJorge Cardoso —Santos y buenosdías —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudoreconocer. ¡Claro!, venía la parca con su trenzaretorcidabajo el sombrero y su manoamarilla en el bolsillo. —Si no molesto —dijo—, quisierasaberdóndevive la señoraFrancisca. —Pues mire —le respondieron, y asomándose a la puerta, un hombre señaló con su dedorudo de labrador: Allá por los matorrales que bate el viento, ¿ve? hay un camino que sube la colina. Arribahallará la casa. "Cumplidaestá" pensó la muerte, y dando las graciasechó a andar por el caminoaquellamañana que, precisamente, habíapocasnubes en el cielo y todo el azulresplandecía de luz. Andando pues, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana. Para la una y cuarto,pasado el meridiano, Estabaen su listacumplida ya la señoraFrancisca. "Menos mal, pocotrabajo; un solocaso", se dijosatisfecha de no fatigarse la muerte y siguió su paso, metiéndoseahora por el caminoapretado de romerillo y rocío. Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceroscaídos no hubosemillasilvestre ni brote que se quedarabajotierra sin salir al sol. Los retoños de las ceibaseranpuracaobatransparente. El tronco del guayabosoltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la madera. Los cañaverales no tenían una solahojaamarilla; verde era todo, desde el suelo al aire, y un olor a vidasubía de las flores. Natural que la muerte se tapara la nariz. Lógico también que ni siquieramiraratantaramallena de nidos, ni tantaabeja con su flor. Pero ¿qué hacerse?; estaba la muerte de paso por aquí, sin ser su reino. Así pues, echó y echó a andar la muerte por los caminoshastallegar a casa de Francisca. —Por favor, con Panchita —dijoadulona la muerte. —Abuelasaliótemprano —contestó una nieta de oro, un pocotemerosa, aunque la parcaseguía con su trenza bajo el sombrero y la mano en el bolsillo. — ¿Y a qué horaregresa? —preguntó la muerte. —¡Quién lo sabe! —Dijo la madre de la niña—. Depende de los quehaceres. Por el campoanda,trabajando. Y lamuerte se mordió el labio. No era paramenosseguirdandorueda por tantomundobonito y ajeno. —Hacemucho sol. ¿Puedoesperarlaaquí? — Aquíquien vienetiene su casa. Peropuede que ella no regresehasta el anochecer. "¡Chin!", pensó la muerte, "se me irá el tren de las cinco. No; mejor voy a buscarla". Y levantando su voz, dijo la muerte: —¿Dónde, de fijo, pudieraencontrarlaahora? —De madrugada salió a ordeñar. Seguramenteestará en el maíz, sembrando. —¿Y dóndeestá el maizal? -preguntó la muerte. —Siga la cerca y luego verá el campoaradodetrás.
  • 6. —Gracias —dijosecamente la muertey echó a andar de nuevo. Pero miró todo el extensocampo arado y no había un alma en él. Sólogarzas. Soltóse la trenza lamuertey rabió: "¡Viejaandariega, dónde te habrásmetido!" Escupió y continuó su sendero sin tino. Una horadespués de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la narizrepugnada de tantoolor a hierbanueva, la muerte se topó con un caminante: —Señor, ¿pudierausted decirmedónde está Francisca por estoscampos? —Tienesuerte —dijo el caminante—, mediahora lleva en casa de los Noriega. Está el niño enfermo y ella fue a sobarle el vientre. —Gracias —dijo la muerte como un disparo, y apretó el paso. Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlosobre un nuevoterrenoarado, sin trillo, y ya se sabecómo es de incómodosentar el pie sobre el suelo irregular y tan esponjoso de frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así por tanto, llegó la muertehecha una lástima a casa de los Noriega: —Con Francisca, a ver si me hace el favor. —Ya se marchó. — ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto? — ¿Por qué tan de pronto? —le respondieron—. Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse? —Bueno... verá —dijo la muerteturbada—, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo yo. —Entoncesusted no conoce a Francisca. —Tengo sus señas —dijo burocrática la impía. — A ver; dígalas —esperó la madre. Y la muerte dijo: — Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años... — ¿Y qué más? —Verá... el peloblanco... casiningúndientepropio... la nariz, digamos... — ¿Digamos qué? —Filosa. — ¿Eso es todo? —Bueno... además de nombre y dos apellidos. —Pero usted no ha hablado de sus ojos. —Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años. —No, no la conoce —dijo la mujer—. Todo lo dichoestá bien, pero no los ojos. Tiene menostiempo en la mirada. Ésa, a quien usted busca, no es Francisca. Y salió la muerte otra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparsemucho por la mano y la trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero. Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que estabaFrancisca a un tiro de ojo de allí, cortandopastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura reciéncortada y nada de Francisca, ni siquiera la huellamenuda de su paso. Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchadosdentro de los botinesenlodados, y la camisanegra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora: "¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!" Y echó la muerte deregreso, maldiciendo. Mientras, a dos kilómetros de allí, Franciscaescardaba de malashierbas el jardincito de la escuela. Un viejo conocido pasó a caballo y, sonriéndole, le echó a su manera el saludocariñoso: —Francisca, ¿cuándo te vas a morir? Ella se incorporóasomandomediocuerposobre las rosas y le devolvió el saludoalegre:
  • 7. —Nunca —dijo—, siempre hay algo que hacer.