SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 6
¿QUIÉN INVENTÓ EL MAMBO? Rosa María Britton:
Escrito por: antxon-urrutia el 08 Nov 2009 - URL Permanente

—Le aseguro, señora, que no estoy vendiendo Biblias ni nada por el estilo. Yo soy el Rey del
mambo.
—¿El Rey de qué?
—Del mambo, señora, ¡del mambo!
—¿Y éso qué es?
La mujer mira con sospecha al hombrecito que le ha tocado la puerta, con apremio de amigo.
Solamente protestantes y sinvergüenzas se atreven a golpear la puerta de gente decente a las diez
de la mañana un sábado, cuando ella se ocupa de hervir la ropa sucia y asolear colchones.
—Es música, señora, música que está arrasando en México, Cuba y ahora aquí en Panamá.
Los ojos detallan el saco que parece pertenecer a alguien mucho más alto, los pantalones amplios,
ajustados en el tobillo, dándoles aspecto de ropa de harem, la cadena de oro colgada hasta la rodilla,
los ojos redondos, vivaces y el bigote a lo Fu-Man-Chú. En los pies, zapatos adornados por unas
hebillas grandotas y ¡tacones! ¡Dios Santo, tacones!
—¿Qué clase de música es esa?
—Música para bailar, señora. Música con ritmo, y alegría, para menear el cuerpo y olvidar las
tristezas, música para todas las edades, para todos los pueblos, ¡música! Música de la mayor, en si
menor, do sostenido, blancas, corcheas, fusas... Aquí está todo, señora, permítame una
demostración, —le enseña el abultado portafolio que lleva bajo el brazo.
—¡Ah! ¿Es que vende libros de música? Sinceramente no estamos interesados. Mi hija estudia en el
Conservatorio Nacional y todos sus libros los compramos en el Almacén Mckay, allá por la Catedral.
No creo que la dejen tocar el mambo que usted ha inventado. En realidad a nosotros solamente nos
gusta la música clá-si-ca, —lo recalca para estar segura de ser entendida— música de verdad, la de
los grandes compositores, Schuman, Bach, Chopin y sobre todo Rachmaninoff. Somos miembros
fundadores de la Sociedad Pro-Arte Musical y mi hija asiste a conciertos desde que tenía cinco años.
Así que, con su permiso, tengo mucho que hacer.
El hombrecito la detiene con un gesto imperioso, antes de que le tire la puerta en las narices.
—¡No! Tampoco estoy vendiendo libros de música, señora. Permítame presentarme. Mi nombre es
Dámaso Pérez Pradoff —una sonrisa ilumina sus ojos redondos que parecen bailar en la cara
redonda— Escuche usted: El martes comienzo un “show” con mi orquesta en el Hotel Internacional
por una semana y necesito ensayar unos arreglos, pero en ese lugar, de día, no es posible acercarse
al piano. Hay gente en el comedor a todas horas. Me distraen, me piden autógrafos —la fama tiene
sus problemas— en fin, no puedo estudiar ni crear. Usted me entiende, ¿verdad, señora? Una
persona culta como usted sabe bien que nosotros los artistas de música de verdad necesitamos
absoluta tranquilidad. El camarero jefe me informó que él había oído que en esta casa tenían un
piano nuevecito, recién traído de Europa, que es el mejor que hay en toda la ciudad y me he atrevido
a venir hasta acá a suplicarle que me deje usarlo por unas cuantas mañanas para ensayar. Le
pagaré bien, le aseguro, —añade al ver la cara de asombro de la mujer.
Isabel no ha conocido a nadie que se vista así, con esa cadena largota y los pantalones de pachuco;
solamente los ha visto en las películas mejicanas que dan en el “Variedades” y tiene la vaga
impresión de que todos son maleantes o por lo menos, marihuaneros.
—Bueno, es que... no sé qué decirle, señor Pradoff, francamente no podría... no sé...
—Cinco dólares por día señora, por tres horas de uso.
—No es el dinero, comprenda usted, pero no lo conozco y no sé si mi esposo estaría de acuerdo.
¿Cómo es que dice que se llama, Pérez Pradoff? ¡Qué nombre más raro!
—Nada tiene de raro, señora. Es el nombre de un compositor que ya es famoso en otras latitudes y
muy pronto lo será en este bello país, si solamente me da una oportunidad de practicar en su piano.
Habla y gesticula y se empina en los tacones y hasta se persigna con un enorme crucifijo que le
cuelga de una gruesa cadena de plata en medio del pecho; el gesto la impresiona; después de todo,
un individuo capaz de adornarse con una cruz de Obispo no puede ser un maleante y acaba por
acceder a su petición, aunque siempre le queda cierta desconfianza hacia el desconocido. Lo deja
pasar y se arrepiente enseguida, pero es demasiado tarde. El hombrecito se apodera del piano, con
un deseo que no deja lugar a dudas de su apremio en ensayar el mambo.
Abre la tapa que se desliza con facilidad y con una mano acaricia las teclas, asegurándose de paso
que todas están a tono; para arriba y para abajo, dos o tres veces, los dedos se encaraman por las
negras con una agilidad asombrosa, como el niño que encuentra su juguete favorito: Sol, acorde,
escala, trino. Satisfecho, se quita la levita, acomoda los papeles y con el lápiz detrás de la oreja
comienza su trabajo, sin darse por enterado del asombro de doña Isabel, que desde una esquina de
la sala procura asegurarse de que es ella la propietaria de tan divino instrumento...
—Y por favor, señor Pradoff, ni se le ocurra poner nada húmedo sobre la tapa; es un mueble muy
fino, traído especialmente de Nueva York para mi hija, que algún día será una gran pianista y no de
mambos, puedo asegurarle.
Pero el otro, ensimismado en su música no le hace el menor caso y la mujer termina por retirarse a
la cocina de mala gana, no sin antes advertirle a la empleada que no le quite el ojo de encima al
señor Pradoff, porque no está segura de sus intenciones.
Es sábado por la mañana: En el patio, los chiquillos juegan, celebrando el día de asueto, las mujeres
lavan la ropa de la semana y asolean colchones manchados de orín por los muelles del bastidor. Los
del cinco duermen, porque la fiesta de anoche se prolongó hasta la madrugada; un radio en el
vecindario toca a todo volumen el “swing”de moda, en la avenida los buses pasan a gran velocidad
arrastrando el polvo de un verano seco.
El sonido empieza a elevarse poco a poco, entre vacilaciones y acordes sin consecuencia, como un
llanto quebrado, indeciso, opaco.
¿Y a éso le llaman ahora música? —piensa la mujer en la cocina todavía molesta por su momento
de debilidad.
Busca y rebusca armonía, la tonalidad exacta, el lápiz ágil dibuja y borra garabatos negros en el
pentagrama, que crece y engorda, irritando a los del cinco que se han levantado con un tremendo
dolor de cabeza, porque la juma les dura.
—¿Ya comenzó la flaca a machacar el piano? No hay derecho...
En la cocina, la mujer reza entre dientes para que el marido no regrese temprano, porque está
segura de su enojo al encontrar al hombrecito compositor, rey de esa música detestable, aporreando
el piano de su hija que tanto dinero le costó traer desde Nueva York. En la sala, la búsqueda cesa.
Cerrando los ojos, el compositor se estira, abre y cierra los dedos con regocijo y ataca el teclado con
el brío reservado para las grandes funciones. Fluye el ritmo y el sonido que se cuela por la puerta
despertando a los perros que dormitan al sol. Los del cinco, negociando un café con manos
temblorosas se asombran que la flaca tenga tamaña energía, pero al segundo compás se dan
cuenta de que tiene que ser otro el pianista. Los chiquillos en el patio dejan de jugar a la rueda, los
buses detienen su marcha veloz y hasta el “swing”, vencido, retira sus sonidos al otro lado del Canal.
¿Quién inventó el mambo que me provoca?
La gente se acoda en las ventanas y los balcones se llenan de oídos temblorosos y pies que
cosquillean por encontrar pareja. En la cocina, doña Isabel escucha mientras le implora a Bach en
silencio que la proteja de la tentación que el sonido levanta en su cuerpo. La dueña del piano llega
sudorosa, interrumpido el juego, con ojos de asombro que recogen la imagen del pianista. Parado,
baila y mueve el cuerpo al compás de la música alucinante, que sus dedos arrancan del piano,
apoyándose en el pedal, a veces con delicadeza y otras con fuerza, mientras su figura se agiganta
en cada nota.
...que a las mujeres las vuelve locas.
—“La postura correcta para tocar el piano es con el torso erecto, los codos ligeramente alzados, los
dedos curvos, la cabeza fija en el pentagrama y la punta del pie derecho sobre el pedal”, —recuerda
las palabras de la maestra enseñándola tocar las aburridas sonatinas, que en nada se parecen a
esta maravillosa cascada de sonidos que levanta el hombrecito de pie frente al instrumento con los
dedos estirados, listos para atacar las teclas.
Termina el ensayo y se despide cortés, ofreciendo el pago que Isabel rechaza.
—Se trata de un artista, aunque sospecho que no muy bueno. Sabes, Camilo, no te enojes, pero
regresa mañana. Si, ya sé que es domingo, pero me rogó tanto y además lo mandó el dueño del
Hotel. Es por culpa del piano nuevo, todo el mundo está hablando de eso, dicen que fue una
extravagancia comprar un instrumento tan caro y con la guerra acabadita de pasar. Yo sé que somos
la envidia de gente que no tiene la menor educación ni sabe nada de música. El señor Pradoff sólo
estará aquí una semana y no creo que venga todos los días; no te preocupes que lo vigilaré de cerca
para que no se lleve nada. No estoy segura si es cubano o qué, pero se viste muy raro, como en las
películas mejicanas y hasta usa tacones. ¡Dios nos ampare, a lo que está llegando el mundo!
Y regresa al día siguiente acompañado de otro que, como él, parece extraído de una cinta de
celuloide y ése empuña la trompeta y se disculpa diez veces antes de entrar, sin darse por aludido
del malhumor de la dueña de la casa que le recuerda al pianista que su negocio es con uno
solamente, ya totalmente arrepentida de su generosidad. El hombrecito habla y gesticula rodando los
ojos redondos en su cara redonda y termina por convencerla una vez más.
El vecindario está alerta pero no deja de sorprenderse del sonido de los dos instrumentos que se
disputan el ritmo con un desdoblamiento de acordes que acaba por vencer la timidez de la gente
que, en los balcones y el patio, baila sin importarles el bochorno del mediodía. La rosacruz del tres
cierra las ventanas de su apartamento, murmurando vagas amenazas en contra de los que así se
atreven a perturbar la paz del domingo dedicado a la búsqueda de vibraciones especiales de la
psiquis.
Los ágiles dedos recorren el marfil y el pie acaricia el pedal; los labios gruesos del trompetista soplan
el metal, saturando el ambiente de notas y la avenida se llena de gente que estira el pescuezo para
ver a través de las ventanas al rey de la armonía y el ritmo. En el apartamento de los Bermúdez la
gente se cuela por todas las puertas, ansiosa de conocer a los artistas que se menean casi tanto
como los bailarines.
—O terminan pronto o los boto de aquí —protesta el señor Camilo, sordo a la melodía por su
carácter agrio.
—Le agradezco, señora, el favor que nos ha hecho. Completamos el trabajo y no tenemos necesidad
de regresar. Espero que no haya sido mucha molestia y quiero verla con su familia en mi show. Si se
identifica en la puerta tendré el placer de ofrecerle una mesa en “ringside” el martes, día del estreno.
—Muchas gracias señor Pradoff, le agradezco su invitación, pero nos será imposible asistir. Esa
noche hay un concierto en el Teatro Nacional de un pianista polaco que interpretará los preludios de
Rachmaninoff y como usted comprenderá...
Los ojos de la niña se humedecen de tristeza y sentada al piano, le dice adiós al rey del mambo con
una temblorosa sonatina.
Los ojos de la niña se humedecen de tristeza y sentada al piano, le dice adiós al rey del mambo con
una temblorosa sonatina.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Las opiniones del rufián melancólico
Las opiniones del rufián melancólicoLas opiniones del rufián melancólico
Las opiniones del rufián melancólicoGabriel Castriota
 
Señorita soy un pobre
Señorita soy un pobreSeñorita soy un pobre
Señorita soy un pobrenancybiris
 
Memorias estudiante
Memorias estudianteMemorias estudiante
Memorias estudianteherherje
 
De orquídeas, rosas rojas y un tulipán l
De orquídeas, rosas rojas y un tulipán lDe orquídeas, rosas rojas y un tulipán l
De orquídeas, rosas rojas y un tulipán lLestat Stoker
 
DIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
DIARIO (1971-1972) Carmen LaforetDIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
DIARIO (1971-1972) Carmen LaforetJulioPollinoTamayo
 
Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019
Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019
Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019FRANCISCO PAVON RABASCO
 
Así paga el diablo de Felipe Trigo. Novela
Así paga el diablo de Felipe Trigo. NovelaAsí paga el diablo de Felipe Trigo. Novela
Así paga el diablo de Felipe Trigo. NovelaEURIDICECANOVA
 
Rice, anne lestat el vampiro
Rice, anne   lestat el vampiroRice, anne   lestat el vampiro
Rice, anne lestat el vampiroPaula Greend
 
Pepe Flores
Pepe FloresPepe Flores
Pepe Floresi Itha
 
A todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe TrigoA todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe TrigoEURIDICECANOVA
 
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.Nombre Apellidos
 
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVOMujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVOmich
 
El gato que está de Eli
El gato que está de EliEl gato que está de Eli
El gato que está de EliCruella Devil
 

La actualidad más candente (20)

Todo tercero
Todo terceroTodo tercero
Todo tercero
 
Perlongher poemas
Perlongher poemasPerlongher poemas
Perlongher poemas
 
Las opiniones del rufián melancólico
Las opiniones del rufián melancólicoLas opiniones del rufián melancólico
Las opiniones del rufián melancólico
 
Señorita soy un pobre
Señorita soy un pobreSeñorita soy un pobre
Señorita soy un pobre
 
Triana x triana
Triana x trianaTriana x triana
Triana x triana
 
Memorias estudiante
Memorias estudianteMemorias estudiante
Memorias estudiante
 
Orquesta de casino
Orquesta de casinoOrquesta de casino
Orquesta de casino
 
Actividades textos REALISMO
Actividades textos REALISMOActividades textos REALISMO
Actividades textos REALISMO
 
De orquídeas, rosas rojas y un tulipán l
De orquídeas, rosas rojas y un tulipán lDe orquídeas, rosas rojas y un tulipán l
De orquídeas, rosas rojas y un tulipán l
 
DIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
DIARIO (1971-1972) Carmen LaforetDIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
DIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
 
Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019
Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019
Zarzuela. CLASE DE MARCELINO DEL 16-12-2019
 
Así paga el diablo de Felipe Trigo. Novela
Así paga el diablo de Felipe Trigo. NovelaAsí paga el diablo de Felipe Trigo. Novela
Así paga el diablo de Felipe Trigo. Novela
 
El acebuchal.
El acebuchal.El acebuchal.
El acebuchal.
 
Rice, anne lestat el vampiro
Rice, anne   lestat el vampiroRice, anne   lestat el vampiro
Rice, anne lestat el vampiro
 
La raya de los malditos. rayego copia
La raya de los malditos. rayego   copiaLa raya de los malditos. rayego   copia
La raya de los malditos. rayego copia
 
Pepe Flores
Pepe FloresPepe Flores
Pepe Flores
 
A todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe TrigoA todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe Trigo
 
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
Mujeres libres. Women in freedown. Spanish writers women.
 
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVOMujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
 
El gato que está de Eli
El gato que está de EliEl gato que está de Eli
El gato que está de Eli
 

Similar a Quién inventó el mambo

CUENTO - El sueño de Marta
CUENTO - El sueño de MartaCUENTO - El sueño de Marta
CUENTO - El sueño de MartaMJDspain
 
No es país para Albertos (Austeridad)
No es país para Albertos (Austeridad)No es país para Albertos (Austeridad)
No es país para Albertos (Austeridad)Miguel Ventayol
 
Amores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciadoAmores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciadopeliculas01
 
NE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANO
NE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANONE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANO
NE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANOSTAROSTA1000
 
Pio baroja adolescencia II
Pio baroja adolescencia IIPio baroja adolescencia II
Pio baroja adolescencia IIcastillosekel
 
Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)
Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)
Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)Dyann Ibarguen
 
Cuentos preliminares teaser
Cuentos preliminares teaserCuentos preliminares teaser
Cuentos preliminares teaserJosele2007
 
Recital poético musical
Recital poético musicalRecital poético musical
Recital poético musicalolidavinci
 
BéCquer Un Lance Pesado
BéCquer   Un Lance PesadoBéCquer   Un Lance Pesado
BéCquer Un Lance PesadoPalau Lax
 
Pregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradas
Pregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradasPregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradas
Pregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradasfralimoparra
 
La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...
La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...
La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...Museo del Caribe
 
Agatha christie el canto del cisne
Agatha christie   el canto del cisneAgatha christie   el canto del cisne
Agatha christie el canto del cisneLibros2
 

Similar a Quién inventó el mambo (20)

CUENTO - El sueño de Marta
CUENTO - El sueño de MartaCUENTO - El sueño de Marta
CUENTO - El sueño de Marta
 
No es país para Albertos (Austeridad)
No es país para Albertos (Austeridad)No es país para Albertos (Austeridad)
No es país para Albertos (Austeridad)
 
Amores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciadoAmores y desamores de un poeta desquiciado
Amores y desamores de un poeta desquiciado
 
NE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANO
NE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANONE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANO
NE ME QUITTÉ PÁS - RAFAEL BEJARANO
 
Pio baroja adolescencia II
Pio baroja adolescencia IIPio baroja adolescencia II
Pio baroja adolescencia II
 
Charles bukowsky
Charles bukowskyCharles bukowsky
Charles bukowsky
 
Beauvoir, simone de la invitada
Beauvoir, simone de   la invitadaBeauvoir, simone de   la invitada
Beauvoir, simone de la invitada
 
Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)
Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)
Dostoiewski, fedor -_noches_blancas (1)
 
Marta gularte
Marta gularteMarta gularte
Marta gularte
 
Cuentos preliminares teaser
Cuentos preliminares teaserCuentos preliminares teaser
Cuentos preliminares teaser
 
El violín desafinado
El violín desafinadoEl violín desafinado
El violín desafinado
 
Recital poético musical
Recital poético musicalRecital poético musical
Recital poético musical
 
BéCquer Un Lance Pesado
BéCquer   Un Lance PesadoBéCquer   Un Lance Pesado
BéCquer Un Lance Pesado
 
Pregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradas
Pregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradasPregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradas
Pregon fiesta de la vendimia 2012 final-terminado-numeradas
 
La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...
La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...
La literatura del Caribe colombiano en las letras nacionales (de Juan José Ni...
 
La última aventura
La última aventuraLa última aventura
La última aventura
 
Rilke, rainer maria el rey bohusch y otros cuentos
Rilke, rainer maria   el rey bohusch y otros cuentosRilke, rainer maria   el rey bohusch y otros cuentos
Rilke, rainer maria el rey bohusch y otros cuentos
 
Agatha christie el canto del cisne
Agatha christie   el canto del cisneAgatha christie   el canto del cisne
Agatha christie el canto del cisne
 
Agatha christie el canto del cisne
Agatha christie   el canto del cisneAgatha christie   el canto del cisne
Agatha christie el canto del cisne
 
Rafael pombo-cuentos-morales
Rafael pombo-cuentos-moralesRafael pombo-cuentos-morales
Rafael pombo-cuentos-morales
 

Más de Nombre Apellidos

Resolucion de fracciones comunes
Resolucion de fracciones comunesResolucion de fracciones comunes
Resolucion de fracciones comunesNombre Apellidos
 
La division sus partes descritas rotvic
La division sus partes descritas rotvicLa division sus partes descritas rotvic
La division sus partes descritas rotvicNombre Apellidos
 
Gimnasia cerebral lee el color no lo que representa
Gimnasia cerebral lee el color no lo que representaGimnasia cerebral lee el color no lo que representa
Gimnasia cerebral lee el color no lo que representaNombre Apellidos
 
Niveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundaria
Niveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundariaNiveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundaria
Niveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundariaNombre Apellidos
 
25 preguntas para conocer a los estudiantes
25 preguntas para conocer a los estudiantes25 preguntas para conocer a los estudiantes
25 preguntas para conocer a los estudiantesNombre Apellidos
 
Evaluacion b ii mats ii slideshow
Evaluacion b ii mats ii  slideshowEvaluacion b ii mats ii  slideshow
Evaluacion b ii mats ii slideshowNombre Apellidos
 
Juegos de observacion 01 victor cruz
Juegos de observacion 01 victor cruzJuegos de observacion 01 victor cruz
Juegos de observacion 01 victor cruzNombre Apellidos
 
155 frases para conversar ingles español
155 frases para conversar ingles español155 frases para conversar ingles español
155 frases para conversar ingles españolNombre Apellidos
 
10 reglas básicas de convivencia
10 reglas básicas de convivencia10 reglas básicas de convivencia
10 reglas básicas de convivenciaNombre Apellidos
 
Examen final ingles ce 13 14 jun
Examen final ingles ce 13 14 junExamen final ingles ce 13 14 jun
Examen final ingles ce 13 14 junNombre Apellidos
 
Examen final mats tabla sjul14
Examen final mats tabla sjul14Examen final mats tabla sjul14
Examen final mats tabla sjul14Nombre Apellidos
 
Evaluacion general c.e. 2013 2014
Evaluacion general c.e. 2013 2014Evaluacion general c.e. 2013 2014
Evaluacion general c.e. 2013 2014Nombre Apellidos
 

Más de Nombre Apellidos (17)

Resolucion de fracciones comunes
Resolucion de fracciones comunesResolucion de fracciones comunes
Resolucion de fracciones comunes
 
La division sus partes descritas rotvic
La division sus partes descritas rotvicLa division sus partes descritas rotvic
La division sus partes descritas rotvic
 
Gimnasia cerebral lee el color no lo que representa
Gimnasia cerebral lee el color no lo que representaGimnasia cerebral lee el color no lo que representa
Gimnasia cerebral lee el color no lo que representa
 
Horario clases de libros
Horario clases de librosHorario clases de libros
Horario clases de libros
 
Bloques algebraicos
Bloques algebraicosBloques algebraicos
Bloques algebraicos
 
Niveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundaria
Niveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundariaNiveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundaria
Niveles de logro esperados de competencia lectora en primaria y secundaria
 
25 preguntas para conocer a los estudiantes
25 preguntas para conocer a los estudiantes25 preguntas para conocer a los estudiantes
25 preguntas para conocer a los estudiantes
 
Tlax hasta 40 decimas
Tlax hasta 40 decimasTlax hasta 40 decimas
Tlax hasta 40 decimas
 
Evaluacion b ii mats ii slideshow
Evaluacion b ii mats ii  slideshowEvaluacion b ii mats ii  slideshow
Evaluacion b ii mats ii slideshow
 
Juegos de observacion 01 victor cruz
Juegos de observacion 01 victor cruzJuegos de observacion 01 victor cruz
Juegos de observacion 01 victor cruz
 
Juarez hd
Juarez hdJuarez hd
Juarez hd
 
155 frases para conversar ingles español
155 frases para conversar ingles español155 frases para conversar ingles español
155 frases para conversar ingles español
 
10 reglas básicas de convivencia
10 reglas básicas de convivencia10 reglas básicas de convivencia
10 reglas básicas de convivencia
 
Examen final ingles ce 13 14 jun
Examen final ingles ce 13 14 junExamen final ingles ce 13 14 jun
Examen final ingles ce 13 14 jun
 
Examen final mats tabla sjul14
Examen final mats tabla sjul14Examen final mats tabla sjul14
Examen final mats tabla sjul14
 
Evaluacion general c.e. 2013 2014
Evaluacion general c.e. 2013 2014Evaluacion general c.e. 2013 2014
Evaluacion general c.e. 2013 2014
 
Frasesecreta
FrasesecretaFrasesecreta
Frasesecreta
 

Quién inventó el mambo

  • 1. ¿QUIÉN INVENTÓ EL MAMBO? Rosa María Britton: Escrito por: antxon-urrutia el 08 Nov 2009 - URL Permanente —Le aseguro, señora, que no estoy vendiendo Biblias ni nada por el estilo. Yo soy el Rey del mambo. —¿El Rey de qué? —Del mambo, señora, ¡del mambo! —¿Y éso qué es? La mujer mira con sospecha al hombrecito que le ha tocado la puerta, con apremio de amigo. Solamente protestantes y sinvergüenzas se atreven a golpear la puerta de gente decente a las diez de la mañana un sábado, cuando ella se ocupa de hervir la ropa sucia y asolear colchones. —Es música, señora, música que está arrasando en México, Cuba y ahora aquí en Panamá. Los ojos detallan el saco que parece pertenecer a alguien mucho más alto, los pantalones amplios, ajustados en el tobillo, dándoles aspecto de ropa de harem, la cadena de oro colgada hasta la rodilla, los ojos redondos, vivaces y el bigote a lo Fu-Man-Chú. En los pies, zapatos adornados por unas hebillas grandotas y ¡tacones! ¡Dios Santo, tacones! —¿Qué clase de música es esa? —Música para bailar, señora. Música con ritmo, y alegría, para menear el cuerpo y olvidar las tristezas, música para todas las edades, para todos los pueblos, ¡música! Música de la mayor, en si menor, do sostenido, blancas, corcheas, fusas... Aquí está todo, señora, permítame una demostración, —le enseña el abultado portafolio que lleva bajo el brazo. —¡Ah! ¿Es que vende libros de música? Sinceramente no estamos interesados. Mi hija estudia en el Conservatorio Nacional y todos sus libros los compramos en el Almacén Mckay, allá por la Catedral. No creo que la dejen tocar el mambo que usted ha inventado. En realidad a nosotros solamente nos gusta la música clá-si-ca, —lo recalca para estar segura de ser entendida— música de verdad, la de los grandes compositores, Schuman, Bach, Chopin y sobre todo Rachmaninoff. Somos miembros fundadores de la Sociedad Pro-Arte Musical y mi hija asiste a conciertos desde que tenía cinco años. Así que, con su permiso, tengo mucho que hacer. El hombrecito la detiene con un gesto imperioso, antes de que le tire la puerta en las narices. —¡No! Tampoco estoy vendiendo libros de música, señora. Permítame presentarme. Mi nombre es Dámaso Pérez Pradoff —una sonrisa ilumina sus ojos redondos que parecen bailar en la cara redonda— Escuche usted: El martes comienzo un “show” con mi orquesta en el Hotel Internacional por una semana y necesito ensayar unos arreglos, pero en ese lugar, de día, no es posible acercarse al piano. Hay gente en el comedor a todas horas. Me distraen, me piden autógrafos —la fama tiene sus problemas— en fin, no puedo estudiar ni crear. Usted me entiende, ¿verdad, señora? Una
  • 2. persona culta como usted sabe bien que nosotros los artistas de música de verdad necesitamos absoluta tranquilidad. El camarero jefe me informó que él había oído que en esta casa tenían un piano nuevecito, recién traído de Europa, que es el mejor que hay en toda la ciudad y me he atrevido a venir hasta acá a suplicarle que me deje usarlo por unas cuantas mañanas para ensayar. Le pagaré bien, le aseguro, —añade al ver la cara de asombro de la mujer. Isabel no ha conocido a nadie que se vista así, con esa cadena largota y los pantalones de pachuco; solamente los ha visto en las películas mejicanas que dan en el “Variedades” y tiene la vaga impresión de que todos son maleantes o por lo menos, marihuaneros. —Bueno, es que... no sé qué decirle, señor Pradoff, francamente no podría... no sé... —Cinco dólares por día señora, por tres horas de uso. —No es el dinero, comprenda usted, pero no lo conozco y no sé si mi esposo estaría de acuerdo. ¿Cómo es que dice que se llama, Pérez Pradoff? ¡Qué nombre más raro! —Nada tiene de raro, señora. Es el nombre de un compositor que ya es famoso en otras latitudes y muy pronto lo será en este bello país, si solamente me da una oportunidad de practicar en su piano. Habla y gesticula y se empina en los tacones y hasta se persigna con un enorme crucifijo que le cuelga de una gruesa cadena de plata en medio del pecho; el gesto la impresiona; después de todo, un individuo capaz de adornarse con una cruz de Obispo no puede ser un maleante y acaba por acceder a su petición, aunque siempre le queda cierta desconfianza hacia el desconocido. Lo deja pasar y se arrepiente enseguida, pero es demasiado tarde. El hombrecito se apodera del piano, con un deseo que no deja lugar a dudas de su apremio en ensayar el mambo. Abre la tapa que se desliza con facilidad y con una mano acaricia las teclas, asegurándose de paso que todas están a tono; para arriba y para abajo, dos o tres veces, los dedos se encaraman por las negras con una agilidad asombrosa, como el niño que encuentra su juguete favorito: Sol, acorde, escala, trino. Satisfecho, se quita la levita, acomoda los papeles y con el lápiz detrás de la oreja comienza su trabajo, sin darse por enterado del asombro de doña Isabel, que desde una esquina de la sala procura asegurarse de que es ella la propietaria de tan divino instrumento... —Y por favor, señor Pradoff, ni se le ocurra poner nada húmedo sobre la tapa; es un mueble muy fino, traído especialmente de Nueva York para mi hija, que algún día será una gran pianista y no de mambos, puedo asegurarle. Pero el otro, ensimismado en su música no le hace el menor caso y la mujer termina por retirarse a la cocina de mala gana, no sin antes advertirle a la empleada que no le quite el ojo de encima al señor Pradoff, porque no está segura de sus intenciones. Es sábado por la mañana: En el patio, los chiquillos juegan, celebrando el día de asueto, las mujeres lavan la ropa de la semana y asolean colchones manchados de orín por los muelles del bastidor. Los
  • 3. del cinco duermen, porque la fiesta de anoche se prolongó hasta la madrugada; un radio en el vecindario toca a todo volumen el “swing”de moda, en la avenida los buses pasan a gran velocidad arrastrando el polvo de un verano seco. El sonido empieza a elevarse poco a poco, entre vacilaciones y acordes sin consecuencia, como un llanto quebrado, indeciso, opaco. ¿Y a éso le llaman ahora música? —piensa la mujer en la cocina todavía molesta por su momento de debilidad. Busca y rebusca armonía, la tonalidad exacta, el lápiz ágil dibuja y borra garabatos negros en el pentagrama, que crece y engorda, irritando a los del cinco que se han levantado con un tremendo dolor de cabeza, porque la juma les dura. —¿Ya comenzó la flaca a machacar el piano? No hay derecho... En la cocina, la mujer reza entre dientes para que el marido no regrese temprano, porque está segura de su enojo al encontrar al hombrecito compositor, rey de esa música detestable, aporreando el piano de su hija que tanto dinero le costó traer desde Nueva York. En la sala, la búsqueda cesa. Cerrando los ojos, el compositor se estira, abre y cierra los dedos con regocijo y ataca el teclado con el brío reservado para las grandes funciones. Fluye el ritmo y el sonido que se cuela por la puerta despertando a los perros que dormitan al sol. Los del cinco, negociando un café con manos temblorosas se asombran que la flaca tenga tamaña energía, pero al segundo compás se dan cuenta de que tiene que ser otro el pianista. Los chiquillos en el patio dejan de jugar a la rueda, los buses detienen su marcha veloz y hasta el “swing”, vencido, retira sus sonidos al otro lado del Canal. ¿Quién inventó el mambo que me provoca? La gente se acoda en las ventanas y los balcones se llenan de oídos temblorosos y pies que cosquillean por encontrar pareja. En la cocina, doña Isabel escucha mientras le implora a Bach en silencio que la proteja de la tentación que el sonido levanta en su cuerpo. La dueña del piano llega sudorosa, interrumpido el juego, con ojos de asombro que recogen la imagen del pianista. Parado, baila y mueve el cuerpo al compás de la música alucinante, que sus dedos arrancan del piano, apoyándose en el pedal, a veces con delicadeza y otras con fuerza, mientras su figura se agiganta en cada nota. ...que a las mujeres las vuelve locas. —“La postura correcta para tocar el piano es con el torso erecto, los codos ligeramente alzados, los dedos curvos, la cabeza fija en el pentagrama y la punta del pie derecho sobre el pedal”, —recuerda las palabras de la maestra enseñándola tocar las aburridas sonatinas, que en nada se parecen a esta maravillosa cascada de sonidos que levanta el hombrecito de pie frente al instrumento con los dedos estirados, listos para atacar las teclas.
  • 4. Termina el ensayo y se despide cortés, ofreciendo el pago que Isabel rechaza. —Se trata de un artista, aunque sospecho que no muy bueno. Sabes, Camilo, no te enojes, pero regresa mañana. Si, ya sé que es domingo, pero me rogó tanto y además lo mandó el dueño del Hotel. Es por culpa del piano nuevo, todo el mundo está hablando de eso, dicen que fue una extravagancia comprar un instrumento tan caro y con la guerra acabadita de pasar. Yo sé que somos la envidia de gente que no tiene la menor educación ni sabe nada de música. El señor Pradoff sólo estará aquí una semana y no creo que venga todos los días; no te preocupes que lo vigilaré de cerca para que no se lleve nada. No estoy segura si es cubano o qué, pero se viste muy raro, como en las películas mejicanas y hasta usa tacones. ¡Dios nos ampare, a lo que está llegando el mundo! Y regresa al día siguiente acompañado de otro que, como él, parece extraído de una cinta de celuloide y ése empuña la trompeta y se disculpa diez veces antes de entrar, sin darse por aludido del malhumor de la dueña de la casa que le recuerda al pianista que su negocio es con uno solamente, ya totalmente arrepentida de su generosidad. El hombrecito habla y gesticula rodando los ojos redondos en su cara redonda y termina por convencerla una vez más. El vecindario está alerta pero no deja de sorprenderse del sonido de los dos instrumentos que se disputan el ritmo con un desdoblamiento de acordes que acaba por vencer la timidez de la gente que, en los balcones y el patio, baila sin importarles el bochorno del mediodía. La rosacruz del tres cierra las ventanas de su apartamento, murmurando vagas amenazas en contra de los que así se atreven a perturbar la paz del domingo dedicado a la búsqueda de vibraciones especiales de la psiquis. Los ágiles dedos recorren el marfil y el pie acaricia el pedal; los labios gruesos del trompetista soplan el metal, saturando el ambiente de notas y la avenida se llena de gente que estira el pescuezo para ver a través de las ventanas al rey de la armonía y el ritmo. En el apartamento de los Bermúdez la gente se cuela por todas las puertas, ansiosa de conocer a los artistas que se menean casi tanto como los bailarines. —O terminan pronto o los boto de aquí —protesta el señor Camilo, sordo a la melodía por su carácter agrio. —Le agradezco, señora, el favor que nos ha hecho. Completamos el trabajo y no tenemos necesidad de regresar. Espero que no haya sido mucha molestia y quiero verla con su familia en mi show. Si se identifica en la puerta tendré el placer de ofrecerle una mesa en “ringside” el martes, día del estreno. —Muchas gracias señor Pradoff, le agradezco su invitación, pero nos será imposible asistir. Esa noche hay un concierto en el Teatro Nacional de un pianista polaco que interpretará los preludios de Rachmaninoff y como usted comprenderá...
  • 5. Los ojos de la niña se humedecen de tristeza y sentada al piano, le dice adiós al rey del mambo con una temblorosa sonatina.
  • 6. Los ojos de la niña se humedecen de tristeza y sentada al piano, le dice adiós al rey del mambo con una temblorosa sonatina.