SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 10
Descargar para leer sin conexión
Batalla de San Jacinto (1856)
La Batalla de San Jacinto fue una batalla ocurrida el
domingo 14 de septiembre de 1856 como parte de la
Guerra Nacional en la hacienda San Jacinto, en el ac-
tual departamento de Managua, Nicaragua, a 42 kiló-
metros al noreste de la capital Managua, en la que 160
efectivos de las fuerzas patriotas del Ejército del Septen-
trión (de los cuales 60 eran flecheros indígenas de Yucul,
departamento de Matagalpa), encabezados por el coronel
José Dolores Estrada Vado derrotaron a 300 filibusteros
del aventurero estadounidense William Walker, coman-
dados por Byron Cole, quien murió 2 días después (el 16
de septiembre) en la hacienda “San Ildefonso” −20 kiló-
metros al sur- al filo de machete, pues se había perdido
durante la desbandada. En esta hacienda un sabanero le
descargó dos machetazos en la cabeza. El combate es la
única batalla en el mundo que se ha ganado por una es-
tampida de caballos, pues el ataque a retaguardia ordena-
do por Estrada causó un tropel de potros que provocó la
huida de los filibusteros al creer que llegaban refuerzos
para los nicaragüenses.[9]
El sabio francés Élisée Reclus
la llamó el Maratón de América, en honor de la batalla de
Maratón, ocurrida en 490 antes de Cristo a 42 kilómetros
de Atenas, Grecia, en la que los griegos derrotaron a los
persas.[10]
Durante la batalla se destacó el sargento primero Andrés
Castro al derribar de una pedrada mortal a un filibuste-
ro dentro del corral de madera, hecho destacado en pri-
mer plano en el cuadro La pedrada de Andrés Castro o
La Batalla de San Jacinto hecho en 1964 por el pintor
chileno Luis Vergara Ahumada, y en el parte oficial de
Estrada.[11][12]
Durante el combate éste empleó su inge-
nio y como estratagema militar le ordenó al capitán Li-
berato Cisne, al teniente José Siero y al subteniente Juan
Fonseca, junto con sus escuadras integradas por 17 sol-
dados atacar la retaguardia de los filibusteros; al atacar
a estos dispararon sus fusiles y gritando ¡Viva Martínez!
¡Viva Nicaragua! cargaron a la bayoneta, provocaron la
estampida de sus caballos, los cuales bajaron desde el ce-
rro cercano en tropel, arreados hacia la retaguardia de los
filibusteros por el teniente coronel Patricio Centeno y un
oficial de apellido Flores (según el testimonio posterior
del teniente José Siero). Creyendo que llegaban refuer-
zos, los filibusteros huyeron con rumbo hacia Tipitapa
(con varios heridos que murieron después), a las 11 de
la mañana tras 4 horas de combate, donde explotaron el
puente sobre el río Tipitapa; la iglesia colonial de esta vi-
lla fue profanada por los filibusteros al robarse los vasos
sagrados.
1 Antecedentes de la batalla
Retrato de José Dolores Estrada Vado.
Los filibusteros de William Walker, instalados en la ciu-
dad de Granada, se abastecían de carne en las hacien-
das de ganado ubicadas al norte y al este del Lago Xo-
lotlán, las cuales estaban en el departamento de Granada
(el cual lo formaban los actuales departamentos de Gra-
nada, Masaya, Carazo y Managua), hasta 1875 se creó el
departamento de Managua.
El 29 de agosto de 1856 (según el testimonio del capitán
Carlos Alegría) un grupo de 100 legitimistas al mando del
Coronel José Dolores Estrada Vado salió de Matagalpa,
por órdenes del General Tomás Martínez, para impedir
que los filibusteros robaran el ganado (cometían el de-
lito de abigeato) llegando a la hacienda “San Jacinto""
ese mismo día por la tarde. Esta le pertenecía a don Mi-
guel Bolaños, tatarabuelo del ex Presidente de Nicaragua
Enrique Bolaños Geyer (2002-2007).
El 5 de septiembre, al amanecer, llegó un escuadrón de
rifleros a caballo para atacar la hacienda en una escara-
muza. Iban dirigidos por el Coronel Edmund McDonald,
1
2 2 LA BATALLA
junto con el Capitán William P. Jarvis. Los legitimistas,
armados con fusiles de chispa, rechazaron el ataque de los
filibusteros, teniendo estos 6 muertos y varios heridos, en-
tre ellos Jarvis resultó herido mortalmente. Los patriotas
tuvieron un muerto y 3 heridos. William Walker escribió
en el capítulo 9 de su libro “La guerra en Nicaragua”
que eran 40 jinetes los atacantes; el teniente Alejandro
Eva dice en su testimonio escrito en 1889 que era 60 y
Estrada, que menciona que eran más de 120 filibusteros,
escribió ese mismo día el siguiente Parte Oficial:
Parte oficial del combate del día 5 de
septiembre
Matagalpa, Septiembre 7 de 1856. Sr. Mi-
nistro de la Guerra del Gobierno Constitucio-
nal. Del General en Jefe del Ejército Libertador
de la República. El señor Comandante expedi-
cionario sobre Tipitapa me dice lo que copio:
¨Señor General en Jefe del Ejército Liber-
tador D.U.L. [Dios-Unión-Libertad] San Ja-
cinto, Septiembre 5 de 1856. Del Comandante
de la División de Operaciones.
Al amanecer del día de hoy atacado el
enemigo en número de más de ciento veinte
hombres, según los informes tomados guerri-
llas que desplegaron y terreno que ocuparon. El
ala derecha nuestra fue el blanco de sus tiros y
su objeto principal, parapetándose en el peque-
ño monte del abra; pero después de dos horas
y media de un fuego muy nutrido en que fue
preciso contener con espada en mano a nues-
tros soldados dentro del limite que yo les ha-
bía señalado, huyó despavorido por distintas
direcciones, dejando en nuestro poder quince
rifles, muchas paradas,[13]
cuatro espadas, un
botiquín con su correspondiente repuesto de
medicinas, un estuche de cirugía, quince bes-
tias mulares y otras tantas caballares con sus
correspondientes monturas, diez botes de latas
y otros muebles de menos importancia como
chamarra]]s, gorras, sombreros, cuchillos, es-
puelas, botas y pistolas descompuestas.
Durante el fuego y su primera carga de-
jaron seis muertos, y una porción de heridos
que cargó el enemigo con ellos, y se entiende
que serían de alguna consideración por el cui-
dado con que los llevaban y por el pavor que
se introdujo luego que fueron reconocidos. De
los muertos referidos se han conocido al ciru-
jano y dos oficiales. Después de la acción man-
dé perseguirlos, y estos detalles los comunicaré
cuando regrese el Capitán Bartolo Sandoval
que fue encargado de esta Comisión. Por nues-
tra parte tuvimos la pérdida del intrépido Ca-
bo 1ro. Justo Rocha, de Managua, y heridos,
no de mucha gravedad, el bravo Capitán Car-
los Alegría, el Ayudante Abelardo Vega y el
soldado Crescencio Ramírez. Ninguna reco-
mendación especial sería bastante para expli-
car el valor y denuedo de los oficiales y tropa
de esta división, puesto todos se han portado
y correspondido a la denominación que se les
ha dado. Yo felicito al Supremo Gobierno por
el triunfo de sus armas. Soy del señor General,
atento y obediente servidor.[14]
J. Dolores Estrada.
Lo digo a U. S. para que le sirva elevarlo al
conocimiento de S. E. el señor Diputado Presi-
dente, y aceptar las muestras de respeto y con-
sideración con que soy de U. S. atento servidor.
(firmado) Fernando Chamorro Conforme. Mi-
nisterio de la Guerra del Gobierno Constitucio-
nal de la República de Nicaragua. Matagalpa,
Septiembre 16 de 1856. El Jefe de Sección.
Ignacio Padilla.[15]
2 La batalla
El 11 de septiembre llegó una compañía de 60 indios
flecheros, desde Matagalpa, al mando del capitán Francis-
co Sacasa. Esto se debió a que Estrada solicitó refuerzos
a Martínez, de acuerdo al testimonio del capitán Carlos
Alegría. Según el testimonio de Walker en su libro “La
guerra en Nicaragua” los filibusteros salieron de Grana-
da la tarde del día siguiente, el 12, pasaron por Masaya y
en Tipitapa acamparon el 13, para atacar la hacienda la
mañana del día siguiente.
El 12 en la ciudad de León el general Tomás Martínez,
jefe del Partido Legitimista, y el general Máximo Jerez
Tellería, jefe del Partido Democrático, habían firmado el
Convenio de Unión de sus partidos para así juntos expul-
sar del país a Walker.
Al amanecer del 14 de septiembre llegaron los filibuste-
ros a San Jacinto, en medio de la neblina; el cabo Faus-
tino Salmerón, que era el vigía, los divisó y corrió a la
casa hacienda cuando los 160 legitimistas estaban desa-
yunando, avisando al Coronel Estrada que el enemigo en
número de 300 hombres venía por el sur por lo que el
grupo se extendió en 3 posiciones:
• el corral de piedra junto al costado oeste de la casa
hacienda, capitaneado por el capitán Liberato Cisne,
• la casa hacienda defendida por el capitán Francisco
de Dios Avilés y
• el corral de madera (esquina opuesta a la esquina su-
reste de la casa) defendido por el capitán Francisco
Sacasa.
Se les dio la orden de no disparar hasta que el enemigo
estuviese cerca, pues el alcance eficaz de los fusiles de
chispa era de 50-70 metros.[16]
Los filibusteros, que ca-
sualmente habían recibido la misma orden, se habían di-
3
vidido en 3 columnas para el ataque y a las 7 de la mañana
atacaron los tres frentes:
• la primera, bajo las órdenes del teniente coronel By-
ron Cole y del teniente Robert Milligan, atacó el
flanco izquierdo del corral de madera;
• la segunda, al mando del mayor Calvin O'Neal,
avanzó por el frente (la casa hacienda) y
• la tercera del capitán Lewis D. Watkins en la direc-
ción del flanco derecho, donde se unía el corral de
madera con el cerco de piedra.
Después de las primeras horas, los combates se hicieron
cada vez más fuertes y sangrientos, imponiéndose la lu-
cha cuerpo a cuerpo; a las 9 am las fuerzas filibusteras
lograron romper la defensa del flanco izquierdo (el corral
de madera) ya que sus columnas se unieron al haber com-
prendido la imposibilidad de tomar en un ataque frontal
el corral de piedra y la casa hacienda,[17]
ante ello el coro-
nel Estrada maniobró con las tropas y los oficiales Miguel
Vélez, Alejandro Eva y Adán Solís para reforzar esta po-
sición.
La lucha era tan violenta y a falta de municiones, muchos
siguieron el ejemplo de Andrés Castro, quien derribó a
un filibustero de una certera pedrada. Pero la situación
era crítica para los patriotas.
Las columnas filibusteras a las 10 de la mañana, cuando
habían roto el cerco de defensa, iniciaron un reagrupa-
miento para concentrar sus esfuerzos principales en esa
dirección. Ante esta situación, Estrada tomó la iniciativa
y decidió enviar al capitán Liberato Cisne, al teniente Jo-
sé Siero y al subteniente Juan Fonseca con sus escuadras,
a flanquearlos por la izquierda. Pasaron entre el monte y
la serranía para atacar la retaguardia de los filibusteros y
gritando ¡Viva Martínez! ¡Viva Nicaragua!, cargaron a la
bayoneta con arrojo admirable y les hicieron una descar-
ga de fusilería; el ataque asustó a la yeguada y los potros
de la hacienda que estaban en el cerro vecino, y en ruido-
sos tropel, bajaron hacia el campo de batalla. Siero dice
en su testimonio que el teniente coronel Patricio Centeno
y un oficial Flores de Granada arreaban a los caballos.
Los filibusteros al creer que llegaban refuerzos huyeron
en retirada, con dirección a la hacienda San Ildefonso.
El capitán Bartolo Sandoval y el teniente Miguel Vélez,
montados en bestias capturadas, realizaron la persecu-
ción junto con otros soldados que iban a pie. Esta acción
fue tan violenta que el sargento Francisco Gómez cayó
muerto de fatiga. Sin embargo, producto de la persisten-
cia de los nicaragüenses en lograr una contundente vic-
toria, lograron dar muerte al jefe de la tropa filibustera
Byron Cole, muerto por el cabo Faustino Salmerón según
Alejandro Eva, aunque Siero diga que fue 2 días después
el 16 de septiembre a las 6 am en San Ildefonso.
Los resultados de la batalla de cuatro horas fueron re-
flejaron en el parte oficial firmado por el coronel Estra-
da, teniendo los nicaragüenses 10 muertos y 7 heridos; y
el ejército filibustero 27 muertos, habiendo capturado 20
bestias, 25 pistolas, 32 rifles Sharp y Minié, 47 paradas,
chamarras y sombreros.
Nota: El escritor Luis Alberto Cabrales en un escrito de
1929, citando a los capitanes Mendoza y Sobalvarro, dice:
"Según el testimonio escrito del capitán Mendoza, del ca-
pitán Sobalvarro y verbal de parte del general Vélez, fue
el general Patricio Centeno quien dio la orden de picar la
retaguardia” y cita sus testimonios en “El diario de la Ca-
pital”, 1892, cuando todavía vivían Alegría, Vigil y otros,
y ninguno rectificó tal afirmación."
Cabrales refiere que en las memorias de Patricio Centeno,
ya elevado a General en 1889, ratifica que él fue quién con
una guerrilla soltó a la yeguada y atacó a los filibusteros
por la retaguardia en el flanco izquierdo, acción que fue
determinante para alcanzar la victoria.
3 Testimonios de los participantes
de la batalla
Existen testimonios escritos de participantes de la batalla,
de la cual solamente el Parte Oficial de Estrada es el único
que se escribió el mismo día de la batalla y los demás se
escribieron varios años después de la heroica acción:
Parte oficial del combate del 14 de
septiembre
14 de septiembre de 1856 Señor General
en Jefe del ejército libertador de la República.-
Dios, Unión y Libertad.- San Jacinto, septiem-
bre 14 de 1856. Del Comandante de la División
Vanguardia y de Operaciones.
Antes de rayar el alba, se me presentó el
enemigo, no ya como el 5 memorable, sino en
número de más de doscientos hombres y con
las prevenciones para darme esforzado y de-
cisivo ataque. En efecto, empeñaron todas sus
fuerzas sobre nuestra ala izquierda, desplegan-
do al mismo tiempo, guerrillas que atacaban
nuestro frente, y logran, no a poca costa, ocu-
par un punto del corral que cubría nuestro flan-
co, merced a la muerte del heroico oficial don
Ignacio Jarquín, que supo mantener su puesto
con honor, hasta perder la vida, peleando pe-
cho a pecho con el enemigo. Esta pérdida nos
produjo otras, porque nuestras fuerzas eran ba-
tidas ya muy en blanco, por la superioridad del
terreno que ocupaba el enemigo, quien hacia
sus esfuerzos en firme y sostenido; pero ob-
servando yo esto, y lo imposible que se hacía
recobrar el punto perdido atacándolo de fren-
te, porque no había guerrilla que pudiera pe-
netrar en tal multitud de balas, ordené que el
Capitán graduado don Liberato Cisne, con el
Teniente José Siero, Subteniente Juan Fonseca
4 3 TESTIMONIOS DE LOS PARTICIPANTES DE LA BATALLA
y sus escuadras, salieron a flanquearlos por la
izquierda, quienes, como acostumbrados y va-
lientes, les hicieron una carga formidable, ha-
ciendo desalojar al enemigo, que despavorido
y en terror salió en carrera, después de cuatro
horas de un fuego vivo y tan reñido, que ha de
resaltar el valor y denuedo de nuestros oficiales
y soldados, que nada han dejado de desear.
A la sombra del humo hicieron su fuga, que
se las hizo más veloz el siempre distinguido Ca-
pitán don Bartolo Sandoval, que con el reco-
mendable Teniente don Miguel Vélez y otros
infantes, los persiguieron, montados en las mis-
mas bestias que les habían avanzado, hasta de
aquel lado de San Idelfonso,[18]
más cuatro le-
guas distante de este cantón. En el camino les
hicieron nueve muertos, fuera de dieciocho que
aquí dejaron, de suerte que la pérdida de ellos
ha sido de veintisiete muertos, fuera de heri-
dos, según las huellas de sangre que por va-
rias direcciones se han observado. Se les toma-
ron, además, veinte bestias, entre ellas algunas
bien aperadas, y otras muertas que quedaron;
veinticinco pistolas de cilindro,[19]
y hasta aho-
ra se han recogido 32 rifles, 47 paradas, fuera
de buenas chamarras de color, una buena ca-
pa, sombreros, gorras y varios papeles que se
remiten.[20]
En la lista que le incluyo, constan
los muertos y heridos que tuvimos, lo cual es
bien poco para el descalabro que ellos sufrie-
ron, sobre el que daré un parte circunstanciado
cuando mejor se haya registrado el campo. Sin
embargo de la recomendación general que to-
dos merecen, debo hacer especialmente la del
Capitán graduado don Liberato Cisne, Tenien-
tes don José Siero, don Miguel Vélez, don Ale-
jandro Eva, don Adán Solís y don Manuel Ma-
renco, que aun después de herido permaneció
en su punto, sosteniéndolo; y la del Subteniente
don Juan Fonseca y Sargentos primeros Mace-
donio García, Francisco Estrada, Vicente Vi-
gil, Catarino Rodríguez y Manuel Paredes; Ca-
bos primeros Julián Artola y Faustino Salme-
rón y los soldados Basilio Lezama y Espiridón
Galeano.
Se hizo igualmente muy recomendable el
muy valiente Sargento primero Andrés Castro,
quien por faltarle fuego a su carabina, botó a
pedradas a un americano, que de atrevido se
saltó la trinchera para recibir su muerte. Yo
me congratulo al participar al señor General,
el triunfo adquirido en este día sobre los aven-
tureros; y felicito por su medio al Supremo Go-
bierno por el nuevo lustre de sus armas siempre
triunfadoras.
J.D. Estrada
Conforme.- León, septiembre 22 de 1856.-
Baca.
Aquí un sello que dice: “Estado de Ni-
caragua, Ministro de la Guerra del Supremo
Gobierno”.[21]
Un informe escrito en Rivas por el Teniente Alejandro
Eva, el 21 de agosto de 1889 y publicado en el Diario
Nicaragüense (de Granada) el 14 de septiembre de 1890,
dice textualmente lo siguiente:
En los primeros días del mes de
septiembre de 1856, una columna de 160
hombres, pésimamente armados con fusiles
antiguos de peine, hambrientos, casi desnudos,
al mando del coronel don José Dolores
Estrada, ocupaban la Hacienda San Jacinto, de
don Miguel Bolaños [tatarabuelo del Ingeniero
Enrique Bolaños Geyer ex presidente de la
República], en el departamento de Granada
[el departamento de Managua era entonces
parte de Granada], con objeto de
proporcionarse víveres y descansar de las
fatigas de una ruda campaña. Esta pequeña
fuerza estaba dividida en tres compañías
ligeras comandadas por los capitanes Cisne,
Francisco Sacasa y Francisco de Dios Avilés.
La casa de la hacienda era grande, de tejas y
con dos corredores, estaba ubicada en el
centro de un extensísimo llano, y solamente a
retaguardia de la casa, como a 100 varas había
un pequeño bosquecillo. Inmediatamente se
puso la casa en estado de defensa,
claraboyando las paredes del lado de los
corredores[22]
y con la madera de los dos
corrales que se desbarataron formamos un
círculo de trincheras. Tres días después de
nuestra llegada, 60 jinetes yanquis de las
mejores fuerzas del audaz y el aventurero
William Walker, se acercaron a practicar un
reconocimiento del cual resultó una pequeña
escaramuza, en que murió un cabo, Justo
Rocha, de los nuestros y un filibustero, el
mismo que mató a éste, y que según confiesa
Walker en su “Guerra en Nicaragua”, fue el
capitán Jarvis.
Al amanecer del 14 de septiembre tomábamos
un frugal desayuno, cuando Salmerón, un
espía nuestro, llegó a escape (corriendo) al
campamento participando que el enemigo, en
número de 300 hombres, se aproximaba por el
sur. En el acto el Coronel Estrada dispuso que
solamente quedase en el interior de la casa
una escuadra que comandaba el teniente
Miguel Vélez, y que el resto de la tropa
ocupase la línea exterior. Se hizo así, y en esa
disposición esperamos, con orden de no hacer
fuego sino hasta que los agresores estuviesen a
tiro de pistola.
A las 7:00 a.m. divisamos al enemigo como a
5
2 mil varas de distancia; marchaba a
discreción y no traía cabalgaduras. Los jefes y
oficiales vestían de paisano: levita, pantalón,
chaleco, y sombreros negros; algunos
portaban espada y revólver y otros rifles; y la
tropa iba uniformada con pantalón y camisa
de lana negros, sombreros del mismo color e
iban atinados de rifles “sharp” y “negritos”.
Hicieron alto a tiro de fusil y se destacaron en
tres columnas paralelas de 100 hombres cada
una. Cuando estuvieron a una distancia
conveniente, rompimos el fuego. Al recibir la
descarga, en vez de vacilar se lanzaron
impetuosamente sobre las trincheras: una
columna atacó de frente, otra por la izquierda
y la última por la derecha. Todas fueron
rechazadas por tres veces; y hasta el cuarto
asalto no lograron apoderarse de la trinchera
por el lado izquierdo, cuando el valiente oficial
Jarquín y toda la escuadra que defendía ese
punto tan importante, hacían un nutrido y
certero fuego sobre el resto de las líneas.
Cortados de esta manera, teníamos que
comunicarnos las órdenes a gritos. El
infrascrito, con los Tenientes don Miguel
Vélez y don Adán Solís, defendían el ala
derecha; y yo como primer Teniente recibí la
orden de defender el punto, hasta morir, si era
necesario.
Mis compañeros se batían con admirable
sangre fría. Los yanquis multiplicaban los
asaltos pero tuvimos la fortuna de rechazarlos
siempre. Uno de ellos logró subir a la
trinchera y allí fue muerto -por el intrépido
oficial Solís. Eran ya las 10:00 a.m. y el fuego
seguía vivísimo. Los americanos, desalentados
sin duda por lo infructuoso de sus ataques, se
retiraron momentáneamente y se unieron a las
3 columnas; pero pocos momentos después al
grito de ¡Hurra Walker!; se lanzaron con
ímpetu sobre el punto disputado.[23]
Se trabó
una lucha terrible, se peleaba con ardor por
ambas partes, cuerpo a cuerpo.
Desesperábamos ya de vencer a aquellos
hombres tenaces, cuando el grito de !Viva
Martínez!;, dado por una voz muy conocida
de nosotros, nos reanimó súbitamente. El
Coronel Estrada, comprendiendo la gravedad
de nuestra situación, mandó al Capitán
Bartolo Sandoval, nombrado ese día segundo
jefe en el lugar del Teniente Coronel Patricio
Centeno, que procurase atacar a los yanquis
por la retaguardia. Este bizarro militar se puso
a la cabeza de los valientes oficiales Siero y
Estrada y 17 individuos de la tropa, saltó la
trinchera por detrás de la casa, logró colocarse
a retaguardia de los asaltantes, les hizo una
descarga y lanzando con su potente voz los
gritos de ¡Viva Martínez ! ¡Viva
Nicaragua!, cargó a la bayoneta con arrojo
admirable.[24]
Los bravos soldados del bucanero del norte
retrocedieron espantados y se pusieron en
desordenada fuga. Nosotros, llevando a la
cabeza al intrépido Coronel Estrada, que
montó el caballo de Salmerón, único que
había, perseguimos al enemigo 4 leguas hasta
la Hacienda “San Ildefonso”.[25]
Allí mató
Salmerón con su cutacha al jefe de los
americanos Coronel Byron Cole y lo despojó
de un rifle y dos pistolas. Nuestra pequeña
fuerza tuvo 28 bajas entre muertos y heridos;
entre los primeros figuraban el Capitán don
Francisco Sacasa y el Subteniente Jarquín, y
entre los últimos, el ahora Coronel don Carlos
Alegría. Los filibusteros perdieron al Coronel
Cole, al mayor cuyo apellido no recuerdo y
que era el segundo jefe y 35 muertos mas, 18
prisioneros, contándose entre ellos el cirujano
y muchos heridos que después hallaron
muertos en los campos inmediatos.
Tal fue el memorable combate que abatió a
los invasores y despertó loco entusiasmo en el
ejército que defendía la Independencia de
Centroamérica. Rivas, agosto 21, 1889.
Alejandro Eva.[26]
Testimonio del General Carlos Alegría, quien era capitán
al momento de la batalla, material enviado por el arqui-
tecto Huáscar Pereira Alegría, biznieto del que hizo es-
te relato y publicado el 16 de septiembre de 2000 en el
periódico El Nuevo Diario:
Oleo sobre tela (65 x 84 cm) - Del pintor Nicaragüense Wilberth
Antonio Sáenz H.
El combate del 14 de septiembre
Relato y parte de guerra contada por el Mayor
General Carlos Alegría.
Al amanecer del memorable 14, me
encontraba convaleciendo en una casa
6 4 COMBATIENTES DE SAN JACINTO
contigua a la hacienda; los gritos, las
descargas, el correr de las bestias y el llegar de
los heridos y muertos, me hizo levantarme de
la grave postración, pero sólo llegué a San
Jacinto a lamentar tanto estrago dentro de mis
compañeros y amigos. Después de una hora
de terrible y mortal lucha, cuando ya habían
caído muertos y heridos varios de nuestros
principales oficiales, que no se podía atravesar
el patio ni salir de la casa sin caer muerto por
tener los filibusteros tomada la línea frente a
los corrales, se juntaron en la puerta norte del
mismo corral, los capitanes Liberato Cisne,
Bartolomé Sandoval, tenientes José Ciero,
Manuel Marenco, Miguel Vélez, Sargento
Estanislao Morales, Francisco López
(segoviano) y el Cabo Rocha (Cabeza de
Palo). He aquí la discusión en la mortífera y
terrible batalla, junto allí dijo Cisne:
“Piquemos la retaguardia”. “Carguemos,
contestó Bartolo”. Y no ha dilatado mi relato
por la corta distancia que mediaba por tener
los yankees la bayoneta de estos héroes sobre
las espaldas. Semejante audacia causó espanto
a aquellos bucaneros, y corrieron despavoridos
sobre el abra donde pagaron con sus vidas
semejante atrevimiento. Nos atacaron con un
rigor desmedido por el flanco izquierdo,
sureste del corral de madera, en donde
Managua el Mayor Francisco Sacasa y el
teniente Salvador Bolaños y allí estaba yo,
junto con mi grupo de granadinos, incluso
Joaquín Castillo con managuas y masayas.
Se peleaba casi cuerpo a cuerpo, porque
faltaba parque y entonces arrojábamos piedras
pero el que hizo más estragos fue un managua
de apellido Castro, osado y fuerte, quien le
lanzó una piedra un poco más grande y pesada
que una bola de billar y la arrojó con todas sus
ganas, lleno de un coraje extraordinario, al
yankee en el lado de la frente por la izquierda,
de tal modo que el filibustero quedó un
instante a ahorcajadas, inclinado hacia atrás,
tambaleándose sobre la cerca de madera,
cayendo inmediatamente después moribundo
dentro de la trinchera. No se imagina, decía
don Cayetano, que el entusiasmo fue tan
grande que reventó una gritería estrepitosa,
pero como no había parque, peleamos cuerpo
a cuerpo y con piedras, yo mismo y
compañeros tiramos muchas como balas. Sin
embargo, los filibusteros avanzaban más y más
porque tenían todo en abundancia y por eso
los nuestros comenzaban a buscar refugio en
la Casa Hacienda, siendo el 1ro. un oficial
Zaragoza con los suyos, después de estar
firmes como una 2da. muralla detrás de la
trinchera.
Ese estado fue terrible, pues ya estaban
algunos en los corredores de la Casa-Hacienda
y entonces el General Estrada, con un coraje
muy grande, gritó para sostener el punto a
varios militares que ya estaban entre la casa y
el corral, entre ellos los capitanes Vélez, Solís
y otros para contener la embestida hasta morir
como fue mandado. Y así se hizo, dando
nuevas órdenes inmediatas al mismo tiempo
para contra atacar por retaguardia o flanqueo
a los filibusteros, saliendo los nuestros por
detrás de la Casa-Hacienda y dieron la vuelta
como guerrillas por un lugar montañoso que
nos los vieron hasta el momento de caerles
encima a los atacantes, que sorprendidos y
cayendo por el empuje de los nuestros, se
retiraron corriendo, desgranándose como
mazorcas, en momentos que ocurrió, como
cosa inesperada, la irrupción de unos potros y
de unas yeguas, que corrieron
estrepitosamente sobre ellos. Asustadas las
bestias por tantos ruidos de tiros y de los
gritos que oyeron, quebraron piernas y brazos
e hicieron huir, en una sola estampida, a los
demás que podían correr. No había necesidad
de este auxilio porque la victoria la teníamos
en la mano, pero como siempre se agradece a
la providencia de Dios, que quiso ahorrar
sangre nicaragüense, tan sufrida.
Mucho debe la nación a todos aquellos
valientes patriotas que duermen en sus tumbas
al contorno de San Jacinto, el sueño eterno del
olvido y que sólo la Patria y este compañero
los recuerda. Abandonaron sus lugares para
exponerse siempre a los peligros, haciendo
lujo de las intemperies, expusieron sus vidas
en ofrendas a las libertades conculcadas y por
salvar a su Patria que se hallaba enteramente
en poder del filibustero. La hubieran dado
cuantas veces se las hubieran pedido. Son los
únicos que pueden llevar en altos pedestales el
nombre de héroes, porque también son los
únicos que han luchado cuerpo a cuerpo con
la mortífera arma de presión civilizada.
Son los primeros en América del Centro que
como David han triunfado hasta con las
piedras.
Mayor General — Carlos Alegría (14 de
septiembre de 1886)
A treinta años de San Jacinto ¡¡¡Viva
Nicaragua!!! ¡¡¡Viva la Patria!!! .
4 Combatientes de San Jacinto
Dentro de los 160 hombres que dice José Dolores Estrada
que pelearon en esta memorable acción, se recuerdan los
siguientes:
7
Billete de 10 córdobas, de la serie E de 1979, con la estatua de
Andrés Castro en su anverso (arriba). Abajo el reverso con una
escena de mineros.
MUERTOS
• 1.-
• 2.- Teniente Salvador Bolaños — Masaya
• 3.- Subteniente Ignacio Jarquín — Metapa (Mata-
galpa)
• 4.- Subteniente Francisco López Blanco — Mana-
gua
• 5.- Subteniente Dolores Chiquitín — Diriomo
• 6.- Sargento Francisco López Negro — Managua
• 7.- Sargento Estanislao Morales — Matagalpa
• 8.- Cabo Jerónimo Rocha (Cabeza de Palo) — Ma-
nagua
• 9.- Raso Florentín Ruiz — Tipitapa
• 10.- Sargento José Araya
HERIDOS
• 1.- Capitán Carlos Alegría — Masaya
• 2.- Capitán Francisco Avilés — Managua
• 3.- Teniente Abelardo Vega — Masaya
• 4.- Teniente Luciano Miranda — Masaya
• 5.- Teniente José Ciero — Masaya
• 6.- Teniente Manuel Marenco — Masaya
• 7.- Sargento Andrés Castro — Tipitapa
OTROS COMBATIENTES
• 1.- Teniente Coronel Patricio Centeno - Jinotega
• 2.- Capitán Liberato Cisne — Matagalpa
• 3.- Capitán Francisco de Dios Avilés - Managua
• 4.- Capitán Crescencio Urbina
• 5.- Capitán Bartolo Sandoval
• 6.- Teniente Adán Solís
• 7.- Teniente Miguel Vélez
• 8.- Teniente Alejandro Eva
• 9.- Teniente José Luis Coronel
• 10.- Subteniente Juan Fonseca
• 11.- Sargento Macedonio García
• 12.- Sargento Vicente Vijil Bermúdez
• 13.- Sargento Manuel Paredes
• 14.- Sargento Francisco Espada
• 15.- Sargento Catarino Rodríguez
• 16.- Sargento Francisco Gómez
• 17.- Cabo Faustino Salmeron
• 18.- Cabo Julián Artola - Metapa
• 19.- Teniente Venancio Zaragoza
• 20.- Soldado Juan Espada
• 21.- Teniente Ceferino González
• 22.- Soldado Joaquín Castillo
• 23.- Soldado Juan (albañil)
• 24.- Soldado Trinidad Cubero
• 25.- Soldado Basilio Lezama
• 26.- Soldado Catarino Pavón
• 27.- Soldado Cayetano Bravo - Ochomogo
• 28.- Soldado Desiderio (sastre)
• 29.- Soldado Adán Urbina
• 30.- Soldado Espiridión Galeano - Sébaco
• 31.- Soldado Andrés Zamora
5 Actualidad
Actualmente el lugar de la batalla es un sitio histórico
de Nicaragua; el 14 de septiembre de 1956 el General
Anastasio Somoza García celebró allí mismo el centena-
rio de la batalla y la casa hacienda es ahora un museo
sobre los hechos.
8 6 REFERENCIAS Y NOTAS
6 Referencias y notas
[1] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, página
19
[2] El testimonio de Eva dice que los nicaragüenses tuvieron
28 bajas entre muertos y heridos sin especificar cuantos
murieron y cuantos fueron heridos. El teniente Siero men-
ciona a 9 muertos y 6 heridos lo que en total son 15 bajas.
Pero un trabajo del cuadro de honor de los héroes, hecho
por el político e historiador Rafael Córdoba Rivas, miem-
bro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional
entre 1980 y 1985, y publicado en La Prensa Literaria -
suplemento del diario La Prensa- del 13 de septiembre de
1981, dice en sus notas que la tropa de Estrada tuvo 55
bajas entre muertos y heridos. Afirma esto basándose en
las Obras Históricas Completas, de Jerónimo Pérez; 40
años de historia de Nicaragua, de Francisco Ortega Aran-
cibia; Historia de Nicaragua, de José Dolores Gámez y
José Dolores Estrada Héroe Nacional, de Francisco Pérez
Estrada.
[3] Obras históricas completas, Jerónimo Pérez, 1975, citado
por José Salomón Pérez Palma en Símbolos nacionales de
Nicaragua, 1977, página 106
[4] Jerónimo Pérez afirma esto en su libro Obras históricas
completas pero él no estuvo en la batalla.
[5] El parte oficial de Estrada menciona que hubo 27 muer-
tos de los filibusteros, 18 en combate y 9 en la persecución
fuera de heridos según las huellas de sangre que dejaron
pues estos fueron cargados por sus compañeros de armas.
Aunque William Walker afirma en su libro La guerra en
Nicaragua, página 182, tercera edición de 1993, que los fi-
libusteros se llevaron a sus heridos a Tipitapa y que Willey
Marshall murió de sus heridas en dicha villa. Esto prue-
ba que hubo heridos que murieron después del combate y
el testimonio del teniente Alejandro Eva habla de muchos
heridos que después fueron hallados muertos en zonas ale-
dañas a San Jacinto.
[6] El testimonio del teniente Alejandro Eva escrito en 1889,
33 años después de la batalla, dice que los filibusteros tu-
vieron 37 muertos (entre estos su jefe Byron Cole), 18
prisioneros y muchos heridos que después fueron halla-
dos muertos en los campos cercanos. Según Eva a Cole lo
mató con su machete el cabo Faustino Salmerón (el mismo
centinela que dio el aviso de la llegada de los filibusteros)
en la hacienda San Ildefonso, situada a 20 kilómetros al
sur de San Jacinto, y lo despojó de 1 rifle y 2 revólveres.
Pero el teniente José Siero dice en su testimonio que 2 días
después, el 16 de septiembre, Cole llegó a esa hacienda a
las 6 de la mañana y allí 1 sabanero le dio 2 macheta-
zos en el cuello y la cabeza muriendo instantáneamente.
Esto coincide con lo que dice el italo-nicaragüense Fabio
Carnevalini en la semblanza de Walker, hecha al inicio del
libro de éste La guerra en Nicaragua al traducirlo aquel en
1883, en la que menciona que 2 días después del combate
Cole fue sorprendido y muerto por unos labriegos.
[7] Obras históricas completas, Jerónimo Pérez, 1975, citado
por José Salomón Pérez Palma en Símbolos nacionales de
Nicaragua, 1977, página 106
[8] El Nicaraguense, 20 de septiembre de 1856, página 2 co-
lumnas 2 y 3
[9] Probablemente el número de caballos era más de 30, pues
el ruido debe de haber sido muy fuerte ya que los filibuste-
ros creyeron que llegaban refuerzos para Estrada y huye-
ron. Este en el parte oficial dice que a ellos se les tomaron
20 bestias (caballos) y menciona que el capitán Bartolo
Sandoval junto con el teniente Miguel Vélez y otros in-
fantes se montaron en esos mismos caballos recuperados
para perseguirlos hasta la hacienda San Ildefonso (20 ki-
lómetros al sur) con lazos, machetes, cuchillos, revólveres
y rifles recuperados a estos.
[10] Frase de Reclus
[11] El Nuevo Diario: Mural de piedra por el cuadro de “la
pedrada”
[12] La Batalla de San Jacinto 1856 - 2006: San Jacinto: pri-
mera derrota del esclavismo en América
[13] Paradas se les decía en aquella época a las cartucheras que
portaban las armas de fuego, especialmente los revólveres.
[14] Este parte es un adelanto del parte de la batalla del 14
de septiembre pues menciona que fueron recuperados 15
rifles, varias pistolas descompuestas, varias paradas o car-
tucheras, 4 espadas, 1 botiquín, 15 mulas y 15 caballos,
así como chamarras, gorras, sombreros, cuchillos, botas,
etcétera. Ambos documentos históricos tienen en común
la mención del número de armas, bestias y cosas recupe-
radas así como el número de muertos del enemigo y la
persecución contra este.
[15] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, página
20
[16] Los fusiles de chispa de la época, también llamados fusiles
Brown Bess, eran eficaces hasta una distancia de 50 a 70
metros. Además eran de avancarga, es decir se cargaban
por la boca del cañón empujando la bala con la baqueta
-varilla metálica que se usa para limpiar las armas de fue-
go y que en ese tiempo también se usaba para empujar
cada bala- hasta la recámara después de que cada soldado
mordía el taco de papel que envolvía cada bala con pól-
vora para echar un poco de esta en el lado exterior de la
recámara para cubrirla con la llave para que al apretar el
gatillo la piedra de pedernal echara chispa al golpear la
llave y al hacer contacto por medio de un hoyo llegaba a
la recámara y hacía estallar el resto de la pólvora, que se
metía por la boca del cañón y después la bala se empujaba
con la baqueta, para disparar la bala. Los fusiles de chispa
no eran precisos porque sus cañones no estaban estriados,
salvo los de uso civil hechos para la cacería y por lo tanto
sus disparos eran precisos para cazar animales, por lo que
eran eficaces contra formaciones de soldados que avanza-
ban hombro con hombro y además era necesario que los
soldados nicaragüenses dispararan sus armas cuando los
filibusteros estuvieran cerca y aquellos recargaran sus ri-
fles cuando estos recibieran una descarga de fusilería. Los
filibusteros tenían armas de repetición -de varias balas-
como los rifles Minié y Sharp así como revólveres Colt
que son de retrocarga, o sea de carga por detrás.
9
[17] Las 3 columnas de los filibusteros se unieron para atacar el
corral de madera pues los atacantes se percataron que era
imposible tomar el corral de piedra y la casa hacienda en
un ataque frontal, por lo que sus jefes decidieron unir sus
columnas para tomar el corral de madera por ser el más
débil.
[18] San Ildefonso es una hacienda cercana a Tipitapa que to-
davía existe y pertenece a la familia Báez de la que es
miembro William Báez expresidente de la Lotería Nacio-
nal en los años 2005-2007.
[19] A los revólveres se les decía en esa época pistolas de ci-
lindro por tener un cilindro de 6 balas. La empresa esta-
dounidense Colt, creada por Samuel Colt, fue la primera
compañía de armas de fuego en fabricar este tipo de ar-
mas que hasta la llegada de los filibusteros walkeristas en
1855 no se habían visto en Nicaragua.
[20] Estrada al mencionar en su parte oficial que se recupera-
ron 25 revólveres y 32 rifles, que en total fueron 57 armas
de fuego recogidas, así como 1 capa, chamarras, sombre-
ros, gorras y papeles, deja entrever que hubo filibusteros
que perdieron sus armas y objetos personales en la perse-
cución. De hecho es más el número de armas recuperadas
que el de filibusteros muertos.
[21] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, páginas
1 y 3
[22] Se hicieron hoyos en las paredes de adobe de la casa ha-
cienda para que los soldados parapetados en esta pudieran
disparar sus fusiles hacia afuera sin estar expuestos al fue-
go enemigo en el corredor sur de la casa. Actualmente no
existen porque las distintas restauraciones los han tapado.
[23] El punto disputado era el corral que se usaba para guardar
el ganado y era el más débil por estar hecho de madera.
Las 3 columnas de los filibusteros se unieron para atacar
este flanco derecho porque comprendieron que el corral
de piedra y la casa hacienda eran inexpugnables de frente
y decidieron atacar el corral de madera para así acabar con
su defensa y atacar de lado la casa hacienda y el corral de
piedra.
[24] Este es un error o lapsus calami. El coronel Estrada dice
en el parte oficial que le ordenó al capitán Liberato Cis-
ne, no al capitán Bartolo Sandoval, encabezar el ataque
a retaguardia; así mismo Eva no menciona la estampida
de los caballos de la hacienda causada por el ruido de ese
ataque, mencionada por el capitán Carlos Alegría y el te-
niente José Siero (uno de los tres oficiales que junto con el
capitán Cisne y el subteniente Juan Fonseca encabezaron
a 17 soldados en ese ataque) en sus respectivos testimo-
nios, especialmente este último que afirma que los potros
bajaron del cercano cerro San Jacinto, arreados por el te-
niente coronel Patricio Centeno y un oficial de apellido
Flores, hacia el campo de batalla, por lo que el tropel hizo
creer a los filibusteros que llegaban refuerzos. También es
el único testimonio que registra los gritos de Viva Martí-
nez y Viva Nicaragua que gritaron los atacantes.
[25] También esto es otro error pues el parte oficial de Estrada
dice que el capitán Bartolo Sandoval, el teniente Miguel
Vélez y otros soldados se montaron en los caballos recu-
perados al enemigo para perseguirlo. Tómese en cuenta
que Eva escribió su testimonio 33 años después del com-
bate en 1889 y por lo tanto se le olvidó esto así como el
capitán Cisne fue el oficial que lideró ese ataque; en cam-
bio Estrada escribió el parte oficial el mismo día de la ba-
talla, probablemente en la tarde pues el combate ocurrió
entre las 7 y las 11 de la mañana del 14 de septiembre de
1856. El error de que había un solo caballo en la hacienda
montado por Estrada hasta fue difundido en libros escola-
res como Aprendamos a convivir, 5to Grado de primaria,
página 45, y Formación Cívica y Social, 3er Año de se-
cundaria, página 22, ambos escritos y publicados en 1992
y 1991 respectivamente por el licenciado César Escobar
Morales, el cual también mencionó ese error en otros li-
bros de ambas series escolares hechos por él.
[26] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, páginas
1 y 3
7 Bibliografía
• Parte Oficial de la batalla, 14 de septiembre de 1856,
de José Dolores Estrada
• La guerra en Nicaragua, 1860, de William Wal-
ker, traducida al español en 1883 por el italo-
nicaragüense Fabio Carnevalini y reeditada en 1974
y 1993.
• Obras históricas completas, 1865, de Jerónimo Pé-
rez, reeditada en 1928 por Pedro Joaquín Chamorro
Zelaya y más adelante en 1974 y 1993.
• La Guerra Nacional Centenario, 1956, de Ildefonso
Palma Martínez, reeditada en 2006 en el Sesquicen-
tenario de la batalla.
• Oda a San Jacinto 1956, poemas del mismo autor,
hecha para el Centenario de la batalla.
• La batalla de San Jacinto. 1856, 1957 de Ernesto de
la Torre Villar. México, Instituto Panamericano de
Geografía e Historia.
• Los filibusteros deben morir!, 1976 de Frederick
Rosengarden. Wayne, Pensilvania, Estados Unidos,
Haverford House, Publishers.
• El predestinado de ojos azules, 1999, de Alejandro
Bolaños Geyer.
8 Enlaces externos
• Libro El Predestinado de los Hojos Grises de Ale-
jandro Bolaños
• Recorrido Virtual por el Museo en Hacienda San Ja-
cinto
• Página del Ministerio de Educación de Nicaragua
(MINED) sobre la batalla
10 9 ORIGEN DEL TEXTO Y LAS IMÁGENES, COLABORADORES Y LICENCIAS
9 Origen del texto y las imágenes, colaboradores y licencias
9.1 Texto
• Batalla de San Jacinto (1856) Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_San_Jacinto_(1856)?oldid=84757054 Colaboradores: Ej-
meza, Soulreaper, Nihilo, CEM-bot, Kojie, Efegé, Fixertool, Muro Bot, Bigsus-bot, Mel 23, Jaontiveros, Ryoga Nica, A ver, Gizbot, C
records, Dangelin5, Hprmedina, PatruBOT, ZéroBot, Grillitus, PastorDavid, KLBot2, Pietrus, Elvisor, Jordy Reyes, Balles2601, Nerdo-
guate, Elech20, Tude1989, Wilberth Saenz y Anónimos: 23
9.2 Imágenes
• Archivo:Cprotectchar"0024relax10_Cordobas.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a1/C%2410_
Cordobas.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: Scan Artista original: Scanned by Uploader
• Archivo:Flag_of_Nicaragua_(1839-1858).svg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9c/Flag_of_Nicaragua_
%281839-1858%29.svg Licencia: Public domain Colaboradores: gráfico vectorial con Inkscape.
Artista original: <a href='//commons.wikimedia.org/wiki/User:Heraldry' title='User:Heraldry'>Heraldry</a>
• Archivo:Flag_of_Nicaragua_(Government_of_William_Walker).png Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/
f7/Flag_of_Nicaragua_%28Government_of_William_Walker%29.png Licencia: CC-BY-SA-3.0 Colaboradores: http://www.fotw.net/
flags/ni-hist.html#1854 Artista original: Jaume Ollé, changed to .png by Ninane
• Archivo:José_Dolores_Estrada.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/97/Jos%C3%A9_Dolores_Estrada.
jpg Licencia: Public domain Colaboradores: http://www.estrelladenicaragua.com/387-edicion/387-yoluchebatalla.html Artista original:
Desconocido
• Archivo:La_Batalla_de_San_Jacinto_(Test_Mayor_Gral_Carlos_Alegria_1886),_Pintor_Wilberth_Saenz.jpg Fuente:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b9/La_Batalla_de_San_Jacinto_%28Test_Mayor_Gral_Carlos_Alegria_1886%
29%2C_Pintor_Wilberth_Saenz.jpg Licencia: CC BY-SA 4.0 Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Wilberth Saenz
• Archivo:La_Pedrada_de_Andres_Castro.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2e/La_Pedrada_de_
Andres_Castro.jpg Licencia: CC BY-SA 3.0 Colaboradores: Trabajo propio Artista original: C records
9.3 Licencia del contenido
• Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0

Más contenido relacionado

Similar a Batalla de san jacinto (1856)

Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]
fhgdsdgsah
 
Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]
fhgdsdgsah
 
Campaña de breña
Campaña de breñaCampaña de breña
Campaña de breña
Nandres15
 
VICTORIO GRAN JEFE APACHE
VICTORIO GRAN JEFE APACHEVICTORIO GRAN JEFE APACHE
VICTORIO GRAN JEFE APACHE
Kio Saku
 
El Alamo
El AlamoEl Alamo
El Alamo
home
 
Natalicio de sandino
Natalicio de sandinoNatalicio de sandino
Natalicio de sandino
Gerson Correa
 

Similar a Batalla de san jacinto (1856) (20)

Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]
 
Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]Cajamarquinosd For Ever 2[1]
Cajamarquinosd For Ever 2[1]
 
Cajamarca en la Guerra con Chile
Cajamarca en la Guerra con ChileCajamarca en la Guerra con Chile
Cajamarca en la Guerra con Chile
 
Campaña de la Breña o Campaña de la Sierra.pptx
Campaña de la Breña o Campaña de la Sierra.pptxCampaña de la Breña o Campaña de la Sierra.pptx
Campaña de la Breña o Campaña de la Sierra.pptx
 
1932
19321932
1932
 
Campaña de breña
Campaña de breñaCampaña de breña
Campaña de breña
 
1 desastre de cancha rayada
1 desastre de cancha rayada1 desastre de cancha rayada
1 desastre de cancha rayada
 
279
279279
279
 
Historia de los niños heroes
Historia de los niños heroesHistoria de los niños heroes
Historia de los niños heroes
 
InfografíA 5º B Cajamarca En La Guerra Con Chile.
InfografíA 5º B  Cajamarca En La Guerra Con Chile.InfografíA 5º B  Cajamarca En La Guerra Con Chile.
InfografíA 5º B Cajamarca En La Guerra Con Chile.
 
VICTORIO GRAN JEFE APACHE
VICTORIO GRAN JEFE APACHEVICTORIO GRAN JEFE APACHE
VICTORIO GRAN JEFE APACHE
 
Indepencia
IndepenciaIndepencia
Indepencia
 
El Alamo
El AlamoEl Alamo
El Alamo
 
Batalla de rivas
Batalla de rivasBatalla de rivas
Batalla de rivas
 
Los lanceros de durango y sus dos veneradas banderas
Los lanceros de durango y sus dos veneradas banderasLos lanceros de durango y sus dos veneradas banderas
Los lanceros de durango y sus dos veneradas banderas
 
Reyes, Jaime - 7 de agosto de 1819
Reyes, Jaime - 7 de agosto de 1819Reyes, Jaime - 7 de agosto de 1819
Reyes, Jaime - 7 de agosto de 1819
 
Historia militar novoa
Historia militar novoaHistoria militar novoa
Historia militar novoa
 
Hechos del 32
Hechos del 32Hechos del 32
Hechos del 32
 
La batalla de 5 de mayo de 1862
La batalla de 5 de mayo de 1862La batalla de 5 de mayo de 1862
La batalla de 5 de mayo de 1862
 
Natalicio de sandino
Natalicio de sandinoNatalicio de sandino
Natalicio de sandino
 

Más de Javier Quino (9)

HISTORIA DE NICARAGUA
HISTORIA DE NICARAGUAHISTORIA DE NICARAGUA
HISTORIA DE NICARAGUA
 
PLAYAS DEL PACIFICO
PLAYAS DEL PACIFICOPLAYAS DEL PACIFICO
PLAYAS DEL PACIFICO
 
Algunos lagos de nicaragua
Algunos lagos de nicaraguaAlgunos lagos de nicaragua
Algunos lagos de nicaragua
 
ATLAS DE NICARAGUA
ATLAS DE NICARAGUAATLAS DE NICARAGUA
ATLAS DE NICARAGUA
 
ALGUNOS VOLCANES DE NICARAGUA
ALGUNOS VOLCANES DE NICARAGUAALGUNOS VOLCANES DE NICARAGUA
ALGUNOS VOLCANES DE NICARAGUA
 
HISTORIA DE LA BANDERA DE NICARAGUA
HISTORIA DE LA BANDERA DE NICARAGUAHISTORIA DE LA BANDERA DE NICARAGUA
HISTORIA DE LA BANDERA DE NICARAGUA
 
PROCERES DE NICARAGUA
PROCERES DE NICARAGUAPROCERES DE NICARAGUA
PROCERES DE NICARAGUA
 
SIMBOLOS PATRIOS
SIMBOLOS PATRIOSSIMBOLOS PATRIOS
SIMBOLOS PATRIOS
 
Hotel cordoba
Hotel cordoba Hotel cordoba
Hotel cordoba
 

Último

2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
RigoTito
 
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
jlorentemartos
 
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptxRESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
pvtablets2023
 

Último (20)

2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
 
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
 
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdf
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdfactiv4-bloque4 transversal doctorado.pdf
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdf
 
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
 
Biografía de Charles Coulomb física .pdf
Biografía de Charles Coulomb física .pdfBiografía de Charles Coulomb física .pdf
Biografía de Charles Coulomb física .pdf
 
semana 4 9NO Estudios sociales.pptxnnnn
semana 4  9NO Estudios sociales.pptxnnnnsemana 4  9NO Estudios sociales.pptxnnnn
semana 4 9NO Estudios sociales.pptxnnnn
 
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptx
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptxPower Point E. S.: Los dos testigos.pptx
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptx
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
 
origen y desarrollo del ensayo literario
origen y desarrollo del ensayo literarioorigen y desarrollo del ensayo literario
origen y desarrollo del ensayo literario
 
Supuestos_prácticos_funciones.docx
Supuestos_prácticos_funciones.docxSupuestos_prácticos_funciones.docx
Supuestos_prácticos_funciones.docx
 
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdfPlan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
 
Power Point: Fe contra todo pronóstico.pptx
Power Point: Fe contra todo pronóstico.pptxPower Point: Fe contra todo pronóstico.pptx
Power Point: Fe contra todo pronóstico.pptx
 
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
 
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
 
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxLA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
 
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptxRESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
 
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docxPLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
 
Análisis de los Factores Externos de la Organización.
Análisis de los Factores Externos de la Organización.Análisis de los Factores Externos de la Organización.
Análisis de los Factores Externos de la Organización.
 
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
 
Revista Apuntes de Historia. Mayo 2024.pdf
Revista Apuntes de Historia. Mayo 2024.pdfRevista Apuntes de Historia. Mayo 2024.pdf
Revista Apuntes de Historia. Mayo 2024.pdf
 

Batalla de san jacinto (1856)

  • 1. Batalla de San Jacinto (1856) La Batalla de San Jacinto fue una batalla ocurrida el domingo 14 de septiembre de 1856 como parte de la Guerra Nacional en la hacienda San Jacinto, en el ac- tual departamento de Managua, Nicaragua, a 42 kiló- metros al noreste de la capital Managua, en la que 160 efectivos de las fuerzas patriotas del Ejército del Septen- trión (de los cuales 60 eran flecheros indígenas de Yucul, departamento de Matagalpa), encabezados por el coronel José Dolores Estrada Vado derrotaron a 300 filibusteros del aventurero estadounidense William Walker, coman- dados por Byron Cole, quien murió 2 días después (el 16 de septiembre) en la hacienda “San Ildefonso” −20 kiló- metros al sur- al filo de machete, pues se había perdido durante la desbandada. En esta hacienda un sabanero le descargó dos machetazos en la cabeza. El combate es la única batalla en el mundo que se ha ganado por una es- tampida de caballos, pues el ataque a retaguardia ordena- do por Estrada causó un tropel de potros que provocó la huida de los filibusteros al creer que llegaban refuerzos para los nicaragüenses.[9] El sabio francés Élisée Reclus la llamó el Maratón de América, en honor de la batalla de Maratón, ocurrida en 490 antes de Cristo a 42 kilómetros de Atenas, Grecia, en la que los griegos derrotaron a los persas.[10] Durante la batalla se destacó el sargento primero Andrés Castro al derribar de una pedrada mortal a un filibuste- ro dentro del corral de madera, hecho destacado en pri- mer plano en el cuadro La pedrada de Andrés Castro o La Batalla de San Jacinto hecho en 1964 por el pintor chileno Luis Vergara Ahumada, y en el parte oficial de Estrada.[11][12] Durante el combate éste empleó su inge- nio y como estratagema militar le ordenó al capitán Li- berato Cisne, al teniente José Siero y al subteniente Juan Fonseca, junto con sus escuadras integradas por 17 sol- dados atacar la retaguardia de los filibusteros; al atacar a estos dispararon sus fusiles y gritando ¡Viva Martínez! ¡Viva Nicaragua! cargaron a la bayoneta, provocaron la estampida de sus caballos, los cuales bajaron desde el ce- rro cercano en tropel, arreados hacia la retaguardia de los filibusteros por el teniente coronel Patricio Centeno y un oficial de apellido Flores (según el testimonio posterior del teniente José Siero). Creyendo que llegaban refuer- zos, los filibusteros huyeron con rumbo hacia Tipitapa (con varios heridos que murieron después), a las 11 de la mañana tras 4 horas de combate, donde explotaron el puente sobre el río Tipitapa; la iglesia colonial de esta vi- lla fue profanada por los filibusteros al robarse los vasos sagrados. 1 Antecedentes de la batalla Retrato de José Dolores Estrada Vado. Los filibusteros de William Walker, instalados en la ciu- dad de Granada, se abastecían de carne en las hacien- das de ganado ubicadas al norte y al este del Lago Xo- lotlán, las cuales estaban en el departamento de Granada (el cual lo formaban los actuales departamentos de Gra- nada, Masaya, Carazo y Managua), hasta 1875 se creó el departamento de Managua. El 29 de agosto de 1856 (según el testimonio del capitán Carlos Alegría) un grupo de 100 legitimistas al mando del Coronel José Dolores Estrada Vado salió de Matagalpa, por órdenes del General Tomás Martínez, para impedir que los filibusteros robaran el ganado (cometían el de- lito de abigeato) llegando a la hacienda “San Jacinto"" ese mismo día por la tarde. Esta le pertenecía a don Mi- guel Bolaños, tatarabuelo del ex Presidente de Nicaragua Enrique Bolaños Geyer (2002-2007). El 5 de septiembre, al amanecer, llegó un escuadrón de rifleros a caballo para atacar la hacienda en una escara- muza. Iban dirigidos por el Coronel Edmund McDonald, 1
  • 2. 2 2 LA BATALLA junto con el Capitán William P. Jarvis. Los legitimistas, armados con fusiles de chispa, rechazaron el ataque de los filibusteros, teniendo estos 6 muertos y varios heridos, en- tre ellos Jarvis resultó herido mortalmente. Los patriotas tuvieron un muerto y 3 heridos. William Walker escribió en el capítulo 9 de su libro “La guerra en Nicaragua” que eran 40 jinetes los atacantes; el teniente Alejandro Eva dice en su testimonio escrito en 1889 que era 60 y Estrada, que menciona que eran más de 120 filibusteros, escribió ese mismo día el siguiente Parte Oficial: Parte oficial del combate del día 5 de septiembre Matagalpa, Septiembre 7 de 1856. Sr. Mi- nistro de la Guerra del Gobierno Constitucio- nal. Del General en Jefe del Ejército Libertador de la República. El señor Comandante expedi- cionario sobre Tipitapa me dice lo que copio: ¨Señor General en Jefe del Ejército Liber- tador D.U.L. [Dios-Unión-Libertad] San Ja- cinto, Septiembre 5 de 1856. Del Comandante de la División de Operaciones. Al amanecer del día de hoy atacado el enemigo en número de más de ciento veinte hombres, según los informes tomados guerri- llas que desplegaron y terreno que ocuparon. El ala derecha nuestra fue el blanco de sus tiros y su objeto principal, parapetándose en el peque- ño monte del abra; pero después de dos horas y media de un fuego muy nutrido en que fue preciso contener con espada en mano a nues- tros soldados dentro del limite que yo les ha- bía señalado, huyó despavorido por distintas direcciones, dejando en nuestro poder quince rifles, muchas paradas,[13] cuatro espadas, un botiquín con su correspondiente repuesto de medicinas, un estuche de cirugía, quince bes- tias mulares y otras tantas caballares con sus correspondientes monturas, diez botes de latas y otros muebles de menos importancia como chamarra]]s, gorras, sombreros, cuchillos, es- puelas, botas y pistolas descompuestas. Durante el fuego y su primera carga de- jaron seis muertos, y una porción de heridos que cargó el enemigo con ellos, y se entiende que serían de alguna consideración por el cui- dado con que los llevaban y por el pavor que se introdujo luego que fueron reconocidos. De los muertos referidos se han conocido al ciru- jano y dos oficiales. Después de la acción man- dé perseguirlos, y estos detalles los comunicaré cuando regrese el Capitán Bartolo Sandoval que fue encargado de esta Comisión. Por nues- tra parte tuvimos la pérdida del intrépido Ca- bo 1ro. Justo Rocha, de Managua, y heridos, no de mucha gravedad, el bravo Capitán Car- los Alegría, el Ayudante Abelardo Vega y el soldado Crescencio Ramírez. Ninguna reco- mendación especial sería bastante para expli- car el valor y denuedo de los oficiales y tropa de esta división, puesto todos se han portado y correspondido a la denominación que se les ha dado. Yo felicito al Supremo Gobierno por el triunfo de sus armas. Soy del señor General, atento y obediente servidor.[14] J. Dolores Estrada. Lo digo a U. S. para que le sirva elevarlo al conocimiento de S. E. el señor Diputado Presi- dente, y aceptar las muestras de respeto y con- sideración con que soy de U. S. atento servidor. (firmado) Fernando Chamorro Conforme. Mi- nisterio de la Guerra del Gobierno Constitucio- nal de la República de Nicaragua. Matagalpa, Septiembre 16 de 1856. El Jefe de Sección. Ignacio Padilla.[15] 2 La batalla El 11 de septiembre llegó una compañía de 60 indios flecheros, desde Matagalpa, al mando del capitán Francis- co Sacasa. Esto se debió a que Estrada solicitó refuerzos a Martínez, de acuerdo al testimonio del capitán Carlos Alegría. Según el testimonio de Walker en su libro “La guerra en Nicaragua” los filibusteros salieron de Grana- da la tarde del día siguiente, el 12, pasaron por Masaya y en Tipitapa acamparon el 13, para atacar la hacienda la mañana del día siguiente. El 12 en la ciudad de León el general Tomás Martínez, jefe del Partido Legitimista, y el general Máximo Jerez Tellería, jefe del Partido Democrático, habían firmado el Convenio de Unión de sus partidos para así juntos expul- sar del país a Walker. Al amanecer del 14 de septiembre llegaron los filibuste- ros a San Jacinto, en medio de la neblina; el cabo Faus- tino Salmerón, que era el vigía, los divisó y corrió a la casa hacienda cuando los 160 legitimistas estaban desa- yunando, avisando al Coronel Estrada que el enemigo en número de 300 hombres venía por el sur por lo que el grupo se extendió en 3 posiciones: • el corral de piedra junto al costado oeste de la casa hacienda, capitaneado por el capitán Liberato Cisne, • la casa hacienda defendida por el capitán Francisco de Dios Avilés y • el corral de madera (esquina opuesta a la esquina su- reste de la casa) defendido por el capitán Francisco Sacasa. Se les dio la orden de no disparar hasta que el enemigo estuviese cerca, pues el alcance eficaz de los fusiles de chispa era de 50-70 metros.[16] Los filibusteros, que ca- sualmente habían recibido la misma orden, se habían di-
  • 3. 3 vidido en 3 columnas para el ataque y a las 7 de la mañana atacaron los tres frentes: • la primera, bajo las órdenes del teniente coronel By- ron Cole y del teniente Robert Milligan, atacó el flanco izquierdo del corral de madera; • la segunda, al mando del mayor Calvin O'Neal, avanzó por el frente (la casa hacienda) y • la tercera del capitán Lewis D. Watkins en la direc- ción del flanco derecho, donde se unía el corral de madera con el cerco de piedra. Después de las primeras horas, los combates se hicieron cada vez más fuertes y sangrientos, imponiéndose la lu- cha cuerpo a cuerpo; a las 9 am las fuerzas filibusteras lograron romper la defensa del flanco izquierdo (el corral de madera) ya que sus columnas se unieron al haber com- prendido la imposibilidad de tomar en un ataque frontal el corral de piedra y la casa hacienda,[17] ante ello el coro- nel Estrada maniobró con las tropas y los oficiales Miguel Vélez, Alejandro Eva y Adán Solís para reforzar esta po- sición. La lucha era tan violenta y a falta de municiones, muchos siguieron el ejemplo de Andrés Castro, quien derribó a un filibustero de una certera pedrada. Pero la situación era crítica para los patriotas. Las columnas filibusteras a las 10 de la mañana, cuando habían roto el cerco de defensa, iniciaron un reagrupa- miento para concentrar sus esfuerzos principales en esa dirección. Ante esta situación, Estrada tomó la iniciativa y decidió enviar al capitán Liberato Cisne, al teniente Jo- sé Siero y al subteniente Juan Fonseca con sus escuadras, a flanquearlos por la izquierda. Pasaron entre el monte y la serranía para atacar la retaguardia de los filibusteros y gritando ¡Viva Martínez! ¡Viva Nicaragua!, cargaron a la bayoneta con arrojo admirable y les hicieron una descar- ga de fusilería; el ataque asustó a la yeguada y los potros de la hacienda que estaban en el cerro vecino, y en ruido- sos tropel, bajaron hacia el campo de batalla. Siero dice en su testimonio que el teniente coronel Patricio Centeno y un oficial Flores de Granada arreaban a los caballos. Los filibusteros al creer que llegaban refuerzos huyeron en retirada, con dirección a la hacienda San Ildefonso. El capitán Bartolo Sandoval y el teniente Miguel Vélez, montados en bestias capturadas, realizaron la persecu- ción junto con otros soldados que iban a pie. Esta acción fue tan violenta que el sargento Francisco Gómez cayó muerto de fatiga. Sin embargo, producto de la persisten- cia de los nicaragüenses en lograr una contundente vic- toria, lograron dar muerte al jefe de la tropa filibustera Byron Cole, muerto por el cabo Faustino Salmerón según Alejandro Eva, aunque Siero diga que fue 2 días después el 16 de septiembre a las 6 am en San Ildefonso. Los resultados de la batalla de cuatro horas fueron re- flejaron en el parte oficial firmado por el coronel Estra- da, teniendo los nicaragüenses 10 muertos y 7 heridos; y el ejército filibustero 27 muertos, habiendo capturado 20 bestias, 25 pistolas, 32 rifles Sharp y Minié, 47 paradas, chamarras y sombreros. Nota: El escritor Luis Alberto Cabrales en un escrito de 1929, citando a los capitanes Mendoza y Sobalvarro, dice: "Según el testimonio escrito del capitán Mendoza, del ca- pitán Sobalvarro y verbal de parte del general Vélez, fue el general Patricio Centeno quien dio la orden de picar la retaguardia” y cita sus testimonios en “El diario de la Ca- pital”, 1892, cuando todavía vivían Alegría, Vigil y otros, y ninguno rectificó tal afirmación." Cabrales refiere que en las memorias de Patricio Centeno, ya elevado a General en 1889, ratifica que él fue quién con una guerrilla soltó a la yeguada y atacó a los filibusteros por la retaguardia en el flanco izquierdo, acción que fue determinante para alcanzar la victoria. 3 Testimonios de los participantes de la batalla Existen testimonios escritos de participantes de la batalla, de la cual solamente el Parte Oficial de Estrada es el único que se escribió el mismo día de la batalla y los demás se escribieron varios años después de la heroica acción: Parte oficial del combate del 14 de septiembre 14 de septiembre de 1856 Señor General en Jefe del ejército libertador de la República.- Dios, Unión y Libertad.- San Jacinto, septiem- bre 14 de 1856. Del Comandante de la División Vanguardia y de Operaciones. Antes de rayar el alba, se me presentó el enemigo, no ya como el 5 memorable, sino en número de más de doscientos hombres y con las prevenciones para darme esforzado y de- cisivo ataque. En efecto, empeñaron todas sus fuerzas sobre nuestra ala izquierda, desplegan- do al mismo tiempo, guerrillas que atacaban nuestro frente, y logran, no a poca costa, ocu- par un punto del corral que cubría nuestro flan- co, merced a la muerte del heroico oficial don Ignacio Jarquín, que supo mantener su puesto con honor, hasta perder la vida, peleando pe- cho a pecho con el enemigo. Esta pérdida nos produjo otras, porque nuestras fuerzas eran ba- tidas ya muy en blanco, por la superioridad del terreno que ocupaba el enemigo, quien hacia sus esfuerzos en firme y sostenido; pero ob- servando yo esto, y lo imposible que se hacía recobrar el punto perdido atacándolo de fren- te, porque no había guerrilla que pudiera pe- netrar en tal multitud de balas, ordené que el Capitán graduado don Liberato Cisne, con el Teniente José Siero, Subteniente Juan Fonseca
  • 4. 4 3 TESTIMONIOS DE LOS PARTICIPANTES DE LA BATALLA y sus escuadras, salieron a flanquearlos por la izquierda, quienes, como acostumbrados y va- lientes, les hicieron una carga formidable, ha- ciendo desalojar al enemigo, que despavorido y en terror salió en carrera, después de cuatro horas de un fuego vivo y tan reñido, que ha de resaltar el valor y denuedo de nuestros oficiales y soldados, que nada han dejado de desear. A la sombra del humo hicieron su fuga, que se las hizo más veloz el siempre distinguido Ca- pitán don Bartolo Sandoval, que con el reco- mendable Teniente don Miguel Vélez y otros infantes, los persiguieron, montados en las mis- mas bestias que les habían avanzado, hasta de aquel lado de San Idelfonso,[18] más cuatro le- guas distante de este cantón. En el camino les hicieron nueve muertos, fuera de dieciocho que aquí dejaron, de suerte que la pérdida de ellos ha sido de veintisiete muertos, fuera de heri- dos, según las huellas de sangre que por va- rias direcciones se han observado. Se les toma- ron, además, veinte bestias, entre ellas algunas bien aperadas, y otras muertas que quedaron; veinticinco pistolas de cilindro,[19] y hasta aho- ra se han recogido 32 rifles, 47 paradas, fuera de buenas chamarras de color, una buena ca- pa, sombreros, gorras y varios papeles que se remiten.[20] En la lista que le incluyo, constan los muertos y heridos que tuvimos, lo cual es bien poco para el descalabro que ellos sufrie- ron, sobre el que daré un parte circunstanciado cuando mejor se haya registrado el campo. Sin embargo de la recomendación general que to- dos merecen, debo hacer especialmente la del Capitán graduado don Liberato Cisne, Tenien- tes don José Siero, don Miguel Vélez, don Ale- jandro Eva, don Adán Solís y don Manuel Ma- renco, que aun después de herido permaneció en su punto, sosteniéndolo; y la del Subteniente don Juan Fonseca y Sargentos primeros Mace- donio García, Francisco Estrada, Vicente Vi- gil, Catarino Rodríguez y Manuel Paredes; Ca- bos primeros Julián Artola y Faustino Salme- rón y los soldados Basilio Lezama y Espiridón Galeano. Se hizo igualmente muy recomendable el muy valiente Sargento primero Andrés Castro, quien por faltarle fuego a su carabina, botó a pedradas a un americano, que de atrevido se saltó la trinchera para recibir su muerte. Yo me congratulo al participar al señor General, el triunfo adquirido en este día sobre los aven- tureros; y felicito por su medio al Supremo Go- bierno por el nuevo lustre de sus armas siempre triunfadoras. J.D. Estrada Conforme.- León, septiembre 22 de 1856.- Baca. Aquí un sello que dice: “Estado de Ni- caragua, Ministro de la Guerra del Supremo Gobierno”.[21] Un informe escrito en Rivas por el Teniente Alejandro Eva, el 21 de agosto de 1889 y publicado en el Diario Nicaragüense (de Granada) el 14 de septiembre de 1890, dice textualmente lo siguiente: En los primeros días del mes de septiembre de 1856, una columna de 160 hombres, pésimamente armados con fusiles antiguos de peine, hambrientos, casi desnudos, al mando del coronel don José Dolores Estrada, ocupaban la Hacienda San Jacinto, de don Miguel Bolaños [tatarabuelo del Ingeniero Enrique Bolaños Geyer ex presidente de la República], en el departamento de Granada [el departamento de Managua era entonces parte de Granada], con objeto de proporcionarse víveres y descansar de las fatigas de una ruda campaña. Esta pequeña fuerza estaba dividida en tres compañías ligeras comandadas por los capitanes Cisne, Francisco Sacasa y Francisco de Dios Avilés. La casa de la hacienda era grande, de tejas y con dos corredores, estaba ubicada en el centro de un extensísimo llano, y solamente a retaguardia de la casa, como a 100 varas había un pequeño bosquecillo. Inmediatamente se puso la casa en estado de defensa, claraboyando las paredes del lado de los corredores[22] y con la madera de los dos corrales que se desbarataron formamos un círculo de trincheras. Tres días después de nuestra llegada, 60 jinetes yanquis de las mejores fuerzas del audaz y el aventurero William Walker, se acercaron a practicar un reconocimiento del cual resultó una pequeña escaramuza, en que murió un cabo, Justo Rocha, de los nuestros y un filibustero, el mismo que mató a éste, y que según confiesa Walker en su “Guerra en Nicaragua”, fue el capitán Jarvis. Al amanecer del 14 de septiembre tomábamos un frugal desayuno, cuando Salmerón, un espía nuestro, llegó a escape (corriendo) al campamento participando que el enemigo, en número de 300 hombres, se aproximaba por el sur. En el acto el Coronel Estrada dispuso que solamente quedase en el interior de la casa una escuadra que comandaba el teniente Miguel Vélez, y que el resto de la tropa ocupase la línea exterior. Se hizo así, y en esa disposición esperamos, con orden de no hacer fuego sino hasta que los agresores estuviesen a tiro de pistola. A las 7:00 a.m. divisamos al enemigo como a
  • 5. 5 2 mil varas de distancia; marchaba a discreción y no traía cabalgaduras. Los jefes y oficiales vestían de paisano: levita, pantalón, chaleco, y sombreros negros; algunos portaban espada y revólver y otros rifles; y la tropa iba uniformada con pantalón y camisa de lana negros, sombreros del mismo color e iban atinados de rifles “sharp” y “negritos”. Hicieron alto a tiro de fusil y se destacaron en tres columnas paralelas de 100 hombres cada una. Cuando estuvieron a una distancia conveniente, rompimos el fuego. Al recibir la descarga, en vez de vacilar se lanzaron impetuosamente sobre las trincheras: una columna atacó de frente, otra por la izquierda y la última por la derecha. Todas fueron rechazadas por tres veces; y hasta el cuarto asalto no lograron apoderarse de la trinchera por el lado izquierdo, cuando el valiente oficial Jarquín y toda la escuadra que defendía ese punto tan importante, hacían un nutrido y certero fuego sobre el resto de las líneas. Cortados de esta manera, teníamos que comunicarnos las órdenes a gritos. El infrascrito, con los Tenientes don Miguel Vélez y don Adán Solís, defendían el ala derecha; y yo como primer Teniente recibí la orden de defender el punto, hasta morir, si era necesario. Mis compañeros se batían con admirable sangre fría. Los yanquis multiplicaban los asaltos pero tuvimos la fortuna de rechazarlos siempre. Uno de ellos logró subir a la trinchera y allí fue muerto -por el intrépido oficial Solís. Eran ya las 10:00 a.m. y el fuego seguía vivísimo. Los americanos, desalentados sin duda por lo infructuoso de sus ataques, se retiraron momentáneamente y se unieron a las 3 columnas; pero pocos momentos después al grito de ¡Hurra Walker!; se lanzaron con ímpetu sobre el punto disputado.[23] Se trabó una lucha terrible, se peleaba con ardor por ambas partes, cuerpo a cuerpo. Desesperábamos ya de vencer a aquellos hombres tenaces, cuando el grito de !Viva Martínez!;, dado por una voz muy conocida de nosotros, nos reanimó súbitamente. El Coronel Estrada, comprendiendo la gravedad de nuestra situación, mandó al Capitán Bartolo Sandoval, nombrado ese día segundo jefe en el lugar del Teniente Coronel Patricio Centeno, que procurase atacar a los yanquis por la retaguardia. Este bizarro militar se puso a la cabeza de los valientes oficiales Siero y Estrada y 17 individuos de la tropa, saltó la trinchera por detrás de la casa, logró colocarse a retaguardia de los asaltantes, les hizo una descarga y lanzando con su potente voz los gritos de ¡Viva Martínez ! ¡Viva Nicaragua!, cargó a la bayoneta con arrojo admirable.[24] Los bravos soldados del bucanero del norte retrocedieron espantados y se pusieron en desordenada fuga. Nosotros, llevando a la cabeza al intrépido Coronel Estrada, que montó el caballo de Salmerón, único que había, perseguimos al enemigo 4 leguas hasta la Hacienda “San Ildefonso”.[25] Allí mató Salmerón con su cutacha al jefe de los americanos Coronel Byron Cole y lo despojó de un rifle y dos pistolas. Nuestra pequeña fuerza tuvo 28 bajas entre muertos y heridos; entre los primeros figuraban el Capitán don Francisco Sacasa y el Subteniente Jarquín, y entre los últimos, el ahora Coronel don Carlos Alegría. Los filibusteros perdieron al Coronel Cole, al mayor cuyo apellido no recuerdo y que era el segundo jefe y 35 muertos mas, 18 prisioneros, contándose entre ellos el cirujano y muchos heridos que después hallaron muertos en los campos inmediatos. Tal fue el memorable combate que abatió a los invasores y despertó loco entusiasmo en el ejército que defendía la Independencia de Centroamérica. Rivas, agosto 21, 1889. Alejandro Eva.[26] Testimonio del General Carlos Alegría, quien era capitán al momento de la batalla, material enviado por el arqui- tecto Huáscar Pereira Alegría, biznieto del que hizo es- te relato y publicado el 16 de septiembre de 2000 en el periódico El Nuevo Diario: Oleo sobre tela (65 x 84 cm) - Del pintor Nicaragüense Wilberth Antonio Sáenz H. El combate del 14 de septiembre Relato y parte de guerra contada por el Mayor General Carlos Alegría. Al amanecer del memorable 14, me encontraba convaleciendo en una casa
  • 6. 6 4 COMBATIENTES DE SAN JACINTO contigua a la hacienda; los gritos, las descargas, el correr de las bestias y el llegar de los heridos y muertos, me hizo levantarme de la grave postración, pero sólo llegué a San Jacinto a lamentar tanto estrago dentro de mis compañeros y amigos. Después de una hora de terrible y mortal lucha, cuando ya habían caído muertos y heridos varios de nuestros principales oficiales, que no se podía atravesar el patio ni salir de la casa sin caer muerto por tener los filibusteros tomada la línea frente a los corrales, se juntaron en la puerta norte del mismo corral, los capitanes Liberato Cisne, Bartolomé Sandoval, tenientes José Ciero, Manuel Marenco, Miguel Vélez, Sargento Estanislao Morales, Francisco López (segoviano) y el Cabo Rocha (Cabeza de Palo). He aquí la discusión en la mortífera y terrible batalla, junto allí dijo Cisne: “Piquemos la retaguardia”. “Carguemos, contestó Bartolo”. Y no ha dilatado mi relato por la corta distancia que mediaba por tener los yankees la bayoneta de estos héroes sobre las espaldas. Semejante audacia causó espanto a aquellos bucaneros, y corrieron despavoridos sobre el abra donde pagaron con sus vidas semejante atrevimiento. Nos atacaron con un rigor desmedido por el flanco izquierdo, sureste del corral de madera, en donde Managua el Mayor Francisco Sacasa y el teniente Salvador Bolaños y allí estaba yo, junto con mi grupo de granadinos, incluso Joaquín Castillo con managuas y masayas. Se peleaba casi cuerpo a cuerpo, porque faltaba parque y entonces arrojábamos piedras pero el que hizo más estragos fue un managua de apellido Castro, osado y fuerte, quien le lanzó una piedra un poco más grande y pesada que una bola de billar y la arrojó con todas sus ganas, lleno de un coraje extraordinario, al yankee en el lado de la frente por la izquierda, de tal modo que el filibustero quedó un instante a ahorcajadas, inclinado hacia atrás, tambaleándose sobre la cerca de madera, cayendo inmediatamente después moribundo dentro de la trinchera. No se imagina, decía don Cayetano, que el entusiasmo fue tan grande que reventó una gritería estrepitosa, pero como no había parque, peleamos cuerpo a cuerpo y con piedras, yo mismo y compañeros tiramos muchas como balas. Sin embargo, los filibusteros avanzaban más y más porque tenían todo en abundancia y por eso los nuestros comenzaban a buscar refugio en la Casa Hacienda, siendo el 1ro. un oficial Zaragoza con los suyos, después de estar firmes como una 2da. muralla detrás de la trinchera. Ese estado fue terrible, pues ya estaban algunos en los corredores de la Casa-Hacienda y entonces el General Estrada, con un coraje muy grande, gritó para sostener el punto a varios militares que ya estaban entre la casa y el corral, entre ellos los capitanes Vélez, Solís y otros para contener la embestida hasta morir como fue mandado. Y así se hizo, dando nuevas órdenes inmediatas al mismo tiempo para contra atacar por retaguardia o flanqueo a los filibusteros, saliendo los nuestros por detrás de la Casa-Hacienda y dieron la vuelta como guerrillas por un lugar montañoso que nos los vieron hasta el momento de caerles encima a los atacantes, que sorprendidos y cayendo por el empuje de los nuestros, se retiraron corriendo, desgranándose como mazorcas, en momentos que ocurrió, como cosa inesperada, la irrupción de unos potros y de unas yeguas, que corrieron estrepitosamente sobre ellos. Asustadas las bestias por tantos ruidos de tiros y de los gritos que oyeron, quebraron piernas y brazos e hicieron huir, en una sola estampida, a los demás que podían correr. No había necesidad de este auxilio porque la victoria la teníamos en la mano, pero como siempre se agradece a la providencia de Dios, que quiso ahorrar sangre nicaragüense, tan sufrida. Mucho debe la nación a todos aquellos valientes patriotas que duermen en sus tumbas al contorno de San Jacinto, el sueño eterno del olvido y que sólo la Patria y este compañero los recuerda. Abandonaron sus lugares para exponerse siempre a los peligros, haciendo lujo de las intemperies, expusieron sus vidas en ofrendas a las libertades conculcadas y por salvar a su Patria que se hallaba enteramente en poder del filibustero. La hubieran dado cuantas veces se las hubieran pedido. Son los únicos que pueden llevar en altos pedestales el nombre de héroes, porque también son los únicos que han luchado cuerpo a cuerpo con la mortífera arma de presión civilizada. Son los primeros en América del Centro que como David han triunfado hasta con las piedras. Mayor General — Carlos Alegría (14 de septiembre de 1886) A treinta años de San Jacinto ¡¡¡Viva Nicaragua!!! ¡¡¡Viva la Patria!!! . 4 Combatientes de San Jacinto Dentro de los 160 hombres que dice José Dolores Estrada que pelearon en esta memorable acción, se recuerdan los siguientes:
  • 7. 7 Billete de 10 córdobas, de la serie E de 1979, con la estatua de Andrés Castro en su anverso (arriba). Abajo el reverso con una escena de mineros. MUERTOS • 1.- • 2.- Teniente Salvador Bolaños — Masaya • 3.- Subteniente Ignacio Jarquín — Metapa (Mata- galpa) • 4.- Subteniente Francisco López Blanco — Mana- gua • 5.- Subteniente Dolores Chiquitín — Diriomo • 6.- Sargento Francisco López Negro — Managua • 7.- Sargento Estanislao Morales — Matagalpa • 8.- Cabo Jerónimo Rocha (Cabeza de Palo) — Ma- nagua • 9.- Raso Florentín Ruiz — Tipitapa • 10.- Sargento José Araya HERIDOS • 1.- Capitán Carlos Alegría — Masaya • 2.- Capitán Francisco Avilés — Managua • 3.- Teniente Abelardo Vega — Masaya • 4.- Teniente Luciano Miranda — Masaya • 5.- Teniente José Ciero — Masaya • 6.- Teniente Manuel Marenco — Masaya • 7.- Sargento Andrés Castro — Tipitapa OTROS COMBATIENTES • 1.- Teniente Coronel Patricio Centeno - Jinotega • 2.- Capitán Liberato Cisne — Matagalpa • 3.- Capitán Francisco de Dios Avilés - Managua • 4.- Capitán Crescencio Urbina • 5.- Capitán Bartolo Sandoval • 6.- Teniente Adán Solís • 7.- Teniente Miguel Vélez • 8.- Teniente Alejandro Eva • 9.- Teniente José Luis Coronel • 10.- Subteniente Juan Fonseca • 11.- Sargento Macedonio García • 12.- Sargento Vicente Vijil Bermúdez • 13.- Sargento Manuel Paredes • 14.- Sargento Francisco Espada • 15.- Sargento Catarino Rodríguez • 16.- Sargento Francisco Gómez • 17.- Cabo Faustino Salmeron • 18.- Cabo Julián Artola - Metapa • 19.- Teniente Venancio Zaragoza • 20.- Soldado Juan Espada • 21.- Teniente Ceferino González • 22.- Soldado Joaquín Castillo • 23.- Soldado Juan (albañil) • 24.- Soldado Trinidad Cubero • 25.- Soldado Basilio Lezama • 26.- Soldado Catarino Pavón • 27.- Soldado Cayetano Bravo - Ochomogo • 28.- Soldado Desiderio (sastre) • 29.- Soldado Adán Urbina • 30.- Soldado Espiridión Galeano - Sébaco • 31.- Soldado Andrés Zamora 5 Actualidad Actualmente el lugar de la batalla es un sitio histórico de Nicaragua; el 14 de septiembre de 1956 el General Anastasio Somoza García celebró allí mismo el centena- rio de la batalla y la casa hacienda es ahora un museo sobre los hechos.
  • 8. 8 6 REFERENCIAS Y NOTAS 6 Referencias y notas [1] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, página 19 [2] El testimonio de Eva dice que los nicaragüenses tuvieron 28 bajas entre muertos y heridos sin especificar cuantos murieron y cuantos fueron heridos. El teniente Siero men- ciona a 9 muertos y 6 heridos lo que en total son 15 bajas. Pero un trabajo del cuadro de honor de los héroes, hecho por el político e historiador Rafael Córdoba Rivas, miem- bro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional entre 1980 y 1985, y publicado en La Prensa Literaria - suplemento del diario La Prensa- del 13 de septiembre de 1981, dice en sus notas que la tropa de Estrada tuvo 55 bajas entre muertos y heridos. Afirma esto basándose en las Obras Históricas Completas, de Jerónimo Pérez; 40 años de historia de Nicaragua, de Francisco Ortega Aran- cibia; Historia de Nicaragua, de José Dolores Gámez y José Dolores Estrada Héroe Nacional, de Francisco Pérez Estrada. [3] Obras históricas completas, Jerónimo Pérez, 1975, citado por José Salomón Pérez Palma en Símbolos nacionales de Nicaragua, 1977, página 106 [4] Jerónimo Pérez afirma esto en su libro Obras históricas completas pero él no estuvo en la batalla. [5] El parte oficial de Estrada menciona que hubo 27 muer- tos de los filibusteros, 18 en combate y 9 en la persecución fuera de heridos según las huellas de sangre que dejaron pues estos fueron cargados por sus compañeros de armas. Aunque William Walker afirma en su libro La guerra en Nicaragua, página 182, tercera edición de 1993, que los fi- libusteros se llevaron a sus heridos a Tipitapa y que Willey Marshall murió de sus heridas en dicha villa. Esto prue- ba que hubo heridos que murieron después del combate y el testimonio del teniente Alejandro Eva habla de muchos heridos que después fueron hallados muertos en zonas ale- dañas a San Jacinto. [6] El testimonio del teniente Alejandro Eva escrito en 1889, 33 años después de la batalla, dice que los filibusteros tu- vieron 37 muertos (entre estos su jefe Byron Cole), 18 prisioneros y muchos heridos que después fueron halla- dos muertos en los campos cercanos. Según Eva a Cole lo mató con su machete el cabo Faustino Salmerón (el mismo centinela que dio el aviso de la llegada de los filibusteros) en la hacienda San Ildefonso, situada a 20 kilómetros al sur de San Jacinto, y lo despojó de 1 rifle y 2 revólveres. Pero el teniente José Siero dice en su testimonio que 2 días después, el 16 de septiembre, Cole llegó a esa hacienda a las 6 de la mañana y allí 1 sabanero le dio 2 macheta- zos en el cuello y la cabeza muriendo instantáneamente. Esto coincide con lo que dice el italo-nicaragüense Fabio Carnevalini en la semblanza de Walker, hecha al inicio del libro de éste La guerra en Nicaragua al traducirlo aquel en 1883, en la que menciona que 2 días después del combate Cole fue sorprendido y muerto por unos labriegos. [7] Obras históricas completas, Jerónimo Pérez, 1975, citado por José Salomón Pérez Palma en Símbolos nacionales de Nicaragua, 1977, página 106 [8] El Nicaraguense, 20 de septiembre de 1856, página 2 co- lumnas 2 y 3 [9] Probablemente el número de caballos era más de 30, pues el ruido debe de haber sido muy fuerte ya que los filibuste- ros creyeron que llegaban refuerzos para Estrada y huye- ron. Este en el parte oficial dice que a ellos se les tomaron 20 bestias (caballos) y menciona que el capitán Bartolo Sandoval junto con el teniente Miguel Vélez y otros in- fantes se montaron en esos mismos caballos recuperados para perseguirlos hasta la hacienda San Ildefonso (20 ki- lómetros al sur) con lazos, machetes, cuchillos, revólveres y rifles recuperados a estos. [10] Frase de Reclus [11] El Nuevo Diario: Mural de piedra por el cuadro de “la pedrada” [12] La Batalla de San Jacinto 1856 - 2006: San Jacinto: pri- mera derrota del esclavismo en América [13] Paradas se les decía en aquella época a las cartucheras que portaban las armas de fuego, especialmente los revólveres. [14] Este parte es un adelanto del parte de la batalla del 14 de septiembre pues menciona que fueron recuperados 15 rifles, varias pistolas descompuestas, varias paradas o car- tucheras, 4 espadas, 1 botiquín, 15 mulas y 15 caballos, así como chamarras, gorras, sombreros, cuchillos, botas, etcétera. Ambos documentos históricos tienen en común la mención del número de armas, bestias y cosas recupe- radas así como el número de muertos del enemigo y la persecución contra este. [15] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, página 20 [16] Los fusiles de chispa de la época, también llamados fusiles Brown Bess, eran eficaces hasta una distancia de 50 a 70 metros. Además eran de avancarga, es decir se cargaban por la boca del cañón empujando la bala con la baqueta -varilla metálica que se usa para limpiar las armas de fue- go y que en ese tiempo también se usaba para empujar cada bala- hasta la recámara después de que cada soldado mordía el taco de papel que envolvía cada bala con pól- vora para echar un poco de esta en el lado exterior de la recámara para cubrirla con la llave para que al apretar el gatillo la piedra de pedernal echara chispa al golpear la llave y al hacer contacto por medio de un hoyo llegaba a la recámara y hacía estallar el resto de la pólvora, que se metía por la boca del cañón y después la bala se empujaba con la baqueta, para disparar la bala. Los fusiles de chispa no eran precisos porque sus cañones no estaban estriados, salvo los de uso civil hechos para la cacería y por lo tanto sus disparos eran precisos para cazar animales, por lo que eran eficaces contra formaciones de soldados que avanza- ban hombro con hombro y además era necesario que los soldados nicaragüenses dispararan sus armas cuando los filibusteros estuvieran cerca y aquellos recargaran sus ri- fles cuando estos recibieran una descarga de fusilería. Los filibusteros tenían armas de repetición -de varias balas- como los rifles Minié y Sharp así como revólveres Colt que son de retrocarga, o sea de carga por detrás.
  • 9. 9 [17] Las 3 columnas de los filibusteros se unieron para atacar el corral de madera pues los atacantes se percataron que era imposible tomar el corral de piedra y la casa hacienda en un ataque frontal, por lo que sus jefes decidieron unir sus columnas para tomar el corral de madera por ser el más débil. [18] San Ildefonso es una hacienda cercana a Tipitapa que to- davía existe y pertenece a la familia Báez de la que es miembro William Báez expresidente de la Lotería Nacio- nal en los años 2005-2007. [19] A los revólveres se les decía en esa época pistolas de ci- lindro por tener un cilindro de 6 balas. La empresa esta- dounidense Colt, creada por Samuel Colt, fue la primera compañía de armas de fuego en fabricar este tipo de ar- mas que hasta la llegada de los filibusteros walkeristas en 1855 no se habían visto en Nicaragua. [20] Estrada al mencionar en su parte oficial que se recupera- ron 25 revólveres y 32 rifles, que en total fueron 57 armas de fuego recogidas, así como 1 capa, chamarras, sombre- ros, gorras y papeles, deja entrever que hubo filibusteros que perdieron sus armas y objetos personales en la perse- cución. De hecho es más el número de armas recuperadas que el de filibusteros muertos. [21] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, páginas 1 y 3 [22] Se hicieron hoyos en las paredes de adobe de la casa ha- cienda para que los soldados parapetados en esta pudieran disparar sus fusiles hacia afuera sin estar expuestos al fue- go enemigo en el corredor sur de la casa. Actualmente no existen porque las distintas restauraciones los han tapado. [23] El punto disputado era el corral que se usaba para guardar el ganado y era el más débil por estar hecho de madera. Las 3 columnas de los filibusteros se unieron para atacar este flanco derecho porque comprendieron que el corral de piedra y la casa hacienda eran inexpugnables de frente y decidieron atacar el corral de madera para así acabar con su defensa y atacar de lado la casa hacienda y el corral de piedra. [24] Este es un error o lapsus calami. El coronel Estrada dice en el parte oficial que le ordenó al capitán Liberato Cis- ne, no al capitán Bartolo Sandoval, encabezar el ataque a retaguardia; así mismo Eva no menciona la estampida de los caballos de la hacienda causada por el ruido de ese ataque, mencionada por el capitán Carlos Alegría y el te- niente José Siero (uno de los tres oficiales que junto con el capitán Cisne y el subteniente Juan Fonseca encabezaron a 17 soldados en ese ataque) en sus respectivos testimo- nios, especialmente este último que afirma que los potros bajaron del cercano cerro San Jacinto, arreados por el te- niente coronel Patricio Centeno y un oficial de apellido Flores, hacia el campo de batalla, por lo que el tropel hizo creer a los filibusteros que llegaban refuerzos. También es el único testimonio que registra los gritos de Viva Martí- nez y Viva Nicaragua que gritaron los atacantes. [25] También esto es otro error pues el parte oficial de Estrada dice que el capitán Bartolo Sandoval, el teniente Miguel Vélez y otros soldados se montaron en los caballos recu- perados al enemigo para perseguirlo. Tómese en cuenta que Eva escribió su testimonio 33 años después del com- bate en 1889 y por lo tanto se le olvidó esto así como el capitán Cisne fue el oficial que lideró ese ataque; en cam- bio Estrada escribió el parte oficial el mismo día de la ba- talla, probablemente en la tarde pues el combate ocurrió entre las 7 y las 11 de la mañana del 14 de septiembre de 1856. El error de que había un solo caballo en la hacienda montado por Estrada hasta fue difundido en libros escola- res como Aprendamos a convivir, 5to Grado de primaria, página 45, y Formación Cívica y Social, 3er Año de se- cundaria, página 22, ambos escritos y publicados en 1992 y 1991 respectivamente por el licenciado César Escobar Morales, el cual también mencionó ese error en otros li- bros de ambas series escolares hechos por él. [26] La Prensa Literaria del 14 de septiembre de 1982, páginas 1 y 3 7 Bibliografía • Parte Oficial de la batalla, 14 de septiembre de 1856, de José Dolores Estrada • La guerra en Nicaragua, 1860, de William Wal- ker, traducida al español en 1883 por el italo- nicaragüense Fabio Carnevalini y reeditada en 1974 y 1993. • Obras históricas completas, 1865, de Jerónimo Pé- rez, reeditada en 1928 por Pedro Joaquín Chamorro Zelaya y más adelante en 1974 y 1993. • La Guerra Nacional Centenario, 1956, de Ildefonso Palma Martínez, reeditada en 2006 en el Sesquicen- tenario de la batalla. • Oda a San Jacinto 1956, poemas del mismo autor, hecha para el Centenario de la batalla. • La batalla de San Jacinto. 1856, 1957 de Ernesto de la Torre Villar. México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia. • Los filibusteros deben morir!, 1976 de Frederick Rosengarden. Wayne, Pensilvania, Estados Unidos, Haverford House, Publishers. • El predestinado de ojos azules, 1999, de Alejandro Bolaños Geyer. 8 Enlaces externos • Libro El Predestinado de los Hojos Grises de Ale- jandro Bolaños • Recorrido Virtual por el Museo en Hacienda San Ja- cinto • Página del Ministerio de Educación de Nicaragua (MINED) sobre la batalla
  • 10. 10 9 ORIGEN DEL TEXTO Y LAS IMÁGENES, COLABORADORES Y LICENCIAS 9 Origen del texto y las imágenes, colaboradores y licencias 9.1 Texto • Batalla de San Jacinto (1856) Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_San_Jacinto_(1856)?oldid=84757054 Colaboradores: Ej- meza, Soulreaper, Nihilo, CEM-bot, Kojie, Efegé, Fixertool, Muro Bot, Bigsus-bot, Mel 23, Jaontiveros, Ryoga Nica, A ver, Gizbot, C records, Dangelin5, Hprmedina, PatruBOT, ZéroBot, Grillitus, PastorDavid, KLBot2, Pietrus, Elvisor, Jordy Reyes, Balles2601, Nerdo- guate, Elech20, Tude1989, Wilberth Saenz y Anónimos: 23 9.2 Imágenes • Archivo:Cprotectchar"0024relax10_Cordobas.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a1/C%2410_ Cordobas.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: Scan Artista original: Scanned by Uploader • Archivo:Flag_of_Nicaragua_(1839-1858).svg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9c/Flag_of_Nicaragua_ %281839-1858%29.svg Licencia: Public domain Colaboradores: gráfico vectorial con Inkscape. Artista original: <a href='//commons.wikimedia.org/wiki/User:Heraldry' title='User:Heraldry'>Heraldry</a> • Archivo:Flag_of_Nicaragua_(Government_of_William_Walker).png Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/ f7/Flag_of_Nicaragua_%28Government_of_William_Walker%29.png Licencia: CC-BY-SA-3.0 Colaboradores: http://www.fotw.net/ flags/ni-hist.html#1854 Artista original: Jaume Ollé, changed to .png by Ninane • Archivo:José_Dolores_Estrada.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/97/Jos%C3%A9_Dolores_Estrada. jpg Licencia: Public domain Colaboradores: http://www.estrelladenicaragua.com/387-edicion/387-yoluchebatalla.html Artista original: Desconocido • Archivo:La_Batalla_de_San_Jacinto_(Test_Mayor_Gral_Carlos_Alegria_1886),_Pintor_Wilberth_Saenz.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b9/La_Batalla_de_San_Jacinto_%28Test_Mayor_Gral_Carlos_Alegria_1886% 29%2C_Pintor_Wilberth_Saenz.jpg Licencia: CC BY-SA 4.0 Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Wilberth Saenz • Archivo:La_Pedrada_de_Andres_Castro.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2e/La_Pedrada_de_ Andres_Castro.jpg Licencia: CC BY-SA 3.0 Colaboradores: Trabajo propio Artista original: C records 9.3 Licencia del contenido • Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0