CONFERENCIA MARIAL LEAL DE NOGUERA. JENDRY LOPEZ.pdf
1. Universidad San José
Sede Virtual
Facultad de Ciencias de la Educación
Bachillerato en la Enseñanza Primaria con énfasis en español
Curso: Seminario de Creatividad Literaria Costarricense
Conferencia
Estudiante: Jendry Gabriela López Arguedas.
Prof. Luis Emilio Sibaja Esquivel
Julio, 2022
2. Bibliografía
María Leal
Es 1914 y, con 22 años, María Leal está a punto de graduarse como
Maestra Normal de la Escuela Anexa del Colegio de Señoritas, en la
provincia de San José. Este es, como ella dirá después, “el fruto de sus
‘desvelos, incansables esfuerzos y… hondos anhelos».
Hace siete años salió de su natal Santa Cruz, en Guanacaste, para llegar a
estas aulas donde aprende para luego salir a enseñar. María fue una de
las 10 becadas de Guanacaste por el gobierno de Cleto González Víquez
para venir aquí a estudiar. Entró a quinto grado en setiembre y ganó el
curso en tan solo tres meses.
Desde muy niña fue muy curiosa. Tanto que a los cinco años ya sabía leer
y escribir. El amor por el estudio le vino seguramente de dos generaciones
atrás. Su abuelo, un agricultor de Tempate de Santa Cruz llamado
Dionisio Leal, le pidió al presidente Tomás Guardia que construyera una
escuelita en su pueblo. Guardia accedió de inmediato, después de todo era
su amigo de batallas, desde que pelearon juntos la guerra de 1856 contra
los filibusteros.
3. Fotografía utilizada en la biografía de su libro Cuentos Viejos.
A esa escuela la nombraron como él: Dionisio Leal Vallejo. Idelfonso, su
hijo y papá de María, fue el director de otra escuela en el pueblo de 27 de
Abril. Esa batuta de educadora llegó a ella como una herencia que pasa de
generación en generación.
Aquellos días de infancia los invertía ‘recorriendo senderos agrestes y
montuosos’. En las
noches escuchaba maravillada los cuentos de enormes gigantes capaces de
destruir la iglesia de su pueblo con los puños. Se sumergía tanto en las
historias que se olvidaba de ir cenar.
Su ‘mente de hormiga’ no solo la ocupó grabando escenas para los
cuentos, sino recordando los nombres de quienes más admiraba, sus
maestros y maestras: José Angulo, Natalia Ramírez, Clorinda Morales,
Cristina Cordero.
En ese entonces no imaginó que ella también sería una maestra admirada
al punto de que una escuela llevaría su nombre. No solo eso: sus ganas de
leer y escribir historias la convirtieron en una de las mujeres más
importantes en la educación y la cultura guanacasteca.
Las voces del campo a las páginas
Después de graduarse como maestra, María recibió una práctica
pedagógica junto a otros docentes llamada “La importancia del cuento en
el desarrollo mental del niño”. Esa enseñanza se volvió clave cuando
regresó a Santa Cruz a ejercer su profesión.
En su aula María era maestra y alumna. De día escuchaba con atención
las historias de las niñas. De noche, a los adultos que se animaban a
aprender a escribir con ella.
4. En esta página de la cuarta edición de Cuentos Viejos María Leal da
crédito a una niña de Arado de Santa Cruz.
Así empezó a publicar en la revista Repertorio Americano las historias que
fue amontonando de la gente de su pueblo.
Redactaba sus cuentos con mucho cuidado para que los niños pudieran
entenderlos. Una ‘forma sencilla, pausada, tal como si relatara historias
maternales al caer la tarde’, reseñó la docente y benemérita de la patria
Ema Gamboa.
En 1923 recopiló 14 cuentos en la primera edición de su libro Cuentos
Viejos. Las siguientes ediciones iban creciendo con cada cuento que
recuperaba del campo. María siempre fue sincera sobre el origen de sus
historias, así se lo hizo saber cada vez que enviaba textos nuevos a su
editor y exprofesor de colegio Joaquín García Monge.
5. “Van hoy cinco cuentos que han de servir para ampliar la colección que
comencé en las aulas del Colegio […] Desde luego confieso que no son
originales; yo los he recogido de boca de los campesinos, los he redactado
procurando seguir el orden primitivo de los sucesos y argumentos con un
lenguaje comprensivo para los niños. Es lo único que me pertenece”.
Esos cuentos que María recogía, también hablaban de Tío Conejo, Tío
Coyote y otros animales del monte. Pero también de príncipes tontos y de
manos peludas.
El trabajo excesivo le causó problemas de salud a María, aún así siguió
escribiendo y trabajando como profesora, contra las recomendaciones de
los médicos.
En la cuarta edición de Cuentos Viejos, su exprofesor y editor escribió un
prólogo asegurando que los cuentos de María junto a Cuentos de mi Tía
Panchita de Carmen Lyra ‘son la contribución más interesante que Costa
Rica, por ahora, puede ofrecer a la literatura popular del mundo’.
El artista costarricense Francisco Amiguetti ilustró cada una de las
historias de la cuarta edición de Cuentos Viejos.
En 1925 creó el primer jardín para niños en Santa Cruz de Guanacaste.
Treinta años más tarde, la Escuela de Niñas de Santa Cruz adoptó su
nombre. Ella, mientras tanto, publicó dos libros más: De la vida en la
costa y Estampas del camino, este último a sus 82 años.
“Estos divinos cuentos poblaron de bellas fantasías mi imaginación hoy la
pueblan de duras realidades ellos mismos. En otros tiempos los escuché
encantada, hoy de igual modo, los copio encantada de las verdades que
6. dicen sus mentiras”, escribió ella misma en la introducción de la cuarta
edición de Cuentos Viejos, publicada en 1938.
María Leal Rodríguez murió a los 97 años, en su natal Lagunilla de Santa
Cruz.
Este perfil se construyó con las notas autobiográficas de María Leal
Rodríguez publicadas por Raimundo Brenes y extractos de las cartas de
María Leal enviadas a Joaquín García Monga y José Joaquín Trejos,
incluidas en la cuarta edición de Cuentos Viejos.
Obra literaria
Entre sus principales obras se destacan:
• 1923 Cuentos viejos
• 1974 Estampas del camino
• 1959 de la vida de la costa
ANEXO