El desierto Badain Jaran en el norte de China se caracteriza por tener algunos de los lagos más grandes del mundo en medio de dunas de arena. Los lagos reciben agua subterránea de las montañas Qilian a 350 km de distancia, ya que la precipitación anual en el desierto es solo de 40 mm. Algunos lagos son recientes mientras que otros antiguos son muy salinos; las dunas que los rodean alcanzan los 500 metros de altura, creando un paisaje impresionante.