Unitario - Serie Fotográfica - Emmanuel Toloza Pineda
La Última Cena de Jesús
1.
2.
3. Cuando se aproximaba el día y la hora en que
nuestro Señor Jesucristo debía ser entregado;
dio instrucciones a Pedro y a Juan para que
prepararan el lugar donde celebrarían la
Pascua, juntos por última vez.
4. En este acto, Jesucristo realiza dos acciones
• muy importantes.
• Primero, da cumplimiento a la ley de Moisés,
recordando la salida y liberación del pueblo de
la esclavitud en Egipto, cuando la sangre del
cordero, puesta sobre el dintel de las puertas,
les permitió ser librados de la muerte física.
• Segundo, asume simbólicamente la posición
del cordero inmolado, librando a los suyos; los
que él escogió desde antes de la fundación del
mundo; de la muerte espiritual y eterna,
mediante su propio sacrificio.
5. Altísimo y Soberano Dios, Jehová poderoso y
Eterno , te rogamos, bendigas estos dones
que hoy nos brindas. Este pan y este vino,
que en comunión de espíritu y amistad de
corazón, compartimos hoy como tus hijos.
Reunidos ante tu mesa, para conmemorar el
sacrificio eterno y perfecto, que tu
primogénito Jesucristo, ofreció
voluntariamente por todos nuestros pecados.
7. Venimos hoy, a esta tu mesa, consientes
de tu gran y eterno amor, con que nos
has amado desde antes de la fundación
del mundo y agradecidos de las muchas
bendiciones que nos has dado desde el
vientre de nuestra madre…
Lo hacemos con gozo, porque mediante
tu Soberana Gracia, tu nos haces dignos
de tan alto privilegio.
8. Venimos con gozo, porque nos Has
engendrado por tu gracia y eterno poder, por
la obra gloriosa de tu Espíritu Santo; quien
nos ha acompañado desde siempre y nos
acompañará, según tu promesa, hasta el
final…
Y mediante la fe que nos has regalado,
sabemos que algún día estaremos
verdaderamente en tu presencia.
9. Señor, cuando venimos hoy a compartir este
precioso sacramento, lo hacemos con
humildad de espíritu y sinceridad de corazón.
10. Concientes de que tu nos conoces a la
perfección, y sabes de todos nuestros
pecados; grandes y pequeños, ocultos y
evidentes, voluntarios e involuntarios
11. Porque aunque no queremos hacerlo, siempre
terminamos ofendiendo, con nuestros actos,
tu justicia, tu pureza y tu santidad…
12. Misericordioso Dios, aun en esta condición de
pecadores absolutos, tu nos miras con amor,
y nos invitas a entrar despreocupadamente
ante el trono de tu gracia, donde venimos con
vergüenza por nuestros actos, a pedirte
perdón y en el nombre de nuestro perfecto
abogado Jesucristo, escuches nuestro ruego.
13. Te pedimos también, que por tu gracia e
infinita misericordia, al compartir estos
preciosos dones, y mediante la fe que nos
has regalado, nos restaures, nos reanimes y
nos sanes de nuestras enfermedades.
Revistiéndonos de tu pureza y santidad
Mediante el sacrificio del Cuerpo y la
Sangre de tu amado hijo Jesucristo.
15. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les
dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por
vosotros es dado; haced esto en memoria de
mí. De igual manera, tomó la copa diciendo:
Esta copa es el nuevo pacto, en mi sangre,
que por vosotros es derramada
16. “Recibo y como de este pan, con fe,
gratitud, y gozo; en memoria del cuerpo
de Jesucristo, que él ofreció en sacrificio
por mis rebeliones”.
17. Recibo y bebo el vino de esta copa, con fe,
gratitud y gozo, en memoria de la sangre de
Jesucristo, que fue derramada en la cruz, para
perdón de todos mis pecados; pasados,
presentes y futuros.
18. “Subirá cual renuevo delante de él, y
como raíz de tierra seca; no hay parecer
en él, ni hermosura; le veremos, mas sin
atractivo para que le deseemos.
Despreciado y desechado entre los
hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como
que escondimos de él el rostro, fue
despreciado y no lo estimamos. (Isaías
53:2-3)
19. Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores;
y nosotros le tuvimos por azotado, por
herido de Dios y abatido . Mas él herido
fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados.
20. …Verá el fruto de la aflicción de su alma, y
quedará satisfecho; por su conocimiento
justificará mi siervo a muchos, y llevará las
iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré
parte con los grandes, y con los fuertes
repartirá despojos; por cuanto derramó su
vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo él llevado el pecado de
muchos , y orado por los transgresores.
21.
22. • Señor, tu nos has sido refugio de generación en
generación.
• Antes que formaras el mundo y ordenaras todas
las cosas ya nos amabas en tu corazón.
• Nos has permitido compartir hoy tu mesa como
hermanos y como amigos y, nos sentimos
bendecidos.
• Con sumo gozo te alabamos y te glorificamos,
porque solo tú eres digno de toda adoración.
• Nos vamos en paz, con gozo y nos gloriamos en
Jesucristo porque por él nos has dado
eternamente sabiduría, justificación, santificación
y redención, amén.