3. “Enjugará Dios toda lágrima
de los ojos de ellos; y ya no
habrá muerte, no habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor;
porque las primeras cosas
pasaron”
(Apocalipsis 21:4)
4. • Comprender que el propio Satanás reconocerá sus
errores.
• Reconocer que la herencia de nuevos cielos y Nueva
Tierra serán nuestros si nos entregamos de corazón
diariamente a Cristo.
• Tener la certeza de que todos participarán de este
evento: sólo nos resta definir de qué lado estaremos.
5. A pesar de un peregrinaje marcado por
sufrimiento, debido al pecado, Cristo
finalmente triunfará.
7. Los últimos capítulos de Apocalipsis nos muestran cómo se
desarrollarán los momentos finales del Gran Conflicto:
Satanás encadenado
(Apocalipsis 20:1-3)
El juicio milenario
(Apocalipsis 20:4-6)
El juicio final
(Apocalipsis 20:7-15)
Un nuevo comienzo
(Apocalipsis 21:1-2;
22:1-4)
Sin lágrimas ni dolor
(Apocalipsis 21:3-4)
8. Satanás atado
En muchos casos vemos a Satanás
apresando a las personas. Luego del
regreso de Jesús, será el turno de él y sus
ángeles. ¿Cuál será la parte más dolorosa
para ellos? ¿Por qué?
Este encarcelamiento fue señalado en la
historia como una consecuencia del
pecado.
Nosiempre losculpablessonapresados.
Al final, Cristo impartirá justicia, apresando al
originador de la esclavitud del pecado.
LA REDENCIÓN
9. «Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una
gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua,
que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al
abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase
más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después
de esto debe ser desatado por un poco de tiempo» (Apocalipsis 20:1-3)
Durante seis mil años, Satanás ha tenido a la
humanidad encadenada al pecado.
Jesús vino para romper estas cadenas
liberando a los endemoniados, sanando a los
enfermos y rompiendo los lazos de la muerte
(Mateo 4:24; Juan 44:44). Gracias a Él, hoy
podemos ser libres de las cadenas del pecado
(Gálatas 5:1).
Cuando los impíos mueran por el resplandor
de Su venida y los santos asciendan con
Cristo, Satanás quedará encadenado a esta
tierra [sin poder engañar más a las naciones]
(Apocalipsis 20:7-8).
10. Los salvados tendrán una parte importante
en el juicio de los impíos en el milenio.
Dios mostrará los detalles y las razones
para vida o muerte eterna de todos los
seres humanos.
El amor y la justicia divinos serán, una vez
más, comprobados para los salvados.
Cuando enfrentamos injusticias, ya sea
por intervención humana o por los
infortunios propios de la vida, ¿cómo
deberías reaccionar? ¿Cuál es la
influencia de nuestra esperanza en esas
situaciones de tristeza y amargura?
Las preguntas de “por qué”LA REDENCIÓN
11. «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de
juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de
Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia
ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus
manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años» (Apocalipsis 20:4)
Cuando ascendamos al Cielo, los santos
recibiremos la facultad de juzgar. Durante
este juicio, Jesús «aclarará también lo
oculto de las tinieblas, y manifestará las
intenciones de los corazones» (1 Corintios
6:2; 4:5).
De este modo, podremos conocer por qué
algunas personas no han sido salvas. En
qué momento rechazaron definitivamente
al Salvador, y cuántas veces fueron
llamadas a arrepentimiento.
Cuando este juicio acabe, no quedarán
dudas acerca del pecado, ni de la justicia
de Dios al tratar con cada pecador.
12. «Después que los santos hayan sido transformados en
inmortales y arrebatados con Jesús, después que hayan
recibido sus arpas, sus mantos y sus coronas, y hayan
entrado en la ciudad, se sentarán en juicio con Jesús. Serán
abiertos el libro de la vida y el de la muerte. El libro de la
vida lleva anotadas las buenas acciones de los santos; y el
de la muerte contiene las malas acciones de los impíos.
Estos libros son comparados con el de los estatutos, la
Biblia, y de acuerdo con ella son juzgados los hombres. Los
santos, al unísono con Jesús, pronuncian su juicio sobre los
impíos muertos. “He aquí—dijo el ángel—que los santos,
unidos con Jesús, están sentados en juicio y juzgan a los
impíos según las obras que hicieron en el cuerpo, y frente a
sus nombres se anota lo que habrán de recibir cuando se
ejecute el juicio.” Tal era, según vi, la obra de los santos
con Jesús durante los mil años que pasan en la santa
ciudad antes que ésta descienda a la tierra»
Primeros escritos, p. 52
13. El Juicio Final
El juicio posterior al milenio servirá sólo
para ejecutar la condena para el que
fue juzgado y comprobado
previamente.
Luego de milenios de sufrimiento con el
pecado, su originador confesará la
justicia de Dios.
El tormento será eterno sólo en sus
consecuencias.
Si nos pusiéramos en el lugar de
alguien que, habiendo conocido el
mensaje de salvación, se rebeló y
ahora se encuentra fuera de la Santa
Ciudad, ¿cuáles serían nuestros
sentimientos?
LA REDENCIÓN
14. Mediante dos gráficas
escenas (Apocalipsis
20:7-10 y 11-15), se
mostró a Juan el juicio
final que se ejecutaría
sobre los muertos en la
segunda resurrección, al
final de los mil años.
Los impíos resucitan. Satanás
tiene libertad de nuevo para
engañarlos (Apocalipsis 20:7-8, 12-13).
Se revelan por última vez contra
Dios, y éste les muestra su
sentencia (Apocalipsis 20:9, 13).
Todos –santos e impíos, ángeles
y demonios– doblan sus rodillas
ante Jesús (Filipenses 2:10).
Satanás, sus ángeles y todos los
impíos son destruidos por fuego
(Apocalipsis 20:10, 14-15).
«Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante
del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para
ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los
libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de
la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban
escritas en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:11-12)
15. Cielos nuevos y Tierra
Nueva
La tierra será renovada y purificada con
fuego para nunca más ser
contaminada.
Cualquier intento de comparación con
nuestros pensamientos o ejemplos
humanos es inútil ante lo que Dios ha
preparado para los salvados en la
Tierra Nueva.
Además de abrazar a nuestro
Salvador, ¿qué es lo que más te
gustaría de ver, hacer o
experimentar en la Tierra Nueva?
¿Por qué?
LA REDENCIÓN
16. «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la
nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa
ataviada para su marido» (Apocalipsis 21:1-2)
Cuando el mal sea exterminado, la tierra será
renovada. Volverá a ser el lugar idílico donde
Dios quería que viviésemos eternamente.
En esta nueva tierra no habrá peligros ni
extensiones que nos separen («el mar ya no
existía más»). Jerusalén será su nueva ciudad
capital, provista de una hermosura sin igual.
Nuestras mentes apenas pueden captar las
descripciones de la ciudad y sus enormes
dimensiones nos dicen que allí no hay escasez
de espacio; habrá lugar para todos. Apenas
podemos comenzar a imaginarla, pero ¡qué
divertido es dejar que nuestra creatividad se
explaye en lo que nos espera!
17. No más lágrimas
Laslágrimasserelacionansombríamente
conelpecado,elcualserádesecho conla
restauración final.
Larelación estrecha quetendremos con
Cristo enelCielodebecomenzar hoy.
En tiempos de Jesús existía la
costumbre de distribuir en los funerales
pequeñas vasijas donde las personas
vertían allí sus lágrimas, y en el
momento del entierro eran depositados
junto con el cuerpo. ¿Qué
representaban esas lágrimas? ¿Qué
representarán las que derramamos hoy
luego del final del pecado?
LA REDENCIÓN
18. «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya
no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
dolor; porque las primeras cosas pasaron» (Apocalipsis 21:4)
Presenciar la muerte eterna de los impíos será
nuestro último motivo de llanto, la última
lágrima que Dios enjugará de nuestros ojos.
Desde la caída de Adán y Eva, Dios ha querido
habitar de nuevo con nosotros y enjugar
nuestro llanto: en el santuario; en el templo; y
en Jesús mismo, que «habitó [tabernaculeó]
entre nosotros» (Juan 1:14).
Al fin, pondrá su tabernáculo perpetuamente
entre nosotros; y «él morará con ellos; y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos
como su Dios» (Apocalipsis 21:3).
El Gran Conflicto habrá acabado; el mal ya no
existirá más; ya nada nos podrá separar de
nuestro Dios.
19. «El cielo es un lugar agradable. Yo anhelo estar
allí y contemplar a mi hermoso Jesús que por
mí dio la vida, y ser transmutada en su gloriosa
imagen. ¡Oh, quién me diera palabras para
expresar la gloria del brillante mundo
venidero! Estoy sedienta de las vivas corrientes
que alegran la ciudad de nuestro Dios…
Las naciones de los salvos no conocerán otra
ley que la del cielo. Todos constituirán una
familia feliz y unida, ataviada con las
vestiduras de alabanza y agradecimiento. Al
presenciar la escena, las estrellas de la mañana
cantarán juntas, y los hijos de los hombres
aclamarán de gozo, mientras Dios y Cristo se
unirán para proclamar: No habrá más pecado
ni muerte» Elena G. de White, El hogar cristiano, pp. 492, 493
20. CONCLUSIONES
1. Al mirar nuestro mundo, tenemos la impresión de
que el dominio de Satanás es casi total. Pero un día,
él mismo reconocerá sus errores.
2. Para estar al lado de Cristo por la eternidad, debemos
prepararnos desde ahora.
3. Las lágrimas de tristeza y angustia que hoy
derramamos serán sustituidas por lágrimas de júbilo
y alivio al estar al lado de nuestro Salvador.
4. Todo el universo proclamará por la eternidad el amor
de Dios. No podemos perdernos la oportunidad de
estar allí.
21. Te invito a bajar y estudiar cada una de las 13 lecciones
que tratan sobre el tema:
Slideshare.net/chucho1943
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