2. No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también
en Mí.
En la casa de Mi Padre hay muchas moradas;
si no fuera así, se lo hubiera dicho;
porque voy a preparar un lugar para ustedes.
Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez
y los tomaré adonde Yo voy;
para que donde Yo esté,
allí estén ustedes también.
Y conocen el camino adonde voy.
LECTURA INICIAL
San Juan 14:1-4
San Juan 14:1-4
3. ¿QUÉ ES LA FE?
“La fe es garantía de lo que se espera;
la prueba de lo que no se ve”
Hebreos 11:1
“Por la fe somos capaces de someter nuestras mentes y
corazones hacia Dios, de confiar en su voluntad y de
seguir la dirección que El nos da”
CC-US 37
5. “Ya no necesito más:
conozco a Cristo
pobre y crucificado”
San Francisco de Asís
6. ¿CÓMO SE SIENTE LA FE?
“Nos hiciste, Señor, para ti,
y nuestro corazón está inquieto,
hasta que descanse en ti”
Confesiones 1.1
“El deseo de Dios está inscrito
en el corazón del hombre,
porque el hombre ha sido creado
por Dios y para Dios”
CIC 27San Agustín de Hipona
Padre y doctor de la Iglesia- 354-430
7. ¿LA FE ANULA LA RAZÓN?
“Porque no busco comprender para creer,
sino que creo para llegar a comprender”
Proslogio. Cap 1
San Anselmo de Canterbury:
Arzobispo, mayor teólogo de su tiempo - 1033-1109
11. FE PUESTA EN OBRAS
Al entrar Jesús en Cafarnaún, se acercó un centurión y Le
suplicó: "Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico,
sufriendo mucho.” Y Jesús le dijo: "Yo iré y lo sanaré.”
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que
Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi
criado quedará sano”. "Porque yo también soy hombre
bajo autoridad, con soldados a mis órdenes; y digo a éste:
'Ve,' y va; y al otro: 'Ven,' y viene; y a mi siervo: 'Haz esto,'
y lo hace.” Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que Lo
seguían: "En verdad les digo que en Israel no he hallado en
nadie una fe tan grande. (…) Entonces Jesús dijo al
centurión: "Vete; así como has creído, te sea hecho." Y el
criado fue sanado en esa misma hora.
San Mateo 8:5ss
12. Y El les dijo: (…) si tienen fe como un grano de mostaza,
dirán a este monte: 'Pásate de aquí allá,' y se pasará; y
nada les será imposible.
— San Mateo 17:20 —
14. — ACTO DE FE —
Señor Dios, creo firmemente
y confieso todas y cada una de las verdades
que la Santa Iglesia Católica propone,
porque tú las revelaste, oh Dios, que eres la eterna Verdad y Sabiduría,
que ni se engaña ni nos puede engañar.
Quiero vivir y morir en esta fe.
Amén.
16. ORACIÓN FINAL
Dios, Señor mío, no tengo idea adónde voy. No veo el
camino delante de mí. No puedo saber con certeza dónde
terminará. Tampoco me conozco realmente, y el hecho de
pensar que estoy siguiendo tu voluntad no significa que en
realidad lo esté haciendo. Pero creo que el deseo de
agradarte, de hecho, te agrada. Y espero tener ese deseo en
todo lo que haga. Espero que nunca haga algo apartado de
ese deseo. Y sé que si hago esto, me llevarás por el camino
correcto, aunque yo no me de cuenta. Por lo tanto, confiaré
en ti siempre, aunque parezca estar perdido a la sombra de
la muerte. No tendré temor porque estás siempre conmigo
y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros.
Amén.
Thomas Merton:
Monje Trapense, escritor y
17. Practica la justicia, la religión, la fe, el amor, la paciencia, la bondad. Mantente firme
en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna para la cual has sido llamado…
1 Timoteo 6:11-12
Notas del editor
San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz es un cuadro de Bartolomé Esteban Murillo, pintado al óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 283 x 188 cm. Datado entre los años 1668 al 1669, actualmente se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Descripción y características
La composición simboliza el momento culminante de la vida de San Francisco de Asís, es decir, cuando decide renunciar a todos sus bienes materiales para abrazar la vida religiosa.
Junto a la cruz, dos ángeles sujetan un libro abierto donde se puede leer en latín el pasaje del Evangelio de Lucas (14,33) que dice: "Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas las cosas que posee no puede ser mi discípulo”. De este modo, el globo sobre el que san Francisco apoya el pie, casi como empujándolo, simboliza el mundo terreno que rechaza y abandona para convertirse en discípulo de Jesús.
La composición es de luz suave y colores cálidos combinando sin estridencias los pardos, azules y verdes con la palidez del cuerpo de Cristo.
Se llama Padres de la Iglesia a un grupo de pastores y escritores eclesiásticos cristianos, obispos en su mayoría, que van desde el siglo I hasta el siglo VIII, y cuyo conjunto de doctrina es considerado testimonio de la fe y de la ortodoxia en el cristianismo post apostólico. Para el protestantismo, los escritos emanados de la patrística son eminentemente testimoniales, corroborativos en la medida en que se sometan a una sólida exégesis de la Biblia.
Doctor de la Iglesia es un título otorgado por el papa o un concilio ecuménico a ciertos santos en razón de su erudición y en reconocimiento como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos.
La lista completa de doctores se acrecentó hasta la actualidad, en la que cuenta con treinta y seis nombres:
• En 1720 Clemente XI incorporó a San Anselmo de Canterbury;
• en 1722 Inocencio XIII, a San Isidoro de Sevilla;
• en 1729 Benedicto XIII, a San Pedro Crisólogo;
• en 1754 Benedicto XIV, a San León I Magno;
• en 1828 León XII, a San Pedro Damián;
• en 1830 Pío VIII, a San Bernardo de Claraval;
• Pío IX incluyó a San Hilario de Poitiers (1851), a San Alfonso María de Ligorio (1871), y a San Francisco de Sales (1877);
• en 1883 León XIII añadiría a San Cirilo de Alejandría, a San Cirilo de Jerusalén y a San Juan Damasceno, y en 1899, a San Beda el Venerable;
• Benedicto XV proclamaría a San Efrén de Siria en 1920;
• Pío XI, a San Pedro Canisio (1925), a San Juan de la Cruz (1926), a San Roberto Belarmino y a San Alberto Magno (ambos en 1931);
• Pío XII, a San Antonio de Padua (1946);
• Juan XXIII, a San Lorenzo de Brindisi (1959);
• Pablo VI sumaría, en 1970, a las primeras mujeres: Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena;
• Juan Pablo II añadiría a Santa Teresa de Lisieux en 1997.
• Benedicto XVI añade, en octubre de 2012, a San Juan de Ávila, patrón del clero español, y a Santa Hildegarda de Bingen, con ocasión de la misa de apertura de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
• Francisco incorporó a San Gregorio de Narek, el 12 de abril de 2015.1
San Agustín, a los diecinueve años, se pasó al racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razón. Sin embargo, poco a poco fue cambiando de parecer hasta llegar a la conclusión de que razón y fe no están necesariamente en oposición, sino que su relación es de complementariedad.Según él, la fe es un modo de pensar asintiendo, y si no existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.
Esta postura se sitúa entre el fideísmo y el racionalismo. A los racionalistas les respondió: Crede ut intelligas («cree para comprender») y a los fideístas: Intellige ut credas («comprende para creer»). San Agustín quiso comprender el contenido de la fe, demostrar la credibilidad de la fe y profundizar en sus enseñanzas.
La Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (O.C.S.O. por su nombre oficial, en latín, Ordo Cisterciensis Strictioris Observantiae), conocida como Orden de la Trapa, es una orden monástica católica, cuyos miembros son popularmente conocidos como trapenses. Tienen como regla la de San Benito, la cual aspiran seguir sin lenitivos. Nacen como una ramificación de la Orden del Císter, que a su vez se originó de la Orden de San Benito.