Unitario - Serie Fotográfica - Emmanuel Toloza Pineda
La estética de la ría de Bilbao
1. DE LA RÍA DE BILBAO
Juan Ortiz de Mendívil
Juan Ortiz de Mendñivil
de los textos y de las imágenes
D.L. M-6065-2015
2. Nota del autor
La edición de este libro, De la Ría de Bilbao,
en soporte físico CDROM, se ha hecho en
el año 2015. Sin embargo la totalidad de
sus contenidos (imágenes y textos) fueron
realizados en torno al año 1990.
Mucho ha cambiado la Ría desde aquel
entonces. Aquella que llamamos la cultura
del fuego ya no existe.
En estas circunstancias, y en la actualidad,
los textos y las imágenes De la Ría de Bilbao
han adquirido un cierto sentido romántico y
nostálgico, y dan testimonio de un pasado
cercano e irrecuperable.
3.
4. Estética de la ría.
La ría de Bilbao es un eje: de este lado de la ría; del otro lado de
la ría.
La ría es también, claro, un camino: al fondo de la ria; en medio
de la ria: al final de la ria.
Al fondo está la ciudad, Galdácano, Altos Hornos, Erandio en el
medio; Portugalete, Santurze, Algorta, al final, junto a la mar.
Humo, polvo, nieblas, masas de fábricas, perfiles de grúas,
muelles, gabarras, traineras, carbón, barcos, puentes, resplandores
nocturnos…Toda una cultura fabril del hierro y del fuego.
Hay mucha estética en la ría de Bilbao. Una estética funcional
surgida de una actividad que busca exclusivamente el resultado,
el producto, y vive de espaldas a la proporción.
De todas maneras la belleza surge por sí sola, en forma espontánea,
como un resultado; al margen de una voluntad puramente
práctica.
La belleza toma la forma de potencia, fuerza, densidad, e incluso
alucinación.
6. La ría es, muchas veces, densa, espesa. Restos,
pavesas, se pudren lentamente en contacto con
sus aguas.
7.
8. La ría es, muchas veces, liviana, ligera. Los
edificios se reflejan en un agua, suficientemente
limpia como para que la lectura de la imagen
virtual sea fácil.
9.
10. Los colores matizados vibran en forma
impresionista, y la realidad se reconstruye en la
retina del observador.
11.
12. Lo más ligero y móvil coexiste con lo más pesante
y grávido. La masa del puente, con sus cosidos y
remaches de metal, contrasta con el vuelo de los
pájaros.
13.
14. El bote se ha hecho fósil; mitad animal,
mitad sideral, el bote petrificado tiene algo de
esqueleto de mamífero marino, que, en trance
de descomposición, deja a la luz sus estructuras
más íntimas.
20. El bote marginado se mantiene unido al muelle,
mansamente, por la sutileza de la cuerda de
amarre.
21.
22. Viejas estructuras de hierro abandonadas
conservan su personalidad e imponen su
presencia en el paisaje de la ría.
Y el hierro herrumbroso se hace dominante.
23.
24.
25.
26.
27.
28. Catedrales a su manera, las masas y las chimeneas
de las fábricas se imponen como grandes
manifestaciones de la voluntad de empresa del
hombre fabril.
36. Hay algo o primigenio, o final, en estas vivencias.
que nos hacen pensar en los fondos
incendiados de las pinturas de El Bosco,
o en el triunfo de la muerte de Brueghel.
Estas concomitancias, que parecen asociaciones
casuales de la mente, se refuerzan y se vuelven
necesarias, cuando se pasa al examen minucioso.
37.
38. El dualismo de las altas luces y las sombras
profundas plantea una dinámica de máxima
tensión, que oscila de lo tenebroso a lo
luminoso.
Lo tenebroso no puede dejar de interpretarse
como un misterio amenazante que puede
tragarnos.
Yloluminoso,comoundesenlace purificador,
en el que todo se funde.
42. Las ventanas iluminadas parecen más, ojos de
las propias fábricas, que lugares habitados por
personas.
Y en el caso de que esas personas existan,
la imaginación quiere inventarse seres
especiales, una raza de hombres carboníferos e
incombustibles, aclimatados al fuego.
43.
44. Cuando el volquete vierte el hierro fundido,
la ría se ilumina súbitamente y alcanza por un
momento, un grado de esplendor triunfante
y sublime que recuerda a los nimbos de la
resurrección del retablo de Isenheim de Matías
Grünewald.
La luz se vuelve inconmensurable y el material
perece en el inefable y efímero incendio.