Este poema de Jorge Luis Borges explora la naturaleza efímera del tiempo y la vida a través de tres símbolos: el río, que fluye constantemente hacia adelante; la cara en el espejo, que cambia con el paso del tiempo; y la isla de Ítaca, el destino final del viaje de Ulises. El poema sugiere que la poesía, al igual que estos símbolos, tiene el poder de revelar verdades profundas sobre la vida y la mortalidad humanas.
1. ARTE POÉTICA
JORGE LUIS BORGES
Mirar el río hecho de tiempo y
agua
Y recordar que el tiempo es otro
río,
Saber que nos perdemos como el
río Que es inmortal y pobre. La poesía
Y que los rostros pasan como el Vuelve como la aurora y el ocaso.
agua. A veces en las tardes una cara
Sentir que la vigilia es otro sueño Nos mira desde el fondo de un
Que sueña no soñar y que la espejo;
muerte El arte debe ser como ese espejo
Que teme nuestra carne es esa Que nos revela nuestra propia cara.
muerte
De cada noche, que se llama sueño. Cuentan que Ulises, harto de
prodigios,
Ver en el día o en el año un Lloró de amor al divisar su Ítaca
símbolo Verde y humilde. El arte es esa
De los días del hombre y de sus Ítaca
años, De verde eternidad, no de
Convertir el ultraje de los años prodigios.
En una música, un rumor y un
símbolo, También es como el río
interminable
Ver en la muerte el sueño, en el Que pasa y queda y es cristal de un
ocaso mismo
Un triste oro, tal es la poesía Heráclito inconstante, que es el
mismo
Y es otro, como el río interminable.
¡Oh poesía ¡
Inmortal Borges… sí, el tiempo es otro río Que cruzamos de ida y de regreso y nunca es el mismo. El agua
fluye y sigue su destino.
Y Esa Ítaca del heroico Ulises es la misma Que imagino… mi único y certero destino es la muerte…Ítaca es
mi destino.
Efraín