2. Las Obras de Misericordia (I)
Ok
SANTO
Las Obras de Misericordia son SERVICIO al prójimo, es FE EN
ACCIÓN. Claramente el servicio es una arma fundamental para la vida cristiana,
por ello debemos de cuidar con atención, caridad y constancia a los más
necesitados de esta tierra, pues en ningún otro aspecto es tan claramente
medida la fe por Cristo como en la forma en que la que se trata a estos más
pequeños: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos
míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.¨ (Mt. 25, 40)
La clave para todo esto: Tratar bien a TODOS, sin excepción ni discriminación,
debido a que Jesús habita en cada uno de nosotros, no importa su estatus social,
edad, raza… no importa tampoco si la persona hizo mal en algún momento,
¿Quiénes somos nosotros para juzgar?. Busquemos a Cristo en todos los
rincones, sirvamos y allí estará.
Ahora que sabemos cómo obrar con misericordia, existen catorce obras de
misericordia: siete corporales y siete espirituales. A continuación te las
presentamos y explicamos brevemente:
3. Obras de Misericordia Corporales.
(1) Visitar a los enfermos: Se refiere a una atención con amor de
familia a personas que muchas veces no tienen de quién apoyarse, una
atención única en una persona que pierde la esperanza de vivir; qué
mejor alivio que saber que Cristo por medio de nosotros ¡actúa!
(2) Dar de comer al hambriento y (3) Dar de beber al sediento: Este
es uno de los servicios que más se necesitan; muchas personas
mendigan, tienen hambre y sed… podemos ayunar con el propósito,
no de dar lo que me sobre, sino, más bien, dar con amor algo que yo
pude comer; o no comprar nuestros alimentos un día y comprárselo a
quien de verdad lo necesite. Jesús, según recoge el evangelio de san
Lucas recomienda: «El que tenga dos túnicas que las reparta con el
que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc. 3, 11).
4. 4) Dar posada al peregrino: En la antigüedad el dar posada a los
viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado
de las travesías. No es el caso hoy en día, pero, aún así, podría tocarnos
recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o
familia, sino por alguna verdadera necesidad… esa es una excelente
oportunidad para obrar con misericordia y acogida.
5) Vestir al desnudo: Muchos tenemos camisetas, zapatos, pantalones
que no utilizamos, ya sea porque ya no nos queda o que no le damos
uso; esto (en buen estado) podemos donarlo a una persona que tiene
posiblemente un único par de zapatos o incluso que anda descalzo,
deberíamos brindar ayuda a nuestro prójimo que necesita de nosotros.
5. 7) Enterrar a los difuntos: Cristo no tenía lugar sobre el que reposar. Un
amigo, José de Arimatea, le cedió su tumba, pero, no sólo eso, sino que
tuvo valor para presentarse ante Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús;
también participó Nicodemo, quien ayudó a sepultarlo (Jn. 19, 38-42).
Enterrar a los muertos, parece un mandato superfluo, pero, por
ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente…
¿Por qué es importante dar digna sepultura al cuerpo humano? Por que
el cuerpo humano ha sido alojamiento del Espíritu Santo, en efecto,
Somos “templos del Espíritu Santo (1° Cor. 6, 19).
6) Visitar a los presos: Hablar con ellos y brindarles ayuda, tanto
material, como, la más importante que es la espiritual; busquemos
ayudar a quienes dentro de sus corazones gritan por ayuda y
quieren cambiar.