2. El oso polar, también conocido como oso blanco es, por su tamaño, el dueño
de las tierras del Ártico. Su pariente más cercano es el oso pardo. Las
diferencias entre ambas especies vienen determinadas por las adaptaciones
de cada uno a su medio. En su adaptación a las zonas frías, el pelaje del oso
polar se ha ido aclarando, siendo más espeso e impermeable. Las plantas de
sus pies están recubiertas de pelo para poder desplazarse sobre las
superficies heladas.
El oso polar es un animal ágil, en la tierra y en el agua. Puede nadar a una
velocidad de 10 kilómetros/ hora y puede incluso dormir en el agua.
También es capaz de escalar zonas heladas de difícil acceso.
3. Suele ser una animal solitario.
Cuando llega el frío hiberna en
una guarida que excava él
mismo en la nieve.
Su principal alimento son las
focas, sobre todo en invierno.
En la época de verano se
vuelve casi vegetariano.
Debido a los cambios
climáticos, esta especie de
osos se puede ver muy
afectada. La temperatura de la
zona aumenta dos veces más
rápido que en el resto del
planeta y el hielo del océano
Ártico se derrite a una media
del 9% cada diez años. De
momento existen unos 25.000
ejemplares en todo el mundo,
de los cuales entre 3.000 y
5.000 se encuentran en el
Ártico Europeo.