1. Actividad: Señala el tipo de narrador de los textos siguientes:
TEXTO 1
Rand había perdido el color. Buscó una píldora, se la puso en la boca y bebió unos sorbos de
agua del vaso que tenía cerca. Sonó el teléfono. Rand levantó el auricular y dijo con vivacidad:
- El señor Gardiner y yo estamos listos. Haga pasar al presidente a la biblioteca.
Colgó el auricular, retiró la copa del escritorio y la escondió detrás de él, en uno de los
estantes de la biblioteca.
(Jerzy Kosinski: Desde el jardín)
TEXTO 2
La estación estaba concurrida, porque era la hora de cierre de los espectáculos, y no
me costó colarme en el andén. En el primer tren que salió me acomodé en el asiento de
primera clase y traté de dormir. En Provenza subieron unos gamberros jovencitos y algo
bebidos que empezaron a divertirse a mi costa. Me hice el tonto y permití que me zarandearan.
Cuando se apearon en Tres Torres les había birlado un reloj de pulsera, dos bolígrafos y una
cartera. La cartera sólo contenía un carnet de identidad, un carnet de conducir, la foto de una
chica y algunas tarjetas de crédito. Arrojé cartera y contenido en un tramo de la vía donde me
pareció que no podrían ser recuperados: para que le sirviera a su dueño de lección. El reloj y
los bolígrafos los guardé con gran alegría, porque con ellos podría pagar la pensión, dormir
entre sábanas y regalarme por fin una buena ducha.
(Eduardo Mendoza: El misterio de la cripta embrujada)
TEXTO 3
La marquesa, que no había dejado de mirar el rostro de su hija hasta que las lágrimas
echaron un velo sobre sus ojos, volvió a rezar, y mientras pronunciaba una oración
especialmente consagrada a las ánimas, pensaba así: “Dios te habrá perdonado, pobre alma
querida, como te perdoné yo”.
Y empezó a traer a la memoria recuerdos mil, algunos tristes como reflejo del cariño
herido, otros punzantes y terribles como la imagen del dolor vulnerado. Recordó que si las
faltas de la hija habían sido de estas que en los términos sociales no tienen excusa, la
severidad de la madre había sido implacable. Con estas lastimosas memorias, la marquesa
sintió algo que podría llamarse el remordimiento del deber.
(Benito Pérez Galdós: La desheredada)
TEXTO 4
Hace más de un cuarto de hora que esperas en el parque por Alicia. Impaciente,
enciendes otro cigarrillo y aguardas cinco minutos más sentado en esa banca, hasta
convencerte de que no llegará. No tienes ánimo de ir a ninguna parte, así que lo mejor te
parece quedarte un rato más en el parque, por lo menos hasta la una de la tarde, hora en que
podrás llegar a casa cuando tu madre tenga lista la comida. Mientras tanto, observas distraído
hacia un lado de la banca y adviertes sobre la tierra el laborioso trabajo de una colonia de
hormigas rojas. Te encuclillas para verlas mejor, y observar sus largas y frágiles columnas
avanzando en lentos movimientos hacia el hormiguero.
(Fernando Ruiz Granados: El ritual del buitre)
TEXTO 5
“Lo vi. Desde que se zambulló en el río. Apechugó el cuerpo y luego se dejo ir corriendo abajo, sin
manotear, como si caminara pisando en el fondo, después rebalso la orilla y puso sus trapos a secar, lo
vi. Que temblaba de frío, hacía aire y estaba nublado”.
(Juan Rulfo: “El hombre”)