1. Encuentro y Consejo Mundial CICG Roma 2015
Primer día: jueves 25 de junio del 2015
El momento del encuentro es el momento de conocerse, de abrir los ojos, de descubrir los rostros,
los idiomas, las culturas, las responsabilidades guiadas, la profesión o los estudios de cada una.
Es, también, momento de darse tiempo. No sacar conclusiones demasiado rápido. Recibir, abrirse
camino. No encerrarse en los prejuicios.
Es el momento para colocar los grupos de base. Como todo en el guidismo, el encuentro de la CICG
se vive en equipo. El equipo es el lazo de la comunidad cristiana, la Iglesia de la proximidad a la que
también llamamos la «comunidad de base».
«Y ellos salieron y predicaron por todas partes, colaborando el Señor con
ellos, y confirmando la palabra por medio de las señales que la seguían»
Marcos 16:20
Aquellos que toman la ruta, se convierten en caminantes de la Palabra. Ellos le dan vida a la Palabra
porque Cristo camina con ellos. «El Señor trabaja con ellos», nos dice San Marcos.
Caminar junto a él nos invita a mirar de forma distinta, a tomar su Palabra en lo más íntimo de
nuestras vidas.
Caminar junto a él implica una conversión de corazón, el descubrimiento de lo invisible.
Caminar junto a él es permitirnos ser interrogadas por aquello que vamos a oír, a escuchar, a ver y a
vivir durante este encuentro y consejo.
Caminar junto a él es darle gestos, darle vida a lo escrito en el Evangelio para que su palabra nazca en
nosotros.
Caminar junto a él significa comprender aquello que es invisible a los ojos, eso que hace que el árbol
crezca y que es también la historia de nuestras vidas.
Proclamar el Evangelio es, en primer lugar, dejarlo crecer en nosotras, como esta semilla divina que
el Señor plantó en lo más íntimo de nuestro corazón. Así, y solo así, seremos sus testigos por toda la
Tierra.
Ésta es la llamada que se nos envía en el comienzo de este encuentro: «Siempre hace falta
cultivar un espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la
actividad» (EG 262)
2. Segundo día: viernes 26 de junio del 2015
El momento de la inculturación. Todo encuentro CICG está siempre situado en un lugar, en un país,
en una historia y, por lo tanto, en una cultura. El lugar del encuentro forma parte del «Encuentro», es
Palabra del «Encuentro». No se trata de hacer turismo, sino de entrar en un enfoque de
inculturación, una voluntad de permitirse ser interrogada sobre las realidades culturales y sociales
del lugar, del país. Hay que tomarse el tiempo necesario para dejarse marcar por estos
descubrimientos. Es el camino para entrar en el «Encuentro».
Caminar, echarse a andar en un camino de descubrimientos, de novedades y de exploraciones, es ir
al encuentro del otro para ser dos y ser un pueblo. Es permanecer despiertas buscando los rasgos de
Dios en el rostro y en los pasos de todos los hombres y de todas las mujeres y, en particular, en los
guías de todos los rincones del mundo.
Es comprender que somos una humanidad en marcha siguiendo a Cristo, convirtiéndonos en
cristianos vivos y respirando el buen aire de la palabra…
Emprender el camino en esta mañana, significa adoptar una perspectiva nueva que ve, que escucha,
que abre y que transfigura.
Es captar en los ojos del otro la presencia de Dios, es ponerse a disposición para atravesar juntas las
horas de cada uno de nuestros días.
Emprender la ruta en esta mañana es entregarse, en silencio interior, a un encuentro en intimidad
con Él y con los rostros que cruzaremos para escuchar: «La Palabra de Dios también nos
invita a reconocer que somos pueblo» (EG 268)
«Los scouts y guías viven todavía en lo provisorio, durmiendo en carpas que desmontan por la
mañana y que vuelven a montar en otro lugar por la tarde. Son un pueblo en marcha» (Jean
Debruynne)
3. Tercer día: sábado 27 de junio del 2015
El momento de la confrontación
Los descubrimientos traen las nuevas solidaridades que forman un pueblo. Se convierten en las
riquezas del encuentro. Invitan a que cada una dé lo mejor de sí. Lo vivido es aquello que funda este
pueblo y no solo una idea. El encuentro es la ocasión privilegiada que permite descubrir lo que
ocurre en otros lados, donde viven otras personas, más allá de mis fronteras, de mis prejuicios, de mi
historia, de mis costumbres. Es el tiempo para afrontar aquello que se hace y cómo se vive en mi
asociación. El guidismo es un proyecto concreto para vivir juntas. Es la voluntad compartida y
dinámica que permite ponerse en ruta para construir juntas un mundo habitado por el Evangelio.
Cada vez que vivimos juntas, estamos cambiando el mundo.
Cincuenta años han dado vida a la CICG. Cincuenta años de caminatas, de encuentros, de proyectos,
de vida en asociaciones, en equipos diversos, regional y mundialmente, para respirar el perfume del
Evangelio y para hacer que las jóvenes y las mujeres se pongan en pie y, de este modo, formen parte
de la vida de la ciudad y sigan los pasos de Cristo.
No se trata solo de recordar, sino de invocar nuestra historia que nos ha traído hasta aquí y poner
nuestras miras en lo que está por venir.
Es poner en palabras, en este día de aniversario, aquello que nos sigue apasionando,
manteniéndonos despiertas, proyectando un futuro para todas estas chicas y estas guías por el
mundo.
Es disponerse a escuchar la voz de los responsables y de las jóvenes de hoy en día que siempre se
preocupan por volver a la base de aquello que nos puso en marcha hace ya cincuenta años.
Hoy es un día de fiesta. Es el momento para agradecer todo lo que se ha vivido, todo lo que se vive y
para agradecer, desde ya, todo lo que se vivirá.
Seguimos en los caminos más allá de las edades, de las generaciones, fuera de las viviendas y de los
compromisos porque «La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo,
una pasión por su pueblo.» (EG 268)
«Todo encuentro es creación» (Jean Debruynne)
4. Cuarto día: domingo 28 de junio del 2015
El momento del desierto
El desierto es el lugar de la nada. Es «lo informe y lo vacío» del comienzo del mundo. El desierto es,
por lo tanto, el lugar donde todo queda por hacer, donde todo queda por crear y donde todo es
posible.
El momento del desierto es el momento de la elección. De todo aquello que vivo en este encuentro,
¿qué es lo que elijo vivir en mi día a día? ¿Qué cambia eso personalmente para mí? ¿Qué es lo que
eso significa en mi compromiso guía? ¿Qué evangelio he dejado entrar en mí como llamada durante
este encuentro?
En esta mañana, nos ponemos en ruta hacia lugares particulares… Aquello que vamos a vivir allí, a
ver y a sentir depende de nuestra mirada, como en nuestra vida. Cada día elegimos entre
despertarnos contemplando el sol o solo fijarnos en lo nublado que está el cielo. Elegimos entre
emprender la ruta como de costumbre o emprenderla con el deseo de vivir nuevos encuentros y
descubrimientos. Elegimos entre el deseo de recibir aquello que nos viene o quedarnos tras puertas
cerradas.
Las Catacumbas que vamos a visitar nos cuentan la historia de hombres, mujeres y niños que nos
permiten hoy estar aquí… Una vida que si no, habría continuado de forma diferente.
«El vigilante es alguien obstinado, un testarudo que jamás renuncia a la esperanza. Está seguro de
que un día vendrá, que un nuevo día nacerá». (Jean Debruynne)
La visita de estos lugares nos invita, curiosamente, a nacer, abriendo así un espacio a la resurrección:
«Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza.» (EG 275)
Quinto día: lunes 29 de junio del 2015
El tiempo de la evaluación. Es el tiempo para leer los cambios que operan este encuentro. ¿En qué
hemos cambiado hacia una nueva mirada? ¿En qué sentido es hoy un día de comienzo? ¿Qué es
aquello que nos hará levantarnos? ¿Qué es lo que me pondrá en marcha durante tres años? ¿Cuáles
son las etapas que nos fijamos?
Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha
penetrado el mundo.
Dos jornadas diferentes llegan para un momento de consejo. La vida de la CICG no se trata de días
que se suceden, sino de una historia que se construye gracias a «esta fuerza de vida que ha
penetrado el mundo», nos dice el Papa Francisco.
En nuestras diferentes misiones, llevadas a cabo por nuestras asociaciones, construimos, realizamos
y damos vida a proyectos que le otorgan altura y profundidad al guidismo. Es mucho más que una
propuesta de actividad recreativa para pasar el tiempo…
5. Es dar aliento para crecer y convertirse en miembros de la vida de la Ciudad, de mi región, de la otra,
aquí y en el extranjero. «Sean responsables de la Tierra. No tengan miedo de hacer cantar la paz. Y
mantengan su mirada feliz». (Jean Debruynne)
Es también el día de San Pedro y San Pablo en la Basílica del Laterano. Estamos también en comunión
con todos los diocesanos de Roma y de su obispo el Papa Francisco.
Confiamos, así, al Espíritu que nos guíe hacia donde Él quiere en la toma de decisiones que tendrá
lugar durante este consejo mundial.
¡Que estos próximos tres años reciban el sello del júbilo del Evangelio!
Sexto día: martes 30 de junio del 2015
El momento de la celebración, de la fiesta y del envío. Es el momento de celebrar y de festejar
juntos este encuentro que se ha convertido en un verdadero evento internacional. Aquello que cada
una habrá vivido, lo que cada una siente, este asombro que habita en cada una realmente merece la
pena ser celebrado. Cada uno reconoce al otro, y el otro me reconoce. Todas existen en la mirada del
otro. Con un GRACIAS enorme, esta noche, en la misa de Acción de Gracias, vestiremos la mesa para
el banquete del pan, del vino y de la Palabra de la Eucaristía. Solo nos quedará la partida, pero no
será una ruptura ni una separación, sino que será un envío.
Solo sabemos que nuestra entrega es necesaria.
Hoy terminamos el tiempo del consejo para encaminarnos mejor hacia el futuro. Nada es posible sin
las relaciones que formamos, sin que nosotros mismos vayamos siguiendo el camino de un Dios que
nos ha entregado su vida.
Esta entrega de sí comienza en cada uno de nosotros, en cada uno de nuestros movimientos, en el
reconocimiento de la diversidad de los miembros como así, también, cuando reconocemos la riqueza
que brinda este contexto internacional. Es el otro, mi prójimo, el que me identifica, quien despierta
en mí la humanidad de mi ser.
Todo encuentro es siempre un riesgo, porque seguir al Espíritu es un riesgo que despierta en mí un
camino de fe.
Todas nuestras decisiones no son por nosotros mismos sino por todas las Guías de todo el mundo
que prosiguen y proseguirán este camino. Aquel camino que hace de unas y de otras ciudadanas
responsables.
Es un tiempo de envío el que dará el cierre a nuestro encuentro-consejo cuando plantemos el árbol
de los cincuenta años en el jardín del encuentro, aquí, en Villa Aurelia.
6. Es dar aliento para crecer y convertirse en miembros de la vida de la Ciudad, de mi región, de la otra,
aquí y en el extranjero. «Sean responsables de la Tierra. No tengan miedo de hacer cantar la paz. Y
mantengan su mirada feliz». (Jean Debruynne)
Es también el día de San Pedro y San Pablo en la Basílica del Laterano. Estamos también en comunión
con todos los diocesanos de Roma y de su obispo el Papa Francisco.
Confiamos, así, al Espíritu que nos guíe hacia donde Él quiere en la toma de decisiones que tendrá
lugar durante este consejo mundial.
¡Que estos próximos tres años reciban el sello del júbilo del Evangelio!
Sexto día: martes 30 de junio del 2015
El momento de la celebración, de la fiesta y del envío. Es el momento de celebrar y de festejar
juntos este encuentro que se ha convertido en un verdadero evento internacional. Aquello que cada
una habrá vivido, lo que cada una siente, este asombro que habita en cada una realmente merece la
pena ser celebrado. Cada uno reconoce al otro, y el otro me reconoce. Todas existen en la mirada del
otro. Con un GRACIAS enorme, esta noche, en la misa de Acción de Gracias, vestiremos la mesa para
el banquete del pan, del vino y de la Palabra de la Eucaristía. Solo nos quedará la partida, pero no
será una ruptura ni una separación, sino que será un envío.
Solo sabemos que nuestra entrega es necesaria.
Hoy terminamos el tiempo del consejo para encaminarnos mejor hacia el futuro. Nada es posible sin
las relaciones que formamos, sin que nosotros mismos vayamos siguiendo el camino de un Dios que
nos ha entregado su vida.
Esta entrega de sí comienza en cada uno de nosotros, en cada uno de nuestros movimientos, en el
reconocimiento de la diversidad de los miembros como así, también, cuando reconocemos la riqueza
que brinda este contexto internacional. Es el otro, mi prójimo, el que me identifica, quien despierta
en mí la humanidad de mi ser.
Todo encuentro es siempre un riesgo, porque seguir al Espíritu es un riesgo que despierta en mí un
camino de fe.
Todas nuestras decisiones no son por nosotros mismos sino por todas las Guías de todo el mundo
que prosiguen y proseguirán este camino. Aquel camino que hace de unas y de otras ciudadanas
responsables.
Es un tiempo de envío el que dará el cierre a nuestro encuentro-consejo cuando plantemos el árbol
de los cincuenta años en el jardín del encuentro, aquí, en Villa Aurelia.