El documento describe las tres formas en que el duelo propio de un acompañante puede afectar su capacidad para ayudar a alguien que está experimentando una pérdida. 1) Puede hacer que sean conscientes de sus propias pérdidas pasadas. 2) Puede afectarlos en términos de las pérdidas que temen. 3) Puede aumentar su propia ansiedad existencial sobre la muerte. El documento también menciona que los acompañantes son más efectivos cuando han elaborado sus propios duelos y han alcanz
Cómo el duelo propio afecta la labor de acompañamiento
1. a mí también Me duele
El duelo propio del acompañante
La muerte de una persona querida es una de las experiencias más
dolorosas que puede tener cualquier ser humano y no solo doloroso
de experimentar sino también de presenciar. El dolor es inevitable,
proviene de la consciencia del que la vive y del que la presencia,
ninguna puede dar a la otra lo que quiere. El acompañante no puede
traer de vuelta a la persona que ha muerto y la persona en que lo sufre
no pude agradecer al acompañante que le ayuda, pareciendo
ayudada. En pocas palabras es el dolor ante el dolor. Entonces, esta
experiencia de duelo nos hace difícil ser o sentirnos útiles en ese
momento, con la persona que lo experimenta.
La experiencia del duelo en los demás nos toca personalmente como
acompañantes y profesionales de la salud de tres diferentes maneras.
1.- Nos puede hacer conscientes, a veces de nuestras propias
pérdidas.
Esto suele ocurrir si la pérdida de quien acompañamos es similar a la
que ya sufrimos en nuestra propia vida.
Si esta pérdida no se ha resuelto de manera adecuada en la vida del
que acompaña, puede ser un obstáculo a la hora de hacer una
intervención significativa y útil.
De lo contrario, si se ha resuelto de manera adecuada, la experiencia
de una perdida similar, puede ser beneficiosa y útil al trabajar con el
paciente.
En otras palabras si en algún momento de nuestras vidas hemos
sufrido alguna pérdida reciente, resultará difícil sino imposible trabajar
con una persona que ha sufrido un evento similar.
Para esto te puedo contar un cuento relacionado con la experiencia
propia y la empatía que te puede dar el haberla vivido.
El cuento es de autor desconocido, pero un cuento es para mí un alivio
para el que lo escucha, y creo que es lo mejor que hay para
2. a mí también Me duele
transformar nuestras vidas, por que cuando entra en nuestra
imaginación no tiene fronteras.
Se venden cachorros
El dueño de un atienda estaba poniendo sobre la puerta un letrero que
decía: <<Revenden Cachorros>>. Letreros como este atraen a los
niños: tan es así que un niño apareció bajo el letrero.
-¿Cuánto cuestan los cachorros?
- Entre 30 y 50 pesos – replicó el dueño.
El niño busco en sus bolsillos y sacó unas monedas
- Tengo 2.30 – dijo-. ¿Puedo verlos, por favor?
El dueño sonrió y dio un silbido y salió corriendo por los pasillos de la
tienda la perra seguida de sus cinco diminutas bolas de pelitos. Uno
de los cachorros se retrasaba considerablemente detrás de los demás.
- ¿Qué pasa con ese perrito? – Pregunto el niño señalando al cachorro
que cojeaba rezagado.
El dueño de la tienda le explico que el veterinario lo había examinado y
había descubierto que no tenía la cavidad del hueso de la cadera.
Siempre seria cojo. El niño se emocionó.
- Ése quiero comprar.
- No tienes que comprar ese perrito – le dijo el dueño de la tienda-. Si
realmente lo quieres, te lo daré.
El niño se molestó un poco. Miró directamente a los ojos del dueño de
la tienda y, señalándolo con el dedo, dijo:
- No quiero que me lo regale. Ese perrito vale tanto como los demás,
le pagaré todo su valor. Le daré 2.30 pesos ahora y el resto en
mensualidades.
- No creo que quieras compara ese perrito – replico el dueño-. Nunca
va a poder correr, ni jugar, ni saltar contigo como los demás cachorros.
En ese momento el pequeño se agacho y arremangó su pantalón para
mostrar una pierna malamente lisiada, retorcida y sujeta por una gran
abrazadera de metal.
3. a mí también Me duele
- Bien – replicó suavemente el niño mirando al señor-, yo tampoco
corro muy bien, y el cachorrito necesitara a alguien que lo entienda.
El encuentro y el acompañamiento deben estar destinados a ayudar a
vivir sin negar la realidad.
2.- El duelo propio del acompañante puede también afectar en
términos de las pérdidas a las que le tenemos miedo.
Todos los que de alguna manera estamos cerca de personas que
pronto morirán también hemos sufrido diversas pérdidas en nuestras
vidas, y por esto mismo, tendemos a realizar este acompañamiento
con cierta aprensión debido a nuestro temor por posibles muertes
similares.
Normalmente esta aprensión esta a nivel bajo de conciencia. Los
miedos ó temores de perder a nuestros padres o a nuestros hijos
según sea el caso, pueden perjudicar una eficaz relación de
acompañamiento.
Por ejemplo, uno de nosotros tenemos miedo por la posible muerte de
nuestros hijos, esta ansiedad es traslada a una relación demasiado
protectora y puede tener dificultad para trabajar con alguien cuyo hijo
ha muerto o morirá. Esto sucede si el acompañante no es consciente
de esta ansiedad y no ha tratado el problema.
3.- Otra manera en que nos puede afectar ó nos puede tocar
como acompañantes personalmente, es nuestra propia
conciencia respecto a la muerte y la ansiedad existencial que nos
produce.
Se venden
cachorros
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4. a mí también Me duele
Por esto es especialmente difícil guiar cuando la persona a la que
acompañamos es similar en edad sexo o estatus profesional, todos
estos aspectos pueden aumentar la ansiedad del acompañante, ya
que todos nosotros estamos ansiosos en un grado u orto respecto a
nuestra propia mortalidad, pero es posible aceptar esta realidad y no
reprimirla sin llegar a la incomodidad y o tener dificultar en nuestra
labor como acompañantes.
Los voluntarios o acompañantes, pueden ser eficaces cuando
han elaborado sus propios duelos, y que han experimentado
cierto grado de resolución.
Mónica Navia Novella
Si quieres saber más sobre el tema puedes
consultar el libro a mí también Me duele .