1. aDios a los niños
Tareas del duelo
Una vez que hayas identificado el camino a seguir es importante tomar
en cuenta las cuatro tareas del duelo anticipado que recomienda J.
William Worden en su libro “El tratamiento del duelo:
Asesoramiento psicológico y terapia”
TTaarreeaass ddeell ttrraattaammiieennttoo ddeell dduueelloo::
Ayudar a aceptar la muerte inminente, observar si hay negación
por el niño o algún miembro de la familia ya que esto lleva
tiempo y el tiempo es lo que menos hay.
Trabajar en los sentimientos asociados a la perdida anunciada
sobre todo del niño, para los padres hay tiempo.
Para los padres, acomodarse a un medio en el que el pequeño
ya no este, es sano, es decir, que los familiares ensayen en su
mente la vida sin su pequeño ayuda más que perjudica. Esto
puede ser planear el funeral como lo comentamos anteriormente,
si es posible compartirlo con el pequeño, esto le dará
tranquilidad de que cuando el no este todo estará bien.
Encaminar a un buen morir y dejar ir sin culpa.
“Todas las teorías y toda la ciencia del mundo no pueden ayudar a
nadie tanto como un ser humano que no teme abrir su corazón a
otro”. Elizabeth Kübler- Ross.
Si acompañas a pequeños es recomendable ponerte entre paréntesis
por un momento, porque no hay tiempo para ti, hay que correr y si tú
tienes tus propias necesidades, que por lo tanto no vas a morir el niño
moribundo más, es muy importante enfocarte a las necesidades del
pequeño para que se despida ya habiendo elaborado su propio duelo
sano. Como dice la Dra. Elizabeth Kubler Ross en su libro Una Luz
que se apaga. “De otra manera no somos los actores principales.
Jamás hay que intentar suplantar o llenar el rol que le corresponde a
la madre o padre. Es como en un teatro nosotros somos como los que
limpian o ponen las luces, ósea preparamos el escenario para que los
principales actores salgan a escena. Los aplausos son para todos pero
2. aDios a los niños
solo los actores salen a saludar al público. Algún día nosotros
debutaremos“.
Por lo pronto nuestra labor es ayudar a conseguir metas en términos
del equilibrio y nosotros nos enriqueceremos como personas
ayudando a la gente, como Platón dijo “Buscando el bien de nuestros
semejantes, encontramos el nuestro”.
En lo personal estoy convencida que he aprendido mucho con las
experiencias que he vivido. He notado que cuanto más me siento
impotente para ayudar, cuando ya no tengo palabras, razones o ya di
todo de mí, es cuando me siento más cerca de la persona que
acompaño. Estoy segura de que es un aprendizaje el acompañar al
que se va, ya que ellos nos enseñan la capacidad de aceptar la
muerte y dejarse cuidar en medio del sentimiento de la impotencia.
Con respecto a esto te quiero contar un cuento que no conozco el
autor pero que me ha acompañado siempre y que he leído y leído
muchas veces y lo he compartido cada vez que puedo…….
Una estrella de mar
Cierto día, caminando por la playa, me fije que un hombre se
agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al
mar. Hacia lo mismo una y otra vez. Cuando me acerque a el, me di
cuenta de que lo que el agarraba eran estrellas de mar que las olas
depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.
Le pregunté sobre lo que estaba haciendo y el me respondió:
- Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano.
Como ves, la marea es baja, y estas estrellas han quedado en la orilla;
sino las arrojo al mar. Morirán aquí por falta de oxigeno.
- Entonces – le dije-, pero debe de haber miles de estrellas de mar
sobre la playa… No puedes lanzarlas todas. Son demasiadas. Y quizá
3. aDios a los niños
no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de
playas a lo largo de la costa.
¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?
El nativo sonrió, se inclino y tomo una estrella marina, y mientras la
lanzaba de vuelta al mar, me respondió:
- ¡Para ésta si tiene sentido!
Mónica Navia Novella
Si quieres saber más sobre el tema puedes
consultar el libro aDios a los niños .