1. aDios a los niños
El proceso de morir
Así como el desarrollo de un niño consta de varias etapas y depende
de muchos factores, dentro de este proceso también se atraviesan
diferentes etapas hasta alcanzar madurez de la enfermedad y la
muerte.
Las diferencias individuales están en función del proceso de
desarrollo, de las circunstancias que rodean al niño, de su experiencia
previa con la enfermedad y la muerte, de sus interacciones con otros
niños y adultos y de un sinfín de factores adicionales como la cultura,
la historia, la religión, etc.
Desde el momento del nacimiento, el proceso de maduración de un
individuo tiene lugar en varias etapas paralelas: física, cognitiva,
verbal, emocional y social. El niño vivirá su enfermedad de una
manera u otra según queden afectadas cada una de estas áreas en
los diferentes momentos de su vida.
Es importante saber las características que se presentan en cada una
de las etapas del proceso de morir, pero en el caso de los niños, es
más importante mencionar que éstas no se cumplen al pie de la letra,
dependen de su edad, de su situación clínica, emocional y de su
entorno familiar. Cabe mencionar que muchas veces ni siquiera pasan
por algunas de ellas.
Existen varias teorías sobre el proceso de morir. Aquí tenemos una de
ellas y es la guía clínica sobre las experiencias de la Dra. Elizabeth
Kübler-Ross, dado que no se trata de etapas que deban seguirse unas
a otras rígidamente y menos con niños, que es más difícil de identificar
su estado de ánimo con respecto a su muerte.
Elizabeth Kübler-Ross es la autora de mayor trascendencia en el
tema, por lo que expongo a continuación su trabajo acerca de este
proceso.
Negación y aislamiento.. Según la Dra. Kübler-Ross este
es un período de defensa para amortiguar el impacto inicial de
2. aDios a los niños
la noticia y es cuando también otros mecanismos de defensa
salen a flote. Estos a veces son sanos y apropiados y a veces
no.
Por ejemplo, los niños de 12 años en adelante frecuentemente
actúan como inmortales y tienen la idea, de que es poco
probable que mueran. A menudo, manifiestan fantasías de
omnipotencia y se defienden de la amenaza de la muerte, e
incluso a veces la desafían, como lo hacían en su infancia.
Como consecuencia la negación es habitual en adolescentes
gravemente enfermos.
Ira. En esta parte del proceso es en donde dejan salir los
sentimientos de muy difícil manejo para el paciente y para sus
familiares: rabia, envidia, resentimiento, etc. Se debe ser
especialmente comprensivo, paciente y prudente en esta etapa.
La enfermedad, se vive con amargura e ira, debido al
aislamiento que la acompaña y a las limitaciones. Normalmente
la podemos identificar en los niños de 10 años ya que a esta
edad ya saben que la muerte es algo final e inevitable y que no
se puede escapar de ella. En los adolescentes, su pensamiento
es muy parecido al de los adultos comprenden que se nace,
crece y muere, por lo que pudieran presentar algunos
sentimientos como rabia o resentimiento, por no poder cambiar
las cosas.
Negociación. Es una etapa que se da por espacios breves,
pero progresivos hasta que el paciente llega a liberarse de sus
temores irracionales, deseos inconscientes de castigo y culpas.
Es una etapa en donde el paciente necesita un
acompañamiento muy dirigido y profesional. En mi experiencia
yo no he observado alguna negociación en los niños con
respecto a su muerte. Solo he visto por ejemplo en una niña
que estaba cercana a cumplir sus 15 años pedía que no le
amputaran su pierna hasta después de su fiesta y haber
bailado su vals. Fue negociación no con la muerte pero si con el
Dr. Para solo dejarle su pierna unos días más.
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Depresión. Este estado afectivo tiene dos componentes: El
reactivo a la noticia: secundario al propio proceso de duelo y
El anticipatorio a la muerte: pues recordemos que lo que el
niño tiene enfrente y hacia dónde se dirige, es hacia su propia
muerte. En los niños a partir los 7 años de edad, se acentúa el
temor a perder el control sobre las funciones corporales y la
vergüenza a no ser como los demás de su edad. En este
estado, el niño está deprimido por saberse enfermo y también
por comprender que pronto de alguna manera se alejará de sus
seres queridos. Comprenden que la muerte representa el final
de toda vida. Dentro de su entendimiento saben que la muerte,
no perdona a nadie, ni siquiera a los niños, es la noción más
difícil de integrar en el mundo del niño y la más tardía en
incorporarse a él; hasta entonces la muerte está ligada a la
vejez y a la violencia.
Aceptación. Siempre y cuando haya tenido suficiente tiempo
y haya recibido la adecuada ayuda y conducción en las fases
anteriores. Se llega a esta etapa, habiendo vivido el paciente y
nosotros como acompañantes su proceso. Estas son las
experiencias más formativas de mayor templanza humana y
espiritual que cualquier persona pueda tener.
A partir de esta etapa se debe procurar la ayuda a los familiares
que más adelante deberán empezar a vivir su proceso de
duelo, como lo mencionamos anteriormente.
Recuerdo un caso de una Niña llamada Rosita que padecía cáncer en
huesos. No era necesario amputar su pierna. El Cáncer había invadido
no nada más sus huesos sino también sus pulmones y su tumor
pesaba más que la misma pierna, su cuerpecito ya estaba tan débil y
delgado que no podía ponerse de pie, la mayor parte del tiempo
permanecía en su cama y solo veía desde ahí la ventana.
Esta pequeña estaba muy enojada, no permitía que nadie entrara en
su cuarto, pido que su hermana ya no durmiera ahí, después solo
permitía que su mamá entrara, se ponía de malas con cualquier ruido.
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Conforme expresaba sus sentimientos y rabias iba tranquilizándose.
Después que fuimos platicando e hicimos amistad ella me confeso que
le daba mucha pena que la vieran pelona y que su pierna se veía muy
grande y diferente a la otra.
- ¡Mira! ¡Mira! ve como sobre sale mi pierna en la colcha se nota
luego luego que esta gorda.
Conforme fuimos acercándonos una a la otra en nuestros encuentros,
me fue comentando que le daba un poco de tristeza ya no poder correr
como sus amigos y no poder ir a la escuela, ya no quería subirse a ala
silla de ruedas por que le producía dolor y molestia.
Conforme iba pasando el tiempo y fue atendida en su dolor físico, poco
a poco pudimos ir cambiando nuestra conversación. Un día
abiertamente me dijo
- ¡Tengo un sueño! ¡Quiero cumplir 15 años! Pero dice mi mama
que aun tengo 13 años que me faltan dos años para mi fiesta.
- Quiero una fiesta de ¡15 años! Pero se que no voy a llegar.
Después de escucharla y ver como ella por si sola de alguna manera
había aceptado su pronta partida, pude identificar que ya estaba
preparada y que ella quería una despedida para su familia y
efectivamente así fue.
Convocó a todos sus primos, tíos y hermanos y pidió un MIMO
(Payaso silencioso de cara blanca), unas rosas blancas y unas tortitas
(bocadillos para niños) y refrescos, dejo que todos estuvieran
alrededor de su cama en el espectáculo del MIMO. A cada uno de sus
primos que asistió ella le entregó una rosa blanca y un bocadillo.
Rieron y gozaron junto con Rosita como ella quería ese día y a la
semana falleció.
De alguna manera fue viviendo las etapas de su duelo según su edad
y sus circunstancias hasta llegar a la aceptación. Sobre todo su mamá
poco a poco fue soltándola, ella me comento dos días antes de su
muerte que Rosita ya no quería comer, ella misma dijo
- “Debo dejarla ir”. La he puesto en manos de Dios. Que sea lo que el
quiera. Voy a dejar de luchar y aceptaré su partida.
Esta experiencia fue para mi muy ilustrativa de todo un proceso de
duelo anticipado en un niño.
5. aDios a los niños
Mónica Navia Novella
Si quieres saber más sobre el tema puedes
consultar el libro aDios a los niños .