1. EPÍGRAFE I: PUBLICIDAD Y CIUDAD
La publicidad envuelve la urbe con anuncios en marquesinas, autobuses, fachadas y azoteas de edificios, cabinas
telefónicas, vallas gigantes, mupis...
Pero la publicidad “below the line” (no tradicional) más novedosa y utilizada en la actualidad es el conocido como
street marketing.
También conocido como marketing de guerrilla, este formato de publicidad se está convirtiendo, junto con el
marketing online, en una de las herramientas comunicativas de mayor crecimiento y rentabilidad .
Este tipo de publicidad consiste la realización de acciones publicitarias de calle en contacto directo con los
consumidores en su entorno diario: calles, metro, mercados, zonas de vida nocturna, parques públicos, y espacios
no convencionales.
Para llevar a cabo esas acciones, utilizan medios no convencionales con ingenio y creatividad, para llegar al grupo
objetivo de una manera distinta, además, su precio suele ser mucho más barato que los espacios publicitarios
convencionales.
Otra ventaja sería que permite interactuar con el consumidor de una forma diferente, y que es compatible con las
herramientas de la mercadotecnia tradicional
Esta es la elección perfecta para pequeñas empresas con pocos recursos que pretenden llegar al mayor número de
personas posible.
Su lema sería “máximo impacto, mínima inversión”, o “en ocasiones no basta con esperar al consumidor, sino que
hay que salir a buscarlo”.
Fuente: http://galachadas.com
2. Fuente: http://www.puroasfalto.com/8Carteles-Extravagantes.php
Las empresas adaptan sus anuncios a la forma de la urbe. La ciudad se convierte en un escenario para las marcas.
Fuente: http://www.galynet.com
Antes, la imagen de la ciudad se centraba únicamente en la arquitectura; ahora la publicidad compite por este
título. O, más que competir, complementa a los edificios.
La publicidad forma ya parte de la imagen de la ciudad: no se concibe la urbe sólo como edificios, zonas verdes,
parkings, etc; sino que, además, se incluye la publicidad. Cuando esta última no está presente, notamos rara la
ciudad, como si faltara algo.
Parafraseando a Guerin, “el polucionado aire de la urbe contemporánea es un compuesto de oxígeno, nitrógeno y
publicidad”.
3. Fuente: http://www.megagencia.com.ar
Pero parece que la publicidad ha llegado a superar los límites contemplados para la estética de la ciudad.
En ciudades como París o Madrid, se plantearon nuevas ordenanzas que prohibirían la publicidad luminosa de sus
calles y las actividades publicitarias que pudieran deteriorar los espacios públicos o bienes declarados de interés
cultural.
En Madrid, concretamente, han exigido que desaparezcan todos los carteles luminosos, argumentando que no
contribuyen a mejorar la imagen de la ciudad, sino que más bien la perjudican.
Sólo se han salvado algunos carteles que se consideran emblemáticos y símbolos de la ciudad, como el cartel de
Schweppes del edificio Capitol y el de Tío Pepe, en la Plaza del Sol.
Fuente: http://www.jmarior.net/ Fuente: http://www.madrid4u.es
4. Algo más drástico ocurrió en Sao Paulo, con la censura gubernamental respecto a la publicidad: en septiembre del
año 2007, se aprobó una ley por la que se “limpiaron” de anuncios las calles por la existencia de “polución
visual”; el proyecto se llamó Cidade Limpa.
Fuente: http://vimeo.com/4805013
Esta ciudad sufría hipertrofia informativa: las fachadas de los edificios a penas podían verse por la cantidad de
anuncios que colgaban de ellas.
Por lo que no sólo quitaron los carteles luminosos, como en las anteriores ciudades mencionadas, sino que se
deshicieron de todo tipo de publicidad expuesta en marquesinas, autobuses, taxis y fachadas de edificios que
pudiera “dañar a la vista”.
Fuente: http://www.prefeitura.sp.gov.br/portal/a_cidade/noticias/index.php?p=14184