El documento describe la participación histórica de la mujer en la política en Ecuador. Aunque se creía que las mujeres no tenían capacidad para pensar o participar en política, mujeres como Matilde Hidalgo demostraron lo contrario al obtener el derecho al voto y postularse para cargos políticos. Ahora, la presencia de la mujer en la política se hace sentir cada día con más fuerza a medida que introducen nuevos valores y perspectivas. Sin embargo, la participación femenina no significa una lucha de sexos, sino que hombres y mujeres deben unirse para constru
1. LA MUJER EN LA POLÍTICA NACIONAL
Por: María Fernanda Ruiz I
mf.ruizi@gmail.com
La incursión de la mujer en la política no es ninguna novedad, sobre todo si se
concibe a esta última como el arte de persuadir a los demás, puede afirmarse
que la mujer siempre lo ha practicado, esta dentro de su propia naturaleza, el
arte de la política. Es algo erróneo pensar que la mujer se encuentra en un
plano inferior al del hombre, porque podemos ser diferentes físicamente y en el
esfuerzo que se entrega en la vida, pero todos poseemos las mismas
capacidades.
En algunas sociedades se ha creído que la mujer era incapaz de pensar y uno
de los filósofos menciona una frase: “La mujer es un ser de cabellos largos e
ideas cortas”, es algo tan absurdo lo que destaca este pensador, porque si
hasta para dar la vida, la mujer tiene capacidades de discernir soslayando su
propio instinto.
Las capacidades que posee la mujer, la ha hecho merecedora importantes
logros, destacamos el nombre de Matilde Hidalgo de Prócer, mujer lojana y
decidida en sus acciones, en especial dentro de la política, al obtener el
derecho al voto y en general, la mujer con este derecho le ha permitido una
militancia más activa, tanto eligiendo a sus gobernantes, como incorporándose
ella misma en las filas de la dirigencia de los diverso órganos del Estado.
Su presencia en la política se deja sentir cada día con mayor fuerza y vitalidad,
ha introducido una concepción de nuevos valores en diversos campos como el
educativo, jurídico, empresarial, etc., y particularmente en la familia. Al realizar
este análisis se encuentra lo paradójico de la vida, porque muchos pensaban
que la mujer, a quien ancestralmente se la consideró frágil e incapaz, ahora
carga con una gran responsabilidad y es la de cimentar las bases sólidas de la
sociedad, cuando decide entregarse al servicio público.
Se debe recalcar que el logro femenino de alcanzar importantes posiciones no
significa la lucha de sexos; cada uno ocupa su lugar, representativo el varón
constituye otro universo en el que hay valores, criterios y expectativas distintas
o los de la mujer, somos diferentes pero complementarios, tanto hombres y
mujeres deben unir sus fuerzas y sabiduría para hacer de esta nación, una
más justa y equitativa para todos, donde exista la igualdad de participación y
oportunidades logrando el desarrollo y progreso para el país.
2. La educación es uno de los recursos para este desarrollo, los saberes que se
imparten en las escuelas, colegios y universidades; si existe una buena
educación, seremos conocedores de nuestros deberes y derechos, como
ciudadanos, para evitar toda clase de discriminación, que muchas veces esta
sociedad actual, nos trata de imponer.
Ahora bien, necesitamos mujeres protagonistas de una nación justa y libre. No
como en África, Asia y Sudamérica donde la intervención de las mujeres es
casi inexistente, eliminado todos los perjuicios que arrastra la sociedad actual.
Los hombres todos, debemos ir en la búsqueda de erradicar esta problemática
social, donde los ganadores seremos todos nosotros, aquí no hay diferencias
de género, para mañana despertar con la esperanza de un día lleno de
prosperidad y felicidad para todos.
¡Mujer, atrévete a salir de las tinieblas y conviértete en luz para el mundo!