1. Simón Rodríguez
El maestro del Libertador
Simón Rodríguez nació en Caracas el 28 de octubre de 1771. Su primer
encuentro con el niño Simón Bolívar se produjo cuando Feliciano
Palacios, abuelo del Libertador, lo contrata para que se encargue de la
educación del nieto.
En su escuela, Simón Rodríguez tenía 114 alumnos (setenta y cuatro que
pagaban y cuarenta gratis). Su manera de enseñar era divertida y
diferente a la tradicional: le gustaba salir con sus estudiantes por el
campo, para estar más cerca de la naturaleza.
De este gran maestro aprendió Bolívar a amar la libertad. Así se lo
expresó el Libertador en 1824: "Usted formó mi corazón para la
libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso". El 28 de
febrero de 1854 muere en Amotape (Perú) el maestro Simón Rodríguez,
uno de los pensadores más grandes de América Latina. Tenía 83 años de
sabiduría...
Así pensaba Simón Rodríguez:
"No se mande, en ningún caso hacer a un niño nada que no tenga su
"porque" al pie: "Haz esto, porque", y si hay tiempo, empiécese por el
"porque". Acostumbrado el niño a ver siempre la razón respaldando las
órdenes que recibe, la echa de menos cuando no la ve, y pregunta por
ella diciendo: ¿por qué? Con hombres que hacen esta pregunta se puede
emprender lo que se quiera, con tal que el porque sea bueno".
2. La formación de un Libertador
El 17 de diciembre de 1830 dejaba de existir Simón Bolívar, después de entregar
su vida por la independencia de América. En esta página conocerás cómo fue la
formación de este gran hombre y cómo nace su pasión por la justicia y la libertad
La pasión que sintió Bolívar por la
Independencia de América no surgió en su
vida de la noche a la mañana, sino que se fue
formando en él a lo largo de sus años de
juventud.
Simón Antonio de la Santísima Trinidad
Bolívar y Palacios, conocido por todos como
Simón Bolívar, el Libertador de cinco
naciones, había nacido en Caracas, el 24 de
julio de 1783. Pertenecía a una familia
aristocrática, de importantes apellidos y
muchísimo dinero. Pero a pesar de haber
nacido en la abundancia, desde muy pequeño
tuvo que enfrentar el dolor de la pérdida, pues con poco tiempo de diferencia
fallecieron sus padres. Quedó bajo la tutela de su tío quien decidió que la
formación del niño Simón debía estar en las mejores manos, y le asigna esta
responsabilidad al gran maestro Simón Rodríguez. Éste era un hombre algo
excéntrico, pero con unas ideas muy claras sobre algunos puntos, como por
ejemplo el de liberar las colonias americanas. En algunas de sus clases y
durante las horas de descanso, el maestro le contaba al joven Simón sobre
sus ideas y el derecho de los pueblos a ser soberanos. Esto marcaría el
rumbo y las metas de Simón Bolívar, no sólo durante su juventud, sino
tiempo después.
Viajes de placer
A los 16 años, el joven Simón viaja a Europa. Vive algún tiempo en Madrid,
capital de España, pero esas ideas políticas sobre la independencia aún no
estaban definidas. Era un joven al que le gustaba divertirse, bailar y
enamorar a las distinguidas señoritas de la corte española. El Libertador
era un gran bailarín.
De allí viaja a París y queda deslumbrado por la capital francesa, a la que
3. volvería años más tarde. El 26 de mayo de 1802 regresa a España, y poco
tiempo después conoce a una jovencita de la que se enamoró locamente,
Teresa Rodríguez del toro, y con la que finalmente contrae matrimonio.
Hasta ese momento nada parecía señalar cuál sería el papel histórico para
el cual estaba destinado. Es simplemente un muchacho de la alta sociedad
caraqueña, que se ha casado con una bella chica española, con quien
regresa a Venezuela, para hacerse cargo de los negocios de su familia.
Sin embargo, esa felicidad matrimonial duraría muy poco, pues en enero de
1803, luego de una corta enfermedad, muere su esposa. Otra pérdida más
para el joven Simón. Se encontraba solo, añorando su felicidad perdida,
cansado de la monótona vida caraqueña. Por eso decide viajar de nuevo a
París, con la esperanza de olvidar su dolor. Pero nunca imaginaría lo que el
destino le tenía reservado.
Una misión histórica
Durante el tiempo que estuvo en Europa, el joven Simón conoció a gente
muy importante, como Alejandro de Humboldt, y presenció algunos
acontecimientos, que influyeron en su pensamiento y en su vida.
Uno de ellos fue la coronación de Napoleón Bonaparte, como emperador, la
cual se realizó en la catedral de Notre Dame, el 2 de diciembre de 1804.
Aunque no era partidario de los reinados ni de los emperadores, no podía
dejar de reconocer que aquel hombre había dirigido la Revolución
Francesa, en la que además había participado Francisco de Miranda.
Durante su estadía en París se encuentra con su viejo maestro, Simón
Rodríguez, con quien viaja a Italia.
Eran momentos de mucha importancia para él. Aquel joven Simón, amante
de los bailes y la diversión, que había pasado por el dolor de la muerte de
sus seres queridos, no dejaba de meditar en la necesidad de los pueblos
americanos de alcanzar su libertad, y el derecho que tenían de conducir sus
propios destinos. Fue así como un día de agosto de 1805, cuando visitaba el
Monte Sacro en compañía de su maestro, juró de rodillas que no
descansaría hasta que los países de América alcanzaran su independencia.
Cuando regresa a Venezuela, en 1806, Bolívar ya sabe que, de alguna
manera, su destino está escrito. Para él, la Independencia de América ha
dejado de ser una frase romántica, para convertirse, en poco tiempo, en una
4. realidad. Comienza su carrera militar y política, se une a otros que
comparten sus ideas. La meta estaba cada vez más cerca.
Simón Bolívar regresa a Europa, pero esta vez con otras intenciones, allí
entra en contacto con Francisco de Miranda y juntos regresan a Venezuela
para comenzar lo que habían anhelado, hasta que el 5 de julio de 1811,
declaran formalmente la Independencia de Venezuela, y dan inicio a la lucha
por la libertad de las naciones americanas...Pero eso es parte de otro relato.
EL NACIONAL - VIERNES 1 DE DICIEMBRE DE 2000
Apuntes sobre la educación de
SIMÓN BOLÍVAR
SOBRE LA OBRA DEL MONSEÑOR ALFONSO DE JESÚS ALFONZO VAZ.
Simón Bolívar y su fe católica:
Su juventud:
Son escasos los datos que hablan de Bolívar antes de su viudez; es
decir, antes de 1803 cuando aún no había cumplido los 20 años de edad.
Se sabe que en su juventud era una persona muy voluntariosa y amante
de la libertad, cualidades éstas que puso de manifiesto a la edad de 12
años, al pretender librarse del yugo de su tutor Don Carlos Palacios, su
tío materno, concepto éste que, como una obsesión, exaltó durante el
resto de su vida y que hizo exclusivamente suyo a partir de su juramento
en el Monte Sacro, en Roma, el 15 de agosto de 1805 y que sostuvo con
temple de gran tribuno el día 3 de julio de 1811, en la Asamblea de la
Sociedad Patriótica, dando origen al nacimiento de la República al
proclamar el Congreso Nacional, el día (5 de julio), la independencia de
Venezuela.
5. Su educación:
La educación de Bolívar en esta primera etapa de su vida, estuvo a
cargo de varios maestros: Fernando Vides, Carrasco, el Presbítero José
Antonio Negrete, Guillermo Pelgrón12 (Lengua latina y Gramática),
Simón Narciso Rodríguez (Maestro Principal de Primeras Letras de
Caracas), Andrés Bello (Literatura y Geografía), Fray Francisco de
Andújar (Matemáticas) y su pariente el Padre Sojo. Su madre no
escatimó en gastos para darle a su hijo una buena educación. De todos
los maestros citados, Simón Rodríguez, quien se ausentó del país a
finales de 1797, fue el que más influyó en su formación, y así lo
reconoció Bolívar en varias oportunidades.
Además de las enseñanzas recibidas en Caracas, Bolívar hizo unos
cursos de matemáticas en la Academia de San Fernando en Madrid;
también estudió por breve tiempo en la Ecole Royale Milítaire de
Soreze, al sur de Francia, en 1802. En Madrid, en donde permaneció
cerca de dos años (1799-1802), Bolívar cultivó definitivamente su
talento y logró una educación sólida; estudió francés e inglés, bajo la
inspección de su representante, e1 Marqués Jerónimo Ustáriz y Tovar,
quien en Caracas, en su propia residencia, brindó a Bolívar el mejor
ambiente para su formación intelectual y en donde pudo superar las
fallas de la educación que ya había recibido, pues tuvo la fortuna de
convivir con un hombre muy versado en la ideología del siglo XVIII,
buen lector de la literatura clásica y poseedor de una magnífica y
voluminosa biblioteca, con obras de excelentes y renombrados autores,
con cuyas lecturas se embebía el joven Simón Bolívar.
Personajes que influyeron en su formación:
Fueron ejemplos de mucho peso que influyeron en una u otra forma,
en la actuación de Bolívar en su edad adulta, o sea en la segunda etapa
de su vida enmarcada dentro del período 1804-1827, el mismo maestro
Don Simón Rodríguez, el siempre preferido y bien recordado por el
6. alumno; el precursor Francisco de Miranda, el sabio Barón alemán
Alejandro de Humboldt, el botánico francés Amadeo Bompland,
Napoleón Bonaparte, el Marqués de Ustáriz, Tomás Jefferson,
(Presidente de los Estados Unidos, 1801-1809), el escritor francés
Carlos de Secondat Montesquieu (1689-1755), el escritor de lengua
francesa Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), Francisco María Arouet
Voltaire (1694-1778), el filósofo Denis Diderot (1713-1784), el filósofo
inglés John Locke (1632-1704), y el filósofo francés Etienne Bonnet de
Condillac (1714-1780).
Colaboradores del exterior que se ofrecieron a Bolívar:
Entre el período 1823 al 1828, según el eminente historiador Rafael
Fernández Heres, en su ensayo Bolívar y Lancaster, publicado junto con
otros nueve ensayos por la Sociedad Bolivariana de Venezuela en la
obra Simón Bolívar 1783-1983, el Libertador recibió muchas ofertas de
colaboración por parte de especialistas y científicos extranjeros, autores
de trabajos e investigaciones ya realizados por ellos, que querían se
pusiesen en práctica en la Gran Colombia, y cita los siguientes (p. 29-
30): Jeremías Benthan, en el campo de la legislación, Londres, 13 de
agosto de 1825; Charles Kersall, con su obra Geográfica, 1825; Juan
Nicolás Brunner, Lambert Pelegrin y Francisco Avon, junto con otros,
se ofrecen para fundar una gran Universidad en Colombia, 1825; Luis
Sadoux y Celestine Charrier, profesores franceses de física y
matemáticas en el colegio San Louis Le Grand de París, 1826; Nicolás
Appert, pedagogo francés, en el envío de obras útiles para las clases
menesterosas, París, 30 de agosto de 1827; Rodolfo Akerman, tecnólogo
y editor, en el envío de obras, 1828; y, Joseph Lancaster, quien le
manifiesta su deseo de establecerse en Colombia para introducir un
sistema de educación perfeccionado y reformado, entre la juventud de
esa nación, Baltimore, 5 de mayo de 1823.
7. Otros datos referentes a su niñez y juventud
Otros datos referidos a su niñez y juventud lo constituyen: a) La
Partida de Bautismo de Simón Bolívar, el 30 de julio de 1783, o sea 6
días después de su nacimiento; b) Partida de Defunción del Coronel
Don Juan Vicente Bolívar, el 20 de enero de 1786, o sea que a los 2
años, 5 meses y 26 días, el Libertador quedó huérfano de Padre, quien
había contraído matrimonio con Doña Concepción Palacios Blanco,
madre del Libertador, el 30 de noviembre de 1773; c) Partida de
Confirmación de Don Simón Bolívar, el 11 de abril de 1790, o sea que
fue confirmado a los 6 años, 8 meses y 17 días de nacido; d) Partida de
Defunción de Doña Concepción Palacios y Blanco, el 6 de junio de
1792, es decir que Bolívar quedó huérfano de madre a los 8 años, 11
meses y 13 días; e) El 3 de diciembre de 1793, muere Don Feliciano
Palacios y Sojo, quien estaba a cargo de la tutela de los muchachos. f)
Partida de Bautismo de la Señora María Teresa del Toro y Alaiza, en
Madrid, el 15 de octubre de 1781 (el mismo día de su nacimiento); g)
Partida de Matrimonio de Don Simón Bolívar con Doña María Teresa
Rodríguez del Toro, en Madrid, el 26 de mayo de 1802, quien contaba
con 20 años, 7 meses y 11 días de edad y su recién esposo cumplía 18
años, 10 meses y 2 días de edad; h) Partida de Defunción de Doña
María Teresa Rodríguez del Toro, el 22 de enero de 1803. Apenas
duraron 7 meses y 27 días de casados, quedando viudo el Libertador a
la edad de 19 años, 5 meses y 29 días. No dejó descendencia. En
resumen, Simón Bolívar quedó huérfano de padre a los 2 años, 5 meses y
26 días; huérfano de madre a la edad de 8 años, 11 meses y 13 días; y,
viudo a los 19 años, 5 meses y 29 días, o sea que no había cumplido los
20 años, cuando se le murieron sus seres más queridos, quedando
completamente huérfano del cariño hogareño, lo cual transformó por
completo su vida futura, que de no suceder, jamás Bolívar hubiese sido
el Libertador de América, ni el héroe de mayor fama mundial de esa
época.
8. Bolívar y la masonería:
Un aspecto de la actitud voluntariosa y de curiosidad de Bolívar,
apenas en su inicio de su segunda época de su vida, al cumplir los 22
años de edad y que ha sido utilizada con insistencia por sus enemigos
para denigrar de él y pretender perjudicarlo, fue su decisión de
inscribirse en la logia masónica francesa denominada de San Alejandro
de Escocia, el 27 de diciembre de 1805, en donde comenzó como
Aprendiz; a las dos semanas pasó al grado de Compañero, cuando se
requería por el Reglamento, un mínimo de 5 meses (o 5 tenidas) en el
grado de Aprendiz. Para llegar al grado de Maestro se exigía haber
permanecido 7 meses en el grado de Compañero, a la cual escaló a
principios de enero de 1806, y ya para este último año figuraba como
Maestro, o sea en el tercero de los grados simbólicos de la masonería.
Los lapsos establecidos por el Reglamento podían reducirse previo el
pago de una tasa especial por la dispensa. Su efímera pasantía por la
logia llegó hasta el año 1806, cuando se salió de ella y más nunca
participó en ninguno de sus actos. El mismo Libertador se lo confirma al
Coronel Luis Perú de Lacroix13, quien si era masón, cuya confidencia
aparece en su libro el Diario de Bucaramanga en su relato de fecha 11
de mayo de 1828, así: que también había tenido él la curiosidad de
hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que
en París había sido recibido de Maestro, pero que aquel grado le había
bastado para juzgar lo ridículo de la tal antigua asociación: que en las
Logias había hallado algunos hombres de mérito, bastante fanáticos,
muchos embusteros y muchos más tontos burlados: que todos los
masones parecen unos niños grandes, jugando con señas, morisquetas,
palabras hebraicas, cintas y cordones: que sin embargo la política y los
intrigantes pueden sacar algún partido de esa sociedad secreta, pero
que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y de
preocupaciones relígiosas en que están sus pueblos, no era político
valerse de la masonería, porque para hacerse algunos partidarios en las
logias se hubiera atraído el odio y la censura de toda la nación, movida
9. entonces contra él por el clero y los frailes, que se hubieran valido de
aquel pretexto: que por lo mismo poco podía hacerle ganar la
masonería y mucho hacerle perder en la opinión.
Las relaciones entre la logia y Bolívar fueron a partir de 1807 de
mucha indiferencia, pero después éstas se fueron recrudeciendo hasta
llegar a convertirse en unos profundos enemigos. En este sentido, en
carta que el Libertador le dirige al General Santander el 21 de octubre
de 1825, llegó a tildar a todos los que formaban parte de la misma,
como Malditos y Charlatanes. Posteriormente, el 8 de noviembre de
1828, el Libertador emitió un decreto prohibiendo su funcionamiento en
Colombia, alegando que las sociedades secretas servían solamente para
preparar los trastornos públicos, turbando la tranquilidad y el orden
establecido; que ocultando ellas todas sus operaciones con el velo del
misterio, hacen presumir fundadamente que no son buenas, ni útiles a la
sociedad. Este decreto fue promulgado 1 mes y 13 días después del
atentado en Bogotá contra Bolívar, en la noche del 25 de septiembre de
1828, y luego de haberse publicado en el órgano de la logia de esa
ciudad, se encontró una nota que decía: Puede ser que Obando haga
con Sucre lo que nosotros no pudimos hacer con Bolívar. Efectivamente
Sucre fue asesinado a los 20 meses y nueve días después (4 de junio de
1830) del atentado contra Bolívar, en Berruecos, a 13 leguas al Norte de
Pasto (Colombia), bajo la responsabilidad de personas que pertenecían
a la francmasonería.
Edictos de los gobernadores eclesiásticos de Bogotá:
El 3 de diciembre de 1814, los Gobernadores eclesiásticos de
Bogotá, lanzaron un edicto contra las tropas del Gobierno General y su
Jefe el Libertador, con el pretexto de que ellos venían a saquear las
iglesias, perseguir los sacerdotes, destruir la religión, violar las
vírgenes y degollar a los hombres y niños, el cual fue interpretado por
Bolívar como una excomunión, que luego fue revocado el 16 de
10. diciembre del mismo año con otro edicto en el cual argumentaban todo
lo contrario: que Bolívar era un buen y fiel católico. Entre uno y otro
sólo transcurrieron 13 días de diferencia, aduciendo los Gobernadores
del Arzobispado de Santa Fe, haber sido guiados por falsos informes. En
la Nota pasada por Bolívar a los Gobernadores del Arzobispado, con
fecha 15 de diciembre de 1814, les expresa que en el tal edicto (del 3 de
diciembre) se había denigrado de su carácter y se le había pintado
impío e irreligioso, así como autores de muchos delitos contra las
personas y las cosas; pero que jamás ha tomado -alega el Libertador-
las armas sino para libertar y que en medio de los combates ha confiado
siempre en que mi religiosidad contribuyese a mi fortuna, pero que es
injusto abusar así de la credulidad de un pueblo que tiene tal confianza
en sus sacerdotes. El Libertador espera de ellos procuren reponer su
opinión a los ojos de la multitud por medio de una pastoral digna del
ministerio de U.U.S.S. y de la verdad14.
Dentro del lapso de los dos edictos, o sea el 9 de diciembre de 1814,
Bolívar, en carta escrita a Juan Jurado, le manifiesta su gran
preocupación por los comentarios desfavorables que circulaban contra
él, diciéndole: Esos cobardes tanto como fanáticos me llaman irreligioso
y me nombran Nerón.
Bolívar, creyente católico:
Demostrar que Bolívar era un verdadero creyente y que nunca dejó
de ser un fervoroso católico, devoto desde su niñez, junto con toda su
familia, de la Santísima Trinidad, constituye el tema principal de la
presente obra, intitulada Bolívar Católico, de Monseñor Alfonso de
Jesús Alfonzo Vaz, quien le dedica la mayor parte de su libro a
transcribir una numerosa documentación que vinculan la fe del
Libertador a la religión católica, a Dios , a la Santísima Trinidad y a la
Virgen de Coromoto. El objetivo principal del autor es el querer
comprobar ante la humanidad, que el Libertador era un creyente
11. convencido, en razón a la opinión de sus enemigos que quieren hacer
ver todo lo contrario, no le fue tarea difícil por la abundancia de
documentos que pudo recopilar a través de sus investigaciones, tanto en
los Archivos Nacionales, Europeos y Colombianos, como en las distintas
colecciones de documentos que sobre Bolívar han sido editadas por el
Gobierno Nacional y por otras instituciones, públicas y privadas,
dedicadas a la divulgación de nuestra historia.
Bolívar se formó en una familia profundamente religiosa. Su fe
católica proviene de vieja data, a partir del siglo XVI (1590), con Simón
Bolívar el Viejo, quien, según relata Pío Bello Ricardo en su ensayo
Bolívar y la Iglesia, publicado en el Anuario de Estudios Bolivarianos,
Universidad Simón Bolívar, N°. 1, 1990, obtuvo de Felipe II la
fundación del Seminario de Caracas. Su hijo, Simón Bolívar el Mozo,
obtuvo el patronato de la Capilla de Santísima Trinidad en la Catedral
de Caracas, y ordenado sacerdote después de haber quedado viudo.
Simón Bolívar fue bautizado el 30 de julio de 1783, por un primo
sacerdote, de nombre Juan Félix Jerez Aristiguieta, canónigo doctoral
de la Catedral; fue siempre un gran devoto del Santo Misterio de la
Santísima Trinidad, como se comprueba de sus correspondencias
particulares de fecha 25 de mayo de 1823, dirigida a su sobrino
Anacleto Clemente, desde Guayaquil; a su hermana María Antonia, el
25 de julio de 1825, y en carta de ella a Bolívar, en el mismo año, así lo
expresa.
Entre sus maestros figuraron dos sacerdotes: Fray Francisco
Andújar (matemáticas), y el Presbítero José Antonio Negrete (historia y
religión).
El autor Pío Bello Ricardo, refiere que el Presbítero Gustavo
Oquendo, investigador de la historia eclesiástica de Venezuela, en su
artículo Perspectiva Religiosa del Libertador, observa atinadamente que
donde puede reconocerse con mayor garantía de autenticidad la
12. mentalidad de una persona es en su correspondencia, aquella que no
está dirigida a un auditorio, culto o sencillo ante el cual pueda
presumirse la intención del subyacente de congraciarse. Esto vale para
cualquier correspondencia no destinada a la publicación, pero de
manera especial para la del Libertador, escrita tan frecuentemente a
vuela pluma, y a la que él mismo se refería cuando escribía a Santander:
No mande Ud., publicar mis cartas, ni vivo ni muerto, porqué ellas están
escritas con mucha libertad y con mucho desorden.
Continúa Pío Bello diciendo que en el artículo mencionado indica el
Pbro. Oquendo haber detectado no menos de doscientos treinta y ocho
pasajes en los que aparece con genuina autenticidad la visión religiosa
del Libertador, y no solamente cuando escribe a sus familiares (a su tío
Pedro Palacios y Sojo, a su hermana María Antonia, a su sobrino
Anacleto Clemente), o a sacerdotes y obispos, sino cuando se dirige a
personas como Páez, Sucre, Santander, San Martín, O'Higgins, o
simples ciudadanos, casos estos últimos en los que la fraseología
religiosa sólo tiene sentido como eco de una auténtica religiosidad
interior.
En carta que el Libertador le escribiera desde Pasto, con fecha 10
de junio de 1822, al Obispo de Popayán, Salvador Jiménez de Enciso, en
contestación a una de éste de fecha 7 del mismo mes, demuestra Bolívar
ser -según interpretación -de Pío Bello Ricardo- un buen conocedor de
la teología sobre la Iglesia y concretamente sobre la función episcopal,
con cuyos argumentos logró que el Obispo cambiara de opinión y
decidiera permanecer en el territorio de la República, y dos años más
tarde actuar como intermediario pacificador frente a la rebelión de los
pastusos, por encomienda del propio Libertador.
Recién viudo, el Libertador tuvo la oportunidad de visitar al Papa
Pío VII. En 1828, el Libertador le escribió a Su Santidad León XII, para
agradecerle el nombramiento de los primeros Obispos Republicanos. El
13. 14 de septiembre de 1829, envió carta a Su Santidad el Papa Pío VIII15
, para felicitarlo por su exaltación al Trono Pontificio. Igualmente el
Libertador mantuvo contacto epistolar -y para algunos lo fue también
personal- con los siguientes Obispos: Narciso Coll y Prat, Caracas;
Ramón Ignacio Méndez, Caracas; Rafael Lasso de La Vega, Mérida;
Salvador Jiménez de Encizo, Popayán (Colombia); Fernando Caycedo,
Bogotá; Leonardo Santander (Quito); José Calixto de Orihuela (Cuzco)
y, Juan Muzi, Arzobispo Filipense Vicario Apostólico en Chile.
El Libertador, en sus cartas oficiales o particulares, en sus
proclamas, en sus discursos, en sus manifiestos y en sus mensajes, usó
indistintamente para demostrar su fe cristiana e implorar la protección
de Dios, las siguientes expresiones: Dios, Dios quiere, Dios guarde,
Dios Omnipotente, Dios de los Ejércitos, Dios de la misericordia, Dios
sabe, Dios de la humanidad, Dios que protege, Ante Dios, Quiera Dios,
La Providencia, Providencia Divina, Divina Providencia, Ser
Omnipotente, En el Señor y El Cielo. No se puede dudar de la fe católica
que profesaba el Libertador, quien en casi todos sus escritos no vacilaba
en manifestarlo, como se comprueba al leer la amplia documentación
que transcribe el autor Monseñor Alfonzo Vaz en esta obra, que
constituye una reedición aumentada y corregida de la primera que se
publicó bajo el título Simón Bolívar: ¿Incrédulo o Creyente?, y que por
haberse agotado, Monseñor Alfonzo Vaz, como gran admirador de
Bolívar y defensor de su fe, se propuso a ampliarla y mejorarla,
insistiendo en querer aclarar las dudas que aún puedan existir entre los
mismos bolivarianos, pero muy especialmente para los que hoy ignoran
la verdadera historia de Bolívar.
Como epílogo de este comentario, a manera de Introducción,
consideramos que la mejor de las pruebas para sustentar la religiosidad
de Bolívar la encontramos en su Testamento, elaborado siete días antes
de su muerte por el propio Libertador. y en el mismo declara estar
gravemente enfermo, pero en mí entero y cabal juicio, memoria y
14. entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y
confieso el alto y soberano Misterio de la Beatísima y Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo
Dios verdadero; y en todos los demás misterios que cree, predica y
enseña nuestra Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica, Romana, bajo
cuya Te y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte como
católico fiel cristiano.
Llegado el momento de la triste despedida, el 17 de diciembre de
1830, fecha inolvidable para los países que integraron la Gran
Colombia, como también de muchos otros que se han sumado a la
admiración de los venezolanos por el gran héroe. Bolívar al morir, se le
cumplió el deseo que expusiera ante un grupo de amigos cuando ya se
sentía enfermo: Tienen razón ustedes, nobles amigos míos, por mi
cuenta estaba dispuesto a irme, pero echado no debo hacerlo por el
honor de Colombia. Además, me siento morir, mi plazo se cumple y
tengo que darle a Dios una cuenta terrible como terrible ha sido la
agitación de mi vida, yo quiero morir rodeado de mis antiguos
compañeros, con un sacerdote a mi lado y con el crucifijo en las manos,
no me iré.
Así se opacó la vida del gran héroe, cuya voluntad de libertar a los
países subyugados por la corona española, la forjó con el juramento de
Monte Sacro, del cual nunca desistió. Apegado a la honra de Dios, luchó
con perseverancia para lograrlo, a costa de su propia vida y a costa de
la pérdida de sus posesiones. Perdonó a todos los que lo habían
ofendido y perjudicado. Exoneró de la pena de muerte a quienes habían
intentado asesinarlo. Siempre se comportó como un gran líder y como
tal sabía que tenía que pagar un alto precio para mantener su liderazgo.
Su fe sobrevivió por encima de su propia vida. En ningún momento dejó
de existir. Y por su fe triunfó frente a las conspiraciones, frente a las
traiciones de sus propios compañeros, frente a las calumnias y frente a
la actitud de los desagradecidos que se beneficiaron con su ayuda,
15. gracias a su sabiduría y a su valor, que supo emplear hasta el día de su
expiración.
Bolívar, como héroe, enmarcó su acción guiado por una necesidad
superior a su propio interés personal. Vivió para hacer el bien y para
dar gloria a varias naciones y murió como fiel cristiano, invocando en
su testamento el misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero.
16. Educación
El desempeño escolar de Bolívar no fue muy brillante como alumno de la Escuela Pública,
institución administrada por el Cabildo de Caracas que funcionaba de forma deficiente
debido a la carencia de recursos y organización.
En aquel entonces, Simón Rodríguez era maestro de Bolívar en esta escuela y don Carlos,
pensaba enviarle a vivir con él porque no podía atenderlo personalmente y las protestas de
su sobrina María Antonia sobre la educación y atenciones que recibía su hermano eran
frecuentes.
Ante la perspectiva de vivir con su maestro, Simón escapó de la casa de su tío el 23 de julio
de 1795, para refugiarse en la de su hermana María Antonia, que ejerció su custodia
temporal, hasta que se resolvió el litigio judicial en la Real Audiencia de Caracas que
devolvió a don Carlos, la custodia de Simón.
Simón trató de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en
volandas por un esclavo hasta la vivienda de su maestro.
Una vez allí, las condiciones en las que vivía con el maestro Rodríguez no eran las ideales,
pues tenía que compartir el espacio con 20 personas en una casa no apta para ello, y por
esto Simón escapó de allí un par de veces en las que terminó volviendo por orden de los
tribunales.
Al poco tiempo, Rodríguez renunció a su cargo de maestro para irse a Europa y la Real
Audiencia de Caracas determinó que Simón fuera trasladado a la Academia de
Matemáticas, dirigida por el padre Andújar y que funcionaba en casa de su tío Carlos.
Al parecer, en esta academia la formación de Bolívar mejoró notablemente en calidad y
cantidad, y fue complementada con lecciones de Historia y Cosmografía impartidas por don
Andrés Bello hasta su ingreso en el Batallón de Milicias de blancos de los Valles de
Aragua el 14 de enero de 1797.
Existe la falsa idea de que entre 1793 y 1795, está inscrito al Colegio Real de Sorèze en el
Sur de Francia, en el departamento del Tarn.6