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Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO
LA HISTORIA DE UNA LUCHA POR LA
INCLUSIÓN
PACTO POR EL AUTISMO
LA HISTORIA DE UNA LUCHA POR LA
INCLUSIÓN.
Pacto por el Autismo
Mario Antonio López Herrera
Edición digital: 2019
Copyright ©
Esta obra fue registrada ante el Instituto Nacional de los
Derechos de Autor, México.
Todos los derechos reservados conforme a la ley, 2019
Propiedad de Ing. Mario Antonio López Herrera,
Asociación Pacto por el Autismo
Monterrey, Nuevo León, México.
Prohibida la reproducción parcial o total de este libro por
medio alguno, sin permiso expreso del autor.
-3-
ÍNDICE.
UNAS PALABRAS DE ENRIQUE PEÑA NIETO, PRESIDENTE DE MÉXICO……………….5
SOBRE EL AUTOR…………………..….………………………………………………………………...……7
DEDICATORIA.………………...…………………………………………………….……………………...…8
INTRODUCCIÓN.………………………………………………………………...……………………….…...9
UN NIÑO PROBLEMA.…………………………………………………………………...………………….15
RELIGIÓN SIN COMPASIÓN…………….……………..……………………………………...…………21
UNOS AÑOS DE SOLEDAD, ESTUDIO Y LUCHA.…………………………………...……………29
2012 DESPERTAR DE LA CONCIENCIA.……………………………..…………….…………...…..59
UN ACTO DE ALQUIMIA: TRANSFORMANDO LA ESCORIA EN ORO..…………….…….70
ABRIL 2015 EN PALACIO NACIONAL…………………………………...……………….……...…..78
UN ESTUDIANTE DESTACADO EN EL CONGRESO.………...…...….…………..…………….86
PACTO POR EL AUTISMO.……………………………………………...…………………………....…107
PETICIONES AL GOBERNADOR DEL ESTADO.…………………...…………………………….120
UN GOBIERNO INDIFERENTE Y UNA SOCIEDAD APÁTICA.………………..…….…..….153
REINVENTANDO EL SISTEMA EDUCATIVO.………………………………….….…………......161
LA GRADUACIÓN DE UN INGENIERO SOBRESALIENTE…………..…………………...….169
HACIA UNA VIDA SIN LÍMITES.……………………………………………………………….…..….181
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-5-
UNAS PALABRAS DE ENRIQUE PEÑA
NIETO, PRESIDENTE DE MÉXICO
2012-2018
-6-
SOBRE EL AUTOR.
MARIO ANTONIO LÓPEZ HERRERA es Ingeniero en Sistemas Computacionales, líder social y
activista. Es una figura pública con amplio reconocimiento, por haber tenido una de las trayectorias
académicas más notables en su ciudad y Estado, ya que se graduó con promedio académico de 100
en el Tecnológico Nacional de México/Instituto Tecnológico de Nuevo León, obteniendo el primer
lugar de todos los estudiantes de su institución. Durante su carrera diversos medios de comunicación
se refirieron a él como “Estudiante del Año” y como uno de los mas destacados alumnos del Estado
de Nuevo León.
Mientras cursaba sus estudios, fue invitado a colaborar con el Congreso del Estado de Nuevo León en
proyectos sociales en beneficio de las personas con autismo. Su lucha social en favor de esta causa, le
llevó de la mano del Grupo Legislativo del Partido Revolucionario Institucional en el Congreso, a
presentar diversas iniciativas que hoy son ley.
Dentro de sus logros, figuran que el Estado de Nuevo León cuente con una ley que protege a las
personas con autismo y garantiza su inclusión, así como el goce de sus derechos, aprobada en el
Congreso del Estado de Nuevo León, en Noviembre de 2016.
Otro logro fue la firma del Pacto por el Autismo, el cual fue celebrado en marzo de 2017, en el
Congreso del Estado de Nuevo León, a donde concurrieron las principales autoridades, a firmar esta
iniciativa, en beneficio de las personas con autismo.
Por esta labor y por su trayectoria académica de excelencia, ha recibido diversos reconocimientos por
parte de instituciones, como el Tecnológico Nacional de México/Instituto Tecnológico de Nuevo
León, el Presidente Nacional del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza; el
Alcalde de San Nicolás de los Garza y posterior Senador, Víctor Fuentes Solís; la Secretaría de
Educación del Estado de Nuevo León y el Congreso del Estado de Nuevo León; entre otros.
Este es su primer libro, donde nos contará la historia de esta gran victoria en favor de la inclusión de
los niños y jóvenes con autismo.
Foto izquierda, Mario en la tribuna del Congreso. Foto derecha, detalle de la firma del Pacto por el Autismo en el Congreso. Aparecen
desde la izquierda: Mario, acompañado por Rafael Ruiz, Delegado del ISSTEE; Víctor Fuentes, Alcalde de San Nicolás; Emiliano Salas,
compañero de Mario en las iniciativas; Gloria Treviño, Vicepresidenta del Congreso del Estado; Felipe Avilés, Secretario del Trabajo y
Natalia Berrún, Secretaria de Desarrollo Social del Estado.
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DEDICATORIA.
Esta obra está dedicada a tres grandes seres humanos, que pelearon conmigo en el Congreso del
Estado de Nuevo León y ante los medios de comunicación, por hacer realidad esta causa:
➢ Gloria Treviño Salazar, Diputada local de la LXXIV Legislatura, en el Congreso del Estado de
Nuevo León.
➢ Emiliano Salas Hernández, Abogado y activista en temas de inclusión para las personas con
autismo.
➢ Ileana Mares, Presidenta de la Fundación Visión A.C. enfocada a la atención del autismo.
Gracias a cada uno de ustedes por el amor tan grande que me consta que le han tenido a esta causa
de hacer de Nuevo León y de México, un Estado y una nación incluyentes; donde todos podamos
disfrutar de nuestros derechos, sin haber ciudadanos de primera y de segunda. Externo además mi
cariño y gratitud para cada una de mis preciosas mamás de niños con autismo, cuyo cariño y apoyo
han hecho mi vida mucho más plena.
Además, dedico muy especialmente esta obra a la Iglesia Metodista de México, sus pastores y
feligreses, con mención especial de las hijas del Pastor Rubén Lozano, así como a Karina Peña,
Lorena Peña y Hugo Chapa. Les hago esta última dedicatoria, por que gracias a la discriminación,
marginación y en sí al daño moral que me causaron hace casi 20 años, derivado de su ignorancia y
prejuicios, inspiraron esta lucha social. Que este libro los motive a ofrecer una disculpa pública, y a
reflexionar en la importancia de tratar con amor a las personas con alguna discapacidad.
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Mario, en el Congreso del Estado, acompañado por la Diputada Gloria Treviño; Ileana Mares, Presidenta de la Fundación Visión; y el
abogado Emiliano Salas.
INTRODUCCIÓN.
Soy Mario Antonio López Herrera, recientemente convertido en figura pública, habiéndome
graduado como el primer alumno, en 42 años de historia del Instituto Tecnológico de Nuevo León,
en obtener un promedio final de 100 en toda su carrera y siendo reconocido en la actualidad como
uno de los alumnos más destacados del Estado de Nuevo León. Aunado a lo anterior, es preciso
señalar que en este tiempo estoy gozando de un enorme prestigio ante mi comunidad, derivado de
haber sido el proponente de una serie de iniciativas convertidas en ley en favor de las personas con
autismo en el Estado de Nuevo León.
Muchos ven este éxito y no consideran que hubo un tiempo en el cual enfrenté el más abyecto
desprestigio, siendo considerado una persona problemática con quien nadie quería tener nada que
ver. Nací y crecí con la etiqueta de “niño problema”. Viví toda mi infancia con miedo a ser
abandonado por mis padres, quienes siempre me amenazaron con mandarme a un internado si no
me “portaba bien”, pero nunca supe “portarme bien”. Me era imposible ser un niño normal y estar
libre del contínuo señalamiento antes mencionado.
Hoy es preciso contarles a quienes ven a un existoso graduado universitario y líder social, que
Mario, presentando un exhorto para el Gobernador del Estado en la Oficialía de Partes del Congreso del Estado, acompañado por los
diputados Gloria Treviño y Adrián Moreira, asociaciones civiles y madres de niños con autismo.
-9-
hubo una larga época de mi vida en la cual sólo recibí señalamientos de todos de ser un niño
problemático y una negativa de los derechos más básicos, los cuales estaban condicionados a
“portarme bien”, es decir a ser una “persona normal”.
En la escuela, los maestros siempre aseguraron que yo era una molestia para cualquier maestro que
me tuviera en su grupo. Los compañeros, igual me pegaban y nadie metía las manos por mí. De este
modo abandoné mis estudios a mis trece años, para retomarlos en sistema a distancia años después,
pero jamás volví a la modalidad escolarizada.
Llegada mi adolescencia, mi madre me llevó a la Iglesia Metodista La Trinidad, en Monterrey, con un
grupo cristiano, a ver si un pastor de apellido Lozano me ayudaba. Sus cuatro hijas en todo momento
actuaron lejos de los principios cristianos, con todo género de discriminación y desprecio hacia mi
persona; su hijo mayor con 25 años de edad, me llegó a golpear a mí, que sólo contaba con 14 años.
Otros pastores de dicha iglesia no se quedaron tan atrás, llegando al grado de marginarme y generar
que terminase por irme de esa comunidad.
A mis 17 años me quedé huérfano, mi madre murió y mi padre, tres años atrás, ya había fallecido. La
gente de la iglesia, lejos de mostrarme un carácter íntegro, se aprovecharon pidiéndome dinero y
favores económicos, con el dinero que me dejaron mis padres. El pastor Lozano me pidió una
cantidad prestada y jamás la reintegró. Los demás pastores no metieron las manos por mí: El
problema, según ellos, era yo.
En ese tiempo, varios conferencistas de corte internacional que vinieron a eventos cristianos, me
veían entre la multitud de personas sentadas y me llamaban a que pasase al frente para darme lo que
en el medio cristiano se le denomina “una profecía”. Recibí bastantes veces profecías de personas
desconocidas, pero que en todos los casos coincidían en que en su momento iba a ser una voz y un
líder a mi nación. Afirmaban que viajaría por todo el mundo y en muchas partes mi voz sería
escuchada. Esto me era dicho en público delante de toda la iglesia, la cual, al paso de los días
,abundaban en desprecios hacía mi persona, afirmando que dicha profecía nunca se cumpliría.
Dentro de la iglesia había quienes me hablaban bien y tenían un legítimo interés en ayudarme, pero
nunca supieron hacerlo. Me criticaban con toda dureza mi negativa a estudiar en un sistema
escolarizado y señalaban que nunca iba a llegar a nada en la vida por el camino que seguí. En esos
años, destacan el mal proceder de tres “amigos” y “consejeros molestos”, de nombre Hugo, Lorena y
Karina. Ellos aseguraban con tristeza que yo nunca iba a llegar a nada en la vida.
En este tiempo tomé la decisión de terminar con ellos y finalmente marcharme de la iglesia. Un día
Karina me quiso aconsejar y le pedí que ya no lo hiciese y se alejase de mí. Como volvía a acercarse,
en tono enérgico le exigí que me dejara en paz y así fue como rompí con estas malas influencias para
siempre.
Les confieso que siempre creí en mí, de modo que nunca tuve duda de hacia dónde iba a dirigirme,
sólo que llegar, me hizo tardarme unos dieciocho años, para lograr lo que una persona normal haría
en año y medio o dos años; pero lo que importa es que lo logré. Todos estos años no me adaptaba a
los trabajos y/o renunciaba o era despedido; hasta que cierto día me volví un lector asiduo de las
leyes, sabiendo lo que podía y lo que no se podía, de modo que llegado el momento, empecé una
nueva etapa de mi vida que yo he denominado la etapa del “verdugo legal”.
PACTO POR EL AUTISMO
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Mi vida la he resumido en tres etapas, siendo estas:
➢ Etapa del niño problema.
➢ Etapa del verdugo legal.
➢ Etapa del prestigio y reconocimiento público.
La etapa por la que inicié mi vida fue la del niño, adolescente y joven “problema”, donde todos me
excluyeron. Esta etapa concluyó, el día que tras creer en mí mismo y en mis potencialidades, decidí
escuchar mi voz interna y mandar a todos, sí, a todos, al diablo. Mi decisión tuvo el costo de caminar
solo por la vida, sin ayuda y aprender a no depender de nadie. Hasta aquí el concepto que todos
tenían de mí era el del “niño problema”.
Luego vino otra etapa, la del verdugo legal. En esta nueva etapa, cada derecho lesionado era motivo
de presentar una demanda contra quien me afectase. La primera vez que lo hice, me aseguraban que
la iba a perder por que tenía a todos en mi contra. Declararon cinco testigos en mi contra y yo no
tenía ni una sola prueba, pero cada uno de los testigos rindió una versión diferente de los hechos y se
desprendió que estaban mintiendo, desde ese momento mi versión quedó acreditada y les gané la
demanda a los cinco. Después de esto, empecé a seguir defendiéndome, una y otra vez con una
demanda tras otra, y otra, y otra. En cada caso, cada demanda anterior y cada derecho restituído, iba
haciendo mi posición más y más fuerte contra mi entorno, el cual ya había dejado de afectarme y
referirse a mí como “problemático”, buscando evitarse problemas legales. Mis vecinos me
respetaron, las autoridades de igual modo lo hicieron y la tendencia no paraba.
En el año 2012, tuve un despertar espiritual y me interesé en el esoterismo; estudié la Cábala, el
Tarot, la Alquimia y la magia. Del mismo modo, me volví estudiante de la metafísica, de las
religiones de Oriente y afecto a los textos sagrados de la antigüedad. En este tiempo había decidido a
acondicionar mi casa para contar con un consultorio y difundir las enseñanzas espirituales que había
aprendido por mi cuenta, pero dos años después, tuve un momento que me hizo darle un giro a mi
vida.
De la nada surgió un dolor de espalda muy fuerte y el médico me dijo que era lumbalgia, un dolor del
nervio ciático, el cual no me dejaba nunca. Así que harto, tomé las cartas y las consulté, qué era lo
que pasaba, y un nuevo horizonte me fue mostrado. Las cartas mostraron que yo estaba enfermo por
que había un destino para mí y era hora que lo siguiese, de manera que si yo decidía seguir ese
destino, tenía que dejar las cartas y el encierro en que vivía, para luchar por una causa que más
delante me sería mostrada. Las cartas prometieron que de inmediato sanaría si seguía ese camino y
enfatizaban que yo tenía que volver a seguir como mi forma de espiritualidad el camino cristiano.
Tomé la decisión indicada y al día siguiente el dolor de espalda desapareció, sin volver a dejar rastro.
Ese mismo año una serie de sucesos sobrevinieron, en los cuales diferentes personas se acercaron
con un fuerte interés en que les hablase de la inclusión para las personas con la condición del
espectro autista. Querían saber qué hacer para acabar con la discriminación y la exclusión a la cual a
los niños con autismo son sometidos. Yo nunca planeé seguir esa línea y de hecho la última lectura
de cartas me había cambiado tanto los planes de vida que yo tenía, de modo que para esta nueva
etapa no tenía nada planeado y no sabía ni siquiera qué hacer con mi vida. Solo sabía que la promesa
divina era que pronto un camino se abriría y me iría muy bien.
PACTO POR EL AUTISMO
-11-
Para este tiempo, ya tenía como seis años de haberme graduado de bachillerato en sistema no
escolarizado y no tenía planes de seguir con una carrera. Pero desde el día que empecé a caminar en
esta nueva etapa que el Tarot me mostró, un fuerte interés a entrar a la universidad surgió dentro de
mí. De este modo, todo el año 2015, dos temas empezaron a estar muy fuertes frente a mí: La lucha
por la inclusión de las personas con autismo y mi pronto ingreso a estudiar una carrera universitaria.
En agosto de 2015 ingresé al Instituto Tecnológico de Nuevo León, a la carrera de ingeniero en
sistemas computacionales, en modalidad virtual; donde al terminar el primer semestre, mi promedio
era el más alto de toda la institución. En una hoja de cálculo, el Director tenía un listado de todos los
alumnos, teniendo algunos con promedios de 9.9 o 9.8, pero ninguno con 100, salvo el caso mío. De
cinco mil alumnos de puras carreras de ingeniería, ninguno tenía un promedio como el mío. Al
iniciar el semestre, yo estaba siguiendo al Pastor Ricardo Rodríguez, del Centro Mundial de
Avivamiento de Colombia, quien anunció “Cambio de Tiempos”, es decir mi vida sufriría un cambio
tan radical a aquello que estaba acostumbrado a ver siempre. Meses después, esto ya era una
realidad. Durante el segundo semestre de mi carrera, además de ser un fenómeno notorio de éxito
académico, el interés por el autismo de la gente, me había llevado a que en las redes sociales, fuese
posicionado por la gente, como alguien a quien consultar. La historia que en aquel momento yo
podía contar era que tenía años demandando gente, tenía cerca de quince policías suspendidos y
destituídos por irregularidades, había enfrentado con mucho éxito despidos laborales demandando a
mis patrones, los cuales me reinstalaban en mi puesto y en ese tiempo acababa de lograr una
resolución de la Agencia Estatal de Transporte en contra de la empresa de seguridad que
proporcionaba guardias a las estaciones del servicio de transporte Ecovía. Dicha resolución se derivó
de que un guardia de seguridad en una estación me estrujó de un brazo y la resolución legal hizo que
dicha empresa de seguridad perdiese la concesión del servicio.
Las madres de familia en redes sociales, contaban el maltrato que sufrían sus niños con autismo en
las escuelas, me explicaban que tenían que “peregrinar” hasta por treinta escuelas para buscar que a
sus hijos los aceptasen. Sus hijos con autismo eran víctimas de bulling, de burlas y se les negaban las
más básicas oportunidades. Por otro lado yo tenía años de haber dejado de ser víctima, para ahora
ser un terrible victimario, habiendo desarrollado una habilidad para los temas legales que el más
destacado abogado envidiaría. Estos eran los temas en las redes sociales, en los grupos de autismo y
ásperger de Facebook. Otra cosa importante que estas madres admiraron, fue que un alumno con
ásperger había logrado tener el primer lugar de su institución, en una carrera de por sí considerada
muy difícil: ingeniería en sistemas computacionales.
En febrero de 2016, la entonces Vicepresidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado de
Nuevo León, la Diputada Gloria Treviño Salazar, ya se había enterado de esta fuerte tendencia en
redes sociales y estaba en marcha una nueva época para las personas con autismo, terminaba mi
etapa de verdugo legal, y mi lucha por mis propios derechos en el medio judicial, empezaba a
convertirse en mi lucha por los derechos de los niños con autismo de todo el Estado de Nuevo León
en el campo legislativo. Dos años después, Nuevo León y otros estados de la República Mexicana,
contaban con leyes que protegían los derechos de las personas con autismo. Ahora estaba prohibido
negarle la educación o admisión en cualquier escuela a las personas con autismo, o agredirlas física o
verbalmente. Esto fue el producto de un “niño problema”, que se negó a aceptar esa etiqueta y se
dedicó a nadar en contra de la corriente, sabiendo que estaba haciendo lo correcto.
PACTO POR EL AUTISMO
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Soy Mario Antonio, el “niño problema” que no se sabía comportar. El jovencito problemático que
todos decían que jamás llegaría a nada en su vida; el mismo que años después, sin ser diputado, se
sentaba en el Congreso junto a los legisladores. El mismo Mario que los vecinos de su barrio
aborrecían y que un día, para su sorpresa, lo veían apareciendo en televisión y en los periódicos,
entrevistado por los más reconocidos periodistas y presentadores de televisión. Soy Mario, aquél de
quien una niña llamada Karina y su hermana Lorena, aseguraron que nunca terminaría mis estudios
y que acabaría convertido en un mozo de limpieza o algo similar para toda mi vida. El mismo a quien
el Pastor Lozano, aconsejó que mejor dejase de estudiar y me comprase unas brochas para trabajar
de pintor, dado que según él mi capacidad no llegaba a más.
Soy Mario, el primero en haber obtenido un promedio de 100 en la carrera de ingeniería, entre los
alumnos que se han graduado en el Instituto Tecnológico de Nuevo León, durante sus 42 años de
existencia desde su fundación, hasta mi graduación; mientras que a las cuatro hijas de dicho Pastor,
ninguna ha destacado en nada y sólo una es profesionista, mientras las otras tres sólo son
secretarias, sin mayores estudios.
Soy Mario, el mismo adolescente a quien le dieron profecías de un futuro prominente, mientras se
burlaban la mayoría y que años después, mientras estudiaba mi carrera, sostenía largas
videoconferencias con el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, y el Presidente de México, Enrique
Peña Nieto, respecto al tema de la educación incluyente y los derechos de las personas con autismo.
Soy Mario, ese joven odiado por unos; pero amado y admirado por las madres que tienen niños
especiales, por que la historia de Mario viene a confirmar esa sospecha que muchas madres tienen en
su corazón, la sospecha de que quienes les dicen que sus niños no tienen esperanza, en realidad están
equivocados, ya que la esperanza sí la hay. Esta historia de Mario, sin duda dará la vuelta al mundo, y
no una sino mil veces, por que Dios quiso escoger a Mario, para llevarle un mensaje a esas mamás
preciosas, en el cual se les invita a atreverse a luchar por sus hijos y no rendirse. “Si Mario pudo, yo
también podré” dirán muchas y, de hecho, ese es el mensaje de este libro. Que nadie les vuelva a
menospreciar a sus hijos por ser diferentes y esto aplica para el autismo y toda condición.
Albert Einstein, tenía la condición del espectro autista, sus maestros decían que era la persona más
estúpida de la clase, y me pregunto qué cara pusieron cuando a ese “estúpido” le otorgaron el Premio
Nóbel de Física. Al gran inventor, Tomás Alva Edison, lo mandaron a su casa con un recado para su
madre, donde le decían que su niño no tenía esperanza y que no lo volviera a llevar a clases. La
madre, tras leer el mensaje, engañó a su hijo por años, diciéndole que el recado decía que de tan
brillante que era su niño, no era necesario tenero en la escuela; hasta que años después, siendo
Edison el genial inventor, por casualidad se encontró ese mensaje entre los papeles de su difunta
madre, y descubrió que ésta le había ocultado que en la escuela lo habían discriminado y expulsado.
Cuántas más historias necesitamos de grandes personajes, de gente que destacó en su tiempo, pero
sufrió la discriminación por parte de quienes dijeron que no se podía, que eran personas no aptas e
incluso los expulsaron de las escuelas, negándoles los más elementales derechos.
No amigos lectores, esto se va a terminar muy pronto. Durante siglos, la humanidad de cuando en
cuando ha emprendido luchas por conquistar derechos inejercidos. Hemos tenido épocas donde se
ha enfatizado el respeto a los negros, los derechos de los homosexuales, los derechos de practicar la
religión deseada, los derechos de un país a su propia autodeterminación y un largo etcétera. Esta
PACTO POR EL AUTISMO
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época, se ha caracterizado por ser la temporada de conquista para las personas con discapacidad, y
en particular, para quienes tienen autismo y condiciones especiales del neurodesarrollo.
En el tiempo que he tenido de sumergirme en la literatura universal, he encontrado cierto género de
libros, a veces muy sencillos, que no se ajustan a los cánones literarios aceptados, pero que han
causado un importante cambio en su época. Tenemos libros como El Principito o Juan Salvador
Gaviota, que hicieron historia y cuya sencillez no fue impedimento para que queden inmortalizados
dentro de los grandes clásicos literarios. Tenemos obras un poco más extensas, como Mi Lucha, de
Hitler; El Manifiesto Comunista, de Marx y Engels; o La Sucesión Presidencial de 1910, de Francisco
I Madero; que para bien o para mal, fueron decisivos en traer un cambio en las condiciones políticas
y económicas de su tiempo.
Pero hay otro género de libros, de los cuales en este momento recuerdo dos: La Cabaña del Tío Tom
de Beecher Stowe y El Diario de Ana Frank, escrito por una niña judía. El primero es una novela
surgida en tiempos de la esclavitud en Estados Unidos; el segundo, un librito escrito por una niña
judía, cuando estos seres humanos eran enviados a los campos de concentración y las cámaras de
gas, a morir sin misericordia. Estos dos libros son clásicos, no son libros caros, e incluso las
editoriales no hacen gran negocio al publicarlos, pero los publican dado que ambos libros, y otros
similares en su tiempo, supieron hacer al ser humano común, entrar en reflexión en cuanto al mal
que sufría algún grupo marginado y sumido en la vulnerabilidad.
He escrito este libro, Pacto por el Autismo, sin cumplir con los cánones de perfección literaria, sin
buscar convertirlo en un best seller que me haga rico; pero lo he hecho para dejar en patrimonio a la
humanidad un libro más de la altura del Diario de Ana Frank o de la Cabaña del Tío Tom; cuya
finalidad es ofrecer a mi generación, y heredar a la posteridad, un testimonio de lucha social en favor
de un grupo que nunca más deberá estar oprimido y marginado: Las personas con autismo y de paso,
todas las personas que tengan cualquiera de las demás formas de discapacidad. De esta lucha y de
estos logros asombros, les hablaré en las siguientes páginas, los invito a acompañarme en este viaje
hacia un mundo más incluyente.
PACTO POR EL AUTISMO
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UN NIÑO PROBLEMA.
El autismo no es una enfermedad, ya que consiste en una condición del desarrollo neurológico, que
se distingue por patrones de comportamiento repetitivos y una marcada dificultad para la
interacción social, lo cual suele estar presente, desde una edad temprana, afectando el diario
funcionamiento.
Se le denomina “Condición del Espectro Autista”, usando el término “espectro”, toda vez que existe
una amplia gama de síntomas, habilidades y grados de discapacidad funcional, existentes en las
personas dentro del espectro autista. Muchos niños y adultos con esta condición son completamente
capaces de realizar todas las actividades de la vida diaria, mientras que otros, requieren ayuda
sustancial para realizar las actividades normales. La versión DSM-5, del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado en el 2013, encuadra como parte del espectro del
autismo al síndrome de Asperger, al trastorno de desintegración infantil y al trastorno generalizado
del desarrollo no especificado. El diagnóstico de un trastorno del espectro autista, dependerá de la
discapacidad intelectual y la deficiencia del lenguaje.
La condición del espectro autista, existe en toda raza, y en cualquier nivel socioeconómico, no
obstante, los niños tienen más probabilidad de presentar el espectro autista que las niñas. El último
análisis de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, calcula que uno de cada 68
niños tiene alguna forma de esta condición.
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Mario, recibiendo un reconocimiento a nombre de la Secretaría de Educación del Estado de Nuevo León, por parte del Director de la
Preparatoria Abierta, Carlos Moreno Zamora y la Subdirectora, Adelaida García Alonso; por su activismo para los niños con autismo y su
trayectoria académica de excelencia.
Desde bebés, los niños con autismo se pueden diferenciar de los demás, al detectar características
como su capacidad de enfocarse excesivamente en ciertos objetos, o que rara vez hacen contacto
visual y no participan en el balbuceo típico con sus padres. En otros casos, los niños pueden
desarrollarse con normalidad hasta los tres años de edad, para entonces comenzar a aislarse y a
hacerse indiferentes a la interacción social. Los trastornos del espectro autista, pueden variar mucho
en gravedad, de acuerdo al grado en que la comunicación social y la adherencia a patrones de
comportamiento repetitivos afectan el funcionamiento diario de la persona.
A las personas con autismo se les dificulta la interacción social, ya que no siempre pueden responder
a su nombre cuando les hablan, evitan el contacto visual con otras personas y solo interactúan con
otros para lograr metas específicas. Por ello, los niños con autismo no entienden cómo jugar o
relacionarse con otros niños y tal vez prefieran estar solos. Además, les puede parecer difícil
comprender los sentimientos de otras personas o hablar de sus propios sentimientos.
Pueden tener capacidades verbales, desde no hablar en absoluto, hasta hablar muy fluido, pero de
forma inadecuada. Además, a las personas con trastornos del espectro autista, se les puede dificultar
usar y entender las señales no verbales, como gestos, lenguaje corporal o tono de voz. Por ejemplo,
los niños pequeños con trastornos del espectro autista, tal vez no entiendan lo que significan los
dobles sentidos o metáforas.
Muchos niños con trastornos del espectro autista, realizan movimientos repetitivos o inusuales como
sacudir los brazos, mecerse de lado a lado o presentar tics. También pueden interesarse
obsesivamente en un tema en particular, tal como en los animales o en memorizar los países del
mundo. Las personas con autismo dependen mucho de la rutina, de modo que los cambios en los
patrones diarios de vida pueden generar un gran problema, causando que se enojen o tengan
arrebatos emocionales.
Para detección del autismo, los médicos suelen usar un cuestionario para recopilar información
sobre el desarrollo y el comportamiento de un niño, recurriendo a las observaciones de los padres,
mientras que otros recurren a una combinación de las observaciones de los padres y del médico. Si
las respuestas al cuestionario indican la posibilidad de algún trastorno del espectro autista, se
recomendará una evaluación completa por un equipo multidisciplinario, que hará una evaluación
neurológica a fondo, así como pruebas minuciosas del lenguaje y cognitivas.
Todo lo anterior, nos lleva a un problema mayor, la incomprensión de los demás niños hacia quienes
tienen autismo y su posterior marginación por parte de la sociedad, lo cual termina por desembocar
en agresiones de parte del resto del mundo, que se enoja con ellos por no ser iguales que el resto. Un
enojo derivado de quienes al no entender de convencionalismos o dobles sentidos, caen en conductas
consideradas imprudentes o poco diplomáticas. Todo esto termina por llevarnos al bullying.
El bullying es una palabra inglesa que aún no forma parte del léxico autorizado por la Real Academia
Española de la Lengua, pero que ya es frecuente en el lenguaje diario, ya que hace perfecta referencia
a una realidad muy lamentable: el acoso escolar, el cual es esa persecución salvaje y cruel que se da
en demasiadas aulas. Todos tenemos la experiencia del niño que era más tímido o más inteligente y
era la víctima de burlas por parte de otros compañeros de clase.
PACTO POR EL AUTISMO
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Se ha encontrado que más de la mitad de los niños con autismo, sufren acoso escolar, lo cual es una
proporción cuatro veces más grande que en los niños sin autismo. Los niveles de acoso pueden ser
muy variables y entre las estrategias observadas, se han descrito niños que eran agobiados hasta que
tenían una rabieta o eran forzados a una situación de agresión o autoagresión. Investigadores
realizaron encuestas en Estados Unidos, que completaron 920 padres y responsables educativos para
estimar los niveles de acoso entre niños de 13 a 16 años. A lo largo de un año, 46% de los niños con
autismo fueron víctimas de acoso, mientras que en la población sin autismo, el porcentaje fue del
10%. Otro estudio anterior, había mostrado que de un total de 1167 niños con autismo, de edades
entre 6 y 15 años, un 63% había sido víctima de acoso escolar en algún momento de sus vidas. El
estudio, de igual modo demostró también, que el bullying era más frecuente en los niños que estaban
integrados en una clase normal, que en aquellos que estaban inscritos en clases para alumnos con
necesidades educativas especiales. Por ello actualmente, hay que tener presente que las posibilidades
de que sea víctima de acoso escolar por alguno de sus compañeros, son mucho más altas al integrar a
un niño con autismo a una escuela regular, aunque esta es la meta idónea a lograr.
La conclusión, es que urge tomar medidas para prevenir el acoso y ayudar a los niños que son
víctimas de él. Además de que se requiere de forma urgente campañas generales de concientización y
difusión en medios de comunicación; pero parece que la medida más eficaz, es el trabajo de los
educadores con todos los niños, para que sean conscientes de las necesidades y particularidades de
los niños con condiciones especiales, para que les puedan entender mejor y ayudar más; además de
preparar una generación de personas, que en los años venideros serán más conscientes de la
inclusión y el respeto hacia quienes tienen alguna discapacidad.
De todos los estudios más recientes sobre acoso escolar, se han podido sacar en lo general las
siguientes conclusiones:
➢ Los niños con necesidades educativas especiales, tienen una probabilidad mucho más alta de
ser víctimas de acoso escolar.
➢ El acoso escolar afecta a la integración en la escuela, al deseo de participar en las actividades
escolares y a los resultados del aprendizaje.
➢ La concientización, prevención y respuesta activa de los adultos son muy importantes.
➢ La implicación de los demás compañeros es fundamental. Más de la mitad de los episodios de
bullying se detienen cuando interviene otro compañero.
➢ En el caso del acoso escolar, se requieren acciones como que el director de la escuela ponga
carteles en lugares visibles, explicando cuál es su política si existieran casos de acoso, e
instruir a los maestros, pidiéndoles que hagan un ejercicio de reflexión conjunta de la clase
sobre discapacidad y acoso.
➢ Que las víctimas sientan que no está solas, que la ley está de su lado junto con la gente más
buena de la clase.
Además ha quedado en evidencia que existen distintos tipos de acoso como los siguientes:
➢ Físico: Empujar o golpear a alguien, dañar sus ropas, sus cosas, robarle o forzarle a entregar
alguna pertenencia.
➢ Verbal: Insultar, esparcir rumores, amenazas, apodos. También se incluye el envío de correos
o posteos en redes sociales con burlas, insultos y/o amenazas.
PACTO POR EL AUTISMO
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➢ Emocional: Ignorar o evitar deliberadamente a alguien. Hacer comentarios con desprecio
sobre él, su familia o su vida. Criticar todo lo que hace. Hacer gestos de desprecio o
comentarios desagradables.
➢ Social: Acosar a alguien por su color de piel, su religión, país de origen, necesidades
especiales o tan solo porque su aspecto es distinto.
En consecuencia, para un maestro puede llegar a ser una situación muy difícil de manejar el tener en
clase un niño con autismo, de manera que o bien por falta de capacitación, o por falta de voluntad de
tener un “niño problema”, o por ambas causas, es más sencillo negarle el acceso a la escuela al niño,
o incluso expulsarlo, en caso de ser posible. Muchas veces la negativa de servicios escolares se hace
con tal sutileza que no siempre se detecta. Un ejemplo es la excusa clásica de muchos colegios e
institutos, que dicen que no pueden aceptar a cierto niño con autismo, dado que no cuentan con
preparación ni infraestructura; una forma amable de decir que no quieren batallar. El resultado es
un peregrinaje de los padres de familia, llendo de colegio en colegio, a ver si alguno admite a su hijo,
encontrando que dicho peregrinaje, puede llegar a ser de más de treinta colegios sin encontrar lugar.
“Es que su hijo tiene que estar en algún colegio especial”, dicen los directivos de los planteles, sin
importar si hay o no “colegios especiales”, o si a un pobre angelito se le condena a quedarse
marginado, sin posibilidad de acceder a la educación.
Muchos me han juzgado de ser una persona muy problemática, por que hace años me dediqué a
demandar judicialmente a muchos, buscando hacer válidos mis derechos. Un día, mi mala fama se
diluyó enmedio de un enorme prestigio que alcancé, tras enfrentar exitosamente a toda la sociedad, y
lograr la validez jurídica de mis derechos, como persona con autismo a ser diferente y gozar de todas
mis prerrogativas como ciudadano. Quien me juzge por lo drásticas de mis acciones, le invito a
pensar que peores son las acciones que una sociedad insensible, guarda para con las personas con
diversas discapacidades, condenándolas a la marginación y a renunciar a sus más nobles
aspiraciones como lo es recibir una educación en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad.
Perdón por mis acciones, pero si volviera a nacer, haría exactamente lo mismo y sería igual de
drástico y de duro con esta insensible sociedad.
Los padres de niños con autismo, viven con una enorme congoja en su alma, pues se preguntan qué
será de sus hijos, cuando ellos ya no están, cuando sus hijos crezcan y se queden solos. Si habrá una
esperanza para ellos. Se preguntan si será posible tener un hijo o hija universitario, aunque tenga
autismo. Yo he escrito este libro para ustedes, para ofrecerles un testimonio de que sí se puede
enfrentar a toda una sociedad y salir airoso; que sí se puede gozar sus derechos, aunque ello implique
años de guerra sin cuartel contra una sociedad que te discrimina; que sí se puede exigir que cualquier
colegio, le guste o no, admita a un niño con autismo, sin estar soportando las patrañas de que “no
sabemos cómo atenderlo” o “su hijo debe estar en un colegio especial”. Ya es hora de decirles que a
colegios especiales lleven a su abuela si quieren, por que a nuestros niños los atenderán en los
mejores colegios y si no saben atenderlos, pues ya es hora que aprendan o se dediquen a otra cosa.
Este libro lo escribe quien obtuvo el máximo promedio académico de toda una institución de
alrededor de 5000 alumnos que estudiaban ingeniería, graduándome con 100 de promedio y vengo a
decirles que los siguientes serán sus hijos, sin importar que tengan Asperger o autismo y nadie los
quiera apoyar. Como todos aquellos que tienen Asperger, yo tengo mi historia que contar.
PACTO POR EL AUTISMO
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Nací en Guaymas, Estado de Sonora (México), siendo hijo de padre español y de madre originaria de
Monterrey, Estado de Nuevo León (México), donde casi siempre he vivido. De niño viví en Los
Ángeles y San Diego, Estado de California (E.E.U.U.), donde al principio de mi vida, acudí a colegios
americanos, siéndome inculcada la fe cristiana, en su modalidad protestante. Viví esos primeros
años, una experiencia donde los compañeros y profesoras, me querían mucho y cuidaban demasiado
de mí. En fotos viejas de mi niñez, aparecía en el grupo escolar con puros niños aglosajones y algunos
negros. Yo era el de color intermedio, con cabello castaño claro y una piel olivácea, que contrastaba
con la blancura de los anglosajones, y lo obscuro de los niños negros. Todos fueron muy lindos
conmigo, lejos de la fama que tienen en Estados Unidos de ser racistas, en mi grupo nunca existió
eso. En esta escuela, cada mañana se hacía oración y se empezaba el día leyendo la Biblia. A su vez, a
la hora de la comida se daban gracias a Dios por los alimentos.
Desde ese tiempo, recuerdo que siempre estuve siendo atendido por psicólogos, tanto privados como
públicos, pagados por el Gobierno de California; y mi recuerdo es de haber conocido una sociedad
muy respetuosa de la ley, de Dios y del sentido ético para con el trato hacia los alumnos. Creo que
tuve la suerte de haber empezado mi vida en un sistema de primer mundo, donde hay un gobierno
que realmente se toma en serio su responsabilidad, en cuanto a la correcta atención de sus
ciudadanos, algo que cabe elogiar y desear que se replique en todas partes, para poder contar un
nivel de vida digno, justo como por muchos años lo han tenido en Estados Unidos. Tengo esta época
de mi vida en un concepto de ser casi una utopía para mí, ya que si ha habido una época en que he
sido feliz a plenitud, fue en este tiempo.
En estos años, mis padres se dieron la oportunidad de viajar en automóvil por todo Estados Unidos y
parte de Canadá, permitiéndome conocer lugares realmente muy hermosos, como la Ciudad de San
Francisco, Seattle y Vancouver. Asimismo, viajamos por México, donde recuerdo que en esos años,
mi país no estaba desarrollado como hoy en día, y el contraste en los paisajes mexicanos era muy
grande contra Estados Unidos. Recuerdo largos viajes por Sonora y Baja California, donde
disfrutábamos de la comida mexicana, tan valiosa para alguien que no vive en México, y por
supuesto, recuerdo vívidamente cómo amaba esas playas mexicanas bañadas por el Mar de Cortés.
Llegado un momento de nuestra vida como familia, mi padre optó por tomar una decisión que
rompió con esa felicidad que de niño conocí: Llevarnos a vivir a España, su patria. Al llegar a esta
etapa de mi vida, no llegamos de golpe a vivir a España, antes bien, de forma contínua, viajábamos a
España y regresábamos a California, hasta que un día, finalmente, nos quedamos a vivir ahí. España
es un país hermoso, lleno de una riqueza cultural e histórica, que ni en sueños la conocen los
norteamericanos. Estar en España, implicaba un estilo de vida más refinado, una forma más correcta
de vestirse, de hablar, de expresarse y de vivir. Este no es un país con edificios como en Estados
Unidos, ni casas de madera. Aquí las casas suelen ser antiguas, bien cuidadas, con calles llenas de
historia y un lugar para adquirir gran cultura.
Pero España cuenta con una sociedad soberbia, una religión muy fría e insensible, a diferencia de
esos protestantes americanos, que saben dar gracias a Dios antes de comer. España no contaba con
esos psicologos y maestros profesionales con vocación, que sí tenía el Gobierno de California. En los
colegios, la dureza se sentía a todo lo que daba, y aquí, si bien la gente no era rubia ni anglosajona,
este no era un lugar apropiado para un mexicano, pues no obstante ser también español, aquí había
mucho racismo y desprecio por los oriundos del continente americano.
PACTO POR EL AUTISMO
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En este contexto empecé a tener muchos problemas en mi escuela, donde de forma constante
llamaban a mis padres para quejarse de mi conducta. Dicha conducta obedecía a que me negaba a
comerme todo lo que me ponían en el plato o a que corregía a mis maestros por que no pronunciaban
correctamente las palabras en inglés y yo lo hablaba mejor que ellos, por venir de California. A su vez
los problemas con los compañeros eran similares.
En este tiempo el cariño de mis padres se enfrió totalemente. Mi padre se empezó a alinear con sus
hermanos y mi abuelo, quienes no querían a mi madre por ser una mexicana. Ella cada vez estaba
más sola en ese frío continente llamado Europa. De pronto, un día enfermó de artritis y ya no podía
moverse sin bastón. Mi padre renegaba diario de tener “una mujer tullida y un niño problema”, y así
pasaron algunos años, hasta que mi madre y yo nos venimos a vivir a México, donde estaban los
hermanos de mi madre. Todo el tiempo que vivimos en España, viví amenazado con ser llevado a un
colegio interno. Mi padre siempre me contaba historias de terror de los internados que existían en
España, donde a los niños “malcriados” los enviaban a estudiar y los corregían a reglazos.
En 1990 llegamos a Monterrey (México) vía Dallas, mi madre y yo, en un vuelo de American Airlines.
Eso fue en un verano, acabando yo de salir de vacaciones y nos quedamos a vivir en casa de mi tía, la
hermana de mi mamá. Las esperanzas de mi madre de que al venir a México yo iba a tener primos
con quien jugar, muy pronto tocaron tierra, al encontrar que mis primos me despreciaban, mi tía
también y de pronto nadie en el barrio me quería, empezando por que hablaba como español y los
mexicanos resultaron ser igual de racistas y discriminativos que los españoles.
Al finalizar el verano, fui inscrito en una escuela en Monterrey y para fin de año mi padre nos había
comprado casa, de modo que nos fuimos de vivir con mi tía a vivir en nuestra propia casa. Poco
tiempo después, mi madre y mis tios rompieron relaciones y ello derivado a que mi madre estaba
dolida de cómo me trataban mis primos, mientras mis tíos lo permitían. Otra vez estábamos solos.
En la escuela recibía constantes citatorios, donde requerían que mi madre fuese a recibir quejas y
reclamos derivados de mi conducta. Toda mi infancia y mi adolescencia, mi madre cargó con la
frustración de tener un hijo a quien nadie quería ni comprendía. Toda mi niñez y adolescencia
escuché de parte de todos, que yo era un “niño problema” y con ese estigma crecí. Al terminar la
primaria, ingresé a primero de secundaria, donde tenía que pagar una cuota a los compañeros, a
cambio de que no me esperasen a la salida para ser golpeado. De igual modo, no podía salir a la calle
sin ser acompañado de algún adulto, ya que los niños de la cuadra me golpeaban, mientras sus
padres se los aplaudían, ya que, según ellos, yo me lo merecía.
Mi madre tuvo que apoyarse en jefes de policía, a quienes les pagaba un soborno, para que se
llevasen detenidos a los menores de edad que me golpeaban. De este modo, me enseñó mi madre a
enfrentar a todos, con tal de no permitir abusos en mi contra. Llegado el segundo mes de haber
ingresado a primero de secundaria, abandoné mis estudios para nunca más volver a estudiar en
modalidad escolarizada. Años después regresaría a estudiar en modalidad a distancia, todo el resto
de la secundaria, preparatoria y universidad, sin ayuda de ningún maestro, hasta ser el ingeniero que
soy el dia de hoy, pero esa es otra historia. Por el momento, dejaremos este primer capítulo en este
negro insante en que decidí nunca más estudiar.
PACTO POR EL AUTISMO
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RELIGIÓN SIN COMPASIÓN.
Cuando abandoné la escuela, tenía apenas dos meses de iniciado el ciclo escolar y era el primer año
de secundaria. Esto significa que recién acababa de terminar la primaria, para estar pasando a la
enseñanza secundaria, cuando decidí no estudiar más. Esta decisión molestó a mis padres, pero la
respetaron. Entonces se vino un otoño memorable, en el cual mi madre y mi padre mejoraron su
comunicación e hicieron planes para ser felices como familia. Yo fui muy feliz ese otoño al lado de mi
padre. Llegado el mes de diciembre, de forma repentina mi padre murió y mi madre quedó
desconsolada.
A partir de esto, se vino un año difícil, en el cual mi madre se deprimió y a su vez me llevó con
especialistas que me medicaron, de modo que vivía con una sensación de letargo horrible, que me
tenía todo el día postrado en cama. Los diagnósticos eran tan diversos, como diversos eran los
especialistas con quienes me llevaban: unos decían que yo tenía epilepsia, otros esquizofrenia, un
tumor en el cerebro, otros más decían que no era nada médico, solo malacrianza. Por mi parte ese
año 1993, con sólo trece años de edad, terminé con una espantosa desesperación causada por el
malestar que me generaban los medicamentos.
Para ese tiempo, mi desconsolada madre se acercó con unas amigas de su juventud, las cuales eran
cristianas, y estas empezaron a visitarla dos veces a la semana, para hacer oración y leerle la Biblia.
Mientras esto sucedía, yo permanecía tendido en la cama en mi dormitorio, pero estas reuniones las
lograba escuchar, toda vez que eran las que me hacían salir de la monotonía de mi letargo, debido al
medicamento.
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Mario, en el Congreso del Estado, acompañado por la Diputada Gloria Treviño; Cinthya Del Río, jovencita invidente; Rossy Ayala, de
Gente Pequeña AC; Emiliano Salas, con espectro autista y Miguel Alejandro Rodríguez, de Asociación de Sordos ABP. Presentando una
iniciativa de ley, donde se piden reformas al Código Penal por el delito de discriminación.
De pronto, un día bajé a la sala, a escuchar a las señoras, quienes me decían que mi condición no era
imposible para que Dios la cambiase. Yo, empastillado desde hacía casi un año, había perdido los
ánimos por completo. Cada día levantarme era un esfuerzo enorme, para sobreponerme al letargo
causado por los medicamentos, luego, al mediodía, salía un rato a caminar a la calle para tomar el
sol, y finalmente regresarme a mi casa a acostarme. Era horrible estar empastillado, amanecía
deseando que fuese de noche, y en la noche deseaba que fuese de día. Cuántas más madres
inconscientes habrá que someten a sus hijos a los caprichosos diagnósticos de médicos y
especialistas inconscientes, que medican a sus hijos de la forma más infame.
Pues este era mi caso, cuando estas dos señoras me empezaron a hablar de Dios. Su mensaje era el
mensaje cristiano evangélico, enfocado a tener un encuentro con Dios y gracias a una conversión,
experimentar el cambio de vida. En mi caso, mi situación parecía una causa perdida o imposible,
pero el mensaje de ellas es que Dios podía cambiar mi vida en cualquier momento, si le daba la
oportunidad. Dentro de su mensaje, iban incluídas las historias de jóvenes que dejaron las drogas o
el alcohol y ahora son padres de familia con vidas ejemplares; casos de hombres que golpeaban a sus
esposas, y convertidos a Cristo, ahora tenían matrimonios ejemplares.
Esto no es novedad, tener un encuentro con Dios ha sido por siglos descrito, una y otra vez, como un
poderoso factor de cambio. Tenemos casos, como el de San Agustín, quien toda su vida fue
irreverente, pero su santa madre pedía incesantemente a Dios por su conversión, hasta que un día
en su casa, mientras esperaba la llegada de su amante, escuchó en su interior la voz de Dios, a quien
pidió perdón por su perdida forma de vivir, de modo que cuando finalmente llegó su amante y le tocó
a la puerta, éste ya no le quiso abrir. Desde ahí surge un hombre nuevo, totalmente transformado,
cuya devoción a Dios lo llevó con el tiempo a ser un importante teólogo y padre de la iglesia.
Cada semana, estas señoras, con un amor y esmero muy notorio nos visitaban, empezando a ser
acompañadas por pastores cristianos, que nos visitaban para leernos la Biblia y hacer oración.
Entonces, llegó a nuestra casa un pastor, de nombre Rubén Lozano, cuya especialidad era el
ministerio de liberación, lo cual, en el medio evangélico, es sinónimo de lo que la iglesia católica
denomina exorcismo. Por supuesto que no es necesario ser un genio para adivinar que a los
diagnósticos de epilepsia, esquizofrenia, depresión, hiperactividad y no sé qué más, ahora el nuevo
diagnóstico era que yo estaba endemoniado. Afortunadamente, para esto no se recetan
medicamentos, lo que resultó ser una gran ganancia. De hecho, para estas personas los
medicamentos eran “del Diablo” con lo cual en muchos casos, pero no en todos, estoy de acuerdo.
El Pastor Lozano, desde ese momento, se volvió como mi padre y me tomó muy de cerca. A los pocos
días me introdujo a la Iglesia Metodista La Trinidad, de la que era pastor asociado. Esta iglesia se
ubica en el centro de Monterrey, en la esquina de Washington y Escobedo. Es una iglesia con más de
100 años de antigüedad, a la que asistió mi abuela y luego mi madre, para ahora de pronto, empezar
yo también a frecuentarla.
Antes que otra cosa se pueda decir, tengo que hacer mención que yo llegué a la Iglesia, moralmente
destrozado por un año de haber perdido a mi padre y haber pasado por muchos diagnósticos
contradictorios de los mejores -y más caros- especialistas de Monterrey. Llegué anímicamente
destrozado, por un año entero de consumir cuanto medicamento les dio su gana recetarme a los
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supuestos especialistas y hasta este punto, llegué a la conclusión, que en la mayoría de los casos es
una pérdida de tiempo y dinero, ir a consultar a los especialistas. No importa cuánto prestigio
tengan, por experiencia puedo afirmar que son las personas más duras, las más frías e
inmisericordes que existen. Son incapaces de sentir empatía con el dolor de sus pacientes y, eso sí,
cobran carísimo. Cuidado con esos doctores cuyos consultorios están en los mejores edificios y cuyos
honorarios son impagables, pues la experiencia me dice que son auténticos sicópatas.
De esta horrible experiencia Dios me rescató y digo Dios, por que justamente fue Dios y no la Iglesia
Metodista. En la Iglesia Metodista tuve ese encuentro con Dios, del cual hablaba San Agustín, y ese
jovencito de catorce años que vieron entrar anímicamente destrozado, revivió cual flor marchita que
es regada con agua. De pronto abandoné todos los medicamentos, y me negué a volver a ir con
ninguno de los doctores que mi madre consultaba para mí, de modo que el letargo y la fatiga
desaparecieron. De pronto caminaba normal, dormía normal y de nuevo era muy feliz.
En 1994 llegué a la Iglesia Metodista, y durante los siguientes dos años, asistí cada semana a cada
reunión sin falta. En la iglesia hice muchos amigos y en ese tiempo, cuando cumplí 15 años, me
inscribí en la secundaria abierta, es decir en modalidad a distancia. El internet todavía no se conocía,
pero el método era recoger materiales de estudio para aprender en mi casa y al estar listo, acudir a
presentar un examen, de este modo en el año 2000, a los 20 años de edad logré terminar la
secundaria.
Durante dos años y medio mi vida transcurrió así, hasta que diez días antes de cumplir los 17 años,
mi madre sufrió una embolia y murió, dejándome sólo en el mundo con 17 años de edad y faltando
un año para alcanzar la mayoría de edad legal en México. Estos dos años que tenía de ser cristiano,
mi madre estuvo enferma de artritis, sin poderse valer por sí misma. Vivíamos de los ahorros que
nos dejó mi padre y mi vida siempre transcurrió asistiendo a la iglesia, cuidando a mi madre y
estudiando la secundaria a mi ritmo.
Al morir mi madre, la persona más cercana era el Pastor Lozano. A estas alturas, para tener una justa
apreciación de este pastor, sería importante compararlo (y de paso al resto de la gente de la Iglesia
Metodista) con la historia de una gallina, que por casualidad se encontró un huevo de águila
abandonado y se lo llevó a su nido. Es importante recalcar, que si el huevo estaba abandonado, es
muy posible, que el águila de ese huevo no tenía posibilidades de nacer. Sin embargo, todo cambió
un día que la gallina recogió ese huevo y lo llevó a su nido. La gallina dejó el huevo de águila junto a
los huevos de pollo y se dedicó a empollarlos, hasta que un día, uno a uno de los cascarones fueron
rotos y nacieron los pollitos y el aguilucho. Desde ahí, el aguilucho fue cuidado por la gallina día tras
día, la cual le proveía de alimento y calor materno.
Nadie puede discutir hasta aquí la labor tan noble y encomiable de nuestra gallina, nadie dudaría en
reconocer la bondad y el amor demostrado hacia ese bebé águila, a quien le ofreció la oportunidad de
vivir, cuando no tenía ninguna posibilidad. Ese es justamente el impagable favor que le debo a la
Iglesia Metodista y al Pastor Lozano. Pero hasta el más abnegado amor puede ser susceptible de
convertirse en una relación tóxica.
Regresando a la historia llena de amor, de nuestra mamá gallina y su bebé águila, un día nuestro
aguilucho creció educado como un pollo, para por casualidad voltear al cielo y ver pasar un ave
majestuosa. La gallina le dijo al aguilucho que esa ave que pasó era un águila, pero “ni en sueños te
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compares con ella, tú eres un pollo y no estás hecho para volar a esas alturas, tu destino es escarbar
para comer lombrices como tus hermanos”. Es aquí donde el aguilucho empieza a notar una y otra
vez, que de cuando en cuando, por el cielo pasan volando las águilas, y al observarlas, encuentra un
enorme parecido suyo con ellas, mientras, a su vez, detecta muchas diferencias, al compararse con
sus hermanos. Al sospechar algo raro en todo esto, el aguilucho, cuestionaba a mamá gallina, la cual
se indignaba mucho, junto con los hermanos pollitos.
Llegadas las cosas a este punto, el aguilucho por casualidad empezó a volar como águila,
descubriendo, al final de cuentas, que realmente él no era un pollo, sino un águila, y ahora estamos
ante dos panoramas, que veremos a continuación:
➢ El aguilucho puede declaradamente escoger vivir en su pleno potencial y jugar el papel que la
vida le otorgó al permitirle ser un águila, lo cual implicaría el automático rechazo de su
familia, que lo catalogaría como un traidor y un malagradecido.
➢ El aguilucho podría renunciar a sus derechos de surcar los cielos y conformarse con comer
lombrices el resto de su vida para tener a gusto a mamá gallina y a sus hermanos pollitos.
Es lamentable decirlo, pero la mayoría de las veces, la gente opta por la segunda opción, pues no
tienen la fuerza de voluntad, ni la independencia de carácter, para ser ellos mismos y construir su
propia vida, sin importarles la opinión de los demás. Por otro lado, los pollitos y la gallina podrán
decir que ellos le salvaron la vida al aguilucho y es verdad, pero el amor verdadero nunca debe de ser
posesivo, sino antes bien debe ser capaz de darlo todo sin esperar nada a cambio. Un verdadero
amigo debe ayudarte y saber dejarte ir cuando tu crecimiento lo exige.
En la Iglesia Metodista fueron iguales que mamá gallina, ellos me tomaron y me llevaron a su nido
para darme calor y alimento, gracias a ellos tuve un encuentro con Dios que hasta hoy es diario y
perenne. Junto con el Pastor Lozano, debo mencionar mi pleno amor y gratitud por otra familia, de
apellido Peña. Se trata del Pastor Gilberto Peña Martínez, sus hijas Lorena y Karina, y su yerno
Hugo. Todos ellos, al igual que mamá gallina y los pollitos, tuvieron misericordia de este ser humano
abandonado en el mundo, sin consuelo ni esperanza, y me llevaron a su nido para darme calor y
alimento. La hija del Pastor Gilberto, Karina Peña, era una niña jovencita, nacida bajo el signo de
Virgo, el cual es muy compatible con Cáncer, que es mi signo. Ella era una jovencita muy hermosa,
elegante y distinguida. Tenía muy buena educación y se convirtió en mi mejor amiga.
Pero esta armonía tan perfecta, se empezó a afectar el día que al igual que el aguilucho, quise seguir
mi propia senda, pues ninguno estuvo dispuesto a aceptarlo y yo no soy de los que por un chantaje
emocional me dejo manipular. De modo que la amistad se terminó, me fuí yo muy dolido con ellos
por haberme intentado frenar mi crecimiento; mientras que ellos consideraron, que yo era un
malagradecido, que no valoré lo que hicieron por mí. La verdad es que no es cierto nada de eso; se
agradecen mucho los favores recibidos, pero nunca permitiré que esto se entienda, como una
obligación a permanecer al lado de alguien, que me quiere impedir lograr mi propio potencial y
buscar mi crecimiento. Eso nunca lo entendieron.
El día que yo “vi volar un águila”, sucedió en 1996, cuando días después de fallecida mi madre, se
celebraron los Juegos Nacionales de la Iglesia Metodista de México. En una de las reuniones,
tuvimos a un conferencista de nombre Abel Brito, quien sin conocerme, me vió entre la audiencia y
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me pidió que subiera al presídium. Al pasar, me dio una profecía, en la cual dijo demasiadas cosas de
mi vida muy exactas, que nadie conocía. Meses después, tuvimos un congreso nacional con el
Apóstol Harold Caballeros, de Guatemala, quien de igual manera, me dió una profecía en público. En
ambos casos el sentido de la profecía coincidía y era que tenía un llamado divino a ser un profeta a la
nación, con un mensaje que en su tiempo miles escucharían.
En la Biblia sucedió, que un joven llamado José tuvo un sueño, donde Dios le anunciaba un futuro
brillante. Sus hermanos lejos de alegrarse, se enojaron al grado de venderlo como esclavo y enviarlo
encadenado a Egipto. Lo gracioso es que, tras muchos años, “por casualidad” conoció al Faraón y
José pasó de ser un esclavo, a convertirse en Gobernador de Egipto. Otra “casualidad”, es que sus
hermanos fueron a Egipto a comprar comida y tuvieron que doblar sus rodillas delante del flamante
Gobernador de Egipto, a quien años atrás habían vendido como esclavo.
En la iglesia enfrenté cuánta oposición se pueda mencionar, a partir del momento en que recibí esas
profecías que me dieron. Fueron iguales que mamá gallina, cuando su aguilucho descubrió que no
era un pollito, sino un águila y quería volar. El Pastor Lozano, me dijo que en vez de estudiar, me
comprase unas brochas y aprendiese del oficio de pintor, ya que según él, hasta eso nada más llegaba
mi capacidad. Este pastor, ni estudios de ningún tipo tenía, era muy leído, eso sí, pero toda su vida
había sido un pintor. Sus cuatro hijas y dos hijos, todos excepto dos, sólo estudiaron menos de la
preparatoria, de modo que ninguno quería que yo estudiase.
Por otro lado la familia Peña, es decir Karina, sí quería que estudiase, pero no en la modalidad que yo
lo estaba haciendo, ya que estudiar en modalidad a distancia, era para ellos una educación de
segunda. Yo creo que no es de segunda, por que no hay mejor mérito que estudiar por sí sólo, ya que
sin ayuda de ningún maestro, se aprende mejor y ese es mi caso. Pero me negaron la oportunidad de
buscar ser pastor, dado que ¡¡¡no tenía estudios!!! ¿y los “pintores” Lozano sí los tenían o ellos por
qué sí tenían el pastorado? La verdad lo tenían por pura simonía y compadrazgos.
Karina y su cuñado Hugo, empezaron a meter una infame presión, para que yo dejara la secundaria
abierta y estudiara en una escuela común con sistema escolarizado. Me molesté con ellos, dado que
yo no vine al mundo a vivir para los demás, sino para mí. El motivo es tomar mis decisiones, no las
que otros quieran. Por otro lado, en ese tiempo un psiquiatra cristiano me empezó a ayudar, y a
diferencia de otros especialistas, él sí me ofreció una ayuda valiosa, lejos de medicamentos nocivos y
de diagnósticos confusos. Su terapia y consejo, iban dirijidos a que tuviera el valor de seguir el
camino que más conviniera a mis intereses, y no a dar gusto a un montón de personas cuyos consejos
eran molestos.
Los pastores terminaron por decir que la psiquiatría era de Diablo, que mi terapeuta era
“instrumento de Satanás” y al no quererme desprender de la genuina ayuda que me ofrecía, el enojo
era muy grande hacia mí. Enfrenté sermones predicados desde el púlpito de la iglesia, donde sin
llegar a pronunciar mi nombre en público, se mencionaban todo género de referencias a mi persona,
de tal modo que era obvio que se referían a mí. Karina, que era mi mejor amiga, sin motivo me dejó
de hablar como antes y ahora todo parecía muy similar a la decisión que párrafos atrás mencionaba
que el aguilucho tuvo que tomar:
➢ El aguilucho puede declaradamente escoger vivir en su pleno potencial y jugar el papel que la
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vida le otorgó al permitirle ser un águila, lo cual implicaría el automático rechazo de su
familia, que lo catalogaría como un traidor y un malagradecido.
➢ El aguilucho podría renunciar a sus derechos de surcar los cielos y conformarse con comer
lombrices el resto de su vida para tener a gusto a mamá gallina y a sus hermanos pollitos.
¿Cuál decisión tomaría yo? Ellos eran casi mi familia. Al perder a mi madre y tener sólo diecisiete
años, ahora dieciocho, realmente ellos eran todo para mí. ¿A donde iría sin su amistad? Hasta Karina
me trataba como un traidor y malagradecido. ¿Qué hacer? ¿escuchar a Karina o escuchar a Dios? El
panorama era muy claro y la decisión se tenía que tomar escogiendo una de las dos opciones:
➢ Puedo escoger vivir en mi pleno potencial y jugar el papel que la vida me otorgó, al
permitirme seguir el llamado divino, lo cual implicaría el automático rechazo de la gente más
cercana a mí, para quienes yo pasaría a ser un traidor y un malagradecido.
➢ O, de otro modo, podría renunciar a esa voz divina que me llamaba y conformarme con vivir
en el statu quo el resto de mi vida, para tener a gusto a la gente de la iglesia, que
indiscutiblemente, me habían ayudado mucho y tenían un geniuino afecto hacia mi persona,
pero no un amor tan desinteresado, como para dejarme seguir mi camino, si mi crecimiento
personal así lo exigía.
En algún momento le hice ver a Karina mis puntos de vista, a lo que ella respondió que en realidad
ya no me hablaba igual que antes, toda vez que su familia estaba molesta por que yo no les hacía caso
en lo que todos querían que yo hiciese con mi vida, lo cual por supuesto que me lo decían, según ella,
“por mi bien”. Le pedí a Karina, que por favor nunca más se me volviera a acercar, ni a tener nada
que ver conmigo. Esa línea no la respetó, y en un congreso de jóvenes, celebrado en semana santa de
1999, al acercarse Karina a sermonearme, provocó que yo explotase en ira y, públicamente, le
exigiese que ya me dejara en paz y no volviera a cruzar la línea que le puse. Este hecho, fue
prácticamente interpretado por toda la iglesia como un sacrilegio, toda vez que era la hija de un
pastor y nadie cuestionaba ni contradecía a los pastores. A todo el mundo le ofendió muy profundo
esta acción, y uno a uno de los amigos se me fueron retirando, hasta quedarme sólo.
Al escribir esto, han pasado exactamente 20 años desde que esto sucedió, he tenido tiempo para
reflexionar en lo que hice y, debo admitir que al principio, esto significó una liberación y un alivio
que me trajo mucha tranquilidad. Unos dos años después, llegué a la conclusión de que cometí un
error y debía de pedirle perdón, sin embargo al estar lejos de ellos no pude hacerlo, antes bien seguí
mi vida, y tuve más tiempo todavía para madurar mucho más y arribar a otras conclusiones distintas.
Este suceso con Karina fue cuando yo tenía 19 años, he cumplido 20, 25, 30, 35 y ahora 40 años. Ha
pasado tiempo mucho más que necesario para madurar y pensar muy bien en lo que hice.
20 años es un tiempo, donde un prisionero que comete un delito reflexiona y admite su error, pero
yo, en mi caso, tras reflexionar, los primeros dos años pensé haber cometido un error, pero tras pasar
más años, me dí cuenta de que mi conclusión era distinta: La conclusión el día de hoy, tras 20 años
de reflexión, es que si bien mi reacción fue muy drástica, fue la correcta y si pudiera regresar el
tiempo atrás, haría exactamente lo mismo. Me felicito por reacionar así. De hecho considero que es
Karina y su familia, quienes deben ser congruentes con sus principios cristianos y atender las
razones expuestas, de modo que ofrezcan una disculpa pública por el daño moral que me generaron.
PACTO POR EL AUTISMO
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Hoy, tras haber vivido los suficientes años para considerarme una persona madura, mi consejo para
las generaciones venideras, es que sigan sus propios sueños, escuchen la voz de su corazón y no
teman cometer errores. Solamente escuchen los consejos de la gente vieja, pero al final de cuentas
tomen sus propias decisiones. Luchen por sus sueños y, de ser necesario, aléjense de sus propias
familias y amigos, si estos no apoyan sus decisiones. Mi consejo para la gente grande, es que vivan
sus vidas, y dejen a las generaciones venideras vivir las suyas; déjenlos cometer sus errores, así como
ustedes cometieron los suyos; no se conviertan en algo así como la mamá gallina de mi historia, que
con su falta de amor desinteresado, buscaba impedir el crecimiento de una criatura como el águila
que salvó, pero que ahora no la dejaba vivir su propia vida.
Cuando toda la iglesia casi me excomulgó, yo me refugié en la filosofía, de lo cual hablaré más
adelante en otro capítulo, pero mis lecturas eran ofensivas a muchos cristianos fundamentalistas. Sin
embargo, un día me crucé con un señor de esa iglesia, de nombre Nicanor Chapa, a quien le externé
mi intención de dejar la iglesia y continuar mis estudios de filosofía. Don Nicanor me contestó, con
una gran sencillez, un consejo que realmente nunca podré dejar de agradecer, me dijo “sé fiel a tus
propios principios y sigue tu propia senda”. Estas palabras nunca podré olvidarlas, y nunca dejaré de
estar agradecido con este gran ser humano Don Nicanor, quien siempre tuvo un criterio mil veces
más amplio que la gente de esta secta.
Pero no solamente este chantaje espiritual, y su búsqueda por aconsejarme no seguir mis sueños fue
el daño que recibí de la gente de la iglesia, hay más cosas que describir. Karina tenía una hermana de
nombre Lorena, casada con un ingeniero de nombre Hugo, quien es hijo de Don Nicanor, el que me
aconsejó seguir mi propia senda. Hugo en lo que podía ayudaba, pero su esposa Lorena, hermana de
Karina, era una mujer muy soberbia, pensaba que por ser la hija de un pastor, eso la convertía en
alguien de la realeza de esa iglesia. Lorena siempre tuvo conmigo los peores desplantes.
Lorena y su esposo estaban al frente del grupo de alabanza, que eran los músicos de la iglesia, de tal
modo, que quienes la adulaban y la complacían en todo, eran quienes tocaban en las reuniones; los
demás se quedaban de ayudantes en la cabina de sonido. Lorena no mostraba ningún amor cristiano
hacia las personas en la iglesia, lejos de eso regañaba con dureza a la gente, especialmente a los de la
cabina de sonido. En lo que a mí respecta, Lorena siempre aseguró que yo era algo menos que un
retrasado mental, que nunca iba a llegar a nada en la vida. Su apuesta por mi persona, era al fracaso
total.
El Pastor Lozano, a su vez tenía cuatro hijas y dos hijos; uno de ellos siempre se condujo con amor
cristiano hacia todos; pero el otro, en sus años, fue un borracho, peleonero y mujeriego. Cuando yo
tenía catorce años y él 25, siendo once años más grande, me agarró a golpes delante de todos. Las
cuatro hijas del Pastor Lozano, por su parte, siempre me discriminaron, abundaron en muestras
incesantes de desprecio hacia mi persona. En esta gente encontré algo muy similar a lo que encontró
José en sus hermanos, cuando lo vendieron como esclavo para ser llevado a Egipto.
Pero hay más cosas que decir. Cuando muere mi madre, batallaba yo por que nunca había trabajado,
no sabía ni siquiera cómo se conseguía trabajo y el dinero que me dejó mi madre escaseaba.
Entonces, el Pastor Lozano se acercó a mi casa, a decirme que le prestase una cantidad para sacarlo
de un apuro, y esa cantidad nunca la devolvió. El liderazgo de la Iglesia Metodista supo de la
incidencia y se hizo de la vista gorda, sin reprimir al Pastor Lozano. Además del Pastor Lozano
PACTO POR EL AUTISMO
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a la Iglesia Metodista, le entregué de ofrenda más de 15,000 dólares americanos, pero el día que yo
necesitaba apoyo para mis estudios, sólo me dieron una palmada en la espalda, mencionando que
iban a estar orando por mí.
En la iglesia, a su vez abundaban los amigos aprovechados, a quienes realmente los vivía apoyando
económicamente y nunca paraban de pedir apoyo. Uno de ellos se llama Francisco Flores, quien
venía de una familia sin prestigio, ni fama que llegó a la iglesia, pero de inmediato se ubicó como
voluntario en el grupo de alabanza, rindiendo pleitesía por todo a Lorena, logrando ascender a
convertirse en un lídercillo, a punta de muchos años de dejar la dignidad en el camino. Hoy
Francisco ni me conoce y de todo lo que lo apoyé, el día que yo necesité, jamás se acordó. En amigos
cómo él, despilfarré mucho de lo que mis padres me dejaron. Es infame decir que en la iglesia no
encontré, al final de cuentas, otra cosa que no fuera rapiña del más corriente nivel.
Tiempo después, Gonzalo Estrada, quien era un importante empresario regiomontano, al acudir a la
iglesia y tener miles de problemas con todos los hambreados pastores, externaba con mucho acierto
la situación, en una frase que una y otra vez le escuché pronunciar: “todo el que se acerca a mí en la
iglesia, lo hace para pedirme dinero o trabajo”.
Además de esto, el psiquiatra que me estaba ayudando a superar el daño causado por esta secta, me
contaba que su madre también había asistido a la Iglesia Metodista La Trinidad, cuando le
diagnosticaron cáncer. Los doctores le dieron plena seguridad de recuperación, toda vez que el
cáncer empezaba, pero la condición era someterse de inmediato a tratamiento. La gente de la iglesia
se le echó encima y le exigieron que no se tratara, bajo el argumento de que Dios la iba a sanar.
Tiempo después, su hijo la llevaba por la fuerza al médico ya invadida de cáncer, cuando el galeno le
preguntaba “doña Lilia, ¿por qué no siguió su tratamiento, si le aseguré que usted se salvaba?, ¿por
qué se dejó invadir de cáncer?” La moribunda señora ya ni podía contestar de lo mal que estaba. Lilia
murió por creerles a estos criminales consejeros, que pretenden saberlo todo y no saben nada.
Tal vez me consideren drástico, al haberle gritado duramente a Karina Peña, que se alejara de mí;
pero en realidad el grito no fue dirigido solo a Karina, fue dirigido a la religiosidad maligna que
destruye y aniquila a quienes quieren vivir una vida plena. Creo que lo drástico, no es gritarles un par
de merecidas groserías, a estos parásitos vividores, mantenidos de la fe; drástico es usar la religión
para explotar económicamente a otros, usarla como una forma de esclavizar a las personas a un
modo de pensar; drástico es sentirme dueño de la verdad y negarle el derecho a los demás de ser
felices, bajo pretexto de que todo es pecado: pecado es tener dinero, pecado es tener sexo, pecado es
no pensar como piensa el pastor… pecado, pecado, pecado... Creo que pecado es el fanatismo, pecado
es meterse en la vidas de otros, pecado es juzgar a los demás, pecado es discriminar. Eso sí es pecado
y ellos lo cometen diario.
Jesucristo golpeaba con duras palabras a los líderes religiosos de su tiempo. Cuando visitó el templo,
tomó un látigo y expulsó a los mercaderes, mencionando que ellos habían convertido el templo, de
ser una casa de oración a ser una cueva de ladrones. Yo no llegué a tanto, sólo me limité a hacer
llorar a la hija del pastor por decirle la verdad. Por qué pensar que Jesucristo no llamaría “cueva de
ladrones” a esta secta que abusa de un huérfano adolescente con autismo. Por esos motivos me fuí
para nunca más volver, y si algo bueno me llevé de aquí, es haber conocido a Jesucristo, a quien llevo
en mi alma, hasta mi último día de vida, de quien nunca me avergonzaré de llamarlo Señor; pero me
fuí vomitando a la Iglesia Metodista, con profundo desprecio.
PACTO POR EL AUTISMO
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UNOS AÑOS DE SOLEDAD, ESTUDIO Y LUCHA.
En este capítulo, voy a narrar los años posteriores a mi salida de la iglesia Metodista, abarcando
desde mis 20 años, hasta cumplidos los 33. Esta etapa abarca desde el año 1999, hasta el año 2012.
Estos años estuve totalmente solo y fueron años donde predominaron las siguientes actividades:
➢ Buscar respuestas en la filosofía, pero permaneciendo en la fe cristiana.
➢ Estudiar el bachillerato, o preparatoria, en modalidad abierta y a distancia.
➢ Demandas y lucha legal contra la discriminación.
De estos tres aspectos hablaré en este capítulo.
Cumplido este ciclo, en el año 2012 tuve un despertamiento espiritual, del cual hablaré en el próximo
capítulo.
Cuando yo me hice cristiano, recordaremos que fue tras un año muy difícil, en que mi padre murió y
mi madre me llevó con varios especialistas, los cuales hicieron todo tipo de diagnósticos, y me
medicaron hasta hacer mi vida insoportable. Conocer a Cristo cambió mi vida; de hecho también
conocí gente que, gracias a su conversión, lograron abandonar adicciones, problemas de carácter,
superar depresiones y un largo etcétera. Nunca quiero que se pierda de vista que el ser humano
necesita a Dios. La conciencia divina en el hombre es el factor más importante para contar con una
vida plena y su ausencia significa el derrumbe.
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Mario, en el Congreso del Estado, acompañado por el Diputado Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del reconocido candidato a la
Presidencia de México, que fue asesinado en 1994; y de Ileana Mares, Presidenta de la Fundación Visión.
El internacionalmente prestigioso psicólogo y escritor, Carl Gustav Jung, en su libro El Hombre en
Búsqueda de un Alma, decía que durante los últimos treinta años ejerciendo su profesión, había sido
consultado por personas de todo el mundo, sin haber encontrado un sólo caso, cuya necesidad no
fuera, en última instancia, el recuperar una perspectiva religiosa de la vida. Este era el común
denominador de todos los problemas de sus pacientes. Ni más ni menos que eso. El diagnóstico
podía variar, pero Jung afirmaba que en todos los casos, el paciente se sentía enfermo, deprimido,
ansioso, angustiado y muchas más sintomatologías, derivado de haber perdido lo que las religiones
vivas de todos los tiempos, siempre le habían provisto a sus fieles. Por último, decía Jung, que
solamente se curaron aquellos pacientes que habían logrado reconquistar ese sentido religioso, que
les proporcionaba la práctica de una religión viva y trascendente.
Nunca podré olvidar que ese encuentro divino con Cristo, fue lo que me sacó, a mis catorce años, de
una vida sin sentido, de una vida dependiente de los medicamentos. A toda madre que tenga un niño
con autismo, le diré que es altamente indispensable para su recuperación y tratamiento, inculcar la
conciencia divina en su niño. Esta es la verdadera respuesta a sus rabietas y berrinches, no otra. Sin
embargo nunca debemos permitir que la conciencia divina, el caminar con Dios, se confunda con
pertenecer a algún culto y depender de algún líder religioso. Sin duda hay sacerdotes, pastores,
lamas, ayatolas y gurús, que de forma abnegada han ayudado genuinamente a sus semejantes y no
tengo pelea con ellos; pero cuidado con la mayoría de ellos, pues abundan charlatanes religiosos, que
buscan sacar provecho de la fe y la necesidad de Dios que tienen las personas y esto no debemos
permitirlo. Dios está en todas partes, él mora en nuestro interior y ahí podemos encontrarnos con él
cualquier día y hora. No necesitamos de una iglesia, secta, ni menos de un ministro de culto, para tal
fin.
Por ello, con esta conclusión en mente, trabajé muy duro para desprogramarme del control mental
que la Iglesia Metodista me había generado estos años. Cuesta decirlo, pero si bien me habían
ayudado a superar unos problemas, me causaron una dependencia psicológica a ellos muy fuerte,
que me costó años superar. Cuando yo me fuí de esa secta evangélica, me refugié en las obras clásicas
de los grandes escritores y ensayistas. Si bien me gustaron las obras de literatura como El Conde de
Montecristo, de Dumas; Los Miserables, de Víctor Hugo o Siddharta, de Herman Hesse; mi género
favorito fueron los ensayos filosóficos. Para este tiempo, acababa de terminar la secundaria en
modalidad abierta y a distancia, y me volqué a leer ensayos de grandes filósofos todo el día, por
espacio de unos dos años.
Leí las obras de René Descartes, de Baruch Spinoza, de Ortega y Gasset, de Federico Nietzsche, de
Immanuel Kant, de Voltaire, del Barón de Montesquieu y un sinnúmero de obras de grandes
pensadores y filósofos, quienes me inculcaron una altura pensamiento, que ni en sueños conocieron
en esta secta de la cual, gracias a Dios, salí. Ortega y Gasset decía que una persona que pudiera estar
inmersa en la cultura clásica, podría tener una perspectiva universal de la vida y saber tomar las
decisiones adecuadas según las circunstancias. Sumergirse en la cultura clásica, es sinónimo de estar
preparado para ser libre en el más amplio sentido de la palabra. Es, cómo diría el poeta venezolano
Elías Calixto Pompa, “no ser el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos”.
Estudiar la filosofía clásica me inculcó, como su nombre FILOS-SOPHIA lo dice, el amor a la
PACTO POR EL AUTISMO
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sabiduría. Los ensayos de estos grandes maestros clásicos iban dirigidos a todos los temas del saber:
se hablaba de política, del origen y concepción del Estado, de religión, se hablaba de historia, de
lógica, de retórica, de economía, de arte, de teología; entre tantísimos temas que un verdadero
filósofo debe dominar. La filosofía me dió las herramientas, para entender cualquier materia o
asignatura, pues es la verdadera base del conocimiento. La filosofía me abrió la mente, para dejar
entrar en ella todas las corrientes de pensamiento actuales y pasadas, buscando poder ampliar mi
criterio y mis horizontes, basado en un exacto entendimiento y conocimiento de la realidad en que
vivimos; entendiendo que el ser humano, cuya mente es capaz de ser un reflejo del universo mismo,
será tan amplia como el mismo universo. La filosofía me amplió mi léxico, hasta niveles nunca
sospechados, corrigió mi ortografía, me enseñó a redactar y expresarme con corrección plena. A su
vez, la filosofía me despertó el interés por todas las áreas del saber, dándome los fundamentos para
entender el derecho, las matemáticas, la medicina y unas ciencias en las que años después
incursionaría: la cábala, la magia y la alquimia.
Por supuesto que la filosofía y el profundo estudio de ella, es la que me dió un entendimiento de las
leyes y del derecho, que me permitió, años después, ir al Congreso a llevar las iniciativas de ley, para
proteger a quienes tienen autismo; también me dio el fundamento para poder pelear legalmente mis
derechos, ante los muchos abusos que después padecí y por que no decirlo, la filosofía me permitió
tener las bases para luego estudiar en la Preparatoria Abierta de la Secretaría de Educación, y
posteriormente estudiar ingeniería con el más alto promedio de mi generación. A la filosofía le debo
el haber podido aprender, de forma totalmente autodidacta, las matemáticas; desde las básicas,
hasta niveles de ingeniería.
Por todas estas razones, creo que es preciso recomendar mucho para los niños y jóvenes con espectro
autista, y dado su nivel tan alto de concentración, que apenas sea posible, se les introduzca en el
hábito de la lectura y se les de acceso a los ensayos filosóficos tan pronto se pueda, pues esta es una
disciplina del pensamiento, muy necesaria y conveniente, que les debemos fomentar.
En la filosofía, encontramos ateos recalcitrantes, como Nietzsche o Sartre, pero la filosofía no
siempre es así. De hecho si hay algo que ha equilibrado mi vida y enriquecido mi fe cristiana, es
justamente la filosofía. Admito que la filosofía en un principio genera perplejidad y confusión
religiosa, yo mismo la he vivido, conozco muy bien lo que se siente cuando se duda de si Dios existe,
lo sé y puedo decir que miro para atrás en el tiempo y me rio de esos momentos, por que son parte
normal de la evolución del pensamiento de cualquier filósofo serio. Es algo que, en su momento, un
verdadero filósofo logrará superar, y ese día, superada esa perplejidad, sabrá que Dios existe y nunca
más volverá a dudar del mismo.
Sir Francis Bacon, decía que la superficie del pensamiento filosófico lleva al ateísmo, pero la
profundidad de la filosofía, nos lleva a la religión, al culto al creador. La filosofía fue la cura
definitiva, para la nociva programación psicológica que me habían causado en la Iglesia Metodista y
fue la que me permitió alcanzar una madurez espiritual, que nunca me hubiera dado la iglesia por sí
sola.
Voltaire, el pensador francés fue uno de mis héroes, con sus brillantes ensayos, donde ponía la
religión en su debido lugar, libre del fanatismo, pero también del ateísmo. Voltaire decía, en una de
sus novelas filosóficas, llamada La Historia de Jenni o El Ateo y el Prudente, que el ateismo y el
PACTO POR EL AUTISMO
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fanatismo, constituyen dos polos opuestos en un universo de confusión. Para caminar seguros por la
vida, había que hacerlo enmedio de estos dos extremos. Voltaire decía que el ateísmo y el fanatismo,
son dos monstruos que pueden desgarrar y destruir a la sociedad, pero el ateo, aunque persevere en
su error, conserva siempre el juicio, que le corta las garras; mientras el fanático está atacado de una
continua locura que afila las suyas. Por ello, una y otra vez, doy gracias a Dios por haber
incursionado en la filosofía, pues ella me dió la oportunidad de recuperar el juicio, que el fanatismo
religioso me había impedido tener.
En el mundo de la filosofía pude, asimismo, incursionar en el estudio serio de la teología cristiana,
pues pude estudiar la escolástica y la patrística; es decir, los padres de la iglesia como San Agustín,
Eusebio de Cesarea, Crisóstomo y los diversos pensadores que en los primeros años dieron forma a la
iglesia y cuyos escritos ignoran los fanáticos que dicen leer la pura Biblia y ni siquiera la han leído
entera una sola vez. También destacan los filósofos de la Edad Media, que se denominan
escolásticos, y que pudieron ofrecer a la iglesia un pensamiento y una teología sólidos, en una época
donde el pensamiento griego del renacimiento amenazaba la fe. Destaco obras extraordinarias de
teología, como la Suma Teológica y la Suma Contra Gentiles de Santo Tomás de Aquino, un gran
teólogo de la Edad Media y Doctor de la Iglesia junto con San Alberto Magno.
Ambos teólogos, a su vez, eran versados en la cábala, la magia y la alquimia; cuyos escritos de estos
temas no son tan conocidos, pero cualquier buscador de la verdad los logrará encontrar, uno de ellos
es el tratado alquímico de Santo Tomás de Aquino, llamado “Ensayo de la Piedra Filosofal”. Tomás
de Aquino, además, nos ofreció obras de política muy ortodoxas con la fe cristiana, donde puso las
bases para las ideas democráticas de Locke, Hobbes, Montesquieu y Rousseau; destacan el Tratado
de la Ley y el Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes.
Pues así fue como, tras abandonar la Iglesia Metodista, durante años pude darle forma a mi
pensamiento y crearme un amplio criterio, libre de la nociva programación y lavado de cerebro que
recibí en esta iglesia.
En estos años la soledad fue muy fuerte, estaba totalmente solo, mis amigos que eran como mi
familia, me marginaron por mis ideas, para ellos era incomprensible verme leyendo cosas que ellos
nunca tendrían interés en leer. Ellos decían que había que leer la Biblia, pero ojalá la leyeran, pues al
momento de confesarme su lectura de la Biblia, solían admitir que nunca la habían leído completa,
solamente en porciones. Yo, en cambio, la habré leído completa unas 20 veces, pero es imposible
discutir y ganarle con argumentos a la ignorancia.
En estos años de soledad, que nunca terminaron totalmente, me comparé e inspiré muchas veces en
el ejemplo de Baruch Spinoza, un filósofo judío holandés, quien por sus ideas progresistas, fue
expulsado de su sinagoga, excomulgado y abandonado por su propia familia; el cual se retiró a vivir
en soledad el resto de su vida, dedicado a fabricar lentes, mientras se dedicaba a escribir sobre la
libertad de ideas y el respeto a las formas de pensar de los demás, como pocos de su época lo habían
hecho. Mi vida fue muy similar a la de Spinoza en ese sentido, y es así como hoy, tras pasar muchos
años, doy gracias a Dios por haberme permitido estar sólo, pues la soledad y el silencio me evitaron
escuchar mucha plática inútil, y lejos de ser un castigo, fue un beneficio.
Una de las cosas que siempre repetía Karina Peña, es que Dios tiene un tiempo para todo y no hay
PACTO POR EL AUTISMO
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que apresurarnos; me llama la atención, que lejos de entenderlo, Karina me vivía apresurando para
ponerme a estudiar en una escuela con sistema escolarizado; pero nunca entendió, que justo como
ella repetía, “Dios tiene sus tiempos”. Tras haber adquirido una extraordinaria formación
autodidacta, y haberme forjado una cultura, junto con una formación científica impresionante, llegó
el momento de inscribirme en la Preparatoria Abierta de la Secretaría de Educación.
En el año 2003, con 23 años de edad, acudí a inscribirme a la Preparatoria Abierta, la cual era
gratuita. En esta preparatoria, los materiales de estudio eran una serie de libros muy baratos que se
compraban y con los que estudiaba en mi casa, para posteriormente, cuando estuviera listo,
presentar mi examen. La Preparatoria Abierta era un modelo de educación a distancia muy viejo, que
creó el Tecnológico de Monterrey por los años de 1970, convirtiéndose en el modelo de bachillerato a
distancia de esta institución privada. Una vez pasados los años, el Tecnológico de Monterrey
descontinuó ese modelo y la Secretaría de Educación Pública adquirió todos los materiales de
estudio, así como los exámenes y métodos. Cada libro estaba redactado por académicos del
Tecnológico de Monterrey, teniendo una profundidad que estaba a la altura de los ensayos filosóficos
que estaba acostumbrado a leer. Las matemáticas eran mucho más difíciles en la preparatoria, que
las de la propia carrera de ingeniería que luego estudiaría.
La Preparatoria Abierta tenía uno de los niveles de deserción más altos del Estado, dado que de tan
difícil que era, muy pocos la terminaban.
PACTO POR EL AUTISMO
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Por ejemplo, las materias de Textos Filosóficos I y II, así como Lógica Filosófica, eran tan profundas
como leer a Immanuel Kant o a Spinoza. Eran libros elaborados en un lenguaje no común a los
preparatorianos, el cual solamente, gracias a que tenía años estudiando filosofía, pude entender
plenamente en todas las materias, no sin antes batallar muchísimo, teniendo que estudiar como
nunca en mi vida.
Años después, esta preparatoria se reinventó con una nueva imagen, conocida como “Prepa en Línea
SEP”, la cual ya no usa libros, ahora es virtual y con unas materias demasiado digeribles, que
facilitan que los muchachos terminen más fácilmente, pero nunca lo bien preparados que lograban
salir las generaciones previas del modelo anterior, donde les daban cálculo, matrices, vectores,
geometría analítica y todo con unos exámenes “muy rudos”. Así fue que cursé mi preparatoria y la
terminé tiempo después.
Mencionaba capítulos atrás que mi vida la podía encerrar o resumir en tres etapas que eran:
➢ Etapa del niño problema.
➢ Etapa del verdugo legal.
➢ Etapa del prestigio y reconocimiento público.
Yo creo que en esta etapa posterior a haber dejado la iglesia, dejé la etapa del niño problema para
entrar en la etapa del verdugo legal. Resulta que en esta etapa de mi vida, mientras leía filosofía y
posteriormente estudiaba la preparatoria, enfrenté el bullying y la discriminación y fue aquí donde,
en un principio, soporté ser señalado como un niño problema en mi niñez, luego en mi juventud
soporté que me dijeran “problemático”, como por ejemplo la hermana de Karina Peña, quien decía
que “Mario es un caso en la iglesia”, pero eso se acabó un día que decidí irme ante los tribunales a
demandar a quien me afectase.
Mi etapa de verdugo legal comenzó por que estaba harto de soportar ser discriminado, marginado,
pero sobre todo, ser agredido, y un día decidí ponerle término y luchar por la vía legal. Finalmente,
esa lucha legal, un día me llevó de pasar de los tribunales al Congreso, para tener una conquista
definitiva, al lograr que la ley protegiese a las personas con autismo, como finalmente sucedió. Es ahí
donde me cubrí de gloria, de manera que, protegido por el prestigio que esto me trajo, la misma
gente ya no podía hablar mal de mí, pues los propios medios de comunicación se referían a mi
persona, como uno de los estudiantes más destacados de Nuevo León y por supuesto, la ley del
autismo me convirtió en un héroe. Así fue como pase de ser el verdugo legal, a la etapa final que es la
del reconocimiento público. Luego hablaremos de la etapa del reconocimiento público, por lo
PACTO POR EL AUTISMO
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pronto ahora veremos la etapa del verdugo legal.
Cuando yo estaba en la iglesia, también sufrí difamación, pues los pastores titulares, Mario Sánchez y
Fernando Fuentes, se dedicaron a abordar a los jovencitos que eran mis amigos para “aconsejarlos”
de retirarse de mi amistad, pues yo era una mala influencia. El día que yo me enteré, fui y confronté
al Pastor Fuentes, el cual lo admitió, pero demostró ser de lo más miedoso y cobarde cuando se le
confrontaba. Estas situaciones me llevaron a estudiar la ley de forma concienzuda y encontrar que
efectivamente existía la forma de demandarlos. Francamente acaricié la idea de hacerlo, pero
finalmente lo dejé por la paz.
Sin embargo, mis problemas también los tuve con mis vecinos, ya que por años yo había sido objeto
de burla en mi barrio, y si bien los muchachos de mi generación ya habían crecido y se olvidaron de
mí; los niños más chicos le iban copiando a sus hermanos mayores la costumbre de burlarse de mí, lo
cual causaba que el problema no parase. Diariamente, mientras los niños iban a la escuela, pasaban
frente a mi casa y gritaban insultos, a la vez que arrojaban huevos a la fachada de mi casa. Cada
ocasión que le hablaba a la policía, los oficiales se ponían en mi contra, ya que estaban predispuestos
por los propios padres de familia y la mala fama que yo tenía.
Es asombroso que no obstante que yo a nadie le había arrojado un solo huevo, mientras que ellos lo
hacían diario conmigo, la pura fama mía pesara más que los hechos, para que los policías no
cumplieran con sus obligaciones. Finalmente, yo fuí al Consejo Estatal de Menores a presentar una
denuncia contra los niños que me aventaban huevos. La autoridad me entregó una cédula citatoria
para irla a presentar en la escuela de estos menores de edad. Como se trataba de niños, fui muy
cuidadoso de respetar todos los protocolos y formalidades legales, de manera que me presenté de
forma civilizada en la escuela, cuando de pronto llegó la patrulla y fui detenido a petición de la
directora. Me llevaron a la demarcación de policía y me dieron la opción de cumplir 24 horas de
arresto administrativo o bien de pagar una multa. Los policías traían un nivel de predisposición muy
fuerte que le transmitieron al juez calificador, de modo que este, de igual manera, estaba reacio a
darme en lo más mínimo la razón. Sin embargo en todo momento quedó claro que yo sólo estaba
presentando un citatorio civilizadamente ¿cuáles eran los cargos?
En este momento nunca formularon un cargo concreto en mi contra, sólo se limitaron a repetir que
yo siempre estaba haciendo problemas y que por eso me detenían. Por esta razón, puse una nueva
denuncia, pero ahora contra los policías y las maestras de la escuela por la detención arbitraria. Los
policías nunca se preocuparon, en lo más mínimo, por una denuncia que ellos consideraban que no
iba a prosperar, toda vez que eran las versiones de tres policías y dos maestras en contra mía.
El informe documentado de la detención decía que sucedió “POR ALTERAR EL ORDEN”, sin mayor
detalle. Cuando fueron llamados a declarar, se les tomó su declaración por separado a cada quien, en
la cual se les pidió narrasen su versiones individuales de cada implicado respecto de los hechos, y se
preguntó puntualmente el motivo de mi detención. Las versiones empezaron a diferir una de otra.
Según se dieron los hechos, primero llegó a la escuela una patrulla con un solo policía abordo, luego
llegó una segunda patrulla con dos elementos a bordo. El primer policía que llegó solo expuso que él
llegó y me encontró alegando con las profesoras adentro de la escuela y que éste me pidió que yo me
saliese. Finalmente, tuvo que pedir refuerzos para que me viniesen a sacar. De este modo, llegó la
segunda patrulla, los cuales, según este primer policía, se metieron a sacarme y de lo agresivo que
PACTO POR EL AUTISMO
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yo estaba, según decían ellos, me tuvieron que someter.
Como en la segunda patrulla venían dos policías, era de esperarse que los dos hubieran encontrado
los mismos hechos y sus versiones fuesen iguales, sin embargo no fue así. Uno de los policías
mencionó que cuando llegó, me encontró afuera del plantel, discutiendo con las profesoras, mientras
su compañero estaba parado en la patrulla, sin intervenir; de modo que me pidieron, de buena
manera, que me subiera a la patrulla y yo accedí, sin mediar ningún tipo de forcejeo. Su otro
compañero todavía fue más discrepante, pues dijo que ellos llegaron y me encontraron en la
banqueta forcejeando físicamente con su compañero.
Es decir, los tres policías y dos profesoras, en resumen, alegaron de los mismos hechos lo siguiente:
POLICÍA 1: Me introduje al plantel y me tuvieron que venir a sacar los compañeros
(POLICÍA 2 y POLICÍA 3), quienes al llegar, me encontraron dentro del plantel, teniéndome
que someter.
POLICÍA 2: Al llegar, encontró que yo estaba en la calle, afuera del plantel, discutiendo con
las profesoras y ellos me pidieron que me subiera a la patrulla, sin mediar ningún tipo de
forcejeo. Menciona que el POLICÍA 1, estaba apoyado en su patrulla sin intervenir.
POLICÍA 3: Este policía menciona que al llegar, me encontraron en la banqueta, es decir en
la calle, forcejeando con el POLICÍA 1.
En otras palabras, las versiones de los propios policías estaban divididas: Un policía señaló que yo
me introduje al plantel; pero los otros dos decían que los hechos fueron en la calle, es decir, que no
me introduje. Unos decían que hubo forcejeo con los policías y otros que no hubo tal forcejeo.
Las maestras, a su vez señalaron contradicciones:
MAESTRA 1: Señaló, que yo llegué y me metí a la escuela, muy insistente y no me quería
retirar, de modo que le pidieron a la policía, que viniera a dialogar, para solicitarme que me
retirase. Pero que yo ya me había retirado cuando llegó la policía, suscitándose una discusión
entre los policías y yo en la calle, de la cual era ajena la escuela.
MAESTRA 2: Señala que jamás entré a la escuela, pero llegué muy agresivo, y estuve toque
y toque el timbre con mucha insistencia, de modo que llamaron a la policía para que me
retirasen.
Primero, eran muy notorias las propias contradicciones entre los mismos policías, así como las
contracicciones entre las mismas maestras, pero peor era cuando comparábamos todas las versiones,
pues eran demasiado distintas. Es cierto que todos coincidieron en que se me detuvo por alterar el
orden, pero al narrar los pormenores, se puso en evidencia las mentiras de ellos, y de este modo,
estábamos en posición a acreditar una detención basada en calumnias, y de una vez, una falsedad en
las declaraciones.
Días antes, uno de los policías me había encontrado en la calle y se bajó de la patrulla, a hablar
conmigo en un tono paternal, aconsejandome que mejor desistiera de la denuncia, por que tenían
PACTO POR EL AUTISMO
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PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera
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PACTO POR EL AUTISMO, por Mario Antonio López Herrera

  • 1. Mario Antonio López Herrera PACTO POR EL AUTISMO LA HISTORIA DE UNA LUCHA POR LA INCLUSIÓN
  • 2. PACTO POR EL AUTISMO LA HISTORIA DE UNA LUCHA POR LA INCLUSIÓN.
  • 3. Pacto por el Autismo Mario Antonio López Herrera Edición digital: 2019 Copyright © Esta obra fue registrada ante el Instituto Nacional de los Derechos de Autor, México. Todos los derechos reservados conforme a la ley, 2019 Propiedad de Ing. Mario Antonio López Herrera, Asociación Pacto por el Autismo Monterrey, Nuevo León, México. Prohibida la reproducción parcial o total de este libro por medio alguno, sin permiso expreso del autor. -3-
  • 4. ÍNDICE. UNAS PALABRAS DE ENRIQUE PEÑA NIETO, PRESIDENTE DE MÉXICO……………….5 SOBRE EL AUTOR…………………..….………………………………………………………………...……7 DEDICATORIA.………………...…………………………………………………….……………………...…8 INTRODUCCIÓN.………………………………………………………………...……………………….…...9 UN NIÑO PROBLEMA.…………………………………………………………………...………………….15 RELIGIÓN SIN COMPASIÓN…………….……………..……………………………………...…………21 UNOS AÑOS DE SOLEDAD, ESTUDIO Y LUCHA.…………………………………...……………29 2012 DESPERTAR DE LA CONCIENCIA.……………………………..…………….…………...…..59 UN ACTO DE ALQUIMIA: TRANSFORMANDO LA ESCORIA EN ORO..…………….…….70 ABRIL 2015 EN PALACIO NACIONAL…………………………………...……………….……...…..78 UN ESTUDIANTE DESTACADO EN EL CONGRESO.………...…...….…………..…………….86 PACTO POR EL AUTISMO.……………………………………………...…………………………....…107 PETICIONES AL GOBERNADOR DEL ESTADO.…………………...…………………………….120 UN GOBIERNO INDIFERENTE Y UNA SOCIEDAD APÁTICA.………………..…….…..….153 REINVENTANDO EL SISTEMA EDUCATIVO.………………………………….….…………......161 LA GRADUACIÓN DE UN INGENIERO SOBRESALIENTE…………..…………………...….169 HACIA UNA VIDA SIN LÍMITES.……………………………………………………………….…..….181 -4-
  • 5. -5- UNAS PALABRAS DE ENRIQUE PEÑA NIETO, PRESIDENTE DE MÉXICO 2012-2018
  • 6. -6-
  • 7. SOBRE EL AUTOR. MARIO ANTONIO LÓPEZ HERRERA es Ingeniero en Sistemas Computacionales, líder social y activista. Es una figura pública con amplio reconocimiento, por haber tenido una de las trayectorias académicas más notables en su ciudad y Estado, ya que se graduó con promedio académico de 100 en el Tecnológico Nacional de México/Instituto Tecnológico de Nuevo León, obteniendo el primer lugar de todos los estudiantes de su institución. Durante su carrera diversos medios de comunicación se refirieron a él como “Estudiante del Año” y como uno de los mas destacados alumnos del Estado de Nuevo León. Mientras cursaba sus estudios, fue invitado a colaborar con el Congreso del Estado de Nuevo León en proyectos sociales en beneficio de las personas con autismo. Su lucha social en favor de esta causa, le llevó de la mano del Grupo Legislativo del Partido Revolucionario Institucional en el Congreso, a presentar diversas iniciativas que hoy son ley. Dentro de sus logros, figuran que el Estado de Nuevo León cuente con una ley que protege a las personas con autismo y garantiza su inclusión, así como el goce de sus derechos, aprobada en el Congreso del Estado de Nuevo León, en Noviembre de 2016. Otro logro fue la firma del Pacto por el Autismo, el cual fue celebrado en marzo de 2017, en el Congreso del Estado de Nuevo León, a donde concurrieron las principales autoridades, a firmar esta iniciativa, en beneficio de las personas con autismo. Por esta labor y por su trayectoria académica de excelencia, ha recibido diversos reconocimientos por parte de instituciones, como el Tecnológico Nacional de México/Instituto Tecnológico de Nuevo León, el Presidente Nacional del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza; el Alcalde de San Nicolás de los Garza y posterior Senador, Víctor Fuentes Solís; la Secretaría de Educación del Estado de Nuevo León y el Congreso del Estado de Nuevo León; entre otros. Este es su primer libro, donde nos contará la historia de esta gran victoria en favor de la inclusión de los niños y jóvenes con autismo. Foto izquierda, Mario en la tribuna del Congreso. Foto derecha, detalle de la firma del Pacto por el Autismo en el Congreso. Aparecen desde la izquierda: Mario, acompañado por Rafael Ruiz, Delegado del ISSTEE; Víctor Fuentes, Alcalde de San Nicolás; Emiliano Salas, compañero de Mario en las iniciativas; Gloria Treviño, Vicepresidenta del Congreso del Estado; Felipe Avilés, Secretario del Trabajo y Natalia Berrún, Secretaria de Desarrollo Social del Estado. -7-
  • 8. DEDICATORIA. Esta obra está dedicada a tres grandes seres humanos, que pelearon conmigo en el Congreso del Estado de Nuevo León y ante los medios de comunicación, por hacer realidad esta causa: ➢ Gloria Treviño Salazar, Diputada local de la LXXIV Legislatura, en el Congreso del Estado de Nuevo León. ➢ Emiliano Salas Hernández, Abogado y activista en temas de inclusión para las personas con autismo. ➢ Ileana Mares, Presidenta de la Fundación Visión A.C. enfocada a la atención del autismo. Gracias a cada uno de ustedes por el amor tan grande que me consta que le han tenido a esta causa de hacer de Nuevo León y de México, un Estado y una nación incluyentes; donde todos podamos disfrutar de nuestros derechos, sin haber ciudadanos de primera y de segunda. Externo además mi cariño y gratitud para cada una de mis preciosas mamás de niños con autismo, cuyo cariño y apoyo han hecho mi vida mucho más plena. Además, dedico muy especialmente esta obra a la Iglesia Metodista de México, sus pastores y feligreses, con mención especial de las hijas del Pastor Rubén Lozano, así como a Karina Peña, Lorena Peña y Hugo Chapa. Les hago esta última dedicatoria, por que gracias a la discriminación, marginación y en sí al daño moral que me causaron hace casi 20 años, derivado de su ignorancia y prejuicios, inspiraron esta lucha social. Que este libro los motive a ofrecer una disculpa pública, y a reflexionar en la importancia de tratar con amor a las personas con alguna discapacidad. -8- Mario, en el Congreso del Estado, acompañado por la Diputada Gloria Treviño; Ileana Mares, Presidenta de la Fundación Visión; y el abogado Emiliano Salas.
  • 9. INTRODUCCIÓN. Soy Mario Antonio López Herrera, recientemente convertido en figura pública, habiéndome graduado como el primer alumno, en 42 años de historia del Instituto Tecnológico de Nuevo León, en obtener un promedio final de 100 en toda su carrera y siendo reconocido en la actualidad como uno de los alumnos más destacados del Estado de Nuevo León. Aunado a lo anterior, es preciso señalar que en este tiempo estoy gozando de un enorme prestigio ante mi comunidad, derivado de haber sido el proponente de una serie de iniciativas convertidas en ley en favor de las personas con autismo en el Estado de Nuevo León. Muchos ven este éxito y no consideran que hubo un tiempo en el cual enfrenté el más abyecto desprestigio, siendo considerado una persona problemática con quien nadie quería tener nada que ver. Nací y crecí con la etiqueta de “niño problema”. Viví toda mi infancia con miedo a ser abandonado por mis padres, quienes siempre me amenazaron con mandarme a un internado si no me “portaba bien”, pero nunca supe “portarme bien”. Me era imposible ser un niño normal y estar libre del contínuo señalamiento antes mencionado. Hoy es preciso contarles a quienes ven a un existoso graduado universitario y líder social, que Mario, presentando un exhorto para el Gobernador del Estado en la Oficialía de Partes del Congreso del Estado, acompañado por los diputados Gloria Treviño y Adrián Moreira, asociaciones civiles y madres de niños con autismo. -9-
  • 10. hubo una larga época de mi vida en la cual sólo recibí señalamientos de todos de ser un niño problemático y una negativa de los derechos más básicos, los cuales estaban condicionados a “portarme bien”, es decir a ser una “persona normal”. En la escuela, los maestros siempre aseguraron que yo era una molestia para cualquier maestro que me tuviera en su grupo. Los compañeros, igual me pegaban y nadie metía las manos por mí. De este modo abandoné mis estudios a mis trece años, para retomarlos en sistema a distancia años después, pero jamás volví a la modalidad escolarizada. Llegada mi adolescencia, mi madre me llevó a la Iglesia Metodista La Trinidad, en Monterrey, con un grupo cristiano, a ver si un pastor de apellido Lozano me ayudaba. Sus cuatro hijas en todo momento actuaron lejos de los principios cristianos, con todo género de discriminación y desprecio hacia mi persona; su hijo mayor con 25 años de edad, me llegó a golpear a mí, que sólo contaba con 14 años. Otros pastores de dicha iglesia no se quedaron tan atrás, llegando al grado de marginarme y generar que terminase por irme de esa comunidad. A mis 17 años me quedé huérfano, mi madre murió y mi padre, tres años atrás, ya había fallecido. La gente de la iglesia, lejos de mostrarme un carácter íntegro, se aprovecharon pidiéndome dinero y favores económicos, con el dinero que me dejaron mis padres. El pastor Lozano me pidió una cantidad prestada y jamás la reintegró. Los demás pastores no metieron las manos por mí: El problema, según ellos, era yo. En ese tiempo, varios conferencistas de corte internacional que vinieron a eventos cristianos, me veían entre la multitud de personas sentadas y me llamaban a que pasase al frente para darme lo que en el medio cristiano se le denomina “una profecía”. Recibí bastantes veces profecías de personas desconocidas, pero que en todos los casos coincidían en que en su momento iba a ser una voz y un líder a mi nación. Afirmaban que viajaría por todo el mundo y en muchas partes mi voz sería escuchada. Esto me era dicho en público delante de toda la iglesia, la cual, al paso de los días ,abundaban en desprecios hacía mi persona, afirmando que dicha profecía nunca se cumpliría. Dentro de la iglesia había quienes me hablaban bien y tenían un legítimo interés en ayudarme, pero nunca supieron hacerlo. Me criticaban con toda dureza mi negativa a estudiar en un sistema escolarizado y señalaban que nunca iba a llegar a nada en la vida por el camino que seguí. En esos años, destacan el mal proceder de tres “amigos” y “consejeros molestos”, de nombre Hugo, Lorena y Karina. Ellos aseguraban con tristeza que yo nunca iba a llegar a nada en la vida. En este tiempo tomé la decisión de terminar con ellos y finalmente marcharme de la iglesia. Un día Karina me quiso aconsejar y le pedí que ya no lo hiciese y se alejase de mí. Como volvía a acercarse, en tono enérgico le exigí que me dejara en paz y así fue como rompí con estas malas influencias para siempre. Les confieso que siempre creí en mí, de modo que nunca tuve duda de hacia dónde iba a dirigirme, sólo que llegar, me hizo tardarme unos dieciocho años, para lograr lo que una persona normal haría en año y medio o dos años; pero lo que importa es que lo logré. Todos estos años no me adaptaba a los trabajos y/o renunciaba o era despedido; hasta que cierto día me volví un lector asiduo de las leyes, sabiendo lo que podía y lo que no se podía, de modo que llegado el momento, empecé una nueva etapa de mi vida que yo he denominado la etapa del “verdugo legal”. PACTO POR EL AUTISMO -10-
  • 11. Mi vida la he resumido en tres etapas, siendo estas: ➢ Etapa del niño problema. ➢ Etapa del verdugo legal. ➢ Etapa del prestigio y reconocimiento público. La etapa por la que inicié mi vida fue la del niño, adolescente y joven “problema”, donde todos me excluyeron. Esta etapa concluyó, el día que tras creer en mí mismo y en mis potencialidades, decidí escuchar mi voz interna y mandar a todos, sí, a todos, al diablo. Mi decisión tuvo el costo de caminar solo por la vida, sin ayuda y aprender a no depender de nadie. Hasta aquí el concepto que todos tenían de mí era el del “niño problema”. Luego vino otra etapa, la del verdugo legal. En esta nueva etapa, cada derecho lesionado era motivo de presentar una demanda contra quien me afectase. La primera vez que lo hice, me aseguraban que la iba a perder por que tenía a todos en mi contra. Declararon cinco testigos en mi contra y yo no tenía ni una sola prueba, pero cada uno de los testigos rindió una versión diferente de los hechos y se desprendió que estaban mintiendo, desde ese momento mi versión quedó acreditada y les gané la demanda a los cinco. Después de esto, empecé a seguir defendiéndome, una y otra vez con una demanda tras otra, y otra, y otra. En cada caso, cada demanda anterior y cada derecho restituído, iba haciendo mi posición más y más fuerte contra mi entorno, el cual ya había dejado de afectarme y referirse a mí como “problemático”, buscando evitarse problemas legales. Mis vecinos me respetaron, las autoridades de igual modo lo hicieron y la tendencia no paraba. En el año 2012, tuve un despertar espiritual y me interesé en el esoterismo; estudié la Cábala, el Tarot, la Alquimia y la magia. Del mismo modo, me volví estudiante de la metafísica, de las religiones de Oriente y afecto a los textos sagrados de la antigüedad. En este tiempo había decidido a acondicionar mi casa para contar con un consultorio y difundir las enseñanzas espirituales que había aprendido por mi cuenta, pero dos años después, tuve un momento que me hizo darle un giro a mi vida. De la nada surgió un dolor de espalda muy fuerte y el médico me dijo que era lumbalgia, un dolor del nervio ciático, el cual no me dejaba nunca. Así que harto, tomé las cartas y las consulté, qué era lo que pasaba, y un nuevo horizonte me fue mostrado. Las cartas mostraron que yo estaba enfermo por que había un destino para mí y era hora que lo siguiese, de manera que si yo decidía seguir ese destino, tenía que dejar las cartas y el encierro en que vivía, para luchar por una causa que más delante me sería mostrada. Las cartas prometieron que de inmediato sanaría si seguía ese camino y enfatizaban que yo tenía que volver a seguir como mi forma de espiritualidad el camino cristiano. Tomé la decisión indicada y al día siguiente el dolor de espalda desapareció, sin volver a dejar rastro. Ese mismo año una serie de sucesos sobrevinieron, en los cuales diferentes personas se acercaron con un fuerte interés en que les hablase de la inclusión para las personas con la condición del espectro autista. Querían saber qué hacer para acabar con la discriminación y la exclusión a la cual a los niños con autismo son sometidos. Yo nunca planeé seguir esa línea y de hecho la última lectura de cartas me había cambiado tanto los planes de vida que yo tenía, de modo que para esta nueva etapa no tenía nada planeado y no sabía ni siquiera qué hacer con mi vida. Solo sabía que la promesa divina era que pronto un camino se abriría y me iría muy bien. PACTO POR EL AUTISMO -11-
  • 12. Para este tiempo, ya tenía como seis años de haberme graduado de bachillerato en sistema no escolarizado y no tenía planes de seguir con una carrera. Pero desde el día que empecé a caminar en esta nueva etapa que el Tarot me mostró, un fuerte interés a entrar a la universidad surgió dentro de mí. De este modo, todo el año 2015, dos temas empezaron a estar muy fuertes frente a mí: La lucha por la inclusión de las personas con autismo y mi pronto ingreso a estudiar una carrera universitaria. En agosto de 2015 ingresé al Instituto Tecnológico de Nuevo León, a la carrera de ingeniero en sistemas computacionales, en modalidad virtual; donde al terminar el primer semestre, mi promedio era el más alto de toda la institución. En una hoja de cálculo, el Director tenía un listado de todos los alumnos, teniendo algunos con promedios de 9.9 o 9.8, pero ninguno con 100, salvo el caso mío. De cinco mil alumnos de puras carreras de ingeniería, ninguno tenía un promedio como el mío. Al iniciar el semestre, yo estaba siguiendo al Pastor Ricardo Rodríguez, del Centro Mundial de Avivamiento de Colombia, quien anunció “Cambio de Tiempos”, es decir mi vida sufriría un cambio tan radical a aquello que estaba acostumbrado a ver siempre. Meses después, esto ya era una realidad. Durante el segundo semestre de mi carrera, además de ser un fenómeno notorio de éxito académico, el interés por el autismo de la gente, me había llevado a que en las redes sociales, fuese posicionado por la gente, como alguien a quien consultar. La historia que en aquel momento yo podía contar era que tenía años demandando gente, tenía cerca de quince policías suspendidos y destituídos por irregularidades, había enfrentado con mucho éxito despidos laborales demandando a mis patrones, los cuales me reinstalaban en mi puesto y en ese tiempo acababa de lograr una resolución de la Agencia Estatal de Transporte en contra de la empresa de seguridad que proporcionaba guardias a las estaciones del servicio de transporte Ecovía. Dicha resolución se derivó de que un guardia de seguridad en una estación me estrujó de un brazo y la resolución legal hizo que dicha empresa de seguridad perdiese la concesión del servicio. Las madres de familia en redes sociales, contaban el maltrato que sufrían sus niños con autismo en las escuelas, me explicaban que tenían que “peregrinar” hasta por treinta escuelas para buscar que a sus hijos los aceptasen. Sus hijos con autismo eran víctimas de bulling, de burlas y se les negaban las más básicas oportunidades. Por otro lado yo tenía años de haber dejado de ser víctima, para ahora ser un terrible victimario, habiendo desarrollado una habilidad para los temas legales que el más destacado abogado envidiaría. Estos eran los temas en las redes sociales, en los grupos de autismo y ásperger de Facebook. Otra cosa importante que estas madres admiraron, fue que un alumno con ásperger había logrado tener el primer lugar de su institución, en una carrera de por sí considerada muy difícil: ingeniería en sistemas computacionales. En febrero de 2016, la entonces Vicepresidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado de Nuevo León, la Diputada Gloria Treviño Salazar, ya se había enterado de esta fuerte tendencia en redes sociales y estaba en marcha una nueva época para las personas con autismo, terminaba mi etapa de verdugo legal, y mi lucha por mis propios derechos en el medio judicial, empezaba a convertirse en mi lucha por los derechos de los niños con autismo de todo el Estado de Nuevo León en el campo legislativo. Dos años después, Nuevo León y otros estados de la República Mexicana, contaban con leyes que protegían los derechos de las personas con autismo. Ahora estaba prohibido negarle la educación o admisión en cualquier escuela a las personas con autismo, o agredirlas física o verbalmente. Esto fue el producto de un “niño problema”, que se negó a aceptar esa etiqueta y se dedicó a nadar en contra de la corriente, sabiendo que estaba haciendo lo correcto. PACTO POR EL AUTISMO -12-
  • 13. Soy Mario Antonio, el “niño problema” que no se sabía comportar. El jovencito problemático que todos decían que jamás llegaría a nada en su vida; el mismo que años después, sin ser diputado, se sentaba en el Congreso junto a los legisladores. El mismo Mario que los vecinos de su barrio aborrecían y que un día, para su sorpresa, lo veían apareciendo en televisión y en los periódicos, entrevistado por los más reconocidos periodistas y presentadores de televisión. Soy Mario, aquél de quien una niña llamada Karina y su hermana Lorena, aseguraron que nunca terminaría mis estudios y que acabaría convertido en un mozo de limpieza o algo similar para toda mi vida. El mismo a quien el Pastor Lozano, aconsejó que mejor dejase de estudiar y me comprase unas brochas para trabajar de pintor, dado que según él mi capacidad no llegaba a más. Soy Mario, el primero en haber obtenido un promedio de 100 en la carrera de ingeniería, entre los alumnos que se han graduado en el Instituto Tecnológico de Nuevo León, durante sus 42 años de existencia desde su fundación, hasta mi graduación; mientras que a las cuatro hijas de dicho Pastor, ninguna ha destacado en nada y sólo una es profesionista, mientras las otras tres sólo son secretarias, sin mayores estudios. Soy Mario, el mismo adolescente a quien le dieron profecías de un futuro prominente, mientras se burlaban la mayoría y que años después, mientras estudiaba mi carrera, sostenía largas videoconferencias con el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, y el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, respecto al tema de la educación incluyente y los derechos de las personas con autismo. Soy Mario, ese joven odiado por unos; pero amado y admirado por las madres que tienen niños especiales, por que la historia de Mario viene a confirmar esa sospecha que muchas madres tienen en su corazón, la sospecha de que quienes les dicen que sus niños no tienen esperanza, en realidad están equivocados, ya que la esperanza sí la hay. Esta historia de Mario, sin duda dará la vuelta al mundo, y no una sino mil veces, por que Dios quiso escoger a Mario, para llevarle un mensaje a esas mamás preciosas, en el cual se les invita a atreverse a luchar por sus hijos y no rendirse. “Si Mario pudo, yo también podré” dirán muchas y, de hecho, ese es el mensaje de este libro. Que nadie les vuelva a menospreciar a sus hijos por ser diferentes y esto aplica para el autismo y toda condición. Albert Einstein, tenía la condición del espectro autista, sus maestros decían que era la persona más estúpida de la clase, y me pregunto qué cara pusieron cuando a ese “estúpido” le otorgaron el Premio Nóbel de Física. Al gran inventor, Tomás Alva Edison, lo mandaron a su casa con un recado para su madre, donde le decían que su niño no tenía esperanza y que no lo volviera a llevar a clases. La madre, tras leer el mensaje, engañó a su hijo por años, diciéndole que el recado decía que de tan brillante que era su niño, no era necesario tenero en la escuela; hasta que años después, siendo Edison el genial inventor, por casualidad se encontró ese mensaje entre los papeles de su difunta madre, y descubrió que ésta le había ocultado que en la escuela lo habían discriminado y expulsado. Cuántas más historias necesitamos de grandes personajes, de gente que destacó en su tiempo, pero sufrió la discriminación por parte de quienes dijeron que no se podía, que eran personas no aptas e incluso los expulsaron de las escuelas, negándoles los más elementales derechos. No amigos lectores, esto se va a terminar muy pronto. Durante siglos, la humanidad de cuando en cuando ha emprendido luchas por conquistar derechos inejercidos. Hemos tenido épocas donde se ha enfatizado el respeto a los negros, los derechos de los homosexuales, los derechos de practicar la religión deseada, los derechos de un país a su propia autodeterminación y un largo etcétera. Esta PACTO POR EL AUTISMO -13-
  • 14. época, se ha caracterizado por ser la temporada de conquista para las personas con discapacidad, y en particular, para quienes tienen autismo y condiciones especiales del neurodesarrollo. En el tiempo que he tenido de sumergirme en la literatura universal, he encontrado cierto género de libros, a veces muy sencillos, que no se ajustan a los cánones literarios aceptados, pero que han causado un importante cambio en su época. Tenemos libros como El Principito o Juan Salvador Gaviota, que hicieron historia y cuya sencillez no fue impedimento para que queden inmortalizados dentro de los grandes clásicos literarios. Tenemos obras un poco más extensas, como Mi Lucha, de Hitler; El Manifiesto Comunista, de Marx y Engels; o La Sucesión Presidencial de 1910, de Francisco I Madero; que para bien o para mal, fueron decisivos en traer un cambio en las condiciones políticas y económicas de su tiempo. Pero hay otro género de libros, de los cuales en este momento recuerdo dos: La Cabaña del Tío Tom de Beecher Stowe y El Diario de Ana Frank, escrito por una niña judía. El primero es una novela surgida en tiempos de la esclavitud en Estados Unidos; el segundo, un librito escrito por una niña judía, cuando estos seres humanos eran enviados a los campos de concentración y las cámaras de gas, a morir sin misericordia. Estos dos libros son clásicos, no son libros caros, e incluso las editoriales no hacen gran negocio al publicarlos, pero los publican dado que ambos libros, y otros similares en su tiempo, supieron hacer al ser humano común, entrar en reflexión en cuanto al mal que sufría algún grupo marginado y sumido en la vulnerabilidad. He escrito este libro, Pacto por el Autismo, sin cumplir con los cánones de perfección literaria, sin buscar convertirlo en un best seller que me haga rico; pero lo he hecho para dejar en patrimonio a la humanidad un libro más de la altura del Diario de Ana Frank o de la Cabaña del Tío Tom; cuya finalidad es ofrecer a mi generación, y heredar a la posteridad, un testimonio de lucha social en favor de un grupo que nunca más deberá estar oprimido y marginado: Las personas con autismo y de paso, todas las personas que tengan cualquiera de las demás formas de discapacidad. De esta lucha y de estos logros asombros, les hablaré en las siguientes páginas, los invito a acompañarme en este viaje hacia un mundo más incluyente. PACTO POR EL AUTISMO -14-
  • 15. UN NIÑO PROBLEMA. El autismo no es una enfermedad, ya que consiste en una condición del desarrollo neurológico, que se distingue por patrones de comportamiento repetitivos y una marcada dificultad para la interacción social, lo cual suele estar presente, desde una edad temprana, afectando el diario funcionamiento. Se le denomina “Condición del Espectro Autista”, usando el término “espectro”, toda vez que existe una amplia gama de síntomas, habilidades y grados de discapacidad funcional, existentes en las personas dentro del espectro autista. Muchos niños y adultos con esta condición son completamente capaces de realizar todas las actividades de la vida diaria, mientras que otros, requieren ayuda sustancial para realizar las actividades normales. La versión DSM-5, del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado en el 2013, encuadra como parte del espectro del autismo al síndrome de Asperger, al trastorno de desintegración infantil y al trastorno generalizado del desarrollo no especificado. El diagnóstico de un trastorno del espectro autista, dependerá de la discapacidad intelectual y la deficiencia del lenguaje. La condición del espectro autista, existe en toda raza, y en cualquier nivel socioeconómico, no obstante, los niños tienen más probabilidad de presentar el espectro autista que las niñas. El último análisis de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, calcula que uno de cada 68 niños tiene alguna forma de esta condición. -15- Mario, recibiendo un reconocimiento a nombre de la Secretaría de Educación del Estado de Nuevo León, por parte del Director de la Preparatoria Abierta, Carlos Moreno Zamora y la Subdirectora, Adelaida García Alonso; por su activismo para los niños con autismo y su trayectoria académica de excelencia.
  • 16. Desde bebés, los niños con autismo se pueden diferenciar de los demás, al detectar características como su capacidad de enfocarse excesivamente en ciertos objetos, o que rara vez hacen contacto visual y no participan en el balbuceo típico con sus padres. En otros casos, los niños pueden desarrollarse con normalidad hasta los tres años de edad, para entonces comenzar a aislarse y a hacerse indiferentes a la interacción social. Los trastornos del espectro autista, pueden variar mucho en gravedad, de acuerdo al grado en que la comunicación social y la adherencia a patrones de comportamiento repetitivos afectan el funcionamiento diario de la persona. A las personas con autismo se les dificulta la interacción social, ya que no siempre pueden responder a su nombre cuando les hablan, evitan el contacto visual con otras personas y solo interactúan con otros para lograr metas específicas. Por ello, los niños con autismo no entienden cómo jugar o relacionarse con otros niños y tal vez prefieran estar solos. Además, les puede parecer difícil comprender los sentimientos de otras personas o hablar de sus propios sentimientos. Pueden tener capacidades verbales, desde no hablar en absoluto, hasta hablar muy fluido, pero de forma inadecuada. Además, a las personas con trastornos del espectro autista, se les puede dificultar usar y entender las señales no verbales, como gestos, lenguaje corporal o tono de voz. Por ejemplo, los niños pequeños con trastornos del espectro autista, tal vez no entiendan lo que significan los dobles sentidos o metáforas. Muchos niños con trastornos del espectro autista, realizan movimientos repetitivos o inusuales como sacudir los brazos, mecerse de lado a lado o presentar tics. También pueden interesarse obsesivamente en un tema en particular, tal como en los animales o en memorizar los países del mundo. Las personas con autismo dependen mucho de la rutina, de modo que los cambios en los patrones diarios de vida pueden generar un gran problema, causando que se enojen o tengan arrebatos emocionales. Para detección del autismo, los médicos suelen usar un cuestionario para recopilar información sobre el desarrollo y el comportamiento de un niño, recurriendo a las observaciones de los padres, mientras que otros recurren a una combinación de las observaciones de los padres y del médico. Si las respuestas al cuestionario indican la posibilidad de algún trastorno del espectro autista, se recomendará una evaluación completa por un equipo multidisciplinario, que hará una evaluación neurológica a fondo, así como pruebas minuciosas del lenguaje y cognitivas. Todo lo anterior, nos lleva a un problema mayor, la incomprensión de los demás niños hacia quienes tienen autismo y su posterior marginación por parte de la sociedad, lo cual termina por desembocar en agresiones de parte del resto del mundo, que se enoja con ellos por no ser iguales que el resto. Un enojo derivado de quienes al no entender de convencionalismos o dobles sentidos, caen en conductas consideradas imprudentes o poco diplomáticas. Todo esto termina por llevarnos al bullying. El bullying es una palabra inglesa que aún no forma parte del léxico autorizado por la Real Academia Española de la Lengua, pero que ya es frecuente en el lenguaje diario, ya que hace perfecta referencia a una realidad muy lamentable: el acoso escolar, el cual es esa persecución salvaje y cruel que se da en demasiadas aulas. Todos tenemos la experiencia del niño que era más tímido o más inteligente y era la víctima de burlas por parte de otros compañeros de clase. PACTO POR EL AUTISMO -16-
  • 17. Se ha encontrado que más de la mitad de los niños con autismo, sufren acoso escolar, lo cual es una proporción cuatro veces más grande que en los niños sin autismo. Los niveles de acoso pueden ser muy variables y entre las estrategias observadas, se han descrito niños que eran agobiados hasta que tenían una rabieta o eran forzados a una situación de agresión o autoagresión. Investigadores realizaron encuestas en Estados Unidos, que completaron 920 padres y responsables educativos para estimar los niveles de acoso entre niños de 13 a 16 años. A lo largo de un año, 46% de los niños con autismo fueron víctimas de acoso, mientras que en la población sin autismo, el porcentaje fue del 10%. Otro estudio anterior, había mostrado que de un total de 1167 niños con autismo, de edades entre 6 y 15 años, un 63% había sido víctima de acoso escolar en algún momento de sus vidas. El estudio, de igual modo demostró también, que el bullying era más frecuente en los niños que estaban integrados en una clase normal, que en aquellos que estaban inscritos en clases para alumnos con necesidades educativas especiales. Por ello actualmente, hay que tener presente que las posibilidades de que sea víctima de acoso escolar por alguno de sus compañeros, son mucho más altas al integrar a un niño con autismo a una escuela regular, aunque esta es la meta idónea a lograr. La conclusión, es que urge tomar medidas para prevenir el acoso y ayudar a los niños que son víctimas de él. Además de que se requiere de forma urgente campañas generales de concientización y difusión en medios de comunicación; pero parece que la medida más eficaz, es el trabajo de los educadores con todos los niños, para que sean conscientes de las necesidades y particularidades de los niños con condiciones especiales, para que les puedan entender mejor y ayudar más; además de preparar una generación de personas, que en los años venideros serán más conscientes de la inclusión y el respeto hacia quienes tienen alguna discapacidad. De todos los estudios más recientes sobre acoso escolar, se han podido sacar en lo general las siguientes conclusiones: ➢ Los niños con necesidades educativas especiales, tienen una probabilidad mucho más alta de ser víctimas de acoso escolar. ➢ El acoso escolar afecta a la integración en la escuela, al deseo de participar en las actividades escolares y a los resultados del aprendizaje. ➢ La concientización, prevención y respuesta activa de los adultos son muy importantes. ➢ La implicación de los demás compañeros es fundamental. Más de la mitad de los episodios de bullying se detienen cuando interviene otro compañero. ➢ En el caso del acoso escolar, se requieren acciones como que el director de la escuela ponga carteles en lugares visibles, explicando cuál es su política si existieran casos de acoso, e instruir a los maestros, pidiéndoles que hagan un ejercicio de reflexión conjunta de la clase sobre discapacidad y acoso. ➢ Que las víctimas sientan que no está solas, que la ley está de su lado junto con la gente más buena de la clase. Además ha quedado en evidencia que existen distintos tipos de acoso como los siguientes: ➢ Físico: Empujar o golpear a alguien, dañar sus ropas, sus cosas, robarle o forzarle a entregar alguna pertenencia. ➢ Verbal: Insultar, esparcir rumores, amenazas, apodos. También se incluye el envío de correos o posteos en redes sociales con burlas, insultos y/o amenazas. PACTO POR EL AUTISMO -17-
  • 18. ➢ Emocional: Ignorar o evitar deliberadamente a alguien. Hacer comentarios con desprecio sobre él, su familia o su vida. Criticar todo lo que hace. Hacer gestos de desprecio o comentarios desagradables. ➢ Social: Acosar a alguien por su color de piel, su religión, país de origen, necesidades especiales o tan solo porque su aspecto es distinto. En consecuencia, para un maestro puede llegar a ser una situación muy difícil de manejar el tener en clase un niño con autismo, de manera que o bien por falta de capacitación, o por falta de voluntad de tener un “niño problema”, o por ambas causas, es más sencillo negarle el acceso a la escuela al niño, o incluso expulsarlo, en caso de ser posible. Muchas veces la negativa de servicios escolares se hace con tal sutileza que no siempre se detecta. Un ejemplo es la excusa clásica de muchos colegios e institutos, que dicen que no pueden aceptar a cierto niño con autismo, dado que no cuentan con preparación ni infraestructura; una forma amable de decir que no quieren batallar. El resultado es un peregrinaje de los padres de familia, llendo de colegio en colegio, a ver si alguno admite a su hijo, encontrando que dicho peregrinaje, puede llegar a ser de más de treinta colegios sin encontrar lugar. “Es que su hijo tiene que estar en algún colegio especial”, dicen los directivos de los planteles, sin importar si hay o no “colegios especiales”, o si a un pobre angelito se le condena a quedarse marginado, sin posibilidad de acceder a la educación. Muchos me han juzgado de ser una persona muy problemática, por que hace años me dediqué a demandar judicialmente a muchos, buscando hacer válidos mis derechos. Un día, mi mala fama se diluyó enmedio de un enorme prestigio que alcancé, tras enfrentar exitosamente a toda la sociedad, y lograr la validez jurídica de mis derechos, como persona con autismo a ser diferente y gozar de todas mis prerrogativas como ciudadano. Quien me juzge por lo drásticas de mis acciones, le invito a pensar que peores son las acciones que una sociedad insensible, guarda para con las personas con diversas discapacidades, condenándolas a la marginación y a renunciar a sus más nobles aspiraciones como lo es recibir una educación en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad. Perdón por mis acciones, pero si volviera a nacer, haría exactamente lo mismo y sería igual de drástico y de duro con esta insensible sociedad. Los padres de niños con autismo, viven con una enorme congoja en su alma, pues se preguntan qué será de sus hijos, cuando ellos ya no están, cuando sus hijos crezcan y se queden solos. Si habrá una esperanza para ellos. Se preguntan si será posible tener un hijo o hija universitario, aunque tenga autismo. Yo he escrito este libro para ustedes, para ofrecerles un testimonio de que sí se puede enfrentar a toda una sociedad y salir airoso; que sí se puede gozar sus derechos, aunque ello implique años de guerra sin cuartel contra una sociedad que te discrimina; que sí se puede exigir que cualquier colegio, le guste o no, admita a un niño con autismo, sin estar soportando las patrañas de que “no sabemos cómo atenderlo” o “su hijo debe estar en un colegio especial”. Ya es hora de decirles que a colegios especiales lleven a su abuela si quieren, por que a nuestros niños los atenderán en los mejores colegios y si no saben atenderlos, pues ya es hora que aprendan o se dediquen a otra cosa. Este libro lo escribe quien obtuvo el máximo promedio académico de toda una institución de alrededor de 5000 alumnos que estudiaban ingeniería, graduándome con 100 de promedio y vengo a decirles que los siguientes serán sus hijos, sin importar que tengan Asperger o autismo y nadie los quiera apoyar. Como todos aquellos que tienen Asperger, yo tengo mi historia que contar. PACTO POR EL AUTISMO -18-
  • 19. Nací en Guaymas, Estado de Sonora (México), siendo hijo de padre español y de madre originaria de Monterrey, Estado de Nuevo León (México), donde casi siempre he vivido. De niño viví en Los Ángeles y San Diego, Estado de California (E.E.U.U.), donde al principio de mi vida, acudí a colegios americanos, siéndome inculcada la fe cristiana, en su modalidad protestante. Viví esos primeros años, una experiencia donde los compañeros y profesoras, me querían mucho y cuidaban demasiado de mí. En fotos viejas de mi niñez, aparecía en el grupo escolar con puros niños aglosajones y algunos negros. Yo era el de color intermedio, con cabello castaño claro y una piel olivácea, que contrastaba con la blancura de los anglosajones, y lo obscuro de los niños negros. Todos fueron muy lindos conmigo, lejos de la fama que tienen en Estados Unidos de ser racistas, en mi grupo nunca existió eso. En esta escuela, cada mañana se hacía oración y se empezaba el día leyendo la Biblia. A su vez, a la hora de la comida se daban gracias a Dios por los alimentos. Desde ese tiempo, recuerdo que siempre estuve siendo atendido por psicólogos, tanto privados como públicos, pagados por el Gobierno de California; y mi recuerdo es de haber conocido una sociedad muy respetuosa de la ley, de Dios y del sentido ético para con el trato hacia los alumnos. Creo que tuve la suerte de haber empezado mi vida en un sistema de primer mundo, donde hay un gobierno que realmente se toma en serio su responsabilidad, en cuanto a la correcta atención de sus ciudadanos, algo que cabe elogiar y desear que se replique en todas partes, para poder contar un nivel de vida digno, justo como por muchos años lo han tenido en Estados Unidos. Tengo esta época de mi vida en un concepto de ser casi una utopía para mí, ya que si ha habido una época en que he sido feliz a plenitud, fue en este tiempo. En estos años, mis padres se dieron la oportunidad de viajar en automóvil por todo Estados Unidos y parte de Canadá, permitiéndome conocer lugares realmente muy hermosos, como la Ciudad de San Francisco, Seattle y Vancouver. Asimismo, viajamos por México, donde recuerdo que en esos años, mi país no estaba desarrollado como hoy en día, y el contraste en los paisajes mexicanos era muy grande contra Estados Unidos. Recuerdo largos viajes por Sonora y Baja California, donde disfrutábamos de la comida mexicana, tan valiosa para alguien que no vive en México, y por supuesto, recuerdo vívidamente cómo amaba esas playas mexicanas bañadas por el Mar de Cortés. Llegado un momento de nuestra vida como familia, mi padre optó por tomar una decisión que rompió con esa felicidad que de niño conocí: Llevarnos a vivir a España, su patria. Al llegar a esta etapa de mi vida, no llegamos de golpe a vivir a España, antes bien, de forma contínua, viajábamos a España y regresábamos a California, hasta que un día, finalmente, nos quedamos a vivir ahí. España es un país hermoso, lleno de una riqueza cultural e histórica, que ni en sueños la conocen los norteamericanos. Estar en España, implicaba un estilo de vida más refinado, una forma más correcta de vestirse, de hablar, de expresarse y de vivir. Este no es un país con edificios como en Estados Unidos, ni casas de madera. Aquí las casas suelen ser antiguas, bien cuidadas, con calles llenas de historia y un lugar para adquirir gran cultura. Pero España cuenta con una sociedad soberbia, una religión muy fría e insensible, a diferencia de esos protestantes americanos, que saben dar gracias a Dios antes de comer. España no contaba con esos psicologos y maestros profesionales con vocación, que sí tenía el Gobierno de California. En los colegios, la dureza se sentía a todo lo que daba, y aquí, si bien la gente no era rubia ni anglosajona, este no era un lugar apropiado para un mexicano, pues no obstante ser también español, aquí había mucho racismo y desprecio por los oriundos del continente americano. PACTO POR EL AUTISMO -19-
  • 20. En este contexto empecé a tener muchos problemas en mi escuela, donde de forma constante llamaban a mis padres para quejarse de mi conducta. Dicha conducta obedecía a que me negaba a comerme todo lo que me ponían en el plato o a que corregía a mis maestros por que no pronunciaban correctamente las palabras en inglés y yo lo hablaba mejor que ellos, por venir de California. A su vez los problemas con los compañeros eran similares. En este tiempo el cariño de mis padres se enfrió totalemente. Mi padre se empezó a alinear con sus hermanos y mi abuelo, quienes no querían a mi madre por ser una mexicana. Ella cada vez estaba más sola en ese frío continente llamado Europa. De pronto, un día enfermó de artritis y ya no podía moverse sin bastón. Mi padre renegaba diario de tener “una mujer tullida y un niño problema”, y así pasaron algunos años, hasta que mi madre y yo nos venimos a vivir a México, donde estaban los hermanos de mi madre. Todo el tiempo que vivimos en España, viví amenazado con ser llevado a un colegio interno. Mi padre siempre me contaba historias de terror de los internados que existían en España, donde a los niños “malcriados” los enviaban a estudiar y los corregían a reglazos. En 1990 llegamos a Monterrey (México) vía Dallas, mi madre y yo, en un vuelo de American Airlines. Eso fue en un verano, acabando yo de salir de vacaciones y nos quedamos a vivir en casa de mi tía, la hermana de mi mamá. Las esperanzas de mi madre de que al venir a México yo iba a tener primos con quien jugar, muy pronto tocaron tierra, al encontrar que mis primos me despreciaban, mi tía también y de pronto nadie en el barrio me quería, empezando por que hablaba como español y los mexicanos resultaron ser igual de racistas y discriminativos que los españoles. Al finalizar el verano, fui inscrito en una escuela en Monterrey y para fin de año mi padre nos había comprado casa, de modo que nos fuimos de vivir con mi tía a vivir en nuestra propia casa. Poco tiempo después, mi madre y mis tios rompieron relaciones y ello derivado a que mi madre estaba dolida de cómo me trataban mis primos, mientras mis tíos lo permitían. Otra vez estábamos solos. En la escuela recibía constantes citatorios, donde requerían que mi madre fuese a recibir quejas y reclamos derivados de mi conducta. Toda mi infancia y mi adolescencia, mi madre cargó con la frustración de tener un hijo a quien nadie quería ni comprendía. Toda mi niñez y adolescencia escuché de parte de todos, que yo era un “niño problema” y con ese estigma crecí. Al terminar la primaria, ingresé a primero de secundaria, donde tenía que pagar una cuota a los compañeros, a cambio de que no me esperasen a la salida para ser golpeado. De igual modo, no podía salir a la calle sin ser acompañado de algún adulto, ya que los niños de la cuadra me golpeaban, mientras sus padres se los aplaudían, ya que, según ellos, yo me lo merecía. Mi madre tuvo que apoyarse en jefes de policía, a quienes les pagaba un soborno, para que se llevasen detenidos a los menores de edad que me golpeaban. De este modo, me enseñó mi madre a enfrentar a todos, con tal de no permitir abusos en mi contra. Llegado el segundo mes de haber ingresado a primero de secundaria, abandoné mis estudios para nunca más volver a estudiar en modalidad escolarizada. Años después regresaría a estudiar en modalidad a distancia, todo el resto de la secundaria, preparatoria y universidad, sin ayuda de ningún maestro, hasta ser el ingeniero que soy el dia de hoy, pero esa es otra historia. Por el momento, dejaremos este primer capítulo en este negro insante en que decidí nunca más estudiar. PACTO POR EL AUTISMO -20-
  • 21. RELIGIÓN SIN COMPASIÓN. Cuando abandoné la escuela, tenía apenas dos meses de iniciado el ciclo escolar y era el primer año de secundaria. Esto significa que recién acababa de terminar la primaria, para estar pasando a la enseñanza secundaria, cuando decidí no estudiar más. Esta decisión molestó a mis padres, pero la respetaron. Entonces se vino un otoño memorable, en el cual mi madre y mi padre mejoraron su comunicación e hicieron planes para ser felices como familia. Yo fui muy feliz ese otoño al lado de mi padre. Llegado el mes de diciembre, de forma repentina mi padre murió y mi madre quedó desconsolada. A partir de esto, se vino un año difícil, en el cual mi madre se deprimió y a su vez me llevó con especialistas que me medicaron, de modo que vivía con una sensación de letargo horrible, que me tenía todo el día postrado en cama. Los diagnósticos eran tan diversos, como diversos eran los especialistas con quienes me llevaban: unos decían que yo tenía epilepsia, otros esquizofrenia, un tumor en el cerebro, otros más decían que no era nada médico, solo malacrianza. Por mi parte ese año 1993, con sólo trece años de edad, terminé con una espantosa desesperación causada por el malestar que me generaban los medicamentos. Para ese tiempo, mi desconsolada madre se acercó con unas amigas de su juventud, las cuales eran cristianas, y estas empezaron a visitarla dos veces a la semana, para hacer oración y leerle la Biblia. Mientras esto sucedía, yo permanecía tendido en la cama en mi dormitorio, pero estas reuniones las lograba escuchar, toda vez que eran las que me hacían salir de la monotonía de mi letargo, debido al medicamento. -21- Mario, en el Congreso del Estado, acompañado por la Diputada Gloria Treviño; Cinthya Del Río, jovencita invidente; Rossy Ayala, de Gente Pequeña AC; Emiliano Salas, con espectro autista y Miguel Alejandro Rodríguez, de Asociación de Sordos ABP. Presentando una iniciativa de ley, donde se piden reformas al Código Penal por el delito de discriminación.
  • 22. De pronto, un día bajé a la sala, a escuchar a las señoras, quienes me decían que mi condición no era imposible para que Dios la cambiase. Yo, empastillado desde hacía casi un año, había perdido los ánimos por completo. Cada día levantarme era un esfuerzo enorme, para sobreponerme al letargo causado por los medicamentos, luego, al mediodía, salía un rato a caminar a la calle para tomar el sol, y finalmente regresarme a mi casa a acostarme. Era horrible estar empastillado, amanecía deseando que fuese de noche, y en la noche deseaba que fuese de día. Cuántas más madres inconscientes habrá que someten a sus hijos a los caprichosos diagnósticos de médicos y especialistas inconscientes, que medican a sus hijos de la forma más infame. Pues este era mi caso, cuando estas dos señoras me empezaron a hablar de Dios. Su mensaje era el mensaje cristiano evangélico, enfocado a tener un encuentro con Dios y gracias a una conversión, experimentar el cambio de vida. En mi caso, mi situación parecía una causa perdida o imposible, pero el mensaje de ellas es que Dios podía cambiar mi vida en cualquier momento, si le daba la oportunidad. Dentro de su mensaje, iban incluídas las historias de jóvenes que dejaron las drogas o el alcohol y ahora son padres de familia con vidas ejemplares; casos de hombres que golpeaban a sus esposas, y convertidos a Cristo, ahora tenían matrimonios ejemplares. Esto no es novedad, tener un encuentro con Dios ha sido por siglos descrito, una y otra vez, como un poderoso factor de cambio. Tenemos casos, como el de San Agustín, quien toda su vida fue irreverente, pero su santa madre pedía incesantemente a Dios por su conversión, hasta que un día en su casa, mientras esperaba la llegada de su amante, escuchó en su interior la voz de Dios, a quien pidió perdón por su perdida forma de vivir, de modo que cuando finalmente llegó su amante y le tocó a la puerta, éste ya no le quiso abrir. Desde ahí surge un hombre nuevo, totalmente transformado, cuya devoción a Dios lo llevó con el tiempo a ser un importante teólogo y padre de la iglesia. Cada semana, estas señoras, con un amor y esmero muy notorio nos visitaban, empezando a ser acompañadas por pastores cristianos, que nos visitaban para leernos la Biblia y hacer oración. Entonces, llegó a nuestra casa un pastor, de nombre Rubén Lozano, cuya especialidad era el ministerio de liberación, lo cual, en el medio evangélico, es sinónimo de lo que la iglesia católica denomina exorcismo. Por supuesto que no es necesario ser un genio para adivinar que a los diagnósticos de epilepsia, esquizofrenia, depresión, hiperactividad y no sé qué más, ahora el nuevo diagnóstico era que yo estaba endemoniado. Afortunadamente, para esto no se recetan medicamentos, lo que resultó ser una gran ganancia. De hecho, para estas personas los medicamentos eran “del Diablo” con lo cual en muchos casos, pero no en todos, estoy de acuerdo. El Pastor Lozano, desde ese momento, se volvió como mi padre y me tomó muy de cerca. A los pocos días me introdujo a la Iglesia Metodista La Trinidad, de la que era pastor asociado. Esta iglesia se ubica en el centro de Monterrey, en la esquina de Washington y Escobedo. Es una iglesia con más de 100 años de antigüedad, a la que asistió mi abuela y luego mi madre, para ahora de pronto, empezar yo también a frecuentarla. Antes que otra cosa se pueda decir, tengo que hacer mención que yo llegué a la Iglesia, moralmente destrozado por un año de haber perdido a mi padre y haber pasado por muchos diagnósticos contradictorios de los mejores -y más caros- especialistas de Monterrey. Llegué anímicamente destrozado, por un año entero de consumir cuanto medicamento les dio su gana recetarme a los PACTO POR EL AUTISMO -22-
  • 23. supuestos especialistas y hasta este punto, llegué a la conclusión, que en la mayoría de los casos es una pérdida de tiempo y dinero, ir a consultar a los especialistas. No importa cuánto prestigio tengan, por experiencia puedo afirmar que son las personas más duras, las más frías e inmisericordes que existen. Son incapaces de sentir empatía con el dolor de sus pacientes y, eso sí, cobran carísimo. Cuidado con esos doctores cuyos consultorios están en los mejores edificios y cuyos honorarios son impagables, pues la experiencia me dice que son auténticos sicópatas. De esta horrible experiencia Dios me rescató y digo Dios, por que justamente fue Dios y no la Iglesia Metodista. En la Iglesia Metodista tuve ese encuentro con Dios, del cual hablaba San Agustín, y ese jovencito de catorce años que vieron entrar anímicamente destrozado, revivió cual flor marchita que es regada con agua. De pronto abandoné todos los medicamentos, y me negué a volver a ir con ninguno de los doctores que mi madre consultaba para mí, de modo que el letargo y la fatiga desaparecieron. De pronto caminaba normal, dormía normal y de nuevo era muy feliz. En 1994 llegué a la Iglesia Metodista, y durante los siguientes dos años, asistí cada semana a cada reunión sin falta. En la iglesia hice muchos amigos y en ese tiempo, cuando cumplí 15 años, me inscribí en la secundaria abierta, es decir en modalidad a distancia. El internet todavía no se conocía, pero el método era recoger materiales de estudio para aprender en mi casa y al estar listo, acudir a presentar un examen, de este modo en el año 2000, a los 20 años de edad logré terminar la secundaria. Durante dos años y medio mi vida transcurrió así, hasta que diez días antes de cumplir los 17 años, mi madre sufrió una embolia y murió, dejándome sólo en el mundo con 17 años de edad y faltando un año para alcanzar la mayoría de edad legal en México. Estos dos años que tenía de ser cristiano, mi madre estuvo enferma de artritis, sin poderse valer por sí misma. Vivíamos de los ahorros que nos dejó mi padre y mi vida siempre transcurrió asistiendo a la iglesia, cuidando a mi madre y estudiando la secundaria a mi ritmo. Al morir mi madre, la persona más cercana era el Pastor Lozano. A estas alturas, para tener una justa apreciación de este pastor, sería importante compararlo (y de paso al resto de la gente de la Iglesia Metodista) con la historia de una gallina, que por casualidad se encontró un huevo de águila abandonado y se lo llevó a su nido. Es importante recalcar, que si el huevo estaba abandonado, es muy posible, que el águila de ese huevo no tenía posibilidades de nacer. Sin embargo, todo cambió un día que la gallina recogió ese huevo y lo llevó a su nido. La gallina dejó el huevo de águila junto a los huevos de pollo y se dedicó a empollarlos, hasta que un día, uno a uno de los cascarones fueron rotos y nacieron los pollitos y el aguilucho. Desde ahí, el aguilucho fue cuidado por la gallina día tras día, la cual le proveía de alimento y calor materno. Nadie puede discutir hasta aquí la labor tan noble y encomiable de nuestra gallina, nadie dudaría en reconocer la bondad y el amor demostrado hacia ese bebé águila, a quien le ofreció la oportunidad de vivir, cuando no tenía ninguna posibilidad. Ese es justamente el impagable favor que le debo a la Iglesia Metodista y al Pastor Lozano. Pero hasta el más abnegado amor puede ser susceptible de convertirse en una relación tóxica. Regresando a la historia llena de amor, de nuestra mamá gallina y su bebé águila, un día nuestro aguilucho creció educado como un pollo, para por casualidad voltear al cielo y ver pasar un ave majestuosa. La gallina le dijo al aguilucho que esa ave que pasó era un águila, pero “ni en sueños te PACTO POR EL AUTISMO -23-
  • 24. compares con ella, tú eres un pollo y no estás hecho para volar a esas alturas, tu destino es escarbar para comer lombrices como tus hermanos”. Es aquí donde el aguilucho empieza a notar una y otra vez, que de cuando en cuando, por el cielo pasan volando las águilas, y al observarlas, encuentra un enorme parecido suyo con ellas, mientras, a su vez, detecta muchas diferencias, al compararse con sus hermanos. Al sospechar algo raro en todo esto, el aguilucho, cuestionaba a mamá gallina, la cual se indignaba mucho, junto con los hermanos pollitos. Llegadas las cosas a este punto, el aguilucho por casualidad empezó a volar como águila, descubriendo, al final de cuentas, que realmente él no era un pollo, sino un águila, y ahora estamos ante dos panoramas, que veremos a continuación: ➢ El aguilucho puede declaradamente escoger vivir en su pleno potencial y jugar el papel que la vida le otorgó al permitirle ser un águila, lo cual implicaría el automático rechazo de su familia, que lo catalogaría como un traidor y un malagradecido. ➢ El aguilucho podría renunciar a sus derechos de surcar los cielos y conformarse con comer lombrices el resto de su vida para tener a gusto a mamá gallina y a sus hermanos pollitos. Es lamentable decirlo, pero la mayoría de las veces, la gente opta por la segunda opción, pues no tienen la fuerza de voluntad, ni la independencia de carácter, para ser ellos mismos y construir su propia vida, sin importarles la opinión de los demás. Por otro lado, los pollitos y la gallina podrán decir que ellos le salvaron la vida al aguilucho y es verdad, pero el amor verdadero nunca debe de ser posesivo, sino antes bien debe ser capaz de darlo todo sin esperar nada a cambio. Un verdadero amigo debe ayudarte y saber dejarte ir cuando tu crecimiento lo exige. En la Iglesia Metodista fueron iguales que mamá gallina, ellos me tomaron y me llevaron a su nido para darme calor y alimento, gracias a ellos tuve un encuentro con Dios que hasta hoy es diario y perenne. Junto con el Pastor Lozano, debo mencionar mi pleno amor y gratitud por otra familia, de apellido Peña. Se trata del Pastor Gilberto Peña Martínez, sus hijas Lorena y Karina, y su yerno Hugo. Todos ellos, al igual que mamá gallina y los pollitos, tuvieron misericordia de este ser humano abandonado en el mundo, sin consuelo ni esperanza, y me llevaron a su nido para darme calor y alimento. La hija del Pastor Gilberto, Karina Peña, era una niña jovencita, nacida bajo el signo de Virgo, el cual es muy compatible con Cáncer, que es mi signo. Ella era una jovencita muy hermosa, elegante y distinguida. Tenía muy buena educación y se convirtió en mi mejor amiga. Pero esta armonía tan perfecta, se empezó a afectar el día que al igual que el aguilucho, quise seguir mi propia senda, pues ninguno estuvo dispuesto a aceptarlo y yo no soy de los que por un chantaje emocional me dejo manipular. De modo que la amistad se terminó, me fuí yo muy dolido con ellos por haberme intentado frenar mi crecimiento; mientras que ellos consideraron, que yo era un malagradecido, que no valoré lo que hicieron por mí. La verdad es que no es cierto nada de eso; se agradecen mucho los favores recibidos, pero nunca permitiré que esto se entienda, como una obligación a permanecer al lado de alguien, que me quiere impedir lograr mi propio potencial y buscar mi crecimiento. Eso nunca lo entendieron. El día que yo “vi volar un águila”, sucedió en 1996, cuando días después de fallecida mi madre, se celebraron los Juegos Nacionales de la Iglesia Metodista de México. En una de las reuniones, tuvimos a un conferencista de nombre Abel Brito, quien sin conocerme, me vió entre la audiencia y PACTO POR EL AUTISMO -24-
  • 25. me pidió que subiera al presídium. Al pasar, me dio una profecía, en la cual dijo demasiadas cosas de mi vida muy exactas, que nadie conocía. Meses después, tuvimos un congreso nacional con el Apóstol Harold Caballeros, de Guatemala, quien de igual manera, me dió una profecía en público. En ambos casos el sentido de la profecía coincidía y era que tenía un llamado divino a ser un profeta a la nación, con un mensaje que en su tiempo miles escucharían. En la Biblia sucedió, que un joven llamado José tuvo un sueño, donde Dios le anunciaba un futuro brillante. Sus hermanos lejos de alegrarse, se enojaron al grado de venderlo como esclavo y enviarlo encadenado a Egipto. Lo gracioso es que, tras muchos años, “por casualidad” conoció al Faraón y José pasó de ser un esclavo, a convertirse en Gobernador de Egipto. Otra “casualidad”, es que sus hermanos fueron a Egipto a comprar comida y tuvieron que doblar sus rodillas delante del flamante Gobernador de Egipto, a quien años atrás habían vendido como esclavo. En la iglesia enfrenté cuánta oposición se pueda mencionar, a partir del momento en que recibí esas profecías que me dieron. Fueron iguales que mamá gallina, cuando su aguilucho descubrió que no era un pollito, sino un águila y quería volar. El Pastor Lozano, me dijo que en vez de estudiar, me comprase unas brochas y aprendiese del oficio de pintor, ya que según él, hasta eso nada más llegaba mi capacidad. Este pastor, ni estudios de ningún tipo tenía, era muy leído, eso sí, pero toda su vida había sido un pintor. Sus cuatro hijas y dos hijos, todos excepto dos, sólo estudiaron menos de la preparatoria, de modo que ninguno quería que yo estudiase. Por otro lado la familia Peña, es decir Karina, sí quería que estudiase, pero no en la modalidad que yo lo estaba haciendo, ya que estudiar en modalidad a distancia, era para ellos una educación de segunda. Yo creo que no es de segunda, por que no hay mejor mérito que estudiar por sí sólo, ya que sin ayuda de ningún maestro, se aprende mejor y ese es mi caso. Pero me negaron la oportunidad de buscar ser pastor, dado que ¡¡¡no tenía estudios!!! ¿y los “pintores” Lozano sí los tenían o ellos por qué sí tenían el pastorado? La verdad lo tenían por pura simonía y compadrazgos. Karina y su cuñado Hugo, empezaron a meter una infame presión, para que yo dejara la secundaria abierta y estudiara en una escuela común con sistema escolarizado. Me molesté con ellos, dado que yo no vine al mundo a vivir para los demás, sino para mí. El motivo es tomar mis decisiones, no las que otros quieran. Por otro lado, en ese tiempo un psiquiatra cristiano me empezó a ayudar, y a diferencia de otros especialistas, él sí me ofreció una ayuda valiosa, lejos de medicamentos nocivos y de diagnósticos confusos. Su terapia y consejo, iban dirijidos a que tuviera el valor de seguir el camino que más conviniera a mis intereses, y no a dar gusto a un montón de personas cuyos consejos eran molestos. Los pastores terminaron por decir que la psiquiatría era de Diablo, que mi terapeuta era “instrumento de Satanás” y al no quererme desprender de la genuina ayuda que me ofrecía, el enojo era muy grande hacia mí. Enfrenté sermones predicados desde el púlpito de la iglesia, donde sin llegar a pronunciar mi nombre en público, se mencionaban todo género de referencias a mi persona, de tal modo que era obvio que se referían a mí. Karina, que era mi mejor amiga, sin motivo me dejó de hablar como antes y ahora todo parecía muy similar a la decisión que párrafos atrás mencionaba que el aguilucho tuvo que tomar: ➢ El aguilucho puede declaradamente escoger vivir en su pleno potencial y jugar el papel que la PACTO POR EL AUTISMO -25-
  • 26. vida le otorgó al permitirle ser un águila, lo cual implicaría el automático rechazo de su familia, que lo catalogaría como un traidor y un malagradecido. ➢ El aguilucho podría renunciar a sus derechos de surcar los cielos y conformarse con comer lombrices el resto de su vida para tener a gusto a mamá gallina y a sus hermanos pollitos. ¿Cuál decisión tomaría yo? Ellos eran casi mi familia. Al perder a mi madre y tener sólo diecisiete años, ahora dieciocho, realmente ellos eran todo para mí. ¿A donde iría sin su amistad? Hasta Karina me trataba como un traidor y malagradecido. ¿Qué hacer? ¿escuchar a Karina o escuchar a Dios? El panorama era muy claro y la decisión se tenía que tomar escogiendo una de las dos opciones: ➢ Puedo escoger vivir en mi pleno potencial y jugar el papel que la vida me otorgó, al permitirme seguir el llamado divino, lo cual implicaría el automático rechazo de la gente más cercana a mí, para quienes yo pasaría a ser un traidor y un malagradecido. ➢ O, de otro modo, podría renunciar a esa voz divina que me llamaba y conformarme con vivir en el statu quo el resto de mi vida, para tener a gusto a la gente de la iglesia, que indiscutiblemente, me habían ayudado mucho y tenían un geniuino afecto hacia mi persona, pero no un amor tan desinteresado, como para dejarme seguir mi camino, si mi crecimiento personal así lo exigía. En algún momento le hice ver a Karina mis puntos de vista, a lo que ella respondió que en realidad ya no me hablaba igual que antes, toda vez que su familia estaba molesta por que yo no les hacía caso en lo que todos querían que yo hiciese con mi vida, lo cual por supuesto que me lo decían, según ella, “por mi bien”. Le pedí a Karina, que por favor nunca más se me volviera a acercar, ni a tener nada que ver conmigo. Esa línea no la respetó, y en un congreso de jóvenes, celebrado en semana santa de 1999, al acercarse Karina a sermonearme, provocó que yo explotase en ira y, públicamente, le exigiese que ya me dejara en paz y no volviera a cruzar la línea que le puse. Este hecho, fue prácticamente interpretado por toda la iglesia como un sacrilegio, toda vez que era la hija de un pastor y nadie cuestionaba ni contradecía a los pastores. A todo el mundo le ofendió muy profundo esta acción, y uno a uno de los amigos se me fueron retirando, hasta quedarme sólo. Al escribir esto, han pasado exactamente 20 años desde que esto sucedió, he tenido tiempo para reflexionar en lo que hice y, debo admitir que al principio, esto significó una liberación y un alivio que me trajo mucha tranquilidad. Unos dos años después, llegué a la conclusión de que cometí un error y debía de pedirle perdón, sin embargo al estar lejos de ellos no pude hacerlo, antes bien seguí mi vida, y tuve más tiempo todavía para madurar mucho más y arribar a otras conclusiones distintas. Este suceso con Karina fue cuando yo tenía 19 años, he cumplido 20, 25, 30, 35 y ahora 40 años. Ha pasado tiempo mucho más que necesario para madurar y pensar muy bien en lo que hice. 20 años es un tiempo, donde un prisionero que comete un delito reflexiona y admite su error, pero yo, en mi caso, tras reflexionar, los primeros dos años pensé haber cometido un error, pero tras pasar más años, me dí cuenta de que mi conclusión era distinta: La conclusión el día de hoy, tras 20 años de reflexión, es que si bien mi reacción fue muy drástica, fue la correcta y si pudiera regresar el tiempo atrás, haría exactamente lo mismo. Me felicito por reacionar así. De hecho considero que es Karina y su familia, quienes deben ser congruentes con sus principios cristianos y atender las razones expuestas, de modo que ofrezcan una disculpa pública por el daño moral que me generaron. PACTO POR EL AUTISMO -26-
  • 27. Hoy, tras haber vivido los suficientes años para considerarme una persona madura, mi consejo para las generaciones venideras, es que sigan sus propios sueños, escuchen la voz de su corazón y no teman cometer errores. Solamente escuchen los consejos de la gente vieja, pero al final de cuentas tomen sus propias decisiones. Luchen por sus sueños y, de ser necesario, aléjense de sus propias familias y amigos, si estos no apoyan sus decisiones. Mi consejo para la gente grande, es que vivan sus vidas, y dejen a las generaciones venideras vivir las suyas; déjenlos cometer sus errores, así como ustedes cometieron los suyos; no se conviertan en algo así como la mamá gallina de mi historia, que con su falta de amor desinteresado, buscaba impedir el crecimiento de una criatura como el águila que salvó, pero que ahora no la dejaba vivir su propia vida. Cuando toda la iglesia casi me excomulgó, yo me refugié en la filosofía, de lo cual hablaré más adelante en otro capítulo, pero mis lecturas eran ofensivas a muchos cristianos fundamentalistas. Sin embargo, un día me crucé con un señor de esa iglesia, de nombre Nicanor Chapa, a quien le externé mi intención de dejar la iglesia y continuar mis estudios de filosofía. Don Nicanor me contestó, con una gran sencillez, un consejo que realmente nunca podré dejar de agradecer, me dijo “sé fiel a tus propios principios y sigue tu propia senda”. Estas palabras nunca podré olvidarlas, y nunca dejaré de estar agradecido con este gran ser humano Don Nicanor, quien siempre tuvo un criterio mil veces más amplio que la gente de esta secta. Pero no solamente este chantaje espiritual, y su búsqueda por aconsejarme no seguir mis sueños fue el daño que recibí de la gente de la iglesia, hay más cosas que describir. Karina tenía una hermana de nombre Lorena, casada con un ingeniero de nombre Hugo, quien es hijo de Don Nicanor, el que me aconsejó seguir mi propia senda. Hugo en lo que podía ayudaba, pero su esposa Lorena, hermana de Karina, era una mujer muy soberbia, pensaba que por ser la hija de un pastor, eso la convertía en alguien de la realeza de esa iglesia. Lorena siempre tuvo conmigo los peores desplantes. Lorena y su esposo estaban al frente del grupo de alabanza, que eran los músicos de la iglesia, de tal modo, que quienes la adulaban y la complacían en todo, eran quienes tocaban en las reuniones; los demás se quedaban de ayudantes en la cabina de sonido. Lorena no mostraba ningún amor cristiano hacia las personas en la iglesia, lejos de eso regañaba con dureza a la gente, especialmente a los de la cabina de sonido. En lo que a mí respecta, Lorena siempre aseguró que yo era algo menos que un retrasado mental, que nunca iba a llegar a nada en la vida. Su apuesta por mi persona, era al fracaso total. El Pastor Lozano, a su vez tenía cuatro hijas y dos hijos; uno de ellos siempre se condujo con amor cristiano hacia todos; pero el otro, en sus años, fue un borracho, peleonero y mujeriego. Cuando yo tenía catorce años y él 25, siendo once años más grande, me agarró a golpes delante de todos. Las cuatro hijas del Pastor Lozano, por su parte, siempre me discriminaron, abundaron en muestras incesantes de desprecio hacia mi persona. En esta gente encontré algo muy similar a lo que encontró José en sus hermanos, cuando lo vendieron como esclavo para ser llevado a Egipto. Pero hay más cosas que decir. Cuando muere mi madre, batallaba yo por que nunca había trabajado, no sabía ni siquiera cómo se conseguía trabajo y el dinero que me dejó mi madre escaseaba. Entonces, el Pastor Lozano se acercó a mi casa, a decirme que le prestase una cantidad para sacarlo de un apuro, y esa cantidad nunca la devolvió. El liderazgo de la Iglesia Metodista supo de la incidencia y se hizo de la vista gorda, sin reprimir al Pastor Lozano. Además del Pastor Lozano PACTO POR EL AUTISMO -27-
  • 28. a la Iglesia Metodista, le entregué de ofrenda más de 15,000 dólares americanos, pero el día que yo necesitaba apoyo para mis estudios, sólo me dieron una palmada en la espalda, mencionando que iban a estar orando por mí. En la iglesia, a su vez abundaban los amigos aprovechados, a quienes realmente los vivía apoyando económicamente y nunca paraban de pedir apoyo. Uno de ellos se llama Francisco Flores, quien venía de una familia sin prestigio, ni fama que llegó a la iglesia, pero de inmediato se ubicó como voluntario en el grupo de alabanza, rindiendo pleitesía por todo a Lorena, logrando ascender a convertirse en un lídercillo, a punta de muchos años de dejar la dignidad en el camino. Hoy Francisco ni me conoce y de todo lo que lo apoyé, el día que yo necesité, jamás se acordó. En amigos cómo él, despilfarré mucho de lo que mis padres me dejaron. Es infame decir que en la iglesia no encontré, al final de cuentas, otra cosa que no fuera rapiña del más corriente nivel. Tiempo después, Gonzalo Estrada, quien era un importante empresario regiomontano, al acudir a la iglesia y tener miles de problemas con todos los hambreados pastores, externaba con mucho acierto la situación, en una frase que una y otra vez le escuché pronunciar: “todo el que se acerca a mí en la iglesia, lo hace para pedirme dinero o trabajo”. Además de esto, el psiquiatra que me estaba ayudando a superar el daño causado por esta secta, me contaba que su madre también había asistido a la Iglesia Metodista La Trinidad, cuando le diagnosticaron cáncer. Los doctores le dieron plena seguridad de recuperación, toda vez que el cáncer empezaba, pero la condición era someterse de inmediato a tratamiento. La gente de la iglesia se le echó encima y le exigieron que no se tratara, bajo el argumento de que Dios la iba a sanar. Tiempo después, su hijo la llevaba por la fuerza al médico ya invadida de cáncer, cuando el galeno le preguntaba “doña Lilia, ¿por qué no siguió su tratamiento, si le aseguré que usted se salvaba?, ¿por qué se dejó invadir de cáncer?” La moribunda señora ya ni podía contestar de lo mal que estaba. Lilia murió por creerles a estos criminales consejeros, que pretenden saberlo todo y no saben nada. Tal vez me consideren drástico, al haberle gritado duramente a Karina Peña, que se alejara de mí; pero en realidad el grito no fue dirigido solo a Karina, fue dirigido a la religiosidad maligna que destruye y aniquila a quienes quieren vivir una vida plena. Creo que lo drástico, no es gritarles un par de merecidas groserías, a estos parásitos vividores, mantenidos de la fe; drástico es usar la religión para explotar económicamente a otros, usarla como una forma de esclavizar a las personas a un modo de pensar; drástico es sentirme dueño de la verdad y negarle el derecho a los demás de ser felices, bajo pretexto de que todo es pecado: pecado es tener dinero, pecado es tener sexo, pecado es no pensar como piensa el pastor… pecado, pecado, pecado... Creo que pecado es el fanatismo, pecado es meterse en la vidas de otros, pecado es juzgar a los demás, pecado es discriminar. Eso sí es pecado y ellos lo cometen diario. Jesucristo golpeaba con duras palabras a los líderes religiosos de su tiempo. Cuando visitó el templo, tomó un látigo y expulsó a los mercaderes, mencionando que ellos habían convertido el templo, de ser una casa de oración a ser una cueva de ladrones. Yo no llegué a tanto, sólo me limité a hacer llorar a la hija del pastor por decirle la verdad. Por qué pensar que Jesucristo no llamaría “cueva de ladrones” a esta secta que abusa de un huérfano adolescente con autismo. Por esos motivos me fuí para nunca más volver, y si algo bueno me llevé de aquí, es haber conocido a Jesucristo, a quien llevo en mi alma, hasta mi último día de vida, de quien nunca me avergonzaré de llamarlo Señor; pero me fuí vomitando a la Iglesia Metodista, con profundo desprecio. PACTO POR EL AUTISMO -28-
  • 29. UNOS AÑOS DE SOLEDAD, ESTUDIO Y LUCHA. En este capítulo, voy a narrar los años posteriores a mi salida de la iglesia Metodista, abarcando desde mis 20 años, hasta cumplidos los 33. Esta etapa abarca desde el año 1999, hasta el año 2012. Estos años estuve totalmente solo y fueron años donde predominaron las siguientes actividades: ➢ Buscar respuestas en la filosofía, pero permaneciendo en la fe cristiana. ➢ Estudiar el bachillerato, o preparatoria, en modalidad abierta y a distancia. ➢ Demandas y lucha legal contra la discriminación. De estos tres aspectos hablaré en este capítulo. Cumplido este ciclo, en el año 2012 tuve un despertamiento espiritual, del cual hablaré en el próximo capítulo. Cuando yo me hice cristiano, recordaremos que fue tras un año muy difícil, en que mi padre murió y mi madre me llevó con varios especialistas, los cuales hicieron todo tipo de diagnósticos, y me medicaron hasta hacer mi vida insoportable. Conocer a Cristo cambió mi vida; de hecho también conocí gente que, gracias a su conversión, lograron abandonar adicciones, problemas de carácter, superar depresiones y un largo etcétera. Nunca quiero que se pierda de vista que el ser humano necesita a Dios. La conciencia divina en el hombre es el factor más importante para contar con una vida plena y su ausencia significa el derrumbe. -29- Mario, en el Congreso del Estado, acompañado por el Diputado Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del reconocido candidato a la Presidencia de México, que fue asesinado en 1994; y de Ileana Mares, Presidenta de la Fundación Visión.
  • 30. El internacionalmente prestigioso psicólogo y escritor, Carl Gustav Jung, en su libro El Hombre en Búsqueda de un Alma, decía que durante los últimos treinta años ejerciendo su profesión, había sido consultado por personas de todo el mundo, sin haber encontrado un sólo caso, cuya necesidad no fuera, en última instancia, el recuperar una perspectiva religiosa de la vida. Este era el común denominador de todos los problemas de sus pacientes. Ni más ni menos que eso. El diagnóstico podía variar, pero Jung afirmaba que en todos los casos, el paciente se sentía enfermo, deprimido, ansioso, angustiado y muchas más sintomatologías, derivado de haber perdido lo que las religiones vivas de todos los tiempos, siempre le habían provisto a sus fieles. Por último, decía Jung, que solamente se curaron aquellos pacientes que habían logrado reconquistar ese sentido religioso, que les proporcionaba la práctica de una religión viva y trascendente. Nunca podré olvidar que ese encuentro divino con Cristo, fue lo que me sacó, a mis catorce años, de una vida sin sentido, de una vida dependiente de los medicamentos. A toda madre que tenga un niño con autismo, le diré que es altamente indispensable para su recuperación y tratamiento, inculcar la conciencia divina en su niño. Esta es la verdadera respuesta a sus rabietas y berrinches, no otra. Sin embargo nunca debemos permitir que la conciencia divina, el caminar con Dios, se confunda con pertenecer a algún culto y depender de algún líder religioso. Sin duda hay sacerdotes, pastores, lamas, ayatolas y gurús, que de forma abnegada han ayudado genuinamente a sus semejantes y no tengo pelea con ellos; pero cuidado con la mayoría de ellos, pues abundan charlatanes religiosos, que buscan sacar provecho de la fe y la necesidad de Dios que tienen las personas y esto no debemos permitirlo. Dios está en todas partes, él mora en nuestro interior y ahí podemos encontrarnos con él cualquier día y hora. No necesitamos de una iglesia, secta, ni menos de un ministro de culto, para tal fin. Por ello, con esta conclusión en mente, trabajé muy duro para desprogramarme del control mental que la Iglesia Metodista me había generado estos años. Cuesta decirlo, pero si bien me habían ayudado a superar unos problemas, me causaron una dependencia psicológica a ellos muy fuerte, que me costó años superar. Cuando yo me fuí de esa secta evangélica, me refugié en las obras clásicas de los grandes escritores y ensayistas. Si bien me gustaron las obras de literatura como El Conde de Montecristo, de Dumas; Los Miserables, de Víctor Hugo o Siddharta, de Herman Hesse; mi género favorito fueron los ensayos filosóficos. Para este tiempo, acababa de terminar la secundaria en modalidad abierta y a distancia, y me volqué a leer ensayos de grandes filósofos todo el día, por espacio de unos dos años. Leí las obras de René Descartes, de Baruch Spinoza, de Ortega y Gasset, de Federico Nietzsche, de Immanuel Kant, de Voltaire, del Barón de Montesquieu y un sinnúmero de obras de grandes pensadores y filósofos, quienes me inculcaron una altura pensamiento, que ni en sueños conocieron en esta secta de la cual, gracias a Dios, salí. Ortega y Gasset decía que una persona que pudiera estar inmersa en la cultura clásica, podría tener una perspectiva universal de la vida y saber tomar las decisiones adecuadas según las circunstancias. Sumergirse en la cultura clásica, es sinónimo de estar preparado para ser libre en el más amplio sentido de la palabra. Es, cómo diría el poeta venezolano Elías Calixto Pompa, “no ser el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos”. Estudiar la filosofía clásica me inculcó, como su nombre FILOS-SOPHIA lo dice, el amor a la PACTO POR EL AUTISMO -30-
  • 31. sabiduría. Los ensayos de estos grandes maestros clásicos iban dirigidos a todos los temas del saber: se hablaba de política, del origen y concepción del Estado, de religión, se hablaba de historia, de lógica, de retórica, de economía, de arte, de teología; entre tantísimos temas que un verdadero filósofo debe dominar. La filosofía me dió las herramientas, para entender cualquier materia o asignatura, pues es la verdadera base del conocimiento. La filosofía me abrió la mente, para dejar entrar en ella todas las corrientes de pensamiento actuales y pasadas, buscando poder ampliar mi criterio y mis horizontes, basado en un exacto entendimiento y conocimiento de la realidad en que vivimos; entendiendo que el ser humano, cuya mente es capaz de ser un reflejo del universo mismo, será tan amplia como el mismo universo. La filosofía me amplió mi léxico, hasta niveles nunca sospechados, corrigió mi ortografía, me enseñó a redactar y expresarme con corrección plena. A su vez, la filosofía me despertó el interés por todas las áreas del saber, dándome los fundamentos para entender el derecho, las matemáticas, la medicina y unas ciencias en las que años después incursionaría: la cábala, la magia y la alquimia. Por supuesto que la filosofía y el profundo estudio de ella, es la que me dió un entendimiento de las leyes y del derecho, que me permitió, años después, ir al Congreso a llevar las iniciativas de ley, para proteger a quienes tienen autismo; también me dio el fundamento para poder pelear legalmente mis derechos, ante los muchos abusos que después padecí y por que no decirlo, la filosofía me permitió tener las bases para luego estudiar en la Preparatoria Abierta de la Secretaría de Educación, y posteriormente estudiar ingeniería con el más alto promedio de mi generación. A la filosofía le debo el haber podido aprender, de forma totalmente autodidacta, las matemáticas; desde las básicas, hasta niveles de ingeniería. Por todas estas razones, creo que es preciso recomendar mucho para los niños y jóvenes con espectro autista, y dado su nivel tan alto de concentración, que apenas sea posible, se les introduzca en el hábito de la lectura y se les de acceso a los ensayos filosóficos tan pronto se pueda, pues esta es una disciplina del pensamiento, muy necesaria y conveniente, que les debemos fomentar. En la filosofía, encontramos ateos recalcitrantes, como Nietzsche o Sartre, pero la filosofía no siempre es así. De hecho si hay algo que ha equilibrado mi vida y enriquecido mi fe cristiana, es justamente la filosofía. Admito que la filosofía en un principio genera perplejidad y confusión religiosa, yo mismo la he vivido, conozco muy bien lo que se siente cuando se duda de si Dios existe, lo sé y puedo decir que miro para atrás en el tiempo y me rio de esos momentos, por que son parte normal de la evolución del pensamiento de cualquier filósofo serio. Es algo que, en su momento, un verdadero filósofo logrará superar, y ese día, superada esa perplejidad, sabrá que Dios existe y nunca más volverá a dudar del mismo. Sir Francis Bacon, decía que la superficie del pensamiento filosófico lleva al ateísmo, pero la profundidad de la filosofía, nos lleva a la religión, al culto al creador. La filosofía fue la cura definitiva, para la nociva programación psicológica que me habían causado en la Iglesia Metodista y fue la que me permitió alcanzar una madurez espiritual, que nunca me hubiera dado la iglesia por sí sola. Voltaire, el pensador francés fue uno de mis héroes, con sus brillantes ensayos, donde ponía la religión en su debido lugar, libre del fanatismo, pero también del ateísmo. Voltaire decía, en una de sus novelas filosóficas, llamada La Historia de Jenni o El Ateo y el Prudente, que el ateismo y el PACTO POR EL AUTISMO -31-
  • 32. fanatismo, constituyen dos polos opuestos en un universo de confusión. Para caminar seguros por la vida, había que hacerlo enmedio de estos dos extremos. Voltaire decía que el ateísmo y el fanatismo, son dos monstruos que pueden desgarrar y destruir a la sociedad, pero el ateo, aunque persevere en su error, conserva siempre el juicio, que le corta las garras; mientras el fanático está atacado de una continua locura que afila las suyas. Por ello, una y otra vez, doy gracias a Dios por haber incursionado en la filosofía, pues ella me dió la oportunidad de recuperar el juicio, que el fanatismo religioso me había impedido tener. En el mundo de la filosofía pude, asimismo, incursionar en el estudio serio de la teología cristiana, pues pude estudiar la escolástica y la patrística; es decir, los padres de la iglesia como San Agustín, Eusebio de Cesarea, Crisóstomo y los diversos pensadores que en los primeros años dieron forma a la iglesia y cuyos escritos ignoran los fanáticos que dicen leer la pura Biblia y ni siquiera la han leído entera una sola vez. También destacan los filósofos de la Edad Media, que se denominan escolásticos, y que pudieron ofrecer a la iglesia un pensamiento y una teología sólidos, en una época donde el pensamiento griego del renacimiento amenazaba la fe. Destaco obras extraordinarias de teología, como la Suma Teológica y la Suma Contra Gentiles de Santo Tomás de Aquino, un gran teólogo de la Edad Media y Doctor de la Iglesia junto con San Alberto Magno. Ambos teólogos, a su vez, eran versados en la cábala, la magia y la alquimia; cuyos escritos de estos temas no son tan conocidos, pero cualquier buscador de la verdad los logrará encontrar, uno de ellos es el tratado alquímico de Santo Tomás de Aquino, llamado “Ensayo de la Piedra Filosofal”. Tomás de Aquino, además, nos ofreció obras de política muy ortodoxas con la fe cristiana, donde puso las bases para las ideas democráticas de Locke, Hobbes, Montesquieu y Rousseau; destacan el Tratado de la Ley y el Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes. Pues así fue como, tras abandonar la Iglesia Metodista, durante años pude darle forma a mi pensamiento y crearme un amplio criterio, libre de la nociva programación y lavado de cerebro que recibí en esta iglesia. En estos años la soledad fue muy fuerte, estaba totalmente solo, mis amigos que eran como mi familia, me marginaron por mis ideas, para ellos era incomprensible verme leyendo cosas que ellos nunca tendrían interés en leer. Ellos decían que había que leer la Biblia, pero ojalá la leyeran, pues al momento de confesarme su lectura de la Biblia, solían admitir que nunca la habían leído completa, solamente en porciones. Yo, en cambio, la habré leído completa unas 20 veces, pero es imposible discutir y ganarle con argumentos a la ignorancia. En estos años de soledad, que nunca terminaron totalmente, me comparé e inspiré muchas veces en el ejemplo de Baruch Spinoza, un filósofo judío holandés, quien por sus ideas progresistas, fue expulsado de su sinagoga, excomulgado y abandonado por su propia familia; el cual se retiró a vivir en soledad el resto de su vida, dedicado a fabricar lentes, mientras se dedicaba a escribir sobre la libertad de ideas y el respeto a las formas de pensar de los demás, como pocos de su época lo habían hecho. Mi vida fue muy similar a la de Spinoza en ese sentido, y es así como hoy, tras pasar muchos años, doy gracias a Dios por haberme permitido estar sólo, pues la soledad y el silencio me evitaron escuchar mucha plática inútil, y lejos de ser un castigo, fue un beneficio. Una de las cosas que siempre repetía Karina Peña, es que Dios tiene un tiempo para todo y no hay PACTO POR EL AUTISMO -32-
  • 33. que apresurarnos; me llama la atención, que lejos de entenderlo, Karina me vivía apresurando para ponerme a estudiar en una escuela con sistema escolarizado; pero nunca entendió, que justo como ella repetía, “Dios tiene sus tiempos”. Tras haber adquirido una extraordinaria formación autodidacta, y haberme forjado una cultura, junto con una formación científica impresionante, llegó el momento de inscribirme en la Preparatoria Abierta de la Secretaría de Educación. En el año 2003, con 23 años de edad, acudí a inscribirme a la Preparatoria Abierta, la cual era gratuita. En esta preparatoria, los materiales de estudio eran una serie de libros muy baratos que se compraban y con los que estudiaba en mi casa, para posteriormente, cuando estuviera listo, presentar mi examen. La Preparatoria Abierta era un modelo de educación a distancia muy viejo, que creó el Tecnológico de Monterrey por los años de 1970, convirtiéndose en el modelo de bachillerato a distancia de esta institución privada. Una vez pasados los años, el Tecnológico de Monterrey descontinuó ese modelo y la Secretaría de Educación Pública adquirió todos los materiales de estudio, así como los exámenes y métodos. Cada libro estaba redactado por académicos del Tecnológico de Monterrey, teniendo una profundidad que estaba a la altura de los ensayos filosóficos que estaba acostumbrado a leer. Las matemáticas eran mucho más difíciles en la preparatoria, que las de la propia carrera de ingeniería que luego estudiaría. La Preparatoria Abierta tenía uno de los niveles de deserción más altos del Estado, dado que de tan difícil que era, muy pocos la terminaban. PACTO POR EL AUTISMO -33-
  • 34. Por ejemplo, las materias de Textos Filosóficos I y II, así como Lógica Filosófica, eran tan profundas como leer a Immanuel Kant o a Spinoza. Eran libros elaborados en un lenguaje no común a los preparatorianos, el cual solamente, gracias a que tenía años estudiando filosofía, pude entender plenamente en todas las materias, no sin antes batallar muchísimo, teniendo que estudiar como nunca en mi vida. Años después, esta preparatoria se reinventó con una nueva imagen, conocida como “Prepa en Línea SEP”, la cual ya no usa libros, ahora es virtual y con unas materias demasiado digeribles, que facilitan que los muchachos terminen más fácilmente, pero nunca lo bien preparados que lograban salir las generaciones previas del modelo anterior, donde les daban cálculo, matrices, vectores, geometría analítica y todo con unos exámenes “muy rudos”. Así fue que cursé mi preparatoria y la terminé tiempo después. Mencionaba capítulos atrás que mi vida la podía encerrar o resumir en tres etapas que eran: ➢ Etapa del niño problema. ➢ Etapa del verdugo legal. ➢ Etapa del prestigio y reconocimiento público. Yo creo que en esta etapa posterior a haber dejado la iglesia, dejé la etapa del niño problema para entrar en la etapa del verdugo legal. Resulta que en esta etapa de mi vida, mientras leía filosofía y posteriormente estudiaba la preparatoria, enfrenté el bullying y la discriminación y fue aquí donde, en un principio, soporté ser señalado como un niño problema en mi niñez, luego en mi juventud soporté que me dijeran “problemático”, como por ejemplo la hermana de Karina Peña, quien decía que “Mario es un caso en la iglesia”, pero eso se acabó un día que decidí irme ante los tribunales a demandar a quien me afectase. Mi etapa de verdugo legal comenzó por que estaba harto de soportar ser discriminado, marginado, pero sobre todo, ser agredido, y un día decidí ponerle término y luchar por la vía legal. Finalmente, esa lucha legal, un día me llevó de pasar de los tribunales al Congreso, para tener una conquista definitiva, al lograr que la ley protegiese a las personas con autismo, como finalmente sucedió. Es ahí donde me cubrí de gloria, de manera que, protegido por el prestigio que esto me trajo, la misma gente ya no podía hablar mal de mí, pues los propios medios de comunicación se referían a mi persona, como uno de los estudiantes más destacados de Nuevo León y por supuesto, la ley del autismo me convirtió en un héroe. Así fue como pase de ser el verdugo legal, a la etapa final que es la del reconocimiento público. Luego hablaremos de la etapa del reconocimiento público, por lo PACTO POR EL AUTISMO -34-
  • 35. pronto ahora veremos la etapa del verdugo legal. Cuando yo estaba en la iglesia, también sufrí difamación, pues los pastores titulares, Mario Sánchez y Fernando Fuentes, se dedicaron a abordar a los jovencitos que eran mis amigos para “aconsejarlos” de retirarse de mi amistad, pues yo era una mala influencia. El día que yo me enteré, fui y confronté al Pastor Fuentes, el cual lo admitió, pero demostró ser de lo más miedoso y cobarde cuando se le confrontaba. Estas situaciones me llevaron a estudiar la ley de forma concienzuda y encontrar que efectivamente existía la forma de demandarlos. Francamente acaricié la idea de hacerlo, pero finalmente lo dejé por la paz. Sin embargo, mis problemas también los tuve con mis vecinos, ya que por años yo había sido objeto de burla en mi barrio, y si bien los muchachos de mi generación ya habían crecido y se olvidaron de mí; los niños más chicos le iban copiando a sus hermanos mayores la costumbre de burlarse de mí, lo cual causaba que el problema no parase. Diariamente, mientras los niños iban a la escuela, pasaban frente a mi casa y gritaban insultos, a la vez que arrojaban huevos a la fachada de mi casa. Cada ocasión que le hablaba a la policía, los oficiales se ponían en mi contra, ya que estaban predispuestos por los propios padres de familia y la mala fama que yo tenía. Es asombroso que no obstante que yo a nadie le había arrojado un solo huevo, mientras que ellos lo hacían diario conmigo, la pura fama mía pesara más que los hechos, para que los policías no cumplieran con sus obligaciones. Finalmente, yo fuí al Consejo Estatal de Menores a presentar una denuncia contra los niños que me aventaban huevos. La autoridad me entregó una cédula citatoria para irla a presentar en la escuela de estos menores de edad. Como se trataba de niños, fui muy cuidadoso de respetar todos los protocolos y formalidades legales, de manera que me presenté de forma civilizada en la escuela, cuando de pronto llegó la patrulla y fui detenido a petición de la directora. Me llevaron a la demarcación de policía y me dieron la opción de cumplir 24 horas de arresto administrativo o bien de pagar una multa. Los policías traían un nivel de predisposición muy fuerte que le transmitieron al juez calificador, de modo que este, de igual manera, estaba reacio a darme en lo más mínimo la razón. Sin embargo en todo momento quedó claro que yo sólo estaba presentando un citatorio civilizadamente ¿cuáles eran los cargos? En este momento nunca formularon un cargo concreto en mi contra, sólo se limitaron a repetir que yo siempre estaba haciendo problemas y que por eso me detenían. Por esta razón, puse una nueva denuncia, pero ahora contra los policías y las maestras de la escuela por la detención arbitraria. Los policías nunca se preocuparon, en lo más mínimo, por una denuncia que ellos consideraban que no iba a prosperar, toda vez que eran las versiones de tres policías y dos maestras en contra mía. El informe documentado de la detención decía que sucedió “POR ALTERAR EL ORDEN”, sin mayor detalle. Cuando fueron llamados a declarar, se les tomó su declaración por separado a cada quien, en la cual se les pidió narrasen su versiones individuales de cada implicado respecto de los hechos, y se preguntó puntualmente el motivo de mi detención. Las versiones empezaron a diferir una de otra. Según se dieron los hechos, primero llegó a la escuela una patrulla con un solo policía abordo, luego llegó una segunda patrulla con dos elementos a bordo. El primer policía que llegó solo expuso que él llegó y me encontró alegando con las profesoras adentro de la escuela y que éste me pidió que yo me saliese. Finalmente, tuvo que pedir refuerzos para que me viniesen a sacar. De este modo, llegó la segunda patrulla, los cuales, según este primer policía, se metieron a sacarme y de lo agresivo que PACTO POR EL AUTISMO -35-
  • 36. yo estaba, según decían ellos, me tuvieron que someter. Como en la segunda patrulla venían dos policías, era de esperarse que los dos hubieran encontrado los mismos hechos y sus versiones fuesen iguales, sin embargo no fue así. Uno de los policías mencionó que cuando llegó, me encontró afuera del plantel, discutiendo con las profesoras, mientras su compañero estaba parado en la patrulla, sin intervenir; de modo que me pidieron, de buena manera, que me subiera a la patrulla y yo accedí, sin mediar ningún tipo de forcejeo. Su otro compañero todavía fue más discrepante, pues dijo que ellos llegaron y me encontraron en la banqueta forcejeando físicamente con su compañero. Es decir, los tres policías y dos profesoras, en resumen, alegaron de los mismos hechos lo siguiente: POLICÍA 1: Me introduje al plantel y me tuvieron que venir a sacar los compañeros (POLICÍA 2 y POLICÍA 3), quienes al llegar, me encontraron dentro del plantel, teniéndome que someter. POLICÍA 2: Al llegar, encontró que yo estaba en la calle, afuera del plantel, discutiendo con las profesoras y ellos me pidieron que me subiera a la patrulla, sin mediar ningún tipo de forcejeo. Menciona que el POLICÍA 1, estaba apoyado en su patrulla sin intervenir. POLICÍA 3: Este policía menciona que al llegar, me encontraron en la banqueta, es decir en la calle, forcejeando con el POLICÍA 1. En otras palabras, las versiones de los propios policías estaban divididas: Un policía señaló que yo me introduje al plantel; pero los otros dos decían que los hechos fueron en la calle, es decir, que no me introduje. Unos decían que hubo forcejeo con los policías y otros que no hubo tal forcejeo. Las maestras, a su vez señalaron contradicciones: MAESTRA 1: Señaló, que yo llegué y me metí a la escuela, muy insistente y no me quería retirar, de modo que le pidieron a la policía, que viniera a dialogar, para solicitarme que me retirase. Pero que yo ya me había retirado cuando llegó la policía, suscitándose una discusión entre los policías y yo en la calle, de la cual era ajena la escuela. MAESTRA 2: Señala que jamás entré a la escuela, pero llegué muy agresivo, y estuve toque y toque el timbre con mucha insistencia, de modo que llamaron a la policía para que me retirasen. Primero, eran muy notorias las propias contradicciones entre los mismos policías, así como las contracicciones entre las mismas maestras, pero peor era cuando comparábamos todas las versiones, pues eran demasiado distintas. Es cierto que todos coincidieron en que se me detuvo por alterar el orden, pero al narrar los pormenores, se puso en evidencia las mentiras de ellos, y de este modo, estábamos en posición a acreditar una detención basada en calumnias, y de una vez, una falsedad en las declaraciones. Días antes, uno de los policías me había encontrado en la calle y se bajó de la patrulla, a hablar conmigo en un tono paternal, aconsejandome que mejor desistiera de la denuncia, por que tenían PACTO POR EL AUTISMO -36-