El teniente moreno ha muerto en un accidente de aviación
1. El teniente Moreno ha muerto
en un accidente de aviación
Una vida consagrada al servicio de la República
Esta mañana, al iniciar un
vuelo —en un aeródromo próximo
a Madrid— el teniente Moreno,
capotó el aparato en que iba. El
motor se incendió y el bravo te-
niente murió carbonizado.
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No habrá absolutamente
nadie — e n n u e s t r o
campo— que acoja la triste
noticia sin un gesto de pesar. El
teniente Moreno —Máximo
Moreno Martín— era un auténtico
militar del pueblo al servicio del
pueblo. Procedía de Re
gulares, y figuraba en la escala
de reserva, que ha sido, desde
siempre, la rama militar
desdeñada por los generales
pretorianos. Gran republicano —
republicano de los auténticos—,
Moreno, para levantar su puño
vigoroso, no tuvo que esperar al
16 de febrero. Es más: antes del
advenimiento de la República
empezó a sonar su nombro en los
corrillos políticos da la izquierda.
Militar del estilo do Galán, de
García Hernández, de Perea— un
estilo, la verdad, muy poco
cómodo durante tu Dictadura—,
Moreno se dló a conocer, si es
que puede decirse así, con
ocasión de una fuga audaz en
Fuenterrabía. Cuando se implantó
la República volvió al servicio
activo. Desde entonces, el
teniente Moreno fue un símbolo
cordial para los guardias de
Asalto. Todos acudían a él en los
trances difíciles. “Que te lo
resuelva el teniente Moreno", se
decía. El teniente Moreno lo
resolvía todo, en efecto. Resolvía
hasta lo imposible. Su primera
herida al servicio do la República
la recibió en Toledo. Fue una
herida leve. Le dispararon dos
tiros. Uno le tocó la mano
izquierda. Otro le atravesó la
gorra do plato. El 10 de agosto
una vida en línea recta Moreno
estuvo, claro, enfrento do los
monárquicos de Cavalcanti
y compañía.
En octubre del 34 lo
condenaron a treinta años de
cárcel, Las elecciones lo
sorprendieron en la prisión de
Guadalajara. Los gobernantes del
bienio cedoradical —aquella
seráfica gente que jugaba al
“straperlo” dándose golpes de
pecho— se ensañaron con él.
Estaba en Prisiones Militares
cuando murió su padre. Máximo
Moreno pidió permiso para
acompañar unas horas a su
mujer. “No ha lugar al permiso"
—le contestó la ley al servicio de
la Ceda...
Desde que recobró la
libertad, el teniente Moreno se
consagró, en carne viva, al
servicio del régimen en peligro.
Donde hubiese un riesgo
auténtico, allí estaba él, con un
gesto sencillo, sin demasiados
ademanes dramáticos. “Estás
amenazado de muerte'' —le
advirtió alguien—. Ni hizo caso.
Se encogió desdeñosamente de
hombros. Una nacho mataron al
teniente Castillo. El teniente
Castillo era el amigo fraternal do
Moreno. Las mismas ideas, el
mismo temple. ¿Cómo reaccionó
Moreno ante la muerte de su
compañero? Alguien ha dicho —
Ignoramos oon qué motivo— que
la sublevación militar prolongó la
vida del teniente Moreno. En fin,
lo cierto es que entonces
comienza la verdadera y frenética
actuación republicana del bravo
oficial de Asalto. Su vida de estos
dos meses últimos no cabe en la
apretada reseña periodística.
Moreno estuvo en el asalto en el
cuartel de la Montaña, en la toma
de Alcalá, en la de Guadalajara,
en Toledo, en la Sierra. En tedas
partes. Moreno ha combatido por
tierra y por aire. Por aire, sí,
Moreno no había sido nunca
aviador. Probablemente, antes de
ahora no había volado jamás.
Ahora había empezado a actuar
como bombardero. Media España
la ha recorrido de punta a punta.
Máximo Moreno era un hombre
magnifico. Del acero auténtico de
los héroes —carne pura la
Historia— estaba hecho su
cuerpo...
Hoy se ha quebrado, contra
el duro suelo castellano, ese
acero firme. No Importa.
Hombres como el teniente
Moreno no desaparecen nunca
del todo. La semilla queda. Y
florece.
El teniente Moreno