1. ABEL ENRIQUE SINNING CASTAÑEDA
asinning@hotmail.com - abensica@yahoo.com
Colombia
LA ENCRUCIJADA COLOMBIANA
La palabra encrucijada tiene varios significados. El más usado es “situación difícil en que no
se sabe qué conducta seguir” (RAE, 2001). Por defecto, creería que esta acepción es la que
más se ajusta a la realidad que vive el presidente Juan Manuel Santos a raíz del secuestro y
asesinato en Tumaco, del patrullero Edílmer Muñoz y del mayor Germán Méndez.
¿Quiénes eran ellos? Les resumo, dos efectivos de la Policía a quienes la semana pasada las
Farc les aplicaron una dosis de tortura consistente en amarrarlos de un árbol, degollarlos y
ultimarlos a totazos. Señores, no hay que tener tres dedos de frente para entender que en esta
sumatoria de atrocidades se violó toda consideración humanitaria, algo que es imperdonable
por donde quiera que se mire.
Esta brutalidad ocurre en medio de un proceso de paz. No es la única situación que ha
pasado, pero fácilmente es la tapa del congolo. Sí, ya sé que uno de los sofismas que nos
vendió el proceso es que el cese el fuego es una ilusión y que se debe negociar en medio del
conflicto, porque las Farc están en su “derecho” de ser beligerantes con la fuerza pública y
las Fuerzas Armadas deben hacer valer su capacidad de acecho ante el enemigo.
Pero no me vengan con el cuento de que el Ejército tiene el mismo margen de maniobra para
actuar. Estoy seguro de que si se llegara a presentar una operación como Jaque o Sodoma,
los guerrilleros que están sentados en La Habana pondrían el grito en el cielo porque
estaríamos “arriesgando el proceso”, frase en comillas que se traduce de la siguiente manera:
“No nos jodan, que nosotros tenemos la sartén por el mango y si dan papaya, pues nos
paramos de esta mesa y nos damos unos días para gozar del clima de la isla y de los mojitos
y puros tan sabrosos que aquí nos dan”.
Las Farc, con una desfachatez asombrosa, justificaron el asesinado del oficial y del
patrullero. “Lamentamos la trágica muerte, al tiempo que hacemos llegar nuestra voz de
aliento a sus familiares y compañeros” afirmó el Secretariado. Palabras más, palabras menos,
toda la tinta gastada en el comunicado fue para decir: “Nos tocó, papá, si no los matábamos
nos embalábamos”.
¿Helloooo? Repudio total. El rechazo generalizado se parte en dos. Por un lado, la mayoría
de colombianos indignados hasta los tuétanos, y por el otro, aquellos que cumplen con
manifestarse, quedando bien con Dios y con el diablo. Y esos son los que pesan más, porque
son más prudentes, que la rabia del colombiano de a pie. Por ejemplo, la ONU emplazó a las
313-6278003 313-6257840
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Farc a entregar a los asesinos de los policías, una petición que se mofa de práctica, pero de
poca relevancia. El Gobierno les dijo que va a seguir arreciando para mantener la soberanía,
y mientras tanto, más de un militar con los brazos cruzados sin poder moverse porque todo lo
que se haga repercute en La Habana. Eso es lo que podríamos llamar el status quo del
conflicto colombiano.
Ahí es donde viene la encrucijada de Santos. En pleno momento electoral, donde hace y
deshace con tal de ganar su reelección, las Farc le tiran esta papa caliente envuelta en el
rechazo unánime de todos los colombianos. ¿Oh, Margoth, qué hacemos? Debe estar Santos
rascándose la cabeza. Y les confieso mi temor: Un lobo acorralado tira a morder donde sea.
Conclusión: las Farc le están haciendo bullying al presidente desde La Habana.
¿Recuerdan que al principio de la columna les dije que encrucijada tiene varios significados?
Todas estas certezas aquí esbozadas, me llevan a pensar en otro de los significados de la
palabra: “Ocasión que se aprovecha para hacer daño a alguien”. No quisiera ser un
maquinador de pensamientos negativos, pero, en la encrucijada de Santos, me quedo con el
segundo significado, ese que sencillamente nos dice que de aquí para adelante, con la laxitud
con la que se está tratando a las Farc, cualquier cosa puede pasar, ¿Y adivinen quién termina
chupando el daño? Sencillo: El pueblo colombiano.
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