2. Siete secretos para crear y
mantener la alegría.
Cuando cursaba el tercer grado de la
educación básica, que antes se conocía
como primaria, nuestra joven y bella
maestra Purita, enfermó y debió
ausentarse por algunos meses. Vino
entonces a sustituirla una nueva maestra,
un poco mayor, pero igual de dulce y
cariñosa.
Esta maestra vestía muy formal y tenía una
manera muy particular de impartir la
docencia. Articulaba los sonidos con un
énfasis marcado y definía cada consonante,
muy especialmente, las eses. Leía con una
corrección exagerada y se empeñaba en
que cada uno de sus alumnos lograra
aprenderse perfectamente el contenido de
la clase.
Algo que la identificaba era su eterna
sonrisa. Unos dientes blancos y perfectos
3. estaban siempre al aire en cada
explicación, en cada llamado al pizarrón, en
cada consejo… cuando algún estudiante se
portaba mal, ella simplemente salía del
salón y era trabajo del director poner en
cintura el referido muchacho, pues ella se
lo comunicaba con una esplendida sonrisa:
-Señor, director, fíjese usted que el niño
fulano de tal, se ha salido del orden
establecido y necesito que usted me lo
reprenda, pues en el fondo es un niño
bueno, y es necesario corregirle esa
pequeña falta.
Esta táctica le daba muy buenos
resultados, pues el director, que era
colérico y enemigo de que se maltratara a
las mujeres, entraba al salón y tomaba al
muchacho por la oreja y se lo llevaba, como
decía Mon el mayordomo, “en parihuela”
hasta su despacho y allí le aplicaba el ya
clásico castigo de los treinta reglazos. Y así,
la maestra nunca tuvo que castigar a nadie,
4. ni quitarse de su rostro esa sonrisa que
parecía haber nacido con ella.
Un día, en mi infantil ingenuidad, le
pregunte:
-Profe, ¿cómo es que usted siempre se está
riendo, aunque los muchachos se porten
mal?
Ella me miró un rato, y por un instante vi
que su sonrisa desaparecía para resurgir
con más candor y más brillo. Me tomó mi
manita y me miró con una ternura que muy
pocas veces he visto en otros ojos. Me
sentó en sus piernas y me dijo:
-Te voy a decir mis siete secretos para
crear y mantener la alegría- lo del número
siete no es coincidencia, pero eso tú no lo
vas a entender ahora. Espero que los
guardes en tu corazón y que siempre los
mantengas presentes para que la sonrisa
nunca se borre de tu rostro, a menos que
no sea por una causa muy, muy fuerte.
5. Primer secreto para crear y mantener la
alegría: Habla con Dios.
El primer secreto es hablar con Dios,
decirle todo a Él. Recuerda que para Dios
no hay bonito ni feo, ni pobre ni rico, ni
sabio ni inteligente, ni malo ni bueno. Sólo
hijos. Háblale en la mañana, al mediodía y
en la tarde. Hazlo con confianza, nunca
intentes esconderle nada, pues él siempre
está ahí contigo y lo sabe todo: se ríe
cuando haces un chiste gracioso, te
consuela cuando lloras y si te portas mal,
se enoja; aunque siempre te perdona.
¿Entendiste?
Segundo secreto para crear y mantener la
alegría: Disfruta de todo lo bello que
existe.
Le respondí que sí y entonces continuó con
el segundo secreto.
6. -Mi segundo secreto es observar y
disfrutar de todo lo bello que existe: los
árboles, las flores, los río, los pájaros, el
cielo, las nubes, la luna, las estrellas… y las
caritas dulces como la tuya.
Tercer secreto para crear y mantener la
alegría: siempre mantén en tu mente
pensamientos agradables.
El tercer secreto es un poco complicado
para ti porque eres un niño, pero sé que lo
entenderás, pues eres muy inteligente. Es
este: siempre mantengo en mi mente
pensamientos agradables; no permito que
las preocupaciones me atormente, ni que
los pensamientos pesimistas se queden en
mi cabeza. Los echo fuera como si fuesen
basura mala. Tomo mi escobita y los barro
y los coloco en el zafacón, pues mi mente
es muy importante para llenarla con cosas
de ese tipo. Además, le hago caso al
apóstol pablo, quien era un predicador
que vivió hace mucho tiempo y sabía
7. muchísimo, que dijo que pensaran en
cosas buenas y agradables.
Cuarto secreto para crear y mantener la
alegría: Sólo habla de cosas positivas.
El cuarto secreto es muy parecido al
anterior, pues se trata de sólo hablar de
cosas positivas, o al menos verlas de
forma positiva, pues todo negativo tiene
su positivo. Todo lo negro tiene su blanco.
Muere tu abuelito y nace tu hermanito,
llueve y sale el sol, pasa la noche y nace el
día… entonces, uno debe escoger hablar
siempre de lo bueno, ¿de acuerdo?
Yo sonreí y confieso que me sentía
halagado de que la maestra me hablara de
esas cosas de adultos, pues yo sabía en mi
corazón que aquella mujer era especial. Así
que ella continuó después de pasar su
mano por mi cabeza.
8. Quinto secreto para crear y mantener la
alegría: Asóciate con gente optimista y
evita a los pesimistas y amargados.
-El siguiente secreto es un poco difícil, pues
la mayoría de la gente piensa en y habla
de problemas, tristeza, de cosas
dolorosas; pero debes siempre juntarte
con gente alegre, optimista (que es lo
contrario de pesimista). Gente que sonría
y disfrute de la vida para que puedas
disfrutar de su compañía. ¿Ok, mi niño?
-Sí, contesté y ella prosiguió con su
explicación.
Sexto secreto para crear y mantener la
alegría. No condenes, no te quejes, no
critiques.
_ El sexto secreto es sustituir la queja, el
lamento y la crítica por lo que no tengo
con frases y pensamientos de
agradecimiento por lo que sí tengo. Doy
gracias a Dios por mi comida, por mi
9. familia, por los alumnos buenos como tú…
en fin por todo lo que tengo y por lo que
no tengo también, pues se que lo tendré,
entonces lo agradezco por adelantado,
como si ya lo tuviera.
Séptimo secreto para crear y mantener la
alegría. Sonríe, sonríe, sonríe.
-El sétimo secreto-me dijo mientras me
ponía siete deditos de mis manos para que
comprobara que era el séptimo - es sonreír,
aunque no haya motivos. Si tú te empiezas
a reír sin ninguna razón aparente, de
pronto te llegará a la mente algo que te
provocó risa antes y ahora te reirás de eso.
Y es que el cerebro siempre tiene que
justificar lo que hacemos.
Volvió a pasar su mano suave por mi
cabeza y me dijo:
-Pon siete deditos, pues estos son los siete
secretos que uso para estar siempre
sonriente y ser feliz. Espero que los lleves
10. en tu corazón para que en tu vida reine la
alegría.
Me besó tiernamente en la cabeza y me
depositó en el piso, mientras decía:
-Hay que volver a clases, muchachito
inteligente.
El año escolar concluyó y la sonriente
maestra jamás volvió, pues tiempo después
partió hacia los Estados Unidos donde se
radicó, pero estos simples principios son los
responsables de que en mi rostro siempre
haya una sonrisa y he querido compartirlos
contigo para que puedas utilizarlos y
beneficiarte tú también.
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El autor es maestro, comunicador y autor.
Entre sus libros está “Cómo Estudiar con
Provecho”, el cual es una guía de estudio y
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