Este cuento narra la historia de amor no correspondido entre Carolina y Benjamín, quienes se enamoran en la universidad. A pesar de pasar tiempo juntos paseando por la playa, Benjamín no logra expresar sus sentimientos por miedo al rechazo. Esto lleva a que su relación se enfríe con el tiempo hasta que se distancian al graduarse. Años después, se reencuentran y Carolina le reclama a Benjamín por no haberle demostrado su afecto en el pasado.
4. Introducción
Carolina es una suave historia que nos habla de
uno de esos amores que se quedan en el aire.
Que, a pesar de ser hermosos, se disipan en la
nada.
Muchas veces, nos preguntamos la razón, y
nadie podría explicarse el porqué. Es como si
faltara un ingrediente, un elemento que sirva
de combustible para que la llama se convierta
en incendio, para que la brisa ligera se
convierta en tormenta.
Carolina es una muchacha que conoce el amor
en el salón de clases, con un hombre que
parece no tener la valentía suficiente para
llevar la relación al siguiente nivel, y ella se
queda esperando ese importante próximo paso
que le hubiese dado un matiz diferente a
aquella historia.
5. Sus grandes ojos negros cruzaron de un
extremo a otro el salón. En ese mismo
instante, los míos se encontraban a medio
camino hacia ella, y se produjo allí el
encuentro más estremecedor que recuerden
mis pupilas.
La noté por primera vez y ya mi mente no
tuvo sosiego. Se mantenía en un constante
girar alrededor de la esfera luminosa de
aquella mirada.
A partir de esa tarde, la sala de clases se
inundó de un olor a rosas de esos que no se
perciben con el olfato, sino con la memoria.
Después
del
acercamiento
rutinario,
comenzamos a salir. Primero nos íbamos a
ver el mar, mientras hablábamos de tantas
cosas: de su pueblo, del mío, de su sobrino,
de mi hijo…
Luego, la verdad empujó con fuerza tal
que no pudimos contenerla, y desde
entonces, su soledad encontró en la mía
la simpatía que necesitaba para tomarse
unas vacaciones.
6. Un día en que las olas mojaban nuestros
pies, leí en su mirar una pregunta escrita
en pan de oro: “¿Qué buscas en mí?”
La rodeé con mis brazos y mis labios
entreabiertos buscaron los suyos que se
dispusieron a recibir aquel beso que se
desvaneció en el trayecto.
Así, la respuesta a aquella pregunta que
le quemaba el alma, no llegó en el
momento oportuno, y a partir de
entonces, el mundo comenzó a girar en
contrario y, aunque lo intentamos de mil
formas distintas, nunca más fuimos
capaces de poner su música y mi letra en
la misma partitura para hacer una
canción.
Concluimos nuestros estudios, y cada uno
tomó un rumbo distinto: yo me perdí entre
libros, apuntes y cuartillas; ella se
embarcó en la práctica profesional, sin
que volviéramos a hablar de nuestros
sentimientos.
7. El tiempo ha trascurrido desde entonces, yo he
cambiado, ella también y jamás pensé que
después de tantos años, ella pudiese recordar la
ternura que había en mis ojos cuando
contemplaban su rostro de piel suave. Sin
embargo, ayer cuando nos encontramos en el
Conde Peatonal, no me dejó ni siquiera saludarla
y me golpeó en plena cara con las siguientes
palabras:
__ ¡Cuánto mal me hiciste al negarme esa dulzura
que despierto en ti y que tanta falta me ha hecho
durante todos estos años!!!
__Lo lamento tanto, sólo pude decir, mientras
sentía como una inmensidad de toneladas de
agua se agolpaba en mi pecho.
Tomé su mano y caminamos en silencio, como lo
hacíamos antes por la orilla del mar…