2. En esta sociedad moderna en la que vivimos no suelen sobrar
metros en las casas. Por lo que, si queremos tener un despacho
amplio y organizado, debemos adaptarnos a las necesidades de
cada persona y buscar el lugar idóneo para crear un ambiente
productico y eficaz de trabajo.
Delimita una zona con entrada de luz natural y que sea
tranquila y poco ruidosa, esto te dará energía y tranquilidad.
Poder mantener la concentración es un punto muy importante
para un perfecto desarrollo de la jornada. Además es necesario
que el lugar te guste y te sientas bien en él. A nadie le divierte
trabajar incómodo y , además, no resulta productivo.
3. Si te gusta el ambiente relajado,
limpio e iluminado, debes optar por
el color blanco, gamas de cremas y
tonos tierra. Conseguirás trasmitir
mucha luz y un espíritu de paz a la
habitación. En cuanto al mobiliario
sería idóneo el uso de madera para
la silla y mesa de trabajo, ya que
trasmite la misma serenidad. Se
pueden intercalar algunos objetos
de metal, telas, tapices y cuadros.
4. Un despacho moderno se caracteriza por
sus líneas simples, carácter innovador y
muchos complementos de diseño. No
hay que olvidar la funcionalidad del
espacio y la organización. ¡Ambos juegan
un papel muy importante!
La madera, el cristal y los colores vivos
forman parte de este estilo. La distinción
está en los pequeños detalles: silla de
vanguardia, pisapapeles original, cuadros
modernos, estanterías de diseño, etc.
5. Para los que siguen las tradiciones
optaremos por los típicos sofás de piel,
sillas amplias, cómodas antiguas, mesas
de madera recargadas, tapices, cortinas
de terciopelo y una decoración con
muchos muebles, pero sin perder de
vista la organización del espacio. Este
ambiente se caracteriza por colores
neutros y materiales pesados. Pero con
una buena disposición de todos los
elementos, el despacho será un lugar
cómodo y una fuente de inspiración.
6. Un estilo rústico te pone en
contacto directo con la naturaleza
debido al uso indispensable, de la
madera, la piedra, el cartón, acero y
hasta de plantas naturales. Puedes
crear un ambiente verdaderamente
relajado y cómodo. Usa detalles
como vigas de madera, cuadros con
animales dibujados o paisajes, telas
sobre sillas y cómodas, alguna
planta de interior y mucha luz
natural.
7. Si no tienes un estilo definido, puede
que el estilo ecléctico sea tu solución.
Este diseño mezcla tendencias, colores,
texturas, cristal, mucho acero y
esmaltados. Casi todo vale. Prueba
combinando baúles con estanterías de
acero, cuadros minimalistas con sillas
desgastadas, colores vivos y suaves. En
la mezcla de texturas y estilos está la
fuerza de este arte. Tienes que estar a
gusto con el resultado, no acapares el
espacio ni fuerces la decoración.
8. Si eres un enamorado de la vida y
detallista por naturaleza, tu
ambiente será el romántico. Hay un
sinfín de combinaciones amorosas
posibles. Abusa del blanco, rojo,
rosa, morado, de los tapices con
flores o bohemios, mobiliario de
madera, cristal, con incrustaciones
de piedras. Tampoco pueden faltar
la cerámica, mimbre, cuadros, lazos
y lámparas grandes.
9. Con una decoración vintage puedes
trasportarte en el tiempo. Elige un
papel pintado para las paredes con
formas geométricas o de un color
chillón y añade cuadros de formas.
Los muebles deben tener un olor
antiguo, no te molestes en
arreglarlos, una capa de pintura y
algunas flores bastará. Acompaña
con alfombras monocolores, cortinas
retro, un ventilador antiguo,
maquina de escribir, un teléfono de
los 60.
10. Por último, otra opción es crear tu estilo propio. Mezcla los
materiales que te gusten y los colores que te trasmitan
energía. Al final, lo que cuenta es que estés tranquilo, a gusto
y feliz mientras trabajas en el despacho montado en tu propio
hogar.
Busca objetos por tu casa, en mercadillos, por internet y, cómo
no, en una tienda de muebles, pero sé fiel a tu identidad.
¡Cada persona es un mundo y para gustos se hicieron los
colores!