El documento analiza cómo el género es una construcción social dinámica que no está determinada biológicamente, y cómo el proceso de "sexocialización" naturaliza roles de género estereotipados. Plantea que los estudios de género deben desmarcarse de una perspectiva centrada en las mujeres, y requieren el desarrollo de nuevos marcos conceptuales que reconozcan la diversidad de identidades de género más allá de lo femenino y masculino. Finalmente, argumenta que el lenguaje y la falta de herram
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Estudios de género: La Crisis de no Existir en el Lenguaje
1. SEXOCIALIZACIÓN:
LA CRISIS DE NO EXISTIR EN EL LENGUAJE®
Autora: Natalia Orellana Galarce 1
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Más allá de evidenciar la deslegitimadora dinámica "estudios de mujeres hechos por mujeres y para
mujeres", los estudios de género requieren replantear teórica y conceptualmente las bases sobre las
cuales trabajar. Género no es sinónimo de mujeres. Por tanto, este campo requiere la emergencia de
nuevos marcos conceptuales que le den una visibilidad desmarcada de la determinante genital.
Al trabajar desde una perspectiva de género, partimos de la premisa de que género y sexo son
conceptos diferentes, cuyas relaciones corresponden a construcciones sociales. Por lo tanto,
volcamos nuestra mirada a los procesos íntersubjetivos, a los modos en que se representa la
alteridad, donde es necesario ver las estrategias de construcción simbólica que en determinados
contextos van ligadas a ideologías.
Entendiendo género(s) como una construcción sociocultural dinámica cuya pluralidad se produce y
preproduce socialmente, consideramos que su relación con el lenguaje juega un rol fundamental en
la medida en que está socialmente motivado, al simbolizar -en su estructura- la diferencia sexual
(van Dijk, 2003).
De ahí que las manifestaciones culturales de uno u otro sexo se han ido naturalizando, atribuyendo
como "típicas" o "propias" de hombres y mujeres en un proceso que he denominado:
Sexocialización, introducido por Niklander y Orellana, 2005.
De este modo, Sexocialización surge como un neologismo que refiere al proceso de desarrollo del
individuo en el que las manifestaciones culturales de uno y otro sexo que se van naturalizando su
proceso de socialización, atribuyendo roles, percepciones, conductas y visiones de mundo
determinadas como "típicas" o "propias" de hombres y/o mujeres a partir de la determinante
biológica del individuo (Niklander y Orellana, 2005).
En términos de Pierre Bourdieu (2000) podemos observar cómo actúa la Sexocialización:
“Cuando los dominados aplican a lo que les domina o unos esquemas que son el producto de la
dominación o, en otras palabras, cuando sus pensamientos y sus percepciones están estructurados
de acuerdo con las propias estructuras de la relación de dominación que se les ha impuesto, sus
actos de conocimiento son inevitablemente, unos actos de reconocimiento, de sumisión”.
Es así como mujeres y hombres conviven estableciendo relaciones de poder donde, de acuerdo con
Nelly Joan, en general las mujeres de todas las clases sociales, en todas las culturas y en todas las
épocas, han tenido una posición subordinada, aunque la situación no sea universal (Tomado de
Navarro y Stimpson; 1999).
1
Master en Educación Superior, Investigación y Desarrollo. Internationales Zentrum für Hochschulforschung.
Universität Kassel, Alemania.
Licenciada en Comunicación Social. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
Contacto: orellanagalarce@gmail.com
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2. De ahí que en el marco de este orden patriarcal las desigualdades entre los géneros importan en
cuanto disimetría o desequilibrio. Tal como se ve planteado en teóricas de la diferencia como Luce
Irigaray y Judith Butle, la preocupación apunta a la disimetría que deja a lo femenino en esta
posición simbólica y culturalmente desplazada frente a la hegemonía del género masculino.
En este sentido, dichas representaciones de género(s) interactúa(n) en asimilación/diferenciación,
identificando caras de la propia/otra presencia identitaria.
De ahí que las identidades de géneros serían eminentemente especulares 2 , en tanto somos
semejanza y diferencia, habría de nosotros en los demás. Seríamos reflejos y reflejaríamos, como en
un espejo -más allá de la determinante genital-.
Dicha especulación se ha estructurado ideológicamente en esquemas discursivos femeninos y
masculinos de sexocialización, diferenciándolos y limitándolos. Enraizándose soicioculturalmente,
a tal punto, que parecen alejarse de su carácter especular, para cederlo a representaciones
identitarias históricamente rechazadas y difusas.
De acuerdo con lo anterior, lo propio de las mujeres sería lo femenino y lo propio de los varones
correspondería a lo masculino. Pero ¿qué pasa con los intersexuales, por ejemplo?
Judth Butler 3 lo postula claramente: "la formulación radical de la distinción sexo/género indica que
los cuerpos sexuados pueden ser en ocasión de muchos géneros diferentes y, además, que el género
en sí no necesariamente se restringe a los dos acostumbrados".
Por tanto, la tradicional forma de delimitar los géneros en dos grupos (femenino y masculino) se
esfuma. Dando paso a una visión abierta de las construcciones sociales que se generan y regeneran
liberadas del determinismo genital o biológico.
Abierta la puerta de los géneros, encontramos denominaciones como: "neutros", "gay", "queer" en
un afán categorizador que consigue remitir nuevamente las manifestaciones de género al ámbito
sexual, asumiendo como "naturales" las categorías sociales que nos enmarcan dentro de un
determinado género.
En consecuencia, cuando los casos escapan a la dicotomía femenino/masculino entramos en tierra
árida y la limitante sexocialización discursivo-conceptual queda en evidencia. En efecto, cabe
preguntarse: ¿Cómo verbalizaríamos dichas identidad(es) de género sin basarnos en la determinante
biológica para su denominación?
Resulta evidente que la tarea de diversificar teóricamente los géneros se ve entrampada, pues la
estructura gramatical andrócentrica del idioma español sumada a la inexistencia conceptual,
profundizan aún más la invisibilidad en que se despliega la construcción de identidad(es)
genérica(s).
En efecto, es necesario abordar la carencia conceptual para pensar y desnaturalizar el género como
temática viva. De este modo, la tarea de cuestionar el sistema de géneros analizando y teorizando,
2
Tomado de Niklander y Orellana (2005), se hace referencia al a la propuesta conceptual de las autoras, "Géneros
Especulares", que postula una desarticulación de la determinante genital y del reduccionismo en las construcciones
identitarias de géneros, como si estas fuesen caracterizables y reducidas en dos: lo masculino y lo femenino. Por lo
tanto, es una propuesta inspirada en la Teoría Queer y en el Feminismo de la Diferencia.
3
Tomado de PALOMERA, Vicente. La cuestión del género a partir de El Género en Disputa, de Judith Butler.
Seminario de Logociencias, sección clínica del ICF de Barcelona, mayo 2002. En la dirección electrónica:
http://www.scb-icf.net/nodus/026ExposicioGenere.htm
2
3. diversos fenómenos subjetivos/intersubjetivos de la vida personal/social, dejaría de verse
entrampada por la falta de herramientas discursivas, que actualmente no la concibe.
No sólo se trata de terminar la sexocialización de los estudios de género, sino que desmarcarlos de
la dinámica deslegitimadora "estudios de mujeres hechos por mujeres y para mujeres".
De ahí la urgencia de un nuevo contexto conceptual acorde con los planteamientos de una
teorización basada en la desgenitalización de las identidades de género. La intención es sentar bases
referentes a la necesidad de una ampliación conceptual para fortalecer la validación de los estudios
de género(s) emergentes.
Notas* Parte de este artículo proviene del seminario de título optar al grado de Comunicador Social en la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso, presentado por Stefanie Niklander y Natalia Orellana en diciembre de 2005, bajo el
título: "Construcción discursiva de lo femenino en la prensa escrita Chilena: los casos del El Mercurio y La Cuarta".
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