5. Para algunos autores el Tarot se puede enumerar en series de 7, dividiendo
los Arcanos mayores en tres grupos: del 1 al 7 Significan “La Consciencia”
Lo externo que contiene la vida, tiene los símbolos y arquetipos más fuertes,
del 08 al 14 Significan “El Subconsciente” Búsqueda interna para descubrir
quienes somos y del 15 al 21 “La Superconsciencia” que significa el
desarrollo de la consciencia espiritual.
(Angelica scholz)
Si bien cobra sentido esta interpretación y distribución numérica, nuestro
estudio lo vamos a dirigir estructurándolo en torno al número 10.
Lo anterior se puede sustentar en la pista que nos dan los arcanos menores
en sus series de diez números en cada uno de sus palos, lo que deja a las
figuras de la corte fuera de ser enumeradas continuando la serie 11, 12, 13,
14, por lo que simplemente tomaremos el 10 como sistema.
6. Así, podríamos apreciar a los veintidós Arcanos Mayores de la siguiente
manera esquemática:
1.El Loco representa la carta cero y representa el infinito de donde surgen
todas las potencialidades.
2.Las cartas desde el I (El Mago) al X (La Rueda de la Fortuna), señalan el
primer decanato del Tarot.
3.El segundo decanato está formado por las cartas XI (La Fuerza) hasta la
XX (El Juicio). Existen estrechas relaciones entre ambos grupos: el I con el
XI, el II con el XII, así sucesivamente.
4.La última carta del Arcano Mayor: El Mundo, representa el infinito hacia
donde el alma se dirige al final de su desarrollo.
7.
8. Ejercicio: Esquema rectangular de la
numerología
I. Tome un rectángulo de papel cuya longitud
sea exactamente el doble de la anchura de
modo que esté formado por dos cuadrados.
Esta forma, que es la de las cartas del Tarot,
simbolizara la unidad, la totalidad. A
diferencia de ciertos sistemas numerológicos
en que el l es macho y el 2 es hembra, la
totalidad es una entidad andrógina que
contiene ambas polaridades.
9. Ejercicio: Esquema rectangular de la
numerología
2. Doble el rectángulo a lo largo. Obtendrá
una subdivisión entre izquierda y derecha, es
decir, en el simbolismo del Tarot, acción y
recepción. En la unidad, habrá creado un eje
alrededor del cual una parte está a su
derecha y la otra a su izquierda en tomo a
un centro andrógino. Hemos visto que esta
división es pertinente en el Tarot. Se puede,
si se desea, calificar lo receptivo de
«femenino» y lo activo de «masculino» en
referencia a la conformación sexual del
hombre y la mujer, pero sólo es una
aproximación.
10. Ejercicio: Esquema rectangular de la
numerología
3. Ahora doble de nuevo el rectángulo por el
centro, a lo ancho: creara una nueva división, un
horizonte entre el Cielo y la Tierra que hace
aparecer dos cuadrados superpuestos. Estas
dos instancias se encuentran, bajo formas
diversas, en numerosas tradiciones: el Islam
representa la totalidad en forma de dos
cuadrados, uno estable cuya base reposa
horizontalmente, y otro inestable, erguido en
una de sus puntas. Vemos, pues, de nuevo la
división del rectángulo en cuatro partes que
hemos visto en el estudio del Arcano XXI
11. Ejercicio: Esquema rectangular de la
numerología
4. Un último pliegue horizontal nos permite
obtener una subdivisión suplementaria en el
interior de cada uno de estos cuadrados, o sea un
rectángulo dividido en 8 cuadrados interiores.
Esta subdivisión hace aparecer además un tercer
cuadrado formado por la intersección del
cuadrado Cielo y del cuadrado Tierra. Si
aceptamos que la cima del cielo desempeña, en
nuestra cultura, el papel paterno, y la base de la
tierra el papel materno (en los antiguos
matriarcados sucedía lo contrario: madre cielo,
padre tierra), podría decirse que engendran, en el
centro de la totalidad
12. Comienzo en potencia y ciclo completo son los dos
aspectos de la totalidad, de la unidad: el 1 y el 10. En
el esquema, colocaremos el número 1 debajo del
rectángulo y el número 10 arriba: Queda organizar
los números de 1 a 10 en esta estructura, sabiendo
que: -los números pares estarán del lado izquierdo
(receptivo, estable, divisible por 2); -los números
impares, del lado derecho (activos, inestables, no
divisibles por 2); -y, lógicamente, los números se
organizan de abajo arriba puesto que el 1 se sitúa
por debajo del rectángulo y el 10 por encima. Este
orden sigue la noción de crecimiento orgánico propio
de los seres vivos de la dimensión vertical: una planta
o un ser humano se eleva hacía el cielo a medida que
se desarrolla.
13. Las equivalencias numerológicas de las cartas se desarrollan en diez niveles:
1. Totalidad, mucha energía, pero carente de experiencia. Incluye los arcanos
mayores I y XI, así como los ases de los arcanos menores.
2. Acumulación, gestación, inacción y represión de la energía (arcanos
mayores II, XII y doses de los arcanos menores).
3. Energía acumulada que explota, acciones sin objetivo, adolescencia (III, XIII
y treses).
4. Estabilización, fuerza, potencia (IIII, XIIII y cuatros).
5. Nuevos ideales, nuevas dimensiones, nuevas posibilidades (V, XV y cincos).
14. Las equivalencias numerológicas de las cartas se desarrollan en diez niveles:
6. Placer, belleza, unión, encontrar al otro, hacer lo que deseamos (VI, XVI y
seises)
7. Acción en el mundo (VII, XVII y sietes).
8. Perfección receptiva (VIII, XVIII, ochos).
9. Crisis necesaria para un nuevo inicio, entre la vida y la muerte (VIIII, XVIIII,
nueves).
10. Final de un ciclo y principio de una nueva etapa (X, XX y dieces).
15. Si miramos el esquema numerológico fase por fase,
se puede decir que nos encontramos con cuatro
«parejas» de números en cuatro niveles sucesivos
del rectángulo. He aquí lo que podemos decir de
ello en forma esquemática:
2 y 3 son pesados y energéticos, adolescentes;
4 y 5 siguen en la materia, pero son adultos;
6 y 7 son refinados y activos, saben adonde van;
8 y 9 se unen para permitir la evolución.
17. Al igual que los Palos o símbolos del Tarot, es supremamente valioso el estudio
de los once colores en su simbolismo.
Para nuestro estudio analizaremos los colores propuestos por la restauración de
Alejandro Jodorowsk, sin embargo es preciso anotar que cada cultura, religión y
tradición da su propia versión del simbolismo de los colores.
Lo que nos permite para este caso tener un fondo común para la interpretación
de los colores lo proporcionan el encuentro de la luz y su misma ausencia
(oscuridad), la gama de los colores aparece en función de si predomina la luz o
la oscuridad.
A la hora de clasificar los colores, debemos reconocer que el Tarot los muestra
en su diversidad, sin sugerir un orden preciso, a diferencia de la estructura de
las cartas, que, como acabamos de ver, nos proporciona indicios sobre la
numerología y la orientación del Tarot.
18.
19.
20. Negro. Remite a dos nociones opuestas y complementarias.
por una parte, la idea de vacío: ausencia total de luz, ningún color. Los monjes
Zen llevan ropas negras. Asimismo, en Subida del monte Camelo, San Juan de la
Cruz dice que para llegar a Dios hay que ir allá donde uno no está, «pasar por la
oscura noche de la fe». Se reduce uno ai vacio, desaparece, detiene el
pensamiento y entra en la nada. Pero el negro también es el magma creador
que contiene todos los gérmenes de la vida. El caos donde empieza el orden:
toda vida germina primero en la oscuridad.
Blanco. A la inversa, es la unión luminosa de todos los colores, una realización
en la que todo conduce a la unidad perfecta, a la purificación. Es la antítesis del
color carne y del negro. Desde el punto de vista negativo, el blanco remite
también al frío mortal de la nieve, del miedo. Es el color de Dios o el de la
muerte. Estos dos colores determinan los extremos entre los cuales se
despliegan los demás.
21. Carne. Es el color específico de la piel humana en el área cultural occidental en
que se desarrolla el Tarot. El color carne representado aquí es el de la carne
viva, evoca la vida presente. El negro puede hablar de pasado, al igual que el
blanco puede hablar de futuro, si se quiere. No se puede decir que este color
sea positivo o negativo: adopta todas (las formas psíquicas del ser humano, el
bien y el mal. Es ambiguo por excelencia. En nosotros están el cielo y el
infierno, la violencia y la paz. Todos los opuestos se reúnen en el color carne.
En el ámbito de la vida material, se encuentran el rojo y el verde.
Verde. Color vital de la exuberancia, evoca la Naturaleza dominan eterno
nacimiento, perpetua transformación. El profeta Mahoma lo adoptó como
símbolo de la eternidad. El verde es un estallido de vida: la vida vegetal sólo
actúa allí donde ha arraigado. Por esta razón, el verde también puede significar
la absorción, el hundimiento en el inconsciente, el verde simbolizará el apego a
la madre. Si la madre Naturaleza nos da la vida, puede atarnos, privarnos de
libertad, hundirnos.
22. Rojo. Podría representar la parte activa de la tierra: fuego central, sangre,
calor. Es el color de la actividad por excelencia. Desde el punto de vista
negativo, el rojo evoca la violencia de la sangre vertida, el peligro, la
prohibición. Si la sangre está fuera, significa la muerte, mientras que si
circula dentro del cuerpo, representa la vida.
Entre los colores celestes, encontramos el azul y el amarillo.
Azul. Es el color de la recepción por excelencia. Color del cielo y del
océano, también evoca el apego al padre. Su dimensión negativa podría ser
la inmovilidad, la asfixia: cuando la sangre deja de ser purificada por el
oxígeno, se vuelve azul.
23. Amarillo. Luz del intelecto y de la conciencia. Se ha comparado con el
oro, símbolo de la riqueza espiritual. En la alquimia, la piedra filosofal
transmuta todos los metales en oro. Su negatividad podría ser la sequía.
Violeta, Este color es la mezcla del rojo, el más activo, con el azul, el
más receptivo. Esta unión de ambos extremos representa la sabiduría
suprema. El violeta es también el color del sacrificio: se identifica con
los ritos mortuorios. Pero en realidad se trata de la muerte del ego. Se
encuentra muy poco violeta en el Tarot pues representa el mayor de los
secretos: dominar el yo para alcanzar la vida impersonal.