“Xangô danza agitando su machete doble y, cuando el ritmo acelera, hace el gesto de tirar piedras de rayo imaginarias, tiradas del lobo, un secuaz que él lleva al hombro. Acompañando el toque de los atabaques, el orixá danza cada vez más rápido, en una cadencia que se acelera. El final de la coreografía se alcanza por la “realización de varios giros del cuerpo en torno del propio eje, teniendo los brazos y las manos extendidas para arriba, pudiendo esa secuencia ser intercalada con saltos, retomándose después la coreografía desde el comienzo.”