2. Javier tenía un perro peludo, muy
peludo, llamado “Bombo” y un pez
rojo, muy rojo, llamado “Plin”
3. Plin miraba a
su dueño,
miraba a
Bombo y,
cabizbajo, no
quería ni
comer.
4. Javier estaba muy preocupado.
Se acercaba a la
pecera y le
preguntaba:
- Pero, ¿por qué
estás triste? ¿No te
gusta la comida?
¿Piensas que no te
queremos?
5. El pez negaba con
la cabeza:
- (“No es eso, no es
eso”)
Pero Javier observó
que la tristeza del
pececillo
aumentaba…
9. A la mañana siguiente, ya en la
escuela, Javier preguntó a su profesor:
- ¿Por qué los peces no tienen pelo?
10. - Los peces están siempre en el agua. En
lugar de pelo, tienen escamas para poder
sobrevivir en el medio en el que viven,
otorgándoles protección y aislamiento.
Son pequeñas placas
que se sitúan unas
sobre otras, como las
tejas de un tejado y se
forman por una
sustancia similar a la
que hay en tus uñas.
11. Crecen a medida que el pez lo hace; algunas son
muy pequeñas, como en las anguilas, y hay
peces que casi no tienen, como el pez gato.
12. Cariacontecido, volvió a casa y trató de
explicar a Plin por qué no podía tener
pelo, pero eso no pareció animarle en
absoluto. Después decidió enseñarle
diferentes fotos de peces.