2. Cuando se trata de los miembros, el término proximal indica la parte más cercana a
la raíz; la parte distal es la más alejada. El lado del antebrazo que mira hacia el eje del
cuerpo se denomina cubital; el que se dirige lateralmente se denomina radial. La mano
tiene una cara palmar, la palma de la mano, y una cara dorsal, el dorso de la mano.
Del mismo modo, la pierna consta de una cara tibial, que mira hacia el eje del
cuerpo, y una cara peronea, orientada lateralmente.
Por lo que respecta a los diferentes órganos, se emplean otros términos descriptivos,
generales o específicos. La mayoría de ellos no requieren ninguna explicación y se en-
tienden fácilmente, ya que algunos quedan definidos por la propia descripción anatómica.
El cuerpo humano está compuesto por órganos constituidos para llevar a cabo
una función determinada.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
4
Fig. 1 ▪ Principales términos anatómicos generales que definen los planos de orientación del cuerpo humano.
Superior
Plano
sagital
Plano
frontal
Cara palmar
de la mano
Extremo distal
del miembro
Cara dorsal
del pie
Cara plantar del pie
Cara
medial
Cara anterior
o ventral
del cuerpo
Sentido
craneal
Plano
horizontal
Sentido
caudal
Plano sagital
Inferior
Cara
posterior
o dorsal
del
Extremo
proximal
del miembro
Borde lateral
r
w
q
Cara
lateral
Cara
dorsal
de la
mano
Borde medial
Segmento inf.
o caudal
Segmento
sup. craneal
Corte
horizontal
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 4
4. grosados o epífisis. La clavícula es una excepción, ya que no presenta epífisis diferen-
ciadas. La diáfisis es generalmente prismática triangular.
Los huesos planos se caracterizan por el predominio de la longitud y la anchura so-
bre el espesor. Los huesos planos presentan dos caras; el número de bordes varía se-
gún la forma del hueso.
Los huesos cortos son aquellos cuyas tres dimensiones son casi iguales.
J EMINENCIAS O PROCESOS Y CAVIDADES DE LOS HUESOS. La superficie de los huesos
presenta relieves o procesos y depresiones, que pueden dividirse en eminencias y ca-
vidades articulares y no articulares.
Las eminencias y cavidades articulares son las superficies por medio de las cuales se
unen los huesos. Su forma varía según el tipo de articulación al que pertenecen (v. Ar-
ticulaciones).
Las eminencias no articulares presentan formas muy diversas, que se designan con los
términos de tuberosidad, tubérculo, espina, cresta o línea. Tienen un doble origen.
❏ Unas están únicamente determinadas por inserciones tendinosas o ligamentosas.
Su existencia da a la superficie ósea la extensión necesaria para la inserción de un ten-
dón o ligamento (Rouvière y Cordier). Su volumen y extensión depende de la impor-
tancia de los tendones o ligamentos que se insertan en ellas. ❏ Otras eminencias no
articulares se forman por medio de un centro de osificación particular. Se encuentran
sobre todo en las epífisis de los huesos largos y en los ángulos de los huesos planos. Son
también el punto de encuentro de numerosas inserciones musculares y ligamentosas.
Las cavidades no articulares se dividen en tres categorías. Unas se desarrollan, al igual
que ciertos procesos, bajo la influencia de inserciones musculares y tienen como mi-
sión aumentar la superficie de inserción del tendón. ❏ Otras, en forma de escotadu-
ra, agujero*, surco, canal, etc., sirven de paso a vasos y nervios. ❏ Finalmente, ciertas
cavidades son divertículos, como los de las cavidades nasales y timpánica; se desa-
rrollan en los huesos vecinos, y constituyen las cavidades sinusales y mastoideas.
J AGUJEROS Y CONDUCTOS NUTRICIOS DE LOS HUESOS. En la superficie de los hue-
sos se encuentran numerosos orificios, los agujeros nutricios, que dan acceso a los
conductos nutricios del hueso. Estos orificios y conductos son de tres órdenes.
— Los orificios y conductos de primer orden pertenecen a la diáfisis de los huesos lar-
gos y a las caras de los huesos planos. Dan paso a la arteria nutricia principal del hue-
so. Los conductos nutricios de primer orden del cuerpo de los huesos largos se dirigen
a la cavidad medular siguiendo un trayecto oblicuo según la fórmula de Testut: «ganan
el codo y huyen de la rodilla». La oblicuidad del conducto se debe al alargamiento más rá-
pido de la diáfisis hacia la epífisis más fértil, de manera que el orificio superficial del
conducto nutricio se desplaza hacia este extremo al mismo tiempo que se forman
nuevas laminillas de hueso perióstico (v. pág. 8).
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
6
* N. del T. El término agujero, como traducción del término latino foramen, será empleado a lo largo de toda la
obra, ya que nos parece más adecuado que el de foramen que recoge la edición española de la Terminología
Anatómica.
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 6
6. adherencia es débil en la diáfisis de los huesos largos; es muy fuerte en la base del
cráneo, las epífisis de los huesos largos, los bordes y ángulos de los huesos planos, y
en los huesos cortos. El periostio desempeña un papel esencial en el desarrollo y la
vascularización de los huesos (v. más adelante y pág. 6).
J VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN DEL HUESO. Las arterias nutricias de los huesos, al
igual que los conductos nutricios, son de tres órdenes. Los huesos largos y los huesos
planos poseen tan sólo un conducto nutricio de primer orden en el que se introduce la
arteria nutricia principal del hueso. En los huesos largos, esta arteria penetra en la ca-
vidad medular y se divide en dos ramas que divergen hacia los extremos del hueso.
Las venas y los nervios siguen el trayecto de las arterias.
J OSIFICACIÓN. El hueso se desarrolla bien directamente en el tejido conjuntivo (es
decir, por osificación membranosa) bien en un esbozo cartilaginoso (es decir, por osi-
ficación cartilaginosa).
1. Osificación cartilaginosa. En ciertas regiones del esbozo cartilaginoso y en de-
terminados períodos del desarrollo, se producen modificaciones histológicas que dan
lugar a la formación de los centros de osificación. Éstos se extienden y transforman
toda la pieza cartilaginosa en tejido óseo, con excepción de una delgada capa de car-
tílago que reviste las superficies articulares.
El primer centro de osificación que aparece en el esbozo cartilaginoso de un hue-
so se denomina centro de osificación primario. Forma la mayor parte del hueso; los otros
centros de osificación, o centros de osificación secundarios, aparecen más tarde y
forman algunos procesos.
En los huesos largos, el centro de osificación primario aparece en la parte media del
hueso y forma la diáfisis. Los centros de osificación secundarios constituyen las epí-
fisis (fig. 2, B y C).
a) CARTÍLAGOS EPIFISARIOS. A lo largo de todo el desarrollo y el crecimiento del hue-
so, el centro diafisario se encuentra separado de los centros epifisarios por una delga-
da capa de cartílago denominada cartílago epifisario (fig. 2, C y D).
b)OSIFICACIÓN PERIÓSTICA. Antes de que tenga lugar la osificación cartilaginosa diafisa-
ria, la membrana conjuntiva que envuelve al cartílago, es decir, el pericondrio, adopta las
características del periostio y produce tejido óseo en forma de una envoltura ósea peri-
condral, cuyo espesor aumenta por aposición de sucesivas laminillas óseas (fig. 2, A).
c) CRECIMIENTO DEL HUESO. El crecimiento del hueso en longitud se realiza en su mayor
parte a nivel del cartílago epifisario. Las capas superficiales del cartílago, sobre todo las
de la superficie diafisaria, se transforman en tejido óseo, mientras que el cartílago se
renueva por proliferación de elementos de su parte media. El cartílago epifisario per-
siste hasta el momento en que el hueso alcanza su desarrollo completo; entonces el
cartílago deja de regenerarse y es invadido por los centros de osificación diafisario y
epifisario, que entran en contacto.
Cada hueso largo tiene, por lo tanto, dos cartílagos de crecimiento, si bien uno es más
activo que el otro. Damos el nombre de epífisis fértil a la que posee el cartílago más activo.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
8
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 8
8. 2. Osificación membranosa. Los huesos de la bóveda del cráneo y de la cara no
están precedidos por un esbozo de cartílago. Los centros de osificación de estos hue-
sos se desarrollan directamente en el tejido conjuntivo embrionario. Estos huesos,
desarrollados por osificación membranosa, se denominan a veces huesos de membrana.
A B. Articulaciones
Denominamos articulaciones al conjunto de elementos por los que los huesos se
unen entre sí. La artrología o sindesmología tiene por objeto el estudio de las articulaciones.
Las articulaciones se dividen en tres clases principales:
— Articulaciones inmóviles o fibrosas.
— Articulaciones semimóviles o cartilaginosas.
— Articulaciones móviles o sinoviales.
J ARTICULACIONES FIBROSAS. Estas articulaciones se caracterizan por tener dos su-
perficies articulares unidas por tejido fibroso, bien entre dos huesos desarrollados a
partir de tejido cartilaginoso bien entre dos huesos desarrollados a partir de tejido fi-
broso. En el primer caso, la articulación es una sindesmosis; en el segundo, se trata de
una sutura.
Las suturas se dividen, dependiendo de la configuración de las superficies articula-
res, en dentada, escamosa y plana. En la sutura dentada, los huesos se unen por engranaje
de las superficies articulares, que presentan una especie de dientes. ❏ La sutura escamo-
sa es una sutura dentada en que las superficies articulares están talladas en bisel. ❏ La
sutura plana se caracteriza por superficies articulares relativamente planas y sin dientes.
❏ Finalmente, se da el nombre de esquindilesis a aquella articulación una de cuyas su-
perficies, en forma de cresta, se enclava en la superficie opuesta, en forma de ranura. La
articulación del hueso vómer con el hueso esfenoides es un ejemplo de esquindilesis.
J ARTICULACIONES CARTILAGINOSAS. En las articulaciones cartilaginosas, las super-
ficies articulares, planas o cóncavas, recubiertas de cartílago, se unen: a) por medio
de un ligamento interóseo, fibroso o fibrocartilaginoso, que se extiende entre las su-
perficies articulares, y b) por ligamentos periféricos que recubren el contorno del liga-
mento interóseo (fig. 11, C). El tejido intermedio o ligamento interóseo puede diferen-
ciarse en cartílago hialino y entonces la articulación se denomina sincondrosis, o bien en
una masa de tejido fibrocartilaginoso situada entre las superficies articulares que re-
cibe la denominación de sínfisis (fig. 11, D). Ocasionalmente, las sínfisis pueden pre-
sentar en su parte central un esbozo de cavidad articular, por lo que en ocasiones se
han considerado articulaciones intermedias entre las articulaciones sinoviales y las
cartilaginosas, y han recibido el nombre de articulaciones sinoviocartilaginosas.
J ARTICULACIONES SINOVIALES O DIARTROSIS. Las articulaciones sinoviales presen-
tan: a) superficies articulares lisas, que se hallan separadas por una cavidad articular y
se mueven unas sobre otras; b) una cápsula articular y ligamentos, y c) una membra-
na sinovial (fig. 3, A).
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
10
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 10
10. 3. Membrana sinovial. La membrana sinovial es una membrana delgada y trans-
parente que se aplica sobre la cara interna de la cápsula articular y forma cuerpo con
ella. Se inserta alrededor del revestimiento cartilaginoso de las superficies articulares
y tapiza toda la cavidad articular, salvo las superficies articulares.
Así, cuando la cápsula se inserta a una cierta distancia del revestimiento cartilagi-
noso, la membrana sinovial reviste el periostio desde el contorno del cartílago hasta la
inserción capsular, y enseguida se refleja sobre la cara profunda de la cápsula (fig. 3, A
y B, lado izquierdo). Si la articulación presenta un menisco, la membrana sinovial se
detiene en el borde de las superficies meniscales. De este modo se divide en dos seg-
mentos separados por el menisco (fig. 3, B).
a) PLIEGUES SINOVIALES. La cara interna de la mayoría de las membranas sinoviales está
elevada por prolongaciones que protruyen hacia la cavidad articular, formadas por
tejido conjuntivo muy vascularizado; se trata de los pliegues sinoviales.
Los pliegues sinoviales son de forma y volumen muy variables. Unos son filifor-
mes, otros laminares, y otros constituyen voluminosas acumulaciones adiposas que
recubren la membrana sinovial.
Todos ellos tienen la misma función y sirven para llenar los espacios libres que se
crean entre las superficies articulares en determinados movimientos de la articulación.
Ése es el motivo de que los pliegues sinoviales se desarrollen sobre todo en la parte an-
terior de las interlíneas articulares.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
12
Fig. 3 ▪ Cortes esquemáticos de articulaciones sinoviales. A) Sin menisco. B) Con menisco a la izquierda y con
rodete a la derecha.
Fondo
de saco
de la
membrana
sinovial
Membrana
sinovial
Fondo de saco
de la membrana
sinovial
Cápsula
articular
Menisco
Cartílago articular
Adherencia del rodete
a la cápsula articular
Rodete
Cavidad articular
Cápsula
articular
y lig.
Membrana
sinovial
Cavidad articular
Cartílago articular
A
A B
B
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 12
12. longitudinal, de manera que la rotación del radio en la escotadura radial del cúbito y en el
anillo fibroso que la completa permite a la cabeza del radio girar sobre sí misma alrede-
dor de un eje que pasa por el centro de la cabeza del radio. Este movimiento desplaza el
extremo inferior del radio medialmente (pronación) o lateralmente (supinación) (fig. 6).
Las articulaciones de dos ejes son de dos tipos: la articulación elipsoidea o condílea y
la articulación por encaje recíproco o «en silla de montar».
La articulación elipsoidea se caracteriza por una superficie convexa, el cóndilo,
cuyos radios de curvatura son perpendiculares entre sí. ❏ Un ejemplo de este tipo de
articulación es el cóndilo carpiano, que se desplaza inferiormente a una cavidad, la
glena, formada por la cara inferior del extremo distal del radio y por el disco articular.
El cóndilo carpiano puede girar alrededor de sus dos ejes y desplazarse, bien ante-
rior o posteriormente (movimiento de flexión y extensión) bien lateralmente (abduc-
ción cubital o radial) (figs. 7 y 8).
La articulación en silla de montar presenta también dos ejes, pero la superficie articu-
lar móvil, en vez de ser convexa en los dos sentidos, sólo lo es en uno de sus diámetros,
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
14
Fig. 4 ▪ Articulación con un eje
del tipo de los gínglimos.
Fig. 5 ▪ El gínglimo del codo, un
solo tipo de movimientos:
flexión-extensión.
F
Fiig
g.. 6
6 ▪ Articulación con un eje
longitudinal, trocoide. Un solo
movimiento, la rotación medial o
lateral (articulaciones
radiocubitales).
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 14
14. La articulación plana es un tipo de articulación
sinovial totalmente diferente: las superficies
planas se deslizan una sobre otra sin perder el
contacto. Los huesos se desplazan sin un eje di-
rectriz. Este juego articular se observa en el car-
po y en el tarso cuando los elementos óseos
modifican ligeramente su posición, adaptándo-
la a las diversas condiciones propuestas por la
mano o el pie cuando se ejecuta un gesto com-
plejo. Este tipo de articulación sinovial asegura a
los miembros una eficaz plasticidad.
J DESARROLLO DE LAS ARTICULACIONES. Los
esbozos cartilaginosos de dos huesos que deben
articularse entre sí están originariamente sepa-
rados uno del otro por una gran masa de tejido
indiferenciado. Sin embargo, mientras los cen-
tros de osificación invaden el cartílago, éste se
renueva, crece durante un cierto tiempo y se
aproxima al hueso vecino. Este crecimiento se
realiza por transformación en tejido condróge-
no de la capa vecina de tejido indiferenciado. El
tejido condrógeno es el resultado de las prime-
ras modificaciones en el desarrollo del cartílago.
Se asemeja bastante al cartílago y acaba por
transformarse en éste.
De este modo, dos huesos destinados a articularse se aproximan progresivamente
uno a otro y, en un determinado estadio de su desarrollo, sus esbozos cartilaginosos es-
tán separados entre sí por una zona intermedia (Nicolas) constituida por una capa media
de tejido indiferenciado y dos capas yuxtacartilaginosas de tejido condrógeno (fig.10, A).
El tipo de articulación según el cual se unirán los dos huesos resultará de las dife-
rentes transformaciones experimentadas por los elementos de la zona intermedia en
cada tipo de articulación.
Deben recordarse dos hechos importantes: en primer lugar, que el tejido condrógeno
se transforma siempre en su totalidad en cartílago, y, en segundo lugar, que el esbozo
cartilaginoso es totalmente invadido por el tejido óseo, con excepción de una delgada
capa que reviste las superficies articulares y que se convierte en el cartílago articular.
a) DESARROLLO DE LAS ARTICULACIONES FIBROSAS Y CARTILAGINOSAS (fig. 10). En las ar-
ticulaciones cartilaginosas, todo el tejido indiferenciado de la zona intermedia
se transforma en tejido condrógeno. Ahora bien, se sabe que el tejido condrógeno se
transforma en su totalidad en tejido cartilaginoso. Por consiguiente, las superficies ar-
ticulares revestidas de cartílago llegarán a contactar y, si se sueldan, se formará una
articulación cartilaginosa (fig. 10).
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
16
Fig. 9 ▪ Articulación con tres ejes:
esferoidea (articulación del hombro). Tres
tipos de movimientos alrededor de tres
ejes: transversal, sagital y longitudinal.
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 16
16. se reúnen y forman el esbozo de la cavidad articular (fig. 12, A). Ésta aparece al princi-
pio en la periferia de la articulación, y luego se extiende hacia el centro. De inmedia-
to, cuando las láminas cartilaginosas se encaran, se encuentran separadas por una hen-
didura articular (fig. 12, B). La soldadura de los cartílagos de revestimiento (en una pa-
labra, la articulación cartilaginosa) no puede entonces producirse. Es probable, como
indica Nicolas, que el desarrollo de la hendidura articular esté favorecido por las trac-
ciones que los esbozos musculares ejercen sobre los segmentos esqueléticos. El exa-
men de los hechos demuestra, contrariamente a la opinión de Nicolas, que la cavidad
aparece sin intervención de causas mecánicas.
En el segundo caso, cuando el crecimiento de las capas condrógenas se detiene,
éstas se encuentran todavía separadas entre sí por tejido indiferenciado, bien en toda
la extensión de la articulación, bien tan sólo en su periferia.
Este tejido se organiza, se transforma en fibrocartílago y forma un menisco. Este
menisco está separado de los cartílagos de revestimiento por una hendidura articular
doble si el disco es completo (fig. 13, A), simple en el centro y desdoblada en la perife-
ria si el menisco posee forma de anillo o de media luna (fig. 13, B) o única en toda la ex-
tensión de la articulación si se trata de un rodete periarticular fusionado por una de sus
caras con la superficie articular correspondiente.
Se forme o no un menisco, todo el tejido indiferenciado que hay alrededor de la ar-
ticulación se convierte en una lámina fibrosa, en la que los fascículos van de un extre-
mo óseo al otro. Así, se forma alrededor de la articulación un manguito fibroso, la cáp-
sula articular, que mantiene en contacto las superficies articulares. ❏ La capa más pro-
funda del esbozo del manguito capsular se diferencia en una membrana vascular,
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
18
Fig. 11 ▪ Esquemas que muestran el desarrollo de las sínfisis.
Tejido
indiferenciado
Condrógeno
Tejido
conjuntivo
Lig.
periférico
Lig. periférico
Cavidad
Lig. interóseo
Cartílago
Hueso
Lig.
interóseo
Cartílago
Hueso
Condrógeno
Cartílago
Hueso
Cartílago
Hueso
A
A B
B C
C D
D
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18. delgada y transparente, que se compacta con la cápsula; se trata de la membrana si-
novial.
A C. Músculos
Los músculos son órganos dotados de la propiedad de contraerse. Según Bichat,
se dividen en dos grupos: a) músculos rojos, estriados, voluntarios o de la vida animal,
y b) músculos blancos, lisos, involuntarios o de la vida vegetativa. Los músculos de es-
tos dos grupos se diferencian por su configuración, estructura, tipo de contracción,
función e inervación.
Aquí nos ocuparemos sólo de los músculos estriados.
J CONFIGURACIÓN EXTERIOR. Un músculo estriado está compuesto por dos partes.
Una parte gruesa, blanda y roja, que es la parte contráctil, muscular o carnosa, y que
ocupa la parte media del músculo, por lo que se denomina cuerpo o vientre. La otra,
más estrecha, muy densa, resistente y blanca, es la parte tendinosa, que forma los ex-
tremos del músculo.
Los músculos se clasifican en largos, anchos y cortos. Existe además una categoría
de músculos formados por fascículos curvilíneos; se trata de los músculos orbiculares.
La mayoría de los músculos son simples, es decir, no poseen más que un cuerpo
muscular; otros son compuestos. Entre éstos, están los denominados músculos digás-
tricos o poligástricos, cuyo cuerpo está dividido en dos o más vientres por uno o más
tendones intermedios. Las intersecciones tendinosas se forman en los músculos que
reciben varios nervios, en el límite de los territorios de inervación, cuando dicho lí-
mite es perpendicular a la dirección de los fascículos musculares (Rouvière y Orts
Llorca).
Otros músculos, denominados bíceps, tríceps o cuádriceps, están formados por dos,
tres o cuatro cuerpos musculares que tienen un origen distinto y se reúnen en uno de
sus extremos.
J INSERCIÓN DE LOS MÚSCULOS. Los músculos se insertan mediante sus tendones. La
superficie de inserción puede ser ósea, cartilaginosa, fascial o incluso cutánea (múscu-
los cutáneos). Muy frecuentemente, uno de los tendones formado por fibras excesi-
vamente cortas parece faltar; se dice entonces, impropiamente, que el músculo se in-
serta directamente mediante fibras musculares o carnosas.
La inserción se realiza mediante fibras musculares cuando la superficie de inserción
es lisa. Los tendones o las láminas tendinosas se fijan en salientes o en depresiones, ya
que la inserción de un tendón requiere una superficie de inserción mayor que la su-
perficie de sección de dicho tendón (Rouvière y Cordier).
Las inserciones se dividen en fijas y móviles, o bien en inserciones de origen e in-
serciones terminales; la inserción de origen corresponde a la inserción fija y la termi-
nal a la inserción móvil. Estas denominaciones tan sólo tienen un valor relativo, ya
que, en muchos músculos, la inserción fija puede transformarse en inserción móvil y
a la inversa.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
20
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 20
20. J BOLSA SINOVIAL. Se denomina bolsa sinovial a las membranas conjuntivas que limitan
una cavidad cerrada por todos los lados y cuyo papel es facilitar el deslizamiento de los ór-
ganos a los que se encuentran anexas. Las bolsas sinoviales se dividen en dos categorías:
bolsas sinoviales subcutáneas y bolsas sinoviales anexas a los tendones y a los músculos.
Las bolsas sinoviales subcutáneas se describirán con los tegumentos.
Las bolsas sinoviales anexas a los tendones y a los músculos se desarrollan allí donde un
tendón se desliza sobre una superficie dura, ya se trate de una superficie ósea, liga-
mentosa o incluso tendinosa. Se desarrollan igualmente entre un tendón y una super-
ficie ósea cuando el tendón entra en contacto intermitente con esta superficie (Poirier).
Las bolsas sinoviales se encuentran especialmente en las proximidades inmediatas
de las articulaciones. Originariamente, son distintas de la cavidad articular y pueden
mantenerse siempre independientes de esta cavidad. No obstante, en muchos casos se
produce un desgaste de las paredes adosadas de la bolsa sinovial y del manguito cap-
sular y sinovial; la cavidad serosa se abre así a la cavidad articular.
Denominamos vaina sinovial a las bolsas sinoviales cilíndricas que envuelven los
tendones contenidos en una vaina fibrosa u osteofibrosa.
J FASCIAS. Hay que distinguir entre fascias de revestimiento y aponeurosis (fascias de in-
serción). ❏ Las fascias de revestimiento son membranas fibrosas que envuelven los múscu-
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
22
Fig. 14 ▪ Esquemas que muestran las diferentes variedades de textura de los músculos.
A
A B
B C
C D
D
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 22
22. de su cuerpo celular se degeneran. Además, todas las partes de la neurona poseen un
papel conductor.
Sin embargo, la conducción no se efectúa tan sólo en un sentido. Desde este pun-
to de vista, pueden distinguirse en la neurona dos clases de prolongaciones: a) las
prolongaciones protoplasmáticas o dendritas, variables en número, en las que la conduc-
ción es celulípeta, es decir, se dirige desde los extremos de las prolongaciones hacia la
célula, ❏ y b) la prolongación cilindroaxial, cilindroeje o axón, siempre única en cada neu-
rona y en la que la conducción es celulífuga, es decir, se dirige desde el cuerpo celular
hacia el extremo terminal de la prolongación. Así, una sensación recogida por las ra-
mificaciones terminales de la dendrita es transmitida al cuerpo celular y, a través de
éste, al axón.
b) RELACIONES DE LAS NEURONAS ENTRE SÍ. Las neuronas son elementos individualiza-
dos y sólo presentan con las neuronas vecinas relaciones de contigüidad (fig. 16 bis).
Así, la transmisión nerviosa pasa de una neurona a otra por el contacto que se es-
tablece entre las ramificaciones terminales del axón de una célula nerviosa y las rami-
ficaciones de la dendrita de otra célula nerviosa.
J NERVIOS. Son cordones blancos que comunican las diferentes partes del organismo
con el sistema nervioso central.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
24
Fig. 15 ▪ Vista general del encéfalo y segmento superior de la médula.
ROUVIERE I 001-038-A 4/5/09 16:25 Page 24
24. Aquí, la conducción es
celulífuga, si bien también
es centrífuga, ya que se
efectúa desde el centro
nervioso hacia la periferia.
La raíz posterior presen-
ta en su trayecto un abulta-
miento ganglionar, el gan-
glio espinal o ganglio sensiti-
vo del nervio espinal. Este
ganglio está frecuentemen-
te desdoblado, en la espe-
cie humana, en las tres últi-
mas raíces lumbares (Davi-
da, Guido Landra). Las fi-
bras de la raíz posterior
son las prolongaciones de
las células nerviosas que se
encuentran en ese ganglio.
Estas células presentan una
prolongación que se divi-
de en T: una de sus ramas se dirige hacia la periferia y constituye la prolongación
protoplasmática o dendrita, mientras que la otra penetra en la médula y da lugar a la
prolongación cilindroaxial o axón.
La dendrita, prolongación celulípeta, transmite la sensación recibida en la periferia
al axón, prolongación celulífuga, que la conduce a los centros nerviosos.
Así constituidas, las raíces anterior y posterior se reúnen en un tronco común, el nervio
espinal, que sale del conducto vertebral por el agujero intervertebral correspondiente.
El nervio espinal formado por la fusión de una raíz motora y una raíz sensitiva es
mixto, es decir, sensitivomotor.
Al salir del agujero intervertebral, el nervio espinal da una de las dos raíces del
ramo meníngeo (nervio senovertebral) (fig. 17) (v. pág. siguiente: Ramo meníngeo) y se
divide en dos ramos, uno anterior y otro posterior. ❏ El ramo posterior se distribuye por la
piel y los músculos de la parte dorsal o posterior del cuerpo; ❏ el ramo anterior inerva
los tegumentos y los músculos de la parte anterior o ventral.
b) NERVIOS CRANEALES. Existen 12 pares. A excepción de los nervios ópticos, que no se
pueden considerar propiamente como nervios, y también de los nervios olfatorios y
cocleares, que tienen una significación particular, los otros nervios craneales son o sen-
sitivomotores o sólo motores.
Los nervios craneales sensitivomotores están formados de la misma manera que
los nervios espinales. En efecto, en ellos se pueden distinguir una raíz motora, que tie-
ne su origen en los núcleos encefálicos de sustancia gris, y una raíz sensitiva, forma-
da por las prolongaciones de las células de un ganglio situado en el trayecto del nervio.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE RELACIÓN
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Fig. 17 ▪ Esquema de un nervio espinal. El nervio espinal, sus raíces y sus
dos ramos están representados en negro.
Duramadre
Aracnoides
Piamadre
Médula espinal
Espacio subaracnoideo
Ramo post.
Ramo ant.
N. espinal
Ganglio espinal
Raíz ant.
Ramo meníngeo
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26. 1. Arterias. Las arte-
rias conducen la sangre
impulsada por los ven-
trículos del corazón ha-
cia todas las partes del
organismo.
En el cadáver tienen
un color blanco grisáceo;
en el ser vivo son de color
blanco rosáceo. Su pared,
relativamente gruesa, es
contráctil y elástica.
El sistema arterial nace
en el corazón mediante
dos troncos: uno tiene
su origen en el ventrícu-
lo izquierdo y se deno-
mina aorta; el otro nace
en el ventrículo derecho
y se denomina tronco pul-
monar.
La aorta da ramas colate-
rales y terminales que se ra-
mifican por todo el cuerpo.
El tronco pulmonar conduce la sangre venosa del ventrículo derecho a los pulmones.
Las características generales de las arterias que vamos a indicar pertenecen parti-
cularmente a la aorta y sus ramas.
a) DISPOSICIÓN GENERAL. ❏ Las arterias dan origen a ramas colaterales y a ramas ter-
minales.
Las ramas colaterales tienen su origen en puntos diversos de un tronco arterial;
❏ las ramas terminales nacen por división del extremo terminal de este tronco en dos o
más ramas. Así, la aorta da ramas colaterales y terminales, y cada una de ellas, por me-
dio de sucesivas divisiones, proporciona ramas colaterales y terminales cada vez más
pequeñas.
Las ramas colaterales se separan de su tronco de origen frecuentemente en ángulo
agudo, a veces en ángulo recto y, más raramente, en ángulo obtuso. Estas últimas si-
guen un trayecto retrógrado y se denominan arterias recurrentes.
b) FORMA Y CALIBRE. Las arterias son cilíndricas. El cilindro es regular en el segmento
comprendido entre dos colaterales vecinas, pero disminuye de diámetro después de la
salida de una colateral. El calibre de la arteria se reduce progresivamente a medida que
se aleja de su origen.
c) DIRECCIÓN. Las arterias son generalmente rectilíneas. No obstante, son flexuo-
sas en las regiones susceptibles de grandes desplazamientos o en los órganos so-
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
APARATOS DE NUTRICIÓN
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Fig. 20 ▪ Esquema del aparato circulatorio.
A. pulmonar
Atrio (aurícula) der.
Atrio (aurícula) izq.
Ventrículo der.
Ventrículo izq.
Aorta
V. porta
hepática
Intestino
Capilares
Hígado
Capilares pulmonares
V. pulmonar
V. cava inf.
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28. b) ANASTOMOSIS. Las anastomosis venosas presentan las mismas modalidades que las
anastomosis arteriales, aunque son más numerosas que éstas. Así, es normal encon-
trar varias anastomosis transversales entre las dos venas satélites de una misma arte-
ria. Las anastomosis longitudinales también son frecuentes; en este caso, la rama anas-
tomótica que se extiende entre dos puntos más o menos alejados de una vena se de-
signa con el nombre de conducto colateral.
Las anastomosis son a veces muy numerosas en una región determinada y for-
man una red o plexo venoso.
c) VÁLVULAS VENOSAS. Las venas presentan, en su cara interna, pliegues membranosos,
delgados y de forma semilunar, generalmente dispuestos por pares, denominados vál-
vulas venosas. Las válvulas venosas contrarrestan la acción desfavorable de la gravedad
sobre la circulación en las venas que siguen un trayecto ascendente. Por esta razón
están ausentes en las venas de la cabeza y del cuello.
Tampoco existen válvulas en las venas pulmonares y en las del sistema porta.
Las válvulas venosas son de dos tipos: unas, denominadas parietales, están situa-
das en diferentes puntos del trayecto de las venas; otras, denominadas ostiales, se en-
cuentran en la desembocadura de venas colaterales.
3. Vasos capilares. Los vasos capilares son vasos muy finos que unen las últimas ra-
mificaciones de las arterias a los orígenes de las venas. Están ampliamente anastomo-
sados, formando una red que se interpone entre arterias y venas, y en ellos se realizan
los intercambios nutritivos. ❏ A veces se encuentran anastomosis arteriovenosas, más
voluminosas que las de los vasos capilares, denominadas conductos de derivación o con-
ductos de Sucquet.
J MECÁNICA DE LA CIRCULACIÓN. Si se comprende todo lo anteriormente expuesto,
es fácil deducir cómo se realiza la circulación de la sangre (fig. 20).
Del ventrículo izquierdo, la sangre arterial es impulsada hacia la aorta y sus ra-
mas, y atraviesa los vasos capilares, donde se realizan los intercambios de materiales
que caracterizan la nutrición. Convertida en venosa, la sangre pasa a las venas, que la
conducen hacia el atrio derecho. Este recorrido de la sangre se denomina circulación
mayor.
Del atrio derecho, la sangre venosa pasa hacia el ventrículo derecho. Del ventrícu-
lo derecho, la sangre es vertida al tronco pulmonar, atraviesa los vasos capilares del
pulmón, donde se convierte en arterial, y luego es conducida por las venas pulmona-
res hacia el atrio izquierdo. Este segundo circuito constituye la circulación menor o cir-
culación pulmonar. Del atrio izquierdo, la sangre pasa hacia el ventrículo izquierdo, que
es el punto de partida de la circulación mayor.
J CIRCULACIÓN PORTA (fig. 22). Toda la sangre venosa no vuelve directamente al co-
razón por el sistema venoso de la circulación mayor. Las venas que siguen a los vasos
capilares del estómago, intestino, bazo y páncreas se reúnen en un gran tronco veno-
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APARATOS DE NUTRICIÓN
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30. b) NÓDULOS LINFÁTICOS. Los nódulos o ganglios linfáticos son masas de tejido linfoi-
de situadas en el trayecto de los vasos linfáticos. Su forma es variable. Son globulosos,
aplanados, alargados o reniformes.
Sus dimensiones son también muy variables: unos son microscópicos, mientras
que otros alcanzan un volumen de 1 cm3
.
Su color es blanco grisáceo. Los nódulos linfáticos traqueobronquiales, a menudo
infiltrados de polvo de carbón, son grises o negros. Algunos nódulos son solitarios.
Frecuentemente se reúnen en grupos de 2 a 15 nódulos.
Cada nódulo linfático recibe, por una parte de su superficie (por su convexidad si
el nódulo es reniforme), los vasos linfáticos denominados aferentes, y emite por el lado
opuesto vasos eferentes, menos numerosos pero más voluminosos que los aferentes.
APARATO RESPIRATORIO
El aparato respiratorio está destinado a poner en contacto el aire atmosférico y la
sangre venosa. Por su mediación, se exhala anhídrido carbónico y se absorbe oxígeno,
que transforma la sangre venosa en sangre arterial.
El aparato respiratorio comprende: a) los pulmones, en los que se producen los in-
tercambios gaseosos; los pulmones se encuentran en el interior del tórax y están en-
vueltos por membranas serosas, las pleuras, y b) las vías respiratorias, que conducen el
aire a los pulmones. Estas vías están constituidas por las cavidades nasales, la porción
superior de la faringe, la laringe, la tráquea y los bronquios.
La laringe no es tan sólo un órgano conductor del aire de la respiración. Es también
el órgano esencial de la fonación.
ÓRGANO URINARIO
El órgano urinario contribuye en gran medida a desembarazar al organismo de los
productos de desasimilación.
Se compone de: a) dos glándulas, los riñones, que secretan la orina; b) dos conduc-
tos excretores, los uréteres, que transportan la orina hasta la vejiga; c) un reservorio, la
vejiga, en el que se acumula la orina en el intervalo entre micciones, y d) un conducto ex-
cretor, la uretra, a través de la cual la orina acumulada en la vejiga se expulsa al exterior.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA HUMANA
ÓRGANOS GENITALES
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