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Historia de suicidios políticos en Argentina con menos de
1. Una historia de mucha tragedia y pocos
culpables
ARGENTINA Y LOS SUICIDIOS
POLÍTICOS
2. JUAN LARREA
Comerciante y político argentino,
miembro de la Primera Junta de
Gobierno, del Segundo Triunvirato
y ministro de varios gobiernos,
inauguró la tradición de los
suicidios en la Argentina un 20 de
junio de 1847, agobiado por las
deudas y el fracaso de varios de sus
negocios.
Vinculado al Gobierno Francés,
Rosas se empeñó en destruir sus
negocios durante el Bloqueo del
39.
3. LEANDRO N. ALEM
Fracasadas las revoluciones de 1890 y 1893, la aparente
invencibilidad del Régimen Conservador, las constantes luchas
internas dentro del partido –incluso la lucha por el liderazgo
contra su sobrino, Hipólito Yrigoyen-, la constancia inevitable
del fraude y el aparente fracaso de su partido en combatirlo
acabaron con la voluntad del caudillo, que se rompió antes de
doblarse.
4. LISANDRO DE LA TORRE
Junto a la democracia y la voluntad popular, la víctima
más famosa de la Década Infame: el Fiscal de la
República había denunciado el fraude, la corrupción, el
entreguismo, y por sus esfuerzos fue atacado, el
gobierno demócrata-progresista de Santa Fe depuesto
en una intervención federal que la puso bajo un
gobernador conservador y su compañero de bancada,
Enzo Borabehere, asesinado en pleno recinto del
Senado Nacional.
5. JUAN DUARTE
Los misteriosos orígenes de la fortuna de Juan
Duarte, cuñado y secretario privado del General
Perón, fueron causa de uno de los mayores
escándalos de corrupción en la historia. Tras la
muerte de Eva Duarte de Perón en 1952, su
hermano Juan perdió la confianza del presidente y
finalmente apareció muerto con un tiro en la
cabeza. La muerte de Juan Duarte estuvo entre los
muchos crímenes, reales e imaginarios, que se le
imputaron a Juan Domingo Perón tras su caída en
1955.
6. RENE FAVALORO
Tras pelear contra viento y marea para salvar su
fundación, apelar a artistas, a la sociedad y al
propio presidente de la nación, el doctor Favaloro
encontró sólo en la muerte el medio de despertar a
un país indiferente y a sus gobernantes cínicos.