Discurso de Vicente Maldonado migrante ecuatoriano en Nueva York.Discurso de Vicente Maldonado migrante ecuatoriano en Nueva York.Discurso de Vicente Maldonado migrante ecuatoriano en Nueva York.

1. Discurso de Vicente Maldonado, migrante ecuatoriano residente en Estados Unidos
Muy buenas noches Sr. Presidente Rafael Correa, estimados y estimadas autoridades y público en
general.
Mi nombre es Vicente Maldonado, oriundo del cantón Gualaceo, provincia del Azuay. Quiero contar
mi propia historia y estoy seguro que es una más entre millones, que tanto dolor nos causó y por la
que tuvimos que dejar lo que más amamos.
El 20 de febrero del año 2000, día en que mi hija Claudia cumplía 6 años, el único regalo que podía
darle era aventurarme en condición de migrante irregular para así intentar forjar un mejor futuro.
Salí completamente derrotado después de hacer muchos intentos por sacar adelante a mi familia,
en un país que sufrió la mayor catástrofe económica provocada por la ambición de unos cuantos
banqueros.
No fue fácil atravesar montes, desiertos, ríos y fronteras para alcanzar el país de los sueños, tampoco
fue fácil adaptarse al nuevo hogar, en donde a menudo perdía la dignidad, al no poder expresar lo
que pensaba y lo que sentía debido al idioma, a los nuevos vecinos y compañeros de trabajo, a
pesar de que nos recibieron con los brazos abiertos.
Estuve a punto de morir por una apendicitis complicada con gangrena. Igual que los Scouts, también
me alimenté con arroz de cinco sabores, otras veces, para variar: “de arroz con atún y menestra de
pescado”, para así poder ahorrar y enviar las remesas a mis seres queridos, mientras los banqueros
sacaban el dinero por millones a paraísos fiscales.
En el 2005 perdí a mi madre, de quien no pude despedirme ni siquiera visitar su tumba. Pasé años
de melancolía y extrema soledad, anhelando mi familia. Pero gracias al amor y paciencia de mi
esposa nos reunificamos en el 2008, nunca podré entender la falta que les hice en la infancia
temprana a mis cuatro hijos.
A veces me sentí avergonzado de venir de un país gobernado por locos y ladrones. Pero salí
adelante, amando a escondidas a mi Patria, con nuestras costumbres y tradiciones.
De ponto todo cambió, gracias a su acertada gestión. Presidente, su don de liderazgo, la paciencia
con la que mantiene informado al pueblo semana a semana y el talento de escoger a sus ministros,
en la inmensa mayoría honestos e implacables hombre y mujeres, que trabajan ahora sí por las
grandes mayorías.
Tras una larga travesía, ya con mis cuatro hijos y mi esposa empezamos a recuperar poco a poco la
autoestima, empezamos a sentir que el corazón nos golpea en el pecho por amor a nuestra tierra,

2. que ahora soñamos con volver a nuestro paraíso enclavado en los Andes, porque el nuevo Ecuador
que usted nos deja, ahora es ejemplo para el desarrollo de otros países, porque ya nunca seremos
lo peor de lo peor, porque gracias a su ejemplo nos enseñó que los verdaderos revolucionarios no
estamos para pedir dinero al “gobierno bolsillo” sino para ofrecer nuestros talentos para
fortalecerlo.
En mi caso personal, gracias al Consulado de Connecticut: gestor del programa educativo Escuela
Mi País me brindaron la oportunidad de colaborar con ellos, en el cual más de 100 niños por año
desde el 2012 se benefician aprendiendo español, historia, geografía, tradiciones y artes entre ellas
la música y la danza del Ecuador, de manera completamente gratuita. Con el apoyo de más de 30
voluntarios, entendimos bien el papel de servicio desinteresado, como dice un gran amigo suyo,
Pepe Mujica: “por más pobres que seamos siempre podemos ofrecer algo”. Proyecto que ha servido
de ejemplo para otros programas similares, en otras ciudades. En donde futuras generaciones se
forman amando nuestras raíces.
Con mucha tristeza de no poder votar por usted en las próximas elecciones le decimos agradecidos
tome las merecidas vacaciones, disfrute con su familia a quien como padre y esposo, también
sacrificó por amor a todo un pueblo. Sabiendo que siempre estará en nuestros corazones.
Nosotros que lo vimos arriesgar su vida por no claudicar ante las élites que nos mantuvieron por
generaciones en la miseria, lo vimos llorar junto al pueblo y levantar los escombros con sus propias
manos. Aprendimos muy bien de su ejemplo, ahora tenemos la tarea de seguir poniendo el nombre
de nuestro país en el lugar más alto.
Mi pequeña Claudia, la niña de 6 años que dejé, acaba de graduarse de Ingeniera Civil en la
Universidad de Connecticut. Así como ella, millones de personas con talentos salimos expulsados
en la larga época neoliberal. Ahora me siento complacido porque gracias a la Revolución Ciudadana,
otras familias no tendrán que separarse por feriados bancarios, que los jóvenes como mi hija ya
tienen oportunidades para estudiar de manera gratuita en escuelas, colegios y universidades del
más alto nivel académico.
Por todo eso nunca más vamos a permitir que regresen los que arruinaron al país, porque ahora sí
tenemos con qué comparar por todos los rincones de la Patria, frente a lo que nunca hicieron los de
la vieja partidocracia y hoy descaradamente se presentan como candidatos salvadores del pueblo.
Por eso convencidos más que nuca decimos: el pasado no volverá.
Hasta la victoria siempre. Viva Rafael Correa, viva la Patria.