1. EL RESPETO Respetar a alguien es tratarlo de acuerdo a su dignidad. Esta dignidad propia requiere de los demás un comportamiento adecuado, de modo que las faltas de respeto voluntarias son una injusticia, por incumplimiento de ese deber. En cambio, donde hay respeto reina un ambiente armonioso
2. EL RESPETO A LA MUJER Quién ame el progreso, quién ame la cultura y la moral debe respetar a la mujer. No miremos a la mujer como un objeto conquistable, o como un juguete de nuestras pasiones. Miremos a la mujer como la mitad de nuestra vida, la compañera leal en la desgracia o en el placer.
3. RESPETO A LA VIDA El respeto a la vida es el mayor de los respetos. Para ello es necesario contar con un concepto amplio del término 'vida'. La vida es lo más valioso para cualquier ser humano. La vida se ve vulnerada por la enfermedad y eventualmente por la muerte, que es el cese de la vida.
4. RESPETO A TUS PADRES Una de las figuras más importantes que tienes son tus padres. Ellos te han educado y te han convertido en la persona que hoy eres. Bien o mal, han puesto su mejor empeño por darte lo mejor y estar siempre cuando los has necesitado.
5. RESPETO AL PLANETA Y A LOS ANIMALES Cuando se habla de respeto, siempre se piensa que sólo se refiere a personas, pero siempre se deja a un lado a la naturaleza y a los demás seres vivos. Ellos son parte del mundo y deben ser respetados al igual que cualquier otro integrante de éste.
6. RESPETO A TI MISMO La forma más importante de respeto es la que le debes a tú persona. El respeto a los demás comienza por ti mismo. Es primordial que descubras lo mucho que vales por el simple hecho de estar en este mundo y porque Dios te ha creado a su imagen y semejanza.
7. EL RESPETO HACIA LOS DEMÁS Respetar a las personas es muy importante por el simple hecho de que nos llevemos bien con ellas y que les ayudemos cuando tengan algún problema; yo creo que muchas veces algunas personas no son respetadas porque no se hace respetar delante de las demás personas.
8. EL RESPETO A LOS MAESTROS Los maestros se fatigan al instruirnos y así que estamos obligados a profesarles también un verdadero amor, un justo agradecimiento, una obediencia filial y un sincero respeto, procurando recompensarlos con nuestra aplicación y buena conducta, de los trabajos que sufren para beneficio nuestro.