Este documento analiza Mateo 10:16, donde Jesús envía a sus discípulos como ovejas entre lobos y les dice que sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Explica que los cristianos deben ser astutos para evitar engaños y cumplir su misión de predicar, al igual que Jesús fue astuto ante sus acusadores. También deben ser mansos, es decir, no agresivos, humildes y considerados con los demás como hijos de Dios. La mansedumbre ayuda en las relaciones y reconoce que
1. 16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues,
prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
Mateo 10:16
La versión más popular es
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos, sed, pues,
astutos como la serpiente, y mansos como palomas.
Dos características que todo cristiano debe tener.
Astucia o prudencia.
Astucia: Habilidad para comprender las cosas y obtener
provecho o beneficio mediante engaño o evitándolo
Prudencia: Capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos
o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y
adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir
perjuicios innecesarios.
Bajo que aspecto debemos hacer uso de la astucia y la prudencia.
Primero para evitar el engaño. El mundo (satanás) sólo puede
engañarnos en aquellos aspectos acerca de los cuales nosotros
hayamos decidido de un modo consciente o inconsciente engañarnos a
nosotros mismos. Por lo que fuera: por necesidad de amor, por
desamparo, por avaricia, por una pertinaz inmadurez que nos hace
funcionar de un modo peligrosamente ingenuo…
Segundo para cumplir con la misión que nos fue encomendada. Porque
nos fue encomendado el predicar la palabra y dar de gracia por que de
gracia recibimos, así pues, necesitamos saber a quien le estamos
predicando y como llegar a ellos.
Ejemplo de esto cuando a nuestro Señor Jesucristo le llevan a la mujer
adultera, de que manera reacciono El Señor. Condeno a la mujer
adultera? Contravino lo que decía la ley? El Señor habiendo considerado
el fanatismo religioso por un lado y la mala intención de hacerlo caer fue
mas astuto, no altercando con ellos, si no, haciéndoles ver su propia
maldad.
Lo que nos lleva a la segunda característica
Manso: Que no ataca ni actúa con agresividad, Que es
sosegado, tranquilo y apacible.
Sencillo: Que da a los demás un trato de igualdad, aunque sea
superior a ellos por cultura, clase social o en algún otro sentido.
Inofensivo: Que no puede causar daño ni molestia.
Ser manso es reconocer que el poder no es cuestión de usar la fuerza,
sino de mantenerse firmes en verdad y amor. Ser manso es ser
considerado y cuidadoso en el trato con los demás. Ser manso es
reconocer el lugar propio como hijo de Dios, lleno de dignidad, pero no
de orgullo. La mansedumbre no es simplemente un rasgo personal que
vemos en nosotros y aumenta nuestro conocimiento propio.
La mansedumbre nos ayuda a navegar nuestras relaciones con los
demás. Aparece cuando interaccionamos con las personas de nuestro
alrededor, cuando determinamos cómo tratar a los demás, y cuando
tenemos una comprensión clara de nuestra relación con Dios que nos
ama y nos desafía a deshacernos de un falso sentido de orgullo.
La mayoría de los expertos reconocen que la primera bienaventuranza
que bendice a los “pobres” o “pobres de espíritu” está estrechamente
ligada a esta tercera bienaventuranza sobre la mansedumbre.
De hecho, hay un parecido innegable entre la bienaventuranza en
Mateo 5,4, “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la
tierra” y el Salmo 37,11, donde leemos, “Los pobres heredarán la tierra”
o “Los mansos heredarán la tierra.”