Louis Jean François Lagrenée. Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
Power pointttt
1.
2. Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir
actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia ,dando a cada
quien lo que le corresponde, incluida ella misma.
Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y
sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La
honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como
nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta
actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en
contacto con la persona honesta.
3.
El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el
lugar adecuado.
El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para
cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de
amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por
entregar.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra
personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en
plenitud estamos en condiciones de realizar más
actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de
confianza.
4.
La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la
vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el
plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no
llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el
joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha
cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en
casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que
prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan
sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el
cumplir un deber.
5. El valor de la sensibilidad reside en la capacidad que tenemos los seres humanos para percibi y comprender el estado de
ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, para
actuar correctamente en beneficio de los demás. Además, debemos distinguir sensibilidad de sensiblería, esta última
siempre es sinónimo de superficialidad, cursilería o debilidad.
Sin embargo, en diferentes momentos de nuestra vida cotidiana hemos buscado afecto, comprensión y cuidados, y a
veces no encontramos a esa persona que responda a nuestras necesidades e intereses. ¿Qué podríamos hacer si
viviéramos aislados? La sensibilidad nos permite descubrir en los demás a ese “otro yo” que piensa, siente y requiere de
nuestra ayuda.
Ser sensible implica permanecer en estado de alerta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, va más allá de un estado
de animo como reír o llorar, sintiendo pena o alegría por todo.
¿Acaso ser sensible es signo de debilidad? No es blando el padre de familia que se preocupa por la educación y
formación que reciben sus hijos; el empresario que vela por el bienestar y seguridad de sus empleados; quien escucha,
conforta y alienta a un amigo en los Buenos y malos momentos. La sensibilidad es interés, preocupación, colaboración y
entrega generosa hacia los demás.
6.
Quienes poseen una fortaleza interior y un encanto penetrante y perpetuo, son seres de
personalidad sencilla. Usualmente no las percibimos con facilidad, pero la encontramos
cuando realmente, ellos nos demuestran que son únicos, recios, sin actos involuntarios, y
de cualidades evidentes y naturales. Es decir, que la sencillez nos enseña a saber quienes
somos en la vida y lo que podemos llegar a ser en ella.
Actualmente nuestra sociedad, carece de un vacío cultural propio de la falta de este valor
tan grande que es la sencillez. Esto se debe a que todo se rige según la moda, la ropa que
usamos, los autos que poseemos, si tenemos poder, y lo peor de todos si logramos
humillar sin necesidad, al resto de los individuos.
Francamente, debemos ser conscientes de que estamos dotados de
inteligencia, cualidades y habilidades que nos distinguen. Pero a veces, ello se pierde por
el solo hecho de creer que nuestra vida es una eterna competencia y comparación con el
resto de los individuos.
7.
Actualmente, nuestras vidas se desarrollan a un ritmo acelerado. A tal punto que todo pasa por hacer y
llegar con prisa, también para resolver nuestros asuntos personales y del trabajo, surgiendo muchas
veces roces con personas que a lo mejor pudiéramos evitar.
Lo que ocurre es que todo lo que queremos tiene que ser “ya”, ocasionando que nuestra vida cotidiana
no tenga sensatez y uno sea menos amable hacia los demás. Tal es así, que todos estamos inmersos en
una época denominada “prisa”. Aquí debemos detenernos y pensar un poco sobre el valor de la
paciencia, ya que sino nos sentiremos cada vez más molestos con esa carrera que llevamos, y que es
nuestra propia vida, y que es única.
Por lo tanto, podemos definir a la paciencia como el valor que nos hace como personas:
tolerar, comprender, padecer y soportar los contratiempos y las advertencias con fortaleza y por ende sin
lamentos; esto es posible porque uno aprende a actuar acorde a cada circunstancia, moderando las
palabras y la conducta en esos momentos.
De igual manera no debemos confundir lo que se llama indiferencia e insensibilidad con las actitudes de
paciencia. Esto siempre ocurre cuando nos encontramos con personas que a nuestro criterio son
molestas y fastidiosas, y escuchamos aparentando tener una actitud paciente y efectivamente lo que
buscamos es evadir de esa situación lo más rápido posible. Y obviamente tratando de que no se den
cuenta, para no herir sus sentimientos.
8.
La vida sociedad nos hace reflexionar sobre el valor del respeto, esto trae aparejado la
necesidad de establecer algún tipo de certezas en torno a las ideas y la tolerancia. Es
decir: ¿Qué hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad y la Tolerancia?
Respeto, Pluralismo y Tolerancia : Cuando hablamos de respeto hablamos de los
demás. De esta manera, el respeto implica marcar los límites de las posibilidades de hacer
o no hacer de cada uno y donde comienzan las posibilidades de acción los demás. Es la
base de la convivencia en sociedad.
Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos respetar. Sin
embargo, el respeto no es sólo hacia las leyes o la conducta de las personas. Por el
contrario, se relaciona con la autoridad, como sucede con los hijos y sus padres o los
alumnos con sus maestros. El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio
y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o
valor como personas.
9.
Una persona humilde tiene no sólo una modesta aunque sólida conciencia de sus propios
méritos, sino también de sus limitaciones. En el momento en que piensas que ya lo has
visto todo o lo sabes todo («he estado allí, he hecho eso y lo otro...»), el universo se
percata de tu arrogancia y te envía una gran dosis de humildad. Debes abandonar la idea
de que no te queda nada por aprender. Los maestros zen saben muy bien que, incluso
para ellos, nunca acaba el camino del aprendizaje.
La humildad es la lección que más duele, pues asociada a ella aparece siempre algún tipo
de pérdida. Al universo le gusta mantener un cierto equilibrio en todo, de ahí que cuando
un ego soberbio desconoce la cortesía y la paciencia, haga aparecer la humildad para que
ese ego vuelva a pisar suelo firme. Aunque ese aguijonazo se siente a veces como una
herida, se trata de un aviso muy importante para poder mantener tu equilibrio.
10.
Muchas veces se estima que de todos los sentimientos humanos, el más efímero es la gratitud. Quizás
haya algo de cierto en esta aseveración. Ya que el saber agradecer es un valor en el que pocas veces se
piensa. Tradicionalmente nuestras abuelas nos lo decían "de gente bien nacida es ser agradecida".
Para algunas personas dar las gracias por aquellos servicios cotidianos es muy fácil: el desayuno, la ropa
limpia, la oficina aseada... Sin embargo, no siempre es así.
La gratitud implica algo más que pronunciar unas palabras de manera automática, sino que responde a
aquella actitud que nace del corazón, en aprecio a lo que alguien más ha hecho por nosotros.
Ahora bien, la gratitud no "devolver el favor": si alguien me sirve una taza de café no significa que
después debo servir a la misma persona una taza y quedar iguales... El agradecimiento no es pagar una
deuda, es reconocer la generosidad ajena.
Aquella persona agradecida busca tener otro tipo de atenciones con las personas, no piensa en pagar
por cada beneficio recibido, sino en poder devolver la muestra de afecto o cuidado que tuvo.
Una muestra sincera de agradecimiento proviene de un niño cuando con una sonrisa, un abrazo o un
beso le agradecen a sus padres aquellos obsequios o presentes ¿De qué otra manera podría agradecer
y corresponder unos niños? Y con eso, a los padres les basta.