DESCRIPCIÓN.
Sucedió en mi vida es un libro que consta de diez capítulos que narra sobre aventuras o acontecimientos todas ellas intrépidas, que cuando se es niño no se ve, o no se percata, o no se mide los peligros que se corre. en cada uno de estos eventos puedo manifestar que por una infinita y divina providencia Dios no lo permitió a que llegara a un desenlace fatal.
Estos acontecimientos que fueron sucesos, los viví en su mayor parte en las Galápagos, isla Santa Cruz específicamente donde vivo ya por muchos años.
Los dos primeros capítulos fueron en la ciudad de Milagro, La primera aventura o acontecimiento en mi vida fue cuando me atoraba con un botón de los grandes, donde para mí y mi madre estuvo presente la mano de Dios, quien me envió un ángel, y quien era, un señor que llegó inesperadamente salvándome de esa manera.
El segundo suceso de mi vida fue un accidente de tránsito, se presentó nuevamente ese poder de Dios que nos evitó que caigamos al río, fueron grandes sustos que se nos presentó.
Otros de los aspectos que se expone detalladamente es la descripción de los lugares donde sucedieron estas aventuras.
Expongo casi minuciosamente como era mi ciudad natal Milagro de aquel entonces, ciudad que pertenece a la provincia del Guayas Ecuador, que se encuentra en la región litoral o costa.
Los otros acontecimientos o aventuras que sucedió en mi vida, fue cuando realizamos el viaje a las islas Galápagos por vía marítima surcando la inmensidad de ese mar azul en el Océano Pacífico, lo hicimos en una motonave de cabotaje, en aquel viaje se me presentaron tres sucesos, momentos de sustos que los viví, que casi caigo al mar, en las dos primeros sucesos nadie se hubiese dado cuenta, y la tercera cuando nos encontrábamos avistando las Galápagos la primera isla a la que se llega, la isla San Cristóbal, mamá estaba con migo, que por unas cadenas no caí al mar.
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1.
2. •Un sueño no se hace realidad por
arte de magia, necesita sudor,
determinación y trabajo duro –
Colin Powell
Sucedió en mi vida
Dios fue quien me ayudó
Autor: Roberto Robles Salazar
4. PRÓLOGO
Durante la trayectoria de nuestras vidas, se nos presentan
acontecimientos de momentos agradables y de zozobras, pues
ningunos estamos exentos de que algo nos pueda suceder
Puedo manifestar que en el transcurso de mi vida varios fueron
los hechos, así como también aventuras, acaecidas en ciertas
etapas, las mismas que envolvían esa mezcla de emociones y
sentimientos, de angustias, de temores, y de incertidumbres.
Fueron eventos difíciles que atravesé, por suerte quedaron en mi
mente como algo para recordar y comentar, sin dejar ningún tipo
de secuelas que afecten emocionalmente mi vida. Se trata de
sucesos que ahora he decidido publicarlos en este libro, el cual
he titulado ‘‘Sucedió en mi vida’’. Los hechos que se narran
son reales
5. La presente obra consta de nueve capítulos, cada uno de ellos está
estructurado cronológicamente y desarrollado minuciosamente,
incluso los lugares o sitios se presentan tal como eran para que el
lector en cierta manera los pueda ver en su mente o pensamientos y
en cierta forma ser parte de ella.
En los momentos cuando se vivieron estos acontecimientos, puedo señalar,
con la completa seguridad, que cada uno de los mismos se presentaba
como algo prodigioso que impidió que sobreviniera algo fatal.
Aquello que se hacía presente era una fuerza muy especial, la
reconozco como la fuerza del milagro. Dios estuvo en esos
momentos conmigo, Dios fue quien me ayudó o puedo decir que, en
algunos de esos momentos, envío para mi auxilio a uno de sus
ángeles, los cuales se presentaron en aquellos casos oportunamente.
De lo contrario estos hechos no tendrían sentido.
Siendo ésta una muestra de fe, donde se puede comprobar ese
empoderamiento hacia la vida; para mí no existe “el que tenía que
suceder” o “así fue el destino”.
”. Indudable que habrá lectores que comprenderán los episodios del
autor, en vista de que les habrá pasado algo similar y van a entender
estos casos. Otros no lo comprenderán, respetaré sus criterios o
forma de pensar.
Cada uno de nosotros somos un mundo diferente, por ende, a todos
los seres humanos nos acontecen situaciones que por distintas causas
nos llevan a actuar de manera tan rápida, y es porque muchas de las
veces no actuamos con la debida precaución o prudencia,
produciendo en varias de las ocasiones efectos irreversibles.
6. El botón del terror
“En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, toda prudencia y
toda habilidad’’.
(Sabiduría: 7,16).
En esa época vivíamos en mi ciudad natal de Milagro, un cantón
conocido como la tierra de la piña y la caña de azúcar por su
abundante producción, el mismo que se encuentra en la provincia
del Guayas, región litoral o costa de Ecuador; aquí están las
instalaciones de uno de los primeros ingenios azucareros, el
ingenio Valdez fundado en el año 1884, por don Rafael Valdez
Cervantes.
Otro de los atractivos que tuvimos fue el tren y el ferrocarril,
íconos del país, que me encantaba observarlos cuando hacían su
entrada triunfal al ingresar a la ciudad, campana y pito y el sonido
propio de la máquina expulsando el vapor de agua, y cómo de su
chimenea se podía ver el vapor de agua y el humo negro que salía
de la caldera donde colocaban carbón o leña para calentar a altas
7. temperaturas el agua que era depositada en la cisterna y con el
vapor que se producía el tren se desplazaba, luego se contemplaba
cómo las personas se trasladaban de un lugar a otro a toda prisa,
haciendo que todos los que estaban cerca de la estación ferroviaria
estuvieran alerta.
Las carretillas y carretones haladas por sus dueños corrían listos
para transportar la carga hacia los mercados, la línea férrea pasaba
por media ciudad, siendo en esos tiempos el transporte principal de
los productos agrícolas y pasajeros desde la serranía ecuatoriana
hasta la costa. Otro de los valiosos productos que llevaba en sus
vagones tanqueros era el petróleo.
El lugar o asentamiento donde vivía en esa época era un sector
apartado del centro. Las calles eran polvorientas, no había aceras ni
portales, estaban cubiertas en forma esporádica de esa maleza
conocida como paja de burro o pata de gallina, por las noches eran
alumbradas por una tenue luz en los postes colocados al borde de
las calles. Nuestra vivienda era un fresco caserón de caña guadua
rolliza de dos plantas. El resto de las casas del barrio estaban
construidas de igual forma, la mayor parte de una sola planta,
pintadas de colores muy llamativos y el techado cubierto por lo
general de planta de bijao, muy pocas de zinc
Daba la sensación de estar en el centro del universo, donde el
sonido de los insectos nocturnos y ranas por las noches me transportaba
a una jungla maravillosa en que toda la fantasía podía cobrar vida en una
mente sin límites activada por la ilusión de vivir rodeado de la
naturaleza. Recuerdo que había un árbol muy grande cerca de la
casa donde siempre llegaban bandadas de pericos. Son pajaritos
muy pequeños como loros, pero en mi zona le llamamos pericos.
Estas avecitas son muy bulliciosas, tanto que con ellas
despertaba, sobre todo cuando en el plantío los choclos comenzaban a
mostrar sus barbas
Lo que también se notaba era la presencia de las aves de rapiña,
conocidos como los gallinazos que pertenecían a esta región del
país, éstas siempre se solían colocar en fila sobre el techado de
unas de las casas del vecindario, solíamos preguntarnos ¿por qué
solo en aquea casa se colocaban? Mi casa colindaba en la parte
posterior con una muralla de ladrillos que medía unos dos metros
y medio de altura con unos quinientos a seiscientos metros de
largo, que era del ingenio que lo separaba con el sector poblado, aquella
pared para mí era algo gigantesco.
8. Otra característica de mi ciudad era su olor, producto de la
fermentación ya bastante avanzada de la melaza que el ingenio
colocaba en una especie de piscinas; eran los residuos prácticamente
del procesamientopara la elaboracióndel azúcar.
Es así como, en uno de esos días, podría decir que yo contaba con
una edad aproximada entre cuatro a cinco añitos, era el sexto de
mis hermanos, a unas pocas casas vivía una tía, hermana de Papá, y
un día determinado fuimos con una de mis hermanas a saludar a
nuestra tía. Ella estaba muy feliz porque habíamos ido a visitarla,
estuvimos un buen rato, mi hermana con mis primas conversando;
en cambio yo me puse a jugar con una perrita que tenía mi tía.
El animalito con un pelaje negro y blanco, yo contento porque me
estaba divirtiendo mucho. Correteábamos, ella me ladraba, era muy
pequeña y se la veía muy simpática así pasamos un buen tiempo,
era la primera vez que jugaba con un perro, porque a Mamá no le
gustaban estos animalitos, hasta que llegó el momento de
despedirnos de la tía y de las primas, era hora de regresar a casa.
Por un buen tiempo, cuando cerraba mis ojos en la oscuridad,
como que veía el rostro de un caballero de tez blanca, algo colorado y sus
ojos gatos como que destellaban fuego al ver mi desesperación.
Era de estatura normal, cabello castaño, pero con un fulgor que
semejaba una aureola de santidad. Es lo que puedo describir de
aquella persona.