2. Podríamos agregar, también, “y cómo
mantenerla cálida en invierno” porque, en
realidad, el principio es básicamente el mismo.
Se trata de mantener temperaturas distintas
dentro y fuera. Para ello, lo principal es
identificar las fuentes de calor.
3. Obviamente, cuando hay una alta radiación
solar, el aire de afuera empieza a ponerse más
caliente que el de adentro. Por lo tanto hay que
impedir su entrada. El otro factor es la luz.
También impidamos su entrada. Los persas
fueron siempre una civilización muy refinada
y, como amantes de la buena vida que siempre
fueron, inventaron las persianas para impedir
el paso del sol.
4. Cerremos contraventanas, cortinas, persianas y
cualquier otro artilugio destinado a impedir el
libre paso de los rayos solares. Si no tenemos
cortinas ni persianas y nos preguntamos por
qué nuestra casa es un horno, pues tenemos
una de las claves en esa falta. Mantengamos la
casa bien cerrada durante las horas de mayor
radiación solar, dejando que se ventile cuando
cae el crepúsculo y a la noche.
5. Otra opción a
considerar es la
instalación de toldos.
¿Tienes una terraza
pero la mayor parte
del día no se puede
estar ahí por culpa del
Sol? Prueba con un
toldo. ¿Por qué no?
¿Qué tu casa va a
parecer un bar? ¿Y
cuál es el problema?
6. Los ventiladores son excelentes para mover el
aire y ese movimiento provoca una baja de la
temperatura de 2 o 3 grados. Los de techo son
excelentes pero los de pie sirven perfectamente
también.
7. Ten cuidado con los electrodomésticos y
aparatos eléctricos en general. Todos generan
calor. Apágalos mientras no los uses. Ten
cuidado con la cocina. Mantén cerradas sus
cortinas pues es uno de los focos de calor. En
verano, lo recomendable serían comidas de
preparación rápida.
8. En resumen, crea
sombra y mueve el
aire. Y tendrás una
cueva fresca y
ventilada.