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RECURSO
DISCIPULAR
DE
CHARLES
F.
STANLEY
Y
MINISTERIOS
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C Ó M O E S TA B L E C E R U N A V I DA
D E F E C O N S TA N T E Y
D E C O M U N I Ó N C O N D I O S
C Ó M O E S TA B L E C E R U N A V I DA
D E F E C O N S TA N T E Y
D E C O M U N I Ó N C O N D I O S
Reedificar: Cómo establecer una
vida de fe constante y de comu-
nión con Dios © 2022; todos los
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tan manuscritos no solicitados.
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de In Touch Ministries. Las citas de
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dades Bíblicas en América Latina,
1960. Renovado © Sociedades Bí-
blicas Unidas, 1988. Utilizado con
permiso. Si desea más información
visite americanbible.org, unitedbi-
blesocieties.org, vivelabiblia.com,
unitedbiblesocieties.org/es/casa/
CONTENIDO SECCIÓN
1
SECCIÓN
2
SECCIÓN
3
SECCIÓN
4
BUSCAR Y RESCATAR
PASO 1: ¿Qué sucedió?
PASO 2: Tiempo de confesar
PASO 3: Cómo dar la vuelta
REUNIR Y ASEGURAR
PASO 4: Recolección de materiales
PASO 5: Herramientas de seguridad
PASO 6: Encontrar ayudantes
RESTAURAR Y ESTABLECER
PASO 7: Mantenernos en el presente
PASO 8: Edificar en el pasado
PASO 9: Planear para el futuro
ADORAR Y CELEBRAR
PASO 10: Embellecer lo reedificado
PASO 11: Gratitud y celebración
PASO 12: Reevaluar y descansar
6
7
10
14
20
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30
36
37
42
48
54
55
60
64
P.O. Box 48900, Atlanta, GA 30362
1-800-303-0033
encontacto.org
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó
de las tinieblas a su luz admirable”.
—1 PEDRO 2.9
Cómo usar este estudio Reedificar: Cómo establecer una vida de fe constante y de comunión con Dios
fue creado en oración para ayudarle a avanzar desde donde usted se encuentre
en estos momentos. Tal vez haya pasado hace poco por una temporada de
adversidad y esté lidiando con las secuelas. O quizás tenga la sensación de
que su relación con Dios no está donde debería estar y, a pesar de todas las
apariencias, tal vez sepa en el fondo que su vida no es tan sólida como parece
desde el exterior. En cualquier caso, este manual de estudio es para usted.
Las siguientes páginas están organizadas en cuatro secciones que representan
cuatro etapas cruciales del proceso de reedificación. Cada sección consta de tres
pasos. Es importante recordar que la reedificación es un poco diferente para cada
persona, incluyendo la duración del proceso.
Hemos creado este manual de estudio para que lo utilice a su propio ritmo, ya sea
que desee completar un paso por semana o uno por mes; la elección depende
de usted y del Espíritu Santo. Lo más importante es comprometerse con el viaje e
invitar a las personas adecuadas a que le acompañen, algo de lo que hablaremos
más en la segunda sección.
Sea amable consigo mismo. La reedi-
ficación, aunque necesaria, no siempre
es fácil. A veces su progreso será obvio,
pero en otros momentos no. Confíe en
que Dios le está guiando y que algún día
recordará lo vivido con gratitud por lo
mucho que ha superado.
Tómese su tiempo. Cuando tratamos de
apresurar la obra de Dios en nuestra vida,
es muy probable que estemos luchando
con nuestras fuerzas humanas y según
nuestras propias habilidades. Pero al igual
que en la construcción de un edificio
físico, saltarse los pasos puede conducir
a un resultado desastroso. Tenemos que
colaborar con Dios en este proceso de
reedificación, y a veces eso significará
movernos lentamente y prestar atención a
los detalles.
Anote sus pensamientos y experien-
cias. Asegúrese de hacer una pausa para
reflexionar al final de cada sección, como
una manera de resumir lo que ha sucedido
en los días o semanas anteriores. Puede
que le sorprenda lo que descubra. Y para
aquellos que quieran tomar nota de sus
pensamientos con más frecuencia, podría
ser útil llevar un diario aparte como espacio
de conversación entre usted y el Señor a
medida que avanza de un paso a otro.
Considere la posibilidad de encontrar
un compañero. Este estudio es un trabajo
profundo. Invitar a alguien a que lo haga
con usted, ya sea para que lo estudie con
usted o para que le ayude, puede hacer
que la labor sea más fácil y agradable. Un
poco de compañía ayuda mucho cuando
se trata de lidiar con aspectos difíciles de
nuestra vida.
Haga de la lectura de la Biblia y de la ora-
ción una prioridad. Un manual de estudio
como este solo puede llegar hasta cierto
punto. La comunión con Dios y la lectura
de su Palabra son dos fuentes fundamen-
tales de inspiración y alimento espiritual
en el camino. Considere la posibilidad de
abrir espacio en su rutina diaria al renunciar
de manera temporal a ciertas actividades,
para poder seguir recibiendo el sustento
del Señor.
Consejos útiles
¿Es su vida tal como esperaba que fuera?
Todos tendríamos que decir que no, porque la
vida nunca se desarrolla por completo según lo
previsto. A menudo, lo que hemos pensado se
ve alterado en más de una ocasión: “El corazón
del hombre piensa su camino; mas Jehová en-
dereza sus pasos” (Pr 16.9). E incluso, a veces,
pasamos por cambios que pueden ser grandes
y perturbadores.
¿Qué ocurre cuando nuestro rumbo cambia
o cuando nuestro mundo se desmorona de
repente? Es entonces cuando nos pregun-
tamos qué podemos hacer. Como pastor, he
aconsejado a muchas personas en situaciones
similares y yo mismo he pasado por momentos
así. Para recuperarnos, tenemos que reedificar
de una manera u otra. Esto puede ser desco-
razonador, pero cuando caminamos con el
Señor, tenemos una enorme ventaja. Podemos
contar con su dirección, protección y provisión
en medio de los cambios. Dios sigue siendo
nuestro compañero en medio de cualquier
circunstancia.
Así que, dondequiera que se encuentre
hoy, es hora de comenzar este viaje de reedifi-
cación. Las siguientes páginas ofrecen ayuda
para lograr la “reconstrucción” de lo que sea
que se haya desvanecido.
Tal vez, aunque sea incómodo admitirlo, se
haya alejado de Dios y no esté donde esperaba
llegar. Puede que se encuentre ante un largo y
lento camino de regreso. Quizás incluso esté
sufriendo las consecuencias del alejamiento.
Sin importar cómo haya llegado a su situa-
ción actual o de lo maltrechas que parezcan
las cosas, quiero asegurarle que, con Dios,
siempre es posible volver al buen camino
(Mt 19.26). Lo que esté viviendo puede que sea
su culpa, o puede que usted no haya tenido
nada que ver con ello. Sea como sea, Dios se
especializa en reedificar. Él siempre está listo
y esperando para tomarnos de la mano y ayu-
darnos a comenzar a juntar las piezas.
Hay una historia en la Biblia que nos dice
mucho sobre el carácter de Dios, y lo que hace
cuando intentamos reedificar. Se trata de la
parábola del hijo pródigo en Lucas 15.11-32. El
hijo rebelde se buscó sus problemas. Dejó la
casa de su padre para poder ser libre y hacer
lo que quisiera. Y las cosas parecieron ma-
ravillosas, durante un tiempo. Sin saber que
estaba en una espiral descendente, el hijo
siguió disfrutando y abusando de su libertad.
Con el tiempo, descubrió que su vida había
sido destruida. Cuando entró en razón, decidió
volver a casa.
Es entonces cuando vemos el amor asom-
broso, la compasión y el poder de la gracia
del padre. Corrió al encuentro de su hijo y le
trajo una túnica (signo de posición), un anillo
(signo de autoridad) y unas sandalias (signo
de filiación). El hijo pródigo fue perdonado y
restaurado por completo, y comenzó una nue-
va etapa de su vida. El padre le dio todo lo que
necesitaba para triunfar en los días venideros,
que serían muy diferentes a los que había
dejado atrás.
Dios hará lo mismo con todos los que se le
acerquen con humildad, arrepentimiento y
fe. ¿Qué necesita de Dios para reedificar hoy?
¿Limpieza y perdón? ¿Apoyo y estructura?
¿Ideas e inspiración? Lo más probable es que
sea todo eso. Solo pida, creyendo que recibirá
(Mr 11.24). Él le acogerá con los brazos abier-
tos, perdonará todos sus pecados, le dará todo
lo que necesite y le recordará que usted es su
hijo. Oro para que Dios le llene de esperanza al
comenzar este recorrido tan especial.
Charles F. Stanley
Fundador
Ministerios En Contacto
Impulsado por la Palabra de Dios
Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos
a otros entrañablemente, de corazón puro;
siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios
que vive y permanece para siempre.
Porque:
“Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la
hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
Mas la palabra del Señor permanece para
siempre”. Y esta es la palabra que por el
evangelio os ha sido anunciada.
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación, si es que habéis
gustado la benignidad del Señor.
Acercándoos a él, piedra viva, desechada
ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, vosotros también, como
piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo. Por lo cual también
contiene la Escritura:
“He aquí, pongo en Sion la principal piedra
del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en él, no será
avergonzado”.
Para vosotros, pues, los que creéis, él es
precioso; pero para los que no creen,
“La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo”;
y:
“Piedra de tropiezo, y roca que hace caer”.
Tropiezan en la palabra, siendo desobedientes;
a lo cual fueron también destinados.
Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
vosotros que en otro tiempo no erais pueblo,
pero que ahora sois pueblo de Dios; que en
otro tiempo no habíais alcanzado misericordia,
pero ahora habéis alcanzado misericordia.
D
e todas las personas que encontramos en la Biblia, el apóstol Pedro
es el único que cumple con los requisitos para enseñarnos a reedi-
ficar. Los errores y pecados que cometió y, sobre todo, la decisión
que tomó una y otra vez de seguir a Cristo le brindaron muchas oportunidades
de reedificar su vida. Desde rechazar la predicción de la muerte del Señor
Jesús, hasta negarlo fuera del palacio del Sumo Sacerdote, pasando por
negarse a comer con los gentiles a pesar de la revelación de Dios, Pedro tenía
una manera de tropezar, para luego afrontar, e incluso lamentar, lo perdido.
Fue un patrón que siempre lo llevó de vuelta al amor de su Salvador.
A lo largo de este manual de estudio no solo hablaremos de aconteci-
mientos importantes en la vida de Pedro; sino también de algunos versículos
del libro Primera de Pedro que son útiles para memorizar mientras piensa en
lo que significa la reedificación para usted en este momento de su vida.
Consejo: A medida que memoriza este pasaje, medite en cómo se enfatiza la
importancia de reconstruir siempre sobre el fundamento de Jesucristo, nues-
tra piedra angular. Recomendamos profundizar en una porción a la vez, para
que asimile la verdad de cada versículo antes de seguir adelante.
P A R A M E M O R I Z A R 1 P E D R O 1 . 2 2 – 2 .1 0
B U S C A R Y
R E S C ATA R
SECCIÓN uno
La necesidad de reedificar nos llega des-
de muchas direcciones. Puede ser que se
esté tambaleando por una pérdida o que se
esté escondiendo por la vergüenza que le
produce el pecado o la adicción. Tal vez se
sienta lastimado por una relación que ter-
minó o sin propósito ahora que el nido está
vacío. Tal vez esté atascado en un trabajo o
preocupado por lo que vendrá. Sin impor-
tar lo que le haya llevado a este punto, es
sensato tomar tiempo para reflexionar en
cuanto a todas sus experiencias.
g
g 
En primer lugar, mire a su alrededor.
¿Quién estaría dispuesto a acompañarle
en el proceso de reedificación? En los
momentos más importantes de la vida, la
gente suele reunirse para reconocer o ce-
lebrar lo sucedido, compartir historias de
supervivencia y ofrecerse apoyo mutuo,
consuelo o felicitaciones.
Jesucristo modeló este mismo enfoque
para sus discípulos, reuniéndolos por igual
para asistir a una boda, fiestas y funerales.
Más tarde, tras la crucifixión, hicieron lo
mismo en su ausencia. Incluso Pedro —el
hombre que había negado a Cristo tres
veces después de jurar que moriría por Él—
REFLEXIÓN // ¿Conoce a alguien con
quien pueda conectarse en esta temporada
de reedificación? Haga una lista.
g
g 
Además de rodearse de personas sabias y
amorosas, es fundamental que pase tiempo a
solas con Dios para que pueda reedificar su
vida. En oración y por medio de la lectura de
la Biblia, entramos en un diálogo con Dios en
el que hablamos y luego escuchamos su voz.
Podemos escucharlo por medio de la Palabra,
pero también podemos sentirlo hablar a
nuestro corazón a través del Espíritu Santo,
guiándonos paso a paso hacia dónde quiere
que vayamos. Durante momentos intensos de
su ministerio, el Señor Jesucristo se retiraba
B U S C A R Y R E S C A T A R 7
PARA PENSAR // ¿Qué cree que
significa “vigilar y esperar” con Cristo
mientras se prepara para reedificar?
¿Cómo podría dedicar, aunque sea cinco
minutos al día, a estar a solas con Dios
para orar y escuchar su voz?
¿Qué sucedió?
PA S O 1
se presentó, al reconocer que era mejor
llorar juntos que sufrir solos.
P
A
S
O
1
a menudo para estar a solas con el Padre. De
hecho, durante el momento decisivo de su
vida y ministerio, el Señor Jesús pasó tiempo
en el jardín de Getsemaní, luchando con el
Padre por el sufrimiento que iba a padecer
(Mt 26.36-46).
Por supuesto, también llevó consigo a tres de
los discípulos, animándolos a velar y esperar
porque “el espíritu está dispuesto, pero la car-
ne es débil”. Y Pedro estaba allí, durmiendo
en lugar de orar, apenas horas —quizá incluso
minutos— antes de negar a Cristo. Pedro aún
no se daba cuenta de lo mucho que necesi-
taba ese tiempo a solas con Dios. Más tarde,
escribiría a los creyentes dispersos por todo
el mundo antiguo, diciéndoles: “Sed sobrios,
y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor buscando
a quien devorar” (1 P 5.8).
8 S E C C I Ó N U N O
P
A
S
O
1
g
g 
Por último, para poder reedificar bien, es
necesario pasar por la etapa del duelo y deter-
minar lo que se puede salvar. Incluso después
de ver a Cristo resucitado con sus propios
ojos, Pedro volvió al trabajo de pescador.
Habían pasado casi tres años desde que el
Señor les dijo dónde echar la red y sacaron la
mayor pesca que Pedro había visto en su vida.
Aquel día lo dejó todo para seguir a Jesús (Lc
5.1-11), y ahora, aquí estaba, de nuevo pescan-
do. Es como si hiciera un inventario de su vida,
y aunque Cristo había vuelto, Pedro no creía
que el Señor lo aceptaría después de haberlo
negado.
Ahora, Cristo estaba de nuevo indicando a
los hombres dónde echar las redes, y cuando
Pedro se dio cuenta de que era Jesús, saltó y
nadó hasta la orilla. Pero el discípulo aún no se
daba cuenta de que la pesca no podía recons-
truir su vida. Solo Cristo podía hacerlo. Más
tarde, mientras estaban sentados terminando
de desayunar, el Señor le preguntó tres veces
“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” (Jn 21.15-
17). Y con cada respuesta, el Señor lo llamó a
empezar de nuevo, esta vez como pastor.
Oración
Después de lamentar lo que se ha
perdido, no siempre es fácil ver lo
que queda. Como Pedro, a menudo
necesitamos pasar tiempo con
Cristo para que nos recuerde lo que
tenemos. ¿Qué es lo que el Señor le
llama a reedificar? ¿Hay escombros
que se puedan reutilizar? ¿Cómo
están los cimientos de su vida? Y lo
más importante, ¿cómo es su relación
con Cristo? Ore por sus respuestas.
EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
P A R A M E M O R I Z A R
B U S C A R Y R E S C A T A R 9
“Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos
a otros entrañablemente, de corazón puro”.
—1 Pedro 1.22
P
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O
1
Cuando la vida se ha deshecho y necesita ser
reconstruida, la confesión es la herramienta
que utilizamos para ponernos de acuerdo con
Dios y con los demás sobre el papel que puede
haber desempeñado nuestro pecado. ¿Fuimos
parte del problema? ¿Empeoramos la situación
con nuestra reacción? ¿El estrés y el ajetreo
de los cambios que hemos vivido, incluso los
positivos, nos han llevado a utilizar palabras
hirientes o a volvernos egoístas u orgullosos?
Le confesamos a Dios nuestros pecados por-
que, en el fondo, todo pecado es contra Él
(Sal 51.3, 4). El pecado hace que no alcancemos
el estándar de Dios (Ro 3.23), y nos separa de la
vida y el amor que tiene para nosotros (6.23).
g
g 
Pedro conocía el poder de confesar su peca-
do; es decir, de estar de acuerdo con Cristo. La
noche antes de la crucifixión, cuando el Señor
quiso lavar los pies de los discípulos, Pedro se
negó al principio, diciendo: “¡No me lavarás los
pies jamás!”. Pero cuando el Señor le dijo: “Si
no te lavare, no tendrás parte conmigo”, Pedro
se dio cuenta de que Él estaba hablando de
algo más que de pies sucios. Solo ofreciéndole
las partes menos deseables y pecaminosas de
sí mismo quedaría limpio (Jn 13.5-10).
M
M
ucho de lo que nos angus-
ucho de lo que nos angus-
tia o lastima en la vida es
tia o lastima en la vida es
resultado del pecado: el nuestro,
resultado del pecado: el nuestro,
el de otra persona o la naturaleza
el de otra persona o la naturaleza
propia de un mundo caído. Puede
propia de un mundo caído. Puede
parecer más fácil evitar el confe-
parecer más fácil evitar el confe-
sarle al Señor nuestro pecado, pero
sarle al Señor nuestro pecado, pero
necesitamos misericordia para
necesitamos misericordia para
con nosotros mismos y gracia para
con nosotros mismos y gracia para
perdonar a los demás. De lo contra-
perdonar a los demás. De lo contra-
rio, dejar que la vergüenza o la falta
rio, dejar que la vergüenza o la falta
de perdón se agraven arruinará
de perdón se agraven arruinará
nuestra comunión con Dios, que es
nuestra comunión con Dios, que es
precisamente lo que necesitamos
precisamente lo que necesitamos
para salir adelante. Mientras se
para salir adelante. Mientras se
prepara para reedificar, oro para
prepara para reedificar, oro para
que tenga en cuenta lo que dice
que tenga en cuenta lo que dice
la Biblia: “Acerquémonos, pues,
la Biblia: “Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia,
confiadamente al trono de la gracia,
para alcanzar misericordia y hallar
para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro”
gracia para el oportuno socorro”
(He 4.16). Cuando Cristo es su Salva-
(He 4.16). Cuando Cristo es su Salva-
dor, usted como hijo de un Padre
dor, usted como hijo de un Padre
misericordioso, puede contar con
misericordioso, puede contar con
su perdón y gracia, hoy mismo.
su perdón y gracia, hoy mismo.
10 S E C C I Ó N U N O
Tiempo de confesar
Oración
Señor, es más fácil mirar a mi alre-
dedor y ver lo que otros han dicho
o hecho para causar este dolor e in-
certidumbre en mi vida que afrontar
mi propio papel en lo que me ocurre.
Ayúdame a ver mi pecado por lo que
es y a estar de acuerdo contigo al
confesarme. Amén.
g
g 
Pero como el pecado suele ser contra otras
personas, también debemos confesarnos con
ellas. A veces, esto significa confesar nuestros
pecados específicos a la persona contra la que
los hemos cometido, lo cual está en consonan-
cia con lo que el Señor Jesús nos dice: “recon-
cíliate primero con tu hermano, y entonces ven
y presenta tu ofrenda” (Mt 5.23, 24).
Otras veces, estamos llamados a confesar
nuestros pecados específicos a otros creyen-
tes, no porque hayamos pecado contra ellos,
sino porque pueden recordarnos el perdón de
Dios y orar por nuestra liberación del poder y
la presencia del pecado (Stg 5.16).
PA S O 2
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U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
B U S C A R Y R E S C A T A R 11
REFLEXIÓN // ¿Ha pecado contra alguien, pero nunca ha admitido que se equivocó ni ha
pedido perdón? Considere la posibilidad de hablar con un pastor, un amigo de confianza o un
consejero antes de acercarse a esa persona. La siguiente oración puede ser útil para preparar-
se para una conversación potencialmente difícil, pero muy necesaria: No hay duda de que
no es fácil confesarte mi pecado, Señor, pero por alguna razón, es aún más difícil
confesarlo a los demás, en especial cuando sé que mis palabras y acciones los han
herido. Ayúdame a ser sincero y humilde, y dame el valor para enfrentarme tanto a
mi pecado como a aquellos contra los que he pecado. Amén.
g
g 
Estar de acuerdo con Dios en cuanto a nues-
tros pecados no es el único propósito de la
confesión. A menudo, cuando hemos llegado
al otro lado del sufrimiento, o estamos empe-
zando de nuevo tras el fin de una carrera o una
relación, profesar lo que creemos y apreciamos
nos permite superar los obstáculos en el esfuer-
zo de reedificación.
En Juan 6, el Señor Jesucristo causó una gran
controversia entre sus seguidores cuando
afirmó ser el Pan de Vida. Muchos le abandona-
ron. Pero cuando preguntó a los de su círculo
íntimo: “¿Queréis acaso iros también vosotros?”.
Pedro habló diciendo: “Señor, ¿a quién iremos?”.
Entonces hizo esta confesión: “Tú tienes pala-
bras de vida eterna. Y nosotros hemos creído
y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente” (vv. 67-69).
¿Qué cree usted sobre Dios y su obra redentora
en el mundo? ¿En su vida? Cuando empiece a
reedificar, sea sincero con Él, consigo mismo
y con los demás sobre esto. Si su fe en Él es
plena, proclámela con alegría. Y si está luchan-
do con la duda, pídale al Espíritu Santo que le
conforte y aumente su fe.
Oración
Señor, no quiero pasar todo mi tiem-
po confesando solo lo que he hecho
mal. También quiero confesar todo
lo que tú has hecho bien en mi vida:
Solo tú eres Dios, digno de alabanza
y honor. Creo en ti, en tu Hijo Jesús y
en tu Espíritu Santo. Solo con Cristo
como piedra angular puedo hacer
esta obra de reedificación.
P
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2
12 S E C C I Ó N U N O
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EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
P A R A M E M O R I Z A R
“Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos
a otros entrañablemente, de corazón puro;
siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que
vive y permanece para siempre”.
—1 Pedro 1.22, 23
B U S C A R Y R E S C A T A R 13
P
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14 S E C C I Ó N U N O
U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
Arrepentimiento: una palabra que tiene
mucho peso. Y dependiendo de cómo se la
hayan presentado por primera vez, puede
que su reacción no sea positiva, sino que, más
bien, implique sentimientos de frustración
o vergüenza. Pero en realidad, el arrepenti-
miento es una bendición, un don de Dios que
está en el corazón del mensaje del evangelio.
“Arrepentíos, porque el reino de los cielos
se ha acercado”, dijo el Señor Jesús, y lo dijo
como una invitación (Mt 4.17).
La confesión y el arrepentimiento se confun-
den a menudo. Si la confesión consiste en
alinearnos con Dios, en estar de acuerdo con
Él en que nuestras palabras, acciones o pen-
samientos son pecaminosos, entonces el arre-
pentimiento consiste en alejarnos del pecado
y acercarnos a Dios. Incluso podríamos decir
que el arrepentimiento es tan simple como
dar la vuelta e ir en una dirección diferente, de
la misma manera que el hijo pródigo dejó su
locura y volvió a casa. (Véase Lc 15.11-32).
g
g 
El apóstol Pedro entendía lo que significaba
el arrepentimiento. Después de sus mu-
chos fracasos, continuó siguiendo al Señor
Cómo dar la vuelta
PA S O 3
H
H
a completado algo difícil
a completado algo difícil
pero crucial. La confesión
pero crucial. La confesión
nos da paz y despeja el camino para
nos da paz y despeja el camino para
un nuevo comienzo. El siguiente
un nuevo comienzo. El siguiente
paso es igual de importante. ¿Cuán-
paso es igual de importante. ¿Cuán-
do fue la última vez que siguió con-
do fue la última vez que siguió con-
duciendo en la dirección equivoca-
duciendo en la dirección equivoca-
da y aun así llegó a donde intentaba
da y aun así llegó a donde intentaba
ir? Por lo general, eso no funciona.
ir? Por lo general, eso no funciona.
Tiene que dar la vuelta. Si ha inten-
Tiene que dar la vuelta. Si ha inten-
tado cambiar sin éxito en el pasado
tado cambiar sin éxito en el pasado
pero tiene dudas, le tengo buenas
pero tiene dudas, le tengo buenas
noticias. No puede vivir conforme
noticias. No puede vivir conforme
a Cristo por sí solo. Pero gracias a
a Cristo por sí solo. Pero gracias a
su fe, el impresionante poder que
su fe, el impresionante poder que
resucitó al Señor Jesús de entre los
resucitó al Señor Jesús de entre los
muertos también habita en usted
muertos también habita en usted
(Ro 8.11). Es el poder de Dios, no el
(Ro 8.11). Es el poder de Dios, no el
suyo, el que traerá el cambio, y “más
suyo, el que traerá el cambio, y “más
abundantemente de lo que pedimos
abundantemente de lo que pedimos
o entendemos” (Ef 3.20). Confíe
o entendemos” (Ef 3.20). Confíe
en Él, momento a momento, para
en Él, momento a momento, para
avanzar en la dirección correcta.
avanzar en la dirección correcta.
Jesucristo incluso cuando hacerlo requería un
cambio de rumbo. El Señor fue paciente con él,
atrayéndolo con amor una y otra vez, incluso
cuando Pedro lo negó en el momento de mayor
necesidad del Señor.
Tal vez por eso, en uno de los pocos lugares en
los que Pedro escribe sobre el arrepentimiento,
lo relaciona con la paciencia, la paciencia de
Dios: “El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento” (2 P 3.9).
Momento de
gratitud
Agradézcale a Dios por su
paciencia para con nosotros y
su deseo de que todo el mundo
se acerque a Él. Mencione algún
período de su vida en el que la
bondad de Dios haya sido evidente
de una manera especial.
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PARA PENSAR //
El arrepentimiento no es una manera de ganarnos la aprobación de Dios.
u 
El arrepentimiento es un regalo de Dios (2 Ti 2.25).
El arrepentimiento no es una herramienta de autoayuda.
u 
El arrepentimiento es un acto de humildad ante un Dios bueno y santo (Sal 51.4).
El arrepentimiento no es una fórmula que nos permitirá obtener ciertas cosas de Dios.
u 
El arrepentimiento es la manera de volver a Dios cuando hemos pecado contra
Él (1 Jn 1.9).
El arrepentimiento no consiste en corregir las fallas de otra persona.
u 
El arrepentimiento es la manera en que asumimos nuestro pecado (Pr 28.13).
El arrepentimiento no consiste en decidir hacer nuestro mejor esfuerzo la próxima vez.
u 
El arrepentimiento incluye la confesión, una corrección del curso de nuestra
vida y una relación renovada con el Señor (2 Co 7.9, 10).
El arrepentimiento no es algo que hagamos una sola vez.
u 
El arrepentimiento es un proceso en el cual volvemos al Padre una y otra vez
(Stg 4.7-10).
El arrepentimiento no es un castigo.
u 
El arrepentimiento es un reencuentro gozoso con Aquel que nos ama por
completo (Lc 15.7).
Es importante recordar que, ya sea que cambiemos nuestros pensamientos o nuestras
acciones, el arrepentimiento no es algo que se haga una sola vez, sino una práctica de vida.
En cierto modo, siempre estamos en proceso de arrepentimiento, o de volver nuestras men-
tes y corazones hacia Cristo. Considere el recordatorio de Pablo a los gálatas: “¿Habiendo
comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? (Ga 3.3). ¡No! Nuestra fe
continúa de la misma manera que comenzó: por la gracia que resulta de creer y arrepen-
tirnos.
B U S C A R Y R E S C A T A R 15
g
g 
El verdadero arrepentimiento también re-
quiere que seamos pacientes. Es un proceso
que se produce a lo largo de mucho tiempo
mientras crecemos y maduramos. En 1 Pedro
1.13-16, el apóstol ofrece varias maneras de
cambiar la dirección de nuestros pensamientos
mientras nos arrepentimos y seguimos a Cristo.
En primer lugar, nos dice “no os conforméis a
los deseos que antes teníais estando en vues-
tra ignorancia”. Cuando nos damos cuenta de
que ciertos pensamientos son pecaminosos, es
cuando sabemos lo que debemos evitar.
También nos dice “ceñid los lomos de vuestro
entendimiento, sed sobrios”; es decir, pre-
parar nuestra mente para controlar nuestros
pensamientos y acciones. Al estar conscien-
tes de que tenemos la inclinación a resentir
las ofensas pasadas o a tener pensamientos
de lujuria o avaricia, podemos buscar ir en
otra dirección tan pronto detectamos que
nuestra mente divaga por dichos senderos.
Pedro también dice que debemos “espe-
rad por completo en la gracia” de Cristo. El
arrepentimiento no ocurre por nuestra propia
fuerza o porque deseemos cambiar. Solo la
gracia del Señor Jesucristo hace posible que
nos arrepintamos de corazón.
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16 S E C C I Ó N U N O
REFLEXIÓN // Al pensar en la reedifi-
cación, ¿qué aspectos de su vida van en la
dirección equivocada? ¿Qué pensamientos
o acciones son necesarios para que pueda
dar un giro de arrepentimiento? ¿Qué
cara tendrá el fruto del arrepentimiento
en su situación?
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EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
B U S C A R Y R E S C A T A R 17
“Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor
de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
Mas la palabra del Señor permanece
para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio
os ha sido anunciada”.
—1 Pedro 1.24, 25
P A R A M E M O R I Z A R
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DIARIO // Ya que es posible que quiera recordar sus pensamientos en las próximas semanas o meses, utilice las líneas que aparecen a continuación para
reflexionar en cuanto a lo que ha descubierto hasta ahora. Aquí tiene unas cuantas preguntas para empezar:
A lo largo de esta sección, hemos estado analizando nuestras vidas: ¿Qué se puede salvar, qué se ha perdido y qué nos llama Dios a reedificar? ¿Le han parecido
obvias las respuestas a estas preguntas? ¿Qué trabajo adicional de búsqueda y rescate necesita hacer? ¿Qué temores le produce seguir adelante? ¿Qué es lo que le
entusiasma?
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18 S E C C I Ó N U N O
“
Sin importar cómo haya llegado a su situación actual
o de lo terrible que parezca, quiero asegurarle que,
con Dios, siempre es posible volver al buen camino”.
— C H A R L E S F . S T A N L E Y
R E U N I R Y
A S E G U R A R
SECCIÓN DOS
U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
R E U N I R Y A S E G U R A R 21
Recolección
de materiales
PA S O 4
Una vez que sabemos lo que hemos perdido
y lo que podemos conservar, el siguiente paso
en la reedificación es reunir los materiales. Si
estuviéramos reconstruyendo una estructura
real, estaríamos almacenando madera y ladri-
llos, clavos y pintura. Incluso cuando recons-
truimos nuestra vida espiritual o emocional,
podemos sentirnos tentados a mirar lo externo:
objetos que podemos apilar y almacenar, y
terminamos coleccionando podcasts y predica-
ciones como un intento de encontrar “afuera”
lo que necesitamos en esta nueva etapa.
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veces lo más difícil de un
veces lo más difícil de un
proyecto es empezar, sobre
proyecto es empezar, sobre
todo si implica dolor, pérdida o un
todo si implica dolor, pérdida o un
cambio que no esperaba. Ahora
cambio que no esperaba. Ahora
que ha empezado, espero que se
que ha empezado, espero que se
sienta animado por el trabajo que
sienta animado por el trabajo que
ha completado y por las partes
ha completado y por las partes
emocionantes que están por venir.
emocionantes que están por venir.
Quizás recuerde la historia del rey
Quizás recuerde la historia del rey
Salomón, que construyó un templo
Salomón, que construyó un templo
para el Señor. Quería los mejores
para el Señor. Quería los mejores
materiales para este proyecto e
materiales para este proyecto e
invirtió muchos recursos y esfuerzo
invirtió muchos recursos y esfuerzo
en obtenerlos (2 Cr 2). “La casa
en obtenerlos (2 Cr 2). “La casa
que tengo que edificar, ha de ser
que tengo que edificar, ha de ser
grande”, dijo (v. 5). Tal vez usted
grande”, dijo (v. 5). Tal vez usted
tenga un sentimiento similar.
tenga un sentimiento similar.
Cuando creamos algo importante,
Cuando creamos algo importante,
queremos que los detalles sean
queremos que los detalles sean
buenos. Pues bien, en eso vamos a
buenos. Pues bien, en eso vamos a
trabajar ahora. Que sea bendecido
trabajar ahora. Que sea bendecido
en el trabajo que tiene por delante.
en el trabajo que tiene por delante.
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Sin embargo, a menudo los materiales más
importantes que necesitamos para reedificar
ya los tenemos: cosas que Dios nos ha dado
y que se han formado en nosotros a lo largo
de nuestra vida, como nuestra personalidad,
experiencias, dones y talentos. Incluso nuestra
fe, de la que el apóstol Pedro dice que es “mu-
cho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego” (1 P 1.7), sirve
como recurso indispensable para empezar de
nuevo cuando miramos más allá de nuestras
circunstancias actuales.
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LISTA // Para la reedificación que se aproxima, ¿qué recursos de su vida pudiera recoger?
Considere las siguientes preguntas:
• ¿Qué experiencias pueden ayudarle a afrontar este nuevo reto?
• ¿Qué aspectos de su personalidad puede aprovechar en estos momentos?
• ¿Qué dones y talentos tiene que pueden ayudarle en esta etapa?
22 S E C C I Ó N D O S
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Piense en Pedro y los demás apóstoles en
el aposento alto después de ver al Señor Je-
sucristo ascender al cielo. Nada había salido
como lo habían planeado. Sus espíritus habían
sido aplastados al presenciar el arresto y la
crucifixión de Jesús. Pero ahora, después de
pasar tiempo con el Señor tras su resurrec-
ción, tenían una confianza renovada en que Él
de verdad era el Mesías. Estaban listos para
edificar sobre lo que Él había comenzado en
y a través de ellos. Así que reunieron lo que
necesitaban para seguir adelante:
u 
Conocimiento de las Sagradas Escrituras.
En las primeras páginas de los Hechos, en-
contramos a Pedro recurriendo con frecuen-
cia a los salmos y a los profetas en busca de
consuelo (1.16), perspicacia (2.17-22) y visión
(2.25-28).
u 


Experiencias con el Señor Jesucristo. Los
apóstoles valoraban tanto el tener una rela-
ción personal con Cristo, que convirtieron di-
cha experiencia en un requisito previo para
quien debiera sustituir a Judas (1.21, 22).
u 
Sus historias. Los relatos de los Evangelios
están llenos de encuentros que el Señor Je-
sús tuvo con individuos o grupos pequeños:
incidentes que no habrían sido conocidos,
al menos no en un principio. Cuando los
discípulos se reunieron y comenzaron a
compartir, su relato colectivo se convirtió en
un poderoso recurso para ellos.
u 


Valentía. Después de todo lo que habían
pasado, los discípulos tenían una nueva
audacia para predicar y enseñar, en especial
Pedro (2.14).
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R E U N I R Y A S E G U R A R 23
LEER Y CONSIDERAR // Hemos hablado mucho de la reedificación hecha por los apóstoles
después de la ascensión del Señor. Lea Hechos 1 y 2. ¿Cómo cree que se sintieron durante este
período? ¿Qué otros “materiales” reunieron los apóstoles que no hayamos enumerado? ¿Cree que
tenían todo lo que necesitaban para hacer el trabajo que tenían por delante? ¿Cree que estaban
seguros de tener todo lo necesario? ¿Por qué sí o por qué no?
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Mientras reunimos los materiales necesarios,
también debemos reconocer la importancia del
Espíritu Santo: en aquellos primeros días tras la
resurrección, Él suplió con creces todo lo que
a los apóstoles les podía faltar para su labor
de reedificación. O, como dice Pedro en sus
cartas, su labor de predicación del evangelio
solo se llevó a cabo gracias al “Espíritu Santo
enviado del cielo” (1 P 1.12), “porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino
que los santos hombres de Dios hablaron sien-
do inspirados por el Espíritu Santo” (2 P 1.21).
Además, los materiales o recursos que más
necesitamos para reedificar son a menudo el
fruto del Espíritu —la evidencia de la obra de
Dios en nuestras vidas—, que se manifiestan en
forma de “amor, gozo, paz, paciencia, benig-
nidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”
(Ga 5.22, 23).
Oración
Señor, cuando miro los materiales
que he reunido para esta reedifica-
ción a la que me has llamado, admi-
to que no estoy seguro de que sean
suficientes. Si tengo que confiar
en mi personalidad, experiencias y
dones, no sé cómo podré salir ade-
lante. Pero con tu Espíritu y su fruto
en mi vida, confío en ti para el buen
trabajo que está por venir.
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24 S E C C I Ó N D O S
EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
“Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones”.
—1 Pedro 2.1
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R E U N I R Y A S E G U R A R 25
Asegurarnos de disponer de las
herramientas adecuadas es una parte
importante del proceso de reedificación. Las
más especializadas se utilizan para facilitar
las tareas complicadas, mientras que las más
universales ofrecen flexibilidad a la hora de
aplicarlas al trabajo. Piense en la diferencia
entre una barrena para cavar agujeros y una
pala, que también puede utilizarse para cavar,
pero que está diseñada para raspar, rellenar,
separar y levantar.
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En nuestra vida espiritual, las herramientas
también son muy variadas. El ayuno es una
herramienta más especializada que nos
ayuda a centrarnos y discernir la voluntad
de Dios para nuestra vida, mientras que
la oración es más general. Al igual que el
ayuno, la oración nos ayuda a discernir, pero
a través de ella también pedimos, alabamos,
intercedemos, confesamos y adoramos.
A lo largo de las Sagradas Escrituras se
mencionan muchas otras herramientas
espirituales, como la lectura y el estudio
de la Biblia, la comunión, el diezmo, la
meditación, entre otras más.
E
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s fácil dejar escapar los
s fácil dejar escapar los
buenos hábitos espirituales
buenos hábitos espirituales
si no prestamos atención, en
si no prestamos atención, en
especial cuando todo en nuestra
especial cuando todo en nuestra
vida está bien. Pero no hay nada
vida está bien. Pero no hay nada
como un momento de necesidad
como un momento de necesidad
para hacernos recurrir a la Palabra
para hacernos recurrir a la Palabra
de Dios o impulsarnos a orar
de Dios o impulsarnos a orar
con renovado vigor. Echemos un
con renovado vigor. Echemos un
vistazo a estas prácticas. Todos
vistazo a estas prácticas. Todos
deberíamos orar tanto en los
deberíamos orar tanto en los
tiempos de alegría como en los
tiempos de alegría como en los
tiempos difíciles. Pero si este
tiempos difíciles. Pero si este
trabajo de reedificación hace que
trabajo de reedificación hace que
se dé cuenta de que hace tiempo
se dé cuenta de que hace tiempo
que no abre su Biblia, quiero
que no abre su Biblia, quiero
animarle a que lo haga. Creo
animarle a que lo haga. Creo
que encontrará que Dios le ha
que encontrará que Dios le ha
estado esperando con los brazos
estado esperando con los brazos
abiertos. Es mi oración que, al
abiertos. Es mi oración que, al
buscarlo, descubra por qué David
buscarlo, descubra por qué David
dijo: “Lámpara es a mis pies tu
dijo: “Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino”
palabra, y lumbrera a mi camino”
(Sal 119.105). Con las herramientas
(Sal 119.105). Con las herramientas
de Dios y su presencia viva en su
de Dios y su presencia viva en su
corazón, nunca caminará en la
corazón, nunca caminará en la
oscuridad.
oscuridad.
26 S E C C I Ó N D O S
Herramientas
de seguridad
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U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
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Los apóstoles utilizaron muchas de estas
herramientas cuando reconstruyeron su
ministerio —y, en última instancia, la Iglesia-
tras la ascensión de Jesucristo. En el libro de
los Hechos, encontramos al creciente grupo
de cristianos orando y adorando, leyendo la
Biblia, predicando, cantando, compartiendo
lo que tenían y festejando juntos.
R E U N I R Y A S E G U R A R 27
REFLEXIÓN // ¿Está de acuerdo en que
estas sencillas prácticas cristianas también
son necesarias para reedificar después de
una temporada difícil? Por ejemplo, ¿cómo
podría utilizar la oración y el estudio de la
Biblia en este sentido? ¿Qué hay de cantar
o festejar? En la práctica, ¿cómo podrían
estas herramientas espirituales ayudarle a
reedificar?
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A veces, las condiciones para la reedificación
son hostiles. Esto puede deberse a las fuerzas
satánicas involucradas en la guerra espiritual,
o a las consecuencias de nuestro pecado. A
veces, esas consecuencias se derivan de las
relaciones pecaminosas que tenemos. Primera
de Pedro 4.4 las describe como los amigos y
conocidos a los que “les parece cosa extraña
que vosotros no corráis con ellos en el mismo
desenfreno de disolución, y os ultrajan”. Pero
debemos tener en cuenta que lo que puede
servir de herramienta en una situación, puede
convertirse en un arma en otra.
Pensemos en la Palabra de Dios. En Efesios
6.17, Pablo la llama un arma, invitando a sus lec-
tores a “estar firmes contra las asechanzas del
diablo” tomando “la espada del Espíritu, que
es la palabra de Dios” (vv. 11, 17). Pero recuerde
que no debemos utilizar la Biblia como un arma
contra otras personas. Como dice Pablo en el
versículo 12: “no luchamos contra enemigos de
carne y hueso, sino contra gobernadores malig-
nos y autoridades del mundo invisible, contra
fuerzas poderosas de este mundo tenebroso
y contra espíritus malignos de los lugares
celestiales”.
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En otras situaciones, debemos aprender
a usar una herramienta y un arma al mismo
tiempo. Cuando el remanente de Judá regresó
de Persia para comenzar a reconstruir la mura-
lla alrededor de Jerusalén, se enfrentó a una
fuerte resistencia por parte de los enemigos
que intentaron detener la obra y matar a los
judíos. Cuando Nehemías se enteró de sus
planes, ideó uno propio: “Los que edificaban
en el muro, los que acarreaban, y los que car-
gaban, con una mano trabajaban en la obra,
y en la otra tenían la espada. Porque los que
edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a
sus lomos, y así edificaban” (Neh 4.17, 18).
PARA PENSAR // ¿Se enfrenta a algún
“enemigo” mientras se prepara para reedificar?
Aunque no sean enemigos propiamente dichos,
¿qué resistencia u obstáculos podría encontrar?
Considere cómo podría reaccionar ante cada
uno de ellos de manera piadosa, y piense en un
plan que le ayude a mantenerse en el camino.
(Recuerde que estamos hablando metafórica-
mente. Como ejemplo, incluso planificar cómo
responder amablemente cuando alguien es
irrespetuoso podría ser un “arma” a utilizar).
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28 S E C C I Ó N D O S
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Los profetas del Antiguo Testamento, Isaías
y Miqueas hablan del final de los tiempos, uti-
lizando la imagen de convertir “sus espadas
en rejas de arado, y sus lanzas en hoces”
(Is 2.4; Miq 4.3). Cuando el reino de Dios
llegue por fin a su plenitud, no habrá más
luchas ni guerras. Tampoco habrá más reedi-
ficaciones, porque el orden perfecto de Dios
habrá sido restaurado en ese momento.
El Señor mismo hizo referencia a este tiempo
futuro cuando, durante su arresto, Pedro
cortó la oreja del siervo del sumo sacerdote.
“Vuelve tu espada a su lugar; porque todos
los que tomen espada, a espada perecerán”,
le dijo el Señor (Mt 26.52). Luego sanó al
herido y se entregó para ser arrestado.
En lugar de una reja de arado, el Señor
Jesús convirtió la espada de Pedro en una
herramienta mucho mejor: el amor. Y con sus
manos y pies clavados en la cruz, nuestro
Salvador mostró al mundo que el amor es
la herramienta más poderosa para todas las
tareas de reedificación que tenemos por
delante.
Oración
Señor Jesús, gracias por tu amor
derramado por mí. Ayúdame a ver
cómo el amor puede ayudar a reedi-
ficar. Muéstrame cómo cuidar a los
amigos y a los enemigos por igual, y
cómo amarte con todo mi corazón,
alma, mente y fuerzas. Amén.
EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
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R E U N I R Y A S E G U R A R 29
“Desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación, si es que habéis gustado
la benignidad del Señor”.
—1 Pedro 2.2, 3
P A R A M E M O R I Z A R
Una vez que tenemos reunidos nuestros
materiales y herramientas, podemos come-
ter el error de pensar que estamos listos para
entrar solos en las siguientes fases de reedifica-
ción, en especial cuando empezamos de nuevo
después de un pecado o un fracaso personal.
Podríamos suponer que Dios nos ha encomen-
dado esta tarea de reconstrucción como una
especie de penitencia. Pero esa no es la manera
en que utiliza los momentos difíciles en nues-
tra vida.
Por el contrario, Dios quiere que invitemos a
otros a participar en este proceso. A veces eso
significa obtener ayuda de personas que tienen
habilidades de las que nosotros carecemos;
otras veces significa encontrar personas que
están un poco más adelantadas que nosotros.
Otras veces Dios nos da la oportunidad de invi-
tar a creyentes más jóvenes a unirse a nosotros
en el proceso de reedificación como una mane-
ra de prepararlos para sus propias temporadas
de renovación y crecimiento en el futuro.
M
M e gustaría felicitarle por el
trabajo que ha realizado
hasta este momento. Ahora que ha
empezado a desarrollar una base
espiritual sólida para el proceso de
construcción que tiene por delan-
te, es el momento de pensar en la
ayuda que necesitará. Ella es vital
en determinadas situaciones. Y la
mayoría de nosotros apreciamos la
oportunidad de ser útiles a los de-
más cuando podemos. A menudo,
ambas partes acaban ayudándose
mutuamente. Como escribe el
autor de Eclesiastés, “Mejores son
dos que uno; porque tienen mejor
paga de su trabajo” (4.9). Cuando
pedimos consejo o apoyo a otros,
el trabajo en equipo puede conver-
tirse en uno de los aspectos más
gratificantes de cualquier trabajo.
Y cuando usted busca la voluntad
del Padre en todo lo que hace, Él
es fiel para enviar a las personas
adecuadas en el momento adecua-
do, para ayudarle a construir con
sabiduría y amor.
30 S E C C I Ó N D O S
Encontrar ayudantes
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U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
REFLEXIÓN // El paso 1 recomendó hacer
una lista de los nombres de las personas
con las que podría conectar durante esta
temporada de reedificación. Si aún no la ha
elaborado, escríbala ahora. Puede utilizar
estas preguntas para ayudar a identificar a
los ayudantes adecuados.
• ¿Quién podría ofrecerle sabiduría?
• 
¿Quién está en una etapa similar a la suya
en la vida?
• ¿A quién podría rendir cuentas?
• 
¿A quién le vendría bien su apoyo en este
momento?
R E U N I R Y A S E G U R A R 31
REFLEXIÓN // ¿Dónde encuentra comu-
nión espiritual en este momento? ¿Qué pasos
debería dar para profundizar sus relaciones
con creyentes fieles y amorosos?
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g 
Las últimas líneas de la primera carta de
Pedro mencionan a las personas con las que
se asoció en su ministerio de evangelización.
En primer lugar, está Silvano, un “hermano
fiel”, que muchos creen que es el mismo hom-
bre al que Pablo llama “Silvano” o “Silas”, un
misionero consumado y discípulo por dere-
cho propio. Luego está Marcos, a quien Pedro
llama “mi hijo”. Es probable que se trate del
hombre llamado Juan Marcos, que, junto con
su primo Bernabé, viajó y ministró con Pablo.
“La iglesia que está en Babilonia, elegida
juntamente con vosotros” también aparece
como enviando saludos. Esta designación se
refiere probablemente a la iglesia desde la
que escribía Pedro; muchos creen que “Babi-
lonia” era un símbolo de Roma.
Es posible que sin darse cuenta pase por
alto estas líneas finales, que parecen más la
sección de agradecimiento de un libro que
un texto sagrado. Pero todavía hay mucho
que aprender de Pedro aquí. Al mencionar a
Silvano, a Marcos y a la iglesia local, Pedro da
un ejemplo de cómo incluir a las personas en
nuestra vida, incluyendo nuestros esfuerzos
de reedificación. Consideró a Silvano como
un compañero con el que podía trabajar, a
Marcos como alguien a quien podía orientar y
formar, y a la iglesia como su comunidad.
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La mayoría de las veces, los cambios que
realizamos en nuestra vida repercutirán, de una
u otra manera, en los que nos rodean. A me-
nudo, la reedificación es un proyecto familiar o
comunitario: recoger los pedazos juntos, reunir
los materiales y herramientas juntos, y lanzar
juntos una nueva visión para el futuro. Tenemos
que aceptar esta verdad y no creer en el mito
del individualismo.
En cierto modo, las dos epístolas de Pedro
parecen manuales para la Iglesia primitiva, que
se estaba reconstruyendo tras una intensa
persecución. Pedro comienza sus cartas con
saludos a “los expatriados de la dispersión en
el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”,
y continúa brindando estímulo y exhortación
para que vivan su fe aun a costa de grandes
sacrificios. Habría sido fácil para estos primeros
cristianos sentirse como si estuvieran solos y
tuvieran que reedificar sin ayuda. En lugar de
ello, Pedro les llama a realizar el trabajo juntos:
a tener un “amor fraternal no fingido” (1 P 1.22),
a dejar de lado “toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones”
(2.1), a “hospedaos los unos a los otros sin
murmuraciones” (4.9), y a resistir al diablo,
“sabiendo que los mismos padecimientos se
van cumpliendo en vuestros hermanos en todo
el mundo” (5.9). El trabajo de reedificación
puede ser largo y duro; no lo haga solo.
Oración
Señor, a veces este trabajo de reedi-
ficación se siente abrumador y soli-
tario. Ayúdame a saber cómo invitar
a otros, y dame sabiduría para saber
a quiénes debo pedir ayuda.
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32 S E C C I Ó N D O S
EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada
ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa...”.
—1 Pedro 2.4
P A R A M E M O R I Z A R
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R E U N I R Y A S E G U R A R 33
DIARIO // En las dos últimas secciones nos centramos en cómo prepararnos para la reedificación, pero ahora es el momento de dar el siguiente paso. ¿Se siente
preparado? Si no es así, ¿qué le ayudaría a estarlo?
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34 S E C C I Ó N D O S
“
Como hijo de un Padre celestial misericordioso,
puede contar con su perdón y su gracia. Acuda a Él
con confianza”.
— C H A R L E S F . S T A N L E Y
R E S TA U R A R Y
E S TA B L E C E R
Sección tres
U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 37
Mantenernos en
el presente
PA S O 7
En los pasos anteriores, hemos realizado el
trabajo de limpieza y reafirmación, de recogida
y acopio, que son partes importantes del pro-
ceso. Ahora, el trabajo de reedificación puede
empezar en serio.
A medida que avancemos, tendremos que estar
atentos a tres realidades contrapuestas: el
presente, el pasado y el futuro. Empecemos por
el presente.
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En el presente, necesitamos un proceso de
evaluación continua, de la misma manera que
lo hicimos al iniciar este proyecto. La reedi-
ficación puede ser un trabajo peligroso, así
que tendremos que evaluar los riesgos y estar
atentos a nuevos daños.
El mayor peligro al que nos enfrentamos es el
pecado, en especial el pecado del que hemos
disfrutado en el pasado, como “sensualidad,
lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y
abominables idolatrías” (1 P 4.3 LBLA). Si bien
esas cosas pueden quedar atrás, Pedro dice
que debemos prepararnos para enfrentarnos
a la tentación constante. Esto lo hacemos
alineando nuestro propósito con el de Cristo
“para vivir el tiempo que [nos] queda en la
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i le preguntara, ¿qué lugar
i le preguntara, ¿qué lugar
ocupa Cristo en su vida? ¿Qué
ocupa Cristo en su vida? ¿Qué
me respondería? ¿Está relegado en
me respondería? ¿Está relegado en
un rincón? ¿O es el centro de todo
un rincón? ¿O es el centro de todo
lo que hace, tanto en las decisiones
lo que hace, tanto en las decisiones
que toma como en los planes que
que toma como en los planes que
hace para reconstruir su vida? Si en
hace para reconstruir su vida? Si en
verdad ha permitido que el Señor
verdad ha permitido que el Señor
sea lo más importante en su cora-
sea lo más importante en su cora-
zón, es probable que se sienta feliz
zón, es probable que se sienta feliz
contemplando estas preguntas. Sin
contemplando estas preguntas. Sin
embargo, es posible que haya dejado
embargo, es posible que haya dejado
que su relación con Él decayera y
que su relación con Él decayera y
ahora lo lamente. En cualquier caso,
ahora lo lamente. En cualquier caso,
creo que encontrará nueva energía,
creo que encontrará nueva energía,
dirección y gozo, cuando lo invite a
dirección y gozo, cuando lo invite a
ser el centro de lo que esté edifican-
ser el centro de lo que esté edifican-
do. Jesucristo dijo: “El que me ha
do. Jesucristo dijo: “El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre”
visto a mí, ha visto al Padre”
(Jn 14.9). Cuando fije sus ojos en
(Jn 14.9). Cuando fije sus ojos en
Cristo, Él le guiará para que camine
Cristo, Él le guiará para que camine
en obediencia y piedad. Ruego para
en obediencia y piedad. Ruego para
que lo haga a medida que lee estas
que lo haga a medida que lee estas
páginas.
páginas.
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carne, no ya para las pasiones humanas, sino
para la voluntad de Dios” (v. 2 LBLA).
Sin embargo, aunque el pecado sigue siendo
una amenaza para nuestra comunión con
Dios, nuestros pasos en falso no son compa-
rables con la grandeza de su amor; son más
bien como granos de arena en el océano.
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LEER Y CONSIDERAR // Lea Romanos 8.1-17, y preste especial atención al versículo 1:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Considere los
versículos 38 y 39: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni prin-
cipados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. ¿Cómo
se relaciona dicho mensaje con sus tentaciones actuales?
38 S E C C I Ó N T R E S
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Al reedificar, es importante examinar el
estado de los cimientos, asegurándose de que
puedan soportar lo que se está construyendo
encima. Pedro se apresura a señalar a Cristo
también en este sentido.
En 1 Pedro 2.6, el apóstol cita a Isaías: “He
aquí, pongo en Sion la principal piedra del
ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere
en él, no será avergonzado”. En el texto origi-
nal, Isaías añade esta frase descriptiva sobre
la piedra angular “piedra probada, angular,
preciosa, de cimiento estable” (Is 28.16). Pedro
deja claro que el Señor Jesús es nuestro
fundamento firme, y que solo sobre Él somos
“edificados como casa espiritual” (1 P 2.5).
En Mateo 7.24, 25, el Señor Jesús hace que
nuestro trabajo de cimentación sea un poco
más práctico, explicándonos cómo mantener
un fundamento sólido durante los períodos de
reedificación: “Cualquiera, pues, que me oye
estas palabras, y las hace, le compararé a un
hombre prudente, que edificó su casa sobre la
roca”. Sobre estos sólidos cimientos, incluso
cuando caiga la lluvia, vengan las inunda-
ciones y soplen los vientos, podremos estar
seguros de que —por el poder y la gracia de
Dios— seguiremos en pie.
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R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 39
REFLEXIÓN // ¿Qué significa para usted el que Cristo sea su fundamento? ¿Cómo se
aplica esto a su vida? Tome tiempo para considerar las relaciones, roles y responsabilidades
específicas que tiene. ¿Hay algunos aspectos que estén construidos sobre terreno inestable?
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Algo muy importante que debemos hacer en
estos momentos es controlar nuestras expec-
tativas y asegurarnos de que sean realistas.
Si idealizamos el proceso de reedificación sin
tener en cuenta los desafíos particulares a los
que se enfrenta cada uno de nosotros, es fácil
que nos sintamos desanimados. Debemos
aceptar que las interrupciones, los problemas
y los retrasos son normales cuando se realiza
este tipo de trabajo. Piense en la advertencia
de Pedro en su primera carta: “No os sorpren-
dáis del fuego de prueba que os ha sobreveni-
do, como si alguna cosa extraña os acontecie-
se” (4.12). El Señor Jesucristo dijo casi lo mismo
durante la Última Cena. “En el mundo tendréis
aflicción” (Jn 16.33).
Saber que se avecinan problemas no facilita
la situación, pero sí nos ayuda a prepararnos
para enfrentarlos. Pedro dice que cuando
esperamos problemas, podemos “regocijarnos”
cuando lleguen, porque estamos compartiendo
los sufrimientos de Cristo (1 P 4.13). Y si com-
partimos los sufrimientos del Señor, podremos
“también en la revelación de su gloria [gozar-
nos] con gran alegría”.
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40 S E C C I Ó N T R E S
EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
“Vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.
—1 Pedro 2.5
P A R A M E M O R I Z A R
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R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 41
El proceso de reedificación de nuestra vida no
puede avanzar si no tomamos tiempo para reca-
pacitar en cuanto al pasado y aprender valiosas
lecciones.
Lo cual nos permite conectar lo nuevo con lo
viejo, para descubrir un sentido de continuidad
en nuestra vida, que es una parte importante del
seguimiento de la fidelidad de Dios en el tiempo.
La noche del arresto del Señor, Pedro negó cono-
cerlo. Tras la resurrección, el Señor Jesús puso al
discípulo en el camino de la reedificación, pero
primero le preguntó a Pedro tres veces: “¿Me
amas?” (Jn 21.15-17), el mismo número de veces
que Pedro le negó.
g
g 
En sus cartas, Pedro recuerda a menudo
a sus lectores el pasado, ya sea su propia
historia de pecado (como en 1 Pedro 1.14: “no
os conforméis a los deseos que antes teníais
estando en vuestra ignorancia”) o el legado
de fe transmitido por los apóstoles (como en
2 Pedro 1.16: “habiendo visto con nuestros
propios ojos su majestad”). De hecho,
Pedro dice que olvidar de dónde venimos
—“habiendo olvidado la purificación de sus
antiguos pecados”— deja a la persona con “la
vista muy corta” (v. 9).
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E
l aspecto de la vida cristiana
l aspecto de la vida cristiana
al que el Señor Jesucristo se
al que el Señor Jesucristo se
refirió como “nacer de nuevo”
refirió como “nacer de nuevo”
(Jn 3.3) es un milagro extraordi-
(Jn 3.3) es un milagro extraordi-
nario. Este es un buen momento
nario. Este es un buen momento
para reflexionar en cuanto a lo que
para reflexionar en cuanto a lo que
eso significa: quién es usted y en
eso significa: quién es usted y en
quién se ha convertido gracias a
quién se ha convertido gracias a
Él. “De modo que si alguno está
Él. “De modo que si alguno está
en Cristo”, escribe Pablo, “nueva
en Cristo”, escribe Pablo, “nueva
criatura es; las cosas viejas pa-
criatura es; las cosas viejas pa-
saron; he aquí todas son hechas
saron; he aquí todas son hechas
nuevas” (2 Co 5.17). Usted es una
nuevas” (2 Co 5.17). Usted es una
nueva creación. Ahora es un hijo
nueva creación. Ahora es un hijo
de Dios y miembro de su familia.
de Dios y miembro de su familia.
Estoy seguro de que se ha dado
Estoy seguro de que se ha dado
cuenta de que las cosas se hacen
cuenta de que las cosas se hacen
de manera muy diferente aquí que
de manera muy diferente aquí que
en cualquier otro lugar. Veamos
en cualquier otro lugar. Veamos
ahora cómo Dios le ha transfor-
ahora cómo Dios le ha transfor-
mado y cómo ha remodelado su
mado y cómo ha remodelado su
vida para la santidad. Mientras lo
vida para la santidad. Mientras lo
hacemos, espero que obtenga una
hacemos, espero que obtenga una
imagen más clara del lugar al que
imagen más clara del lugar al que
pertenece. Que su corazón se llene
pertenece. Que su corazón se llene
de alabanza por todo lo que el
de alabanza por todo lo que el
Señor ha hecho.
Señor ha hecho.
42 S E C C I Ó N T R E S
Edificar en el pasado
PROFUNDIZAR // En Filipenses 3.13,
14, Pablo escribe: “Hermanos, yo mismo
no pretendo haberlo ya alcanzado; pero
una cosa hago: olvidando ciertamente lo
que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio
del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús”. ¿Cómo se concilia este consejo con
las palabras que aparentan ser contradic-
torias de Pedro en 2 Pedro 1.9, las cuales nos
instan a recordar el pasado?
PA S O 8
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U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
En lugar de olvidar de dónde venimos y lo que
hemos pasado, Pedro quiere que celebremos
lo lejos que hemos llegado. Por el poder
de Dios “nos han sido dadas... preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que
hay en el mundo a causa de la concupiscencia”
(vv. 3-5). El pasado nos da un contexto para
reconocer y celebrar el bien que Dios está
haciendo en nuestra vida actual.
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Aunque tengamos presente el pasado, tam-
bién debemos recordar que lo que se reedifi-
ca no será exactamente igual al original. Por
un lado, esto puede causar un nuevo dolor.
En Esdras 3, aprendemos que tras el exilio de
Israel, los ancianos lloraron sobre los cimien-
tos del templo que se estaba reconstruyendo
en Jerusalén, porque recordaban lo grandioso
que había sido el original.
Por otra parte, lo que se está reedificando
puede ser mejor, aunque no lo parezca en un
principio. La palabra griega kreittōn, que a me-
nudo se traduce como “mejor”, aparece en todo
el Nuevo Testamento, pero especialmente en el
libro de Hebreos. Allí, el escritor defiende que
el ministerio de redención de Jesucristo es una
PARA PENSAR // Mientras reedifica,
¿qué ve diferente esta vez? ¿Llora por el ca-
mino anterior, como los ancianos de Jerusa-
lén? Si es así, tómese un tiempo para llorar
la pérdida real de lo que nunca volverá a
ser. Cuando esté preparado —y tal vez ya lo
esté— trate de imaginarse las maneras en
que esta versión emergente es mejor, incluso
cuando no siempre sea evidente.
versión mejorada del sistema de sacrificios del
Antiguo Testamento. El libro ofrece una letanía
de cosas que el Señor Jesús hace mejores: un
mejor pacto, mejores promesas, mejores sacrifi-
cios, una posesión mejor y duradera, una mejor
patria, y una mejor resurrección.
g
g 

El libro de Deuteronomio puede conside-
rarse como “El libro de los recordatorios”,
porque a través de Moisés, Dios llama una
y otra vez a los israelitas a recordar hasta
dónde los ha llevado:
u 
“Acuérdate que fuiste siervo en tierra de
Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de
allá con mano fuerte y brazo extendido”
(5.15).
u 

“Acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu
Dios con Faraón y con todo Egipto” (7.18)
u 


“Acuérdate, no olvides que has provocado
la ira de Jehová tu Dios en el desierto”
(9.7).
u 

“Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de
Egipto; por tanto, yo te mando que hagas
esto” (24.22).
Recordar no es solo rememorar los buenos
tiempos (o los malos); si miramos más de
cerca, veremos que cada vez que Israel es
llamado a recordar, también es llamado a
obedecer. Cuando mire a su propio pasa-
do, rastree la fidelidad de Dios a través de
lo bueno y lo malo, y encuentre valor para
hacer lo que Él le pide ahora que haga.
44 S E C C I Ó N T R E S
8
INTENTAR // En el espacio que aparece a continuación o en un papel aparte, elabore una cronología de su vida. Marque cada etapa (o los años indivi-
duales, dependiendo del tamaño del papel o de los años que ha vivido). Debajo de la línea, anote algunos de los acontecimientos principales (mudanzas,
educación, trabajos, matrimonio, hijos, tragedias, logros, etc.). Dedique tiempo a pensar en cómo actuó Dios en cada etapa, y escriba esas ideas en el área
por encima de la línea. Cuando haya terminado, utilice Deuteronomio 24.22 como modelo para resumir en una frase la obra de Dios a lo largo de su vida, en
especial en lo que se refiere a la reedificación que está llevando a cabo en estos momentos.
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EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
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“Por lo cual también contiene
la Escritura:
‘He aquí, pongo en Sion la principal piedra
del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en él,
no será avergonzado’”.
—1 Pedro 2.6
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48 S E C C I Ó N T R E S
U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
La reedificación es un trabajo orientado al
futuro; es un proyecto que planeamos y, con la
ayuda de Dios, llevamos a cabo.
Por eso, hay quienes piensan que en el proceso
de reedificación deberíamos hablar primero
del futuro; cuando, en realidad, todo en el
pasado y en el presente nos acerca a lo que
llegaremos a ser. De hecho, el futuro a menudo
se ve con mayor claridad cuando analizamos
nuestro pasado.
Sin embargo, no debemos olvidar que la espe-
ranza en el futuro nos da propósito y dirección
mientras experimentamos los altibajos de la
reedificación en el presente. La primera carta
de Pedro, demuestra dicha verdad.
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g 
Al escribir a personas expatriadas que han
sido desconectadas de sus hogares y comu-
nidades, Pedro habla de la futura herencia en
Cristo (1.4). Ante la persecución, el sufrimiento
e incluso la muerte, el apóstol les recuerda que
siguen a un Salvador resucitado que promete
vida eterna (2.21). También menciona “el fin de
todas las cosas” para que sean conscientes de
que el plan de Dios va más allá de los sufri-
mientos actuales (4.7).
Planear para el futuro
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aminar con Dios implica una
aminar con Dios implica una
profunda confianza. Lo cual
profunda confianza. Lo cual
no siempre es fácil, pero nuestra
no siempre es fácil, pero nuestra
fe se combina con la experiencia
fe se combina con la experiencia
a lo largo del tiempo para hacerlo
a lo largo del tiempo para hacerlo
posible. Al mirar al futuro, piense en
posible. Al mirar al futuro, piense en
estas palabras del Salmo 23: “Cierta-
estas palabras del Salmo 23: “Cierta-
mente el bien y la misericordia me
mente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida, y
seguirán todos los días de mi vida, y
en la casa de Jehová moraré por lar-
en la casa de Jehová moraré por lar-
gos días” (v. 6). David experimentó
gos días” (v. 6). David experimentó
muchas pruebas, pero nunca perdió
muchas pruebas, pero nunca perdió
de vista la verdad de que se puede
de vista la verdad de que se puede
contar con Dios, con su amorosa
contar con Dios, con su amorosa
bondad en esta vida y con el gozo
bondad en esta vida y con el gozo
de su salvación en la siguiente. Con
de su salvación en la siguiente. Con
un corazón dispuesto, David se puso
un corazón dispuesto, David se puso
por completo en manos de Dios, al
por completo en manos de Dios, al
igual que el apóstol Pedro e innume-
igual que el apóstol Pedro e innume-
rables otros a lo largo de la historia.
rables otros a lo largo de la historia.
¿Y usted? ¿Está dispuesto a confiar
¿Y usted? ¿Está dispuesto a confiar
en el Buen Pastor para todo lo que le
en el Buen Pastor para todo lo que le
depara esta vida, y a seguir confian-
depara esta vida, y a seguir confian-
do en Él por la eternidad?
do en Él por la eternidad?
REFLEXIÓN // Lea 1 Pedro 5.6-11. ¿A
qué pruebas actuales se enfrenta mientras
reedifica? ¿Cómo le ayuda saber que Dios
tiene un plan? ¿De qué manera la esperan-
za en el futuro ayuda a su perspectiva en el
presente?
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Considerar el futuro en oración también nos
ayuda a mantener nuestros planes. Confiamos
en que Dios conoce y es soberano sobre toda
la vida, pero al mismo tiempo somos muy
conscientes de nuestros propios límites: hay
muchas cosas que ignoramos. “No sabéis lo
que será mañana”, dice Santiago 4.14. “Porque
¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina
que se aparece por un poco de tiempo, y luego
se desvanece”.
En lugar de conformarnos con un futuro incier-
to, estamos llamados a planificar y a esperar.
Necesitamos planificar como con un asterisco,
indicando que solo “si el Señor quiere, vivire-
mos y haremos esto o aquello” (v. 15). De esta
manera, también somos sabios al reconocer
que incluso parte del trabajo de reedificación
que estamos haciendo ahora puede ser tem-
poral. No sabemos si habrá más finales, más
desafíos o incluso más pecados que destruyan
lo que estamos tratando de edificar en estos
momentos.
Oración
Señor, solo Tú conoces mi futuro.
Confieso que a veces prefiero cami-
nar por vista en lugar de por fe, con
la certeza de lo que hay a la vuelta
de la esquina. También confieso
que, aunque no conozco el futuro,
a veces vivo como si lo conociera,
confiando en mis planes en lugar
de en ti. Perdóname por cualquier
orgullo o arrogancia. En lugar de
poner mi confianza en el futuro,
ayúdame a confiar en Ti y
en tu bondad. Amén.
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g 
Para el cristiano, no todo lo que tiene que ver
con el futuro es incierto, incluso en nuestra
reedificación. Hay un trabajo en el que pode-
mos invertir y que durará por toda la eternidad,
que incluye el trabajo de arrepentimiento y
vida santa, junto con el servicio abnegado a
los demás. La elección es nuestra; Pablo dice
que podemos construir con oro, plata y piedras
preciosas o con madera, heno y hojarasca.
Solo al final de los días —en el futuro— se hará
evidente el mérito de nuestro trabajo. Como
escribe Pablo en 1 Corintios 3.12, 13, “la obra de
cada uno se hará manifiesta; porque el día la
declarará, pues por el fuego será revelada; y la
obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará”.
Debemos tener cuidado de no caer en la clase
de perfeccionismo que convierte el trabajo que
hacemos en una especie de actuación, con la
intención de ganarnos el favor de Dios. Eso no
es lo que Dios quiere. No, el tipo de trabajo que
le agrada comienza en el corazón, incluso si co-
metemos errores en el proceso. Como dice el
salmista: “Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; al corazón contrito y humillado
no despreciarás tú, oh Dios” (Sal 51.17).
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También tenemos la seguridad de que Dios
nos cuida en esta vida y en la siguiente, lo que
significa que podemos afrontar el futuro con
confianza y determinación. El Señor Jesucristo
dice que no tenemos que preocuparnos por el
mañana, “porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt 6.34).
En cambio, debemos buscar primeramente el
reino de Dios y su justicia, y Él proveerá el resto
(v. 33).
(Continuar en la próxima página)
INTENTAR // ¿Qué le preocupa? Haga
una lista de sus preocupaciones. Ahora,
ore sobre cada una de ellas, y pídale a Dios
que le indique cómo buscar su reino y su
justicia en estos asuntos.
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50 S E C C I Ó N T R E S
(Continuación de la página anterior) EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
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“Para vosotros, pues, los que creéis, él es
precioso; pero para los que no creen,
‘La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo’”
—1 Pedro 2.7
P A R A M E M O R I Z A R
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R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 51
DIARIO // Cuando piensa en el trabajo de reedificación de su vida, ¿qué le preocupa más: el pasado, el presente o el futuro? Mientras explora a qué se debe ello,
considere si está dedicando demasiado tiempo a pensar en el pasado o en el futuro. ¿Ha experimentado la presencia de Dios en el presente? ¿Por qué sí o por qué no?
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“
Caminar con Dios implica una profunda
confianza; lo cual no siempre resulta fácil”.
— C H A R L E S F . S T A N L E Y
A D O R N A R Y
C E L E B R A R
Sección cuatro
U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
A D O R N A R Y C E L E B R A R 55
Embellecer
lo reedificado
PA S O 1 0
Aunque nuestras vidas pueden entrar y salir
del proceso de reedificación, en algún momento
superamos el nivel de los cimientos y la estruc-
tura, y empezamos a decorar o adornar lo que
se ha construido. En un edificio arquitectónico,
eso puede ser pintura, cortinas y flores en los
jardines. En nuestras vidas espirituales, puede
parecerse más al florecimiento diario, en el que
nuestros hábitos, relaciones, trabajo, descan-
so y aficiones armonizan para hacer de cada
uno de nosotros la persona que Dios quiso que
fuéramos. Sin importar lo que ocurra a nuestro
alrededor, incluso si estamos reedificando en
circunstancias menos que ideales, Dios desea la
plenitud para nuestra vida.
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Considere cómo en Jeremías 29.7 Dios
invitó a los israelitas exiliados —que habían
sido desplazados a Babilonia por un régimen
malvado y antisemita— a su shalom. Esta pa-
labra en algunas versiones se traduce como
“prosperidad” o “bienestar”. Es la misma pa-
labra que se traduce a menudo como “paz”,
pero es una paz que se extiende a todos los
aspectos de la vida.
Así es como lo describe el profeta Jeremías
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E
n todos los proyectos llega un
n todos los proyectos llega un
momento en el que hay que
momento en el que hay que
dar los últimos retoques. Creo que
dar los últimos retoques. Creo que
esta etapa resultará muy gratifi-
esta etapa resultará muy gratifi-
cante. Nuestro Dios es un Dios de
cante. Nuestro Dios es un Dios de
belleza y excelencia. Cada ala de pá-
belleza y excelencia. Cada ala de pá-
jaro o brizna de hierba tiene detalles
jaro o brizna de hierba tiene detalles
exquisitos. Nuestra vida en Cristo
exquisitos. Nuestra vida en Cristo
también es así. Al fin y al cabo,
también es así. Al fin y al cabo,
como dijo una multitud atónita
como dijo una multitud atónita
acerca de Cristo: “bien lo ha hecho
acerca de Cristo: “bien lo ha hecho
todo” (Mr 7.37). Cuando se trata de
todo” (Mr 7.37). Cuando se trata de
su proyecto de reedificación, deje
su proyecto de reedificación, deje
que el Espíritu Santo le ayude a
que el Espíritu Santo le ayude a
descubrir lo que esto significa para
descubrir lo que esto significa para
usted. ¿Recuerda el templo que
usted. ¿Recuerda el templo que
Salomón construyó para el Señor?
Salomón construyó para el Señor?
Era muy “grande”, desde las tallas
Era muy “grande”, desde las tallas
de lujo y las piedras preciosas hasta
de lujo y las piedras preciosas hasta
las cucharas (2 Cr 2–4). Piénselo: un
las cucharas (2 Cr 2–4). Piénselo: un
corazón de amor podría embellecer
corazón de amor podría embellecer
su “edificio” tanto como todo el oro
su “edificio” tanto como todo el oro
del templo de Salomón.
del templo de Salomón.
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“Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos,
y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad
hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad
maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos
e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.
Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice
transportar, y rogad por ella a Jehová; porque
en su paz tendréis vosotros paz” (Jer 29.5-7).
La visión del shalom que nos da Jeremías
incluye atender nuestras necesidades básicas,
entablar relaciones significativas, cuidar el
lugar donde vivimos e incluso aceptar los lími-
tes impuestos por el mundo y las autoridades
gubernamentales. Nuestra propia reedificación
tendrá éxito en la medida en que nos ayude a
prosperar en el marco de nuestras circunstan-
cias personales.
PROFUNDIZAR // En Jeremías 29, el
profeta establece una conexión directa
entre el bienestar de los lugares donde
vivimos y nuestro propio bienestar. ¿Cómo
cree que están conectados? ¿De qué manera
la reedificación que está experimentando
aumenta la sensación de plenitud o paz en
quienes le rodean?
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56 S E C C I Ó N C U A T R O
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Otra parte del florecimiento es buscar y
deleitarse en los regalos diarios que Dios
nos da, incluso durante las épocas difíciles.
Santiago dice que “toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra
de variación” (1.17). En otras palabras, podemos
confiar en la generosidad de Dios. Él no utiliza
los dones como tentaciones o como un esque-
ma de cebo para engañarnos o atraparnos. Sus
buenos regalos son solo eso: generosidad para
con sus hijos. A medida que vemos el progreso
en nuestra reedificación, podemos confiar en lo
que Dios está logrando en nuestra vida.
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El apóstol Pablo alienta a disciplinar nuestros
deleites llamándonos a pensar en “todo lo que
es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es
de buen nombre” (Fil 4.8). Al dirigir nuestros
pensamientos hacia todo lo que es bueno, “el
Dios de paz estará con vosotros” (v. 9). La pa-
labra “paz” viene del griego eiréné, que, como
shalom, tiene una connotación más amplia de
armonía, salud y bienestar.
LEER Y CONSIDERAR // Lea el Salmo
37.4, 5. ¿Qué significa deleitarse en el
Señor? ¿Acaso el deleite en las flores, los
alimentos o las amistades, proviene de
esta misma fuente? ¿Qué clase de deleites
no serían “en el Señor”?
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Cuando embellecemos lo que reedificamos, lo
hacemos no solo para nuestro propio flore-
cimiento, sino también para el de aquellos
con quienes nos relacionemos. Así como nos
esmeramos en la colocación de una barandilla,
la disposición de los muebles o la selección de
la decoración, ponemos también atención a los
hábitos y detalles de nuestra vida espiritual con
la esperanza de que tanto nosotros como nues-
tros invitados se sientan seguros, bienvenidos
e inspirados.
En su primera carta, Pedro escribe que invitar a
la gente debe ser una prioridad de la reedifi-
cación. No solo les dice “tened entre vosotros
ferviente amor”, sino también “hospedaos los
unos a los otros sin murmuraciones” (4.8, 9).
Es interesante que la palabra traducida como
“hospedar” no significa solo invitar a amigos y
familiares a la casa. También contiene la idea
de acoger a los extraños. Al escribir a los cre-
yentes que, al igual que los israelitas exiliados
en Babilonia, se habían visto obligados a aban-
donar sus hogares y vivían como extranjeros,
Pedro insistió en buscar el shalom sin importar
dónde estuviera.
INTENTAR // Después de semanas de pensar en reedificar su vida, ¿qué trabajo adicional
necesita hacer para abrirles las puertas a otros? ¿Necesita reservar tiempo, pedirle a Dios que
traiga gente a su vida, buscar un grupo de estudio bíblico, o quizás reconciliarse con un miem-
bro de la familia del que está distanciado? Haga un plan para ser más intencional en cuanto a
la hospitalidad esta semana.
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EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
“Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso;
pero para los que no creen,
La piedra que los edificadores desecharon,
ha venido a ser la cabeza del ángulo;
y
piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque
tropiezan en la palabra, siendo desobedientes;
a lo cual fueron también destinados”.
—1 Pedro 2.7, 8
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Gratitud y celebración
En cierto modo, puede parecer demasiado
pronto para celebrar, en especial si el trabajo
de reedificación no ha terminado. Pero en otros
aspectos, las festividades se han retrasado lo
suficiente. En el reino de Dios, incluso el ini-
ciar la obra de reedificación o el comenzar de
nuevo es motivo de alegría.
g
g 
En Lucas 15, el Señor Jesús cuenta tres
parábolas que terminan cada una con una
celebración: la parábola de la oveja perdida, la
de la moneda perdida y la del hijo pródigo. En
la primera historia, un hombre con cien ovejas
pierde una. Deja las 99 para ir a buscar la que
se le había perdido y cuando la encuentra, reú-
ne a sus amigos para compartir su alegría (v. 6).
Del mismo modo, una mujer tiene diez monedas
de plata y pierde una. Después de buscar con
cuidado, la encuentra. Entonces reúne a sus
amigos y vecinos para celebrar (v. 9). Por último,
está el hombre con dos hijos. Uno de ellos se va
a un país lejano, despilfarra su herencia y acaba
regresando, abatido. El padre lo ve regresar, co-
rre sin reparos a recibirlo, y luego reúne a todos
para celebrar con una fiesta (vv. 22-24).
Pero he aquí algo muy importante: después
de leer las tres parábolas, no sabemos si la
oveja volvió a huir, si la moneda se coló una
vez más por el agujero del bolsillo, o si el hijo
E
E
s probable que las cosas estén
s probable que las cosas estén
empezando a verse muy dife-
empezando a verse muy dife-
rentes en la actualidad, en compa-
rentes en la actualidad, en compa-
ración con el día en que empezó a
ración con el día en que empezó a
reedificar. Confío en que su progre-
reedificar. Confío en que su progre-
so le dé optimismo para el futuro.
so le dé optimismo para el futuro.
También debería llenarle de con-
También debería llenarle de con-
fianza que, pase lo que pase, Dios es
fianza que, pase lo que pase, Dios es
fiel. Es el momento de celebrar todo
fiel. Es el momento de celebrar todo
lo que su Padre celestial ha hecho
lo que su Padre celestial ha hecho
en su vida. Cuando el rey David
en su vida. Cuando el rey David
meditó en la impresionante bondad
meditó en la impresionante bondad
y fidelidad del Señor, apenas pudo
y fidelidad del Señor, apenas pudo
contener su gozo. Mi oración es que
contener su gozo. Mi oración es que
al tomar nota de todo lo que se ha
al tomar nota de todo lo que se ha
logrado, se haga eco de las palabras
logrado, se haga eco de las palabras
de David: “Pues tu reino es un reino
de David: “Pues tu reino es un reino
eterno; gobiernas de generación en
eterno; gobiernas de generación en
generación. El Señor siempre cum-
generación. El Señor siempre cum-
ple sus promesas; es bondadoso en
ple sus promesas; es bondadoso en
todo lo que hace” (Sal 145.13 NTV).
todo lo que hace” (Sal 145.13 NTV).
¡Alabemos su nombre!
¡Alabemos su nombre!
60 S E C C I Ó N C U A T R O
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U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
se inquietó demasiado como para quedar-
se bajo el techo de su padre. El gozo no
dependía del resultado. Por el contrario, como
explica el padre de la última parábola al hijo
mayor que nunca se fue, “era necesario hacer
fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano
era muerto, y ha revivido; se había perdido, y
es hallado” (v. 32).
Eso fue lo que le ocurrió a usted cuando dijo
“sí” a Cristo y empezó a reedificar. Este, y solo
este, es el motivo de su celebración.
INTENTAR // No espere para celebrar.
La próxima vez que esté con sus amigos
o familiares, alce la voz y cante, haga
un postre o compre globos. Comparta
las maneras en que ha progresado
o regocíjese con un amigo que haya
comenzado el proceso de reedificación.
Cuando alguien le pregunte por qué
está celebrando, tome prestadas las
palabras del Señor Jesús: “Estaba muerto
y he revivido. Estaba perdido y he sido
hallado”.
A D O R N A R Y C E L E B R A R 61
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LEER Y CONSIDERAR // Lea Mateo
22.1-14. El Señor Jesús dice: “El reino de los
cielos es semejante a un rey que hizo fiesta
de bodas a su hijo”. Si bien un banquete de
bodas suele ser una delicia, esta parábola
tiene varios giros negativos. ¿Qué dice esta
historia acerca del reino de Dios? ¿Qué
puede enseñarnos en cuanto a lo que Dios
valora al celebrar?
g
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Cuando estamos alegres, puede ser más
fácil darle gracias a Dios por lo bien que nos
ha ido. Y ciertamente debemos reconocer la
mano de la bendición de Dios y conmemorar
todo lo bueno que hemos logrado. Pero si
hemos aprendido algo de Pedro (o de Pablo,
o Santiago, o de los otros apóstoles), es que
Dios nos llama a ser agradecidos y alegrar-
nos en todas las circunstancias, no solo
cuando tenemos buenos resultados.
Pedro nos llama a regocijarnos aunque “ten-
gáis que ser afligidos en diversas pruebas”
(1 P 1.6). Santiago nos dice “tened por sumo
gozo cuando os halléis en diversas prue-
bas” (Stg 1.2). Pablo explicó a los corintios:
“sobreabundo de gozo en todas nuestras
tribulaciones” (2 Co 7.4).
Pero ¿por qué? ¿Por qué debemos celebrar
y dar gracias incluso cuando las cosas no
han salido como estaban previstas? ¿Incluso
cuando la injusticia, la codicia y el mal pare-
cen tener la sartén por el mango? Pedro lo
explica mejor: “gozaos por cuanto sois parti-
cipantes de los padecimientos de Cristo, para
que también en la revelación de su gloria os
gocéis con gran alegría” (1 P 4.13).
Hoy, haga una pausa en el proceso de
reedificación —a pesar de lo mucho o poco
que haya avanzado— para alegrarse y dar
gracias, porque nuestra confianza no reside
en nuestros esfuerzos, sino en el plan mise-
ricordioso de Dios de hacer nuevas todas las
cosas.
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g 
La manera en que celebramos no es tan im-
portante como el hecho de que lo hacemos,
de un modo u otro, aunque las celebraciones
parecen ocupar un lugar especial de honor
entre las festividades bíblicas. Las Sagradas
Escrituras están llenas de historias en las
que el pueblo de Dios se reúne en torno a la
mesa para regocijarse.
Algunas fiestas estaban codificadas en la ley
del Antiguo Testamento, como la Fiesta de la
Pascua o la Fiesta de los Tabernáculos. Otras
estaban dictadas por los acontecimientos de
la vida, como las bodas o los funerales; y otras
eran espontáneas, como la celebración del
reencuentro con un hijo perdido o la vuelta a
casa tras un viaje. El Señor Jesús también ins-
tituyó una fiesta para la Iglesia —la comunión—
que sirve tanto para recordar su sacrificio
como para esperar su regreso. También está la
promesa de la gran fiesta, la cena de las bodas
del Cordero, que significa el cumplimiento del
reinado de Cristo en el mundo, cuando todos
disfrutaremos de la presencia física de Cristo.
Oración
Señor, las cosas no han ido como
las había planeado. Ni siquiera es-
peraba estar reedificando en estos
momentos. Pero cuando comencé,
pensé que progresaría más fácil-
mente. Al menos esperaba que fue-
ra así. Anhelo la plenitud, el shalom,
pero todavía no lo siento.
Aun así, me regocijaré. Te doy gra-
cias por todas las maneras en que
has estado conmigo en este proce-
so, y por la promesa cierta de que
algún día, la reedificación que estás
haciendo en todos nosotros llegará
a completarse. Amén.
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EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y
anote lo más resaltante.
1. ¿Qué me alegra?
2. ¿Qué me entristece?
3. ¿Qué pecado necesito confesar?
4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer?
5. ¿En quién he estado pensando?
6. ¿Qué hay que hacer?
7. ¿Qué puedo dejar pasar?
“Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes
de aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable”.
—1 Pedro 2.9
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A D O R N A R Y C E L E B R A R 63
Reevaluar y descansar
Puede que al acabarse la celebración, y
después de habernos centrado en un proyecto
de reedificación, tengamos que comenzar otro.
O tal vez el proyecto en el que hemos estado
trabajando haya avanzado lo suficiente como
para celebrarlo, pero aún no se haya completado.
En el proceso de reedificación, nunca termina-
mos de evaluar. En esta vida, siempre estaremos
evaluando, siempre estaremos determinando lo
que ya terminamos por ahora y lo que necesita
más atención.
Esto significa que, en muchos sentidos, hemos
terminado este estudio justo donde comenza-
mos. Pero a pesar de la necesidad de más traba-
jo —ya sea ahora o en el futuro— no vamos a
empezar de nuevo. Lo que sea que quede por
reedificar, lo abordaremos como personas
transformadas y desde una perspectiva distin-
ta. Puede que tengamos que reevaluar dónde
estamos, determinar de nuevo lo que hay que
desechar o incluso confesar y arrepentirnos.
Pero esta vez podremos empezar con más
experiencia y más sabiduría.
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CONSIDERAR // Evalúe en qué punto del proceso de reedificación se encuentra. Sea sincero.
¿Qué progresos ha hecho? ¿Queda trabajo por hacer? ¿Hay otros aspectos de su vida que necesi-
ten atención?
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Antes de lanzarse de nuevo a reedificar,
descanse. En el transcurso de 40 días, Cristo
resucitado se les apareció a sus discípulos
en varios momentos y de diferentes maneras.
Luego, los discípulos pasaron días juntos en el
aposento alto de Jerusalén. No fue hasta Pen-
tecostés, 50 días después de la resurrección,
que el ministerio del reino de Dios se reanudó.
Entonces, ¿qué hicieron los discípulos du-
rante esos 50 días? Después de la muerte
y resurrección de Cristo, el trabajo al que
habían sido llamados parecía ser más urgente
que nunca. Sin duda, difundir las buenas
nuevas se complicó luego de la crucifixión,
pero ahora, con Cristo caminando en carne y
hueso, tenían la oportunidad de establecer su
legitimidad.
Pero eso no fue lo que ocurrió. Según los
escritores de los Evangelios, los discípulos
se fueron a Galilea, donde se reunieron para
comer, pasaron tiempo pescando, e incluso se
dedicaron a escuchar las enseñanzas de Cris-
to, y el Señor “les abrió el entendimiento, para
que comprendiesen las Escrituras” (Lc 24.45).
El día de Pentecostés, la obra de edificación
comenzaría. El Señor se los había explicado:
“Así está escrito, y así fue necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos
al tercer día; y que se predicase en su nombre
el arrepentimiento y el perdón de pecados
en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas
cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi
Padre sobre vosotros”. Pero también les dijo
“quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,
hasta que seáis investidos de poder desde
lo alto” (Lc 24.46-49). Necesitaban al Espíritu
Santo para el trabajo que tenían por delante,
pero también necesitaban descansar.
g
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Al igual que los discípulos, nosotros también
hemos sido llamados a descansar. De hecho,
esos 50 días de descanso que siguieron a la
resurrección fueron solo un anticipo del verda-
dero descanso que ofrece el Señor Jesucristo.
Según Hebreos, capítulo 4, como el Señor
Jesús “también ha reposado de sus obras,
como Dios de las suyas”, nosotros también
podemos descansar de todo intento de ganar-
nos el camino de vuelta a Dios (v. 10). Dios no
nos salvará por medio de nuestros esfuerzos;
es por gracia a través de la fe (Ef 2.8, 9). El es-
critor de Hebreos dice: “los que hemos creído
entramos en el reposo” (4.3).
Y aquí está la mejor noticia de todas: el Señor
Jesús mismo es nuestro descanso. “Venid a
mí todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso
para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y
ligera mi carga” (Mt 11.28-30).
PARA PENSAR // En una escala del 1
al 10, ¿qué tan cansado se siente? ¿No solo
físicamente, sino también emocional y es-
piritualmente? ¿Cuándo fue la última vez
que descansó del trabajo? ¿Qué le parece-
ría tomar tiempo libre ahora?
DIARIO // El experto en gestión empresarial Peter Drucker dijo: “Si no puedes medirlo, no puedes gestionarlo”. ¿Cómo ha medido el trabajo de reedificación
que ha hecho? ¿Qué aspectos no son “medibles”? ¿Qué indica la necesidad de hacer una pausa y descansar? ¿Lo ve como un signo de debilidad o fracaso, o como
una parte natural del proceso? Al pensar en continuar reedificando, o tal vez en reedificar en otra área, ¿cómo podría incorporar el descanso en su plan desde
el principio?
66 S E C C I Ó N C U A T R O
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“Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo,
pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero
ahora habéis alcanzado misericordia”.
—1 Pedro 2.10
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Un último vistazo
Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos
a otros entrañablemente, de corazón puro;
siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios
que vive y permanece para siempre.
“Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la
hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae”;
Mas la palabra del Señor permanece para
siempre. Y esta es la palabra que por el
evangelio os ha sido anunciada.
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación, si es que habéis
gustado la benignidad del Señor.
Acercándoos a él, piedra viva, desechada
ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, vosotros también, como
piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo.
Por lo cual también contiene la Escritura:
“He aquí, pongo en Sion la principal piedra del
ángulo, escogida, preciosa;
y el que creyere en él, no será avergonzado”.
Para vosotros, pues, los que creéis, él es
precioso; pero para los que no creen,
“La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo”;
y:
“Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra”,
siendo desobedientes; a lo cual fueron
también destinados.
Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
vosotros que en otro tiempo no erais pueblo,
pero que ahora sois pueblo de Dios; que en
otro tiempo no habíais alcanzado misericordia,
pero ahora habéis alcanzado misericordia.
EN ESTE VIA JE JUNTOS, HEMOS TENIDO LA OPORTUNIDAD DE MEMORIZAR
1 PEDRO 1.22–2.10. NUESTRA ORACIÓN ES QUE ESTAS PALABRAS ESTÉN
VIVAS EN SU CORAZÓN MIENTRAS DA LOS PASOS PARA APLICAR
LOS PRINCIPIOS DE LA REEDIFICACIÓN.
68
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  • 2. C Ó M O E S TA B L E C E R U N A V I DA D E F E C O N S TA N T E Y D E C O M U N I Ó N C O N D I O S
  • 3. Reedificar: Cómo establecer una vida de fe constante y de comu- nión con Dios © 2022; todos los derechos reservados. No se acep- tan manuscritos no solicitados. Impreso en los Estados Unidos. En Contacto® no se hace responsable de ninguna parte de la producción o distribución de las ediciones internacionales, ya sean traduci- das o en inglés, a menos que la edición haya sido licenciada y au- torizada por el personal directivo de In Touch Ministries. Las citas de las Sagradas Escrituras, a menos que se indique lo contrario o se cite una fuente secundaria, son de la Reina-Valera 1960 ® © Socie- dades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bí- blicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.org, unitedbi- blesocieties.org, vivelabiblia.com, unitedbiblesocieties.org/es/casa/ CONTENIDO SECCIÓN 1 SECCIÓN 2 SECCIÓN 3 SECCIÓN 4 BUSCAR Y RESCATAR PASO 1: ¿Qué sucedió? PASO 2: Tiempo de confesar PASO 3: Cómo dar la vuelta REUNIR Y ASEGURAR PASO 4: Recolección de materiales PASO 5: Herramientas de seguridad PASO 6: Encontrar ayudantes RESTAURAR Y ESTABLECER PASO 7: Mantenernos en el presente PASO 8: Edificar en el pasado PASO 9: Planear para el futuro ADORAR Y CELEBRAR PASO 10: Embellecer lo reedificado PASO 11: Gratitud y celebración PASO 12: Reevaluar y descansar 6 7 10 14 20 21 26 30 36 37 42 48 54 55 60 64 P.O. Box 48900, Atlanta, GA 30362 1-800-303-0033 encontacto.org
  • 4. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. —1 PEDRO 2.9
  • 5. Cómo usar este estudio Reedificar: Cómo establecer una vida de fe constante y de comunión con Dios fue creado en oración para ayudarle a avanzar desde donde usted se encuentre en estos momentos. Tal vez haya pasado hace poco por una temporada de adversidad y esté lidiando con las secuelas. O quizás tenga la sensación de que su relación con Dios no está donde debería estar y, a pesar de todas las apariencias, tal vez sepa en el fondo que su vida no es tan sólida como parece desde el exterior. En cualquier caso, este manual de estudio es para usted. Las siguientes páginas están organizadas en cuatro secciones que representan cuatro etapas cruciales del proceso de reedificación. Cada sección consta de tres pasos. Es importante recordar que la reedificación es un poco diferente para cada persona, incluyendo la duración del proceso. Hemos creado este manual de estudio para que lo utilice a su propio ritmo, ya sea que desee completar un paso por semana o uno por mes; la elección depende de usted y del Espíritu Santo. Lo más importante es comprometerse con el viaje e invitar a las personas adecuadas a que le acompañen, algo de lo que hablaremos más en la segunda sección.
  • 6. Sea amable consigo mismo. La reedi- ficación, aunque necesaria, no siempre es fácil. A veces su progreso será obvio, pero en otros momentos no. Confíe en que Dios le está guiando y que algún día recordará lo vivido con gratitud por lo mucho que ha superado. Tómese su tiempo. Cuando tratamos de apresurar la obra de Dios en nuestra vida, es muy probable que estemos luchando con nuestras fuerzas humanas y según nuestras propias habilidades. Pero al igual que en la construcción de un edificio físico, saltarse los pasos puede conducir a un resultado desastroso. Tenemos que colaborar con Dios en este proceso de reedificación, y a veces eso significará movernos lentamente y prestar atención a los detalles. Anote sus pensamientos y experien- cias. Asegúrese de hacer una pausa para reflexionar al final de cada sección, como una manera de resumir lo que ha sucedido en los días o semanas anteriores. Puede que le sorprenda lo que descubra. Y para aquellos que quieran tomar nota de sus pensamientos con más frecuencia, podría ser útil llevar un diario aparte como espacio de conversación entre usted y el Señor a medida que avanza de un paso a otro. Considere la posibilidad de encontrar un compañero. Este estudio es un trabajo profundo. Invitar a alguien a que lo haga con usted, ya sea para que lo estudie con usted o para que le ayude, puede hacer que la labor sea más fácil y agradable. Un poco de compañía ayuda mucho cuando se trata de lidiar con aspectos difíciles de nuestra vida. Haga de la lectura de la Biblia y de la ora- ción una prioridad. Un manual de estudio como este solo puede llegar hasta cierto punto. La comunión con Dios y la lectura de su Palabra son dos fuentes fundamen- tales de inspiración y alimento espiritual en el camino. Considere la posibilidad de abrir espacio en su rutina diaria al renunciar de manera temporal a ciertas actividades, para poder seguir recibiendo el sustento del Señor. Consejos útiles
  • 7. ¿Es su vida tal como esperaba que fuera? Todos tendríamos que decir que no, porque la vida nunca se desarrolla por completo según lo previsto. A menudo, lo que hemos pensado se ve alterado en más de una ocasión: “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová en- dereza sus pasos” (Pr 16.9). E incluso, a veces, pasamos por cambios que pueden ser grandes y perturbadores. ¿Qué ocurre cuando nuestro rumbo cambia o cuando nuestro mundo se desmorona de repente? Es entonces cuando nos pregun- tamos qué podemos hacer. Como pastor, he aconsejado a muchas personas en situaciones similares y yo mismo he pasado por momentos así. Para recuperarnos, tenemos que reedificar de una manera u otra. Esto puede ser desco- razonador, pero cuando caminamos con el Señor, tenemos una enorme ventaja. Podemos contar con su dirección, protección y provisión en medio de los cambios. Dios sigue siendo nuestro compañero en medio de cualquier circunstancia. Así que, dondequiera que se encuentre hoy, es hora de comenzar este viaje de reedifi- cación. Las siguientes páginas ofrecen ayuda para lograr la “reconstrucción” de lo que sea que se haya desvanecido. Tal vez, aunque sea incómodo admitirlo, se haya alejado de Dios y no esté donde esperaba llegar. Puede que se encuentre ante un largo y lento camino de regreso. Quizás incluso esté sufriendo las consecuencias del alejamiento. Sin importar cómo haya llegado a su situa- ción actual o de lo maltrechas que parezcan las cosas, quiero asegurarle que, con Dios, siempre es posible volver al buen camino (Mt 19.26). Lo que esté viviendo puede que sea su culpa, o puede que usted no haya tenido nada que ver con ello. Sea como sea, Dios se especializa en reedificar. Él siempre está listo y esperando para tomarnos de la mano y ayu- darnos a comenzar a juntar las piezas. Hay una historia en la Biblia que nos dice mucho sobre el carácter de Dios, y lo que hace cuando intentamos reedificar. Se trata de la parábola del hijo pródigo en Lucas 15.11-32. El hijo rebelde se buscó sus problemas. Dejó la casa de su padre para poder ser libre y hacer lo que quisiera. Y las cosas parecieron ma- ravillosas, durante un tiempo. Sin saber que estaba en una espiral descendente, el hijo siguió disfrutando y abusando de su libertad. Con el tiempo, descubrió que su vida había sido destruida. Cuando entró en razón, decidió volver a casa. Es entonces cuando vemos el amor asom- broso, la compasión y el poder de la gracia del padre. Corrió al encuentro de su hijo y le trajo una túnica (signo de posición), un anillo (signo de autoridad) y unas sandalias (signo de filiación). El hijo pródigo fue perdonado y restaurado por completo, y comenzó una nue- va etapa de su vida. El padre le dio todo lo que necesitaba para triunfar en los días venideros, que serían muy diferentes a los que había dejado atrás. Dios hará lo mismo con todos los que se le acerquen con humildad, arrepentimiento y fe. ¿Qué necesita de Dios para reedificar hoy? ¿Limpieza y perdón? ¿Apoyo y estructura? ¿Ideas e inspiración? Lo más probable es que sea todo eso. Solo pida, creyendo que recibirá (Mr 11.24). Él le acogerá con los brazos abier- tos, perdonará todos sus pecados, le dará todo lo que necesite y le recordará que usted es su hijo. Oro para que Dios le llene de esperanza al comenzar este recorrido tan especial. Charles F. Stanley Fundador Ministerios En Contacto
  • 8. Impulsado por la Palabra de Dios Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: “Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre”. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor. Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: “He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado”. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, “La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo”; y: “Piedra de tropiezo, y roca que hace caer”. Tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. D e todas las personas que encontramos en la Biblia, el apóstol Pedro es el único que cumple con los requisitos para enseñarnos a reedi- ficar. Los errores y pecados que cometió y, sobre todo, la decisión que tomó una y otra vez de seguir a Cristo le brindaron muchas oportunidades de reedificar su vida. Desde rechazar la predicción de la muerte del Señor Jesús, hasta negarlo fuera del palacio del Sumo Sacerdote, pasando por negarse a comer con los gentiles a pesar de la revelación de Dios, Pedro tenía una manera de tropezar, para luego afrontar, e incluso lamentar, lo perdido. Fue un patrón que siempre lo llevó de vuelta al amor de su Salvador. A lo largo de este manual de estudio no solo hablaremos de aconteci- mientos importantes en la vida de Pedro; sino también de algunos versículos del libro Primera de Pedro que son útiles para memorizar mientras piensa en lo que significa la reedificación para usted en este momento de su vida. Consejo: A medida que memoriza este pasaje, medite en cómo se enfatiza la importancia de reconstruir siempre sobre el fundamento de Jesucristo, nues- tra piedra angular. Recomendamos profundizar en una porción a la vez, para que asimile la verdad de cada versículo antes de seguir adelante. P A R A M E M O R I Z A R 1 P E D R O 1 . 2 2 – 2 .1 0
  • 9. B U S C A R Y R E S C ATA R SECCIÓN uno
  • 10. La necesidad de reedificar nos llega des- de muchas direcciones. Puede ser que se esté tambaleando por una pérdida o que se esté escondiendo por la vergüenza que le produce el pecado o la adicción. Tal vez se sienta lastimado por una relación que ter- minó o sin propósito ahora que el nido está vacío. Tal vez esté atascado en un trabajo o preocupado por lo que vendrá. Sin impor- tar lo que le haya llevado a este punto, es sensato tomar tiempo para reflexionar en cuanto a todas sus experiencias. g g En primer lugar, mire a su alrededor. ¿Quién estaría dispuesto a acompañarle en el proceso de reedificación? En los momentos más importantes de la vida, la gente suele reunirse para reconocer o ce- lebrar lo sucedido, compartir historias de supervivencia y ofrecerse apoyo mutuo, consuelo o felicitaciones. Jesucristo modeló este mismo enfoque para sus discípulos, reuniéndolos por igual para asistir a una boda, fiestas y funerales. Más tarde, tras la crucifixión, hicieron lo mismo en su ausencia. Incluso Pedro —el hombre que había negado a Cristo tres veces después de jurar que moriría por Él— REFLEXIÓN // ¿Conoce a alguien con quien pueda conectarse en esta temporada de reedificación? Haga una lista. g g Además de rodearse de personas sabias y amorosas, es fundamental que pase tiempo a solas con Dios para que pueda reedificar su vida. En oración y por medio de la lectura de la Biblia, entramos en un diálogo con Dios en el que hablamos y luego escuchamos su voz. Podemos escucharlo por medio de la Palabra, pero también podemos sentirlo hablar a nuestro corazón a través del Espíritu Santo, guiándonos paso a paso hacia dónde quiere que vayamos. Durante momentos intensos de su ministerio, el Señor Jesucristo se retiraba B U S C A R Y R E S C A T A R 7 PARA PENSAR // ¿Qué cree que significa “vigilar y esperar” con Cristo mientras se prepara para reedificar? ¿Cómo podría dedicar, aunque sea cinco minutos al día, a estar a solas con Dios para orar y escuchar su voz? ¿Qué sucedió? PA S O 1 se presentó, al reconocer que era mejor llorar juntos que sufrir solos. P A S O 1 a menudo para estar a solas con el Padre. De hecho, durante el momento decisivo de su vida y ministerio, el Señor Jesús pasó tiempo en el jardín de Getsemaní, luchando con el Padre por el sufrimiento que iba a padecer (Mt 26.36-46). Por supuesto, también llevó consigo a tres de los discípulos, animándolos a velar y esperar porque “el espíritu está dispuesto, pero la car- ne es débil”. Y Pedro estaba allí, durmiendo en lugar de orar, apenas horas —quizá incluso minutos— antes de negar a Cristo. Pedro aún no se daba cuenta de lo mucho que necesi- taba ese tiempo a solas con Dios. Más tarde, escribiría a los creyentes dispersos por todo el mundo antiguo, diciéndoles: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 P 5.8).
  • 11. 8 S E C C I Ó N U N O P A S O 1 g g Por último, para poder reedificar bien, es necesario pasar por la etapa del duelo y deter- minar lo que se puede salvar. Incluso después de ver a Cristo resucitado con sus propios ojos, Pedro volvió al trabajo de pescador. Habían pasado casi tres años desde que el Señor les dijo dónde echar la red y sacaron la mayor pesca que Pedro había visto en su vida. Aquel día lo dejó todo para seguir a Jesús (Lc 5.1-11), y ahora, aquí estaba, de nuevo pescan- do. Es como si hiciera un inventario de su vida, y aunque Cristo había vuelto, Pedro no creía que el Señor lo aceptaría después de haberlo negado. Ahora, Cristo estaba de nuevo indicando a los hombres dónde echar las redes, y cuando Pedro se dio cuenta de que era Jesús, saltó y nadó hasta la orilla. Pero el discípulo aún no se daba cuenta de que la pesca no podía recons- truir su vida. Solo Cristo podía hacerlo. Más tarde, mientras estaban sentados terminando de desayunar, el Señor le preguntó tres veces “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” (Jn 21.15- 17). Y con cada respuesta, el Señor lo llamó a empezar de nuevo, esta vez como pastor. Oración Después de lamentar lo que se ha perdido, no siempre es fácil ver lo que queda. Como Pedro, a menudo necesitamos pasar tiempo con Cristo para que nos recuerde lo que tenemos. ¿Qué es lo que el Señor le llama a reedificar? ¿Hay escombros que se puedan reutilizar? ¿Cómo están los cimientos de su vida? Y lo más importante, ¿cómo es su relación con Cristo? Ore por sus respuestas. EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 12. P A R A M E M O R I Z A R B U S C A R Y R E S C A T A R 9 “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”. —1 Pedro 1.22 P A S O 1
  • 13. Cuando la vida se ha deshecho y necesita ser reconstruida, la confesión es la herramienta que utilizamos para ponernos de acuerdo con Dios y con los demás sobre el papel que puede haber desempeñado nuestro pecado. ¿Fuimos parte del problema? ¿Empeoramos la situación con nuestra reacción? ¿El estrés y el ajetreo de los cambios que hemos vivido, incluso los positivos, nos han llevado a utilizar palabras hirientes o a volvernos egoístas u orgullosos? Le confesamos a Dios nuestros pecados por- que, en el fondo, todo pecado es contra Él (Sal 51.3, 4). El pecado hace que no alcancemos el estándar de Dios (Ro 3.23), y nos separa de la vida y el amor que tiene para nosotros (6.23). g g Pedro conocía el poder de confesar su peca- do; es decir, de estar de acuerdo con Cristo. La noche antes de la crucifixión, cuando el Señor quiso lavar los pies de los discípulos, Pedro se negó al principio, diciendo: “¡No me lavarás los pies jamás!”. Pero cuando el Señor le dijo: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo”, Pedro se dio cuenta de que Él estaba hablando de algo más que de pies sucios. Solo ofreciéndole las partes menos deseables y pecaminosas de sí mismo quedaría limpio (Jn 13.5-10). M M ucho de lo que nos angus- ucho de lo que nos angus- tia o lastima en la vida es tia o lastima en la vida es resultado del pecado: el nuestro, resultado del pecado: el nuestro, el de otra persona o la naturaleza el de otra persona o la naturaleza propia de un mundo caído. Puede propia de un mundo caído. Puede parecer más fácil evitar el confe- parecer más fácil evitar el confe- sarle al Señor nuestro pecado, pero sarle al Señor nuestro pecado, pero necesitamos misericordia para necesitamos misericordia para con nosotros mismos y gracia para con nosotros mismos y gracia para perdonar a los demás. De lo contra- perdonar a los demás. De lo contra- rio, dejar que la vergüenza o la falta rio, dejar que la vergüenza o la falta de perdón se agraven arruinará de perdón se agraven arruinará nuestra comunión con Dios, que es nuestra comunión con Dios, que es precisamente lo que necesitamos precisamente lo que necesitamos para salir adelante. Mientras se para salir adelante. Mientras se prepara para reedificar, oro para prepara para reedificar, oro para que tenga en cuenta lo que dice que tenga en cuenta lo que dice la Biblia: “Acerquémonos, pues, la Biblia: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” gracia para el oportuno socorro” (He 4.16). Cuando Cristo es su Salva- (He 4.16). Cuando Cristo es su Salva- dor, usted como hijo de un Padre dor, usted como hijo de un Padre misericordioso, puede contar con misericordioso, puede contar con su perdón y gracia, hoy mismo. su perdón y gracia, hoy mismo. 10 S E C C I Ó N U N O Tiempo de confesar Oración Señor, es más fácil mirar a mi alre- dedor y ver lo que otros han dicho o hecho para causar este dolor e in- certidumbre en mi vida que afrontar mi propio papel en lo que me ocurre. Ayúdame a ver mi pecado por lo que es y a estar de acuerdo contigo al confesarme. Amén. g g Pero como el pecado suele ser contra otras personas, también debemos confesarnos con ellas. A veces, esto significa confesar nuestros pecados específicos a la persona contra la que los hemos cometido, lo cual está en consonan- cia con lo que el Señor Jesús nos dice: “recon- cíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mt 5.23, 24). Otras veces, estamos llamados a confesar nuestros pecados específicos a otros creyen- tes, no porque hayamos pecado contra ellos, sino porque pueden recordarnos el perdón de Dios y orar por nuestra liberación del poder y la presencia del pecado (Stg 5.16). PA S O 2 P A S O 2 U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y
  • 14. B U S C A R Y R E S C A T A R 11 REFLEXIÓN // ¿Ha pecado contra alguien, pero nunca ha admitido que se equivocó ni ha pedido perdón? Considere la posibilidad de hablar con un pastor, un amigo de confianza o un consejero antes de acercarse a esa persona. La siguiente oración puede ser útil para preparar- se para una conversación potencialmente difícil, pero muy necesaria: No hay duda de que no es fácil confesarte mi pecado, Señor, pero por alguna razón, es aún más difícil confesarlo a los demás, en especial cuando sé que mis palabras y acciones los han herido. Ayúdame a ser sincero y humilde, y dame el valor para enfrentarme tanto a mi pecado como a aquellos contra los que he pecado. Amén. g g Estar de acuerdo con Dios en cuanto a nues- tros pecados no es el único propósito de la confesión. A menudo, cuando hemos llegado al otro lado del sufrimiento, o estamos empe- zando de nuevo tras el fin de una carrera o una relación, profesar lo que creemos y apreciamos nos permite superar los obstáculos en el esfuer- zo de reedificación. En Juan 6, el Señor Jesucristo causó una gran controversia entre sus seguidores cuando afirmó ser el Pan de Vida. Muchos le abandona- ron. Pero cuando preguntó a los de su círculo íntimo: “¿Queréis acaso iros también vosotros?”. Pedro habló diciendo: “Señor, ¿a quién iremos?”. Entonces hizo esta confesión: “Tú tienes pala- bras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (vv. 67-69). ¿Qué cree usted sobre Dios y su obra redentora en el mundo? ¿En su vida? Cuando empiece a reedificar, sea sincero con Él, consigo mismo y con los demás sobre esto. Si su fe en Él es plena, proclámela con alegría. Y si está luchan- do con la duda, pídale al Espíritu Santo que le conforte y aumente su fe. Oración Señor, no quiero pasar todo mi tiem- po confesando solo lo que he hecho mal. También quiero confesar todo lo que tú has hecho bien en mi vida: Solo tú eres Dios, digno de alabanza y honor. Creo en ti, en tu Hijo Jesús y en tu Espíritu Santo. Solo con Cristo como piedra angular puedo hacer esta obra de reedificación. P A S O 2
  • 15. 12 S E C C I Ó N U N O P A S O 2 EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 16. P A R A M E M O R I Z A R “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. —1 Pedro 1.22, 23 B U S C A R Y R E S C A T A R 13 P A S O 2
  • 17. 14 S E C C I Ó N U N O U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y Arrepentimiento: una palabra que tiene mucho peso. Y dependiendo de cómo se la hayan presentado por primera vez, puede que su reacción no sea positiva, sino que, más bien, implique sentimientos de frustración o vergüenza. Pero en realidad, el arrepenti- miento es una bendición, un don de Dios que está en el corazón del mensaje del evangelio. “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, dijo el Señor Jesús, y lo dijo como una invitación (Mt 4.17). La confesión y el arrepentimiento se confun- den a menudo. Si la confesión consiste en alinearnos con Dios, en estar de acuerdo con Él en que nuestras palabras, acciones o pen- samientos son pecaminosos, entonces el arre- pentimiento consiste en alejarnos del pecado y acercarnos a Dios. Incluso podríamos decir que el arrepentimiento es tan simple como dar la vuelta e ir en una dirección diferente, de la misma manera que el hijo pródigo dejó su locura y volvió a casa. (Véase Lc 15.11-32). g g El apóstol Pedro entendía lo que significaba el arrepentimiento. Después de sus mu- chos fracasos, continuó siguiendo al Señor Cómo dar la vuelta PA S O 3 H H a completado algo difícil a completado algo difícil pero crucial. La confesión pero crucial. La confesión nos da paz y despeja el camino para nos da paz y despeja el camino para un nuevo comienzo. El siguiente un nuevo comienzo. El siguiente paso es igual de importante. ¿Cuán- paso es igual de importante. ¿Cuán- do fue la última vez que siguió con- do fue la última vez que siguió con- duciendo en la dirección equivoca- duciendo en la dirección equivoca- da y aun así llegó a donde intentaba da y aun así llegó a donde intentaba ir? Por lo general, eso no funciona. ir? Por lo general, eso no funciona. Tiene que dar la vuelta. Si ha inten- Tiene que dar la vuelta. Si ha inten- tado cambiar sin éxito en el pasado tado cambiar sin éxito en el pasado pero tiene dudas, le tengo buenas pero tiene dudas, le tengo buenas noticias. No puede vivir conforme noticias. No puede vivir conforme a Cristo por sí solo. Pero gracias a a Cristo por sí solo. Pero gracias a su fe, el impresionante poder que su fe, el impresionante poder que resucitó al Señor Jesús de entre los resucitó al Señor Jesús de entre los muertos también habita en usted muertos también habita en usted (Ro 8.11). Es el poder de Dios, no el (Ro 8.11). Es el poder de Dios, no el suyo, el que traerá el cambio, y “más suyo, el que traerá el cambio, y “más abundantemente de lo que pedimos abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Ef 3.20). Confíe o entendemos” (Ef 3.20). Confíe en Él, momento a momento, para en Él, momento a momento, para avanzar en la dirección correcta. avanzar en la dirección correcta. Jesucristo incluso cuando hacerlo requería un cambio de rumbo. El Señor fue paciente con él, atrayéndolo con amor una y otra vez, incluso cuando Pedro lo negó en el momento de mayor necesidad del Señor. Tal vez por eso, en uno de los pocos lugares en los que Pedro escribe sobre el arrepentimiento, lo relaciona con la paciencia, la paciencia de Dios: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P 3.9). Momento de gratitud Agradézcale a Dios por su paciencia para con nosotros y su deseo de que todo el mundo se acerque a Él. Mencione algún período de su vida en el que la bondad de Dios haya sido evidente de una manera especial. P A S O 3
  • 18. PARA PENSAR // El arrepentimiento no es una manera de ganarnos la aprobación de Dios. u El arrepentimiento es un regalo de Dios (2 Ti 2.25). El arrepentimiento no es una herramienta de autoayuda. u El arrepentimiento es un acto de humildad ante un Dios bueno y santo (Sal 51.4). El arrepentimiento no es una fórmula que nos permitirá obtener ciertas cosas de Dios. u El arrepentimiento es la manera de volver a Dios cuando hemos pecado contra Él (1 Jn 1.9). El arrepentimiento no consiste en corregir las fallas de otra persona. u El arrepentimiento es la manera en que asumimos nuestro pecado (Pr 28.13). El arrepentimiento no consiste en decidir hacer nuestro mejor esfuerzo la próxima vez. u El arrepentimiento incluye la confesión, una corrección del curso de nuestra vida y una relación renovada con el Señor (2 Co 7.9, 10). El arrepentimiento no es algo que hagamos una sola vez. u El arrepentimiento es un proceso en el cual volvemos al Padre una y otra vez (Stg 4.7-10). El arrepentimiento no es un castigo. u El arrepentimiento es un reencuentro gozoso con Aquel que nos ama por completo (Lc 15.7). Es importante recordar que, ya sea que cambiemos nuestros pensamientos o nuestras acciones, el arrepentimiento no es algo que se haga una sola vez, sino una práctica de vida. En cierto modo, siempre estamos en proceso de arrepentimiento, o de volver nuestras men- tes y corazones hacia Cristo. Considere el recordatorio de Pablo a los gálatas: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? (Ga 3.3). ¡No! Nuestra fe continúa de la misma manera que comenzó: por la gracia que resulta de creer y arrepen- tirnos. B U S C A R Y R E S C A T A R 15 g g El verdadero arrepentimiento también re- quiere que seamos pacientes. Es un proceso que se produce a lo largo de mucho tiempo mientras crecemos y maduramos. En 1 Pedro 1.13-16, el apóstol ofrece varias maneras de cambiar la dirección de nuestros pensamientos mientras nos arrepentimos y seguimos a Cristo. En primer lugar, nos dice “no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vues- tra ignorancia”. Cuando nos damos cuenta de que ciertos pensamientos son pecaminosos, es cuando sabemos lo que debemos evitar. También nos dice “ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios”; es decir, pre- parar nuestra mente para controlar nuestros pensamientos y acciones. Al estar conscien- tes de que tenemos la inclinación a resentir las ofensas pasadas o a tener pensamientos de lujuria o avaricia, podemos buscar ir en otra dirección tan pronto detectamos que nuestra mente divaga por dichos senderos. Pedro también dice que debemos “espe- rad por completo en la gracia” de Cristo. El arrepentimiento no ocurre por nuestra propia fuerza o porque deseemos cambiar. Solo la gracia del Señor Jesucristo hace posible que nos arrepintamos de corazón. P A S O 3
  • 19. 16 S E C C I Ó N U N O REFLEXIÓN // Al pensar en la reedifi- cación, ¿qué aspectos de su vida van en la dirección equivocada? ¿Qué pensamientos o acciones son necesarios para que pueda dar un giro de arrepentimiento? ¿Qué cara tendrá el fruto del arrepentimiento en su situación? P A S O 3 EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 20. B U S C A R Y R E S C A T A R 17 “Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”. —1 Pedro 1.24, 25 P A R A M E M O R I Z A R P A S O 3
  • 21. DIARIO // Ya que es posible que quiera recordar sus pensamientos en las próximas semanas o meses, utilice las líneas que aparecen a continuación para reflexionar en cuanto a lo que ha descubierto hasta ahora. Aquí tiene unas cuantas preguntas para empezar: A lo largo de esta sección, hemos estado analizando nuestras vidas: ¿Qué se puede salvar, qué se ha perdido y qué nos llama Dios a reedificar? ¿Le han parecido obvias las respuestas a estas preguntas? ¿Qué trabajo adicional de búsqueda y rescate necesita hacer? ¿Qué temores le produce seguir adelante? ¿Qué es lo que le entusiasma? P A S O 3 18 S E C C I Ó N U N O
  • 22. “ Sin importar cómo haya llegado a su situación actual o de lo terrible que parezca, quiero asegurarle que, con Dios, siempre es posible volver al buen camino”. — C H A R L E S F . S T A N L E Y
  • 23. R E U N I R Y A S E G U R A R SECCIÓN DOS
  • 24. U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y R E U N I R Y A S E G U R A R 21 Recolección de materiales PA S O 4 Una vez que sabemos lo que hemos perdido y lo que podemos conservar, el siguiente paso en la reedificación es reunir los materiales. Si estuviéramos reconstruyendo una estructura real, estaríamos almacenando madera y ladri- llos, clavos y pintura. Incluso cuando recons- truimos nuestra vida espiritual o emocional, podemos sentirnos tentados a mirar lo externo: objetos que podemos apilar y almacenar, y terminamos coleccionando podcasts y predica- ciones como un intento de encontrar “afuera” lo que necesitamos en esta nueva etapa. A A veces lo más difícil de un veces lo más difícil de un proyecto es empezar, sobre proyecto es empezar, sobre todo si implica dolor, pérdida o un todo si implica dolor, pérdida o un cambio que no esperaba. Ahora cambio que no esperaba. Ahora que ha empezado, espero que se que ha empezado, espero que se sienta animado por el trabajo que sienta animado por el trabajo que ha completado y por las partes ha completado y por las partes emocionantes que están por venir. emocionantes que están por venir. Quizás recuerde la historia del rey Quizás recuerde la historia del rey Salomón, que construyó un templo Salomón, que construyó un templo para el Señor. Quería los mejores para el Señor. Quería los mejores materiales para este proyecto e materiales para este proyecto e invirtió muchos recursos y esfuerzo invirtió muchos recursos y esfuerzo en obtenerlos (2 Cr 2). “La casa en obtenerlos (2 Cr 2). “La casa que tengo que edificar, ha de ser que tengo que edificar, ha de ser grande”, dijo (v. 5). Tal vez usted grande”, dijo (v. 5). Tal vez usted tenga un sentimiento similar. tenga un sentimiento similar. Cuando creamos algo importante, Cuando creamos algo importante, queremos que los detalles sean queremos que los detalles sean buenos. Pues bien, en eso vamos a buenos. Pues bien, en eso vamos a trabajar ahora. Que sea bendecido trabajar ahora. Que sea bendecido en el trabajo que tiene por delante. en el trabajo que tiene por delante. P A S O 4 Sin embargo, a menudo los materiales más importantes que necesitamos para reedificar ya los tenemos: cosas que Dios nos ha dado y que se han formado en nosotros a lo largo de nuestra vida, como nuestra personalidad, experiencias, dones y talentos. Incluso nuestra fe, de la que el apóstol Pedro dice que es “mu- cho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego” (1 P 1.7), sirve como recurso indispensable para empezar de nuevo cuando miramos más allá de nuestras circunstancias actuales.
  • 25. P A S O 4 LISTA // Para la reedificación que se aproxima, ¿qué recursos de su vida pudiera recoger? Considere las siguientes preguntas: • ¿Qué experiencias pueden ayudarle a afrontar este nuevo reto? • ¿Qué aspectos de su personalidad puede aprovechar en estos momentos? • ¿Qué dones y talentos tiene que pueden ayudarle en esta etapa? 22 S E C C I Ó N D O S g g Piense en Pedro y los demás apóstoles en el aposento alto después de ver al Señor Je- sucristo ascender al cielo. Nada había salido como lo habían planeado. Sus espíritus habían sido aplastados al presenciar el arresto y la crucifixión de Jesús. Pero ahora, después de pasar tiempo con el Señor tras su resurrec- ción, tenían una confianza renovada en que Él de verdad era el Mesías. Estaban listos para edificar sobre lo que Él había comenzado en y a través de ellos. Así que reunieron lo que necesitaban para seguir adelante: u Conocimiento de las Sagradas Escrituras. En las primeras páginas de los Hechos, en- contramos a Pedro recurriendo con frecuen- cia a los salmos y a los profetas en busca de consuelo (1.16), perspicacia (2.17-22) y visión (2.25-28). u Experiencias con el Señor Jesucristo. Los apóstoles valoraban tanto el tener una rela- ción personal con Cristo, que convirtieron di- cha experiencia en un requisito previo para quien debiera sustituir a Judas (1.21, 22). u Sus historias. Los relatos de los Evangelios están llenos de encuentros que el Señor Je- sús tuvo con individuos o grupos pequeños: incidentes que no habrían sido conocidos, al menos no en un principio. Cuando los discípulos se reunieron y comenzaron a compartir, su relato colectivo se convirtió en un poderoso recurso para ellos. u Valentía. Después de todo lo que habían pasado, los discípulos tenían una nueva audacia para predicar y enseñar, en especial Pedro (2.14).
  • 26. P A S O 4 R E U N I R Y A S E G U R A R 23 LEER Y CONSIDERAR // Hemos hablado mucho de la reedificación hecha por los apóstoles después de la ascensión del Señor. Lea Hechos 1 y 2. ¿Cómo cree que se sintieron durante este período? ¿Qué otros “materiales” reunieron los apóstoles que no hayamos enumerado? ¿Cree que tenían todo lo que necesitaban para hacer el trabajo que tenían por delante? ¿Cree que estaban seguros de tener todo lo necesario? ¿Por qué sí o por qué no? g g Mientras reunimos los materiales necesarios, también debemos reconocer la importancia del Espíritu Santo: en aquellos primeros días tras la resurrección, Él suplió con creces todo lo que a los apóstoles les podía faltar para su labor de reedificación. O, como dice Pedro en sus cartas, su labor de predicación del evangelio solo se llevó a cabo gracias al “Espíritu Santo enviado del cielo” (1 P 1.12), “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron sien- do inspirados por el Espíritu Santo” (2 P 1.21). Además, los materiales o recursos que más necesitamos para reedificar son a menudo el fruto del Espíritu —la evidencia de la obra de Dios en nuestras vidas—, que se manifiestan en forma de “amor, gozo, paz, paciencia, benig- nidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Ga 5.22, 23). Oración Señor, cuando miro los materiales que he reunido para esta reedifica- ción a la que me has llamado, admi- to que no estoy seguro de que sean suficientes. Si tengo que confiar en mi personalidad, experiencias y dones, no sé cómo podré salir ade- lante. Pero con tu Espíritu y su fruto en mi vida, confío en ti para el buen trabajo que está por venir.
  • 27. P A S O 4 24 S E C C I Ó N D O S EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 28. “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones”. —1 Pedro 2.1 P A R A M E M O R I Z A R P A S O 4 R E U N I R Y A S E G U R A R 25
  • 29. Asegurarnos de disponer de las herramientas adecuadas es una parte importante del proceso de reedificación. Las más especializadas se utilizan para facilitar las tareas complicadas, mientras que las más universales ofrecen flexibilidad a la hora de aplicarlas al trabajo. Piense en la diferencia entre una barrena para cavar agujeros y una pala, que también puede utilizarse para cavar, pero que está diseñada para raspar, rellenar, separar y levantar. g g En nuestra vida espiritual, las herramientas también son muy variadas. El ayuno es una herramienta más especializada que nos ayuda a centrarnos y discernir la voluntad de Dios para nuestra vida, mientras que la oración es más general. Al igual que el ayuno, la oración nos ayuda a discernir, pero a través de ella también pedimos, alabamos, intercedemos, confesamos y adoramos. A lo largo de las Sagradas Escrituras se mencionan muchas otras herramientas espirituales, como la lectura y el estudio de la Biblia, la comunión, el diezmo, la meditación, entre otras más. E E s fácil dejar escapar los s fácil dejar escapar los buenos hábitos espirituales buenos hábitos espirituales si no prestamos atención, en si no prestamos atención, en especial cuando todo en nuestra especial cuando todo en nuestra vida está bien. Pero no hay nada vida está bien. Pero no hay nada como un momento de necesidad como un momento de necesidad para hacernos recurrir a la Palabra para hacernos recurrir a la Palabra de Dios o impulsarnos a orar de Dios o impulsarnos a orar con renovado vigor. Echemos un con renovado vigor. Echemos un vistazo a estas prácticas. Todos vistazo a estas prácticas. Todos deberíamos orar tanto en los deberíamos orar tanto en los tiempos de alegría como en los tiempos de alegría como en los tiempos difíciles. Pero si este tiempos difíciles. Pero si este trabajo de reedificación hace que trabajo de reedificación hace que se dé cuenta de que hace tiempo se dé cuenta de que hace tiempo que no abre su Biblia, quiero que no abre su Biblia, quiero animarle a que lo haga. Creo animarle a que lo haga. Creo que encontrará que Dios le ha que encontrará que Dios le ha estado esperando con los brazos estado esperando con los brazos abiertos. Es mi oración que, al abiertos. Es mi oración que, al buscarlo, descubra por qué David buscarlo, descubra por qué David dijo: “Lámpara es a mis pies tu dijo: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal 119.105). Con las herramientas (Sal 119.105). Con las herramientas de Dios y su presencia viva en su de Dios y su presencia viva en su corazón, nunca caminará en la corazón, nunca caminará en la oscuridad. oscuridad. 26 S E C C I Ó N D O S Herramientas de seguridad P A S O 5 U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y PA S O 5 Los apóstoles utilizaron muchas de estas herramientas cuando reconstruyeron su ministerio —y, en última instancia, la Iglesia- tras la ascensión de Jesucristo. En el libro de los Hechos, encontramos al creciente grupo de cristianos orando y adorando, leyendo la Biblia, predicando, cantando, compartiendo lo que tenían y festejando juntos.
  • 30. R E U N I R Y A S E G U R A R 27 REFLEXIÓN // ¿Está de acuerdo en que estas sencillas prácticas cristianas también son necesarias para reedificar después de una temporada difícil? Por ejemplo, ¿cómo podría utilizar la oración y el estudio de la Biblia en este sentido? ¿Qué hay de cantar o festejar? En la práctica, ¿cómo podrían estas herramientas espirituales ayudarle a reedificar? g g A veces, las condiciones para la reedificación son hostiles. Esto puede deberse a las fuerzas satánicas involucradas en la guerra espiritual, o a las consecuencias de nuestro pecado. A veces, esas consecuencias se derivan de las relaciones pecaminosas que tenemos. Primera de Pedro 4.4 las describe como los amigos y conocidos a los que “les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan”. Pero debemos tener en cuenta que lo que puede servir de herramienta en una situación, puede convertirse en un arma en otra. Pensemos en la Palabra de Dios. En Efesios 6.17, Pablo la llama un arma, invitando a sus lec- tores a “estar firmes contra las asechanzas del diablo” tomando “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (vv. 11, 17). Pero recuerde que no debemos utilizar la Biblia como un arma contra otras personas. Como dice Pablo en el versículo 12: “no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malig- nos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales”. g g En otras situaciones, debemos aprender a usar una herramienta y un arma al mismo tiempo. Cuando el remanente de Judá regresó de Persia para comenzar a reconstruir la mura- lla alrededor de Jerusalén, se enfrentó a una fuerte resistencia por parte de los enemigos que intentaron detener la obra y matar a los judíos. Cuando Nehemías se enteró de sus planes, ideó uno propio: “Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que car- gaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban” (Neh 4.17, 18). PARA PENSAR // ¿Se enfrenta a algún “enemigo” mientras se prepara para reedificar? Aunque no sean enemigos propiamente dichos, ¿qué resistencia u obstáculos podría encontrar? Considere cómo podría reaccionar ante cada uno de ellos de manera piadosa, y piense en un plan que le ayude a mantenerse en el camino. (Recuerde que estamos hablando metafórica- mente. Como ejemplo, incluso planificar cómo responder amablemente cuando alguien es irrespetuoso podría ser un “arma” a utilizar). P A S O 5
  • 31. P A S O 5 28 S E C C I Ó N D O S g g Los profetas del Antiguo Testamento, Isaías y Miqueas hablan del final de los tiempos, uti- lizando la imagen de convertir “sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces” (Is 2.4; Miq 4.3). Cuando el reino de Dios llegue por fin a su plenitud, no habrá más luchas ni guerras. Tampoco habrá más reedi- ficaciones, porque el orden perfecto de Dios habrá sido restaurado en ese momento. El Señor mismo hizo referencia a este tiempo futuro cuando, durante su arresto, Pedro cortó la oreja del siervo del sumo sacerdote. “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán”, le dijo el Señor (Mt 26.52). Luego sanó al herido y se entregó para ser arrestado. En lugar de una reja de arado, el Señor Jesús convirtió la espada de Pedro en una herramienta mucho mejor: el amor. Y con sus manos y pies clavados en la cruz, nuestro Salvador mostró al mundo que el amor es la herramienta más poderosa para todas las tareas de reedificación que tenemos por delante. Oración Señor Jesús, gracias por tu amor derramado por mí. Ayúdame a ver cómo el amor puede ayudar a reedi- ficar. Muéstrame cómo cuidar a los amigos y a los enemigos por igual, y cómo amarte con todo mi corazón, alma, mente y fuerzas. Amén. EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 32. P A S O 5 R E U N I R Y A S E G U R A R 29 “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor”. —1 Pedro 2.2, 3 P A R A M E M O R I Z A R
  • 33. Una vez que tenemos reunidos nuestros materiales y herramientas, podemos come- ter el error de pensar que estamos listos para entrar solos en las siguientes fases de reedifica- ción, en especial cuando empezamos de nuevo después de un pecado o un fracaso personal. Podríamos suponer que Dios nos ha encomen- dado esta tarea de reconstrucción como una especie de penitencia. Pero esa no es la manera en que utiliza los momentos difíciles en nues- tra vida. Por el contrario, Dios quiere que invitemos a otros a participar en este proceso. A veces eso significa obtener ayuda de personas que tienen habilidades de las que nosotros carecemos; otras veces significa encontrar personas que están un poco más adelantadas que nosotros. Otras veces Dios nos da la oportunidad de invi- tar a creyentes más jóvenes a unirse a nosotros en el proceso de reedificación como una mane- ra de prepararlos para sus propias temporadas de renovación y crecimiento en el futuro. M M e gustaría felicitarle por el trabajo que ha realizado hasta este momento. Ahora que ha empezado a desarrollar una base espiritual sólida para el proceso de construcción que tiene por delan- te, es el momento de pensar en la ayuda que necesitará. Ella es vital en determinadas situaciones. Y la mayoría de nosotros apreciamos la oportunidad de ser útiles a los de- más cuando podemos. A menudo, ambas partes acaban ayudándose mutuamente. Como escribe el autor de Eclesiastés, “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo” (4.9). Cuando pedimos consejo o apoyo a otros, el trabajo en equipo puede conver- tirse en uno de los aspectos más gratificantes de cualquier trabajo. Y cuando usted busca la voluntad del Padre en todo lo que hace, Él es fiel para enviar a las personas adecuadas en el momento adecua- do, para ayudarle a construir con sabiduría y amor. 30 S E C C I Ó N D O S Encontrar ayudantes PA S O 6 P A S O 6 U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y REFLEXIÓN // El paso 1 recomendó hacer una lista de los nombres de las personas con las que podría conectar durante esta temporada de reedificación. Si aún no la ha elaborado, escríbala ahora. Puede utilizar estas preguntas para ayudar a identificar a los ayudantes adecuados. • ¿Quién podría ofrecerle sabiduría? • ¿Quién está en una etapa similar a la suya en la vida? • ¿A quién podría rendir cuentas? • ¿A quién le vendría bien su apoyo en este momento?
  • 34. R E U N I R Y A S E G U R A R 31 REFLEXIÓN // ¿Dónde encuentra comu- nión espiritual en este momento? ¿Qué pasos debería dar para profundizar sus relaciones con creyentes fieles y amorosos? g g Las últimas líneas de la primera carta de Pedro mencionan a las personas con las que se asoció en su ministerio de evangelización. En primer lugar, está Silvano, un “hermano fiel”, que muchos creen que es el mismo hom- bre al que Pablo llama “Silvano” o “Silas”, un misionero consumado y discípulo por dere- cho propio. Luego está Marcos, a quien Pedro llama “mi hijo”. Es probable que se trate del hombre llamado Juan Marcos, que, junto con su primo Bernabé, viajó y ministró con Pablo. “La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros” también aparece como enviando saludos. Esta designación se refiere probablemente a la iglesia desde la que escribía Pedro; muchos creen que “Babi- lonia” era un símbolo de Roma. Es posible que sin darse cuenta pase por alto estas líneas finales, que parecen más la sección de agradecimiento de un libro que un texto sagrado. Pero todavía hay mucho que aprender de Pedro aquí. Al mencionar a Silvano, a Marcos y a la iglesia local, Pedro da un ejemplo de cómo incluir a las personas en nuestra vida, incluyendo nuestros esfuerzos de reedificación. Consideró a Silvano como un compañero con el que podía trabajar, a Marcos como alguien a quien podía orientar y formar, y a la iglesia como su comunidad. P A S O 6 g g La mayoría de las veces, los cambios que realizamos en nuestra vida repercutirán, de una u otra manera, en los que nos rodean. A me- nudo, la reedificación es un proyecto familiar o comunitario: recoger los pedazos juntos, reunir los materiales y herramientas juntos, y lanzar juntos una nueva visión para el futuro. Tenemos que aceptar esta verdad y no creer en el mito del individualismo. En cierto modo, las dos epístolas de Pedro parecen manuales para la Iglesia primitiva, que se estaba reconstruyendo tras una intensa persecución. Pedro comienza sus cartas con saludos a “los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”, y continúa brindando estímulo y exhortación para que vivan su fe aun a costa de grandes sacrificios. Habría sido fácil para estos primeros cristianos sentirse como si estuvieran solos y tuvieran que reedificar sin ayuda. En lugar de ello, Pedro les llama a realizar el trabajo juntos: a tener un “amor fraternal no fingido” (1 P 1.22), a dejar de lado “toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones” (2.1), a “hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones” (4.9), y a resistir al diablo, “sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (5.9). El trabajo de reedificación puede ser largo y duro; no lo haga solo. Oración Señor, a veces este trabajo de reedi- ficación se siente abrumador y soli- tario. Ayúdame a saber cómo invitar a otros, y dame sabiduría para saber a quiénes debo pedir ayuda.
  • 35. P A S O 6 32 S E C C I Ó N D O S EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 36. “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa...”. —1 Pedro 2.4 P A R A M E M O R I Z A R P A S O 6 R E U N I R Y A S E G U R A R 33
  • 37. DIARIO // En las dos últimas secciones nos centramos en cómo prepararnos para la reedificación, pero ahora es el momento de dar el siguiente paso. ¿Se siente preparado? Si no es así, ¿qué le ayudaría a estarlo? P A S O 6 34 S E C C I Ó N D O S
  • 38. “ Como hijo de un Padre celestial misericordioso, puede contar con su perdón y su gracia. Acuda a Él con confianza”. — C H A R L E S F . S T A N L E Y
  • 39. R E S TA U R A R Y E S TA B L E C E R Sección tres
  • 40. U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 37 Mantenernos en el presente PA S O 7 En los pasos anteriores, hemos realizado el trabajo de limpieza y reafirmación, de recogida y acopio, que son partes importantes del pro- ceso. Ahora, el trabajo de reedificación puede empezar en serio. A medida que avancemos, tendremos que estar atentos a tres realidades contrapuestas: el presente, el pasado y el futuro. Empecemos por el presente. g g En el presente, necesitamos un proceso de evaluación continua, de la misma manera que lo hicimos al iniciar este proyecto. La reedi- ficación puede ser un trabajo peligroso, así que tendremos que evaluar los riesgos y estar atentos a nuevos daños. El mayor peligro al que nos enfrentamos es el pecado, en especial el pecado del que hemos disfrutado en el pasado, como “sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables idolatrías” (1 P 4.3 LBLA). Si bien esas cosas pueden quedar atrás, Pedro dice que debemos prepararnos para enfrentarnos a la tentación constante. Esto lo hacemos alineando nuestro propósito con el de Cristo “para vivir el tiempo que [nos] queda en la S S i le preguntara, ¿qué lugar i le preguntara, ¿qué lugar ocupa Cristo en su vida? ¿Qué ocupa Cristo en su vida? ¿Qué me respondería? ¿Está relegado en me respondería? ¿Está relegado en un rincón? ¿O es el centro de todo un rincón? ¿O es el centro de todo lo que hace, tanto en las decisiones lo que hace, tanto en las decisiones que toma como en los planes que que toma como en los planes que hace para reconstruir su vida? Si en hace para reconstruir su vida? Si en verdad ha permitido que el Señor verdad ha permitido que el Señor sea lo más importante en su cora- sea lo más importante en su cora- zón, es probable que se sienta feliz zón, es probable que se sienta feliz contemplando estas preguntas. Sin contemplando estas preguntas. Sin embargo, es posible que haya dejado embargo, es posible que haya dejado que su relación con Él decayera y que su relación con Él decayera y ahora lo lamente. En cualquier caso, ahora lo lamente. En cualquier caso, creo que encontrará nueva energía, creo que encontrará nueva energía, dirección y gozo, cuando lo invite a dirección y gozo, cuando lo invite a ser el centro de lo que esté edifican- ser el centro de lo que esté edifican- do. Jesucristo dijo: “El que me ha do. Jesucristo dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14.9). Cuando fije sus ojos en (Jn 14.9). Cuando fije sus ojos en Cristo, Él le guiará para que camine Cristo, Él le guiará para que camine en obediencia y piedad. Ruego para en obediencia y piedad. Ruego para que lo haga a medida que lee estas que lo haga a medida que lee estas páginas. páginas. P A S O 7 carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios” (v. 2 LBLA). Sin embargo, aunque el pecado sigue siendo una amenaza para nuestra comunión con Dios, nuestros pasos en falso no son compa- rables con la grandeza de su amor; son más bien como granos de arena en el océano.
  • 41. P A S O 7 LEER Y CONSIDERAR // Lea Romanos 8.1-17, y preste especial atención al versículo 1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Considere los versículos 38 y 39: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni prin- cipados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. ¿Cómo se relaciona dicho mensaje con sus tentaciones actuales? 38 S E C C I Ó N T R E S g g Al reedificar, es importante examinar el estado de los cimientos, asegurándose de que puedan soportar lo que se está construyendo encima. Pedro se apresura a señalar a Cristo también en este sentido. En 1 Pedro 2.6, el apóstol cita a Isaías: “He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado”. En el texto origi- nal, Isaías añade esta frase descriptiva sobre la piedra angular “piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable” (Is 28.16). Pedro deja claro que el Señor Jesús es nuestro fundamento firme, y que solo sobre Él somos “edificados como casa espiritual” (1 P 2.5). En Mateo 7.24, 25, el Señor Jesús hace que nuestro trabajo de cimentación sea un poco más práctico, explicándonos cómo mantener un fundamento sólido durante los períodos de reedificación: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”. Sobre estos sólidos cimientos, incluso cuando caiga la lluvia, vengan las inunda- ciones y soplen los vientos, podremos estar seguros de que —por el poder y la gracia de Dios— seguiremos en pie.
  • 42. P A S O 7 R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 39 REFLEXIÓN // ¿Qué significa para usted el que Cristo sea su fundamento? ¿Cómo se aplica esto a su vida? Tome tiempo para considerar las relaciones, roles y responsabilidades específicas que tiene. ¿Hay algunos aspectos que estén construidos sobre terreno inestable? g g Algo muy importante que debemos hacer en estos momentos es controlar nuestras expec- tativas y asegurarnos de que sean realistas. Si idealizamos el proceso de reedificación sin tener en cuenta los desafíos particulares a los que se enfrenta cada uno de nosotros, es fácil que nos sintamos desanimados. Debemos aceptar que las interrupciones, los problemas y los retrasos son normales cuando se realiza este tipo de trabajo. Piense en la advertencia de Pedro en su primera carta: “No os sorpren- dáis del fuego de prueba que os ha sobreveni- do, como si alguna cosa extraña os acontecie- se” (4.12). El Señor Jesucristo dijo casi lo mismo durante la Última Cena. “En el mundo tendréis aflicción” (Jn 16.33). Saber que se avecinan problemas no facilita la situación, pero sí nos ayuda a prepararnos para enfrentarlos. Pedro dice que cuando esperamos problemas, podemos “regocijarnos” cuando lleguen, porque estamos compartiendo los sufrimientos de Cristo (1 P 4.13). Y si com- partimos los sufrimientos del Señor, podremos “también en la revelación de su gloria [gozar- nos] con gran alegría”.
  • 43. P A S O 7 40 S E C C I Ó N T R E S EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 44. “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. —1 Pedro 2.5 P A R A M E M O R I Z A R P A S O 7 R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 41
  • 45. El proceso de reedificación de nuestra vida no puede avanzar si no tomamos tiempo para reca- pacitar en cuanto al pasado y aprender valiosas lecciones. Lo cual nos permite conectar lo nuevo con lo viejo, para descubrir un sentido de continuidad en nuestra vida, que es una parte importante del seguimiento de la fidelidad de Dios en el tiempo. La noche del arresto del Señor, Pedro negó cono- cerlo. Tras la resurrección, el Señor Jesús puso al discípulo en el camino de la reedificación, pero primero le preguntó a Pedro tres veces: “¿Me amas?” (Jn 21.15-17), el mismo número de veces que Pedro le negó. g g En sus cartas, Pedro recuerda a menudo a sus lectores el pasado, ya sea su propia historia de pecado (como en 1 Pedro 1.14: “no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia”) o el legado de fe transmitido por los apóstoles (como en 2 Pedro 1.16: “habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”). De hecho, Pedro dice que olvidar de dónde venimos —“habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados”— deja a la persona con “la vista muy corta” (v. 9). E E l aspecto de la vida cristiana l aspecto de la vida cristiana al que el Señor Jesucristo se al que el Señor Jesucristo se refirió como “nacer de nuevo” refirió como “nacer de nuevo” (Jn 3.3) es un milagro extraordi- (Jn 3.3) es un milagro extraordi- nario. Este es un buen momento nario. Este es un buen momento para reflexionar en cuanto a lo que para reflexionar en cuanto a lo que eso significa: quién es usted y en eso significa: quién es usted y en quién se ha convertido gracias a quién se ha convertido gracias a Él. “De modo que si alguno está Él. “De modo que si alguno está en Cristo”, escribe Pablo, “nueva en Cristo”, escribe Pablo, “nueva criatura es; las cosas viejas pa- criatura es; las cosas viejas pa- saron; he aquí todas son hechas saron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Co 5.17). Usted es una nuevas” (2 Co 5.17). Usted es una nueva creación. Ahora es un hijo nueva creación. Ahora es un hijo de Dios y miembro de su familia. de Dios y miembro de su familia. Estoy seguro de que se ha dado Estoy seguro de que se ha dado cuenta de que las cosas se hacen cuenta de que las cosas se hacen de manera muy diferente aquí que de manera muy diferente aquí que en cualquier otro lugar. Veamos en cualquier otro lugar. Veamos ahora cómo Dios le ha transfor- ahora cómo Dios le ha transfor- mado y cómo ha remodelado su mado y cómo ha remodelado su vida para la santidad. Mientras lo vida para la santidad. Mientras lo hacemos, espero que obtenga una hacemos, espero que obtenga una imagen más clara del lugar al que imagen más clara del lugar al que pertenece. Que su corazón se llene pertenece. Que su corazón se llene de alabanza por todo lo que el de alabanza por todo lo que el Señor ha hecho. Señor ha hecho. 42 S E C C I Ó N T R E S Edificar en el pasado PROFUNDIZAR // En Filipenses 3.13, 14, Pablo escribe: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. ¿Cómo se concilia este consejo con las palabras que aparentan ser contradic- torias de Pedro en 2 Pedro 1.9, las cuales nos instan a recordar el pasado? PA S O 8 P A S O 8 U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y En lugar de olvidar de dónde venimos y lo que hemos pasado, Pedro quiere que celebremos lo lejos que hemos llegado. Por el poder de Dios “nos han sido dadas... preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (vv. 3-5). El pasado nos da un contexto para reconocer y celebrar el bien que Dios está haciendo en nuestra vida actual.
  • 46. R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 43 P A S O 8 g g Aunque tengamos presente el pasado, tam- bién debemos recordar que lo que se reedifi- ca no será exactamente igual al original. Por un lado, esto puede causar un nuevo dolor. En Esdras 3, aprendemos que tras el exilio de Israel, los ancianos lloraron sobre los cimien- tos del templo que se estaba reconstruyendo en Jerusalén, porque recordaban lo grandioso que había sido el original. Por otra parte, lo que se está reedificando puede ser mejor, aunque no lo parezca en un principio. La palabra griega kreittōn, que a me- nudo se traduce como “mejor”, aparece en todo el Nuevo Testamento, pero especialmente en el libro de Hebreos. Allí, el escritor defiende que el ministerio de redención de Jesucristo es una PARA PENSAR // Mientras reedifica, ¿qué ve diferente esta vez? ¿Llora por el ca- mino anterior, como los ancianos de Jerusa- lén? Si es así, tómese un tiempo para llorar la pérdida real de lo que nunca volverá a ser. Cuando esté preparado —y tal vez ya lo esté— trate de imaginarse las maneras en que esta versión emergente es mejor, incluso cuando no siempre sea evidente. versión mejorada del sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. El libro ofrece una letanía de cosas que el Señor Jesús hace mejores: un mejor pacto, mejores promesas, mejores sacrifi- cios, una posesión mejor y duradera, una mejor patria, y una mejor resurrección. g g El libro de Deuteronomio puede conside- rarse como “El libro de los recordatorios”, porque a través de Moisés, Dios llama una y otra vez a los israelitas a recordar hasta dónde los ha llevado: u “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido” (5.15). u “Acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto” (7.18) u “Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto” (9.7). u “Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto” (24.22). Recordar no es solo rememorar los buenos tiempos (o los malos); si miramos más de cerca, veremos que cada vez que Israel es llamado a recordar, también es llamado a obedecer. Cuando mire a su propio pasa- do, rastree la fidelidad de Dios a través de lo bueno y lo malo, y encuentre valor para hacer lo que Él le pide ahora que haga.
  • 47. 44 S E C C I Ó N T R E S 8 INTENTAR // En el espacio que aparece a continuación o en un papel aparte, elabore una cronología de su vida. Marque cada etapa (o los años indivi- duales, dependiendo del tamaño del papel o de los años que ha vivido). Debajo de la línea, anote algunos de los acontecimientos principales (mudanzas, educación, trabajos, matrimonio, hijos, tragedias, logros, etc.). Dedique tiempo a pensar en cómo actuó Dios en cada etapa, y escriba esas ideas en el área por encima de la línea. Cuando haya terminado, utilice Deuteronomio 24.22 como modelo para resumir en una frase la obra de Dios a lo largo de su vida, en especial en lo que se refiere a la reedificación que está llevando a cabo en estos momentos. P A S O
  • 48. R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 45 P A S O 8
  • 49. 46 S E C C I Ó N T R E S S T E P 8 EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar? 8 P A S O
  • 50. “Por lo cual también contiene la Escritura: ‘He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado’”. —1 Pedro 2.6 P A R A M E M O R I Z A R R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 47 P A S O 8
  • 51. 48 S E C C I Ó N T R E S U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y La reedificación es un trabajo orientado al futuro; es un proyecto que planeamos y, con la ayuda de Dios, llevamos a cabo. Por eso, hay quienes piensan que en el proceso de reedificación deberíamos hablar primero del futuro; cuando, en realidad, todo en el pasado y en el presente nos acerca a lo que llegaremos a ser. De hecho, el futuro a menudo se ve con mayor claridad cuando analizamos nuestro pasado. Sin embargo, no debemos olvidar que la espe- ranza en el futuro nos da propósito y dirección mientras experimentamos los altibajos de la reedificación en el presente. La primera carta de Pedro, demuestra dicha verdad. g g Al escribir a personas expatriadas que han sido desconectadas de sus hogares y comu- nidades, Pedro habla de la futura herencia en Cristo (1.4). Ante la persecución, el sufrimiento e incluso la muerte, el apóstol les recuerda que siguen a un Salvador resucitado que promete vida eterna (2.21). También menciona “el fin de todas las cosas” para que sean conscientes de que el plan de Dios va más allá de los sufri- mientos actuales (4.7). Planear para el futuro PA S O 9 C C aminar con Dios implica una aminar con Dios implica una profunda confianza. Lo cual profunda confianza. Lo cual no siempre es fácil, pero nuestra no siempre es fácil, pero nuestra fe se combina con la experiencia fe se combina con la experiencia a lo largo del tiempo para hacerlo a lo largo del tiempo para hacerlo posible. Al mirar al futuro, piense en posible. Al mirar al futuro, piense en estas palabras del Salmo 23: “Cierta- estas palabras del Salmo 23: “Cierta- mente el bien y la misericordia me mente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por lar- en la casa de Jehová moraré por lar- gos días” (v. 6). David experimentó gos días” (v. 6). David experimentó muchas pruebas, pero nunca perdió muchas pruebas, pero nunca perdió de vista la verdad de que se puede de vista la verdad de que se puede contar con Dios, con su amorosa contar con Dios, con su amorosa bondad en esta vida y con el gozo bondad en esta vida y con el gozo de su salvación en la siguiente. Con de su salvación en la siguiente. Con un corazón dispuesto, David se puso un corazón dispuesto, David se puso por completo en manos de Dios, al por completo en manos de Dios, al igual que el apóstol Pedro e innume- igual que el apóstol Pedro e innume- rables otros a lo largo de la historia. rables otros a lo largo de la historia. ¿Y usted? ¿Está dispuesto a confiar ¿Y usted? ¿Está dispuesto a confiar en el Buen Pastor para todo lo que le en el Buen Pastor para todo lo que le depara esta vida, y a seguir confian- depara esta vida, y a seguir confian- do en Él por la eternidad? do en Él por la eternidad? REFLEXIÓN // Lea 1 Pedro 5.6-11. ¿A qué pruebas actuales se enfrenta mientras reedifica? ¿Cómo le ayuda saber que Dios tiene un plan? ¿De qué manera la esperan- za en el futuro ayuda a su perspectiva en el presente? 9 P A S O
  • 52. g g Considerar el futuro en oración también nos ayuda a mantener nuestros planes. Confiamos en que Dios conoce y es soberano sobre toda la vida, pero al mismo tiempo somos muy conscientes de nuestros propios límites: hay muchas cosas que ignoramos. “No sabéis lo que será mañana”, dice Santiago 4.14. “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. En lugar de conformarnos con un futuro incier- to, estamos llamados a planificar y a esperar. Necesitamos planificar como con un asterisco, indicando que solo “si el Señor quiere, vivire- mos y haremos esto o aquello” (v. 15). De esta manera, también somos sabios al reconocer que incluso parte del trabajo de reedificación que estamos haciendo ahora puede ser tem- poral. No sabemos si habrá más finales, más desafíos o incluso más pecados que destruyan lo que estamos tratando de edificar en estos momentos. Oración Señor, solo Tú conoces mi futuro. Confieso que a veces prefiero cami- nar por vista en lugar de por fe, con la certeza de lo que hay a la vuelta de la esquina. También confieso que, aunque no conozco el futuro, a veces vivo como si lo conociera, confiando en mis planes en lugar de en ti. Perdóname por cualquier orgullo o arrogancia. En lugar de poner mi confianza en el futuro, ayúdame a confiar en Ti y en tu bondad. Amén. g g Para el cristiano, no todo lo que tiene que ver con el futuro es incierto, incluso en nuestra reedificación. Hay un trabajo en el que pode- mos invertir y que durará por toda la eternidad, que incluye el trabajo de arrepentimiento y vida santa, junto con el servicio abnegado a los demás. La elección es nuestra; Pablo dice que podemos construir con oro, plata y piedras preciosas o con madera, heno y hojarasca. Solo al final de los días —en el futuro— se hará evidente el mérito de nuestro trabajo. Como escribe Pablo en 1 Corintios 3.12, 13, “la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará”. Debemos tener cuidado de no caer en la clase de perfeccionismo que convierte el trabajo que hacemos en una especie de actuación, con la intención de ganarnos el favor de Dios. Eso no es lo que Dios quiere. No, el tipo de trabajo que le agrada comienza en el corazón, incluso si co- metemos errores en el proceso. Como dice el salmista: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Sal 51.17). g g También tenemos la seguridad de que Dios nos cuida en esta vida y en la siguiente, lo que significa que podemos afrontar el futuro con confianza y determinación. El Señor Jesucristo dice que no tenemos que preocuparnos por el mañana, “porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt 6.34). En cambio, debemos buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y Él proveerá el resto (v. 33). (Continuar en la próxima página) INTENTAR // ¿Qué le preocupa? Haga una lista de sus preocupaciones. Ahora, ore sobre cada una de ellas, y pídale a Dios que le indique cómo buscar su reino y su justicia en estos asuntos. P A S O 9 R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 49
  • 53. 50 S E C C I Ó N T R E S (Continuación de la página anterior) EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar? 9 P A S O
  • 54. “Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, ‘La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo’” —1 Pedro 2.7 P A R A M E M O R I Z A R P A S O 9 R E S T A U R A R Y E S T A B L E C E R 51
  • 55. DIARIO // Cuando piensa en el trabajo de reedificación de su vida, ¿qué le preocupa más: el pasado, el presente o el futuro? Mientras explora a qué se debe ello, considere si está dedicando demasiado tiempo a pensar en el pasado o en el futuro. ¿Ha experimentado la presencia de Dios en el presente? ¿Por qué sí o por qué no? 52 S E C C I Ó N T R E S 9 P A S O
  • 56. “ Caminar con Dios implica una profunda confianza; lo cual no siempre resulta fácil”. — C H A R L E S F . S T A N L E Y
  • 57. A D O R N A R Y C E L E B R A R Sección cuatro
  • 58. U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y A D O R N A R Y C E L E B R A R 55 Embellecer lo reedificado PA S O 1 0 Aunque nuestras vidas pueden entrar y salir del proceso de reedificación, en algún momento superamos el nivel de los cimientos y la estruc- tura, y empezamos a decorar o adornar lo que se ha construido. En un edificio arquitectónico, eso puede ser pintura, cortinas y flores en los jardines. En nuestras vidas espirituales, puede parecerse más al florecimiento diario, en el que nuestros hábitos, relaciones, trabajo, descan- so y aficiones armonizan para hacer de cada uno de nosotros la persona que Dios quiso que fuéramos. Sin importar lo que ocurra a nuestro alrededor, incluso si estamos reedificando en circunstancias menos que ideales, Dios desea la plenitud para nuestra vida. g g Considere cómo en Jeremías 29.7 Dios invitó a los israelitas exiliados —que habían sido desplazados a Babilonia por un régimen malvado y antisemita— a su shalom. Esta pa- labra en algunas versiones se traduce como “prosperidad” o “bienestar”. Es la misma pa- labra que se traduce a menudo como “paz”, pero es una paz que se extiende a todos los aspectos de la vida. Así es como lo describe el profeta Jeremías E E n todos los proyectos llega un n todos los proyectos llega un momento en el que hay que momento en el que hay que dar los últimos retoques. Creo que dar los últimos retoques. Creo que esta etapa resultará muy gratifi- esta etapa resultará muy gratifi- cante. Nuestro Dios es un Dios de cante. Nuestro Dios es un Dios de belleza y excelencia. Cada ala de pá- belleza y excelencia. Cada ala de pá- jaro o brizna de hierba tiene detalles jaro o brizna de hierba tiene detalles exquisitos. Nuestra vida en Cristo exquisitos. Nuestra vida en Cristo también es así. Al fin y al cabo, también es así. Al fin y al cabo, como dijo una multitud atónita como dijo una multitud atónita acerca de Cristo: “bien lo ha hecho acerca de Cristo: “bien lo ha hecho todo” (Mr 7.37). Cuando se trata de todo” (Mr 7.37). Cuando se trata de su proyecto de reedificación, deje su proyecto de reedificación, deje que el Espíritu Santo le ayude a que el Espíritu Santo le ayude a descubrir lo que esto significa para descubrir lo que esto significa para usted. ¿Recuerda el templo que usted. ¿Recuerda el templo que Salomón construyó para el Señor? Salomón construyó para el Señor? Era muy “grande”, desde las tallas Era muy “grande”, desde las tallas de lujo y las piedras preciosas hasta de lujo y las piedras preciosas hasta las cucharas (2 Cr 2–4). Piénselo: un las cucharas (2 Cr 2–4). Piénselo: un corazón de amor podría embellecer corazón de amor podría embellecer su “edificio” tanto como todo el oro su “edificio” tanto como todo el oro del templo de Salomón. del templo de Salomón. P A S O 10 “Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jer 29.5-7). La visión del shalom que nos da Jeremías incluye atender nuestras necesidades básicas, entablar relaciones significativas, cuidar el lugar donde vivimos e incluso aceptar los lími- tes impuestos por el mundo y las autoridades gubernamentales. Nuestra propia reedificación tendrá éxito en la medida en que nos ayude a prosperar en el marco de nuestras circunstan- cias personales.
  • 59. PROFUNDIZAR // En Jeremías 29, el profeta establece una conexión directa entre el bienestar de los lugares donde vivimos y nuestro propio bienestar. ¿Cómo cree que están conectados? ¿De qué manera la reedificación que está experimentando aumenta la sensación de plenitud o paz en quienes le rodean? P A S O 10 56 S E C C I Ó N C U A T R O g g Otra parte del florecimiento es buscar y deleitarse en los regalos diarios que Dios nos da, incluso durante las épocas difíciles. Santiago dice que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (1.17). En otras palabras, podemos confiar en la generosidad de Dios. Él no utiliza los dones como tentaciones o como un esque- ma de cebo para engañarnos o atraparnos. Sus buenos regalos son solo eso: generosidad para con sus hijos. A medida que vemos el progreso en nuestra reedificación, podemos confiar en lo que Dios está logrando en nuestra vida. g g El apóstol Pablo alienta a disciplinar nuestros deleites llamándonos a pensar en “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre” (Fil 4.8). Al dirigir nuestros pensamientos hacia todo lo que es bueno, “el Dios de paz estará con vosotros” (v. 9). La pa- labra “paz” viene del griego eiréné, que, como shalom, tiene una connotación más amplia de armonía, salud y bienestar. LEER Y CONSIDERAR // Lea el Salmo 37.4, 5. ¿Qué significa deleitarse en el Señor? ¿Acaso el deleite en las flores, los alimentos o las amistades, proviene de esta misma fuente? ¿Qué clase de deleites no serían “en el Señor”?
  • 60. P A S O 10 A D O R N A R Y C E L E B R A R 57 g g Cuando embellecemos lo que reedificamos, lo hacemos no solo para nuestro propio flore- cimiento, sino también para el de aquellos con quienes nos relacionemos. Así como nos esmeramos en la colocación de una barandilla, la disposición de los muebles o la selección de la decoración, ponemos también atención a los hábitos y detalles de nuestra vida espiritual con la esperanza de que tanto nosotros como nues- tros invitados se sientan seguros, bienvenidos e inspirados. En su primera carta, Pedro escribe que invitar a la gente debe ser una prioridad de la reedifi- cación. No solo les dice “tened entre vosotros ferviente amor”, sino también “hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones” (4.8, 9). Es interesante que la palabra traducida como “hospedar” no significa solo invitar a amigos y familiares a la casa. También contiene la idea de acoger a los extraños. Al escribir a los cre- yentes que, al igual que los israelitas exiliados en Babilonia, se habían visto obligados a aban- donar sus hogares y vivían como extranjeros, Pedro insistió en buscar el shalom sin importar dónde estuviera. INTENTAR // Después de semanas de pensar en reedificar su vida, ¿qué trabajo adicional necesita hacer para abrirles las puertas a otros? ¿Necesita reservar tiempo, pedirle a Dios que traiga gente a su vida, buscar un grupo de estudio bíblico, o quizás reconciliarse con un miem- bro de la familia del que está distanciado? Haga un plan para ser más intencional en cuanto a la hospitalidad esta semana.
  • 61. 58 S E C C I Ó N C U A T R O P A S O 10 EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 62. “Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”. —1 Pedro 2.7, 8 P A R A M E M O R I Z A R A D O R N A R Y C E L E B R A R 59 P A S O 10
  • 63. Gratitud y celebración En cierto modo, puede parecer demasiado pronto para celebrar, en especial si el trabajo de reedificación no ha terminado. Pero en otros aspectos, las festividades se han retrasado lo suficiente. En el reino de Dios, incluso el ini- ciar la obra de reedificación o el comenzar de nuevo es motivo de alegría. g g En Lucas 15, el Señor Jesús cuenta tres parábolas que terminan cada una con una celebración: la parábola de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo pródigo. En la primera historia, un hombre con cien ovejas pierde una. Deja las 99 para ir a buscar la que se le había perdido y cuando la encuentra, reú- ne a sus amigos para compartir su alegría (v. 6). Del mismo modo, una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. Después de buscar con cuidado, la encuentra. Entonces reúne a sus amigos y vecinos para celebrar (v. 9). Por último, está el hombre con dos hijos. Uno de ellos se va a un país lejano, despilfarra su herencia y acaba regresando, abatido. El padre lo ve regresar, co- rre sin reparos a recibirlo, y luego reúne a todos para celebrar con una fiesta (vv. 22-24). Pero he aquí algo muy importante: después de leer las tres parábolas, no sabemos si la oveja volvió a huir, si la moneda se coló una vez más por el agujero del bolsillo, o si el hijo E E s probable que las cosas estén s probable que las cosas estén empezando a verse muy dife- empezando a verse muy dife- rentes en la actualidad, en compa- rentes en la actualidad, en compa- ración con el día en que empezó a ración con el día en que empezó a reedificar. Confío en que su progre- reedificar. Confío en que su progre- so le dé optimismo para el futuro. so le dé optimismo para el futuro. También debería llenarle de con- También debería llenarle de con- fianza que, pase lo que pase, Dios es fianza que, pase lo que pase, Dios es fiel. Es el momento de celebrar todo fiel. Es el momento de celebrar todo lo que su Padre celestial ha hecho lo que su Padre celestial ha hecho en su vida. Cuando el rey David en su vida. Cuando el rey David meditó en la impresionante bondad meditó en la impresionante bondad y fidelidad del Señor, apenas pudo y fidelidad del Señor, apenas pudo contener su gozo. Mi oración es que contener su gozo. Mi oración es que al tomar nota de todo lo que se ha al tomar nota de todo lo que se ha logrado, se haga eco de las palabras logrado, se haga eco de las palabras de David: “Pues tu reino es un reino de David: “Pues tu reino es un reino eterno; gobiernas de generación en eterno; gobiernas de generación en generación. El Señor siempre cum- generación. El Señor siempre cum- ple sus promesas; es bondadoso en ple sus promesas; es bondadoso en todo lo que hace” (Sal 145.13 NTV). todo lo que hace” (Sal 145.13 NTV). ¡Alabemos su nombre! ¡Alabemos su nombre! 60 S E C C I Ó N C U A T R O PA S O 1 1 P A S O 11 U N M O M E N TO C O N E L D R . S TA N L E Y se inquietó demasiado como para quedar- se bajo el techo de su padre. El gozo no dependía del resultado. Por el contrario, como explica el padre de la última parábola al hijo mayor que nunca se fue, “era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (v. 32). Eso fue lo que le ocurrió a usted cuando dijo “sí” a Cristo y empezó a reedificar. Este, y solo este, es el motivo de su celebración. INTENTAR // No espere para celebrar. La próxima vez que esté con sus amigos o familiares, alce la voz y cante, haga un postre o compre globos. Comparta las maneras en que ha progresado o regocíjese con un amigo que haya comenzado el proceso de reedificación. Cuando alguien le pregunte por qué está celebrando, tome prestadas las palabras del Señor Jesús: “Estaba muerto y he revivido. Estaba perdido y he sido hallado”.
  • 64. A D O R N A R Y C E L E B R A R 61 P A S O 11 LEER Y CONSIDERAR // Lea Mateo 22.1-14. El Señor Jesús dice: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”. Si bien un banquete de bodas suele ser una delicia, esta parábola tiene varios giros negativos. ¿Qué dice esta historia acerca del reino de Dios? ¿Qué puede enseñarnos en cuanto a lo que Dios valora al celebrar? g g Cuando estamos alegres, puede ser más fácil darle gracias a Dios por lo bien que nos ha ido. Y ciertamente debemos reconocer la mano de la bendición de Dios y conmemorar todo lo bueno que hemos logrado. Pero si hemos aprendido algo de Pedro (o de Pablo, o Santiago, o de los otros apóstoles), es que Dios nos llama a ser agradecidos y alegrar- nos en todas las circunstancias, no solo cuando tenemos buenos resultados. Pedro nos llama a regocijarnos aunque “ten- gáis que ser afligidos en diversas pruebas” (1 P 1.6). Santiago nos dice “tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas prue- bas” (Stg 1.2). Pablo explicó a los corintios: “sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” (2 Co 7.4). Pero ¿por qué? ¿Por qué debemos celebrar y dar gracias incluso cuando las cosas no han salido como estaban previstas? ¿Incluso cuando la injusticia, la codicia y el mal pare- cen tener la sartén por el mango? Pedro lo explica mejor: “gozaos por cuanto sois parti- cipantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 P 4.13). Hoy, haga una pausa en el proceso de reedificación —a pesar de lo mucho o poco que haya avanzado— para alegrarse y dar gracias, porque nuestra confianza no reside en nuestros esfuerzos, sino en el plan mise- ricordioso de Dios de hacer nuevas todas las cosas. g g La manera en que celebramos no es tan im- portante como el hecho de que lo hacemos, de un modo u otro, aunque las celebraciones parecen ocupar un lugar especial de honor entre las festividades bíblicas. Las Sagradas Escrituras están llenas de historias en las que el pueblo de Dios se reúne en torno a la mesa para regocijarse. Algunas fiestas estaban codificadas en la ley del Antiguo Testamento, como la Fiesta de la Pascua o la Fiesta de los Tabernáculos. Otras estaban dictadas por los acontecimientos de la vida, como las bodas o los funerales; y otras eran espontáneas, como la celebración del reencuentro con un hijo perdido o la vuelta a casa tras un viaje. El Señor Jesús también ins- tituyó una fiesta para la Iglesia —la comunión— que sirve tanto para recordar su sacrificio como para esperar su regreso. También está la promesa de la gran fiesta, la cena de las bodas del Cordero, que significa el cumplimiento del reinado de Cristo en el mundo, cuando todos disfrutaremos de la presencia física de Cristo.
  • 65. Oración Señor, las cosas no han ido como las había planeado. Ni siquiera es- peraba estar reedificando en estos momentos. Pero cuando comencé, pensé que progresaría más fácil- mente. Al menos esperaba que fue- ra así. Anhelo la plenitud, el shalom, pero todavía no lo siento. Aun así, me regocijaré. Te doy gra- cias por todas las maneras en que has estado conmigo en este proce- so, y por la promesa cierta de que algún día, la reedificación que estás haciendo en todos nosotros llegará a completarse. Amén. 62 S E C C I Ó N C U A T R O P A S O 11 EXAMEN DEL CORAZÓN // ¿Cómo le va? Reflexione al responder las siguientes preguntas y anote lo más resaltante. 1. ¿Qué me alegra? 2. ¿Qué me entristece? 3. ¿Qué pecado necesito confesar? 4. ¿Qué actos de arrepentimiento puedo hacer? 5. ¿En quién he estado pensando? 6. ¿Qué hay que hacer? 7. ¿Qué puedo dejar pasar?
  • 66. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. —1 Pedro 2.9 P A R A M E M O R I Z A R P A S O 11 A D O R N A R Y C E L E B R A R 63
  • 67. Reevaluar y descansar Puede que al acabarse la celebración, y después de habernos centrado en un proyecto de reedificación, tengamos que comenzar otro. O tal vez el proyecto en el que hemos estado trabajando haya avanzado lo suficiente como para celebrarlo, pero aún no se haya completado. En el proceso de reedificación, nunca termina- mos de evaluar. En esta vida, siempre estaremos evaluando, siempre estaremos determinando lo que ya terminamos por ahora y lo que necesita más atención. Esto significa que, en muchos sentidos, hemos terminado este estudio justo donde comenza- mos. Pero a pesar de la necesidad de más traba- jo —ya sea ahora o en el futuro— no vamos a empezar de nuevo. Lo que sea que quede por reedificar, lo abordaremos como personas transformadas y desde una perspectiva distin- ta. Puede que tengamos que reevaluar dónde estamos, determinar de nuevo lo que hay que desechar o incluso confesar y arrepentirnos. Pero esta vez podremos empezar con más experiencia y más sabiduría. 64 S E C C I Ó N C U A T R O PA S O 1 2 P A S O 12 CONSIDERAR // Evalúe en qué punto del proceso de reedificación se encuentra. Sea sincero. ¿Qué progresos ha hecho? ¿Queda trabajo por hacer? ¿Hay otros aspectos de su vida que necesi- ten atención?
  • 68. A D O R N A R Y C E L E B R A R 65 P A S O 12 g g Antes de lanzarse de nuevo a reedificar, descanse. En el transcurso de 40 días, Cristo resucitado se les apareció a sus discípulos en varios momentos y de diferentes maneras. Luego, los discípulos pasaron días juntos en el aposento alto de Jerusalén. No fue hasta Pen- tecostés, 50 días después de la resurrección, que el ministerio del reino de Dios se reanudó. Entonces, ¿qué hicieron los discípulos du- rante esos 50 días? Después de la muerte y resurrección de Cristo, el trabajo al que habían sido llamados parecía ser más urgente que nunca. Sin duda, difundir las buenas nuevas se complicó luego de la crucifixión, pero ahora, con Cristo caminando en carne y hueso, tenían la oportunidad de establecer su legitimidad. Pero eso no fue lo que ocurrió. Según los escritores de los Evangelios, los discípulos se fueron a Galilea, donde se reunieron para comer, pasaron tiempo pescando, e incluso se dedicaron a escuchar las enseñanzas de Cris- to, y el Señor “les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lc 24.45). El día de Pentecostés, la obra de edificación comenzaría. El Señor se los había explicado: “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros”. Pero también les dijo “quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lc 24.46-49). Necesitaban al Espíritu Santo para el trabajo que tenían por delante, pero también necesitaban descansar. g g Al igual que los discípulos, nosotros también hemos sido llamados a descansar. De hecho, esos 50 días de descanso que siguieron a la resurrección fueron solo un anticipo del verda- dero descanso que ofrece el Señor Jesucristo. Según Hebreos, capítulo 4, como el Señor Jesús “también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas”, nosotros también podemos descansar de todo intento de ganar- nos el camino de vuelta a Dios (v. 10). Dios no nos salvará por medio de nuestros esfuerzos; es por gracia a través de la fe (Ef 2.8, 9). El es- critor de Hebreos dice: “los que hemos creído entramos en el reposo” (4.3). Y aquí está la mejor noticia de todas: el Señor Jesús mismo es nuestro descanso. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt 11.28-30). PARA PENSAR // En una escala del 1 al 10, ¿qué tan cansado se siente? ¿No solo físicamente, sino también emocional y es- piritualmente? ¿Cuándo fue la última vez que descansó del trabajo? ¿Qué le parece- ría tomar tiempo libre ahora?
  • 69. DIARIO // El experto en gestión empresarial Peter Drucker dijo: “Si no puedes medirlo, no puedes gestionarlo”. ¿Cómo ha medido el trabajo de reedificación que ha hecho? ¿Qué aspectos no son “medibles”? ¿Qué indica la necesidad de hacer una pausa y descansar? ¿Lo ve como un signo de debilidad o fracaso, o como una parte natural del proceso? Al pensar en continuar reedificando, o tal vez en reedificar en otra área, ¿cómo podría incorporar el descanso en su plan desde el principio? 66 S E C C I Ó N C U A T R O P A S O 12
  • 70. “Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”. —1 Pedro 2.10 P A R A M E M O R I Z A R A D O R N A R Y C E L E B R A R 67 P A S O 12
  • 71. Un último vistazo Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. “Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae”; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor. Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: “He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado”. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, “La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo”; y: “Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra”, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. EN ESTE VIA JE JUNTOS, HEMOS TENIDO LA OPORTUNIDAD DE MEMORIZAR 1 PEDRO 1.22–2.10. NUESTRA ORACIÓN ES QUE ESTAS PALABRAS ESTÉN VIVAS EN SU CORAZÓN MIENTRAS DA LOS PASOS PARA APLICAR LOS PRINCIPIOS DE LA REEDIFICACIÓN. 68