2. ¿Cómo paso?
SEGÚN fue aumentando la
población del planeta, el pecado y
la maldad se esparcieron por el
mundo. Enoc, que tal vez era el
único siervo de Dios en la Tierra,
profetizó que Jehová iba a destruir
a todos los malos. Pero sus
advertencias cayeron en saco roto,
y la maldad no hizo más que
empeorar. Para colmo, hubo
ángeles que se rebelaron contra
Jehová, abandonaron su puesto en
los cielos, adoptaron forma
humana y se casaron con tantas
mujeres como quisieron.
De aquellas relaciones
contranaturales nacieron unos
gigantes de fuerza sobrehumana
llamados nefilim, quienes
sembraron la Tierra de violencia.
¿Podemos imaginar el dolor que
sentía Dios al ver su creación en ese
lamentable estado?
3. ¿Qué hizo Noé?
Tras la muerte de Enoc hubo otro
hombre bueno: Noé. Tanto él como su
familia se esforzaron por agradar a
Dios. Cierto día, Jehová decidió traer
un diluvio para destruir a todos los
malvados. Sin embargo, no quería que
murieran ni los animales ni el fiel
Noé. Así que le dijo que construyera
un arca, es decir, una inmensa caja de
forma rectangular. Él y su familia
tendrían que resguardarse dentro de
ella y meter allí muchas especies de
animales. Noé obedeció a Dios y pasó
unos cuarenta o cincuenta años
construyendo el arca. Durante ese
tiempo, también fue un “predicador
de justicia” (2 Pedro 2:5). Advirtió a la
gente de que se avecinaba el Diluvio,
pero nadie le hizo caso. Por fin llegó el
momento de que Noé y su familia
entraran al arca con los animales.
Entonces, Dios cerró la puerta, y
comenzó a llover.
4. ¿Qué ocurrió
después?
El fuerte aguacero, que duró
cuarenta días y cuarenta noches,
terminó inundando toda la Tierra.
No quedó ni rastro de los
malvados. Con el paso de los
meses, las aguas empezaron a
retirarse y el arca se posó sobre una
montaña. Cuando finalmente Noé
y su familia pudieron salir, había
pasado un año. Agradecido, Noé
presentó una ofrenda a Jehová.
Dios les prometió que nunca más
mandaría un diluvio para acabar
con toda forma de vida sobre la
Tierra. Por medio del arco iris,
Jehová selló su promesa. Cada vez
que lo vieran, los seres humanos
recordarían las palabras del
Creador.
5. ¿Qué paso al final?
Después del Diluvio, Dios
proporcionó nuevas instrucciones.
Dio permiso para comer carne de
animales, pero prohibió comer
sangre. También mandó que la
gente se esparciera por toda la
Tierra. Sin embargo, en un claro
desafío a este mandato, muchos se
juntaron en una ciudad y
comenzaron a construir una gran
torre al mando de un tal Nemrod.
Pero Dios frustró sus planes.
¿Cómo? Haciendo que los
habitantes de aquella ciudad —a la
que se llamó Babel, y
posteriormente Babilonia—
hablaran de repente muchos
idiomas distintos. Al no poder
entenderse, se dieron por vencidos
y se dispersaron