El documento describe el modelo nórdico como un nuevo modelo a seguir, caracterizado por economías competitivas y productivas con sólida protección social y baja corrupción. Se señala a Noruega como ejemplo, un país rico que aprovechó sus recursos petroleros para crear un fondo soberano de inversión. A pesar de las "vacas flacas" ocasionadas por la caída de los precios del petróleo, Noruega mantiene altos niveles de inversión en I+D, orientándose hacia la transferencia tecnológica y
La suerte de la fea y la bonita: Inversión en Innovación
1. ubo una época en la que los
países a seguir eran los asiáti-
cos. Pero hoy en día se está im-
poniendo un nuevo modelo a
seguir, el modelo nórdico. Las economías
altamente competitivas y productivas de
los países escandinavos, junto con su estu-
penda protección social y baja corrupción,
empiezan a ser el nuevo modelo a seguir,
al menos en Europa. Y es que el mérito de
este tipo de economías ha sido saber apro-
vechar bien sus pocas ventajas en recursos
naturales para generar riqueza. Ya se sabe
que Noruega –por ejemplo– es un país rico
desde que descubrió petróleo en el mar del
Norte y que, a diferencia de otros países con
esa ventaja comparativa, evitó derrochar los
excedentes, invirtiéndolos en un poderoso
fondo soberano de inversión –FSI– que le da
un margen de maniobra incluso en épocas
de ‘vacas flacas’. Porque también hay épocas
de ‘vacas flacas’ en el paraíso vikingo: 2015
fue el primer año en mucho tiempo en el que
Noruega no recaudó excedentes para su FSI.
Si bien las crisis en el mundo nórdico no
son comparables con las de Latinoamérica,
hay que reconocer como otra virtud de los
vikingos su gran capacidad para adelantarse
a las desgracias. Hoy ya se habla en Noruega
de la etapa pospetróleo y hay una absoluta
convicción de parte de todos los agentes de
la necesidad de restructurar el modelo pro-
ductivo fuertemente dependiente de este
combustible. Por lo pronto, han incremen-
tado el nivel de inversión pública hacia la
investigación e innovación industrial, pese
a la ‘crisis’–normalmente en Noruega la in-
versión en I+D+i está alrededor del 1,65%
de su PIB– y se está buscando transferir las
mejores prácticas de su industria vedette a
otras industrias vía un programa público
de transferencia tecnológica intraindus-
trias (User-driven Research-based Innova-
tion-BIA).
Lo que está ocurriendo hoy con No-
ruega ofrece algunas lecciones –prematuras
aún– que podemos tratar de observar para el
caso peruano: 1. En época de crisis, Noruega
está orientando su inversión en I+D+i hacia
actividades de transferencia tecnológica que
permitan capitalizar mejor el conocimiento
generado en sus industrias de punta hacia
las otras; 2. La inversión en I+D+i se dirige
a las industrias y al conocimiento aplicado;
Si bien las crisis en el
mundo nórdico no son
comparables con las de
Latinoamérica, hay que
reconocer como otra
virtud su gran capacidad
para adelantarse a las
desgracias.
3. Existe inversión en investigación básica en
sectores de oportunidad con un horizonte
de catorce años; 4. La inversión pública en
innovación también se orienta a generar es-
tructuras para el capital de riesgo en el desa-
rrollo de spin-off y start-up en las industrias;
5. La inversión pública en I+D+i se enfoca
en buscar socios tecnológicos en el mundo
vía el desarrollo de proyectos conjuntos; 6.
Fuerte inversión en la transformación digital
de sus industrias; 7. Inversión para acercar a
los investigadores a las industrias a través de
programas laborales ad hoc.
Existe una relación entre niveles de in-
dustrialización e inversión en CTi, según la
cual en la primera etapa de la industrializa-
ción los países se caracterizan por exhibir
simultáneamente bajos niveles de PIB per
cápita –cercano a US$ 400– y bajos niveles
de gasto de inversión en CTi –menor a 1%
como porcentaje del PIB–. Actualmente el
Perú tiene un PIB per cápita por encima de
los US$ 5.040 –somos un país de ingresos
medianos–. No obstante ello, su nivel de
inversión –tanto pública como privada– en
CTi nos aloja en el club de los países poco
industrializados. Y aunque nuestras ingentes
riquezas naturales nos pueden dar la apa-
riencia de una cómoda bonanza, hace falta
más esfuerzo para ser de verdad productivos
en el próximo lustro. Noruega con tan solo
petróleo lo sabe y tiene claro que ‘la suerte
de la fea, la bonita la desea’.
H
opinión / HELLO WORLD! DESDE NORUEGA
MaiteVizcarra
Experta en gestión de proyectos tecnológicos
y fundadora del Centro de Innovación de IPAE
@Techtulia
La suerte de la fea y la bonita:
Inversión en innovación
63AGOSTO 2016