La historia cuenta que a mediados del siglo XVI, los vecinos de la ciudad de México eran despertados por gemidos lúgubres y prolongados de una mujer en las calles. Al principio pensaron que era un alma en pena, pero luego vieron que era una mujer vestida de blanco que recorría las calles lanzando agudos gemidos. Se le conocía como La Llorona y se desvanecía en las orillas de un lago. Con el tiempo, la memoria de La Llorona se ha ido borrando de la cultura popular mexicana.