Ensayo sobre el aborto y sus implicaciones éticas y sociales
1. Escuela Helen Keller
Proyecto:
Ensayo del Aborto
Que Presenta:
María Fernanda Vázquez Borges
Asignatura:
Ética en enfermería
Profesora:
Lic. Carolina Gómez Martínez
Grado:
5°to. Semestre
H. Córdova, Veracruz a 18 de marzo de 2017
2. Aborto
El tema del aborto ha sido controversial ante la sociedad, ya que es un
problema que enfrenta no solo nuestro país, sino también el mundo. Para
darnos cuenta de lo que ocurre primero definamos este término, entonces,
¿qué es el aborto? Este se puede definir como la culminación de un
embarazo antes de que el feto pueda vivir de forma independiente fuera
del vientre de la madre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace
una definición de una forma de aborto denominado inseguro y lo califica
como un procedimiento para terminar un embarazo realizado por personas
que carecen de las habilidades necesarias o en un ambiente que no esté en
conformidad con los estándares médicos mínimos, o ambas cosas.
Este tema genera importantes controversias debido a que involucra
aspectos relacionados con los derechos humanos, sexuales y reproductivos
de las mujeres; con las leyes y la política; con los valores éticos, morales y
religiosos; con las condiciones socioeconómicas de las mujeres; y con las
ideas que predominan en nuestro contexto cultural respecto a la feminidad
y la maternidad.
En lo que compete el marco legal del aborto en México está penalizado. Sin
embargo, los códigos penales de los estados contemplan circunstancias
bajo las cuales la interrupción del embarazo es legal, mayormente estos
son autorizados en casos de violación, aunque existen otros como riesgos
hacia la mujer, enfermedades congénitas, aborto imprudencial, ente otros.
Pero veamos la cruda realidad, la mayoría de los abortos practicados, se
llevan a cabo por embarazos no deseados, aun así, a pesar de que en la
actualidad existe una gran variedad de métodos para el control de
fertilidad, esto le sigue ocurriendo a una gran cantidad de mujeres de todas
3. las edades y de todos los sectores sociales, aun así se incrementen platicas
de salud sexual y prevención de embarazos en las escuelas, los embarazos
siguen ocurriendo, no solo eso, sino que también el riesgo de enfermedades
de transmisión sexual amenaza en un gran porcentaje generalmente a los
jóvenes adolescentes que en su ingenuidad siguen creyendo en mitos y
tapujos practicados en su vida sexual.
Si vemos esto de otra manera, nos damos cuenta de que las explicaciones
sobre la elevada frecuencia de los embarazos no deseados suelen ser
bastante simplistas, se supone que la mayoría de ellos se deben a la falta
de responsabilidad de las mujeres, o bien a que carecen de información
para utilizar correctamente los métodos anticonceptivos, aunque ahora
con el avance tecnológico y el auge del internet, la información está de
sobra, pero esto no quiere decir que toda la información sea buena, ya que
hay demasiada información falsa filtradas en las páginas que mayormente
los usuarios jóvenes en general visitan, cayendo de nuevo en mitos que nos
regresan a la cadenita del pasado.
Bueno, regresando al tema de la información, el hecho de que las mujeres
cuenten con ella, no es suficiente en todos los casos, ya que cualquiera de
los métodos anticonceptivos que existen en la actualidad, aun cuando se
usen correctamente, puede fallar. También hay que cuestionar que no solo
la mujer debe tomar esta responsabilidad en todos los casos, ya que la
práctica del coito sexual es cosa de dos y no de uno, es por ello que dicha
responsabilidad debe compartirse equitativamente con el hombre. Cabe
mencionar que la forma en que operan los programas de planificación
familiar que utiliza la mayor parte de la población es uno de los elementos
que explican la alta incidencia de los embarazos no deseados. Los
programas se dirigen primordialmente a las mujeres de los sectores
sociales populares, con mensajes apoyados en una perspectiva que
4. refuerza sus roles sociales más tradicionales y contribuye a que pocos
hombres asuman su responsabilidad frente a la sexualidad y la
reproducción.
Aunque el acceso a los métodos anticonceptivos no es igual para todas las
personas. Ciertos sectores de la población femenina, como las adolescentes,
las mujeres sin escolaridad y aquellas que viven en regiones rurales
apartadas o en zonas indígenas tienen mayores dificultades de acceso a la
anticoncepción. Muchas mujeres no usan anticonceptivos por oposición de
sus parejas. La desigualdad de las relaciones de poder entre los sexos que
prevalece en nuestra cultura propicia que en muchos casos los hombres
controlen la sexualidad de las mujeres a través de los embarazos y la
crianza de los hijos. No es raro que las mujeres que no desean tener más
hijos oculten el uso de la anticoncepción por el temor a ser agredidas verbal
o físicamente por parte de sus parejas.
¿Qué hay de la dimensión emocional que el aborto produce? Para esto es
importante señalar, que la interrupción de un embarazo no deseado es una
experiencia que las mujeres asumen de acuerdo con sus condiciones
individuales y con el entorno social en el que viven. Muchas mujeres viven
situaciones de gran conflicto emocional cuando se enfrentan a un
embarazo no deseado, propiciadas por los patrones culturales que limitan
sus posibilidades para tomar decisiones autónomas en torno a la
sexualidad y la reproducción. No obstante, las |mujeres interrumpen sus
embarazos por razones muy diversas, y no todas tienen secuelas
emocionales y sentimientos de culpa después de un aborto. Muchas se
sienten aliviadas y agradecidas cuando reciben una atención integral,
segura y respetuosa por parte de médicos que practican abortos
apoyándose en una postura ética centrada en el respeto a la autonomía de
las mujeres.
5. Las reacciones emocionales negativas posteriores a la interrupción de un
embarazo no deseado tienen una relación muy directa con la calidad de la
atención que ofrecen los hospitales públicos a las mujeres que buscan
atención de urgencia por las complicaciones de una intervención realizada
en condiciones inseguras. Por otro lado, es frecuente que las mujeres de
quienes se sospecha que se indujeron un aborto sean objeto de la
indiferencia o el maltrato por parte del personal de los servicios.
Pero no solo hay reacciones en el lado emocional también existe el riesgo
de morir o de sufrir secuelas físicas por un aborto el cual tristemente en
mi opinión es significativamente mayor entre las mujeres pobres y con
dificultades para tener acceso a servicios médicos de emergencia, ya que,
según datos estadísticos, la tercera parte de las mujeres que abortan en
condiciones inseguras sufren complicaciones serias, pero menos de la
mitad reciben atención médica oportuna. Según la World Health
Organization, en América Latina y El Caribe se realizan cada año
alrededor de 4 millones de abortos inseguros y mueren 5 mil mujeres; se
estima que en la región alrededor de la mitad de las muertes maternas se
asocia al aborto inseguro.
Pero, aun así, conociendo el riesgo, el aborto se practica en porcentajes
altos. Entonces ¿Qué haremos ante este tema? Las respuestas a la cuestión
del aborto son necesariamente complejas, por lo que el problema tiene que
ubicarse en una perspectiva política que se dirija, en mi opinión, a ofrecer
a la población información amplia sobre el problema y a contrarrestar el
impacto que en el debate sobre el tema han tenido, los argumentos morales
y religiosos contra la interrupción de los embarazos no deseados. Dichas
medidas deben ser claras e impartirlas de maneras comprensibles a las
diferentes audiencias de diferentes edades y sector social, es necesario
6. implantar responsabilidad equitativa y concientizar de todos los riesgos
que pueden generarse a raíz de la práctica sexual no segura.
Debemos implantarnos la responsabilidad de informarnos de manera
correcta y ampliar nuestras perspectivas morales y éticas sobre un
problema social muy complejo y con repercusiones de gran importancia en
la salud y la vida de miles de mujeres, ya que las restricciones marcadas
en las leyes vigentes, así como los estigmas de carácter moral y religioso
frente a la interrupción de los embarazos no deseados, tienen muy poca
relación con la realidad actual de la mayoría de las mujeres en México.