1. La Maldición de robar a Dios y perjurar
1.- Versículo para Memorizar:
"Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová
de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde." (Malaquías 3:10)
2.- Enseñanza Bíblica:
El robo a Dios y al prójimo así como jurar falsamente, son tres de los pecados comunes que desde la
antigüedad condenó Dios y sobre cuya ocurrencia advirtió que traería Maldiciones.
La exhortación sobre estos pecados está consignada en los escritos de tres profetas que ejercieron una
poderosa influencia en el pueblo de Israel: Zacarías, Hageo y Malaquías. Sus escritos nos sirven de orientación
hoy con el fin de que no incurramos en iguales trasgresiones y para que las corrijamos en caso de que estemos
cayendo en ellas.
2.1.- Robar a Dios
El pueblo de Israel tenía un compromiso con Dios y era apartar la décima parte de sus ingresos para Dios,
fuera en efectivo o en especie. Los recursos estaban orientados a proveer para los ministros. No obstante
incurrieron en una práctica detestada por Dios: se dejaban para sí los recursos que debían aportar a la obra.
El profeta lo describió de la siguiente manera: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis
robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado." (Malaquías 3:8, 9)
Como pueblo estaban desestimando el sello del Pacto que tenían con el Señor, y por tanto lo trasgredían. La
admonición es clara: aunque creían que sustraer los diezmos podía quedar amparado por el ocultamiento,
delante del Creador estaba a la luz. Lo que se derivaba de este comportamiento era la maldición, afectando no
solo al individuo sino también a su familia y a toda la nación.
¿Hay posibilidad de escapar de esta situación? Por supuesto que sí. Radica en volverse a Dios en sincero
arrepentimiento y con disposición de cambio: "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa;
y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde." (Malaquías 3:10)
Es hora de que revise sus actuaciones. Aunque para el Nuevo Testamento no encontramos una ordenanza
específica de que los cristianos diezmen, sí hallamos el compromiso de aportar para la extensión de la obra del
Señor con liberalidad. ¿Cuánto lleva usted sin sumarse con aportes al sostenimiento de la congregación y la
extensión del Evangelio?
Recuerde siempre que aquél que se arrepiente y restituye lo robado, se beneficia de nuevo con las
Bendiciones.
2.2.- Las Maldiciones por robar y jurar falsamente
Cuando vamos a las Escrituras encontramos una clara condenación de Dios para el robo y jurar falsamente,
actitud conocida en nuestro tiempo como el perjurio.
El profeta describió así lo que vio: "De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. Y me
dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.
Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que
hurta (como está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como está del
otro lado del rollo) será destruido. Yo la he hecho salir, dice Jehová de los ejércitos, y vendrá a la casa
del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la
consumirá, con sus maderas y sus piedras." (Zacarías 5:1-4)
Observe cuidadosamente que robar—cualquiera que sea su manifestación, bien sea en el desenvolvimiento
laboral como la sustracción de cualquier cosa que le pertenezca a otra persona—y jurar falsamente en el
nombre de Jehová para sacar provecho, acarrea destrucción.
La presencia de la Maldición persistirá hasta que se produzca la desolación total, no solo de quien incurre en
la trasgresión, sino de toda su casa. Una vez que entra en el hogar, la execración permanece hasta que todo
quede reducido a cenizas.
La única forma de romper las ataduras es arrepentirnos y buscar la misericordia del Señor, porque de lo
contrario persistirá la abominación y operará sin límites sobre el trasgresor y su familia. Se produce la
afectación no solo del hogar sino de una ciudad y una región.
2. El profeta Hageo advirtió que la Maldición cuando se desconocen los mandamientos de Dios, desencadena
ruina: "¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa
está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis
mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os
calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto." (Hageo 1:4-6).
Este fenómeno lo podemos apreciar hoy día al apreciar de qué manera el sistema crediticio y las tarjetas de
crédito están tomando tanta fuerza entre los consumidores, de tal manera que millares de hombres y mujeres
viven endeudados.
3.- Lecturas Devocionales:
Lunes: Marcos 15:1-20; Martes: Marcos 15:2--47; Miércoles: Éxodo 16:1-36; Jueves: Lucas 24:13-49;
Viernes: Levítico 26:1-13; Sábado: Números 11:1-35; Domingo: Josué 1:1-18.