1. En la actualidad es difícil creer que el día en el que esta
pandemia acabe este cerca, ya que sabemos que no es
así y que falta mucho para que se convierta en tan solo
un recuerdo oscuro para la humanidad.
Las personas han tomado diferentes posturas ante esta
situación, unas solamente se cuestionan cuándo acabará
esto, otras no acatan las nuevas reglas, otras sí las
cumplen y otras tan solo se preguntan como empezó
todo esto, ¿en qué momento la humanidad se detuvo?
¿será que fue desde el origen de este virus? ¿o desde
que nos dimos cuenta que no era un simple virus?
De repente despertamos un día y todo cambió, en Disney
se apagó la magia, la muralla china no era tan fuerte,
ahora New York sí duerme y ningún camino quiere
conducir a Roma, un virus se corona como dueño del
mundo y nos dimos cuenta de nuestra fragilidad. La
amenaza está ahí cada día más fuerte, ya los memes no
causan tanta risa, los abrazos y los besos se
transformaron en armas peligrosas y la escasez de
productos nos muestran una vez más lo egoístas que
somos.
El origen del
COVID-19
Y A N D R A P U R I S A C A
2. Si bien se plantea que el origen de este virus fue
producto de un murciélago, el verdadero origen es del
hombre mismo.
El murciélago hubiera podido seguir teniendo ese virus
sin afectarnos a nosotros, pero la excentricidad y
ambición del hombre por tomar en este mundo lo que
no es suyo lo hizo llegar a este punto, arrasando con
todo lo que se puede, incluyendo las especies. Es así
como los seres humanos nos hemos creído dueños de
todo y nos hundimos nosotros solos. En este mercado
de animales en China Wuhan murieron muchas
especies, y ahora nos toca a nosotros padecer lo
mismo.
Quizás sea el karma haciéndonos llegar nuestro
merecido por tomar descaradamente tantas cosas,
pero sea lo que sea está produciendo que veamos la
realidad de otra manera y nos está haciendo dar
cuenta de quienes son los verdaderos dueños de la
tierra.
Ahora las calles están limpias, las playas también. Los
cielos están despejados y los mares azules. Las
especies están libres y los animales salvajes no son
cazados.
El mundo sigue sin nosotros, los cambios siguen
surgiendo y nos demuestran que no somos
indispensables para este mundo ya que solo somos un
residente más.
Los humanos se detuvieron, pero la naturaleza no y
empezó a reclamar lo que verdaderamente es suyo y
así nos hizo entender que el verdadero virus somos
nosotros.