El documento describe la belleza natural y cultural del departamento de Chocó en Colombia más allá de los estereotipos negativos. Resalta la geografía privilegiada del Chocó frente al océano Pacífico y mar Caribe, así como lugares paradisíacos como Bahía Solano conocida por sus arrecifes de coral y avistamiento de ballenas. Finalmente, destaca la magia de presenciar un atardecer sentado a orillas del río Atrato, entre el muelle, la catedral y el aroma del marañón.
2. Más allá dEL ESTIGMA Mas allá de la concepción televisiva y amarillista, de que todo el Chocó es una tierra aún y despectivamente salvaje y primitiva.
3. Más allá del olvido y la pobreza Más allá de la discriminación sociocultural, más allá del olvido y de las segregaciones, más allá de la memoria colectiva de un país que desconoce su esencia multiétnica y pluricultural, su mestizaje y la profundidad histórica de sus raíces.
4. Existe una tierra de espaldas a todo germen negativo, atiborrada de colores, sabores y sonidos, con una historia cantada en profundas jácaras que debió haberla convertido en patrimonio universal de la humanidad y la tradición oral. Mas allá de lo que sabes, está el Chocó, convenientemente salvaje. . La belleza y el colorido
5. Una geografía privilegiada En el pacífico colombiano, bajo el brazo de tierra que comunica al sur con el centro y el norte del continente, la geografía de una negra esbelta, cuyos pechos reposan sobre la lengua del océano pacífico, y cuyo cuello es besado tenuemente por el mar Caribe, engalana la geografía colombiana y la posiciona privilegiadamente frente al resto del continente. .
6. Chocó, Un paraíso por excelencia (bahía solano) . Qué puede ser más maravilloso que contemplar el cielo naranja sosegar su falda encendida sobre la lengua verdosa del mar en Bahía Solano, dejarse enceguecer del colorido de sus arrecifes, quedarse perplejos con la majestuosidad de la ballena jorobada, o disfrutar de sus aguas termales.
8. La magia de un atardecer a ORILLAS DEL ATRATO. Y si alguna vez me preguntaran, Porqué ir al Chocó, y lo anterior no les convence, tal vez, y sólo tal vez, les revelaría el placer que sólo para mi tengo reservado: Sentarme una tarde cualquiera sobre las piernas del río Atrato, ver morir la tarde como una gran estela de oro que se hunde intencionalmente bajo la falda del río como buscando una surte de maternal amparo, y allí, varado como un recuerdo de la infancia, entre el muelle, la catedral y el río, ahogarme en aroma liviana del marañón que viene del otro lado…