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EL CAMINANTE
DE LAS CÍES
José Manuel Da Rocha Cavadas
José Manuel da Rocha Cavadas, escritor, poeta, rapsoda,
cineasta, fotógrafo. Publica con www.obrapropia.com este libro y
hasidoseleccionadoparaelVFestivalInternacionaldelaPalabrade
Alicante con una performance poética denominada “Pessoa para
Pessoas”. Además, ha participado en un documental “Luchar es
Vivir”parte2ªdelafundaciónLuisVivesquesepuedeverenYoutube.
El caminante de las Cíes
José Manuel Da Rocha Cavadas
© Texto: Jose Manuel Da Rocha Cavadas
© Edición: 2011, OBRAPROPIA, S.L.
G. V. Marqués del Turia, 38 - 8
46005 VALENCIA
ISBN: 978-84-15068-43-3
Depósito legal: V-69-2011
Impreso en España por: Diazotec, S.A.
Primera edición: enero 2011
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y
transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos
mencionados puede ser constitutiva de un delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal)
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Variación primera minimalista…
El incansable caminante de las Islas Cíes….
Y pronto llegó el alba. Era un cálido y largo día, del fogoso mes
de Agosto. Ya bullía, poquito a poco, el fragor de un estival
amanecer, donde, (…) ondeándose (…) la luminiscente luz, iba
transcurriendo, panorámicamente, a través, del incomparable y
suntuoso marco, que conformaba toda la bien protegida y
azulenca embocadura, de La Ría de Vigo; que estaba ubicada,
allende, en “Finis Terrae” que, simbolizaba, cómo infinita y
arrebatadora miríada, al “País de las Ánimas”, (…) donde una
incognoscible mirada, traspasando, en lontananza, la delgada
línea, dibujada, por un horizonte, que recreado por atmósferas
auto expansivas, espacio-temporalmente, se entrecruzaba con
América, en su extensiva multiculturalidad, que por aquellos
ámbitos, se le llamaba singularmente meelting pot.
Ya empezaba a destellarse, atizado, por un refulgente, dinámico,
y muy hermoso juego de luces, (…) era como si estuviera retro
iluminada, y en un ápice, daba acceso a muy hermosos e
insólitos encuadres, que producían una gran multitud de diáfanas
composiciones, hacía el infinito, en unos tonos azulados muy
puros o nebulosos, con claroscuros contrapuestos. Además,
impregnaba, intensamente, de luz y de penumbra, a la secreta
“imagen latente” de todos los bellísimos “fotogramas”
paisajísticos de Galicia, impregnándose de los galaicos “aires
da terra” y que estaban constituidos, telúricamente, por suaves
montañas, bellos valles, verdes campos, un clima atlántico
lluvioso, preciosas rías, y ciertas playas plagadas de fascinantes
encantos, (…) y que muy gustosamente, se encontraban,
encerrados, en este delicioso y riquísimo paraíso natural, dotado,
de unas cúspides, formadas, casi en toda su totalidad de piedra
granítica, (…) y otrora, sus abruptos relieves estuvieron,
ensamblados, a las mansas sierras litorales peninsulares, (…)
encontrándose, ahora mismo, totalmente aisladas, debido a la
absoluta inundación, de toda esa hermosa bahía de la costera
ciudad de Vigo que era una ciudad totalmente volcada hacia el
6
mar. En suma, que vivía en todos sus costados del propio mar y
de sus jugosos frutos….
Sin embargo, de forma muy sutil, todo el Archipiélago de las
Cíes, que en la antigüedad, fueron invocadas también por el
nombre, de islas Siccae, se encontraba, fotogénicamente,
cubierto, por una inmaculada y algodonal niebla matutina, que le
confería, un exhalador halo, cargadísimo de mucho misterio (…)
era como si fuera un indescifrable territorio, de un sinfín de
generosos duendes, de bondadosos genios, de benéficas hadas,
de puras vírgenes y de altas damas, cargadísimos, de una
dulzura irresistible, concurriendo, todos ellos con un mismo
propósito: deseaban insuflar, con una exquisita y positiva
energía, a todos los seres humanos, de sutilísimos manantiales
de bondad, de pureza y de todo lo que era necesario ser
insuflado, en aras de santidad, de bondad, (…)oblicuamente (…)
en un plan opuesto, (…) galopaban invisibles emanaciones
exotéricas (…) “era como si hubiera una gran multitud de
misteriosas meigas, haciendo “O conjuro da Queimada” y
cuyos ritos, divagando, ocultamente, por las “esotéricas” grutas,
formadas por la erosión del mar y del viento (…) en incesante
búsqueda de las almas en pena, eran, sin embargo, muy
mimadas y respetadas, (…) era como si fueron druidas (…) era
como si fueron atractivas embaucadoras, en la doble creencia de
los hechizos y las adivinaciones, (…) y en el justo momento, en
que a los embaucados, el misterioso brebaje bajaba por sus
gargantas, se suponía que quedaban libres de todo
embrujamiento. Vanas suposiciones, al fin y al cabo.
Había también en toda esa mágica atmósfera, muchos demonios
maléficos y tantísimos diablos turbadores, llamados, “espíritus de
la casa”, conformados, por “las almas”, por el “el tardo” por el “el
tango mago”, con muchas brujas, inmersas, en misteriosos y
nocturnos aquelarres, y que gracias a sus dichos (ensalmos) y a sus
secretas formulas, a sus negros hechizos, podían curar, de una vez
por todas, a ciertas enfermedades y conseguían, además, revelar el
provenir de la gente, logrando ejercer muchísimos maleficios.
7
Había, sin lugar a dudas, en ese precioso e idílico soplo de
tiempo, (…) había realmente en las apodadas, por Ptolomeo,
“Islas de los Dioses”, una intrigante atmósfera, en cuyo
aislamiento insular, pululaba, una cultura muy rica en creencias
populares, mucha tradición oral y considerable sabiduría
popular: el “meigalho” y el “encanto” y que representaban para
el vulgo gallego, no dos ideas abstractas, mas sino seres
materiales muy activos, cuyo poder y voluntad quedaba para
siempre (…) uniendo, por lo tanto, las fuerzas del aire, de la
tierra, del mar y del fuego.
La genuina idiosincrasia, que recurría mentalmente por todos los
mágicos alvéolos, de las “conexiones sinápticas” de la
idiosincrasia gallega, hilvanaban, formidables cuentos de hadas,
todos ellos, “casi, casi perfectos”, pues, todavía se hallaban,
importantes restos de las ancestrales doctrinas druídicas y sus
simbólicas prácticas, que se desvanecía como la espuma, en la
propia antigüedad, (…) donde, aún, subyacía, muchísimas
ceremonias, dotadas con un “humus” céltico innegable, pues aún
se cortaba el muérdago sagrado, (…) y él que lo veía caer,
aprendía inmediatamente todos los secretos y obtenía, asimismo,
el pujante “don de la profecía” (…)
Y el propio mar, (…) era como si fuera un pulcro fondo
escénico, de un inmaculado y traslucido azul turquesa (…) muy
tranquilo y muy cristalino, cuando sus mansas y translucidas
aguas, se reflejaban, dulcemente, en toda su suave vertiente
Este, irrumpiendo, una gran multitud de singulares y dichosos
paisajes marinos, que estaban conformados por riquísimos
bosques de anémonas, (…) y además, pobladas de inmensos
laboratorios vivientes, que estaban constituidos de inmensas
nécoras, de extraordinarios centollos, de asombrosos bogavantes
y de estupendos pulpos.
Y por el etéreo y azulino aire, revoleteaban, cómo
representativos nómadas del viento, inmensas bandadas de
gaviotas “patiamarillas” y de ágiles y negros y ágiles
cormoranes moñudos, (…) que, prestaban, una sonora nota de
“vivificante” alegría, a toda esta primigenia atmósfera insular
8
(…) y, allá arriba, a lo lejos, se encontraba, muy dignamente,
alzado, sobre un pequeño acantilado, que se descollaba,
ufanamente, ante el potente rugido, emanado, por el
embravecido océano Atlántico, el sobrio Faro de las Cíes, (…)
que en términos metafóricos, actuaba, “como si fuera una
fantástica y relumbrante linterna guiadora, ubicada, a
197metros de altitud”, dignamente asentado en su repecho oeste,
sobre un quebrado, casi, casi, vertical (…) además, fluctuaba, a
vista de pájaro, como si fuera una metafórica iridiscencia, por
entre los blanquecinos mantos de niebla, que ya iban cubrían en
ese dado momento, a todo este llamativo archipiélago (…) “era
como si estuviera suspenso en el propio aire, que desafiaba,
majestuosamente, a las intrigantes e invisibles fuerzas de la
gravedad” (…) “era como si fuera una alusión a la propia y
vibratoria luz, era, en suma, un sólido y vigilante guía, que se
encontraba asiente, firmemente, en una intangible ingravidez, de
una absoluta y indeleble levedad”.
Rehuyendo, del propio vacío de la vida, en que él estaba
lúgubremente, inmerso y de la incomunicación afectiva, pues su
neurotransmisor Vasopresina la hormona de los lazos afectivos,
se encontraba muy marchitado, por las aceleradas e
impersonales relaciones humanas, (…) ya iba él con su “ aura
de santo”, sumergido, en un simbólico acto puro, es decir, que
estaba poseído de la perdida de la capacidad de seguir sometido
a la racionalidad sistémica, por el precio del progreso y la
globalización, mutándose, por una unipersonal intensificación
sensorial (…) ya iba él paseando como caminante, que vivía la
soledad de los caminos debido a su constante y trashumante
movilidad, (…) iba él acompañado de su fiel y amigo perro,
llamado, Simba, (…) y saboreaba con mucha viveza auditiva, en
su reproductor digital de bolsillo MP3 de alta fidelidad (hi-fi),
de antiguas bailadas galaico-portuguesas, donde se expresaba
la alegría de vivir, con frecuentes incitaciones al baile, (…) y el
paralelismo y el leixaprén, respondían, a la existencia de dos
coros que se iban alternando, en la juglar ejecución de dicha
“bailada” (…) cuando ya estaba él, asomado, en el abrupto
acantilado que se emplazaba en el mirador de Monte Faro, tras
haber efectuado su primera y paseante vereda, impregnada, de
9
mucho romanticismo, pues se apropiaba él de los valores de la
ilustración, pero les subvertía, pura y simplemente, (…)
deleitándose, desde ahí, de esplendidos y suntuosos paisajes que
abarcaban todo el Archipiélago de las Islas Cíes, con su
extasiada mirada, muy embargada, tremendamente arrebatada,
en una autentica “alucinación” visual, pues él estaba
literalmente fascinado por estos deliciosos rincones, de profusos
contornos pétreos y, muy atiborrados, de una inaudita belleza,
para el irrefrenable deleite de su “insaciable” sentido de la
vista= contemplación estética, que se iba elevando, poco a poco,
en profundo conocimiento con una nueva dialéctica, (…)
regalando de forma arrolladora a todos sus ávidos sentidos, una
extensísima gama de elocuentes abstracciones sensoriales, que
hacían volar, y no paraban nunca de volar, de forma
yuxtapuesta, un vigoroso torbellino de representaciones
simbólicas, (…) que daban lugar a un sinfín de reflexiones de
índole ética. En suma, una gran inagotable fuente de inspiración.
Era eso, ni más ni menos.
Ya iba él, como curioso y recóndito explorador, llevando
consigo a cuestas, en su “viajera” y coloreada mochila, una
“analógica” y antigua cámara de fotos, llamada “Lomo Diana
F+”, siempre encumbrado él, en el éxtasis de poder vislumbrar,
impredecibles, intuitivas y etéreas fotografías, de todos los
caminos por donde él y su fiel perro llamado Simba, iban
dejando grabada sus infinitas huellas “caminantes”. A vista de
gaviota, oteaba él, siempre las mejores composiciones, para
lograr su más firme propósito, que era ni más ni menos, que
poder fotografiar, las perspectivas más insólitas de todo este
sobrecogedor edén insular, que se encontraba divinamente
encerrado, dentro del susodicho Parque Nacional Marítimo
Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia.
Pues deseaba él, atesorar, una gran colección de fotografías,
cómo palpable e impertérrita memoria, como un vivo simulacro
de su vida “real”, en su personal e insaciable “trasiego” viajero,
(…) donde su “rueda de la vida”, muchas veces, ha rodado y
rodado de forma muy paradigmática, es decir, de manera muy
errante, con la brújula de su vida, casi siempre orientada para
10
forma muy poco calmadas, existencialmente, en lo que era su
proceso de individuación, (…) en suma, era casi siempre un sí-
mismo siempre en constante búsqueda de un sentido Norte, que
le proporcionara raíces sólidas, para poder guiar bien por las
circunstancias de la incierta vida (…) habiendo muchas metas
que nunca estuvieron muy claras, en sus fundamentos
existenciales. Las vueltas que la vida va dando si nexo.
Inverosímiles, ante todo.
Y, las mismas fotos que él sacaba paulatinamente, iban siendo
ya de forma simbólica, fragmentos visuales repletos de
intemporalidad o testigos mudos de fugaces instantes que ya
estaban demasiado tiznados de un implacable pasado, (…) eran
ya “fotogramas” de vida que estaban despedazados en la voraz y
cósmica “eternidad”, que era impuesta por el tiempo Chronos,
siempre en férrea contraposición, al tiempo caritativo
denominado Kairos, que era considerado en sí mismo, un
tiempo de mucha calidad, y que iba determinado por su propia
experiencia vital muy sui géneris, y él como incógnito
caminante, siempre moviéndose y no parando nunca de
moverse(…) en ese dado momento, (…) bajo un influjo
existencial de índole muy “cualitativa”. Era demasiado sublime
la sensación donde la vida le transpiraba dulcemente por todos
sus poros. Se sentía siendo él mismo, junto a su perro Simba.
Mirándole siempre de soslayo, con ternura en una desmesurada
complicidad. Subjetivamente se configuraba en una fina
estampa, impregnada, por un tiempo que simbolizaba un tiempo
de muchísima riqueza sensorial, que era vivido, que era sentido,
y muy asimilado en la verdadera acepción de la palabra.
Deseaba también él, poder presentir la propia naturaleza
“espiritual” y la “levedad” existencial, en el fluir de la vida
microcósmica de este excepcional “ecosistema”, que en la edad
medieval, que era representada cómo siendo la “edad oscura”,
fue, habitado, por muchos monjes de diversas ordenes (…) en el
siglo XI estuvieron allí los austeros y laboriosos Monjes
Benedictinos, siempre ataviados, de sus negras vestiduras y que
fue fundada por Benito de Nursia, y cuya regla principal estaba
basada en “ORA ET LABORA”, contribuyendo decididamente
11
a la evangelización cristiana de esa minúscula porción de
Europa (…) y allá por el siglo XIV, dio lugar, a los Monjes
Franciscanos, que, al fin y al cabo, se traducía en una orden
mendicante, fundada por San Francisco de Asís y que se
bifurcó a lo largo del tiempo, en tres ramas: Los monjes
Franciscanos, los monjes Observantes, los monjes Capuchinos
y los Franciscanos Conventuales.
Junto a su inseparable perro Simba, allá iba él casi siempre de
incógnito caminante, pues ansiaba captar la “secreta” verdad de
estas recónditas islas, siempre tan profunda y tan multifacética
cómo la vida misma e igual de compleja, pues a lo largo del
tiempo, la presencia intermitente del hombre, estuvo casi
siempre condicionada por todos los recursos que existieron en
este recóndito medio (…) donde, pulularon, de forma
intermitente, en el transcurso de los tiempos, los castros
prerromanos, las poblaciones romanas, los monasterios, las
ermitas, y que sirvieron como tangibles testigos de la constante
presencia humana, en estas preciosas y recogidas islas atlánticas.
Mientras tanto, el “algodonal” e inmaculado manto de nieblas
matutinas, que en ese dado momento, cubrían con su
inmaculado velo, todas las Islas Cíes, ya empezaban
disolviéndose, debido al calor del sol, caminaba él siempre junto
innato perro de africano nombre Simba, y creaban los dos un
laberinto peatonal, por el sendero que partía desde Pedra da
Campá hacía el Alto do Príncipe, que actuaba al mismo tiempo
como un excelso y panorámico mirador, donde, la mirada podía
hacer un intenso barrido visual, divisándose en un ángulo de
360grados una vasta cantidad de hermosísimas vistas, en todo su
máximo y jugoso esplendor. ¡Qué bello eran!
Marchaban ellos dos, siempre de forma muy constante, (…) y
nuestro infatigable caminante siempre apoyado en su sólido
bastón, sin nunca estresarse y con su aguda “mirada”, casi
siempre repleta de una desmesurada curiosidad por descubrir los
ángulos más asombrosos de este maravilloso parque natural, que
todavía se mantenía intacto y como supremo milagro todavía
estaba muy poco transformado por la nefasta acción del hombre
12
en aras de un progreso sin límites (…) capturaba él y al mismo
tiempo sentía, la verdadera esencia de la original atmósfera de
estos singulares y ocultos lugares, de su “mundo propio”, que
estaba ricamente impregnado, del más absoluto silencio, (…) se
iba tornando paulatinamente en un magnifico rincón muy digno
de él y su perro Simba, se cobijaren, mansamente, en su “sutil
aureola” llena de quietud (…) era como si una instantánea,
Polairod, le fuera invadiendo, poquito a poco por todos los
recovecos más indescifrables de su inconsciente, regalándole, a
raudales, infinitamente, el supremo “don de la ubicuidad”, en el
cual, la armonía del silencio de la madre naturaleza, le iba,
proporcionando, a través, del recogimiento, enfoques cognitivos
demasiado clarísimos y absorbentes (…) entonces, él cómo
eterno caminante (…) ya era de esa e indefinida vez, un
fidedigno narrador de percepciones cognitivas que estaban
nutridas de una dimensión demasiado “objetiva”, a respeto de su
salud, de su familia, de su desarrollo espiritual y personal. En
suma, hacía iba haciendo él cuentas a la vida, juzgándola, en sus
pros y sus contras, en sus errores, en sus aciertos, jugando con
cartas marcadas de aciertos y errores. Y él siempre
existencialmente, vagando como un móvil e indefinido
caminante sin fin.
Otras veces, cuando a él le acompañaban las musas de la
arrolladora inspiración, ya era él de esa vez un poeta de la
“momentaneidad” que se iba transformando en verbo, pues él
consideraba que el lugar geográfico-social era muy determinante
en la elaboración de ciertos paradigmas poéticos, en que pudiera
dar lugar al nacimiento de un torrente muy privilegiado, quiere
fuera en la propia hermenéutica, como en la praxis. Y él sabía
perfectamente en ningún otro sitio habría mundo, sino solamente
en su propio “interior”, a través, de una progresiva depuración,
en pos de una utopía imposible, porque, pensaba él, que cada
párrafo de una buena literatura debía producir casi siempre
muchísima LUZ interior, fluyendo, íntimamente, a través, de un
gran germen de libertad de pensamiento y de mucha
sensibilidad. ¡Embaucadora creatividad¡- cuanto te quiero,
diciendo él para sus adentros humanistas y al mismo tiempo
muy intimistas.
13
Las panorámicas cumbres de todo el estremecedor archipiélago
de las Islas Cíes ya iban siendo para él, un exótico e idílico
lugar, donde recogerse, donde buscarse interiormente, ya que en
aquel preciso momento, sus circunstancias existenciales le iban
enseñando, que sólo la poesía y el arte, le mantenían,
agudamente, en el lado cuerdo de su propia vida como vivencia
fidedigna, ante la persistente coacción de un sistema demasiado
tecnificado, robotizado y disperso. De repente, apunta, de forma
automática, en algún papel suyo: “Bajo un intenso torbellino de
multidimensionales percepciones de naturaleza holográfica,
revestidas con un distinto sentido del tiempo y del espacio” (…)
marcando una pausa: “era como si conceptualmente fueron
canicas y globos de muchos orificios simbólicamente
“evocando-invocando”, y que estaban adornados con todos los
colores de un radiante e iridiscente arco-iris (…) y que
rebotaban y no dejaban de rebotar nunca (…) y que emergían, y
no paraban de emerger, por la cristalina, tranquila y linda playa
de Rodas, que era considerada la más linda playa del mundo,
según el periódico inglés The Vanguard (…) con otra pausa,
continuaba él escribiendo después: “iba él creando de forma
conceptual, simbólicas y duodecimales “Tierras”, “Lunas” y
“Soles” (…) era como si todas las circunferencias, estuvieron
localizadas en relativos sistemas planetarios extrasolares,
dotados de unos crisoles químicos y bioquímicos, del medio
interestelar demasiados excéntricos, y, que además estaban
zambullidos en un “sacralizado” y macrocósmico “paraíso”
universal, donde todavía se guardaban “secretamente”
muchísimas moléculas orgánicas, muchísimos aminoácidos, que
eran de gran importancia para poder comprender muy bien, el
verdadero origen de la vida, con sus misteriosos eslabones.
En el transcurso de su sosegada caminata, siempre junto a su
apegado perro Simba, iba nuestro singular caminante tomando
muchísimas más fotografías de otros ángulos del encantador
“decorum”, de la semicircular, límpida, cristalina y muy táctil
Playa de Rodas. Diciendo él para sí-mismo:- ¡Ah, qué
demasiado grande, poder disponer de un cuerpo y de una
elástica motricidad para poder disfrutar de tan espectaculares
panoramas, y que sigilosamente todavía aún se conservaban
14
muy bien guardados, en estos escondidos parajes, gracias a
eficaces medidas de protección medio-ambiental y que estaban
ricamente dotados de un alto valor estético, ecológico, educativo
o científico¡- rumiaba indeciblemente él, mirando fijamente a su
inseparable perro Simba. Habiendo una reciproca complicidad
de cariño entre ambos. ¡Simplemente maravilloso¡
Tras haber transcurrido un cierto tiempo, ya encontraban ellos
dos practicando el vivaque, allá arriba en el Alto do Príncipe
(…) y estaban ellos completamente inmersos en una deliciosa
noche de verano, donde, una imperceptible luna en cuarto
creciente, coincidía astronómicamente con las Perseidas, que
era una sobrecogedora lluvia de estrellas fugaces de alta
velocidad, que iban cayendo de forma luminiscente a 59km/s,
(…) generalmente, era un fenómeno celestial que ocurría en el
día 10 y 11, de cada mes de Agosto. Ya estaban ellos dos
echados sobre una coloreada manta de unos tonos muy verdes, y
lindamente adornada con muchas imaginarias representaciones
esquemáticas que representaban el macrocosmos y el
microcosmos, en suma, eran unos indescifrables mandalas, y
contemplaban ellos serenamente desde esa estupenda “atalaya”
astronómica, situada en el propio Mirador del Alto do Príncipe,
que en ese justo momento, (…) “era como si fuera una ventana
mágica, abierta a los astros, a las galaxias, a las nebulosas, (…)
“era como si fuera un espejo, que actuaba cómo una área
colectora de parpadeante luz que procedía de los propios astros
y estrellas centellando como puntos rutilantes en un universo
sustentado por demasiada materia oscura”.
Y abría él continuamente sus parpados, para mirar
estremecedoramente a las estrellas del cielo, divagando con la
mirada por todos los centellantes puntitos, que geométricamente y
de forma muy abstracta, formaban intermitentes y corredoras
constelaciones, vagando por el cielo a muy grandes velocidades
(…) cuando él con los pies asientes en la Tierra giraba a 30km/s e
intentaba capturar el máximo de luz procedente del espacio, y que
además tuviera mucha resolución, (…) presintiendo, allá lejos, en
el insondable y despiadado firmamento, a la galaxia de
Andrómeda o M31, que estaba calificada cómo el objeto a simple
15
vista, más alejado de la propia Tierra, pero que se encontraba,
descomunalmente, a casi tres millones de años luz de aquí.
“Viajaba él en el tiempo, (…) viajaba él en el espacio, y era
imperceptiblemente un espacio-tiempo de naturaleza helicoidal,
con muchas dimensiones, y que estaba sustentado por la
reverberación de invisibles cuerdas de muchas fuerzas
indescifrables (…) cuando husmeaba él, con la retina de sus
propios ojos, siempre en un buen rango visible, que se iba
corrigiendo paulatinamente de forma muy satisfactoria, ante todas
las turbulencias con que le llegaba la luz procedente de la bóveda
celeste, y cuyos ingredientes, como por ejemplo la materia y la
energía, tan sólo, constituya un 4% de la composición total, pues
representaba de verdad el extremo visible de un gran iceberg, que
estaba esencialmente constituido, por materia oscura, que
aceleraba la constante expansión del universo (en torno al 22%) y
de energía oscura (alrededor de 74%) .
Y apreciaba él, en todo su máximo esplendor, al fascinante y
sobrecogedor espectáculo de “Las lágrimas de San Lorenzo”,
cuya leyenda nació durante la edad medieval, la “edad de las
tinieblas”, en una Europa, que estaba asiente aún sobre el sentido
moral de los artesanos y de los constructores de catedrales, y que
narraba lo siguiente: en el día 10 de Agosto, ese venerado santo
había sido quemado en la propia hoguera y, mientras entregaba su
alma al omnisciente Dios, vertió de forma muy dolorida sus
últimas lagrimas, y que la muchedumbre asoció con las
Perseidas, porque ocurrió exactamente en el mismo día, en que
las mismas exhibían su máximo apogeo (…) y cómo en la “edad
medieval” el vulgo era muy dado a la creencia en las leyendas, así
que desde aquel entonces se creyó que esta impresionante lluvia
de estrellas fugaces, representaba, simbólicamente, aquellas
quebrantadas “Lágrimas de San Lorenzo”.
Todo este sobrecogedor espectáculo, hacía que su propia
conciencia, a través, de una “alterada” percepción, levitara y no
dejara nunca de levitar, para gravitar ya en el tórrido flujo de su
rica imaginación, un vistoso caleidoscopio de “incandescentes”
metáforas, metonimias y sinécdoques (…) y él como caminante
del cielo, se relajaba simbólicamente se relajaba, de forma
16
fantástica, en el fino, imperceptible y curvilíneo “recuesto”
lunar, para poder presentir, desde allí, nuevas creaciones de
índole literaria, que estuviesen forjadas con otras y novedosas
trazas semánticas, asaltándole, inmediatamente, la creación de
un relato cortísimo, que estaba protagonizado por un imaginario
personaje, que al fin y al cabo, tenía solamente el supremo afán
de querer abarcar inexistentes e inolvidables sensaciones
creativas (…) era como si fuera su álter ego, y que él desde
luego, había denominado simplemente, “El incansable
caminante de las islas Cíes”, y que estaba apoyado en un
inverosímil contexto, en el cual, había “icónicas” imágenes y
complejos “juegos” dialécticos, donde ya empezaba a expresar
él lo siguiente: “la propia oscuridad ya se iba adueñando
paulatinamente de una insólita y traslúcida atmósfera
marcadamente minimalista, (…) y, melifluamente, todas las
formas, eran fulgurantemente insertadas en un refinado y
fantasioso juego, donde había como forma sagrada una
disposición que consistía en lo siguiente: simplemente: que
menos era más. Y visualmente en esa benigna atmósfera, el
contraste entre las zonas de luz y de sombra, se iban tornando
cada vez más tamizado (...) era como si simbólicamente él se
fuera “perdiendo” en un hiperbólico laberinto de muy alta
concentración conceptual, a través, de un sinuoso recurrido, en
el cual, iba él rodeando lentamente como “poeta” y como
“performer”, al etéreo y divino Mirador del Alto do Príncipe,
unas veces haciendo “zigzag”, donde el súmmum de sus horas
era poder deletrear el sonido del silencio de la propia naturaleza,
con su singular corazón, latiendo, latiendo, muy despacito, en el
ufano éxtasis de poder vislumbrar siempre unas nuevas y
ensoñadoras representaciones simbólicas, siempre ensalzadas,
esplendorosamente, en una gran amplitud estética-ética/ ética-
estética (…) “era como si fuera una conquista suya que tenía
que ser inexorablemente llevada a cabo, para poder sentirse y
poder palpar su “yo” más profundo su “yo” más verdadero= el
verdadero arquetipo de sí mismo (selbst).
Continuaba nuestro caminante escribiendo: otras veces “El
incansable caminante de las Islas Cíes”, rodeaba, solamente, al
Mirador del Alto do Príncipe, yendo, por bifurcadas veredas
17
con un sentido muy “lineal”, donde, en someras “plataformas”
aéreas, podía él contemplar muy gustosamente al grácil
revoloteo de una gran cantidad de etéreos “nómadas del viento”
volando al sabor de Eolo, que se traducían dócilmente en
grandes bandadas de aves migratorias, deleitándose, al mismo
tiempo, de una de las playas más “lindas” del mundo (…) y,
donde, por detrás de ella, había muchísimos acantilados pétreos,
expuestos, titánicamente, al fuerte oleaje que era emanado,
cíclicamente, desde el pujante océano Atlántico.
“Siempre subía” a la caza de prístinas perspectivas. Subía él
ahora por una cuesta muy llena de abstracciones y de mucha
tactilidad simbólica”, (…) “era como si ya pudiera casi tocar con
las yemas de sus propios dedos, a las algodonales e inmaculadas
formaciones de nubes, siempre en eterna exhalación, siempre en
constante modulación (…) y hacían volar su propia imaginación,
a través, de una intensa “borrachera” de excelsas
representaciones paisajísticas, que recreaban “sui generis”
atmósferas simbolistas, ensalzadas, por ocultas calas, que
estaban virginalmente compuestas de unas aguas muy cristalinas
de color verde-turquesa.
“El Incansable caminante de las Islas Cíes”, llevaba también
en su coloreada mochila “trotamundos”, unos prismáticos, un
diminuto netbook, que servía para satisfacer su necesidad de
conectarse a las redes sociales y dar énfasis al movimiento
involuntario de los dedos para teclear y, aún, de un pequeño y
resonante tambor llamador, que valía, ante todo, para producir
sincopadas cadencias rítmicas, que pudiesen vibrar desde dentro
de sus propias vísceras, con mucha contundencia, con mucho
“feeling”. Era al final de cuentas mucha creatividad unida a
mucha emoción. ¡Qué sensación más maravillosa¡
“Bajo el resplandor de una inmensa y luminiscente cúpula de
estrellas, el tenue y casi desapercibido perfil de la bellísima luna
en cuarto creciente, iba acompañado del resplandeciente
espectáculo, proporcionado, por la sobrecogedora lluvia de
estrellas fugaces, provenientes desde el infinito, mejor dicho
desde la Constelación de Perseo. Iba sintiendo él, con creces, en
18
ese álgido momento, una intensa y fructífera turbación que le
invadía todos recovecos de su propio ser más sensible, pues
procedían desde dentro de su propio corazón, fluyendo como
supremo y vigoroso sentimiento, de mucho respeto hacía el
macrocosmos, con una virtuosa intención de índole demasiado
espiritual (…) y se enaltecía él, con verdadero ímpetu, con
verdadero goce, a través, de un vibrante y desgarrado influjo
sensorial, emanado, por sutiles estados anímicos y espirituales
(…) disfrutando él, lindamente, de ese fascinante y
sobrecogedor espectáculo, proveniente de un todavía
incognoscible universo (…) y le acompañaba siempre el anhelo,
de conocerse mejor, de poder descubrirse, en nuevas y
enriquecidas “señas de identidad”, implantadas como polifonía
de la vida en “la armonía de lo diverso” (…) y afinaba él, cada
vez más su sutil capacidad de observación, su capacidad de se
preguntar a sí mismo, con el fin de aprender, de crecer y de
poder evolucionar todavía más, hacía formas más complejas de
introspección, de auto-expansión, siempre hacia nuevos
horizontes del conocimiento (…) y afinaba él su capacidad de se
escuchar a sí mismo, vaciándose de todos sus recuerdos ya sin
ningún fundamento, que ya eran nada más que historia pretérita,
(…) y se sanaba él completamente, para dejar posteriormente un
amplio y armónico espacio para un sí-mismo, todavía en
proceso de completarse y para estar dispuesto a aceptar a todos
los demás que quisieron compartir con él instantes de vida
fructífera y de muy buenos recuerdos con proyección muy
equilibrada y muy enriquecedora, en un mundo zambullido en
una gran confusión de roles, en una nefasta incertidumbre
sistémica, en un mundo demasiado acelerado.
Inmediatamente y bajo el intenso fulgor de esa mágica
“momentaneidad”, cogió y conectó él su pequeño netbook y
empiezó a teclear, rápidamente, un cibernético E-Mail, de
“género epistolar”, estando muy inspirado, en ese exacto
momento, por la excitante contemplación del suave perfil de la
Diosa Selene, en un lánguido e imperceptible cuarto creciente, y
aún por las arrulladoras y sobrecogedoras Lágrimas de San
Lorenzo, que ya empezaban cayendo a una gran velocidad,
reiterando, de este modo, todo su verdadero esplendor. “Este
19
susodicho e-mail, iba dirigido a su preciado amigo, que era ante
todo, un verdadero y versátil pintor de retratos humanos y de
muchos perfiles de animales, dándose cuenta del
empobrecimiento de la biodiversidad (…) por eso los quería
guardar y él existencialmente, llevaba su vida, situado, allá muy
lejos, en las antípodas de la propia Tierra. Empezaba él, a
escribir, de un tirón, todo este flujo de ideas cuya traza sintáctica
se iba haciendo marcadamente epistolar:
Lunes creciente 3.15 p.m. mañana
Mi Preciado Amigo
Nota: Atendiendo al carácter apresado de la redacción no he
puesto comas para dar la sensación de fluidez de rapidez
“Como si de una plegaría se tratara te deseo con todo mi
corazón que te encuentres muy bien y que tu propia vida
reclame y obtenga siempre el supremo derecho a la dicha. Que
no haya en el espacio vital que configura tu real existencia vital
ninguna posibilidad para la desgracia en una época demasiado
turbulenta que va marcada por el inexorable compás de una
caótica dilacerante y compleja incertidumbre sistémica (…)
indicando al fin y al cabo el final de un ciclo económico y social
de una sociedad muy tecnificada que va tropezando con un
gigante entrópico en constante aceleración que representa el
cambio climático. Y que la “rueda de la fortuna” te regale
siempre a raudales el infinito sortilegio de poder sorber las más
dichosas venturas. Que tus creaciones artísticas expresen
siempre la renovación de la vida estrechamente vinculada a la
bondad de tu propia persona mostrando siempre de forma plena
y en un abanico muy rico y palpitante tu riquísimo espíritu tus
buenos sentimientos tu sentido de la belleza y tu poderosísima
creatividad. Este es mi más sincero y cordial deseo hacía ti mi
buen y fiel amigo pues tenemos un “ethos” común que va
20
derribando paulatinamente muchísimas barreras y abriendo
nuevas sendas en la emoción en el sentimiento y en la
sensibilidad que es muy dignamente compartida en un reciproco
anhelo de búsqueda de la perfección y de la sabiduría
contribuyendo con nuestro granito de arena a una sociedad más
justa y luchando que el 20% de la humanidad no acapare toda la
riqueza dejando el 80% en la mayor de las penurias. En este
exacto momento me encuentro en la Galicia el simbólico “País
de las Ánimas” revestida con su conjuro da queimada y teniendo
como grata compañía a mi dócil perro Simba en el cual como
eterno caminante me encuentro en las suntuosas Islas Cíes
completamente rendido ante una descomunal bóveda sideral que
está ensalzada ahora mismo por la caída incesante de las
Perseidas en toda su majestuosa ostentación y gozo ahora
mismo de una impecable transparencia del cielo para poder
disfrutar sin ningún límite de este grandioso estremecedor y
excelso espectáculo. ¡Ah qué maravilloso qué extraordinario
poder contemplar desde aquí a éste descomunal y misterioso
firmamento sideral sin haber ningún tipo de interferencias
lumínicas¡ ¡ Ah qué sensación más agradable poder sentir la
agradable brisa que va soplando suavemente en mi rostro en este
lujuriante entorno y escuchando el susurro trémulo de la
creación vegetal y que en días muy despejados se puede ver
desde aquí toda aquella hermosa bahía de Vigo¡. ¡ Me vuelco
nuevamente hacia ti amigo del alma amigo fiel con una
desbordante y total confianza pues el “don” de tus consejos de
tus propuestas de tu maravillosa comprensión hacia mí de tu
diáfana sensibilidad de tu desinteresada generosidad actúan
cómo una rutilante luminaria para que yo intente ser todavía
mejor “persona” buscando las vías más halagüeñas en un mundo
demasiado áspero demasiado injusto con mucho ruido y mucha
oscuridad y con el pensamiento que tiene que estructurar una
realidad y exprimir deseos es decir cómo la única vía que puede
nutrir una corriente de pensamiento parece ser sin lugar a dudas
la propia ciencia con toda la ambigüedad que ella misma
presenta pues tiene pizcas de seguridad una vez que es
experimental. ¡Y no te quiero fallar bajo ningún concepto cómo
verdadero amigo que soy para ti¡ De un tirón, continuaba él
escribiendo:“Al trabajar cuando no soy arriero en constante
21
movilidad y cuando soy voluntario de una Asociación de
Beneficencia, más concretamente en terapia ocupacional, con
gente más desfavorecida deseo poner sólidamente mi granito de
arena en pos de un mundo más equitativo más hermoso más
armonioso y más adecuado para la vida humana. Voy haciendo
eso con mucha empatía es decir intento ver la realidad siempre
desde la perspectiva del otro deseando hacer la gestión del
cambio para que ellos se adapten y se integren a nuevas maneras
de comprender e interpretar lo que nos va sucediendo realmente
ahora mismo y además que la integridad de sus propias
decisiones y de sus acciones sean demasiado coherentes con sus
propios valores (…) sabiendo muy bien que la flexibilidad la
serenidad la humildad y la responsabilidad moral pueden
producir una intensa gratificación en el momento en que ayudas
de verdad al prójimo. Cómo vivo ejemplo de todo esto y
acompañado de un experto estoy haciendo que ellos mismos
coloreen configuraciones mandálicas cómo si fuera un simbólico
armónico espacio sagrado es decir el centro del universo y
soporte de concentración en un circulo inscrito dentro de una
forma cuadrangular. De un tirón, continuaba escribiendo él: “Sin
embargo te quiero decir que jamás me voy ocultar de ti pues
deseo con toda mi generosidad acercarme siempre a tu presencia
de forma permanente a la razón de 300.000 fotónicos km/s es
decir a la velocidad de la luz, la máxima velocidad (…) pues
estoy plenamente consciente del valor que tu amistad representa
para mí un radiante sol de vida que emana suficiente energía
para continuar seguir viviendo bajo esta tumultuosa Era de
Acuario que está influyendo muy negativamente en la vida de la
propia Tierra (…) que es ante todo un organismo vivo que habrá
que proteger y cuidar de una forma más sostenible y que la
propia humanidad bajo el síndrome de la barbarie del progreso
materialista y consumista y la globalización la está destrozando
letalmente conduciéndola inexorablemente a un punto sin
retorno debido al efecto del calentamiento global a la
sobrepoblación humana a las pandemias a la propia inseguridad
alimentaria a la perdida de la biodiversidad (…) habiendo que
buscar inexorablemente un futuro más halagüeño para que todas
las generaciones venideras hereden un mundo mucho más
sostenible mucho más armónico para que la vida se desarrolle de
22
forma mucho más congruente. Para esta utopía hay que
potenciar la educación. Como incisivo primer paso…Imploro
con el más profundo y vibrante deseo que nuestra sólida amistad
jamás se termine. Agnus Dei. Aleluya.
De tu afectísimo,
“El incansable caminante de las Islas Cíes”.
Moviendo el ratón pulsa enviar. Y oblicuamente… ocurría
mágicamente esto:
“Era un cuadro muy cinematográfico, muy lleno de un
impactante realismo mágico:” habiendo un fundido lento, que se
iba abriendo muy despacito, dando vital protagonismo al “El
Incansable caminante de las islas Cíes”, en el cual, al cerrar sus
propios ojos, súbitamente, el mundo a su alrededor estalla en
una tórrida inmanencia, envolviéndole, ahora mismo, el discurrir
de un otro tiempo, mejor dicho, de un espacio-tiempo de
naturaleza cósmico. Enseguida, (…) “era como si fuera un rito
iniciático”, (…) apunta sus prismáticos hacía la propia Luna,
teniéndola, ya muy cerquita de sus extasiados ojos (…) “era
como si él alunizara simbólicamente en sus visibles cráteres, en
sus manifiestos mares” (…) de forma muy tangible (…)
metafóricamente, (…) con el gradiente gravitatorio, puesto
totalmente al revés (…) realzado por los fulminantes trazos de la
incesante lluvia de rapidísimas Lágrimas de San Lorenzo,
cayendo como rutilantes estrellas fugaces, en todo su gran
ostentación luminosa. Verdaderamente sobrecogedor.
“Posteriormente, con frenéticos movimientos de manos, en una
sincopada, melódica y vibrante percusión, ya iba él creando
hiperbólicamente una sublime cadencia de sonidos rítmicos, que
era acompañada de un bello, profundo y contundente canto (…)
era como si sintiese que el tiempo fuera pleno, que el tiempo
fuera de una esencia Kairos, que estaba sumamente reflejado, en
una radiante espiral helicoidal, que sobrepasaba,
inconmensurablemente varias dimensiones (…) y de repente
23
ocurrió: una sublime reverberación, que iba atravesando
cándidamente toda esa apacible y solitaria atmósfera nocturna, y
donde acontecía un pequeño milagro, pues, en un ápice, ocurría
una esplendida retroalimentación lunar, con la imperceptible
luna en cuarto creciente transformándose, despacito, en un
oblicuo “templo vivo”, (…) era como si fuera una proyección
viva, con reminiscencias de las antiguas culturas incaicas,
cuando las mismas estaban basadas en un calendario de base
lunar-solar, como por ejemplo, el calendario de las 13 lunas de
los Mayas (…) era como se una moviola reculase en el tiempo
llegando a los tiempos prehistóricos cuando la luna era
considerada como si fuera una majestuosa deidad.
Era ya el albor de un nuevo día. El astro rey ya se alzaba
rápidamente, con una imponente magnificencia, y proyectaba un
vigoroso y radiante fogonazo de luz, en toda la embocadura de
la ría de Vigo. Se encontraba él, de esa vez, mismo en el centro
de la ciudad de Vigo, en una céntrica plaza ajardinada, sentado
escuchando serios y respetuosos alalás que eran unos cantos
gallegos que compartían muchas similitudes con otros cantos
arrítmicos y se asemejaban a ciertos cantos andaluces o
castellanos más que a los Pibroch Escocesas y cuya fuente de
inspiración procedía de la música litúrgica. Estaba él a la espera
de su virtual y empático amigo, que como buen amante de una
pintura de máxima calidad pictórica (…) deseaba visitar en el
año xacobeo, a la imponente Catedral de Santiago de
Compostela, adornada, con su fabuloso y cinematográfico
pórtico de la gloria (…) para poner rumbo después hacia la
ciudad de Bilbao, (…) y viajaren los dos, sosegadamente, por el
metro de esa ciudad vasca, que había sido diseñado por el genial
arquitecto Norman Foster y poder apreciar “in situ” a la
esplendida arquitectura, en “caverna”, de la mayoría de sus
estaciones, o sus espectaculares marquesinas de cristal (…)
además, querían ver una exposición de pintura expresionista
abstracta, que iba asociada a la Escuela de Nueva York, donde
había muchos cuadros creados con los métodos pictóricos
denominados simplemente “splashing” y “dripping”,
pertenecientes, a Pollock, Rothko o Moterweel, y generalmente
habían sido todos hechos con una visceral conciencia igualitaria
24
y una idea exaltada del arte (…) y los mismos cuadros estaban
todos expuestos, en el Museo Guggenheim de Frank Gehry,
que se convirtió en un magnífico ejemplo de la arquitectura más
vanguardista de todo el siglo XX.
Un misterio por descifrar. Al final de esa misma exposición, le
aguardaba, secretamente, una grata y delirante sorpresa (…) allí
estaba, anónimamente, expuesto, en un recóndito rincón de ese
vanguardista museo, un diminuto y magnifico cuadro que
reflejaba muy bien toda la historia simbólica de su pretérita y
agradable vivencia en las islas que en tiempos pretéritos fueron
denominadas “Siccae”. ¿ Era un enigma telepático?. Era algún
pintor furtivo que le ha observado cómo si fuera un incógnito
“voyeur” encandilado por el tierno cuadro? (…) Fundido a
negro (…) cierre de la narración, dando traspaso a un futuro
muy lleno de misterio para nuestro “ El Incansable caminante
de las Islas Cíes”.
25
Variación segunda minimalista…
El Acérrimo caminante de las Islas Cíes….
Y pronto llegó la aurora. Al principio se encontraba revestida de
unas tonalidades demasiado sombrías, (…) “era como si fuera
una caja de sombras o una inmaculada pantalla que era muy
sensible a la propia luz. Después, poquito a poco se iba
iluminando, desde atrás, y creaba así, unas dulces abstracciones
líricas, en cada floreo tonal y en cada tonalidad de color (…)
cuando justamente empezaba el día a transcurrir, bajo la
secuencial cadencia de un indeterminado y exacto reloj
Chronos, que como continuo metrónomo, ensalzaba, cadencias
demasiado “objetivas” poniendo en marcha un sinfín de
sinergias humanas demasiado humanas (…) siempre e
inexorablemente, en el ajetreo diario de la vida cotidiana, que
casi siempre estaba sojuzgada, implícitamente, a un presente que
se auto expandía infinitamente (…) y en el amanecer de aquel
día, en el inicio de un cálida y dilatada jornada, de un
indeterminado e inflamado mes de Agosto (…) donde ya iba
bullendo, poquito a poco, el reluciente fragor de una nueva
jornada estival, (…), y la tempranera luz, iba, bajo un carácter
implacable, transcurriendo, con penetrante y cálida luminosidad
(…) que sesgando amplitudes muy panorámicas, cabalgaba ella
toda, a través, del incomparable y suntuoso “cuadro”
iconográfico, (…) que se iba ya conformando paulatinamente en
líneas en formas (…) creando con eso melifluas transparencias,
por allá, en toda la bien protegida embocadura, de la preciosa y
“fructífera” Ría de Vigo, con un refulgente juego de luces, (…)
“era como si estuviera retro-iluminada, y daba paso, en un ápice,
a muy hermosos e insólitos encuadres de tonalidades muy
azulencas, (…) que producían una gran multitud de
composiciones, (…) que escalaban siempre hacia el infinito, en
unos tonos azulados muy puros o vaporosos, (…) con
claroscuros, en una armónica contraposición.
E impregnaba, intensamente, de luz y de penumbra, (…) a una
placentera “imagen velada” (…) donde “florecía” multitud de
bellísimos y muy encantadores “fotogramas” paisajísticos, (…)
26
que se encontraban deliciosamente confinados, en este gozoso,
virginal y opulento “paraíso” natural, que telúricamente estaba
pertrechado de unas cumbres pétreas que otrora estuvieron
unidas a las suaves y onduladas serranías litorales, y que estaban
formadas, casi en toda su totalidad, de una resistente piedra
granítica (…) y que hoy en día se encontraba totalmente aislada,
(…) debido a la total inundación (…) de toda la agraciada bahía
de la ciudad marítima de Vigo, cuyo nombre procedía
etimológicamente de la palabra latina Vicus: aldea. Y al mar
debía la ciudad de Vigo toda su historia, que ha sido marcada
por griegos, fenicios, romanos, normandos y por muchos otros
pueblos que recalaran en la resguardada costa de susodicha
ciudad, saliendo desde su puerto, un gran flujo de emigrantes
rumbo a América.
.Sin embargo, de una forma muy sutil, todo el Archipiélago de
las Cíes, ubicado al Oeste de la ibérica “ Finis Terrae” (…) en
el cual, más allá de la sutil línea, dibujada, por el azulenco e
hierático horizonte balanceándose al sabor de la ondulación
marina, (…) se dibujaba (…) imaginariamente (…) el relieve
topográfico de todo un laberíntico continente multicultural (…)
y cuya esencia humana, estaba basada, en un colosal “ Melting
Pot” con hélices de ADN muy mezclados, desde que en la edad
de la piedra sus más remotos habitantes dejaron más de 30
monumentos funerarios en la corona montañosa de este
municipio (…) Vigo era de hecho, “in totum” una amplificada y
cinematográfica America Ways of Life, (…) eran entornos
geográficos-sociales, (…) consubstanciados, (…) en la activa
elaboración de muchos paradigmas de vida asociativa, (…)
donde había una gran mestizaje de culturas, de muchas razas y
de muchas creencias, que tenían como forma sistémica vías
demasiado neoliberales, con un carácter marcadamente global.
Acá (…) en las preciosas islas Cíes, (…) que en la antigüedad,
(…) fueron denominadas también Siccae, se encontraban, en
aquel precioso momento, fotogénicamente cubiertas, por una
inmaculada y algodonal niebla matutina, que le confería un halo
de intenso misterio, (…) era como si fuera un indescifrable
territorio, de un sinfín de dioses menores, de duendecillos y de
27
muchísimos genios benefactores, y todos ellos iban revestidos
de una dulzura irresistible y contagiante (…) cuya sublime
reverberación, recaía, toda ella, bajo el punto de vista de la
generosidad, de la pureza y la mística santidad, habiendo
también muchos “nubeiros” y “nubeiras” que poseían potentes
facultades, para atraer el tiempo nublado y las tempestades, y
hacer que cayera una “demoledora” granizada, en todos los
campos de cultivo de todos los “aborrecidos” vecinos (…)
siempre junto a ingentes cantidades de temidas meigas (…) con
sus inquietantes y embaucadores “espíritus”, (…) que se
encontraban astutamente apoyados, en la doble creencia, de los
hechizos y las adivinaciones y que gracias a sus dichos
(ensalmos) y a oscuras y enigmáticas formulas, podían curar
determinadas enfermedades, revelar también el provenir y
ejercer letales maleficios, hechos, secretamente, a través de
obscuros y fantasmagóricos aquelarres, que eran ejecutados en
las esotéricas-exotéricas grutas, con buenas queimadas
formando “ O conjuro da queimada” en cuevas que fueron
formadas, por la erosión del mar y del viento y donde había ecos
ancestrales de arrebatadores y arrítmicos alalás, que han sido
cantos traídos a Galicia, por los fenicios, que los cantaban en sus
naves, para acompañar el compás de las remadas.
Había indudablemente en las apodadas por Ptolomeo, “Islas de
los Dioses”, una intrigante atmósfera, en cuyo aislamiento,
pululaba, una “cultura” muy rica en supersticiones y creencias y
dotada de mucha sabiduría popular. (…) donde, todavía se
hallaban, importantes restos de las doctrinas druídicas y de sus
mágicas prácticas, como impertérrito humus cultural, dejado por
los Celtas (…) como eran los ritos ceremoniales con los que se
cortaba el muérdago sagrado y toda la persona que lo veía caer,
aprendía inmediatamente todos los secretos, obteniendo así el
supremo don de la profecía.
Realmente, los mágicos alvéolos de las “sinapsis” gallegas, (…)
y donde Galicia se mostraba indudablemente, cómo siendo el
“País de las ánimas” se hilvanaba, un gran torrente de
formidables cuentos de hadas, todos ellos “casi perfectos” (…) y
el propio mar, era un esbelto y transparente fondo escénico (…)
28
de un inmaculado y traslucido azul turquesa, (…) muy tranquilo
y muy cristalino, (…) en toda su vertiente Este, (…) donde,
irrumpía, un grácil caleidoscopio, formado por gran multitud de
sui géneris paisajes, y que estaban conformados por riquísimos
“bosques” de anémonas, y pobladas de una inmensa cantidad de
nécoras, de centollos, de bogavantes y de pulpos. ¡Qué suculenta
riqueza marítima¡ El mar, siempre el mar, como ancestral
esencia marinera¡ Miles de ojos desde la atalaya sobre la ciudad,
llamada o Castro, con su esbelto jardín plagado de una frondosa
colección de especies arbóreas y con anclas que evocaban los
galeones de Rande en una mitológica batalla y aún por el
monumento adornado con una fuente que evoca Martín Códax,
célebre trovador medieval que convirtió el mar de Vigo en
poesía a través del pergamino de las Cantigas de Amigo, como
el primer testimonio escrito de la lírica trovadoresca gallega.
Hacia arriba, por el incorpóreo aire, y como nómadas del viento,
(…) revoleteaban inmensas bandadas de gaviotas
“patiamarillas” y muchísimos y astutos cormoranes moñudos,
que plácidamente prestaban una sonora nota de una
“vivificante” alegría, a toda esta prístina y mitológica atmósfera
insular. Y, gallardamente, allí se encontraba alzado, sobre un
pequeño acantilado, que se despuntaba con una gran fuerza
hercúlea sobre el embravecido Océano Atlántico, el vistoso y
altanero Faro de las Cíes, situado a 197metros de altitud,
solemnemente, ubicado, en su cara oeste sobre un acantilado,
casi, casi vertical, (…) que a vista de pájaro, fluctuaba y
fluctuaba como buen guía de errantes navegantes (…) “era como
si fuera una metafórica iridiscencia, por entre los blanquecinos
mantos de niebla que iban cubriendo, en ese dado momento todo
éste magnífico archipiélago” (…) “era como si estuviera
suspenso en el propio aire, (…) desafiando, majestuosamente, a
las intrigantes e intangibles fuerzas de la gravedad” (…) “era
como si fuera una alusión a la venerable y ejemplar luz” que era
productora de vida, en múltiples inmanencias convertidas en
fotosíntesis” (…) “era como si fuera un sólido y rutilante
“pastor” que avisaba a los erráticos navegantes, sobre los
peligros que había en toda la peligrosa costa (…) y allá estaba él
asiente, firmemente, en una impalpable y tenue ingravidez.
29
Ya se encontraba él, como perdurable caminante, asomado, en el
vertical acantilado, (…) que estaba emplazado en el mirador de
Monte Faro con su zigzagueante acceso, tras haber efectuado su
primero y muy gustoso recorrido andarín, y ya disfrutaba él de
unas esplendidas y suntuosas vistas de todo el Archipiélago de
las Islas Cíes. (…) con su extasiada mirada, inmersa, en una
autentica “alucinación” visual, quedándose literalmente
fascinado, por todos estos deliciosos rincones, de sobresalientes
contornos pétreos, (…) contrastados, por una endémica
vegetación, muy llena de un verdor, y cuyos reflejos en la
cristalina agua se tornaban en indescifrables y borrosas formas
verdes acuosas (…) despuntando una refinada y bucólica
belleza, para un amplio disfrute de su “insaciable” y penetrante
mirada, (…) regalando a sus ávidos sentidos, toda una
extensísima gama de maravillosas sensaciones, que hacían volar
y volar, (…) de forma yuxtapuesta, (…) todo un vigoroso
torbellino de emociones estéticas, (…) que producían una vasta
gama de percepciones cognitivas de naturaleza muy dulce,
donde eran imperceptiblemente muy alabados determinados
principios éticos, pues había una estética. En suma, eran unos
paisajes que iban adquiriendo para nuestro infatigable
caminante, una intensidad casi, casi artísticamente fauve.
Rehuyendo de la soledad urbana (…) allá caminaba él, en
constante movilidad casi siempre, como un nato, curioso y
recóndito explorador errante (…) y tenía él, en los retazos de
percepción, y en las sensaciones, un enfoque cognitivo que
percibía que la cotidianeidad de la vida acelerada, hiciera que se
perdiera la frescura de la percepción de los objetos (…) que
muchas veces pasaban totalmente desapercibidos (…)
desautomatizándose él (…) como perdurable caminante (…)
como redimido mecanismo de creación de la fluidez de nuevas
ideas de nuevas sensaciones (…) representando la ruptura de la
automaticidad de sus percepciones, en términos de significado-
significante, (…) sacándolas, ante todo, de un contexto
restrictivo, para tornarlas mucho más llamativas (…) mucho
más ricas como objetos exteriormente observados.
30
Y de esa vez llevaba él consigo en su “viajera” y coloreada
mochila trotamundos, (…) una “analógica” cámara de fotos,
mejor dicho, una cámara de usar y tirar, desechable,
encumbrado, en la embriaguez, de poder tomar, impredecibles,
intuitivas y etéreas fotografías, de todos los lugares, por donde
iba dejando grabada, laberínticamente, su incansable huella
andarín como solitario caminante que él era en la búsqueda de
su (selbst).
A vista de cormorán (…) ya oteaba él, siempre las mejores
composiciones, para lograr su más firme propósito, que era ni
más ni menos, que poder fotografiar todas las perspectivas más
insólitas, de todo éste sobrecogedor edén insular, paraíso en la
verdadera acepción de la palabra compuesto por las islas Norte o
Monteagudo e isla del Faro y la incomunicada isla de San
Martiño, que se encontraban amenamente, encerrado, dentro del
espacio que estaba conformado, por el Parque Nacional
Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia,
constituido en el año 2002.
Quería él, (…) ante todo, (…) atesorar, (…) una gran
compilación de fotografías analógicas, (…) de unos matices muy
dulces y de una impecable resolución (…) “era como si fueran
sutiles retazos de su palpable, visual e impertérrita memoria, que
se iba transfigurando, iconográficamente, en una amplificada y
suave irrealidad” (…) “era como si fueran vivo simulacros de su
vida “real”, en su personal e insaciable “trasiego” andariego, a
través, de laberínticos e insospechados caminos. Y las mismas
fotos que él iba tomando, como un vivo caleidoscopio de
imágenes, (…) “era como si fuera un fenómeno muy cargado de
una latente, enrevesada e impactante sorpresa, (…) y las mismas
fotos eran ya de forma muy simbólica, (…) fragmentos
atemporales o testigos mudos, de fugaces instantes, que ya
estaban, gratamente, tiznados, de una implacable eternidad (…)
conjugada sutilmente bajo un tiempo que se denominaba Kairos
(…) que se traducía en un tiempo de muchísima calidad en
términos de vivencia (…) y que venía determinado por su propia
experiencia personal, (…) donde él experimentaba, una
dimensión muy “cualitativa” y muy “ subjetiva” (…) y las
31
mismas fotos ulteriormente eran como si fueran “fotogramas”
existencialistas, que estaban ya “despedazadas” en la voraz y
cósmica “eternidad”, impuesta, por un inexorable y equitativo
presente infinito, simplemente perenne.
Deseaba él, como infatigable caminante (…) presentir también la
naturaleza “espiritual” y la “levedad” existencial, (…) en el
constante fluir de la vida microcósmica, de este caprichoso y
sobreprotegido “ecosistema” paradisíaco, que fluyendo en la
máquina del tiempo (…) hasta llegar a la edad medieval fue,
residido, por austeros y meditativos monjes procedentes de las
más diversas ordenes (…) pues durante el siglo XI, estuvieron
allí, los Monjes Benedictinos que había sido una orden religiosa
fundada por Benito de Nursía, y que contribuyó decididamente a
la evangelización cristiana de una gran parte del continente
europeo (…) y cuya máxima fundamental, se encontraba
justamente basado, en el máximo principio “Ora et Labora” (…)
porque junto a la intensa vida de oración y meditación, siempre
en una austera atmósfera espiritual (…) en cada monasterio
benedictino, se trabajaba, arduamente, en las más diversas
actividades manuales y agrícolas, que servían para el sustento y el
autoabastecimiento, de la propia comunidad religiosa (…) y
avanzando en el tiempo (…) durante el siglo XIV, habitaron allí
los Monjes Franciscanos, una orden mendicante, fundada por
San Francisco de Asís (…) y que se bifurcaron, en tres ramas
religiosas: los Franciscanos Observantes, los Capuchinos y los
Franciscanos Conventuales.
Siempre de incógnito caminante (…), ya iba él, escuchando en
su reproductor digital MP3 con muchas prestaciones (Hi-fi)
poniendo mucha atención a las Cantigas de Santa María, del
Rey Alfonso X, El Sabio, que había sido un cancionero
religioso, elaborado con instrumentos del siglo XIII, como el
organistrum, el salterio, el laúd, la viola de arco, el rebec, la
cítara, el arpa, la trompa y las dulzainas, y que pertenecía a la
literatura galaico-portuguesa, y tenía demasiada importancia,
desde un triple punto de vista: literario, musical y pictórico,
adoptando, en su mayoría, la forma de Rondeau, con un
estribillo musical que se iba repitiendo tras las glosas.
32
Ansiaba él, (…) captar también toda la “misteriosa” verdad de
estas remotas islas, plagadas de hermosísimas playas de arena
muy fina y limpia con cristalinas aguas que nos permiten ver un
fondo marino repleto de vida (…) siempre tan profunda y tan
multifacética, como la propia vida e igual de compleja, pues a lo
largo del tiempo, la presencia intermitente del hombre, estuvo
casi siempre, condicionada, por los recursos, existentes, en este
insular y excelso micromundo, donde pulularon, paulatinamente,
los castros prerromanos, las poblaciones romanas, los
monasterios, y las ermitas, que sirvieron como testigos
palpables, de la constante presencia humana, en estas deliciosas
y muy hermosas islas atlánticas.
Mientras el “algodonal” e inmaculado manto de nieblas matutinas
que envolvía, en ese aquel dado momento a todas Las Islas Cíes,
ya se iba disolviendo gradualmente debido al calor, emanado, por
el luminiscente y rutilante astro rey (…) andaba él, por un
laberíntico camino, que partía desde Pedra da Campá hacía el
Alto do Príncipe, (…) “y era como un excelso y panorámico
mirador, que estaba adornado, de ricas y alargadas alas visuales,
para el usufructo de una placentera contemplación estética (…) en
el cual, él podía divisar, un vasto caleidoscopio de hermosísimas
vistas de toda la playa de Rodas, adornada con su pequeño lago y
cuyo criterio de un sensacional periódico inglés decía
efectivamente que ella era simplemente la playa más bella del
mundo. Andaba él (…) casi siempre (…) de forma muy
constante, siempre apoyado en su sólido bastón, sin nunca
estresarse, (…) y con su penetrante “mirada”, repleta de una
desmesurada curiosidad, por descubrir los ángulos más
asombrosos, las perspectivas más sugerentes, de todo este
fabuloso y demasiado protegido Parque Natural, atiborrado con
muchos senderos y puntos de observación de aves (…) que
todavía, se mantenía, muy poco transformado, (…) capturaba y
sentía él la verdadera esencia de la primigenia atmósfera, (…) de
su “mundo propio” (…) ricamente endulzado del más absoluto
silencio, (…) que se iba tornando, muy digno de él se cobijar
mansamente en su agradable “aureola”, muy repleta de una
seductora y penetrante quietud. (…) “Era como si fuera una
instantánea Polairod, que le iba invadiendo todos los recovecos,
33
más indescifrables de su complejo subconsciente, regalándole
(…) el supremo “don de la ubicuidad”, (…) y donde la armonía
del silencio, dimanado con una indescifrable precisión en un
verdadero proceso espiritual, identificando todo lo que está de
más y deshacerse de ello. Deshacerse de todo lo que le sobraba.
Ese era su verdadero propósito realizada con simplicidad,
humildad, sinceridad, perseverancia, disponibilidad y una fuerte y
una fuerte y entusiástica aspiración jugando en su proceso
evolutivo un sutil rol (…) haciendo que su mente estuviera más
calmada (…) relajándose, en modo de catarsis (…) con una
actitud mucho más positiva, y pudiendo descifrar, (…) espacios
incognoscibles de su convulsa mente (…) con un enfoque muy
claro, (…) en el abanico de todos sus paradigmas existenciales,
(…) desplegándose de forma muy explícita, muy concreta, y con
la brújula de su vida, (…) orientándose, (…) hacia un sentido
norte que era mucho más lucido (…) cuando se encontraba él,
sosegadamente, zambullido, en estas portentosas islas, de abrupta
e impresionante orografía granítica. Entonces, ya era él de esta
vez, un infatigable caminante que actuaba llegando a ser uno
mismo como expresión natural, espontánea y libre de todo
condicionamiento de su verdadera naturaleza humana, en
narrador de ciertas percepciones cognitivas donde, había un cierto
extrañamiento que no afectaba a las percepciones, sino a la
presentación de las mismas, en su vértigo existencial y que se
iban tornando en una rica y clara “consciencia” de sí-mismo, en
su proceso de individuación más puro, dando evidencia a sus
verdaderos arquetipos singulares, sin simulación del ego en lo
referente a las ideas, enseñanzas, maneras o actitudes (…). “Ya
era él un caminante que se mostraba como poeta de la
“momentaneidad”, que se iba, transformando, paulatinamente,
en inspirado verbo, pues, en ningún otro lugar (…) habría
creación (…) sino, (…) en su propio interior, (…) experimentado,
a través, de una progresiva depuración moral de sí-mismo, cómo
ente singular que él era pues él era el plena creador de su propia
existencia (…) en pos de una utopía imposible, pues, pensaba él,-
que cada encendido párrafo de buena literatura, (…) debía
producir (…) una prolongada y sublime LUZ espiritual,
abarcando el infinito en la palma de la mano y la eternidad en un
34
instante, como viva proyección sapiente, como enérgica auto-
expansión en la proyección del conocimiento.
Las panorámicas cumbres del archipiélago de las Islas Cíes, ya
empezaban a ser para él, un familiar, exótico e idílico lugar,
donde recogerse, donde buscarse interiormente, y debido a que
sus propias circunstancias existenciales (…) muchas veces, le
iban enseñando, que sólo la poesía y el arte, le mantenían en el
lado cuerdo de la vida, es decir, que eran un efectivo fermento
de meliflua “activación” de su ascesis sensorial y espiritual.
Entonces, de forma imaginaria, aparecía sutilmente todo un
torbellino de multidimensionales percepciones sensoriales, de
naturaleza holográfica, revestidas, con un otro sentido del
espacio-tiempo (…) “era como si metafóricamente, fueron
coloridas canicas y globos, de muchos orificios de donde
emanaba una cálida luz interior (…) y coloradamente se
encontraban adornados con todas las tonalidades del iridiscente
arco-iris, (…) rebotando (…) y no parando nunca de rebotar,
(…) por encima de la cristalina y tranquila Playa de Rodas, en
el cual iba él, como imperecedero caminante (…) creando, (…)
de forma conceptual, (…) simbólicos y duodecimales círculos
que representaban abstractamente “Tierras”, “Lunas” y “Soles”
de saturados colores rojo, azul y dorado, representando
simbólicamente todo el vastísimo e indescifrable universo (…) y
eran como si estuvieron localizados, en extraños sistemas
planetarios extrasolares, donde había muchos crisoles químicos
y bioquímicos del medio interestelar, y eran demasiado
excéntricos, y todos ellos estaban zambullidos en un
“sacralizado” y cósmico “paraíso” universal, donde todavía se
guardaban “secretamente”, muchas moléculas orgánicas, y,
además, muchos aminoácidos de tamaña importancia, para se
poder comprender, el verdadero origen de la vida.
En el transcurso de su apacible caminata, iba él, tomando,
muchas más fotografías analógicas de otros ángulos del
“decorum”, de la semicircular, límpida y cristalina Playa de
Rodas. ¡Qué demasiado grande, disponer de un cuerpo saludable
(…) de elástica motricidad, para alcanzar ciertos lugares donde
uno mismo podía disfrutar a su antojo, de tan espectaculares
35
vistas, que sigilosamente aún se conservaban muy bien
guardadas, en éste recóndito paraje de un alto valor estético,
ecológico, educativo o científico¡- pensaba él, bajo el esplendor
de una suave y dulce meditación, dando un pequeño sosiego a su
errante vida.
Tras haber recorrido algún tiempo, ya encontraba él practicando
allá arriba, el vivaque, (…) y estaba completamente inmerso en una
deliciosa noche de verano, con una imperceptible luna en cuarto
creciente, que ya empezaba en su continuo movimiento,
ostentándose lindamente en el negruzco cielo. Y estaba él, echado
sobre una coloreada manta de unos vivos tonos verdes, adornada
con muchas representaciones esquemáticas cargadas de mucho
simbolismo del macrocosmos (…) contemplaba él, muy
asombrado desde esa estupenda “atalaya” astronómica, ubicada en
el Mirador del Alto do Príncipe, que actuaba en ese arrullador
momento como un verdadero espejo (…) “era como si fuera una
ventana mágica abierta a los astros, a las galaxias y a las profundas
y coloridas nebulosas”. Abría él, continuamente, sus parpados para
poder mirar a las rutilantes estrellas del cielo, y capturar así el
máximo de luz que procedía del propio espacio, y que además
tuviera mucha resolución, (…) presintiendo él como galáctico
caminante (…) en el insondable y despiadado firmamento, a la
galaxia de Andrómeda o M31, que estaba calificada, como el
objeto a simple vista más alejado de la propia Tierra, pues se
encontraba situada a casi tres millones de años luz. Entonces:
“Viajaba él en el tiempo, (…) “Viajaba él en el espacio” (…)
husmeando con la retina de sus propios ojos, (…) en un rango muy
visible, que iba corrigiendo todas las turbulencias, con que le iba
llegando la vibración de la luz, procedente de la inmensa bóveda
celeste, (…) e imaginaba él como serían en su verdadera naturaleza
ciertas nebulosas tan espectaculares, como los famosos “ Pilares de
la Creación” anclada en la Nebulosa del Águila, o la Nebulosa
Carina (…) cuyos ingredientes como la materia y la energía que él
observaba, tan sólo constituya, un 4% de la composición total, pues
era como el extremo visible de un vastísimo iceberg, que estaba
principalmente constituido por materia oscura (en torno al 22%) y
energía oscura ( el 74%) y que eran los causantes de la continua e
inexorable expansión del universo o de los plurales multiversos”.
36
Todo este grandioso espectáculo hacía que su conciencia, a través
de una “alterada” percepción creativa, demasiado extrañada (…)
levitara y no dejara nunca de levitar, para que pudiera gravitar ya
en el tórrido flujo de su amplia y riquísima imaginación, un
vistoso caleidoscopio de incandescentes metáforas, metonimias y
sinécdoques (…) relajándose el arriero (…) de esa vez, (…) en el
fino, imperceptible y curvilíneo “recuesto” de una luna en cuarto
creciente, presintiendo desde allí, unas nuevas creaciones de
índole literaria, que estaban forjadas con otras novedosas
hermenéuticas, asaltándole, inmediatamente, la creación de un
relato muy corto, protagonizado, por un histriónico personaje, que
tenía el supremo afán de abarcar muchísimas sensaciones, y que
él desde luego había denominado, como siendo: “El acérrimo
caminante de las islas Cíes”. “ Estaba ese relato corto apoyado
en unas “icónicas” y dulces imágenes y también en complejos
“juegos” dialécticos, donde expresaba él lo siguiente: “ una vez,
la oscuridad ya se iba adueñando paulatinamente de una
traslúcida atmósfera de índole minimalista, donde había un
principio fundamental que se regía en que menos era más, (…) y
el contraste entre la luz y la sombra, se iba tornando cada vez más
tamizado, todo más refinado (...) “era como si simbólicamente él
se fuera “perdiendo” en un hiperbólico laberinto donde a través
de un sinuosa vereda iba rodeando, lentamente, como “poeta” y
como “performer”, al etéreo Mirador del Alto do Príncipe, unas
veces, haciendo “zigzag”, donde el súmmum de sus horas era
poder deletrear el sonido del silencio de la naturaleza, con su
corazón latiendo muy despacito, en el éxtasis de vislumbrar
nuevas y ensoñadoras percepciones contemplativas de una gran
amplitud estética-ética/ética-estética (…) “era como si fuera una
nueva conquista suya, que tenía que ser llevada a cabo, para él
poder sentir y palpar su “yo” más profundo, su “yo” más
verdadero. Otras veces, “El acérrimo caminante de las Islas
Cíes”, rodeaba el Mirador del Alto do Príncipe, yendo por
transitados atajos y que eran muy “lineales” donde, en someras
“plataformas” aéreas, podía él observar a una gran cantidad de
bandadas de aves migratorias y como no podía dejar de ser, a una
de las playas más “bonitas” del mundo, y que era en su
globalidad, un paradisiaco micromundo insular, muy contrastado
con muchísimos acantilados pétreos, siempre expuestos a un
37
fuerte oleaje, emanado por el embravecido océano Atlántico.
“Subía y subía él, “metafóricamente”, por etéreos caminos, como
si fuera una escalera hacia el cielo (…) “era como si pudiera casi
tocar con las yemas de sus propios dedos, a las algodonales e
inmaculadas formaciones de nubes, siempre en eterna exhalación,
siempre en constante modulación, volando con su propia
imaginación, a través, de una intensa “borrachera” de excelsos
encuadres paisajísticos, que eran divinamente realzados por
ocultas calas, de aguas muy cristalinas de un verde-turquesa. “El
acérrimo caminante de las Islas Cíes”, llevaba también en su
coloreada mochila “trotamundos”, unos prismáticos, un
insignificante netbook y un pequeño y resonante tambor
llamador, que servía simplemente para producir sincopadas
cadencias rítmicas, para que las mismas vibrasen desde dentro, de
sus propias vísceras, de forma muy emotiva y muy hermosa. Con
un arrullador encanto.
Bajo el resplandor de una inmensa y luminiscente cúpula de
estrellas, ya iba apareciendo el tenue y casi desapercibido perfil
de la bellísima luna que en ese imaginario momento se
encontraba en la fase de cuarto creciente. Iba sintiendo nuestro
infatigable caminante (…) con creces, (…) en ese mágico
momento, (…) de una intensa y fructífera emoción personal, que
le invadía, todos recovecos de su más genuino ser, pues
procedían desde la profundidad sensible su propio corazón,
latiendo como un álgido sentimiento. Y se enaltecía él con
verdadero ímpetu, con verdadero goce, a través, de los vibrantes
flujos de sus estados anímicos y espirituales. Y disfrutaba él, de
un fascinante espectáculo que la naturaleza sólo brindaba de
forma natural a las etéreas aves, siempre como fulgurantes
nómadas del viento, acompañándole, el insistente anhelo de
conocerse mejor, de descubrirse en nuevas y enriquecidas
“señas de identidad”. “Por eso afinaba él, cada vez más, su sutil
capacidad de observación, de su capacidad de preguntar a sí
mismo, con el fin de aprender, de crecer y de evolucionar, en la
espiral de su propia sapiencia de la vida, de su capacidad de se
escuchar a sí-mismo, vaciándose, sanándose, catárticamente de
todos los nefastos recuerdos ya sin fundamento, para poder
dejar, después, un amplio espacio, hacía lo nuevo, al nuevo
38
misterio que genera la nueva vida, en un ciclo eterno. Capturar
el infinito…
“Inmediatamente bajo el intenso fulgor de esa mágica
momentaneidad, con la luna en fase de cuarto creciente (…) “era
como si fuera una viva fuente de inspiración para nuestro
incansable caminante, donde, de repente, conecta su minúsculo
netbook y empieza a teclear un e-mail de género epistolar, pues
se encontraba inspirado, en ese exacto momento, por la excitante
contemplación de la giratoria y rocosa diosa Selene. El
susodicho e-mail, iba dirigido a su preciada amiga de
nacionalidad rusa, que era ante todo, una verdadera, versátil y
sensitiva “artista” pictórica de sagrados iconos, y que tenía
como suprema referencia a Andrei Rublev, que había sido un
religioso y pintor ruso medieval, que decoró con iconos y
frescos, la Catedral de la Asunción de Moscú, en compañía de
Teófanes El Griego, estando su creación pictórica dentro de la
tradición bizantina, liberándose, al mismo tiempo, del excesivo
hieratismo canónico del arte tradicional bizantino, y
aproximándose, para tal efecto, al arte deuterobizantino
innovando, al introducir mucha flexibilidad en las esbeltas
figuraciones, donde había una expresión mucho más humana y
considerablemente más dulce, en las actitudes y en los propios
rostros (…) escalando, espiritualmente, hacía el cielo, en un
apacible coloquio, sumido en profundas meditaciones. (…)
uniendo la fuerza contenida de la gama de colores del icono, con
los matices apenas perceptibles, de las tonalidades claras y muy
luminosas, que parecían emitir siempre una luz muy apacible.
Despuntándose también en la sucesión rítmica de las líneas
curvas, que daban la idea de un circulo (…) y donde la belleza y
la armonía de sus iconos ejecutados con sorprendente
inspiración y maestría como por ejemplo su obra maestra el
icono “La Trinidad”, sirvieron después de excelso modelo, a
todos los creadores rusos de las épocas posteriores..
39
Empezaba nuestro acérrimo caminante a escribir muy
rápidamente y de un tirón, el siguiente email:
Lunes creciente 3.15 p.m. mañana
Mi preciada amiga
Como si de una oración se tratara te deseo con todo mi corazón
que estés muy bien y que el torrente creativo de tu vida
existencial siga siempre por unos cauces muy armónicos en pos
del supremo don de la dicha. Que no haya en el espacio vital en
que se rige tu vida ninguna posibilidad al infortunio en una
época muy desasosegante que va marcada por una inexorable
caótica dilacerante y compleja incertidumbre donde la susodicha
globalización se está transformando en un alucinante “casino”
mediático de una índole demasiado virtual. Y que la “rueda de
la fortuna” te regale a raudales el infinito sortilegio de poder
sorber siempre con mucha intensidad el don de la gracia
espiritual hacia la posibilidad de creares hermosos iconos. Que
tus creaciones iconográficas expresen siempre la renovación de
la vida espiritual estrechamente vinculada a la humanidad de tu
singular persona mostrando de una forma muy rica y palpitante
tu dulce y refinado espíritu tus sentimientos de generosidad tu
sentido de la belleza sublime y tu rica subjetividad siempre
basada en un constante “extrañamiento” donde la presentación
de tus percepciones puedan emanar casi siempre y de una forma
muy torrencial y transcendente sacándolas del contexto para
hacerlas siempre mucho más llamativas Este es efectivamente
mi más sincero y cordial aspiración hacia ti mi buena amiga.
Tenemos un “ethos” común que va derribando paulatinamente
barreras y abriendo nuevas sendas en la emoción en la
espiritualidad, en el sentimiento y en una sensibilidad muy
dignamente compartida. En este exacto momento, me encuentro
en el magnifico micromundo que forma las Islas Cíes sorbiendo
los “aires da terra” gallega y estando completamente rendido
ante una descomunal bóveda sideral gozando ahora mismo de
40
una impecable transparencia del cielo nocturno para poder
disfrutar sin cualquier límite de este grandioso arrullador y
sobresaliente espectáculo que esconde en su seno muchos
misterios. ¡Ah qué más maravilloso qué más divino el de poder
contemplar este descomunal y misterioso firmamento sideral sin
haber ningún tipo de interferencias lumínicas¡ ¡ Ah que
sensación más agradable sentir la agradable brisa que va
soplando en mi rostro en esta cálida noche donde psico-
somáticamente estoy muy sosegada lleno de calma y totalmente
zambullido en un lujuriante y remoto lugar que se parece a un
imaginario paraíso que en los días más despejados (pues gran
parte del tiempo el cielo aquí es muy nubloso) se puede ver toda
la azulenca y encantadora bahía de la ciudad de Vigo! Me
vuelco nuevamente hacia ti mi amiga del alma mi amiga fiel con
desbordante confianza y mucha complicidad pues el don de tus
buenos consejos de tus sugerentes propuestas de tu amplia
comprensión hacia mi persona de tu diáfana sensibilidad de tu
desinteresada generosidad hacia mí de tu solicita atención son
una chispeante luminaria para que yo intente ser de forma cada
vez más asidua mejor “persona” buscando titánicamente y con
mucha resolución batalladora las vías más halagüeñas para
crecer para encarar de forma mucho más positiva todo este
conturbado mundo con formulas sistémicas demasiado ásperas
exageradamente injustas y que necesitan urgentemente de un
cambio de orientación. ¡Y no te quiero fallar bajo ningún
concepto mi buena amiga¡ De esta vez y en honda intimidad
conmigo mismo estoy vivamente influenciado por una grata
vibración lunar pues mi vida anímica y espiritual (con una nueva
manera de leer tanto en filosofía como en teología) mi
imaginación y mis estados subconscientes fluyen y refluyen
incesantemente por un profundo y dilatado mar de tranquilidad
con todas sus mareas físicas emocionales y mentales
reaccionando todas ellas de forma muy congruente “donde
metafóricamente el significado-significante del “noüs” del
presocrático Anaxágoras lo voy captando lo voy sintiendo de
una forma muy palpitante aunque ese filosofo lo haya pagado
con el exilio. ¡Te quiero decir también que astronómicamente mi
cosmovisión lunar se va ampliando cada vez más pues ya sé que
el punto más elevado de la propia Luna se encuentra situado en
41
el mismo borde de la Cuenca Jackson elevándose a
11.000metros de altitud y el punto más bajo está justamente
ubicado al fondo del Cráter Antoniadi con 9.000metros de
profundidad recalcando también que posiblemente la Luna esté
formada por un núcleo de naturaleza liquida. Además ciertos
datos tomados por instrumentos de la NASA a bordo de tres
naves espaciales indicaron de la posible existencia de hidróxilo
(OH) agua (H2O) en la superficie de la Luna existiendo
posiblemente dos tipos de agua: la exogénica, proveniente de
meteoritos o de cometas que han hecho impacto en su superficie
o la endogénica proveniente de su propio interior. Quiero
conocer bien nuestra protectora y mítica diosa Selene no sólo en
su ámbito supralunar (el lado oscuro de la luna) con todas sus
reacciones fotónicas su bosón de higgs sus neutralitos pero
también en su ámbito sublunar (el lado brillante de la luna)
con sus complejas y duodecimales orbitas eclípticas pues la
distancia entre la Tierra y la Luna va variando gradualmente
(…) casi que me olvidaba de recalcar esto: mientras la Luna se
va alejando 3,8centímetros de la Tierra en cada año debido a las
mareas terrestres al mismo tiempo que va frenando su rotación
por el hecho del Sol ser 400 veces más grande que la propia
Luna pero que se encuentra situado 400 veces mucho más lejos
para un observador situado justo aquí en el planeta Tierra de
modo que ambos abarcan el mismo rango (…) lo que hará que
en un futuro lejano los eclipses totales del sol dejen de
producirse al no tener la Luna suficiente tamaño para poder
ocultar todo el disco solar. ¡Ah qué extraordinario que hermoso
fenómeno de la naturaleza representa para todos los finitos seres
humanos la visión del sobrecogedor y estremecedor fenómeno
producido por los eclipses anulares! Sin embargo te quiero
decir que jamás me voy ocultar de ti pues deseo con todo mi
corazón acercarme siempre a ti a la razón de 300.000 fotónicos
km/s. Pues estoy plenamente consciente que tu amistad
representa para mí un radiante sol de vida que va emanando
suficiente energía para continuar seguir viviendo bajo esta
tumultuosa Era de Acuario que está influyendo muy
negativamente en la vida de la propia Tierra que es ante todo en
sí-misma un verdadero organismo vivo que hay que proteger y
cuidar de una forma muy sostenible. Y que la propia humanidad
42
la está destrozando conduciéndola inexorablemente a punto sin
retorno debido al efecto del calentamiento global a la
sobrepoblación humana a las pandemias a la inseguridad
alimentaria (…) habiendo ante todo que buscar futuro más
halagüeño para que las generaciones venideras hereden un
mundo más propicio y más justo para toda la humanidad.
Imploro con la más profunda aspiración que nuestra sólida
amistad jamás se termine. Agnus Dei. Aleluya.
De tu afectísimo,
“El acérrimo caminante de las Islas Cíes”.
“Inesperadamente había un fundido lento que se iba abriendo
despacito con “El acérrimo caminante de las islas Cíes”,
cerrando sus ojos, y súbitamente, el mundo a su alrededor,
estallaba en una tórrida, inmanencia, (…) envolviéndole, ahora
mismo, el discurrir, de un otro espacio-tiempo de orden cósmico,
que se sustentaba helicoidalmente en múltiples dimensiones, por
indescifrables fuerzas que hacían mover cuerdas invisibles de
orden cuántico y de la teoría general de la relatividad.
Enseguida, como si fuera un ritual iniciático, había él apuntado
sus prismáticos hacía la propia Luna, teniéndola, ya muy cerca
de sus extasiados ojos, y alunizándose, simbólicamente, en
muchos de sus visibles cráteres, en muchos de sus dilatados
mares y todo era tan tangible y metafóricamente, era como si el
gradiente gravitatorio, estuviera puesto completamente al revés.
Verdaderamente alucinante.
Posteriormente, con unos frenéticos movimientos de sus
cadenciosas manos, en una sincopada, melódica y vibrante
percusión, iba nuestro osado caminante creando,
hiperbólicamente, una sublime cadencia de sonidos rítmicos, que
iba acompañada de un profundo, lento, contundente y arrullador
canto, (…) “era como si sintiese que el tiempo fuera pleno”, (…)
en un ápice, ocurre una sublime e imaginaria reverberación, que
atravesaba, cándidamente, toda esta apacible y solitaria atmósfera
43
nocturna. Acontecía un pequeño milagro, pues, de repente,
parecía haber una esplendida retroalimentación lunar, con la
imperceptible Luna en cuarto creciente, transformándose,
despacito, muy despacito en un oblicuo “templo” vivo, (…) “era
como si ella fuera una proyección viva, de las antiguas culturas
incaicas, cuando las mismas estaban basadas, en un calendario de
base lunar-solar, como, por ejemplo el calendario de las 13 lunas
de la transcendente cultura Maya.
Ya era otro día en su continuo y fulgurante amanecer. El sol ya
se alzaba muy rápidamente, con imponente magnificencia,
volviendo a proyectar un vigoroso y radiante fogonazo de luz,
que transcurría con sus fulminantes destellos de luz por toda
encantadora la boca de la ría de Vigo donde en cualquier playa
habría alguien labrando en la playa recolectando apetitosos
frutos del mar.
Oblicuamente. En otra dimensión. Se encontraba él a la espera
de su amiga rusa en el puerto de la ciudad de Vigo y escuchaba
en su reproductor digital MP3 ciertos cantos de arriero que eran
muy parecidos a los Alalás y estaban interpretados a capella y
eran por encima de todo muy emotivos y muy hermosos.
Deseaban ellos visitar la ciudad de Bilbao, para viajaren,
sosegadamente, por el metro de esa ciudad basca, diseñado, por
el genial arquitecto “sostenible” Norman Foster y apreciar “in
situ” a la esplendida arquitectura en “caverna” de la mayoría de
sus estaciones o sus espectaculares marquesinas de cristal (…)
pretendían ver también una exposición de pintura expresionista
abstracta, asociada, a la Escuela de Nueva York, con cuadros
inmersos en los métodos “splashing” y “dripping” y que fueron
creados por Pollock, Rothko o Moterweel, y estaban expuestos
en el Museo Guggenheim de Frank Gehry, que se había,
convertido, en un magnífico ejemplo, de la arquitectura más
vanguardista de todo el siglo XX.
Y al final de tan vanguardista exposición (…) había un enigma
(…) en un apartado lugar había un misterioso cuadro que
visualmente representaba muy bien toda su pretérita vivencia de
las pretéritas islas Siccae (…) “era como si fuera un tropo en el
44
cual una parte de algo era usada para representar el todo”. Se
acercaron, ambos, muy sorprendidos, al enigmático e
indescifrable cuadro, que no llevaba ninguna firma de su
verdadero autor. ¿Quién lo pintó? ¿En qué manos
desconocidas, estaría dentro de poco? Todo un misterio, por
indagar… Y de pronto todo se desvaneció en las brumas de las
historias con finales felices. Cierre de este relato, como signo de
puntuación con un cinematográfico fundido a negro…
45
Tercera y última variación minimalista…
El incansable caminante de las Islas Cíes….
Y pronto llegó la diáfana aurora. Tras las tinieblas, de una
noche, que estaba arropada, por un impenetrable silencio.
Empezaba así, un cálido y largo día del acalorado mes de
Agosto. Ya bullía, poquito a poco, el luminoso estallido de un
flamante y estival amanecer. Donde, el matutino, luminiscente y
galopante fogonazo de luz, emanado, por un colosal y
arredondeado y muy luminoso astro rey, iba transcurriendo,
panorámicamente, a través, de radiantes atajos, por el
incomparable y lujoso marco, en que se conformaba toda la bien
protegida embocadura, repleta dulcemente de una belleza eterna
y que era indudablemente La Ría de Vigo. Cuya ciudad era la
más poblada de toda Galicia, y en su palimpsesto urbano había
un mercado llamado de A Pedra donde había muchas ostreras
que con sus hábiles manos y solamente con un afilado cuchillo,
eran ellas capaces de abrir docenas y docenas de ostras de una
forma mucho más rápida del que eran consumidas y donde en
las inmediaciones de este mercado había también las pulperas,
preparando sus deliciosos y exquisitos pulpos a la gallega
Alumbrándose, con un refulgente juego de luces, (…) “era como
si estuviera, retro iluminada, mágicamente dando acceso, en un
ápice, a muy hermosos e insólitos encuadres, que producían una
gran multitud de composiciones, llenas de un embrujo especial
con una luminiscente resonancia que llegaba hasta el infinito,
(…) en unos hechizantes tonos densamente azulinos (…), muy
puros o nebulosos, con muy claroscuros contrapuestos.
Impregnando, además, de luz y de penumbra, a la garbosa
“imagen latente”, de todos los bellísimos fotogramas
paisajísticos, que de forma amena, iban despuntando, en un
vistoso mise-en-scéne con sabor a mar, (…) de este delicioso y
exquisitísimo paraíso natural que estaba dotado, telúricamente,
46
de unas etéreas cumbres, y muy llenas de bosques de un intenso
verdor (…) y que estaban constituidas, casi, casi, en toda su
totalidad, de una sólida piedra granítica, y que otrora, estuvieron
unidas a las mansas sierras litorales peninsulares, siempre
repletas de fantásticos ondulados perennemente tapizados de
verdes, de muchos matices, y que ahora mismo, se encontraban,
totalmente aisladas, debido a la total inundación, de toda esa
maravillosa y fructífera ría gallega.
Sin embargo, y de una forma muy sutil y al mismo tiempo
enigmática, todo el Archipiélago de las Islas Cíes, que en la
antigüedad, fueron, también, denominadas, islas Siccae, se
encontraba, fotogénicamente, cubierto por una inmaculada y
algodonal niebla matutina, que le confería, de una forma muy
explícita, (…) un blanquecino halo cargado de muchísimo
misterio (…) “era como si fuera un indescifrable territorio de
esbeltas “ninfas”, pertrechadas de una irresistible dulzura ” era
como si hubiera una gran pléyade de meigas, que estaban
custodiadas por muchos espíritus que eran demasiado
inquietantes, y poseían además ciertos brebajes con sabor a
orujo de aguardiente, para hacer hechizantes ruegos (…)
además, estaban bien arropadas por sus hechizos y por el mal de
ojo, que se derramaba maléficamente sobre cualquier pobre
mortal. Además, esas mismas meigas proporcionaban, filtros de
amor o pócimas, que servían para avivar, la pasión de los
matrimonios, que ya estaban consumidos en una habitual crisis
conyugal, y ellas también hacían conjuros a los espíritus, para
purificar el alma y el cuerpo, en forma de incandescente
queimada, que metafóricamente, simbolizaba, el fuego
purificador y cuyos efluvios de un misterio mágico-religioso,
provenían, fantasmagóricamente, desde las “exotéricas” cuevas,
que estaban formadas, debido a la erosión del mar y del viento.
Y era desde los asombrosos y mágicos alvéolos de las
“conexiones sinápticas” de la vastísima tradición oral gallega,
desde su propia sabiduría popular que hilvanaban, siempre
estimulados por los sagrados ponches unos formidables e
cuantiosísimos e imborrables cuentos todos ellos “casi
perfectos” y tenían un pasado muy teñido de muchísimo
47
misterio, haciendo avivar el “embruxamento”, que los antiguos
celtas, les había dejado como imborrable herencia, y haciéndose,
al mismo tiempo, muy cómplice de sus delirantes y
extravagantes sentidos, donde en sus creencias “ellos decían que
en las lindes de Galicia, había un bosque sagrado muy lleno de
oro, y que solamente cuando el propio sol hendía en la Tierra, y
lo ponía a descubierto, era posible hacerse dueño de este tesoro
dorado, ya que les estaba prohibido tocar el suelo con hierro.
Realmente, y era un hecho verosímil, había en las apodadas por
Ptolomeo, “Islas de los Dioses”, una intrigante atmósfera que se
revelaba con mucha magia, y además estaba colgada de ingentes
“embruxamentos”, y en cuyo aislamiento, pululaba, una riquísima
cultura que estaba grabada en un manantial historias, (…) en un
insular y paradisiaco micromundo, (…) y donde el propio mar,
siempre el mar, era un transparente fondo escénico, de un
inmaculado y traslucido azul turquesa, (…) que era muy tranquilo
y muy cristalino, en todo el ámbito que se orientaba hacia el este,
donde irrumpía, una gran multitud de panoramas demasiado
hermosos y muy dignos de ser debidamente apreciados
contemplándoles e disfrutando con la mirada, y que estaban
conformados, por riquísimos bosques, de anémonas, ricamente
pobladas, de nécoras, de centollos, de bogavantes y de pulpos.
Y, por arriba, del verdor de sus fantásticos bosques,
revoleteaban, (…) siempre revoleteaban, sutilmente (…), por el
etéreo y azulino aire, inmensas bandadas de gaviotas
“patiamarillas” y de huidizos cormoranes moñudos, (…) en el
cual, proporcionaban, a este magnífico y dulce ambiente, una
“sonora” nota de excitante alegría. Y, alzado, allá arriba, sobre
un pequeño acantilado, que se descollaba, de forma ciclópea,
sobre una abrupta pared, casi, casi vertical, ante un embravecido
océano Atlántico, (…) allá, en lontananza, se encontraba, el
sobrio Faro de Cíes, transformado en una rutilante linterna
mágica, que estaba ubicada, a 197metros de altitud “fluctuando”
y no dejando, de ningún modo, de “fluctuar”, a altanera vista de
pájaro (…) “era como si fuera una metafórica iridiscencia,
implantada sobre los blanquecinos mantos de niebla, que iban
cubriendo, en ese dado momento, a todo éste sublime
48
panorama” (…) “era como si estuviera suspenso en el propio
aire, desafiando, majestuosamente, a las intrigantes e invisibles
fuerzas de la ingravidez” (…) “era como si fuera una alusión a la
divina y viviente luz, siempre tan rutilante en su naturaleza
ondulatoria (…) “ era como si fuera un sólido y serio guía, que
estaba, impávidamente, asiente, en una intangible ingravidez
mirando a lo lejos viendo los barcos pasando por la noche
rumbo a puertos desconocidos.”
Rehuyendo él, de la mecanicidad existencial y de una
comunicación de mero subterfugio, ya se encontraba él, como
constante caminante solitario, de esta vez, era como si estuviera
inmerso en un acto puro, paseando, incansablemente, junto a su
inseparable y fiel perro llamado Simba, estando ellos dos,
integrados, en un grato y melifluo cuadro fotográfico, (…)
andando ya estaban ellos dos, asomados al abrupto acantilado,
que se emplazaba en el mirador de Monte Faro, tras haber
efectuado su primerísima y apacible vereda paseante (…) y se
deleitaban, abundantemente, de unas esplendidas y suntuosas
vistas de todo el “lindo” Archipiélago de las Islas Cíes (…) y
tenían sus extasiadas “miradas” totalmente inmersas, en una
autentica “alucinación” visual (…) como eterno caminante se
encontraba él muy fascinado, por estos deliciosos y virginales
rincones, de inconfundibles contornos pétreos, demasiado
llenos, de una belleza muy solemne, para la completa fruición de
su “insaciable” mirada (…) regalando, a sus ávidos sentidos,
toda una extensísima gama, de poliédricas impresiones, retazos
de sensaciones (…) que hacían volar de una forma yuxtapuesta,
todo un vigoroso y laberíntico torbellino de inefables y
empáticas sacudidas de índole estética.
Ya iba él, saboreando, sonoramente, en su reproductor digital
MP3 de unas “canciones de amigo” de Martín Códax que era
ante todo un tipo de composición lírica que tenía su origen en la
poesía tradicional y formaba parte de la poesía galaico-
portuguesa y su rasgo más característico era el mecanismo
estilístico del paralelismo y del leixaprén (…) ya iba él, como
eterno caminante, envuelto, en una dulce y mágica “aura de
santo”, tanteando dentro de sí-mismo algunas fisuras que
49
todavía no le dejaban vivir en paz (…) e iba él muy bien
acompañado, por su inestimable y fiel perro Simba, (…) ya iba
él, como curioso y recóndito explorador llevando a cuestas, en
su “viajera” y coloreada mochila, una antigua y “analógica”
cámara de fotos de la marca Lomo Diana F+, encumbrado, en el
éxtasis, de ir tomando, secuencialmente, impredecibles,
intuitivas y etéreas fotografías, de todos los mágicos lugares, por
donde subjetivamente iba dejando su huella de incansable
caminante sin fin.
A vista de pájaro, ya oteaba él siempre las mejores
composiciones, para lograr su más firme y contundente
propósito, que era ni más ni menos, que poder fotografiar, todas
las perspectivas, más inéditas de este sobrecogedor y arrullador
paraíso, que se encontraba maravillosamente, confinado, en esta
pequeña porción orográfica, perteneciente, al Parque Nacional
Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia.
Recurriendo infatigablemente por sus senderos, deseaba él,
siempre hechizado, por la mágica Galicia, atesorar, una gran
colección de fotografías, (…) “era como si fueron registros
palpables y, al mismo tiempo, como impertérrita memoria (…)
como el indeleble sello de su pasado (,,,) “ era como si fueron
vivaces simulacros de su vida “real”, en su personal e insaciable
“trasiego” caminante (…) siempre en exilio permanente (…)
donde existencialmente su “ rueda de la vida” había rodado y
rodado sin tregua, siempre, de forma muy paradigmática, pues,
(…) la brújula de su existencia, (…) casi siempre tuvo un
sentido norte (…) muy poco calmado, (…) con sensación a
vértigo existencialista en su proceso de transparente
individuación, (…) en suma, era todavía un sí-mismo (selbst) en
constante búsqueda, de una maciza definición, luchando por lo
que quería ser a modo de autentica catarsis personal (…) donde
el tiempo, se envejecía muy deprisa y el futuro era una
casualidad, y que de ningún modo, era proyectable (…) cuando
las mismas fotos, que iba tomando él, de una forma secuencial,
eran ya fragmentos atemporales o testigos mudos de fugaces
instantes, que ya estaban muy tiznados, de un implacable pasado
intemporal (…) eran ya “fotogramas” de vida, despedazados, en
El incansable caminante de las Islas Cíes
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El incansable caminante de las Islas Cíes

  • 1. EL CAMINANTE DE LAS CÍES José Manuel Da Rocha Cavadas José Manuel da Rocha Cavadas, escritor, poeta, rapsoda, cineasta, fotógrafo. Publica con www.obrapropia.com este libro y hasidoseleccionadoparaelVFestivalInternacionaldelaPalabrade Alicante con una performance poética denominada “Pessoa para Pessoas”. Además, ha participado en un documental “Luchar es Vivir”parte2ªdelafundaciónLuisVivesquesepuedeverenYoutube.
  • 2. El caminante de las Cíes José Manuel Da Rocha Cavadas
  • 3. © Texto: Jose Manuel Da Rocha Cavadas © Edición: 2011, OBRAPROPIA, S.L. G. V. Marqués del Turia, 38 - 8 46005 VALENCIA ISBN: 978-84-15068-43-3 Depósito legal: V-69-2011 Impreso en España por: Diazotec, S.A. Primera edición: enero 2011 Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de un delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal) www.obrapropia.com
  • 4. 5 Variación primera minimalista… El incansable caminante de las Islas Cíes…. Y pronto llegó el alba. Era un cálido y largo día, del fogoso mes de Agosto. Ya bullía, poquito a poco, el fragor de un estival amanecer, donde, (…) ondeándose (…) la luminiscente luz, iba transcurriendo, panorámicamente, a través, del incomparable y suntuoso marco, que conformaba toda la bien protegida y azulenca embocadura, de La Ría de Vigo; que estaba ubicada, allende, en “Finis Terrae” que, simbolizaba, cómo infinita y arrebatadora miríada, al “País de las Ánimas”, (…) donde una incognoscible mirada, traspasando, en lontananza, la delgada línea, dibujada, por un horizonte, que recreado por atmósferas auto expansivas, espacio-temporalmente, se entrecruzaba con América, en su extensiva multiculturalidad, que por aquellos ámbitos, se le llamaba singularmente meelting pot. Ya empezaba a destellarse, atizado, por un refulgente, dinámico, y muy hermoso juego de luces, (…) era como si estuviera retro iluminada, y en un ápice, daba acceso a muy hermosos e insólitos encuadres, que producían una gran multitud de diáfanas composiciones, hacía el infinito, en unos tonos azulados muy puros o nebulosos, con claroscuros contrapuestos. Además, impregnaba, intensamente, de luz y de penumbra, a la secreta “imagen latente” de todos los bellísimos “fotogramas” paisajísticos de Galicia, impregnándose de los galaicos “aires da terra” y que estaban constituidos, telúricamente, por suaves montañas, bellos valles, verdes campos, un clima atlántico lluvioso, preciosas rías, y ciertas playas plagadas de fascinantes encantos, (…) y que muy gustosamente, se encontraban, encerrados, en este delicioso y riquísimo paraíso natural, dotado, de unas cúspides, formadas, casi en toda su totalidad de piedra granítica, (…) y otrora, sus abruptos relieves estuvieron, ensamblados, a las mansas sierras litorales peninsulares, (…) encontrándose, ahora mismo, totalmente aisladas, debido a la absoluta inundación, de toda esa hermosa bahía de la costera ciudad de Vigo que era una ciudad totalmente volcada hacia el
  • 5. 6 mar. En suma, que vivía en todos sus costados del propio mar y de sus jugosos frutos…. Sin embargo, de forma muy sutil, todo el Archipiélago de las Cíes, que en la antigüedad, fueron invocadas también por el nombre, de islas Siccae, se encontraba, fotogénicamente, cubierto, por una inmaculada y algodonal niebla matutina, que le confería, un exhalador halo, cargadísimo de mucho misterio (…) era como si fuera un indescifrable territorio, de un sinfín de generosos duendes, de bondadosos genios, de benéficas hadas, de puras vírgenes y de altas damas, cargadísimos, de una dulzura irresistible, concurriendo, todos ellos con un mismo propósito: deseaban insuflar, con una exquisita y positiva energía, a todos los seres humanos, de sutilísimos manantiales de bondad, de pureza y de todo lo que era necesario ser insuflado, en aras de santidad, de bondad, (…)oblicuamente (…) en un plan opuesto, (…) galopaban invisibles emanaciones exotéricas (…) “era como si hubiera una gran multitud de misteriosas meigas, haciendo “O conjuro da Queimada” y cuyos ritos, divagando, ocultamente, por las “esotéricas” grutas, formadas por la erosión del mar y del viento (…) en incesante búsqueda de las almas en pena, eran, sin embargo, muy mimadas y respetadas, (…) era como si fueron druidas (…) era como si fueron atractivas embaucadoras, en la doble creencia de los hechizos y las adivinaciones, (…) y en el justo momento, en que a los embaucados, el misterioso brebaje bajaba por sus gargantas, se suponía que quedaban libres de todo embrujamiento. Vanas suposiciones, al fin y al cabo. Había también en toda esa mágica atmósfera, muchos demonios maléficos y tantísimos diablos turbadores, llamados, “espíritus de la casa”, conformados, por “las almas”, por el “el tardo” por el “el tango mago”, con muchas brujas, inmersas, en misteriosos y nocturnos aquelarres, y que gracias a sus dichos (ensalmos) y a sus secretas formulas, a sus negros hechizos, podían curar, de una vez por todas, a ciertas enfermedades y conseguían, además, revelar el provenir de la gente, logrando ejercer muchísimos maleficios.
  • 6. 7 Había, sin lugar a dudas, en ese precioso e idílico soplo de tiempo, (…) había realmente en las apodadas, por Ptolomeo, “Islas de los Dioses”, una intrigante atmósfera, en cuyo aislamiento insular, pululaba, una cultura muy rica en creencias populares, mucha tradición oral y considerable sabiduría popular: el “meigalho” y el “encanto” y que representaban para el vulgo gallego, no dos ideas abstractas, mas sino seres materiales muy activos, cuyo poder y voluntad quedaba para siempre (…) uniendo, por lo tanto, las fuerzas del aire, de la tierra, del mar y del fuego. La genuina idiosincrasia, que recurría mentalmente por todos los mágicos alvéolos, de las “conexiones sinápticas” de la idiosincrasia gallega, hilvanaban, formidables cuentos de hadas, todos ellos, “casi, casi perfectos”, pues, todavía se hallaban, importantes restos de las ancestrales doctrinas druídicas y sus simbólicas prácticas, que se desvanecía como la espuma, en la propia antigüedad, (…) donde, aún, subyacía, muchísimas ceremonias, dotadas con un “humus” céltico innegable, pues aún se cortaba el muérdago sagrado, (…) y él que lo veía caer, aprendía inmediatamente todos los secretos y obtenía, asimismo, el pujante “don de la profecía” (…) Y el propio mar, (…) era como si fuera un pulcro fondo escénico, de un inmaculado y traslucido azul turquesa (…) muy tranquilo y muy cristalino, cuando sus mansas y translucidas aguas, se reflejaban, dulcemente, en toda su suave vertiente Este, irrumpiendo, una gran multitud de singulares y dichosos paisajes marinos, que estaban conformados por riquísimos bosques de anémonas, (…) y además, pobladas de inmensos laboratorios vivientes, que estaban constituidos de inmensas nécoras, de extraordinarios centollos, de asombrosos bogavantes y de estupendos pulpos. Y por el etéreo y azulino aire, revoleteaban, cómo representativos nómadas del viento, inmensas bandadas de gaviotas “patiamarillas” y de ágiles y negros y ágiles cormoranes moñudos, (…) que, prestaban, una sonora nota de “vivificante” alegría, a toda esta primigenia atmósfera insular
  • 7. 8 (…) y, allá arriba, a lo lejos, se encontraba, muy dignamente, alzado, sobre un pequeño acantilado, que se descollaba, ufanamente, ante el potente rugido, emanado, por el embravecido océano Atlántico, el sobrio Faro de las Cíes, (…) que en términos metafóricos, actuaba, “como si fuera una fantástica y relumbrante linterna guiadora, ubicada, a 197metros de altitud”, dignamente asentado en su repecho oeste, sobre un quebrado, casi, casi, vertical (…) además, fluctuaba, a vista de pájaro, como si fuera una metafórica iridiscencia, por entre los blanquecinos mantos de niebla, que ya iban cubrían en ese dado momento, a todo este llamativo archipiélago (…) “era como si estuviera suspenso en el propio aire, que desafiaba, majestuosamente, a las intrigantes e invisibles fuerzas de la gravedad” (…) “era como si fuera una alusión a la propia y vibratoria luz, era, en suma, un sólido y vigilante guía, que se encontraba asiente, firmemente, en una intangible ingravidez, de una absoluta y indeleble levedad”. Rehuyendo, del propio vacío de la vida, en que él estaba lúgubremente, inmerso y de la incomunicación afectiva, pues su neurotransmisor Vasopresina la hormona de los lazos afectivos, se encontraba muy marchitado, por las aceleradas e impersonales relaciones humanas, (…) ya iba él con su “ aura de santo”, sumergido, en un simbólico acto puro, es decir, que estaba poseído de la perdida de la capacidad de seguir sometido a la racionalidad sistémica, por el precio del progreso y la globalización, mutándose, por una unipersonal intensificación sensorial (…) ya iba él paseando como caminante, que vivía la soledad de los caminos debido a su constante y trashumante movilidad, (…) iba él acompañado de su fiel y amigo perro, llamado, Simba, (…) y saboreaba con mucha viveza auditiva, en su reproductor digital de bolsillo MP3 de alta fidelidad (hi-fi), de antiguas bailadas galaico-portuguesas, donde se expresaba la alegría de vivir, con frecuentes incitaciones al baile, (…) y el paralelismo y el leixaprén, respondían, a la existencia de dos coros que se iban alternando, en la juglar ejecución de dicha “bailada” (…) cuando ya estaba él, asomado, en el abrupto acantilado que se emplazaba en el mirador de Monte Faro, tras haber efectuado su primera y paseante vereda, impregnada, de
  • 8. 9 mucho romanticismo, pues se apropiaba él de los valores de la ilustración, pero les subvertía, pura y simplemente, (…) deleitándose, desde ahí, de esplendidos y suntuosos paisajes que abarcaban todo el Archipiélago de las Islas Cíes, con su extasiada mirada, muy embargada, tremendamente arrebatada, en una autentica “alucinación” visual, pues él estaba literalmente fascinado por estos deliciosos rincones, de profusos contornos pétreos y, muy atiborrados, de una inaudita belleza, para el irrefrenable deleite de su “insaciable” sentido de la vista= contemplación estética, que se iba elevando, poco a poco, en profundo conocimiento con una nueva dialéctica, (…) regalando de forma arrolladora a todos sus ávidos sentidos, una extensísima gama de elocuentes abstracciones sensoriales, que hacían volar, y no paraban nunca de volar, de forma yuxtapuesta, un vigoroso torbellino de representaciones simbólicas, (…) que daban lugar a un sinfín de reflexiones de índole ética. En suma, una gran inagotable fuente de inspiración. Era eso, ni más ni menos. Ya iba él, como curioso y recóndito explorador, llevando consigo a cuestas, en su “viajera” y coloreada mochila, una “analógica” y antigua cámara de fotos, llamada “Lomo Diana F+”, siempre encumbrado él, en el éxtasis de poder vislumbrar, impredecibles, intuitivas y etéreas fotografías, de todos los caminos por donde él y su fiel perro llamado Simba, iban dejando grabada sus infinitas huellas “caminantes”. A vista de gaviota, oteaba él, siempre las mejores composiciones, para lograr su más firme propósito, que era ni más ni menos, que poder fotografiar, las perspectivas más insólitas de todo este sobrecogedor edén insular, que se encontraba divinamente encerrado, dentro del susodicho Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia. Pues deseaba él, atesorar, una gran colección de fotografías, cómo palpable e impertérrita memoria, como un vivo simulacro de su vida “real”, en su personal e insaciable “trasiego” viajero, (…) donde su “rueda de la vida”, muchas veces, ha rodado y rodado de forma muy paradigmática, es decir, de manera muy errante, con la brújula de su vida, casi siempre orientada para
  • 9. 10 forma muy poco calmadas, existencialmente, en lo que era su proceso de individuación, (…) en suma, era casi siempre un sí- mismo siempre en constante búsqueda de un sentido Norte, que le proporcionara raíces sólidas, para poder guiar bien por las circunstancias de la incierta vida (…) habiendo muchas metas que nunca estuvieron muy claras, en sus fundamentos existenciales. Las vueltas que la vida va dando si nexo. Inverosímiles, ante todo. Y, las mismas fotos que él sacaba paulatinamente, iban siendo ya de forma simbólica, fragmentos visuales repletos de intemporalidad o testigos mudos de fugaces instantes que ya estaban demasiado tiznados de un implacable pasado, (…) eran ya “fotogramas” de vida que estaban despedazados en la voraz y cósmica “eternidad”, que era impuesta por el tiempo Chronos, siempre en férrea contraposición, al tiempo caritativo denominado Kairos, que era considerado en sí mismo, un tiempo de mucha calidad, y que iba determinado por su propia experiencia vital muy sui géneris, y él como incógnito caminante, siempre moviéndose y no parando nunca de moverse(…) en ese dado momento, (…) bajo un influjo existencial de índole muy “cualitativa”. Era demasiado sublime la sensación donde la vida le transpiraba dulcemente por todos sus poros. Se sentía siendo él mismo, junto a su perro Simba. Mirándole siempre de soslayo, con ternura en una desmesurada complicidad. Subjetivamente se configuraba en una fina estampa, impregnada, por un tiempo que simbolizaba un tiempo de muchísima riqueza sensorial, que era vivido, que era sentido, y muy asimilado en la verdadera acepción de la palabra. Deseaba también él, poder presentir la propia naturaleza “espiritual” y la “levedad” existencial, en el fluir de la vida microcósmica de este excepcional “ecosistema”, que en la edad medieval, que era representada cómo siendo la “edad oscura”, fue, habitado, por muchos monjes de diversas ordenes (…) en el siglo XI estuvieron allí los austeros y laboriosos Monjes Benedictinos, siempre ataviados, de sus negras vestiduras y que fue fundada por Benito de Nursia, y cuya regla principal estaba basada en “ORA ET LABORA”, contribuyendo decididamente
  • 10. 11 a la evangelización cristiana de esa minúscula porción de Europa (…) y allá por el siglo XIV, dio lugar, a los Monjes Franciscanos, que, al fin y al cabo, se traducía en una orden mendicante, fundada por San Francisco de Asís y que se bifurcó a lo largo del tiempo, en tres ramas: Los monjes Franciscanos, los monjes Observantes, los monjes Capuchinos y los Franciscanos Conventuales. Junto a su inseparable perro Simba, allá iba él casi siempre de incógnito caminante, pues ansiaba captar la “secreta” verdad de estas recónditas islas, siempre tan profunda y tan multifacética cómo la vida misma e igual de compleja, pues a lo largo del tiempo, la presencia intermitente del hombre, estuvo casi siempre condicionada por todos los recursos que existieron en este recóndito medio (…) donde, pulularon, de forma intermitente, en el transcurso de los tiempos, los castros prerromanos, las poblaciones romanas, los monasterios, las ermitas, y que sirvieron como tangibles testigos de la constante presencia humana, en estas preciosas y recogidas islas atlánticas. Mientras tanto, el “algodonal” e inmaculado manto de nieblas matutinas, que en ese dado momento, cubrían con su inmaculado velo, todas las Islas Cíes, ya empezaban disolviéndose, debido al calor del sol, caminaba él siempre junto innato perro de africano nombre Simba, y creaban los dos un laberinto peatonal, por el sendero que partía desde Pedra da Campá hacía el Alto do Príncipe, que actuaba al mismo tiempo como un excelso y panorámico mirador, donde, la mirada podía hacer un intenso barrido visual, divisándose en un ángulo de 360grados una vasta cantidad de hermosísimas vistas, en todo su máximo y jugoso esplendor. ¡Qué bello eran! Marchaban ellos dos, siempre de forma muy constante, (…) y nuestro infatigable caminante siempre apoyado en su sólido bastón, sin nunca estresarse y con su aguda “mirada”, casi siempre repleta de una desmesurada curiosidad por descubrir los ángulos más asombrosos de este maravilloso parque natural, que todavía se mantenía intacto y como supremo milagro todavía estaba muy poco transformado por la nefasta acción del hombre
  • 11. 12 en aras de un progreso sin límites (…) capturaba él y al mismo tiempo sentía, la verdadera esencia de la original atmósfera de estos singulares y ocultos lugares, de su “mundo propio”, que estaba ricamente impregnado, del más absoluto silencio, (…) se iba tornando paulatinamente en un magnifico rincón muy digno de él y su perro Simba, se cobijaren, mansamente, en su “sutil aureola” llena de quietud (…) era como si una instantánea, Polairod, le fuera invadiendo, poquito a poco por todos los recovecos más indescifrables de su inconsciente, regalándole, a raudales, infinitamente, el supremo “don de la ubicuidad”, en el cual, la armonía del silencio de la madre naturaleza, le iba, proporcionando, a través, del recogimiento, enfoques cognitivos demasiado clarísimos y absorbentes (…) entonces, él cómo eterno caminante (…) ya era de esa e indefinida vez, un fidedigno narrador de percepciones cognitivas que estaban nutridas de una dimensión demasiado “objetiva”, a respeto de su salud, de su familia, de su desarrollo espiritual y personal. En suma, hacía iba haciendo él cuentas a la vida, juzgándola, en sus pros y sus contras, en sus errores, en sus aciertos, jugando con cartas marcadas de aciertos y errores. Y él siempre existencialmente, vagando como un móvil e indefinido caminante sin fin. Otras veces, cuando a él le acompañaban las musas de la arrolladora inspiración, ya era él de esa vez un poeta de la “momentaneidad” que se iba transformando en verbo, pues él consideraba que el lugar geográfico-social era muy determinante en la elaboración de ciertos paradigmas poéticos, en que pudiera dar lugar al nacimiento de un torrente muy privilegiado, quiere fuera en la propia hermenéutica, como en la praxis. Y él sabía perfectamente en ningún otro sitio habría mundo, sino solamente en su propio “interior”, a través, de una progresiva depuración, en pos de una utopía imposible, porque, pensaba él, que cada párrafo de una buena literatura debía producir casi siempre muchísima LUZ interior, fluyendo, íntimamente, a través, de un gran germen de libertad de pensamiento y de mucha sensibilidad. ¡Embaucadora creatividad¡- cuanto te quiero, diciendo él para sus adentros humanistas y al mismo tiempo muy intimistas.
  • 12. 13 Las panorámicas cumbres de todo el estremecedor archipiélago de las Islas Cíes ya iban siendo para él, un exótico e idílico lugar, donde recogerse, donde buscarse interiormente, ya que en aquel preciso momento, sus circunstancias existenciales le iban enseñando, que sólo la poesía y el arte, le mantenían, agudamente, en el lado cuerdo de su propia vida como vivencia fidedigna, ante la persistente coacción de un sistema demasiado tecnificado, robotizado y disperso. De repente, apunta, de forma automática, en algún papel suyo: “Bajo un intenso torbellino de multidimensionales percepciones de naturaleza holográfica, revestidas con un distinto sentido del tiempo y del espacio” (…) marcando una pausa: “era como si conceptualmente fueron canicas y globos de muchos orificios simbólicamente “evocando-invocando”, y que estaban adornados con todos los colores de un radiante e iridiscente arco-iris (…) y que rebotaban y no dejaban de rebotar nunca (…) y que emergían, y no paraban de emerger, por la cristalina, tranquila y linda playa de Rodas, que era considerada la más linda playa del mundo, según el periódico inglés The Vanguard (…) con otra pausa, continuaba él escribiendo después: “iba él creando de forma conceptual, simbólicas y duodecimales “Tierras”, “Lunas” y “Soles” (…) era como si todas las circunferencias, estuvieron localizadas en relativos sistemas planetarios extrasolares, dotados de unos crisoles químicos y bioquímicos, del medio interestelar demasiados excéntricos, y, que además estaban zambullidos en un “sacralizado” y macrocósmico “paraíso” universal, donde todavía se guardaban “secretamente” muchísimas moléculas orgánicas, muchísimos aminoácidos, que eran de gran importancia para poder comprender muy bien, el verdadero origen de la vida, con sus misteriosos eslabones. En el transcurso de su sosegada caminata, siempre junto a su apegado perro Simba, iba nuestro singular caminante tomando muchísimas más fotografías de otros ángulos del encantador “decorum”, de la semicircular, límpida, cristalina y muy táctil Playa de Rodas. Diciendo él para sí-mismo:- ¡Ah, qué demasiado grande, poder disponer de un cuerpo y de una elástica motricidad para poder disfrutar de tan espectaculares panoramas, y que sigilosamente todavía aún se conservaban
  • 13. 14 muy bien guardados, en estos escondidos parajes, gracias a eficaces medidas de protección medio-ambiental y que estaban ricamente dotados de un alto valor estético, ecológico, educativo o científico¡- rumiaba indeciblemente él, mirando fijamente a su inseparable perro Simba. Habiendo una reciproca complicidad de cariño entre ambos. ¡Simplemente maravilloso¡ Tras haber transcurrido un cierto tiempo, ya encontraban ellos dos practicando el vivaque, allá arriba en el Alto do Príncipe (…) y estaban ellos completamente inmersos en una deliciosa noche de verano, donde, una imperceptible luna en cuarto creciente, coincidía astronómicamente con las Perseidas, que era una sobrecogedora lluvia de estrellas fugaces de alta velocidad, que iban cayendo de forma luminiscente a 59km/s, (…) generalmente, era un fenómeno celestial que ocurría en el día 10 y 11, de cada mes de Agosto. Ya estaban ellos dos echados sobre una coloreada manta de unos tonos muy verdes, y lindamente adornada con muchas imaginarias representaciones esquemáticas que representaban el macrocosmos y el microcosmos, en suma, eran unos indescifrables mandalas, y contemplaban ellos serenamente desde esa estupenda “atalaya” astronómica, situada en el propio Mirador del Alto do Príncipe, que en ese justo momento, (…) “era como si fuera una ventana mágica, abierta a los astros, a las galaxias, a las nebulosas, (…) “era como si fuera un espejo, que actuaba cómo una área colectora de parpadeante luz que procedía de los propios astros y estrellas centellando como puntos rutilantes en un universo sustentado por demasiada materia oscura”. Y abría él continuamente sus parpados, para mirar estremecedoramente a las estrellas del cielo, divagando con la mirada por todos los centellantes puntitos, que geométricamente y de forma muy abstracta, formaban intermitentes y corredoras constelaciones, vagando por el cielo a muy grandes velocidades (…) cuando él con los pies asientes en la Tierra giraba a 30km/s e intentaba capturar el máximo de luz procedente del espacio, y que además tuviera mucha resolución, (…) presintiendo, allá lejos, en el insondable y despiadado firmamento, a la galaxia de Andrómeda o M31, que estaba calificada cómo el objeto a simple
  • 14. 15 vista, más alejado de la propia Tierra, pero que se encontraba, descomunalmente, a casi tres millones de años luz de aquí. “Viajaba él en el tiempo, (…) viajaba él en el espacio, y era imperceptiblemente un espacio-tiempo de naturaleza helicoidal, con muchas dimensiones, y que estaba sustentado por la reverberación de invisibles cuerdas de muchas fuerzas indescifrables (…) cuando husmeaba él, con la retina de sus propios ojos, siempre en un buen rango visible, que se iba corrigiendo paulatinamente de forma muy satisfactoria, ante todas las turbulencias con que le llegaba la luz procedente de la bóveda celeste, y cuyos ingredientes, como por ejemplo la materia y la energía, tan sólo, constituya un 4% de la composición total, pues representaba de verdad el extremo visible de un gran iceberg, que estaba esencialmente constituido, por materia oscura, que aceleraba la constante expansión del universo (en torno al 22%) y de energía oscura (alrededor de 74%) . Y apreciaba él, en todo su máximo esplendor, al fascinante y sobrecogedor espectáculo de “Las lágrimas de San Lorenzo”, cuya leyenda nació durante la edad medieval, la “edad de las tinieblas”, en una Europa, que estaba asiente aún sobre el sentido moral de los artesanos y de los constructores de catedrales, y que narraba lo siguiente: en el día 10 de Agosto, ese venerado santo había sido quemado en la propia hoguera y, mientras entregaba su alma al omnisciente Dios, vertió de forma muy dolorida sus últimas lagrimas, y que la muchedumbre asoció con las Perseidas, porque ocurrió exactamente en el mismo día, en que las mismas exhibían su máximo apogeo (…) y cómo en la “edad medieval” el vulgo era muy dado a la creencia en las leyendas, así que desde aquel entonces se creyó que esta impresionante lluvia de estrellas fugaces, representaba, simbólicamente, aquellas quebrantadas “Lágrimas de San Lorenzo”. Todo este sobrecogedor espectáculo, hacía que su propia conciencia, a través, de una “alterada” percepción, levitara y no dejara nunca de levitar, para gravitar ya en el tórrido flujo de su rica imaginación, un vistoso caleidoscopio de “incandescentes” metáforas, metonimias y sinécdoques (…) y él como caminante del cielo, se relajaba simbólicamente se relajaba, de forma
  • 15. 16 fantástica, en el fino, imperceptible y curvilíneo “recuesto” lunar, para poder presentir, desde allí, nuevas creaciones de índole literaria, que estuviesen forjadas con otras y novedosas trazas semánticas, asaltándole, inmediatamente, la creación de un relato cortísimo, que estaba protagonizado por un imaginario personaje, que al fin y al cabo, tenía solamente el supremo afán de querer abarcar inexistentes e inolvidables sensaciones creativas (…) era como si fuera su álter ego, y que él desde luego, había denominado simplemente, “El incansable caminante de las islas Cíes”, y que estaba apoyado en un inverosímil contexto, en el cual, había “icónicas” imágenes y complejos “juegos” dialécticos, donde ya empezaba a expresar él lo siguiente: “la propia oscuridad ya se iba adueñando paulatinamente de una insólita y traslúcida atmósfera marcadamente minimalista, (…) y, melifluamente, todas las formas, eran fulgurantemente insertadas en un refinado y fantasioso juego, donde había como forma sagrada una disposición que consistía en lo siguiente: simplemente: que menos era más. Y visualmente en esa benigna atmósfera, el contraste entre las zonas de luz y de sombra, se iban tornando cada vez más tamizado (...) era como si simbólicamente él se fuera “perdiendo” en un hiperbólico laberinto de muy alta concentración conceptual, a través, de un sinuoso recurrido, en el cual, iba él rodeando lentamente como “poeta” y como “performer”, al etéreo y divino Mirador del Alto do Príncipe, unas veces haciendo “zigzag”, donde el súmmum de sus horas era poder deletrear el sonido del silencio de la propia naturaleza, con su singular corazón, latiendo, latiendo, muy despacito, en el ufano éxtasis de poder vislumbrar siempre unas nuevas y ensoñadoras representaciones simbólicas, siempre ensalzadas, esplendorosamente, en una gran amplitud estética-ética/ ética- estética (…) “era como si fuera una conquista suya que tenía que ser inexorablemente llevada a cabo, para poder sentirse y poder palpar su “yo” más profundo su “yo” más verdadero= el verdadero arquetipo de sí mismo (selbst). Continuaba nuestro caminante escribiendo: otras veces “El incansable caminante de las Islas Cíes”, rodeaba, solamente, al Mirador del Alto do Príncipe, yendo, por bifurcadas veredas
  • 16. 17 con un sentido muy “lineal”, donde, en someras “plataformas” aéreas, podía él contemplar muy gustosamente al grácil revoloteo de una gran cantidad de etéreos “nómadas del viento” volando al sabor de Eolo, que se traducían dócilmente en grandes bandadas de aves migratorias, deleitándose, al mismo tiempo, de una de las playas más “lindas” del mundo (…) y, donde, por detrás de ella, había muchísimos acantilados pétreos, expuestos, titánicamente, al fuerte oleaje que era emanado, cíclicamente, desde el pujante océano Atlántico. “Siempre subía” a la caza de prístinas perspectivas. Subía él ahora por una cuesta muy llena de abstracciones y de mucha tactilidad simbólica”, (…) “era como si ya pudiera casi tocar con las yemas de sus propios dedos, a las algodonales e inmaculadas formaciones de nubes, siempre en eterna exhalación, siempre en constante modulación (…) y hacían volar su propia imaginación, a través, de una intensa “borrachera” de excelsas representaciones paisajísticas, que recreaban “sui generis” atmósferas simbolistas, ensalzadas, por ocultas calas, que estaban virginalmente compuestas de unas aguas muy cristalinas de color verde-turquesa. “El Incansable caminante de las Islas Cíes”, llevaba también en su coloreada mochila “trotamundos”, unos prismáticos, un diminuto netbook, que servía para satisfacer su necesidad de conectarse a las redes sociales y dar énfasis al movimiento involuntario de los dedos para teclear y, aún, de un pequeño y resonante tambor llamador, que valía, ante todo, para producir sincopadas cadencias rítmicas, que pudiesen vibrar desde dentro de sus propias vísceras, con mucha contundencia, con mucho “feeling”. Era al final de cuentas mucha creatividad unida a mucha emoción. ¡Qué sensación más maravillosa¡ “Bajo el resplandor de una inmensa y luminiscente cúpula de estrellas, el tenue y casi desapercibido perfil de la bellísima luna en cuarto creciente, iba acompañado del resplandeciente espectáculo, proporcionado, por la sobrecogedora lluvia de estrellas fugaces, provenientes desde el infinito, mejor dicho desde la Constelación de Perseo. Iba sintiendo él, con creces, en
  • 17. 18 ese álgido momento, una intensa y fructífera turbación que le invadía todos recovecos de su propio ser más sensible, pues procedían desde dentro de su propio corazón, fluyendo como supremo y vigoroso sentimiento, de mucho respeto hacía el macrocosmos, con una virtuosa intención de índole demasiado espiritual (…) y se enaltecía él, con verdadero ímpetu, con verdadero goce, a través, de un vibrante y desgarrado influjo sensorial, emanado, por sutiles estados anímicos y espirituales (…) disfrutando él, lindamente, de ese fascinante y sobrecogedor espectáculo, proveniente de un todavía incognoscible universo (…) y le acompañaba siempre el anhelo, de conocerse mejor, de poder descubrirse, en nuevas y enriquecidas “señas de identidad”, implantadas como polifonía de la vida en “la armonía de lo diverso” (…) y afinaba él, cada vez más su sutil capacidad de observación, su capacidad de se preguntar a sí mismo, con el fin de aprender, de crecer y de poder evolucionar todavía más, hacía formas más complejas de introspección, de auto-expansión, siempre hacia nuevos horizontes del conocimiento (…) y afinaba él su capacidad de se escuchar a sí mismo, vaciándose de todos sus recuerdos ya sin ningún fundamento, que ya eran nada más que historia pretérita, (…) y se sanaba él completamente, para dejar posteriormente un amplio y armónico espacio para un sí-mismo, todavía en proceso de completarse y para estar dispuesto a aceptar a todos los demás que quisieron compartir con él instantes de vida fructífera y de muy buenos recuerdos con proyección muy equilibrada y muy enriquecedora, en un mundo zambullido en una gran confusión de roles, en una nefasta incertidumbre sistémica, en un mundo demasiado acelerado. Inmediatamente y bajo el intenso fulgor de esa mágica “momentaneidad”, cogió y conectó él su pequeño netbook y empiezó a teclear, rápidamente, un cibernético E-Mail, de “género epistolar”, estando muy inspirado, en ese exacto momento, por la excitante contemplación del suave perfil de la Diosa Selene, en un lánguido e imperceptible cuarto creciente, y aún por las arrulladoras y sobrecogedoras Lágrimas de San Lorenzo, que ya empezaban cayendo a una gran velocidad, reiterando, de este modo, todo su verdadero esplendor. “Este
  • 18. 19 susodicho e-mail, iba dirigido a su preciado amigo, que era ante todo, un verdadero y versátil pintor de retratos humanos y de muchos perfiles de animales, dándose cuenta del empobrecimiento de la biodiversidad (…) por eso los quería guardar y él existencialmente, llevaba su vida, situado, allá muy lejos, en las antípodas de la propia Tierra. Empezaba él, a escribir, de un tirón, todo este flujo de ideas cuya traza sintáctica se iba haciendo marcadamente epistolar: Lunes creciente 3.15 p.m. mañana Mi Preciado Amigo Nota: Atendiendo al carácter apresado de la redacción no he puesto comas para dar la sensación de fluidez de rapidez “Como si de una plegaría se tratara te deseo con todo mi corazón que te encuentres muy bien y que tu propia vida reclame y obtenga siempre el supremo derecho a la dicha. Que no haya en el espacio vital que configura tu real existencia vital ninguna posibilidad para la desgracia en una época demasiado turbulenta que va marcada por el inexorable compás de una caótica dilacerante y compleja incertidumbre sistémica (…) indicando al fin y al cabo el final de un ciclo económico y social de una sociedad muy tecnificada que va tropezando con un gigante entrópico en constante aceleración que representa el cambio climático. Y que la “rueda de la fortuna” te regale siempre a raudales el infinito sortilegio de poder sorber las más dichosas venturas. Que tus creaciones artísticas expresen siempre la renovación de la vida estrechamente vinculada a la bondad de tu propia persona mostrando siempre de forma plena y en un abanico muy rico y palpitante tu riquísimo espíritu tus buenos sentimientos tu sentido de la belleza y tu poderosísima creatividad. Este es mi más sincero y cordial deseo hacía ti mi buen y fiel amigo pues tenemos un “ethos” común que va
  • 19. 20 derribando paulatinamente muchísimas barreras y abriendo nuevas sendas en la emoción en el sentimiento y en la sensibilidad que es muy dignamente compartida en un reciproco anhelo de búsqueda de la perfección y de la sabiduría contribuyendo con nuestro granito de arena a una sociedad más justa y luchando que el 20% de la humanidad no acapare toda la riqueza dejando el 80% en la mayor de las penurias. En este exacto momento me encuentro en la Galicia el simbólico “País de las Ánimas” revestida con su conjuro da queimada y teniendo como grata compañía a mi dócil perro Simba en el cual como eterno caminante me encuentro en las suntuosas Islas Cíes completamente rendido ante una descomunal bóveda sideral que está ensalzada ahora mismo por la caída incesante de las Perseidas en toda su majestuosa ostentación y gozo ahora mismo de una impecable transparencia del cielo para poder disfrutar sin ningún límite de este grandioso estremecedor y excelso espectáculo. ¡Ah qué maravilloso qué extraordinario poder contemplar desde aquí a éste descomunal y misterioso firmamento sideral sin haber ningún tipo de interferencias lumínicas¡ ¡ Ah qué sensación más agradable poder sentir la agradable brisa que va soplando suavemente en mi rostro en este lujuriante entorno y escuchando el susurro trémulo de la creación vegetal y que en días muy despejados se puede ver desde aquí toda aquella hermosa bahía de Vigo¡. ¡ Me vuelco nuevamente hacia ti amigo del alma amigo fiel con una desbordante y total confianza pues el “don” de tus consejos de tus propuestas de tu maravillosa comprensión hacia mí de tu diáfana sensibilidad de tu desinteresada generosidad actúan cómo una rutilante luminaria para que yo intente ser todavía mejor “persona” buscando las vías más halagüeñas en un mundo demasiado áspero demasiado injusto con mucho ruido y mucha oscuridad y con el pensamiento que tiene que estructurar una realidad y exprimir deseos es decir cómo la única vía que puede nutrir una corriente de pensamiento parece ser sin lugar a dudas la propia ciencia con toda la ambigüedad que ella misma presenta pues tiene pizcas de seguridad una vez que es experimental. ¡Y no te quiero fallar bajo ningún concepto cómo verdadero amigo que soy para ti¡ De un tirón, continuaba él escribiendo:“Al trabajar cuando no soy arriero en constante
  • 20. 21 movilidad y cuando soy voluntario de una Asociación de Beneficencia, más concretamente en terapia ocupacional, con gente más desfavorecida deseo poner sólidamente mi granito de arena en pos de un mundo más equitativo más hermoso más armonioso y más adecuado para la vida humana. Voy haciendo eso con mucha empatía es decir intento ver la realidad siempre desde la perspectiva del otro deseando hacer la gestión del cambio para que ellos se adapten y se integren a nuevas maneras de comprender e interpretar lo que nos va sucediendo realmente ahora mismo y además que la integridad de sus propias decisiones y de sus acciones sean demasiado coherentes con sus propios valores (…) sabiendo muy bien que la flexibilidad la serenidad la humildad y la responsabilidad moral pueden producir una intensa gratificación en el momento en que ayudas de verdad al prójimo. Cómo vivo ejemplo de todo esto y acompañado de un experto estoy haciendo que ellos mismos coloreen configuraciones mandálicas cómo si fuera un simbólico armónico espacio sagrado es decir el centro del universo y soporte de concentración en un circulo inscrito dentro de una forma cuadrangular. De un tirón, continuaba escribiendo él: “Sin embargo te quiero decir que jamás me voy ocultar de ti pues deseo con toda mi generosidad acercarme siempre a tu presencia de forma permanente a la razón de 300.000 fotónicos km/s es decir a la velocidad de la luz, la máxima velocidad (…) pues estoy plenamente consciente del valor que tu amistad representa para mí un radiante sol de vida que emana suficiente energía para continuar seguir viviendo bajo esta tumultuosa Era de Acuario que está influyendo muy negativamente en la vida de la propia Tierra (…) que es ante todo un organismo vivo que habrá que proteger y cuidar de una forma más sostenible y que la propia humanidad bajo el síndrome de la barbarie del progreso materialista y consumista y la globalización la está destrozando letalmente conduciéndola inexorablemente a un punto sin retorno debido al efecto del calentamiento global a la sobrepoblación humana a las pandemias a la propia inseguridad alimentaria a la perdida de la biodiversidad (…) habiendo que buscar inexorablemente un futuro más halagüeño para que todas las generaciones venideras hereden un mundo mucho más sostenible mucho más armónico para que la vida se desarrolle de
  • 21. 22 forma mucho más congruente. Para esta utopía hay que potenciar la educación. Como incisivo primer paso…Imploro con el más profundo y vibrante deseo que nuestra sólida amistad jamás se termine. Agnus Dei. Aleluya. De tu afectísimo, “El incansable caminante de las Islas Cíes”. Moviendo el ratón pulsa enviar. Y oblicuamente… ocurría mágicamente esto: “Era un cuadro muy cinematográfico, muy lleno de un impactante realismo mágico:” habiendo un fundido lento, que se iba abriendo muy despacito, dando vital protagonismo al “El Incansable caminante de las islas Cíes”, en el cual, al cerrar sus propios ojos, súbitamente, el mundo a su alrededor estalla en una tórrida inmanencia, envolviéndole, ahora mismo, el discurrir de un otro tiempo, mejor dicho, de un espacio-tiempo de naturaleza cósmico. Enseguida, (…) “era como si fuera un rito iniciático”, (…) apunta sus prismáticos hacía la propia Luna, teniéndola, ya muy cerquita de sus extasiados ojos (…) “era como si él alunizara simbólicamente en sus visibles cráteres, en sus manifiestos mares” (…) de forma muy tangible (…) metafóricamente, (…) con el gradiente gravitatorio, puesto totalmente al revés (…) realzado por los fulminantes trazos de la incesante lluvia de rapidísimas Lágrimas de San Lorenzo, cayendo como rutilantes estrellas fugaces, en todo su gran ostentación luminosa. Verdaderamente sobrecogedor. “Posteriormente, con frenéticos movimientos de manos, en una sincopada, melódica y vibrante percusión, ya iba él creando hiperbólicamente una sublime cadencia de sonidos rítmicos, que era acompañada de un bello, profundo y contundente canto (…) era como si sintiese que el tiempo fuera pleno, que el tiempo fuera de una esencia Kairos, que estaba sumamente reflejado, en una radiante espiral helicoidal, que sobrepasaba, inconmensurablemente varias dimensiones (…) y de repente
  • 22. 23 ocurrió: una sublime reverberación, que iba atravesando cándidamente toda esa apacible y solitaria atmósfera nocturna, y donde acontecía un pequeño milagro, pues, en un ápice, ocurría una esplendida retroalimentación lunar, con la imperceptible luna en cuarto creciente transformándose, despacito, en un oblicuo “templo vivo”, (…) era como si fuera una proyección viva, con reminiscencias de las antiguas culturas incaicas, cuando las mismas estaban basadas en un calendario de base lunar-solar, como por ejemplo, el calendario de las 13 lunas de los Mayas (…) era como se una moviola reculase en el tiempo llegando a los tiempos prehistóricos cuando la luna era considerada como si fuera una majestuosa deidad. Era ya el albor de un nuevo día. El astro rey ya se alzaba rápidamente, con una imponente magnificencia, y proyectaba un vigoroso y radiante fogonazo de luz, en toda la embocadura de la ría de Vigo. Se encontraba él, de esa vez, mismo en el centro de la ciudad de Vigo, en una céntrica plaza ajardinada, sentado escuchando serios y respetuosos alalás que eran unos cantos gallegos que compartían muchas similitudes con otros cantos arrítmicos y se asemejaban a ciertos cantos andaluces o castellanos más que a los Pibroch Escocesas y cuya fuente de inspiración procedía de la música litúrgica. Estaba él a la espera de su virtual y empático amigo, que como buen amante de una pintura de máxima calidad pictórica (…) deseaba visitar en el año xacobeo, a la imponente Catedral de Santiago de Compostela, adornada, con su fabuloso y cinematográfico pórtico de la gloria (…) para poner rumbo después hacia la ciudad de Bilbao, (…) y viajaren los dos, sosegadamente, por el metro de esa ciudad vasca, que había sido diseñado por el genial arquitecto Norman Foster y poder apreciar “in situ” a la esplendida arquitectura, en “caverna”, de la mayoría de sus estaciones, o sus espectaculares marquesinas de cristal (…) además, querían ver una exposición de pintura expresionista abstracta, que iba asociada a la Escuela de Nueva York, donde había muchos cuadros creados con los métodos pictóricos denominados simplemente “splashing” y “dripping”, pertenecientes, a Pollock, Rothko o Moterweel, y generalmente habían sido todos hechos con una visceral conciencia igualitaria
  • 23. 24 y una idea exaltada del arte (…) y los mismos cuadros estaban todos expuestos, en el Museo Guggenheim de Frank Gehry, que se convirtió en un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista de todo el siglo XX. Un misterio por descifrar. Al final de esa misma exposición, le aguardaba, secretamente, una grata y delirante sorpresa (…) allí estaba, anónimamente, expuesto, en un recóndito rincón de ese vanguardista museo, un diminuto y magnifico cuadro que reflejaba muy bien toda la historia simbólica de su pretérita y agradable vivencia en las islas que en tiempos pretéritos fueron denominadas “Siccae”. ¿ Era un enigma telepático?. Era algún pintor furtivo que le ha observado cómo si fuera un incógnito “voyeur” encandilado por el tierno cuadro? (…) Fundido a negro (…) cierre de la narración, dando traspaso a un futuro muy lleno de misterio para nuestro “ El Incansable caminante de las Islas Cíes”.
  • 24. 25 Variación segunda minimalista… El Acérrimo caminante de las Islas Cíes…. Y pronto llegó la aurora. Al principio se encontraba revestida de unas tonalidades demasiado sombrías, (…) “era como si fuera una caja de sombras o una inmaculada pantalla que era muy sensible a la propia luz. Después, poquito a poco se iba iluminando, desde atrás, y creaba así, unas dulces abstracciones líricas, en cada floreo tonal y en cada tonalidad de color (…) cuando justamente empezaba el día a transcurrir, bajo la secuencial cadencia de un indeterminado y exacto reloj Chronos, que como continuo metrónomo, ensalzaba, cadencias demasiado “objetivas” poniendo en marcha un sinfín de sinergias humanas demasiado humanas (…) siempre e inexorablemente, en el ajetreo diario de la vida cotidiana, que casi siempre estaba sojuzgada, implícitamente, a un presente que se auto expandía infinitamente (…) y en el amanecer de aquel día, en el inicio de un cálida y dilatada jornada, de un indeterminado e inflamado mes de Agosto (…) donde ya iba bullendo, poquito a poco, el reluciente fragor de una nueva jornada estival, (…), y la tempranera luz, iba, bajo un carácter implacable, transcurriendo, con penetrante y cálida luminosidad (…) que sesgando amplitudes muy panorámicas, cabalgaba ella toda, a través, del incomparable y suntuoso “cuadro” iconográfico, (…) que se iba ya conformando paulatinamente en líneas en formas (…) creando con eso melifluas transparencias, por allá, en toda la bien protegida embocadura, de la preciosa y “fructífera” Ría de Vigo, con un refulgente juego de luces, (…) “era como si estuviera retro-iluminada, y daba paso, en un ápice, a muy hermosos e insólitos encuadres de tonalidades muy azulencas, (…) que producían una gran multitud de composiciones, (…) que escalaban siempre hacia el infinito, en unos tonos azulados muy puros o vaporosos, (…) con claroscuros, en una armónica contraposición. E impregnaba, intensamente, de luz y de penumbra, (…) a una placentera “imagen velada” (…) donde “florecía” multitud de bellísimos y muy encantadores “fotogramas” paisajísticos, (…)
  • 25. 26 que se encontraban deliciosamente confinados, en este gozoso, virginal y opulento “paraíso” natural, que telúricamente estaba pertrechado de unas cumbres pétreas que otrora estuvieron unidas a las suaves y onduladas serranías litorales, y que estaban formadas, casi en toda su totalidad, de una resistente piedra granítica (…) y que hoy en día se encontraba totalmente aislada, (…) debido a la total inundación (…) de toda la agraciada bahía de la ciudad marítima de Vigo, cuyo nombre procedía etimológicamente de la palabra latina Vicus: aldea. Y al mar debía la ciudad de Vigo toda su historia, que ha sido marcada por griegos, fenicios, romanos, normandos y por muchos otros pueblos que recalaran en la resguardada costa de susodicha ciudad, saliendo desde su puerto, un gran flujo de emigrantes rumbo a América. .Sin embargo, de una forma muy sutil, todo el Archipiélago de las Cíes, ubicado al Oeste de la ibérica “ Finis Terrae” (…) en el cual, más allá de la sutil línea, dibujada, por el azulenco e hierático horizonte balanceándose al sabor de la ondulación marina, (…) se dibujaba (…) imaginariamente (…) el relieve topográfico de todo un laberíntico continente multicultural (…) y cuya esencia humana, estaba basada, en un colosal “ Melting Pot” con hélices de ADN muy mezclados, desde que en la edad de la piedra sus más remotos habitantes dejaron más de 30 monumentos funerarios en la corona montañosa de este municipio (…) Vigo era de hecho, “in totum” una amplificada y cinematográfica America Ways of Life, (…) eran entornos geográficos-sociales, (…) consubstanciados, (…) en la activa elaboración de muchos paradigmas de vida asociativa, (…) donde había una gran mestizaje de culturas, de muchas razas y de muchas creencias, que tenían como forma sistémica vías demasiado neoliberales, con un carácter marcadamente global. Acá (…) en las preciosas islas Cíes, (…) que en la antigüedad, (…) fueron denominadas también Siccae, se encontraban, en aquel precioso momento, fotogénicamente cubiertas, por una inmaculada y algodonal niebla matutina, que le confería un halo de intenso misterio, (…) era como si fuera un indescifrable territorio, de un sinfín de dioses menores, de duendecillos y de
  • 26. 27 muchísimos genios benefactores, y todos ellos iban revestidos de una dulzura irresistible y contagiante (…) cuya sublime reverberación, recaía, toda ella, bajo el punto de vista de la generosidad, de la pureza y la mística santidad, habiendo también muchos “nubeiros” y “nubeiras” que poseían potentes facultades, para atraer el tiempo nublado y las tempestades, y hacer que cayera una “demoledora” granizada, en todos los campos de cultivo de todos los “aborrecidos” vecinos (…) siempre junto a ingentes cantidades de temidas meigas (…) con sus inquietantes y embaucadores “espíritus”, (…) que se encontraban astutamente apoyados, en la doble creencia, de los hechizos y las adivinaciones y que gracias a sus dichos (ensalmos) y a oscuras y enigmáticas formulas, podían curar determinadas enfermedades, revelar también el provenir y ejercer letales maleficios, hechos, secretamente, a través de obscuros y fantasmagóricos aquelarres, que eran ejecutados en las esotéricas-exotéricas grutas, con buenas queimadas formando “ O conjuro da queimada” en cuevas que fueron formadas, por la erosión del mar y del viento y donde había ecos ancestrales de arrebatadores y arrítmicos alalás, que han sido cantos traídos a Galicia, por los fenicios, que los cantaban en sus naves, para acompañar el compás de las remadas. Había indudablemente en las apodadas por Ptolomeo, “Islas de los Dioses”, una intrigante atmósfera, en cuyo aislamiento, pululaba, una “cultura” muy rica en supersticiones y creencias y dotada de mucha sabiduría popular. (…) donde, todavía se hallaban, importantes restos de las doctrinas druídicas y de sus mágicas prácticas, como impertérrito humus cultural, dejado por los Celtas (…) como eran los ritos ceremoniales con los que se cortaba el muérdago sagrado y toda la persona que lo veía caer, aprendía inmediatamente todos los secretos, obteniendo así el supremo don de la profecía. Realmente, los mágicos alvéolos de las “sinapsis” gallegas, (…) y donde Galicia se mostraba indudablemente, cómo siendo el “País de las ánimas” se hilvanaba, un gran torrente de formidables cuentos de hadas, todos ellos “casi perfectos” (…) y el propio mar, era un esbelto y transparente fondo escénico (…)
  • 27. 28 de un inmaculado y traslucido azul turquesa, (…) muy tranquilo y muy cristalino, (…) en toda su vertiente Este, (…) donde, irrumpía, un grácil caleidoscopio, formado por gran multitud de sui géneris paisajes, y que estaban conformados por riquísimos “bosques” de anémonas, y pobladas de una inmensa cantidad de nécoras, de centollos, de bogavantes y de pulpos. ¡Qué suculenta riqueza marítima¡ El mar, siempre el mar, como ancestral esencia marinera¡ Miles de ojos desde la atalaya sobre la ciudad, llamada o Castro, con su esbelto jardín plagado de una frondosa colección de especies arbóreas y con anclas que evocaban los galeones de Rande en una mitológica batalla y aún por el monumento adornado con una fuente que evoca Martín Códax, célebre trovador medieval que convirtió el mar de Vigo en poesía a través del pergamino de las Cantigas de Amigo, como el primer testimonio escrito de la lírica trovadoresca gallega. Hacia arriba, por el incorpóreo aire, y como nómadas del viento, (…) revoleteaban inmensas bandadas de gaviotas “patiamarillas” y muchísimos y astutos cormoranes moñudos, que plácidamente prestaban una sonora nota de una “vivificante” alegría, a toda esta prístina y mitológica atmósfera insular. Y, gallardamente, allí se encontraba alzado, sobre un pequeño acantilado, que se despuntaba con una gran fuerza hercúlea sobre el embravecido Océano Atlántico, el vistoso y altanero Faro de las Cíes, situado a 197metros de altitud, solemnemente, ubicado, en su cara oeste sobre un acantilado, casi, casi vertical, (…) que a vista de pájaro, fluctuaba y fluctuaba como buen guía de errantes navegantes (…) “era como si fuera una metafórica iridiscencia, por entre los blanquecinos mantos de niebla que iban cubriendo, en ese dado momento todo éste magnífico archipiélago” (…) “era como si estuviera suspenso en el propio aire, (…) desafiando, majestuosamente, a las intrigantes e intangibles fuerzas de la gravedad” (…) “era como si fuera una alusión a la venerable y ejemplar luz” que era productora de vida, en múltiples inmanencias convertidas en fotosíntesis” (…) “era como si fuera un sólido y rutilante “pastor” que avisaba a los erráticos navegantes, sobre los peligros que había en toda la peligrosa costa (…) y allá estaba él asiente, firmemente, en una impalpable y tenue ingravidez.
  • 28. 29 Ya se encontraba él, como perdurable caminante, asomado, en el vertical acantilado, (…) que estaba emplazado en el mirador de Monte Faro con su zigzagueante acceso, tras haber efectuado su primero y muy gustoso recorrido andarín, y ya disfrutaba él de unas esplendidas y suntuosas vistas de todo el Archipiélago de las Islas Cíes. (…) con su extasiada mirada, inmersa, en una autentica “alucinación” visual, quedándose literalmente fascinado, por todos estos deliciosos rincones, de sobresalientes contornos pétreos, (…) contrastados, por una endémica vegetación, muy llena de un verdor, y cuyos reflejos en la cristalina agua se tornaban en indescifrables y borrosas formas verdes acuosas (…) despuntando una refinada y bucólica belleza, para un amplio disfrute de su “insaciable” y penetrante mirada, (…) regalando a sus ávidos sentidos, toda una extensísima gama de maravillosas sensaciones, que hacían volar y volar, (…) de forma yuxtapuesta, (…) todo un vigoroso torbellino de emociones estéticas, (…) que producían una vasta gama de percepciones cognitivas de naturaleza muy dulce, donde eran imperceptiblemente muy alabados determinados principios éticos, pues había una estética. En suma, eran unos paisajes que iban adquiriendo para nuestro infatigable caminante, una intensidad casi, casi artísticamente fauve. Rehuyendo de la soledad urbana (…) allá caminaba él, en constante movilidad casi siempre, como un nato, curioso y recóndito explorador errante (…) y tenía él, en los retazos de percepción, y en las sensaciones, un enfoque cognitivo que percibía que la cotidianeidad de la vida acelerada, hiciera que se perdiera la frescura de la percepción de los objetos (…) que muchas veces pasaban totalmente desapercibidos (…) desautomatizándose él (…) como perdurable caminante (…) como redimido mecanismo de creación de la fluidez de nuevas ideas de nuevas sensaciones (…) representando la ruptura de la automaticidad de sus percepciones, en términos de significado- significante, (…) sacándolas, ante todo, de un contexto restrictivo, para tornarlas mucho más llamativas (…) mucho más ricas como objetos exteriormente observados.
  • 29. 30 Y de esa vez llevaba él consigo en su “viajera” y coloreada mochila trotamundos, (…) una “analógica” cámara de fotos, mejor dicho, una cámara de usar y tirar, desechable, encumbrado, en la embriaguez, de poder tomar, impredecibles, intuitivas y etéreas fotografías, de todos los lugares, por donde iba dejando grabada, laberínticamente, su incansable huella andarín como solitario caminante que él era en la búsqueda de su (selbst). A vista de cormorán (…) ya oteaba él, siempre las mejores composiciones, para lograr su más firme propósito, que era ni más ni menos, que poder fotografiar todas las perspectivas más insólitas, de todo éste sobrecogedor edén insular, paraíso en la verdadera acepción de la palabra compuesto por las islas Norte o Monteagudo e isla del Faro y la incomunicada isla de San Martiño, que se encontraban amenamente, encerrado, dentro del espacio que estaba conformado, por el Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, constituido en el año 2002. Quería él, (…) ante todo, (…) atesorar, (…) una gran compilación de fotografías analógicas, (…) de unos matices muy dulces y de una impecable resolución (…) “era como si fueran sutiles retazos de su palpable, visual e impertérrita memoria, que se iba transfigurando, iconográficamente, en una amplificada y suave irrealidad” (…) “era como si fueran vivo simulacros de su vida “real”, en su personal e insaciable “trasiego” andariego, a través, de laberínticos e insospechados caminos. Y las mismas fotos que él iba tomando, como un vivo caleidoscopio de imágenes, (…) “era como si fuera un fenómeno muy cargado de una latente, enrevesada e impactante sorpresa, (…) y las mismas fotos eran ya de forma muy simbólica, (…) fragmentos atemporales o testigos mudos, de fugaces instantes, que ya estaban, gratamente, tiznados, de una implacable eternidad (…) conjugada sutilmente bajo un tiempo que se denominaba Kairos (…) que se traducía en un tiempo de muchísima calidad en términos de vivencia (…) y que venía determinado por su propia experiencia personal, (…) donde él experimentaba, una dimensión muy “cualitativa” y muy “ subjetiva” (…) y las
  • 30. 31 mismas fotos ulteriormente eran como si fueran “fotogramas” existencialistas, que estaban ya “despedazadas” en la voraz y cósmica “eternidad”, impuesta, por un inexorable y equitativo presente infinito, simplemente perenne. Deseaba él, como infatigable caminante (…) presentir también la naturaleza “espiritual” y la “levedad” existencial, (…) en el constante fluir de la vida microcósmica, de este caprichoso y sobreprotegido “ecosistema” paradisíaco, que fluyendo en la máquina del tiempo (…) hasta llegar a la edad medieval fue, residido, por austeros y meditativos monjes procedentes de las más diversas ordenes (…) pues durante el siglo XI, estuvieron allí, los Monjes Benedictinos que había sido una orden religiosa fundada por Benito de Nursía, y que contribuyó decididamente a la evangelización cristiana de una gran parte del continente europeo (…) y cuya máxima fundamental, se encontraba justamente basado, en el máximo principio “Ora et Labora” (…) porque junto a la intensa vida de oración y meditación, siempre en una austera atmósfera espiritual (…) en cada monasterio benedictino, se trabajaba, arduamente, en las más diversas actividades manuales y agrícolas, que servían para el sustento y el autoabastecimiento, de la propia comunidad religiosa (…) y avanzando en el tiempo (…) durante el siglo XIV, habitaron allí los Monjes Franciscanos, una orden mendicante, fundada por San Francisco de Asís (…) y que se bifurcaron, en tres ramas religiosas: los Franciscanos Observantes, los Capuchinos y los Franciscanos Conventuales. Siempre de incógnito caminante (…), ya iba él, escuchando en su reproductor digital MP3 con muchas prestaciones (Hi-fi) poniendo mucha atención a las Cantigas de Santa María, del Rey Alfonso X, El Sabio, que había sido un cancionero religioso, elaborado con instrumentos del siglo XIII, como el organistrum, el salterio, el laúd, la viola de arco, el rebec, la cítara, el arpa, la trompa y las dulzainas, y que pertenecía a la literatura galaico-portuguesa, y tenía demasiada importancia, desde un triple punto de vista: literario, musical y pictórico, adoptando, en su mayoría, la forma de Rondeau, con un estribillo musical que se iba repitiendo tras las glosas.
  • 31. 32 Ansiaba él, (…) captar también toda la “misteriosa” verdad de estas remotas islas, plagadas de hermosísimas playas de arena muy fina y limpia con cristalinas aguas que nos permiten ver un fondo marino repleto de vida (…) siempre tan profunda y tan multifacética, como la propia vida e igual de compleja, pues a lo largo del tiempo, la presencia intermitente del hombre, estuvo casi siempre, condicionada, por los recursos, existentes, en este insular y excelso micromundo, donde pulularon, paulatinamente, los castros prerromanos, las poblaciones romanas, los monasterios, y las ermitas, que sirvieron como testigos palpables, de la constante presencia humana, en estas deliciosas y muy hermosas islas atlánticas. Mientras el “algodonal” e inmaculado manto de nieblas matutinas que envolvía, en ese aquel dado momento a todas Las Islas Cíes, ya se iba disolviendo gradualmente debido al calor, emanado, por el luminiscente y rutilante astro rey (…) andaba él, por un laberíntico camino, que partía desde Pedra da Campá hacía el Alto do Príncipe, (…) “y era como un excelso y panorámico mirador, que estaba adornado, de ricas y alargadas alas visuales, para el usufructo de una placentera contemplación estética (…) en el cual, él podía divisar, un vasto caleidoscopio de hermosísimas vistas de toda la playa de Rodas, adornada con su pequeño lago y cuyo criterio de un sensacional periódico inglés decía efectivamente que ella era simplemente la playa más bella del mundo. Andaba él (…) casi siempre (…) de forma muy constante, siempre apoyado en su sólido bastón, sin nunca estresarse, (…) y con su penetrante “mirada”, repleta de una desmesurada curiosidad, por descubrir los ángulos más asombrosos, las perspectivas más sugerentes, de todo este fabuloso y demasiado protegido Parque Natural, atiborrado con muchos senderos y puntos de observación de aves (…) que todavía, se mantenía, muy poco transformado, (…) capturaba y sentía él la verdadera esencia de la primigenia atmósfera, (…) de su “mundo propio” (…) ricamente endulzado del más absoluto silencio, (…) que se iba tornando, muy digno de él se cobijar mansamente en su agradable “aureola”, muy repleta de una seductora y penetrante quietud. (…) “Era como si fuera una instantánea Polairod, que le iba invadiendo todos los recovecos,
  • 32. 33 más indescifrables de su complejo subconsciente, regalándole (…) el supremo “don de la ubicuidad”, (…) y donde la armonía del silencio, dimanado con una indescifrable precisión en un verdadero proceso espiritual, identificando todo lo que está de más y deshacerse de ello. Deshacerse de todo lo que le sobraba. Ese era su verdadero propósito realizada con simplicidad, humildad, sinceridad, perseverancia, disponibilidad y una fuerte y una fuerte y entusiástica aspiración jugando en su proceso evolutivo un sutil rol (…) haciendo que su mente estuviera más calmada (…) relajándose, en modo de catarsis (…) con una actitud mucho más positiva, y pudiendo descifrar, (…) espacios incognoscibles de su convulsa mente (…) con un enfoque muy claro, (…) en el abanico de todos sus paradigmas existenciales, (…) desplegándose de forma muy explícita, muy concreta, y con la brújula de su vida, (…) orientándose, (…) hacia un sentido norte que era mucho más lucido (…) cuando se encontraba él, sosegadamente, zambullido, en estas portentosas islas, de abrupta e impresionante orografía granítica. Entonces, ya era él de esta vez, un infatigable caminante que actuaba llegando a ser uno mismo como expresión natural, espontánea y libre de todo condicionamiento de su verdadera naturaleza humana, en narrador de ciertas percepciones cognitivas donde, había un cierto extrañamiento que no afectaba a las percepciones, sino a la presentación de las mismas, en su vértigo existencial y que se iban tornando en una rica y clara “consciencia” de sí-mismo, en su proceso de individuación más puro, dando evidencia a sus verdaderos arquetipos singulares, sin simulación del ego en lo referente a las ideas, enseñanzas, maneras o actitudes (…). “Ya era él un caminante que se mostraba como poeta de la “momentaneidad”, que se iba, transformando, paulatinamente, en inspirado verbo, pues, en ningún otro lugar (…) habría creación (…) sino, (…) en su propio interior, (…) experimentado, a través, de una progresiva depuración moral de sí-mismo, cómo ente singular que él era pues él era el plena creador de su propia existencia (…) en pos de una utopía imposible, pues, pensaba él,- que cada encendido párrafo de buena literatura, (…) debía producir (…) una prolongada y sublime LUZ espiritual, abarcando el infinito en la palma de la mano y la eternidad en un
  • 33. 34 instante, como viva proyección sapiente, como enérgica auto- expansión en la proyección del conocimiento. Las panorámicas cumbres del archipiélago de las Islas Cíes, ya empezaban a ser para él, un familiar, exótico e idílico lugar, donde recogerse, donde buscarse interiormente, y debido a que sus propias circunstancias existenciales (…) muchas veces, le iban enseñando, que sólo la poesía y el arte, le mantenían en el lado cuerdo de la vida, es decir, que eran un efectivo fermento de meliflua “activación” de su ascesis sensorial y espiritual. Entonces, de forma imaginaria, aparecía sutilmente todo un torbellino de multidimensionales percepciones sensoriales, de naturaleza holográfica, revestidas, con un otro sentido del espacio-tiempo (…) “era como si metafóricamente, fueron coloridas canicas y globos, de muchos orificios de donde emanaba una cálida luz interior (…) y coloradamente se encontraban adornados con todas las tonalidades del iridiscente arco-iris, (…) rebotando (…) y no parando nunca de rebotar, (…) por encima de la cristalina y tranquila Playa de Rodas, en el cual iba él, como imperecedero caminante (…) creando, (…) de forma conceptual, (…) simbólicos y duodecimales círculos que representaban abstractamente “Tierras”, “Lunas” y “Soles” de saturados colores rojo, azul y dorado, representando simbólicamente todo el vastísimo e indescifrable universo (…) y eran como si estuvieron localizados, en extraños sistemas planetarios extrasolares, donde había muchos crisoles químicos y bioquímicos del medio interestelar, y eran demasiado excéntricos, y todos ellos estaban zambullidos en un “sacralizado” y cósmico “paraíso” universal, donde todavía se guardaban “secretamente”, muchas moléculas orgánicas, y, además, muchos aminoácidos de tamaña importancia, para se poder comprender, el verdadero origen de la vida. En el transcurso de su apacible caminata, iba él, tomando, muchas más fotografías analógicas de otros ángulos del “decorum”, de la semicircular, límpida y cristalina Playa de Rodas. ¡Qué demasiado grande, disponer de un cuerpo saludable (…) de elástica motricidad, para alcanzar ciertos lugares donde uno mismo podía disfrutar a su antojo, de tan espectaculares
  • 34. 35 vistas, que sigilosamente aún se conservaban muy bien guardadas, en éste recóndito paraje de un alto valor estético, ecológico, educativo o científico¡- pensaba él, bajo el esplendor de una suave y dulce meditación, dando un pequeño sosiego a su errante vida. Tras haber recorrido algún tiempo, ya encontraba él practicando allá arriba, el vivaque, (…) y estaba completamente inmerso en una deliciosa noche de verano, con una imperceptible luna en cuarto creciente, que ya empezaba en su continuo movimiento, ostentándose lindamente en el negruzco cielo. Y estaba él, echado sobre una coloreada manta de unos vivos tonos verdes, adornada con muchas representaciones esquemáticas cargadas de mucho simbolismo del macrocosmos (…) contemplaba él, muy asombrado desde esa estupenda “atalaya” astronómica, ubicada en el Mirador del Alto do Príncipe, que actuaba en ese arrullador momento como un verdadero espejo (…) “era como si fuera una ventana mágica abierta a los astros, a las galaxias y a las profundas y coloridas nebulosas”. Abría él, continuamente, sus parpados para poder mirar a las rutilantes estrellas del cielo, y capturar así el máximo de luz que procedía del propio espacio, y que además tuviera mucha resolución, (…) presintiendo él como galáctico caminante (…) en el insondable y despiadado firmamento, a la galaxia de Andrómeda o M31, que estaba calificada, como el objeto a simple vista más alejado de la propia Tierra, pues se encontraba situada a casi tres millones de años luz. Entonces: “Viajaba él en el tiempo, (…) “Viajaba él en el espacio” (…) husmeando con la retina de sus propios ojos, (…) en un rango muy visible, que iba corrigiendo todas las turbulencias, con que le iba llegando la vibración de la luz, procedente de la inmensa bóveda celeste, (…) e imaginaba él como serían en su verdadera naturaleza ciertas nebulosas tan espectaculares, como los famosos “ Pilares de la Creación” anclada en la Nebulosa del Águila, o la Nebulosa Carina (…) cuyos ingredientes como la materia y la energía que él observaba, tan sólo constituya, un 4% de la composición total, pues era como el extremo visible de un vastísimo iceberg, que estaba principalmente constituido por materia oscura (en torno al 22%) y energía oscura ( el 74%) y que eran los causantes de la continua e inexorable expansión del universo o de los plurales multiversos”.
  • 35. 36 Todo este grandioso espectáculo hacía que su conciencia, a través de una “alterada” percepción creativa, demasiado extrañada (…) levitara y no dejara nunca de levitar, para que pudiera gravitar ya en el tórrido flujo de su amplia y riquísima imaginación, un vistoso caleidoscopio de incandescentes metáforas, metonimias y sinécdoques (…) relajándose el arriero (…) de esa vez, (…) en el fino, imperceptible y curvilíneo “recuesto” de una luna en cuarto creciente, presintiendo desde allí, unas nuevas creaciones de índole literaria, que estaban forjadas con otras novedosas hermenéuticas, asaltándole, inmediatamente, la creación de un relato muy corto, protagonizado, por un histriónico personaje, que tenía el supremo afán de abarcar muchísimas sensaciones, y que él desde luego había denominado, como siendo: “El acérrimo caminante de las islas Cíes”. “ Estaba ese relato corto apoyado en unas “icónicas” y dulces imágenes y también en complejos “juegos” dialécticos, donde expresaba él lo siguiente: “ una vez, la oscuridad ya se iba adueñando paulatinamente de una traslúcida atmósfera de índole minimalista, donde había un principio fundamental que se regía en que menos era más, (…) y el contraste entre la luz y la sombra, se iba tornando cada vez más tamizado, todo más refinado (...) “era como si simbólicamente él se fuera “perdiendo” en un hiperbólico laberinto donde a través de un sinuosa vereda iba rodeando, lentamente, como “poeta” y como “performer”, al etéreo Mirador del Alto do Príncipe, unas veces, haciendo “zigzag”, donde el súmmum de sus horas era poder deletrear el sonido del silencio de la naturaleza, con su corazón latiendo muy despacito, en el éxtasis de vislumbrar nuevas y ensoñadoras percepciones contemplativas de una gran amplitud estética-ética/ética-estética (…) “era como si fuera una nueva conquista suya, que tenía que ser llevada a cabo, para él poder sentir y palpar su “yo” más profundo, su “yo” más verdadero. Otras veces, “El acérrimo caminante de las Islas Cíes”, rodeaba el Mirador del Alto do Príncipe, yendo por transitados atajos y que eran muy “lineales” donde, en someras “plataformas” aéreas, podía él observar a una gran cantidad de bandadas de aves migratorias y como no podía dejar de ser, a una de las playas más “bonitas” del mundo, y que era en su globalidad, un paradisiaco micromundo insular, muy contrastado con muchísimos acantilados pétreos, siempre expuestos a un
  • 36. 37 fuerte oleaje, emanado por el embravecido océano Atlántico. “Subía y subía él, “metafóricamente”, por etéreos caminos, como si fuera una escalera hacia el cielo (…) “era como si pudiera casi tocar con las yemas de sus propios dedos, a las algodonales e inmaculadas formaciones de nubes, siempre en eterna exhalación, siempre en constante modulación, volando con su propia imaginación, a través, de una intensa “borrachera” de excelsos encuadres paisajísticos, que eran divinamente realzados por ocultas calas, de aguas muy cristalinas de un verde-turquesa. “El acérrimo caminante de las Islas Cíes”, llevaba también en su coloreada mochila “trotamundos”, unos prismáticos, un insignificante netbook y un pequeño y resonante tambor llamador, que servía simplemente para producir sincopadas cadencias rítmicas, para que las mismas vibrasen desde dentro, de sus propias vísceras, de forma muy emotiva y muy hermosa. Con un arrullador encanto. Bajo el resplandor de una inmensa y luminiscente cúpula de estrellas, ya iba apareciendo el tenue y casi desapercibido perfil de la bellísima luna que en ese imaginario momento se encontraba en la fase de cuarto creciente. Iba sintiendo nuestro infatigable caminante (…) con creces, (…) en ese mágico momento, (…) de una intensa y fructífera emoción personal, que le invadía, todos recovecos de su más genuino ser, pues procedían desde la profundidad sensible su propio corazón, latiendo como un álgido sentimiento. Y se enaltecía él con verdadero ímpetu, con verdadero goce, a través, de los vibrantes flujos de sus estados anímicos y espirituales. Y disfrutaba él, de un fascinante espectáculo que la naturaleza sólo brindaba de forma natural a las etéreas aves, siempre como fulgurantes nómadas del viento, acompañándole, el insistente anhelo de conocerse mejor, de descubrirse en nuevas y enriquecidas “señas de identidad”. “Por eso afinaba él, cada vez más, su sutil capacidad de observación, de su capacidad de preguntar a sí mismo, con el fin de aprender, de crecer y de evolucionar, en la espiral de su propia sapiencia de la vida, de su capacidad de se escuchar a sí-mismo, vaciándose, sanándose, catárticamente de todos los nefastos recuerdos ya sin fundamento, para poder dejar, después, un amplio espacio, hacía lo nuevo, al nuevo
  • 37. 38 misterio que genera la nueva vida, en un ciclo eterno. Capturar el infinito… “Inmediatamente bajo el intenso fulgor de esa mágica momentaneidad, con la luna en fase de cuarto creciente (…) “era como si fuera una viva fuente de inspiración para nuestro incansable caminante, donde, de repente, conecta su minúsculo netbook y empieza a teclear un e-mail de género epistolar, pues se encontraba inspirado, en ese exacto momento, por la excitante contemplación de la giratoria y rocosa diosa Selene. El susodicho e-mail, iba dirigido a su preciada amiga de nacionalidad rusa, que era ante todo, una verdadera, versátil y sensitiva “artista” pictórica de sagrados iconos, y que tenía como suprema referencia a Andrei Rublev, que había sido un religioso y pintor ruso medieval, que decoró con iconos y frescos, la Catedral de la Asunción de Moscú, en compañía de Teófanes El Griego, estando su creación pictórica dentro de la tradición bizantina, liberándose, al mismo tiempo, del excesivo hieratismo canónico del arte tradicional bizantino, y aproximándose, para tal efecto, al arte deuterobizantino innovando, al introducir mucha flexibilidad en las esbeltas figuraciones, donde había una expresión mucho más humana y considerablemente más dulce, en las actitudes y en los propios rostros (…) escalando, espiritualmente, hacía el cielo, en un apacible coloquio, sumido en profundas meditaciones. (…) uniendo la fuerza contenida de la gama de colores del icono, con los matices apenas perceptibles, de las tonalidades claras y muy luminosas, que parecían emitir siempre una luz muy apacible. Despuntándose también en la sucesión rítmica de las líneas curvas, que daban la idea de un circulo (…) y donde la belleza y la armonía de sus iconos ejecutados con sorprendente inspiración y maestría como por ejemplo su obra maestra el icono “La Trinidad”, sirvieron después de excelso modelo, a todos los creadores rusos de las épocas posteriores..
  • 38. 39 Empezaba nuestro acérrimo caminante a escribir muy rápidamente y de un tirón, el siguiente email: Lunes creciente 3.15 p.m. mañana Mi preciada amiga Como si de una oración se tratara te deseo con todo mi corazón que estés muy bien y que el torrente creativo de tu vida existencial siga siempre por unos cauces muy armónicos en pos del supremo don de la dicha. Que no haya en el espacio vital en que se rige tu vida ninguna posibilidad al infortunio en una época muy desasosegante que va marcada por una inexorable caótica dilacerante y compleja incertidumbre donde la susodicha globalización se está transformando en un alucinante “casino” mediático de una índole demasiado virtual. Y que la “rueda de la fortuna” te regale a raudales el infinito sortilegio de poder sorber siempre con mucha intensidad el don de la gracia espiritual hacia la posibilidad de creares hermosos iconos. Que tus creaciones iconográficas expresen siempre la renovación de la vida espiritual estrechamente vinculada a la humanidad de tu singular persona mostrando de una forma muy rica y palpitante tu dulce y refinado espíritu tus sentimientos de generosidad tu sentido de la belleza sublime y tu rica subjetividad siempre basada en un constante “extrañamiento” donde la presentación de tus percepciones puedan emanar casi siempre y de una forma muy torrencial y transcendente sacándolas del contexto para hacerlas siempre mucho más llamativas Este es efectivamente mi más sincero y cordial aspiración hacia ti mi buena amiga. Tenemos un “ethos” común que va derribando paulatinamente barreras y abriendo nuevas sendas en la emoción en la espiritualidad, en el sentimiento y en una sensibilidad muy dignamente compartida. En este exacto momento, me encuentro en el magnifico micromundo que forma las Islas Cíes sorbiendo los “aires da terra” gallega y estando completamente rendido ante una descomunal bóveda sideral gozando ahora mismo de
  • 39. 40 una impecable transparencia del cielo nocturno para poder disfrutar sin cualquier límite de este grandioso arrullador y sobresaliente espectáculo que esconde en su seno muchos misterios. ¡Ah qué más maravilloso qué más divino el de poder contemplar este descomunal y misterioso firmamento sideral sin haber ningún tipo de interferencias lumínicas¡ ¡ Ah que sensación más agradable sentir la agradable brisa que va soplando en mi rostro en esta cálida noche donde psico- somáticamente estoy muy sosegada lleno de calma y totalmente zambullido en un lujuriante y remoto lugar que se parece a un imaginario paraíso que en los días más despejados (pues gran parte del tiempo el cielo aquí es muy nubloso) se puede ver toda la azulenca y encantadora bahía de la ciudad de Vigo! Me vuelco nuevamente hacia ti mi amiga del alma mi amiga fiel con desbordante confianza y mucha complicidad pues el don de tus buenos consejos de tus sugerentes propuestas de tu amplia comprensión hacia mi persona de tu diáfana sensibilidad de tu desinteresada generosidad hacia mí de tu solicita atención son una chispeante luminaria para que yo intente ser de forma cada vez más asidua mejor “persona” buscando titánicamente y con mucha resolución batalladora las vías más halagüeñas para crecer para encarar de forma mucho más positiva todo este conturbado mundo con formulas sistémicas demasiado ásperas exageradamente injustas y que necesitan urgentemente de un cambio de orientación. ¡Y no te quiero fallar bajo ningún concepto mi buena amiga¡ De esta vez y en honda intimidad conmigo mismo estoy vivamente influenciado por una grata vibración lunar pues mi vida anímica y espiritual (con una nueva manera de leer tanto en filosofía como en teología) mi imaginación y mis estados subconscientes fluyen y refluyen incesantemente por un profundo y dilatado mar de tranquilidad con todas sus mareas físicas emocionales y mentales reaccionando todas ellas de forma muy congruente “donde metafóricamente el significado-significante del “noüs” del presocrático Anaxágoras lo voy captando lo voy sintiendo de una forma muy palpitante aunque ese filosofo lo haya pagado con el exilio. ¡Te quiero decir también que astronómicamente mi cosmovisión lunar se va ampliando cada vez más pues ya sé que el punto más elevado de la propia Luna se encuentra situado en
  • 40. 41 el mismo borde de la Cuenca Jackson elevándose a 11.000metros de altitud y el punto más bajo está justamente ubicado al fondo del Cráter Antoniadi con 9.000metros de profundidad recalcando también que posiblemente la Luna esté formada por un núcleo de naturaleza liquida. Además ciertos datos tomados por instrumentos de la NASA a bordo de tres naves espaciales indicaron de la posible existencia de hidróxilo (OH) agua (H2O) en la superficie de la Luna existiendo posiblemente dos tipos de agua: la exogénica, proveniente de meteoritos o de cometas que han hecho impacto en su superficie o la endogénica proveniente de su propio interior. Quiero conocer bien nuestra protectora y mítica diosa Selene no sólo en su ámbito supralunar (el lado oscuro de la luna) con todas sus reacciones fotónicas su bosón de higgs sus neutralitos pero también en su ámbito sublunar (el lado brillante de la luna) con sus complejas y duodecimales orbitas eclípticas pues la distancia entre la Tierra y la Luna va variando gradualmente (…) casi que me olvidaba de recalcar esto: mientras la Luna se va alejando 3,8centímetros de la Tierra en cada año debido a las mareas terrestres al mismo tiempo que va frenando su rotación por el hecho del Sol ser 400 veces más grande que la propia Luna pero que se encuentra situado 400 veces mucho más lejos para un observador situado justo aquí en el planeta Tierra de modo que ambos abarcan el mismo rango (…) lo que hará que en un futuro lejano los eclipses totales del sol dejen de producirse al no tener la Luna suficiente tamaño para poder ocultar todo el disco solar. ¡Ah qué extraordinario que hermoso fenómeno de la naturaleza representa para todos los finitos seres humanos la visión del sobrecogedor y estremecedor fenómeno producido por los eclipses anulares! Sin embargo te quiero decir que jamás me voy ocultar de ti pues deseo con todo mi corazón acercarme siempre a ti a la razón de 300.000 fotónicos km/s. Pues estoy plenamente consciente que tu amistad representa para mí un radiante sol de vida que va emanando suficiente energía para continuar seguir viviendo bajo esta tumultuosa Era de Acuario que está influyendo muy negativamente en la vida de la propia Tierra que es ante todo en sí-misma un verdadero organismo vivo que hay que proteger y cuidar de una forma muy sostenible. Y que la propia humanidad
  • 41. 42 la está destrozando conduciéndola inexorablemente a punto sin retorno debido al efecto del calentamiento global a la sobrepoblación humana a las pandemias a la inseguridad alimentaria (…) habiendo ante todo que buscar futuro más halagüeño para que las generaciones venideras hereden un mundo más propicio y más justo para toda la humanidad. Imploro con la más profunda aspiración que nuestra sólida amistad jamás se termine. Agnus Dei. Aleluya. De tu afectísimo, “El acérrimo caminante de las Islas Cíes”. “Inesperadamente había un fundido lento que se iba abriendo despacito con “El acérrimo caminante de las islas Cíes”, cerrando sus ojos, y súbitamente, el mundo a su alrededor, estallaba en una tórrida, inmanencia, (…) envolviéndole, ahora mismo, el discurrir, de un otro espacio-tiempo de orden cósmico, que se sustentaba helicoidalmente en múltiples dimensiones, por indescifrables fuerzas que hacían mover cuerdas invisibles de orden cuántico y de la teoría general de la relatividad. Enseguida, como si fuera un ritual iniciático, había él apuntado sus prismáticos hacía la propia Luna, teniéndola, ya muy cerca de sus extasiados ojos, y alunizándose, simbólicamente, en muchos de sus visibles cráteres, en muchos de sus dilatados mares y todo era tan tangible y metafóricamente, era como si el gradiente gravitatorio, estuviera puesto completamente al revés. Verdaderamente alucinante. Posteriormente, con unos frenéticos movimientos de sus cadenciosas manos, en una sincopada, melódica y vibrante percusión, iba nuestro osado caminante creando, hiperbólicamente, una sublime cadencia de sonidos rítmicos, que iba acompañada de un profundo, lento, contundente y arrullador canto, (…) “era como si sintiese que el tiempo fuera pleno”, (…) en un ápice, ocurre una sublime e imaginaria reverberación, que atravesaba, cándidamente, toda esta apacible y solitaria atmósfera
  • 42. 43 nocturna. Acontecía un pequeño milagro, pues, de repente, parecía haber una esplendida retroalimentación lunar, con la imperceptible Luna en cuarto creciente, transformándose, despacito, muy despacito en un oblicuo “templo” vivo, (…) “era como si ella fuera una proyección viva, de las antiguas culturas incaicas, cuando las mismas estaban basadas, en un calendario de base lunar-solar, como, por ejemplo el calendario de las 13 lunas de la transcendente cultura Maya. Ya era otro día en su continuo y fulgurante amanecer. El sol ya se alzaba muy rápidamente, con imponente magnificencia, volviendo a proyectar un vigoroso y radiante fogonazo de luz, que transcurría con sus fulminantes destellos de luz por toda encantadora la boca de la ría de Vigo donde en cualquier playa habría alguien labrando en la playa recolectando apetitosos frutos del mar. Oblicuamente. En otra dimensión. Se encontraba él a la espera de su amiga rusa en el puerto de la ciudad de Vigo y escuchaba en su reproductor digital MP3 ciertos cantos de arriero que eran muy parecidos a los Alalás y estaban interpretados a capella y eran por encima de todo muy emotivos y muy hermosos. Deseaban ellos visitar la ciudad de Bilbao, para viajaren, sosegadamente, por el metro de esa ciudad basca, diseñado, por el genial arquitecto “sostenible” Norman Foster y apreciar “in situ” a la esplendida arquitectura en “caverna” de la mayoría de sus estaciones o sus espectaculares marquesinas de cristal (…) pretendían ver también una exposición de pintura expresionista abstracta, asociada, a la Escuela de Nueva York, con cuadros inmersos en los métodos “splashing” y “dripping” y que fueron creados por Pollock, Rothko o Moterweel, y estaban expuestos en el Museo Guggenheim de Frank Gehry, que se había, convertido, en un magnífico ejemplo, de la arquitectura más vanguardista de todo el siglo XX. Y al final de tan vanguardista exposición (…) había un enigma (…) en un apartado lugar había un misterioso cuadro que visualmente representaba muy bien toda su pretérita vivencia de las pretéritas islas Siccae (…) “era como si fuera un tropo en el
  • 43. 44 cual una parte de algo era usada para representar el todo”. Se acercaron, ambos, muy sorprendidos, al enigmático e indescifrable cuadro, que no llevaba ninguna firma de su verdadero autor. ¿Quién lo pintó? ¿En qué manos desconocidas, estaría dentro de poco? Todo un misterio, por indagar… Y de pronto todo se desvaneció en las brumas de las historias con finales felices. Cierre de este relato, como signo de puntuación con un cinematográfico fundido a negro…
  • 44. 45 Tercera y última variación minimalista… El incansable caminante de las Islas Cíes…. Y pronto llegó la diáfana aurora. Tras las tinieblas, de una noche, que estaba arropada, por un impenetrable silencio. Empezaba así, un cálido y largo día del acalorado mes de Agosto. Ya bullía, poquito a poco, el luminoso estallido de un flamante y estival amanecer. Donde, el matutino, luminiscente y galopante fogonazo de luz, emanado, por un colosal y arredondeado y muy luminoso astro rey, iba transcurriendo, panorámicamente, a través, de radiantes atajos, por el incomparable y lujoso marco, en que se conformaba toda la bien protegida embocadura, repleta dulcemente de una belleza eterna y que era indudablemente La Ría de Vigo. Cuya ciudad era la más poblada de toda Galicia, y en su palimpsesto urbano había un mercado llamado de A Pedra donde había muchas ostreras que con sus hábiles manos y solamente con un afilado cuchillo, eran ellas capaces de abrir docenas y docenas de ostras de una forma mucho más rápida del que eran consumidas y donde en las inmediaciones de este mercado había también las pulperas, preparando sus deliciosos y exquisitos pulpos a la gallega Alumbrándose, con un refulgente juego de luces, (…) “era como si estuviera, retro iluminada, mágicamente dando acceso, en un ápice, a muy hermosos e insólitos encuadres, que producían una gran multitud de composiciones, llenas de un embrujo especial con una luminiscente resonancia que llegaba hasta el infinito, (…) en unos hechizantes tonos densamente azulinos (…), muy puros o nebulosos, con muy claroscuros contrapuestos. Impregnando, además, de luz y de penumbra, a la garbosa “imagen latente”, de todos los bellísimos fotogramas paisajísticos, que de forma amena, iban despuntando, en un vistoso mise-en-scéne con sabor a mar, (…) de este delicioso y exquisitísimo paraíso natural que estaba dotado, telúricamente,
  • 45. 46 de unas etéreas cumbres, y muy llenas de bosques de un intenso verdor (…) y que estaban constituidas, casi, casi, en toda su totalidad, de una sólida piedra granítica, y que otrora, estuvieron unidas a las mansas sierras litorales peninsulares, siempre repletas de fantásticos ondulados perennemente tapizados de verdes, de muchos matices, y que ahora mismo, se encontraban, totalmente aisladas, debido a la total inundación, de toda esa maravillosa y fructífera ría gallega. Sin embargo, y de una forma muy sutil y al mismo tiempo enigmática, todo el Archipiélago de las Islas Cíes, que en la antigüedad, fueron, también, denominadas, islas Siccae, se encontraba, fotogénicamente, cubierto por una inmaculada y algodonal niebla matutina, que le confería, de una forma muy explícita, (…) un blanquecino halo cargado de muchísimo misterio (…) “era como si fuera un indescifrable territorio de esbeltas “ninfas”, pertrechadas de una irresistible dulzura ” era como si hubiera una gran pléyade de meigas, que estaban custodiadas por muchos espíritus que eran demasiado inquietantes, y poseían además ciertos brebajes con sabor a orujo de aguardiente, para hacer hechizantes ruegos (…) además, estaban bien arropadas por sus hechizos y por el mal de ojo, que se derramaba maléficamente sobre cualquier pobre mortal. Además, esas mismas meigas proporcionaban, filtros de amor o pócimas, que servían para avivar, la pasión de los matrimonios, que ya estaban consumidos en una habitual crisis conyugal, y ellas también hacían conjuros a los espíritus, para purificar el alma y el cuerpo, en forma de incandescente queimada, que metafóricamente, simbolizaba, el fuego purificador y cuyos efluvios de un misterio mágico-religioso, provenían, fantasmagóricamente, desde las “exotéricas” cuevas, que estaban formadas, debido a la erosión del mar y del viento. Y era desde los asombrosos y mágicos alvéolos de las “conexiones sinápticas” de la vastísima tradición oral gallega, desde su propia sabiduría popular que hilvanaban, siempre estimulados por los sagrados ponches unos formidables e cuantiosísimos e imborrables cuentos todos ellos “casi perfectos” y tenían un pasado muy teñido de muchísimo
  • 46. 47 misterio, haciendo avivar el “embruxamento”, que los antiguos celtas, les había dejado como imborrable herencia, y haciéndose, al mismo tiempo, muy cómplice de sus delirantes y extravagantes sentidos, donde en sus creencias “ellos decían que en las lindes de Galicia, había un bosque sagrado muy lleno de oro, y que solamente cuando el propio sol hendía en la Tierra, y lo ponía a descubierto, era posible hacerse dueño de este tesoro dorado, ya que les estaba prohibido tocar el suelo con hierro. Realmente, y era un hecho verosímil, había en las apodadas por Ptolomeo, “Islas de los Dioses”, una intrigante atmósfera que se revelaba con mucha magia, y además estaba colgada de ingentes “embruxamentos”, y en cuyo aislamiento, pululaba, una riquísima cultura que estaba grabada en un manantial historias, (…) en un insular y paradisiaco micromundo, (…) y donde el propio mar, siempre el mar, era un transparente fondo escénico, de un inmaculado y traslucido azul turquesa, (…) que era muy tranquilo y muy cristalino, en todo el ámbito que se orientaba hacia el este, donde irrumpía, una gran multitud de panoramas demasiado hermosos y muy dignos de ser debidamente apreciados contemplándoles e disfrutando con la mirada, y que estaban conformados, por riquísimos bosques, de anémonas, ricamente pobladas, de nécoras, de centollos, de bogavantes y de pulpos. Y, por arriba, del verdor de sus fantásticos bosques, revoleteaban, (…) siempre revoleteaban, sutilmente (…), por el etéreo y azulino aire, inmensas bandadas de gaviotas “patiamarillas” y de huidizos cormoranes moñudos, (…) en el cual, proporcionaban, a este magnífico y dulce ambiente, una “sonora” nota de excitante alegría. Y, alzado, allá arriba, sobre un pequeño acantilado, que se descollaba, de forma ciclópea, sobre una abrupta pared, casi, casi vertical, ante un embravecido océano Atlántico, (…) allá, en lontananza, se encontraba, el sobrio Faro de Cíes, transformado en una rutilante linterna mágica, que estaba ubicada, a 197metros de altitud “fluctuando” y no dejando, de ningún modo, de “fluctuar”, a altanera vista de pájaro (…) “era como si fuera una metafórica iridiscencia, implantada sobre los blanquecinos mantos de niebla, que iban cubriendo, en ese dado momento, a todo éste sublime
  • 47. 48 panorama” (…) “era como si estuviera suspenso en el propio aire, desafiando, majestuosamente, a las intrigantes e invisibles fuerzas de la ingravidez” (…) “era como si fuera una alusión a la divina y viviente luz, siempre tan rutilante en su naturaleza ondulatoria (…) “ era como si fuera un sólido y serio guía, que estaba, impávidamente, asiente, en una intangible ingravidez mirando a lo lejos viendo los barcos pasando por la noche rumbo a puertos desconocidos.” Rehuyendo él, de la mecanicidad existencial y de una comunicación de mero subterfugio, ya se encontraba él, como constante caminante solitario, de esta vez, era como si estuviera inmerso en un acto puro, paseando, incansablemente, junto a su inseparable y fiel perro llamado Simba, estando ellos dos, integrados, en un grato y melifluo cuadro fotográfico, (…) andando ya estaban ellos dos, asomados al abrupto acantilado, que se emplazaba en el mirador de Monte Faro, tras haber efectuado su primerísima y apacible vereda paseante (…) y se deleitaban, abundantemente, de unas esplendidas y suntuosas vistas de todo el “lindo” Archipiélago de las Islas Cíes (…) y tenían sus extasiadas “miradas” totalmente inmersas, en una autentica “alucinación” visual (…) como eterno caminante se encontraba él muy fascinado, por estos deliciosos y virginales rincones, de inconfundibles contornos pétreos, demasiado llenos, de una belleza muy solemne, para la completa fruición de su “insaciable” mirada (…) regalando, a sus ávidos sentidos, toda una extensísima gama, de poliédricas impresiones, retazos de sensaciones (…) que hacían volar de una forma yuxtapuesta, todo un vigoroso y laberíntico torbellino de inefables y empáticas sacudidas de índole estética. Ya iba él, saboreando, sonoramente, en su reproductor digital MP3 de unas “canciones de amigo” de Martín Códax que era ante todo un tipo de composición lírica que tenía su origen en la poesía tradicional y formaba parte de la poesía galaico- portuguesa y su rasgo más característico era el mecanismo estilístico del paralelismo y del leixaprén (…) ya iba él, como eterno caminante, envuelto, en una dulce y mágica “aura de santo”, tanteando dentro de sí-mismo algunas fisuras que
  • 48. 49 todavía no le dejaban vivir en paz (…) e iba él muy bien acompañado, por su inestimable y fiel perro Simba, (…) ya iba él, como curioso y recóndito explorador llevando a cuestas, en su “viajera” y coloreada mochila, una antigua y “analógica” cámara de fotos de la marca Lomo Diana F+, encumbrado, en el éxtasis, de ir tomando, secuencialmente, impredecibles, intuitivas y etéreas fotografías, de todos los mágicos lugares, por donde subjetivamente iba dejando su huella de incansable caminante sin fin. A vista de pájaro, ya oteaba él siempre las mejores composiciones, para lograr su más firme y contundente propósito, que era ni más ni menos, que poder fotografiar, todas las perspectivas, más inéditas de este sobrecogedor y arrullador paraíso, que se encontraba maravillosamente, confinado, en esta pequeña porción orográfica, perteneciente, al Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia. Recurriendo infatigablemente por sus senderos, deseaba él, siempre hechizado, por la mágica Galicia, atesorar, una gran colección de fotografías, (…) “era como si fueron registros palpables y, al mismo tiempo, como impertérrita memoria (…) como el indeleble sello de su pasado (,,,) “ era como si fueron vivaces simulacros de su vida “real”, en su personal e insaciable “trasiego” caminante (…) siempre en exilio permanente (…) donde existencialmente su “ rueda de la vida” había rodado y rodado sin tregua, siempre, de forma muy paradigmática, pues, (…) la brújula de su existencia, (…) casi siempre tuvo un sentido norte (…) muy poco calmado, (…) con sensación a vértigo existencialista en su proceso de transparente individuación, (…) en suma, era todavía un sí-mismo (selbst) en constante búsqueda, de una maciza definición, luchando por lo que quería ser a modo de autentica catarsis personal (…) donde el tiempo, se envejecía muy deprisa y el futuro era una casualidad, y que de ningún modo, era proyectable (…) cuando las mismas fotos, que iba tomando él, de una forma secuencial, eran ya fragmentos atemporales o testigos mudos de fugaces instantes, que ya estaban muy tiznados, de un implacable pasado intemporal (…) eran ya “fotogramas” de vida, despedazados, en