1. El gerente fiscal
El Rey ha Domingo 13 de mayo de 2007
muerto,
viva el Rey Paz Ciudadana contrató al fiscal estrella de
Chile se Santiago Centro
sumará a las
celebraciones...
El gerente fiscal
Hace dos meses el directorio de la fundación
que creó Agustín Edwards convenció a Andrés
Baytelman para que se hiciera cargo del
organismo como gerente general. Éste asegura
que hay desafíos de segunda generación que
vienen para los próximos años y rechaza
críticas respecto a que esa es una entidad que
busca mano dura para combatir la
delincuencia.
Luis Narváez
Nación Domingo
A Andrés Baytelman le queda una semana como
fiscal. Su oficina en el Centro de Justicia no ostenta cuadros con títulos ni
magísteres ni galardones, pese a que los tiene y de sobra. Este rubio, casi colorín,
fuma bastante y la secretaria le trae el café en taza grande.
Su pinta de abogado joven (35 años), camisa impecable y postura informal para
acomodarse en su silla, no parecen ser la imagen de un académico que lleva 12
años trabajando en reforma procesal penal y delincuencia en la Universidad Diego
Portales y tres en la Fiscalía Centro Norte de Santiago, a cargo de la Unidad de
Focos Delictuales.
No le incomoda irse de un organismo público a uno privado porque su vocación la
determina el objetivo de su tarea en Paz Ciudadana: ayudar a generar políticas
públicas sobre delincuencia. Defiende con vehemencia la labor histórica de la
fundación donde hoy se codean en su directorio Soledad Alvear, Sergio Bitar,
Nicolás Ibáñez y Bernardo Matte, entre otros.
La semana pasada logró que la justicia condenara a Eduardo Ayala, el ex jefe de
gabinete de Isidro Solís, por promover la prostitución de menores. Será su último
caso y, pese a que lo ganó, no logró la condena que él esperaba
–No lo noté contento con el fallo del juicio oral que condenó a Eduardo Ayala.
–Este es un juicio donde nadie gana, todos pierden. No encuentro ninguna
satisfacción en esto, pero me parece un fallo importante y necesario, porque hace
justicia a jóvenes y niños que entran en el mundo de la prostitución en condiciones
de tremenda vulnerabilidad. El aprovechamiento de esos niveles de pobreza hace
importante llevar estos casos a juicio y obtener condenas.
–Sorprende que alguien que representa la acción penal pública, como fiscal,
considere que nadie gana.
–Déjeme rectificarla entonces. Claro, la sociedad gana en la medida que los bienes
sean protegidos por penas y la capacidad del Estado de que el mensaje que viene
adosado a las penas sea un mensaje real, tanto por la capacidad de investigar,
hacer evidencia y condenas; eso es socialmente muy valioso. Me parece importante
la idea de que el sistema alcanza a todo el mundo, sin distinción de procedencia ni
ubicación en la escala de poder.
–Pareciera que organismos como Paz Ciudadana buscan sanciones y cárcel.
–Esto se lo quiero decir con todas sus letras: eso es un error, está completamente
equivocado. Con mis 12 años de experiencia le respondo que hay toneladas de
evidencias, que a mí me parecería temerario e irresponsable no investigar, que
demuestran que no es cierto que ese haya sido el discurso de Paz Ciudadana. El
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discurso más bien general, vago, grueso sobre conceptos como la mano dura, la
puerta giratoria, endurecer las penas y todos a la cárcel, no ha sido de Paz
Ciudadana, sino de otras personas.
PRECARIO CONOCIMIENTO
–¿Cuál ha sido, entonces, la principal misión de Paz Ciudadana?
–Los temas de Paz Ciudadana estuvieron fuertemente monopolizados por la reforma
procesal penal, que elevó los estándares de garantía, y la construcción de cifras. De
ahí en adelante la fundación ha estado en los proyectos de salidas alternativas a la
cárcel, la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, en la intervención temprana de
conductas potencialmente delictivas.
–¿Establecer indicadores precisos?
–Hasta unos años atrás no había cifras, nadie sabía de qué hablábamos, todo tenía
que ver con intuiciones; entonces ¿qué tipo de política pública se hace? ¿Estaríamos
dispuestos a que se construyeran puentes sin calcular cuánto peso resisten?
–¿Pero eso no da la percepción de que hay mucho temor?
–Hasta hace no mucho tiempo, nuestro grado de conocimiento sobre la
delincuencia, como país, era precario, por decir lo menos. No había cifras y las que
había no coincidían unas con otras. Tampoco había datos sobre metodología para
enfrentar este tema. No teníamos mucha tecnología ni discursos, más que la cárcel
y, en consecuencia, había dos discursos.
–¿Qué discursos?
–El discurso de la puerta giratoria, el procárcel, de que todos los delincuentes se
vayan a la cárcel y uno que dice que el problema de la delincuencia es tan
multicausal, producto de lo cual no hay nada que hacer si no se resuelven esos
problemas. Las experiencias muestran una tremenda capacidad para diagnosticar
los problemas.
–¿Es real bajar la reincidencia con esa estrategia?
–Hay evidencia que demuestra que bajo las condiciones adecuadas esas respuestas
en largos plazos generan menor reincidencia. Si uno cree en eso, como yo creo
firmemente, es tremendamente importante que el sistema clausure las franjas de
impunidad que el sistema no ha previsto. Esto no tiene que ver con una mano
blanda o dura.
–¿Cuáles son los pasos, entonces?
–Todo esto necesita enormes iniciativas de innovación. Nuestra cultura no tiende a
la innovación, más bien tiende a reproducirse y generalmente a deteriorarse en
algunas áreas. Se requiere información técnica, de verdad, y no me refiero sólo a
las cifras de índices anuales. Acto seguido, necesito saber cuál es el estado de mi
problema. Hoy, difícilmente sabemos qué produce la cárcel, en términos de
resultado social a largo plazo. Lo último que se requiere es entender que esto es un
problema de política pública, con un componente técnico muy poderoso. No es
posible seguir aceptando que se debata sobre estos temas como si no se requiriera
ninguna otra información.
–¿No parece que los índices de victimización y temor provocan que toda la sociedad
se quiera proteger de este flagelo?
–Uno de los temas que sólo se evidenciaron bajo el índice de Paz Ciudadana-
Adimark es el de que la victimización real y el temor son dos fenómenos que corren
por cuerda separada. Sólo ese tipo de información por primera vez le permitió
entender al país que es posible que el temor suba o baje, con total independencia
de si la victimización sube o baja.
–Entonces, ¿una de las principales misiones suyas será que Paz Ciudadana aporte a
bajar el índice de victimización que hoy se encumbra sobre el 40%?
–Paz Ciudadana es un ente concebido para generar innovación en el pensamiento
de las políticas públicas en este tema. Creo que es posible hacerlo. La misión de Paz
Ciudadana es aportar en iniciativas. Pero lograr esto supone un tono de proyecto
país, alinear esfuerzos que van desde el Gobierno, desde los consultorios, colegios
hasta las organizaciones vecinales y la empresa privada.
–¿Y cuál es el desafío?
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–Vienen desafíos de segunda generación para todos los entes involucrados, y esos
desafíos tienen que ver con esta innovación, con darnos cuenta de que sí hay
metodologías para trabajar.
–¿Por qué acepta dejar las labores de investigación, de fiscal, e irse a una entidad
de estudio?
–Porque creo que estos desafíos de segunda generación, muchas de las cosas de las
que hablo, son pilares fundamentales de la estrategia. Creo que el ofrecimiento
tiene que ver con eso. No respondo al perfil tradicional del gerente de Paz
Ciudadana. Podemos contribuir al debate público en esa dirección y hacia
instituciones asociadas a este debate para superar las dos ideas que han
predominado, como son la mano dura de manera irrestricta, sin ninguna
discriminación, y, por otro lado, la idea de que esto es tan complejo que no hay
nada que hacer.
–¿No le preocupa que otros fiscales sean tentados por organismos privados?
–No veo cuál es la preocupación. Entiendo que mi experiencia de los últimos tres
años en la fiscalía me llena de ideas y ejemplos respecto de las cosas que le estoy
diciendo y claridad en algunas áreas. Además de eso, en mi percepción, el cargo en
la fundación me parece ciento por ciento dedicado a la labor pública, no hay nada
privado.
–Su sueldo lo pagará un ente privado.
–Es la misma distinción que hacía Carlos Peña respecto a la Facultad de Derecho, en
el sentido de que lo que define a una entidad no es el origen del financiamiento,
sino más bien el área de interés que esa institución transforma en su preocupación
fundamental. Mi área de preocupación y la preocupación primaria de la fundación
son las políticas públicas asociadas al sector justicia, especialmente con el tema del
delito, y no veo cómo eso pueda ser otra cosa que interés público.
–Con su nombramiento, ¿Paz Ciudadana pretende acercarse más al Ministerio
Público?
–Creo que la línea de Paz Ciudadana en general es muy abierta con el Ministerio
Público, considerando que forjó la reforma. Más allá de eso, el hecho de que yo este
ahí pueda abrirle a la fundación su posibilidad de hacer proyectos, no veo cómo eso
pueda ser si no ganancia. LND
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