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El Honor de la Virgen María, la Madre de Dios.
Teología ortodoxa del arzobispo Juan Maximovich
Autor: San Juan Maximovich
INTRODUCCIÓN.
Hace muchos años, la abadesa de un monasterio relacionada con la
Iglesia Ortodoxa Rusa, una mujer con vida santa pronunció una
palabra de instrucción en la iglesia del monasterio, en la fiesta de la
Asunción del Señor. Con lágrimas en los ojos rezaba a las monjas,
pero también exhortaba a los peregrinos que habían venido para la
fiesta, de recibir con fe y de todo corazón lo que La iglesia guarda
hasta el día de hoy, cuando es necesario de tanto trabajo y tanta
necesidad de mantener la santa costumbre durante tantos siglos - y
que no todos deciden por sí mismos qué es "más importante" y lo que
está "caído en desuso”. Alguien por sabiduría está por encima de la
Tradición, fácilmente puede terminar rompiendo con ella. Así que,
cuando la Iglesia nos dice a través de cantos e iconos que los Santos
Apóstoles fueron reunidos maravillosamente de todas las partes del
mundo para estar presentes en la Asunción y en el entierro de la
Madre Al Señor nosotros, como cristianos ortodoxos, no podemos
negar o interpretar de otra manera estas cosas, pero debemos
recibirlos humildemente, así como lo ha guardado la tradición de La
santa Iglesia.
El San Juan Maximovich
Un joven estadounidense, recientemente regresado a la ortodoxia. y
que conocía el idioma ruso estaba presente, escuchando esa palabra
sobre la debida veneración de la Virgen María. Él también había
pensado mucho al ver a los Santos Apóstoles pintados en iconos del
Señor. A menudo se ha preguntado, de hecho, veamos este evento:
"simplemente", como un evento maravilloso o tal vez como una
forma "Poética" para mostrar la reunión de los Apóstoles para este
evento... o incluso como una presentación imaginaria o "utópica" - de
un evento que en realidad nunca sucedió? (De Verdad, Los "teólogos
ortodoxos" se ocupan de tales cuestiones hoy) Por lo tanto, la palabra
de aquella abadesa golpeó a nuestro joven justo en el corazón,
entendiendo él entonces que la percepción y la comprensión de La
ortodoxia es mucho más profunda de lo que podemos Entender con
nuestra mente y nuestros sentidos. En ese tiempo Su enseñanza fue
entregada no por libros, sino por uno recipiente elegido en el que se
guardaba. Y no solo lo recibió con la mente y los sentidos, pero,
sobre todo, con el corazón que así comenzó el ascenso a las alturas de
la fe ortodoxa. Más tarde, este joven acordado encontrarse a través de
los escritos de muchos teólogos que fueron considerados eruditos de
la teología ortodoxa. Ellos eran llamados "teólogos” que han
estudiado en las escuelas y seminarios, convirtiéndose así en
"expertos" en teología. Por lo general, estaban muy ansiosos por dar
conferencias sobre cuál es la diferencia entre ser ortodoxo o
pertenecer a otras confesiones, sobre lo que sería lo más importante y
lo que sería sin importancia. Y algunos de ellos que incluso
presumían orgullosos de mantener una fe "conservadora" o incluso
"tradicionalista". Pero ninguno de ellos

tenía esa autoridad como aquella simple abadesa sin educación en
este tipo de "teología" que hablaban desde el fondo de sus corazones,
así. Pero el corazón de ese joven, desde los primeros pasos en
conocimiento de la ortodoxia anhelaba saber cómo creer o, en otras
palabras, a quién creer. Fue demasiado muy influido por la
mentalidad de nuestro tiempo y de la educación recibida para poder
ser tan pura y simple ignorar su propia razón y creer ciegamente todo
lo que se le decía. La ortodoxia tampoco no exige tal cosa de nadie.
Los escritos mismos por los Santos Padres es un testimonio vivo del
trabajo de la mente humana iluminada por la gracia de Dios. Pero
también es muy obvio que a los "teólogos” de nuestros días les falta
“algo,” aquella esencia que, sin embargo, su extraordinaria enseñanza
y conocimiento de los escritos no transmitáis el milagro a otros, así
como los Santos Padres, lo hacía con la dulzura de la ortodoxia, y
como lo hizo también aquella abadesa sin muchos
estudios...Buscando un puente en la tradición viva y verdadera de la
Ortodoxia, nuestro joven llegó a finalmente, conocer al arzobispo
Juan Maximovich. En su persona encontró un teólogo formado en la
"vieja" escuela, consciente al mismo tiempo de todas las críticas que
soportaba esta escuela por los teólogos de nuestro siglo moderno,
logrando con la ayuda de una mente aguda, encontrar la verdad allí
donde podría haber sido eclipsada de cualquier duda. Todavía estaba
dotado con algo que ningún de los "teólogos" sabios de hoy no
probó: la misma sencillez y autoridad que aquella piadosa abadesa lo
transmitió al corazón de nuestro joven. Su corazón y su mente fue
conquistada - no porque el arzobispo Juan se habría convertido para
él en un “infalible teólogo", sino porque la Iglesia de Cristo no
practica tales cosas, pero porque el joven vio en este santo pastor un
modelo de ortodoxia, y también un verdadero teólogo, cuya
enseñanza brota de la vida sagrada, profundamente arraigada en la
Tradición Ortodoxa. Sus palabras son creíbles porque hacen una
cuidadosa distinción entre la enseñanza de la Iglesia, que es sin error
comparadas con sus propias opiniones, que pueden ser malas y que
nadie está obligado a seguirlas. Y nuestro joven se dio cuenta de que,
a pesar de la agudeza mental y el espíritu crítico, sus palabras
coinciden con las palabras del arzobispo Juan semejante con los de la
piadosa abadesa que con los de los teólogos modernos de hoy. Los
escritos teológicos del arzobispo Juan no pertenecen no hay "escuela"
teológica y sugerencias ningunas "influencia" de ningún teólogo. Es
cierto que El arzobispo Juan fue instado a ser teólogo como se le
instó por primera vez a recibir los votos en monaquismo y la
ordenación por su ilustre padre, su maestro el metropolitano Antonie
Hrapovitsky. Y también es verdad que el discípulo siguió en todo el
lema del maestro, a saber, "regresar a Los Santos Padres "y
profundizar una teología menos académica y más bien relacionado
con la vida espiritual. Pero los escritos teológicos del metropolitano
Anthony son bastante diferente en tono, propósito y contenido: la
explicación es que tiene mucho que ver con la teología académicos e
intelectuales contemporáneos, muchos de sus obras están dedicadas a
los argumentos sobre el significado de aquellos elementos de la
sociedad en la que vivía. Por otra parte, los escritos del arzobispo
Juan son totalmente desprovisto de este sentido apologético. Él no
quiere probar algo; simplemente presenta la enseñanza ortodoxa. Y
cuando tiene que rechazar falsas doctrinas, como lo hace en dos
artículos muy largos, por ejemplo, sobre el sofismo de Bulgakov, sus

palabras son convincente no por el poder de la lógica argumental,
sino más bien por la enseñanza de los Santos Padres, representada en
el contexto original. El arzobispo Juan no se dirige al mundo
académico o intelectual, sino a la conciencia ortodoxa. Y no habla de
"Volver a los Santos Padres", porque no hace otra cosa que poner en
papel la Tradición Patrística, como se ha conservado, sin ningún
intento de defenderlo. Las fuentes de las que alimenta la teología del
arzobispo Juan son relativamente pocos: Sagrada Escritura, los
Santos Padres (especialmente los de los siglos IV y V especialmente
los servicios de la Iglesia Ortodoxa.
Estos últimos rara vez son utilizados por los teólogos
contemporáneos. hasta tal punto nos dan la clave del enfoque
práctico, totalmente no académico de teología por el arzobispo Juan.
Está claro que estaba completamente inmerso en los servicios de la
iglesia y que su inspiración teológica viene derecho de este manantial
que lo llenó no sólo a causa de pasar unas horas reservadas a teología
sino estando presente a diario en los servicios litúrgicos y
practicando todos los días, el Servicio litúrgico Divino. Vivió más
que la teología la sagrada misa como parte integral de su vida diaria,
esto lo que significa, sin duda, mucho más que sus estudios que en
realidad le dieron el diploma de teólogo. Es comprensible, porque
nadie encuentre en El arzobispo Juan un "sistema teológico". El
mismo tampoco estaba en contra de la grandes obras y escritura en el
ámbito de la "teología sistemática", escritos que fueron común en
Rusia del siglo pasado, recurriendo incluso a ellos en su obra
misionera (como, en general, los grandes jerarcas del siglo pasado e
incluso de nuestro siglo tanto en Rusia como en Grecia donde se
encuentra en estos catecismos un apoyo importante en el trabajo de
difusión de la fe ortodoxa entre la gente creyente. En este sentido ha
estado por encima de todas las corrientes circulando entre profesores
y estudiantes de teología, tanto en el pasado como en el presente, y
que están demasiado relacionados con la forma en que debe
presentarse teología ortodoxa. Mostró el mismo respeto por el
metropolitano Antonie Hrapovitsky, quien dio evidencia de una
fuerte actitud "antioccidental" y al Metropolitano Pedro Movila, con
su llamado excesivo "a la influencia occidental". Si las deficiencias
de uno u otro de estos grandes jerarcas y defensores de la ortodoxia
habrían sido introducidas, habría hecho un gesto desaprobando y la
respuesta hubiera sido: "insignificante" - porque siempre, antes que
nada, tenía en vista la tradición patrística que estos jerarcas, a pesar
de sus errores, la respetaban plenamente. Desde este punto de vista,
los jóvenes teólogos de hoy que aborda la teología ortodoxa de una
manera a menudo demasiado teórico, demasiado controvertido y
partidario tendría mucho que aprender. Las "categorías" teológicas de
los más importantes eruditos también eran "insignificantes" para el
arzobispo Juan. Mejor dicho, eran importantes. sólo en la medida en
que comunicaron un verdadero sentido y entendimiento y no se
convirtiera simplemente en una cosa de memorizarlo y aprenderlo
por fuera. Un incidente en el tiempo su estancia en Shanghái nos
muestra la libertad de la teología que él apoyaba: una vez, mientras
asistía al examen oral de estudiantes en la última clase de la escuela
de catequesis en funcionamiento además de la catedral del arzobispo
interrumpió la respuesta dado correctamente por uno de los alumnos
que "mencionó" la cadena de los profetas del Antiguo Testamento,
con una declaración.

De repente y categóricamente: “No hubo pequeños Profetas”
El sacerdote-maestro estaba, por supuesto, ofendido por esto.
aparente desprecio por su competencia. Probable los estudiantes de
esa época todavía recuerdan que extraño desprecio de las
"categorías" del catecismo y quizás pocos entendieron lo que hizo el
arzobispo Juan realmente había tratado de decir en su propia
declaración. Para Dios no hay "pequeños profetas" ni tampoco
"Grandes profetas." Para Dios todos son igualmente importantes
y esto es de suma importancia las categorías bajo las cuales los
conoceríamos, sin importar qué tan bien estarían bien fundados. en
los escritos, pero también en los sermones
El arzobispo Juan a menudo sorprende con su turno que da a su
discurso, descubriendo aspectos con todo y completamente
inesperado o mucho más significativos y profundos de los temas en
discusión. Está claro que para él la teología no es una simple ciencia
humana, terrenal, cuya riqueza puede ser desprovista por nuestras
interpretaciones racionales o que pueden convertirse en "expertos",
satisfechos con la omnisciencia nuestro - sino más bien algo que nos
apunta en la dirección correcta hacia el cielo, donde algo debe elevar
nuestra mente a Dios y en las cosas no terrenales que no pueden ser
incluidas en lógica humana. Un importante historiador ruso, N.
Talberg es de opinión de que el arzobispo Juan debería ser mirado
más, ante todo, como “un loco por Cristo que mantuvo este estado
también en la sede episcopal ", comparando en este aspecto con San
Gregorio el Teólogo, que también se salió de lo normal destacando
una gran dignidad episcopal. Esta "locura" (según las normas
mundanas) es lo que caracteriza a los escritos teológicos tanto de San
Gregorio como las obras del arzobispo Juan: En primer lugar, revelan
en evidencia un cierto desapego de la opinión del mundo, de lo que
“todo el mundo está convencido”, por lo que no forma parte de
ninguna “corriente” u opinión " de ninguna" escuela "; En segundo
lugar, abordar cuestiones teológicas desde un punto de vista
vista mucho más alto y totalmente no académico evitando la actitud
ofensiva como también cualesquiera disputas; y tercero, la frescura y
las flexibilidades del pensamiento hacen de sus escritos, sobre todo
fuente de inspiración y comprensión profunda de la revelación
divina.
Seguro que a muchos les impresionará la extraordinaria sencillez de
los escritos del arzobispo Juan Maximovich. Es obvio que recibe la
Tradición Ortodoxa completamente honesto, y sin tener una actitud
engañosa, como lo haría alguien que aceptaría la Tradición, pero que
seguiría siendo un refinado modernista. Juan era consciente de la
"crítica" modernista la ortodoxia y, si se le hubiera preguntado, la
habría apoyado argumentando fuertemente en contra de estas críticas.
Estudió en detalle el tema de la "influencia occidental" en
los últimos siglos sobre la ortodoxia, teniendo un
agudo discernimiento, distinguiendo cuidadosamente entre lo que
ser rechazado (como extraño al espíritu de la ortodoxia), y que hay
que combatir, pero sin convertirse en causa del desorden y lo que
puede aceptarse como una exhortación hacia la piedad y la verdadera
vida ortodoxa (elemento que revela la falta de ideas preconcebidas
del arzobispo Juan, así como su manera de mirar todo a través del
prisma de la ortodoxia). Pero a pesar de todo su saber y a su espíritu
crítico siguió recibiendo la Tradición Ortodoxa con sencillez, como
la Iglesia lo ha conservado hasta el día de hoy.

La mayoría de los teólogos ortodoxos de nuestro tiempo, incluso si
lograron escapar de los efectos desastrosos de la mentalidad
protestante, sin embargo, se refieren a la Tradición ortodoxa en
términos del entorno académico en el que se encuentran augusto
como si fueran es sus propias casas. Pero el arzobispo Juan estaba
"en casa" en primer lugar, en los servicios de la iglesia a los que
asistió mucho tiempo, todos los días; por lo tanto, cualquier rastro de
racionalismo presente hasta en el más perfecto teólogo académico, se
había vuelto completamente ausente en su pensamiento. No hay tales
"problemas" en sus escritos. Sus numerosas notas a pie de página son
sólo referencia para informar al lector dónde puede encontrar esa
enseñanza. Desde este punto de vista está perfectamente en el
"espíritu de los Padres",
y nos es dado parece que uno de ellos vino en medio de nosotros, y
no como un mero comentarista de una teología antigua y apagada
sino todo lo contrario. Los escritos del arzobispo Juan, impresos en
varios periódicos de la iglesia por más de cuarenta años aún no se
han puesto en un solo libro. Los que se encuentran en presente en el
Monasterio de San Germán en Aiaska llenaría un volumen con poco
más de 200 páginas Los escritos más largos fueron escritos en
los primeros años pasados como monje en Yugoslavia, donde ya se
había hecho un nombre entre los teólogos. Pero el mayor valor de
tener dos artículos sobre el sofismo de Bulgakov , y el otro tiene un
valor aún mayor como presentación de la enseñanza de los Santos
Padres sobre Sabiduría divina. Entre sus últimos escritos debe
mencionarse un artículo sobre iconografía ortodoxa (donde, por
casualidad, resulta mucho más documentado que su propio maestro,
Metropolitano Anthony sobre el tema de la "influencia occidental" en
estilo iconográfico), más una serie de sermones, titulada Tres Fiestas
Evangélicas' en las que descubre los significados más profundos de
las fiestas de la iglesia: El Cuerpo de Cristo
Los artículos breves y los sermones son, en el más alto sentido,
de la palabra teológica. Uno de los sermones comienza con
un "Himno a Dios" de San Gregorio el Teólogo y sigue en el mismo
tono alto con una contundente acusación presentada contra las
iniquidades de nuestros días. Otra, celebrada el Viernes Santo de
1936, es una charla conmovedora acerca de Cristo después de ser
colocado en el sepulcro, en un espíritu digno del mismo Santo Padre,
comenzamos esta serie de traducciones con el clásico exposición del
arzobispo Juan sobre la veneración de la Madre del Señor en la
enseñanza ortodoxa y sobre los más importantes errores que hay que
cuestionar con referencia al Honor que se debe a la Madre de Dios lo
más significativo de esta obra es la que contiene el rechazo
justificado del dogma latina de la Inmaculada concepción.
El Honor a la Madre de Dios durante Su vida
Terrenal.
DESDE LOS TIEMPOS APOSTÓLICOS hasta nuestros días todos
los que verdaderamente amamos a Jesús Cristo también honramos a
Aquella la que le dio a luz Le ha criado y lo cuidó durante Su niñez.
Si Dios Padre la ha elegido a Ella para ser la Madre, Dios Espíritu
Santo la ha elegido y sombreado, para que el Hijo de Dios habitara en
ella obedeciéndole como un niño, hasta cuidando de ella incluso en
los momentos más difíciles "- cuando fue crucificado en la cruz –

no quiso ni entonces abandonarla en su dolor y le ha apoyado
encomendándola al joven apóstol san Juan como madre no solo de un
hijo, pero de todos los hijos de Dios que somos todos nosotros. ¿No
debería ser para todos los que proclaman su fe en la Santísima
Trinidad un motivo para honrar también a la Madre de Dios? Incluso
desde los días de su vida terrenal, Amigos de Cristo, los Santos
Apóstoles mostraron una gran cuidado y amor por la Santísima
Madre
por Dios. Sobre todo, el Santo Apóstol y evangelista Juan que,
cumpliendo el mandato de Su Divino Hijo la tomó para Sí mismo y
cuidó de María como su propia madre desde el momento en que el
Salvador Le dijo desde la cruz: "Aquí tienes a tu madre" (Juan
19:27).
Pero durante su vida terrenal la Santísima Madre de Dios procuró
evitar con esmerada humildad toda la gloria que ella se merecía como
Madre de Dios. Amaba más la paz, preparándose para su partida
a los lugares eternos. Hasta el último día de su vida cuidó con
diligencia de hacerse digna del reino de su Hijo, y antes de Su
Bendita Dormición, oró fervientemente para que pudiera ser liberada
de esos espíritus malos que aguarda atrapar las almas de los hombres
después de la muerte tratando de arrastrar toda la humanidad al
infierno. Y el Señor escuchó la oración de su Bienaventurada Madre,
viniendo en el momento de la muerte acompañado de multitud de
huestes angélicas para recibir Su preciosa alma. Pero la Santísima
Madre de Dios también como un último deseo oró a su Hijo amado,
para que antes de que el Señor se la llevara pudiera despedirse de los
Santos Apóstoles.
Entonces el Señor cumplió con el deseo de Su maravillosa Madre, a
través de un milagro incompresible para nuestra naturaleza, de ser
traídos al mismo tiempo desde los confines de la tierra de donde
todos predicaban el evangelio a Jerusalén, todos los apóstoles
excepto Tomás, para estar presente a la divina y gloriosa Dormición
de Su Madre la santísima Virgen María. Los Santos Apóstoles
llevaron su purísimo cuerpo al sepulcro en gloriosa procesión,
cantando salmos. En el tercer día, después de que se reunieron los
Apóstoles, llego también Santo apóstol Thomas desde India y pidió a
los otros apóstoles abrir el sepulcro para que él también pudiera ver
por última vez a la santísima Virgen y ofrecer un último homenaje al
menos con despedirse del Santísimo cuerpo durmiente. Pero no solo
Thomas se asombró cuando abrieron el sepulcro y lo encontraron
vacío, pero al volver a sus hogares les apareció la misma Madre de
Dios, esplendida y resplandeciente de luz divina, diciéndoles que su
Hijo la resucitó con
el cuerpo para su ascensión al cielo, y desde ahora estará sentada
junto al glorioso trono de su Hijo, y al mismo tiempo prometiéndoles
que siempre estará con ellos. Esto llenaron el alma a los Apóstoles de
una gran alegría y comenzaron a honrar a la Santísima Virgen no sólo
como la Madre de su amado maestro y Señor, sino también como La
que puede interceder por todos los cristianos, con sus poderosas
oraciones orando ante El Juez Justo para toda la raza humana. Y
dondequiera que fue predicado el evangelio de Cristo, Su Santísima
Madre también fue glorificada.
Los primeros oponentes al honor que
se merece la Madre de Dios

A medida que se difundió la fe en Cristo, también lo hizo el nombre
El Salvador fue glorificado en toda la tierra, y junto con ÉL y
Aquella que había recibido para ser Su Madre - así aumentó la ira de
los adversarios de Cristo contra ella. María fue la madre de Jesús que
mostró una pureza sin precedentes y, además, siendo ahora en los
lugares celestiales ofrece apoyo para todos los cristianos. Por tanto,
todos los que odiaban a Jesús Cristo y los que no creyeron en él, los
que no le entendieron ni quiso entender sus enseñanzas, así como la
Iglesia los entendía, aquellos que querían poner en lugar de las
enseñanzas divinas de Cristo sus propios juicios humanos, todos ellos
han dirigido su odio hacia Cristo, hacia al evangelio y en contra de la
Iglesia que los apóstoles más la Santísima Virgen estaba levantando
y edificando. Los judíos incrédulos querían erosionar el honor de la
santísima y purísima Virgen, para que así también destruyera la fe en
su Hijo Jesús Cristo. Querían deshacerse del honor que había
recibido por parte del pueblo con el fin de poder cambiar el
fundamento de toda enseñanza cristiana. La virgen se encontró en su
vientre con el hombre con Dios desde el mismo momento cuando el
arcángel Gabriel le dio la buena anunciación que Ella seria
sombreada del Espíritu Santo y dará Luz al Hijo de Dios nuestro
Salvador.
Ella ha sido escogida para servir al Hijo de Dios como una escalera
para descender desde el cielo. Lo que trataban los judíos era difamar
el honor
desde raíz y desarraigar el cristianismo, con erradicar el dogma y
destruir sus fundamentos cristianos. Incluso en los días de su gloriosa
Dormición, los incrédulos llenos de odio y malicia, han difamando la
veneración que los cristianos dedicaba a la Virgen María. En el
tiempo lo que los Santos Apóstoles llevaban el ataúd con el santísimo
cuerpo para ser sepultado en Getsemaní, en un lugar de que ella
misma eligió cuando fue anunciada por el Arcángel Gabriel que era
el tiempo de trasladarse y mudarse a los lugares celestiales. San Juan
Evangelista caminaba delante del ataúd, llevando el ramo de palma
que recibió la Santísima Virgen por el Arcángel Gabriel tres días
antes de su Dormición. "Cuando Israel salió de Egipto, de la casa de
Jacob
de un pueblo bárbaro", era el salmo que cantaba el Santo Apóstol
Pedro y toda la procesión de los Santos Apóstoles, junto con sus
discípulos (como San Dionisio Areopagita), que también fue llevado
maravillosamente a Jerusalén sobre las nubes del cielo, que entonaba
"Aleluya." Así que mientras sucedía lo anterior contado, con toda la
procesión cantando este y otros cantos sagrados, donde los judíos
interpreta "Aleluya", es decir, "Alabado sea el Señor", un sacerdote
judío, que se llamaba Antonio se tiró sobre el precioso sagrario,
donde estaba el cuerpo de la Virgen María con la intención de
derrocarlo y tirar el ataúd de la Santísima Madre de Dios al suelo.
Pero su locura fue inmediatamente castigada por el invisible
Arcángel Miguel que cortó sus manos impíos con su espada desde el
hombro quedando sus dos brazos encima del catafalco. Asombrado y
retorciéndose del dolor Antonio se dio cuenta de que se había
equivocado y suplico el perdón. Entonces Jesús, por las oraciones de
los santos apóstoles, que pedían el indulto de Antonio, y para no

sombrear el maravilloso evento del entierro de la santísima Virgen,
además viendo el arrepentimiento de Antonio, le había sanado
sus dos brazos de inmediato. Luego el Antonio recibió el bautismo
cristiano e inmediatamente confesaba a Cristo ante los judíos que
seguían con su persecución contra los cristianos y Antonio a poco
tiempo murió como mártir. De esa manera la diligencia de ofender la
gloria de la Madre de Dios, se volvió en un honor aún más grande
entre los cristianos que veneraba a la Virgen María. Pero los
enemigos de la fe en Cristo no se detuvieron aquí a pesar de que el
miedo les impidió mostrar su desprecio por el honor dedicado a la
Santísima Virgen, pero la maldad continuaba obrar en ellos. Viendo
que el nombre de Jesús Cristo nuestro Salvador era alabado en todas
partes, entonces comenzaron a difundir muchas calumnias en contra
de los cristianos, contaminado a los que anhelaba ser cristianos. Se
atrevieron incluso difamar la honradez de la Madre de Dios,
contando una historia como que Jesús de Nazaret habría sido de una
familia de mala reputación de cuyo el padre era algún soldado
romano. Pero aquí la mentira era demasiado flagrante para ser creída
porque la imagen de la familia sagrada era bien conocida en la
región, incluso la familia de José, el prometido de María y la propia
María eran admirados y bien conocidos por los habitantes de Nazaret
y las
tierras circundantes. "¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos
milagros? “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su
madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus
hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Y se escandalizaban a
causa de él."{Mateo 13: 54-56; Marcos 6: 63; luca 4, 22) dijeron los
lugareños de Nazaret, cuando Cristo reveló en la sinagoga Su
sabiduría sobrenatural. Porque en los pueblos pequeños el trabajo de
todos es conocido hasta los más pequeños detalles, manteniendo la
pureza de la vida bajo estricta vigilancia en familia. El pueblo donde
había crecido Jesús, le habría mostrado un tan gran
honor, llamándole a predicar en la sinagoga si hubiera nacido en
iniquidad? Y María no lo haría sido condenada por la Ley que
condena ¿Deberían morir apedreadas aquellas personas que cometen
adultero? Entonces los fariseos habrían tenido un motivo para culpar
a Jesús por comportamiento de su Madre, si fuera cierto, pero las
cosas no sucedieron así sino todo lo contrario. La Virgen María era
alabada y venerada. Incluso cuando María estaba invitada en la boda
en Caná, recibió un honor y glorificación, donde a petición de la
Santísima Madre, su Hijo Jesús convirtió el agua en el mejor vino de
la tierra.
Ni en la Pasión de su Hijo amado, donde Ella estaba presente tan
cerca de Jesús, porque no se separaba de Él, ni mucho menos en los
momentos tan difíciles cuando Jesús fue burlado y golpeado, pero
absolutamente nadie entonces se atrevió lastimar o burlarse de
Su Santísima Madre.
Los intentos de los judíos y herejes de difamar
la virginidad de la Madre de Dios
Los blasfemos judíos pronto se dieron cuenta de que era imposible
de deshonrar la imagen perfecta a la Madre de Dios, y por lo que
ellos mismos sabían de ella era propio más bien demostrar que su
vida era digna de elogio. Así que dejaron de lado la calumnia, a la

cual de todos modos se dedicaban ahora los paganos como Origen, y
trataban al menos de probar que María no era virgen cuando dio a luz
a Cristo.
Incluso negaron las profecías que hablaban sobre el nacimiento del
Mesías cuando Cristo haya de nacer de una Virgen diciendo que
nunca existió tal profecía. Por lo tanto, fue una confusión que, en La
fe de los cristianos, Jesús fue glorificado porque era una profecía
falsa porque si hubiera sido verdadera, se habría cumplido en Su
Persona. Incluso hubo intérpretes judíos (Aquila, Symmachus,
Theodotion) que hicieron unas falsas traducciones, en griego, según
los libros del Antiguo Testamento, traducciones en el cual la
conocida profecía de Isaías (Isaías 7, 14) dijo: "He aquí, una virgen
(Aalama) tomará en el vientre" intérpretes dijeron que el significado
de la palabra hebrea Aalma es "joven" y no "virgen", aso como
"Incorrecto" se menciona también en la Septuaginta (de los setenta
apóstoles), donde este versículo dice: "He aquí, la virgen tomará en el
vientre".
Con estas nuevas traducciones querían mostrar que a causa de una
mala traducción de la palabra Aalma la tradición cristiana atribuyó
algo imposible a María la madre de Dios, es decir, un nacimiento sin
semilla, cuando en realidad el nacimiento de Cristo no podría ser
diferente que de las otras personas. Sin embargo, los esfuerzos
diabólicos de los traductores herejes quedaron mal expuesta, porque
comparando muchos otros versículos de las Escrituras estaba claro
que el significado de la palabra “Aalma” es obvio el de “Virgen” y
no “joven” porque ciertamente, no sólo los judíos, sino también los
paganos, siguiendo sus propias tradiciones y numerosas profecías,
esperaban que el Redentor del mundo naciera de una Virgen.
Además, que los Evangelios dejan claro que nuestro Salvador Jesús
Cristo nació de una Virgen. “María respondió al ángel: «¿Cómo será
esto, puesto que no conozco varón?” pregunto María al Arcángel
Gabriel, que le había anunciado el nacimiento de Cristo, porque
María había prometido conservar su virginidad. Y respondiendo el
arcángel, le dijo: El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que nacerá de Ti
será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1: 34-35). Más tarde, el ángel se
le apareció al justo José, que quiso dejar a María en secreto, viendo
que
ella concibió sin saber la boda. Y a él, el Arcángel Gabriel le dijo
cuando José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió
repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta decisión, y le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de
David, no temas acoger a María, como esposa, porque lo que ha
engendrado en ella procede del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo
y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los
pecados·” (Mateo 1, 18-25) y así recordándole a José la profecía de
Isaías, donde dice que la Virgen tomará
en el vientre por obra del espíritu santo y dará a luz al Masía el que
salvará al mundo. Dios mandó a Moisés que recogiera una vara seca
de almendro de cada tribu y las pusiera al lado de Aarón, en el
tabernáculo, La vara de Aarón en el Antiguo Testamento que brotó,
era una vara totalmente seca y fue llevada por el hermano de Moisés,
Aarón por lo cual fue depositada y guardada en el Santa Arca
(Números 17:1-13).

Dios hizo el milagro de reverdecer y dar brotes, hojas, flores y frutos
en una noche, tan solo por estar delante de lugar sagrado del arca,
imaginando el nacimiento de La Virgen María,
También este milagro tuvo el papel a la hora de ordenar al hermano
de Moisés como sacerdote. En el segundo año de su reinado,
Nabucodonosor, rey de Babilonia, tiene un sueño y convoca entonces
a los caldeos, "magos, encantadores, hechiceros, para que interpreten,
el sueño, pero exige que antes le diga cuál fue el sueño, porque
Nabucodonosor no era capaz de recordarlo. Daniel pide al rey
Nabucodonosor que le dé tiempo para interpretarlo. El día siguiente
le relata el sueño donde el rey soñaba que había una gran estatua,
brillante y de aspecto terrible, cuya cabeza era de oro, sus brazos y
pecho de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de plata
y los pies de hierro mezclado con arcilla. Aparece entonces una
piedra, que no ha sido cortada por manos humanas, la cual golpea los
pies de la estatua y la destruye, desplomándose esta al suelo sin dejar
rastro. Por último, la piedra se convierte en una montaña que llena el
mundo entero. Entonces Daniel lo interpreta como cuatro reinos
sucesivos, primero siendo el de Nabucodonosor, representado por la
cabeza de oro, vendrán un reino de plata y otro de bronce. El reino
siguiente, de las piernas de hierro, será destructivo, como las armas
de hierro, pero el último será un reino fuerte como el acero, pero
frágil como el barro, que pretenderá unirse "por simiente humana"
pero que fallará, porque el ultimo reino será por una simiente no
humana sino de una naturaleza divina. Durante este último reino,
Dios levantará un reino eterno que jamás será dado a otro pueblo. He
aquí, donde otra vez se hace referencia al nacimiento de la Virgen
María. La puerta exterior del templo, cerrada que vio el Profeta
Ezequiel la cual debería mantener siempre cerrada donde Dios le dijo
al profeta:
«Esta puerta debe estar siempre cerrada. Nadie podrá abrirla ni entrar
por ella, porque por ella he pasado Yo, el Dios de Israel. Hay
muchas otras profecías del Antiguo Testamento que predijeron el
nacimiento de la Virgen. Como en El comienzo, así como Adán fue
creado por la Palabra de Dios de una tierra virgen sin haber sido
trabajada antes, igualmente, ahora la Palabra de Dios se hizo carne
naciendo del vientre de una virgen de, entonces el Hijo de Dios
siendo considerado el Nuevo Adán, para corregir la caída en el
pecado
del primer Adán (San Ireneo del León, Libro III). El nacimiento sin
semilla humana de Jesús Cristo ha sido y es negado solo por aquellos
que niegan El Evangelio, mientras el dogma cristiano de la Iglesia de
Cristo lo confiesa como “encarnado del Espíritu Santo y de la Virgen
María". Pero El Nacimiento de Jesús Cristo de la siempre y eterna
Virgen ha sido piedra que todavía tropieza los que se llaman
cristianos pero que no son humildes en espíritu y no intentan tener
una vida limpia. La pureza de la vida de la Madre de Dios era una
reprensión en la conciencia de los inmundos. Así que para demostrar
que son cristianos no se atrevieron a negar que el Salvador nació de
la Virgen,
pero empezaron a difundir la enseñanza de que La Madre de Dios
habría permanecido Virgen sólo hasta que, nacido su Hijo unigénito,
a quien él ha designado el nombre de Jesús” {Mateo 1-25).
"Después de que dio a luz a Jesús", dice nuestro maestro engañador

Helvidius del siglo IV, y como él muchos otros antes y después,
“María
conoció la vida matrimonial con José, de quien había tenido hijos,
llamados por el evangelio sus hermanos y hermanas de Cristo ". Pero
la palabra" hasta "no indica que María permaneció virgen sólo hasta
cierto momento, pero éste palabra, "arriba", junto con otras palabras
que son en muchos otros contextos de la sagrada biblia los sinónimos
de “siempre o eternamente”. En la Sagrada Escritura está escrito
sobre Cristo: “Sé resucitado en sus días la justicia y la multitud de la
paz, mientras haya luna” (Salmo 71, 7), esto no quiere decir que
cuando no esté más la luna en el cielo, digamos al fin del mundo, la
justicia de Dios dejará de ser, sino que entonces más triunfará.
¿Y qué quiere decir el Apóstol? con las palabras: “¿Porque es
necesario que Él reine hasta que pondrá a todos sus enemigos debajo
de sus pies” (Corintios 15, 25)? ¿Es posible que el señor Solo reine
hasta que sus enemigos estén debajo de sus pies? No, por supuesto
que no, porque Jesús cristo reinara eternamente. David, dice en los
salmos “A ti levanto mis ojos, tú que habitas en el cielo; míralos,
como los ojos de la sierva en la mano de su señora, así nuestros ojos
mirasen nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros mostrado nos
misericordia” (Salmo 122:2).” Esto no quiere decir que, el Profeta
tendrá sus ojos hacia Dios sólo hasta que tenga misericordia, y una
vez que la misericordia es adquirida David apartará sus ojos de Él y
considerará que así todo está cumplido. El Salvador en el evangelio
les dice a los Apóstoles: "He aquí, yo estaré con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
¿Quizás después del fin de esta era, el Señor ya no estará con sus
discípulos? Cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su
gloria, y los discípulos se sentarán también sobre doce tronos para
juzgar a las doce tribus de Israel, ¿acaso este día Dios estará apartado
de los discípulos? ¿Ya no estará Israel en comunión con Él? (El
bienaventurado Jerónimo, en su obra “Sobre la virginidad eterna de
la Madre de Dios”)
También es erróneo creer que hermanos y hermanas de Jesús eran
hijas e hijos por parte de la Santísima Madre "Hermanos" y
"hermanas" tienen significados completamente diferente, y era
costumbre mostrar de este modo un parentesco o cercanía entre
ciertas personas, estas palabras a veces se usan en un sentido más
amplio, otras veces en un sentido más estrecho. En ambos casos son
llamados hermanos o hermanas que tienen el mismo padre o la
misma madre, y a veces, aunque no tuvieran los mismos padres o
las mismas madres, siendo primos, o quizás sus padres, enviudándose
se casaron (y se convierten en hermanastros)
En ninguna parte de las Sagradas Escrituras se puede leer que
los que son llamados hermanos y hermanas de Jesús fueron
o eran considerados hermanos o hermanas por parte de la Santísima
Madre, La Virgen María. Al contrario, se sabía que Jacob junto con
los demás eran los hijos de José, el prometido de María, viudo, de
donde sus hijos procedían del anterior matrimonio con su primera
mujer.
También, la hermana de la Madre de Dios, María la esposa de
Cleofás, la que estaba acompañando a la Virgen en la Pasión de la
cruz (Juan 19:25) también tenía ella hijos, que, en virtud de tan
estrecha vinculación por parentesco, con razón podrían llamarse
hermanos

y hermanas del Señor. Y que los llamados "hermanos" y "hermanas"
del Señor no eran realmente hermanos y hermanas por parte de
Su madre, esto también se muestra cuando Cristo antes de dar el
espíritu en la Cruz, Ha confiado a su Madre a uno de sus discípulos,
que Jesús más ha amado, es decir, a Juan. ¿Por qué haría eso si Su
Madre hubiera tenido otros hijos además de Él? Era más normal que
aquellos hermanos haber cuidado de La Virgen María en lugar del
Apóstol Juan. Pero los llamados hijos de José, el padre protector de
Jesús, pero no el padre biológico de Él, no se consideraron obligados
a cuidar de la madrastra, o al menos no mostraron ante la Madre del
Señor tal amor como el que tienen los hijos por sus madres, así como
les mostró San Juan hacia el Señor y la Madre de Dios.
Por lo tanto, leer atentamente al Santo Evangelio en muchos lugares
donde La Sagrada Escritura muestra la falta de fundamento de
aquellos que niegan la eterna virginidad de la Madre de Dios,
avergonzándoles por sus falsas enseñanzas.
Herejía nestoriana y el Tercer Concilio Ecuménico
Cuando todos los que se atrevieron a blasfemar contra la santidad y
pureza de la Santísima Virgen María fueron silenciados, los
enemigos intentaron para corromper su honor como su Madre Dios
nuevamente en el siglo V el arzobispo En Constantinopla, Nestorio
comenzó a predicar una nueva enseñanza al pueblo, según la cual
María habría dado a luz sólo al hombre Jesús, en quien entonces Dios
habría hecho Su morada habitando en Él como en un templo. Al
principio les permitió solo uno de sus sacerdotes, Atanasio, predicar
algunas herejías tales como estos, pero luego él mismo comenzó a
predicar esta falsa y desconocida doctrina de la iglesia, que nadie
debe nombrar a María como "Madre de Dios", ya que ella no había
dado a luz al Dios-Hombre. Nestorio pensó que para el mismo es
degradante adorar a un bebe envuelto en pañales y durmiendo en una
cuna hecha de pesebre. Tales sermones han causado un escándalo en
todas partes del mundo y han contaminado la pureza de la verdadera
fe, primero en Constantinopla, y luego en todas partes llegaba la
noticia de esta nueva enseñanza. San Proclo (el discípulo de San Juan
Crisóstomo), quien en ese momento era obispo de Cizic, y más tarde
El arzobispo de Constantinopla pronunció un sermón, en la presencia
de Nestorio, sermón en el que confesó indiscutiblemente que el Hijo
de Dios tomó carne humana de la Virgen María, que, por lo tanto,
verdaderamente es considerada
"Theotokos" es decir, Madre de Dios, porque desde lo más puro en su
vientre la divinidad se unió con el infante nacido a través del Espíritu
Santo; y este bebé, de verdad nació según la naturaleza humana de la
Virgen María como hombre,
pero desde el principio también era Dios verdadero y hombre
verdadero. Pero Nestorio negó obstinadamente cualquier oposición
de su propia y equivocada enseñanza, argumentando que debe
hacerse diferencia entre Jesús y el hijo de Dios, por lo tanto, María
no puede llamarse "Theotokos" (Madre de Dios), sino solo
"Hristotokos"
(Madre de Cristo), ya que Jesús no era más que el Ungido de Dios
(Cristo o Mesías), así como fueron los antiguos Profetas, pero
superando a todos los profetas anteriores en la plenitud de unión con

Dios. La enseñanza de Nestorio se estaba volviendo, por lo tanto, una
negación de toda la providencia del Señor con respeto a nuestra
Salvación, porque si la Santísima Virgen no es la Madre de Dios,
luego Aquel que recibió morir por nosotros en la Pasión de la Cruz
no era Dios, sino un hombre al igual que otros profetas que murieron
a manos de los judíos. Saint Cirilo, que estaba en la silla de la
Arquidiócesis de Alejandría, en ese momento escuchando sobre la
enseñanza Nestorio y sobre el trastorno que esta herejía trajo en la
Iglesia de Constantinopla le envió en particular una carta en la que
trataba de persuadirlo para que Nestorio mantuviera la enseñanza que
la Iglesia profesaba desde su fundación y no cambiar ni añadir
ninguna renovación a esta enseñanza. Aparte de esto, San Cirilo
también escribió a los sacerdotes y al pueblo de Constantinopla,
instándolos a mantenerse firmes en la fe ortodoxa, sin miedo a la
persecución que demora Nestorio a los que no se someten ni están de
acuerdo con Su enseñanza. También el San Cirilo envió una carta al
Papa Celestino en Roma que, junto con los creyentes pastoreados por
él, se mantuvieron firmes en la fe justa y ortodoxa.
Por su parte, el Papa Celestino respondió a Nestorio, pidiéndole que
enseñe al pueblo la fe ortodoxa, ignorando a Nestorio. Pero Nestorio
seguía sordo a todas estas advertencias de los clérigos superiores,
alegando que lo que enseñaba, era la verdadera fe ortodoxa, y todos
aquellos que no reconocieron su enseñanza deberían ser nombrados
herejes. Saint Cirilo escribió de nuevo otra carta a Nestorio, en que se
mostraron en los doce artículos más las diferencias que hay entre la
fe ortodoxa y lo que Nestorio estaba proclamando, lanzando doce
anatemas al mismo tiempo sobre el que desconfiara y no recibiría
al menos ni tan solo un único artículo de los doce escritos, y que cada
uno de ellos era muy importante y representaba el fundamento de la
iglesia. Pero Nestorio rechazó por completo los doce artículos
mencionados por San Cirilo, atacando por su parte con una carta en
la cual él también ha preparado un escrito con otros doce artículos en
los que estaba mostrando que su enseñanza que estaba predicando es
la correcta, arrojando a su vez la anatema sobre todos los que no
recibieron su falsa doctrina. El peligro que se elevó por encima de la
fe justa y verdadera era cada vez más elevada y creciente.
San Cirilo entonces envió una carta al emperador Teodosio el Joven
y a su esposa Evdochia y también a su hermana, Pulheria con la
solicitud para echar un vistazo más de cerca a esta situación y detener
la herejía que estaba emergiendo. Entonces se decidió convocar un
sínodo ecuménico a la que se reunieron los jerarcas de todos los
rincones del mundo para decidir si la enseñanza predicada por
Nestorio es correcta y ortodoxo o no lo es. Para el próximo lugar
donde había que reunirse el Tercer Concilio Ecuménico fue
elegida la ciudad de Éfeso, en la cual habitó en otro tiempo atrás
la Santísima Virgen y San Juan el Teólogo. San Cirilo entonces
reunieron a todos los obispos de Egipto y junto con ellos viajó por
mar a Éfeso. Desde Antioquia se han presentado al sínodo san Juan,
arzobispo de Antioquía, junto con los obispos de las iglesias de
Oriente. El obispo de Roma, San Celestino no pudo estar presente en
este Sínodo, pero le pidió al Santo Cirilo que defendiera la fe
ortodoxa, enviando al mismo tiempo dos obispos juntos con un
sacerdote de la Iglesia de Roma, y Felipe, a quien le había dado
órdenes precisos sobre qué tenía que hablar. A Éfeso también se han

presentado los obispos, de las ciudades cercanas a Constantinopla, así
como los obispos de Palestina, Asia Menor y Chipre incluso
Nestorio que también se ha presentado. El décimo día del mes de
julio según el calendario romano, es decir, el 22 de junio de 431, en
la Iglesia de la Santísima Virgen María de Éfeso tuvo lugar la
asamblea de los obispos bajo la dirección del arzobispo de
Alejandría,
San Cirilo y el obispo de Éfeso, Memnón. En medio de ellos había un
evangelio, en señal de que El sínodo fuera dirigido por el Señor
mismo y Nuestro Salvador Jesús Cristo. Se leyó primero el símbolo
de la fe universal que se formó por primera vez en los dos primeros
sínodos ecuménicos. Luego se leyó La proclamación imperial
enviada por el emperador Teodosio y Valencianian, que gobernaban
en ese momento las dos partes del Imperio.
Una vez que terminaron, comenzaron a leer las cartas de san Cirilo y
Celestin Escrita para Nestorio, así como la respuesta de Nestorio. El
Sínodo, por boca de los Participantes el Sínodo Ecuménico señaló a
la enseñanza de Nestorio como falsa y le condenó, a Nestorio
privándole de su dignidad episcopal. Esta decisión fue consolidada
por una Acta sinodal, firmada por casi 160 obispos que estaban
presentes. Pero dado que algunos de ellos ocuparon el lugar de otros
obispos que no participaron allí, de hecho, se firmó el acta sinodal
por
más de 200 obispos que tuvieron sus escaños en todas partes de la
Iglesia universal en ese momento y quien así confesó la fe verdadera,
rechazando las herejías de Nestorio y preservando la fe verdadera
desde la antigüedad en sus ciudades.
Así que este acto del sínodo fue la voz de la Iglesia Católica
universal que han testificado indudablemente que Cristo, ha nacido
de la Virgen María y es el verdadero Dios que se hizo hombre.
Definitivamente la Santísima Virgen dio a luz a un verdadero
Hombre, que al mismo tiempo era el verdadero Dios, y con razón La
Virgen María debe ser honrada como "Theotokos" es decir la Madre
de Dios.
Al final de la reunión de ese día, este acto final fue leído
inmediatamente a las personas que esperaban con ansias en las
puertas de la iglesia. Todo Éfeso se llenó de alegría cuando supo que
la veneración a la Madre de Dios permanecía intacta.
La alegría era mayor porque La Madre de Dios fue plenamente
honrada especialmente en esta ciudad donde vivió durante los
últimos años su vida terrenal y cuyo protector y patrona se convirtió
después de su paso a las moradas eternas. Una vez que el Acto
sinodal fue sacado a la luz en Éfeso, la gente saludó a los santos
Padres llenos de alegría en la misma tarde que salieron de la iglesia
donde había tenido lugar la reunión. Los acompañaron con antorchas
encendidas y con las lámparas del incienso encendidas. Voces llenas
de se podían escuchar en todas partes de gozo en glorificar a la
Madre de Dios y alabarla por el éxito de los santos padres que
defendieron su nombre contra los herejes. El sínodo tuvo cinco
reuniones más: los días 10 y 11 de junio, 16, 17 y 22 de julio y 31 de
agosto (según el calendario romano). En estas reuniones se han
tomado seis cánones como medidas contra aquellos que quisieran y
se habría atrevido a predicar la enseñanza de Nestorio o cambiar las
decisiones del Sínodo de Éfeso. Ante la queja de los obispos de
Chipre contra a las pretensiones del obispo de Antioquía, el Sínodo

decidió para que la Iglesia de Chipre mantenga su autoridad que lo
heredó de los Santos Apóstoles, y como, por lo general, "ninguno de
los obispos amantes
de Dios no incluir otra diócesis, que no fueron creadas desde el
principio bajo su mano o de los que le precedieron... para no violar
los cánones de los santos padres y tampoco bajo la palabra de la santa
obra, seamos robados por la soberbia del dominio mundano, y que no
perdemos poco a poco la libertad que nuestro Señor Jesús Cristo y el
Salvador de todos los hombres” nos lo ha dado con su sangre.
El sínodo también reforzó la condena del pelagianismo donde el
hombre aprendió que puede salvarse por sí mismo y sus propios
poderes, sin necesidad de la ayuda de la gracia de Dios –
También se han tomado algunas otras decisiones que se referían al
liderazgo de las iglesias y eran enviados cartas a todos los obispos
que no participaron en las asambleas sinodales, notificándoles las
decisiones tomadas y llamándolos a guardar la enseñanza de la
verdadera fe por la paz en la Iglesia. Al mismo tiempo, el Sínodo
decidió que la enseñanza de la Iglesia estaba totalmente contenida en
el Símbolo de la fe Niceno-Constantinopolitana, a consecuencia de
esto no se ha modificado ni se ha buscado otra enseñanza de la fe,
prohibiendo para el futuro añadir, quitar o modificar ni una palabra ni
establecer otro Símbolo de la Fe, pero que debe quedar sin cambios
para siempre la enseñanza de la fe que ha sido definitiva en el
Segundo Sínodo Ecuménico. Esta última decisión fue violada cinco
siglos más tarde por los cristianos occidentales, primero en lugares
dispersos, y luego en toda la iglesia romana, porque se agregó al
símbolo de Nicea-Constantinopolitana "y del Hijo" es decir, que el
Espíritu Santo procede no solo del padre, pero también del Hijo.
Esta fórmula fue aprobada por los papas romanos en siglo XI, aunque
sus predecesores hasta entonces, San Celestino guardó mucho
la decisión del Tercer Concilio Ecuménico de Éfeso. De esta manera
se restableció la paz perturbada por Nestorio. Una vez más en la
Iglesia, se restauró la fe correcta defendido la fe correcta y
condenando las falsas enseñanzas.
El sínodo que tuvo lugar en Éfeso con razón fue considerado
ecuménico, siendo colocado en el mismo nivel que
Los sínodos de Nicea y Constantinopla, que le precedieron
anteriormente. Todos los mensajeros que se reunieron en Éfeso
tomaron decisiones que
fueron reconocidas por todas las Iglesias "desde un extremo del
mundo hasta el otro". La enseñanza preservada desde el tiempo de
los Santos Apóstoles ha sido confesada. en El sínodo de Éfeso, que
no elaboró una enseñanza nueva, pero confesó la verdadera
aunque algunos han intentado reemplazarlo con una fabricación
propia, y se decidió con detalle la confesión de la Deidad de Cristo
que nació de Virgen María. La fe y el juicio de la Iglesia sobre este
tema se ha aclarado ahora para que nadie pueda introducir en
la Iglesia falsas doctrinas. Podrían aparecer en el futuro otras cosas
que requieren la determinación de otro sínodo Ecuménico de todas
las Iglesias, pero nunca habrá ninguna duda en cuanto a que Jesús
Cristo Nació de La Virgen María y era Dios.
Los sínodos que siguieron en los siglos siguientes, han respetado
exactamente las decisiones de los Sínodos anteriores a ellos. Ellos no
han formulado ningún otro símbolo de fe que no sea el Niceno-
Constantinopolitano, pero tan sólo trajeron aclaraciones sobre él. En

el Tercer Concilio Ecuménico dieron un fuerte testimonio acerca de
la enseñanza de la Iglesia sobre la Madre de Jesús Cristo. Loa santos
Padres condenaron a aquellos que se habían atrevido a profanar la
vida justa de la Madre de Dios. Y ahora sobre aquellos que intentaron
difamar el honor que le fue otorgado a la Santísima Madre de Dios,
se ha promulgado esto: “Todos que no confiesa a Emmanuel el
verdadero Dios y por lo tanto la Santísima Virgen como Theotokos,
es decir, la Madre de Dios, porque ella dio a luz al cuerpo en el
Verbo que es de Dios Padre, y que encarnó y se hizo hombre, ser
anatema”. (primer anatema de la Santo Cirilo de Alejandría).
El intento de los iconoclastas de disminuir la gloria
a la Reina del Cielo y como fueron avergonzados.
DESPUÉS del Tercer Sínodo Ecuménico, los cristianos tanto en
Constantinopla como en otros lugares partes del Imperio comenzaron
a rezar para aún más poder e intercesión hacia la Madre de Dios, y
las esperanzas puestos en sus oraciones no fueron en vano. La
santísima Madre del Señor ha sido la ayuda milagrosa en
innumerables sufrimientos y Angustias, ayudando superar con su
gracia la pobreza y las enfermedades. Muchas veces había defendido
la ciudad y ahuyentado a los enemigos que se levantaron a tomar
Constantinopla, demostrando así ser la defensora omnipotente de la
ciudad. Incluso San Andrés el Loco por Cristo ha visto su
maravillosa vestimenta extendiéndose y cubriendo a todos los
creyentes que perseveraron en la oración durante la noche en la
iglesia de Vlaherne. La Reina del Cielo les dio victorias en las
batallas de los emperadores bizantinos contra los que solían llevar
como patrona El Icono de la Madre de Dios /(Hodighitria)
También la Purísima Madre no se olvidó de los ermitaños y de los
necesitados y fortaleciéndoles lucharon contra las pasiones y
debilidades de la naturaleza de los seres humanos caídos. Es ella, La
santísima Virgen María quien iluminó a los Santos Padres de la
Iglesia, entre los cuales la San Cirilo de Alejandría cuando dudó de la
santidad y pureza del San Juan Crisóstomo. La Santísima Virgen es
quien ha inspirado a los cantores de la Iglesia hermosos himnos y
cantos, a menudo dando la voz a algunos de ellos que antes no tenían
ni el mínimo don de cantar, pero que eran humildes siervos, como
fue el caso del San Melodo el Romano. Es una maravilla ver cómo
son los cristianos se esforzaron por glorificar el nombre de la Virgen
María que incesante ¿rezaba por ellos ante el trueno de Dios. En
honor de la santísima Madre de Dios fueron ordenados días festivos,
y era adorada con alabanzas y se cantaba muchos himnos y
canciones,
en su gloria mientras su icono era honrado en todas partes. Pero la
maldad del gobernante de este siglo, el diablo, con el ejército de los
hijos de la perdición, trataron nuevamente de emprender una lucha
más astuta contra El Unigénito hijo de Dios y Su Santísima Madre,
esta vez en la misma glorificada ciudad de Constantinopla, que ahora
veneraba la Virgen María, la Madre de Dios del mismo modo como
lo había hecho Éfeso antes Considerándola la defensora
inquebrantable de la cuidad y del mundo. Pero no se atrevido al
principio blasfemar abiertamente contra Aquel que ha vencido a su

padre el diablo, pero trataron de encoger la gloria que se dedicaba a
la Madre de Dios al impedir
honrar su icono inclusivo la del Salvador y de los santos apóstoles,
llamando este acto "adoración de ídolos". El Señor los fortaleció
especialmente en esos días difíciles especialmente a aquellos que
fueron celosos en la lucha por defender el honor de los iconos,
mostrando muchos signos y haciendo muchos milagros a través de
sus iconos de cual recordamos la curación la mano del Santo Juan de
Damasco que lo puso ha escrito muchas epístolas en defensa de los
iconos, y que fue cortada por orden del emperador León. Pero la
persecución de los que honraban los santos iconos de los Santos
terminó una vez más con una victoria por parte de la fe ortodoxa,
porque la adoración de iconos reflexiona sobre los santos pintados en
sí mismos; y los santos son honrados como amigos para Dios, porque
el Espíritu Santo que moraba en ellos, lo reconoce también el
salmista David porque dice: “Y he honrado muchísimo a Tus
amigos" {Salmo 138, 8). La purísima Madre de Dios fue glorifica en
el cielo y en la tierra, además que la Virgen María, justo en los días
en que fueron burlados sus santos iconos por estos enemigos, La
Madre del Señor mostró tantos milagros que incluso
hoy, en arrepentimiento aún recordamos todo. El Himno tan
conocido:
“Con la santísima Madre de Dios se regocija toda la creación, Tú
quién eres llena de gracia, por Ti los poderes angélicos se alegran
junto con toda la raza humana. Tú, quien eres la iglesia bendecida y
el edén predicador, Alabada sea Tu virginidad y Tu vientre en cual
se encarnó el Hijo del altísimo Dios que se hizo hombre, Aquel que
era antes de toda la eternidad, nuestro Dios. Tu vientre se ha hecho
Su trono y más esplendido que los cielos, lo ha adornado.
Engrandecen nuestros corazones y se regocijan por Ti toda la
creación, Tu que eres plenamente embellecida de dones y llena de
gracia, Dios te salve María”.
Icono de la Madre de Dios Tricheirusa (con tres manos) nos
recuerdan
la maravillosa curación del Santo Juan de Damasco que rezo ante
este icono, conocido como el icono de la Madre de Dios del
monasterio del monte Athos, Iviron que además nos cuenta el
maravilloso suceso que pasó con el icono hacedor de milagros,
cuando antes había pertenecido a una viuda, quien evitó para ser
profanado en el tiempo de la invasión de los turcos, y fue arrojada el
mar antes de entregarlo al enemigo. Ninguna persecución contra los
que honran La Madre de Dios y los actos de alabanza relacionado
con el recuerdo a Ella, de ninguna manera podía disminuir por el
inmenso amor que el pueblo de los cristianos lo tenía hacia Aquella
que era "La madre de la cálida oración".
(El milagro maravilloso realizado por la Madre de Dios curando el
brazo de San Juan de Damasco al final de este libro).
¡Ahora se ha decidido que cada canción de Dios en los divinos
servicios de la liturgia debe terminar con un himno o verso en honor!

La Madre del Señor (llamada Theototokos). En muchas ocasiones
durante el año, los cristianos de todas partes del Mundo que se reúne
en iglesias como se reunieron antes, para orar por ella, para
agradecerle todo
las bendiciones que la Virgen María mostro hacia quien haya rezado
a ella y para pedir por más misericordia de la Madres de Dios.
Pero ¿podría ser el diablo, -el enemigo más grande de los cristianos, -
el que anda, rugiendo como un león, buscando a quien tragar, seguir
siendo como un espectador despreocupado de la gloria de la
Santísima Madre? ¿Podría el diablo, reconocerse a sí mismo
derrotado para dejar de luchar contra los devotos y fieles sin usar
cualquier engaño aprovechándose de la ayuda de
quienes, sí hacen su voluntad? Y entonces, cuando toda la creación
de dios resonó con la buena noticia de la fe en Cristo, cuando en
todas partes es venerado el nombre de la Santísima Madre, cuando el
mundo entero se estaba construyendo iglesias en su honor, cuando
los hogares de los cristianos eran adornados con iconos sagrados,
entonces apareció una nueva corriente y una falsa doctrina comenzó a
extenderse sobre la enseñanza de la santa Madre de Dios. Esta
enseñanza era peligrosa porque muchos no pueden ver el daño ni
cuanto prejudicio trae para el verdadero honor de la Madre de Dios.
La corrupción del dogma aportado por los latinos, llamada “La
Inmaculada Concepción" del verdadero nacimiento de la Santísima
Madre de Dios, siempre Virgen.
Cuando aquellos que intentaron menospreciar la vida de la Santísima
Virgen y fueron avergonzados de la misma manera con los que los
habían negado la eterna virginidad de la Purísima Madre de Dios,
juntos con los que la había calumniado el nacimiento de Jesús Cristo
y difamado los iconos de la santa Madre, y todos fueron rechazados
todos por sus falsas creencias, era cundo la gloria de la Madre Dios
más iluminó a toda la criatura, pero entonces por obra del maligno
usurpador, apareció una nueva teoría que parecía glorificar a la
Virgen María, pero que en realidad le negaba todas las virtudes
adquiridas de la santísima Virgen a lo largo de su vida terrenal.
Esta enseñanza se llama “La Inmaculada concepción de la Virgen
María” y fue recibida por los siguientes pontífices que siguieron al
trono papal de Roma. Esta innovación dice que La santísima Virgen
María, incluso desde su primer momento de su concepción, fue
engendrada por una gracia especial de Dios Todopoderoso y por un
privilegio especialmente por los futuros méritos de Jesús Cristo, El
Salvador de la humanidad fue salva y apartada de toda la inmundicia
del pecado original” (Bula Papal Papa Pío XI, sobre el nuevo
dogma).
En otras palabras, la Madre de Dios fue protegida del pecado
De los descendientes desde su mismo nacimiento y por la gracia
de Dios, haya alcanzado así un estado en el que estaba imposibilitada
de tener pecados personales. Los cristianos nunca han oído hablar de
tales cosas antes del siglo XI, cuando el abad de Córdoba, Paschasius
Radbertus mencionó esta novedad por primera vez, que la Santísima
Madre de Dios fue concebida sin pecado ancestral. Desde el siglo
XII, esta idea echó raíces y comenzó a extenderse cada vez más entre
el clero y la multitud de creyentes de la iglesia occidental, que ya se
había separado anteriormente del seno de la Iglesia católica universal,

perdiendo el don de la gracia del Espíritu Santo. Sin embargo, esto
no significa que todos los creyentes de la iglesia romana estuvieron
de acuerdo con esta nueva enseñanza. Había diferencias de opinión
incluso entre los más famosos teólogos de Occidente, considerados
como los pilares de la iglesia, entre cuales Tomás de Aquino y
Bernardo de Clairvaux, que negaron desde principio este dogma de
manera contundente, mientras que Dun Scott, y los franciscanos
defendía y trataban de expandir este nuevo dogma erróneo en todas
las partes. La lucha de estos corrientes causó mucha división y
malentendido a largo de los siguientes siglos, pero fue aceptada más
tarde por estudiantes y monjes, considerados por los latinos como
maestros y buenos teólogos. Los monjes Dominicos, siguiendo a su
maestro Tomás de Aquino predicaba en contra de la Inmaculada
Concepción, mientras los que estaban siguiendo al escocés y los
franciscanos, se esforzaron predicarlo por todas partes.
La pelea entre estos dos. La corriente ha continuado durante siglos,
de los dos lados. Tampoco hubo apoyo para la aclaración de esta
piedra de tropiezo ni por las visiones que
mucha gente había confesado que les había sido enviado desde
arriba. Una tal Bridget, monja sueca de del siglo XIV, famosa en su
época en la iglesia de Roma contó en sus escritos sobre las
apariciones de la Madre de Dios que le informó directamente que ella
nació "inmaculada", fue concebida libre de pecado ancestral.
Pero otra monja, contemporánea a Brigite, la mejor conocida
Catalina de Siena dijo que en la concepción la Madre de Dios nació a
través del pecado ancestral, como toda la demás confianza que
Catalina había ganado en una revelación del mismo Jesús Cristo. Así
que, durante mucho tiempo, los fieles de la iglesia Romana ni
siquiera pudieron saber en la base de tratados teológicos, ni en los
descubrimientos milagrosos que se contradecían de qué lado estaba la
verdad. Los pontífices de Roma hasta el Papa Sixtos IV (finales del
siglo XV) se mantuvo fuera de esta división y sólo este Papa en el
año 1475 permitió un servicio en el que la enseñanza de la
Inmaculada Concepción se mostró de una manera clara, porque tenía
pocos años después de eso para oponerse a la condenación de
algunos que creían en la Inmaculada Concepción. Pero incluso Sixto
IV aún no estaba decidido a confesar esta enseñanza como enseñanza
inquebrantable de la Iglesia; Es más, por un lado, se opuso a la
condenación de los que creían en la Inmaculada Concepción, y por
otra parte no condenó incluso a aquellos que no creían de esta
manera. Mientras tanto, el dogma de la
Inmaculada Concepción iba encontrando camino entre los que
estaban en la iglesia latina, por la razón de que se creyeron mejores
incluso más piadoso y agradables ante la Madre de Dios,
dándola el mayor honor posible. El esfuerzo del pueblo por
glorificarla como Mediadora Celestial, por un lado, y la caída de los
teólogos occidentales en especulaciones abstractas por el otro lado,
llevaron sólo a una verdad paralela (escolasticismo) y, en esos
este último el apoyo dado a esta enseñanza por los papas romanos
después de Sixto IV, todos estos llevan a la idea de que la
Inmaculada Concepción, ideas expresadas por primera vez el siglo IX
por Paschasius Radbertus se había convertido en una percepción
inquebrantable de la iglesia latina en el siglo XIV. Todo lo que
quedaba era proclamarlos como la enseñanza definitiva en la iglesia,
que fue hecho por el Papa Pío al IX durante una ceremonia solemne

del día 8 de diciembre de 1854, cuando afirmó que la Inmaculada
Concepción de la Santísima Virgen es el dogma de la iglesia romana.
De esta manera la iglesia de Roma añadió otra desviación de la
enseñanza correcta algo que también había confesado antes de
separarse de la iglesia católica y apostólica universal, cuya fe había
conservado hasta ahora, intacto y sin cambios, solo la Iglesia
Ortodoxa. La nueva proclamación del nuevo dogma ha conformado a
la gran multitud de creyentes católicos quienes, en su sencillez,
creyeron que serviría para mayor honra de la Madre de Dios,
haciéndole un regalo invaluable a través de esta nueva confesión en
realidad era una gran confusión que ha contribuido aún más en la
separación de las iglesias. Este nuevo dogma también alimentó la
vanagloria de los teólogos occidentales que despreciaron y
defendieron esta enseñanza. Pero, sobre todo, la proclamación de este
nuevo dogma era beneficioso para el trono papal mismo desde
entonces, proclamando por autoridad un nuevo dogma de la iglesia,
aunque escuchó las opiniones de los obispos de la Iglesia católica,
pero fue adoptado abiertamente de toda forma por el papa por el
simple acto del derecho a cambiar la enseñanza de la iglesia romana,
y establecer su propia voz por encima del testimonio de las Sagradas
Escrituras y la Santa Tradición. Una deducción natural de estos es
que los papas de Roma son infalibles en cuanto los asuntos de la fe,
ya que esto es otro novedoso dogma que fue proclamado por el
mismo Papa Pío IX, así como un dogma definitivo de la Iglesia
Católica en 1870. De esta manera la enseñanza de la iglesia
occidental fue cambiada después de perder la comunión con la Iglesia
original. Se han introducido nuevas y nuevas enseñanzas, pensando
que por estos cambios será mucho más glorificada la Verdad, pero en
realidad no hacen más que destruir, mientras que la Iglesia ortodoxa
humildemente confiesa la enseñanza recibida del mismo Cristo y de
los Santos Apóstoles, la iglesia de Roma se atreve a añadir cosas
nuevo en esta enseñanza, a menudo debido al celo sin el
conocimiento profundo {según Romanos 10: 2), a veces debido a
caer en supersticiones u “oposiciones de ciencia mentirosa" (1
Timoteo 6:20). Y no podía ser de lo contrario, porque "las puertas
del infierno no prevalecerán contra ella". (Mateo 16:18) fue
prometido sólo a la Iglesia Verdadera; pero para los que se alejaron
de ella, se cumplirán las palabras: “Como lo mismo que el sarmiento
no puede dar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en
mí. "(Juan 15, 4). Es cierto que la definición del nuevo dogma afirma
que no se estableció una nueva enseñanza, sino que se proclamó
pertenecer a la Iglesia lo que había sido desde siempre en la Iglesia y
lo que muchos habían sostenido por los Santos Padres, de cuyos
escritos se citan algunos fragmentos. Pero todos los textos de los
Santos Padres hablan sólo de Su Santidad de la virgen y sobre su
justicia, pureza dándole muchos atributos para mostrar su inmaculada
condición espiritual; pero en ninguna parte de estas citas no hay
palabra para mencionar la inmaculada concepción o nacimiento. Es
más, lo mismo Los Santos Padres afirman en otras obras de la
teología que sólo Cristo está completamente libre de cualquier
pecado, mientras que todos los demás mortales, nacidos de Adán, dan
a luz un cuerpo sujeto a la ley del pecado ancestral. Ninguno de los
Santos Padres anteriores no dijo jamás que Dios, de alguna manera
maravillosa habría limpiado a la Virgen María del pecado en cual

todos nacemos mientras estaba en el vientre, muchos incluso
mostrando que la Virgen Eterna, como todas las demás
tuvo que luchar contra la naturaleza caída, pecadora, pero que venció
toda tentación y fue salvada por su Divino Hijo. Incluso los teólogos
católicos dicen que la Eterna Virgen María ella fue salvada por
Cristo. Pero entienden que María se salvó de la ley natural de toda la
creación humana del pecado ancestral en vista de los méritos futuros
de Cristo {Bula Papal sobre el Dogma de la Inmaculada
Concepción).
Por lo tanto, según la enseñanza de los representantes de la teología,
en la obra de redención del género humano La eterna Virgen María
ha recibido de antemano el don que Jesús Cristo el Salvador mismo
ha hecho por toda la humanidad a través de su pasión en la cruz,
Además, hablando del tormento del tormento que la santísima Madre
pasó cuando estuvo bajo la Cruz de su amado su Hijo, y
especialmente del sufrimiento del que fue la vida de la Madre de
Dios, los mismos teólogos los consideran como añadidura a los
padecimientos de Cristo, diciendo así que La Madre de Dios es
nuestra corredentora. Según un teólogo católico, “María es
colaboradora con nuestro Redentor como “Corredentora " En el acto
de la redención, La Virgen ayudó de alguna manera a Cristo
(El Catecismo del Dr. Weimar). La Madre de Dios - escribe en su
obra Mariología -que la Virgen María llevó la carga del martirio de
Su Hijo, no tanto con coraje, como con alegría, aunque con un
corazón quebrantado. Por ello, es "un complemento de la Santísima
Trinidad" y como su único Hijo es El mediador escogido por Dios
entre su majestad ofendida y la humanidad pecadora, exactamente de
la misma manera, el mediador establecido de Dios entre Su Hijo y
nosotros en persona de la Santísima Virgen "." De tres maneras -
como Hija, Madre y Elegida de Dios - La Virgen María es elevada a
una cierta igualdad con el Padre, tomar una cierta superioridad sobre
el Hijo, y cercanía con El Espíritu Santo "(Dogma sobre la
Inmaculada
Concepción, Maiou Obispo de Bourges).
Por lo tanto, según la enseñanza de los representantes de la teología
latina, en la obra de redención del género humano, La eterna Virgen
María se coloca en el mismo escalón con el Salvador mismo y es
exaltada al estado de igualdad con Dios. No creo que nadie pueda
ir más allá de eso. Y si todo esto todavía estaban formulado
definitivamente como el dogma de la iglesia Romana, sin embargo,
dando el primer paso en esta dirección, El Papa Pío IV señaló el
camino del desarrollo futuro de la enseñanza reconocida por su
iglesia fortaleciendo indirectamente la enseñanza antes mencionada
sobre la Eterna Virgen María. De esta manera, la iglesia romana, en
sus esfuerzos de llevar el honor de lo más alto posible a la Madre de
Dios va por el camino de su deificación. Pero si ahora las voces con
autoridad de la iglesia latina proclaman que la Virgen "Completa" la
Santísima Trinidad, podemos esperar que la Madre de Dios sea
adorada como Dios. Así es como ciertos pensadores de nuestros
tiempos perteneciendo a la Iglesia Ortodoxa, pero que están
construyendo un nuevo sistema teológico titulado fundamento
dogmático de la enseñanza sobre Sofía -que es sabiduría - como una
energía especial que une a Dios con la creación. Así como los demás
ellos, desarrollan una enseñanza sobre la dignidad de la Madre de

Dios quieren ver en ella una esencia, situada de alguna manera en
medio de la distancia entre Dios y el hombre. De alguna manera son
muchos más moderados que los teólogos latinos, pero otros, si
pueden creer, que los superaron en herejía desde hace mucho tiempo.
Porque mientras niega la Inmaculada Concepción y la falta de pecado
de los antepasados de la Madre de Dios, enseñan que la Madre de
Dios, estaba libre de todo pecado personal, viendo en ello una
mediadora entre el hombre y Dios semejante a Dios. En la Persona de
Cristo vino entre los hombres del pueblo la segunda Persona de la
Santísima Trinidad, el Verbo que existió antes que nunca, el Hijo de
Dios, en cuanto en la Virgen se manifiesta el Espíritu Santo.
Utilizando las palabras de uno de los que predica esta enseñanza
cuando el Santo Espíritu vino y habitó en la Virgen María, ella
adquirió “una vida diádica, humana y divina; y que ella fue
completamente Deificada, porque en su ser hipostática se reveló de
una manera viva, que completa el Espíritu Santo.” “Es una
manifestación de la Tercera Hipóstasis”, “una criatura creada, pero al
mismo tiempo sin ser creada”. Este esfuerzo por deificar a la Madre
de Dios se ve ante todo en Occidente donde, al mismo tiempo una
multitud de sectas protestantes juntas con las grandes corrientes
protestantes - luteranismo y calvinismo - que generalmente ignora
el honor verdadero de la Madre de Dios invocando su nombre en
busca de su intercesión, goza de gran popularidad. Pero podemos
responderlas a ambos con palabras del Santo Epifanía de Chipre: “en
los dos casos de herejía mora el mismo daño: cuando la gente
desprecia el honor de la Madre de Dios y cuando, por el contrario, la
glorifican más que es propio por derecho. "(Panarion", contra
Colyridians"). Este Santo Padre está reprende a los que, casi siempre
dedican a la Santísima Virgen una adoración como a Dios: “Honrada
sea la Madre del Señor, pero solo a Dios se debe el máximo culto”
Aunque María fue su vaso elegido de Dios, sin embargo, ella era una
mujer por naturaleza, no más especial hablando por su naturaleza
humana.
Aunque en la vida de Nuestra Señora también se dice en la Santa
Tradición que fue dicho a Joaquim su padre, en el desierto, "Tu
mujer ha dado a luz", pero no podría ser dar a luz sin la unión
conyugal y sin simiente masculina. "Simplemente no hay que honrar
lo que es proprio a Dios y de los santos del cielo, más que adoramos
al Señor. María no es una hipostasis de la santa Trinidad ni es Dios y
no ha recibido un cuerpo divino-humano como Cristo Jesús, sino que
La virgen María nació de la unión de un hombre llamado Joaquim
con su mujer Ana; y según la promesa, que anteriormente recibió
Isaac el hijo de Abraham, La Virgen María fue destinada para entrar
en la providencia divina. Pero, por otro lado, no trate Nunca nadie de
menospreciar a la Eterna Virgen María" (San Epifanio).
La Iglesia Ortodoxa, honrando a la Madre de Dios En los cantos y
oraciones habituales, no se atreve atribuir lo que no es mencionado
en la Sagrada Escritura o por la Santa Tradición. "Simplemente vino
a nuestro conocimiento entonces Todo lo exagerado es ajeno, a la
verdad como lo todo lo que se dice a medias sobre La santísima
Madre de Dios. A cada uno se le debe la medida justa y el lugar
justo”.
Glorificando la pureza de la Eterna Virgen María y la fuerza con que
ella soportó todos los sufrimientos de su vida terrenal los Padres de la
Iglesia, por otro lado, rechazaron la idea como que la Madre de Dios

fue la mediadora entre Dios y el hombre, en el sentido de una
asociación con la redención de la naturaleza humana. Hablando de
entrenamiento sobre la Madre de Dios para morir con su Hijo y sufrir
con Él las Pasiones por la salvación de todos, un famoso Padre de la
Iglesia de Oeste, San Ambrosio, obispo de Mediolan añade: “Pero los
sufrimientos de Cristo no necesitaban ayuda, como él mismo Jesús
dijo mucho antes por boca del Profeta Isaías: “Miré bien y no había
auxiliador; me asombré de que no hubiera a quien apoyase. Así que
me salvó mi propio brazo, y fue mi furia la que me sostuvo.” (Isaías
63:5)
El mismo Santo Padre enseña así sobre el pecado de los antepasados
padres del cual sólo el Salvador carecía: “Entre todos los nacidos de
mujer no nadie es perfecto en santidad excepto Nuestro Señor
Jesucristo que, de una manera nueva y completamente desconocida,
por puro nacimiento no era, anchado por ninguna contaminación
terrenal "(San Ambrosio, Comentarios sobre evangelio de Lucas).
"Solamente el único Hijo de
Dios ha nacido se la Virgen María sin pecado. Todos los nacidos
naturales de hombre y mujer son causa de la unión de la carne,
haciéndose culpable mediante el pecado ancestral. Por tanto, el que
no tiene pecado no fue engendrado a través de una unión de la carne”
Un solo hombre, el mediador entre Dios y los hombres está libre de
las cadenas de nacimiento pecaminoso, porque nació de la Virgen, y
Su nacimiento no fue contaminado por el pecado. Un famoso maestro
de la Iglesia conocido en Occidente
de manera especial, el Beato Agustín escribe: «De todos los demás,
excepto Aquel que es la piedra en la cabeza del ángulo, no veo otro
ser digno de llegar a ser templo de Dios y moradas del Altísimo
aparte del nacimiento en el espíritu, que debe
ser precedida por el nacimiento en la carne. Entonces, no importa qué
hemos estado pensando en los bebés a lo largo de la humanidad
nacidos desde el vientre de la madre, aunque el evangelista menciona
sobre San Juan Bautista que saltaba de alegría en el vientre de su
madre (acto que pasó por obra del Espíritu Santo), includo si el Señor
mismo dice a Jeremías: “Antes de que salgas de tu vientre, te he
santificado" (Jeremías 1: 5), no importa cuánto estas palabras pueden
o no llevarnos con
la idea de que los niños pueden entrar en este estado espiritual
tocando cierta santidad, sin embargo, en ningún caso cabe
duda que el estado de santidad por el cual todos nosotros y cada uno
de nosotros se convierte en templo del espíritu santo donde mora
Dios, solo toca a aquellos de nosotros que hemos
nacido de nuevo; y volver a nacer significa que naciste otra vez.
Solo aquellos que han nacido de nuevo a través de los sagrados
misterios del cuerpo y la sangre de Cristo pueden unirse a Cristo que
con Su Santísimo cuerpo convierte Su Iglesia en un templo vivo de la
gloria de Dios” (Beato Agustín, Carta 187).
Las palabras anteriores, que son mencionadas de los antiguos
maestros de la Iglesia prueban esto que incluso en Occidente la
enseñanza que ahora se difunde, antes había sido rechazada. Incluso
después de que la iglesia se ha separado en dos partes en el año 1054,
West, Bernard, quien es reconocido como una voz importante
escribió: “Tengo miedo ahora, viendo que algunos de vosotros han
optado por cambiar los dogmas y al

final como consecuencia de los cambios, están trayendo nuevas
celebraciones, desconocidas antes por la Iglesia, días festivos que no
son recibidos por pensamiento y la tradición de la antigüedad.
¿Estamos verdaderamente más sabios y más humildes que nuestros
santos padres? Diréis: Hay que glorificar a la Madre de Dios cuanto
más se pueda. Esto es cierto, pero
Honrar a la Reina del Cielo exige un ajuste y una devoción justa.
Nuestra Emperatriz, la Santísima Virgen María no necesita
un falso honor, teniendo en sí las coronas verdaderas de la gloria y la
insignia de la dignidad. ¡Honramos su inmaculada vida llena de
virtudes, y la santidad de su vida sin mancha alguna de su santo
cuerpo! Maravillarnos con la multitud de los dones de la Virgen,
adorad a su Hijo, ¡exaltad su pureza que dio a luz sin haber conocido
el pecado de la carne y dio luz sin saber el dolor! ¿Qué más hay que
agregar? La gente dice que tienes que ser alabada su concepción que
fue antes de su glorioso nacimiento, porque si no hubiera habido
concepción antes, ni el nacimiento habría sido glorificado. Pero si
alguien, por las mismas razones que diría ¿qué tenemos que traer el
mismo honor a los padres de la Virgen? podríamos hacer de la misma
manera para sus abuelos y bisabuelos, hasta llegar a Adam y Eva.
Además, ¿cómo no puede ser un pecado? dónde hay el toque
corporal? Es más - que
nadie diga que la Virgen Eterna nació del Espíritu Santo, y no de los
padres Joaquim y Ana. Creo firmemente que el Espíritu Santo ha
descendido sobre ella, no es que viniera al mundo junto con La
Virgen María»
"Digo que la Virgen María, no pudo alcanzar la santidad antes
ser concebida tanto más como que todavía no había nacido. Si es así,
no podría ser santificada en el momento de la concepción a causa del
pecado, que es inseparable de la concepción natural, entonces sólo
queda que fue santificada después de haber nacido del vientre de
santa Ana su madre y esposa de san Joaquim. Esta santificación, si
destruye el pecado, santifica el
nacimiento, pero no la concepción de la Virgen María. No se le
otorga a nadie ser concebido en santidad excepto solo el señor Jesús
Cristo que nació del Espíritu Santo como tal y El único
completamente limpio desde Su nacimiento. Aparte de Él, es cierto
para todos los humanos lo que ninguno de los descendientes de
Adán, incluso el profeta y rey David, habla de sí mismo, tanto por
humildad, pero con clara sencillez de la verdad “En culpa nací,
pecador he sido engendrado en el vientre de mi madre"(Salmo 50: 6).
¿Cómo puede decir alguien que su concepción era totalmente pura,
una vez que no fue por obra del Espíritu Santo, sin mencionar que
todo el ser humano nació de unión de la carne? Por supuesto que la
Virgen María no recibe el honor que es obvio que está glorificando el
pecado. De ninguna manera La Purísima Madre de Dios no recibe
una novedad contra la enseñanza de la Iglesia, novedad que es raíz de
la ignorancia, hermana de la incredulidad e hija de la pobreza
espiritual” El dogma latino de la “Inmaculada concepción” aparenta
que aporta más veneración a la Virgen María, pero en realidad
muestra la novedad y lo absurdo del dogma de la iglesia occidental.
Una enseñanza de la perfecta falta de pecado en
La Madre de Dios tampoco encaja con las Sagradas Escrituras donde,
varias veces se recuerda la falta de pecado solamente para Aquel de

quien se dice que "Uno es el Mediador entre Dios y los hombres: el
hombre Cristo Jesús” (1 Timoteo 2:5);” y no hay pecado en ÉL
ninguno "(1 Juan 3: 5);" Quien no cometió ningún
pecado, ni hubo engaño en su boca (1 Pedro 2, 22); "Tentado en todo
por nuestra semejanza, excepto el pecado” (hebreos 4:75); “A quien
no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos
a ser justicia de Dios en él.” (2 Corintios 5.21). En cuanto al resto de
la gente" se dice: "¿Quién podría sacar algo limpio de algo que es
inmundo?” (Job 14: 4). “Pero Dios Nos muestra Su amor por
nosotros a través del hecho que Cristo murió por nosotros cuando aún
éramos pecadores... Porque si siendo aún enemigos de Dios, hemos
sido reconciliados con El Padre a través de la muerte del Hijo Suyo,
tanto más, estando reconciliados, con cuánta más razón seremos
justificados ahora por su sangre y salvados por su resurrección a la
vida eterna (Romanos 5:8-10).
Esta enseñanza también contradice la Santa Tradición, contenida en
numerosos escritos de los Santos Padres, donde se habla de la
gloriosa santidad de la Madre de Dios desde su nacimiento, y la
purificación por el Espíritu Santo desde el momento de la
Anunciación por parte del Arcángel Gabriel cuando había concebido
al Salvador, pero que no se refiere a la propia concepción de la
Virgen María de los santos padres Joaquim y Ana. "Porque nadie está
sin pecado delante de Ti Señor, aunque viviera un solo día en la
tierra, pero sólo Tú, Señor Jesús Cristo, Dios nuestro, por el cual
viniste al mundo sin pecado y por lo cual nosotros los creyentes
hemos ganado la misericordia y el perdón de los pecados". (San
Basilio Magno, Terceras Vísperas Quinto). "Pero cuando Cristo vino
al mundo sin tener un padre terrenal, pero solo la Virgen Madre,
pura, que no ha conocido varón ni boda, humilde y temerosa ante
Dios, era propio que el Señor Purificó la naturaleza femenina de la
virgen María, extinguiendo la amargura de Eva y venciendo las leyes
de la naturaleza "(San Gregorio Teólogo, Elogio de la Virgen). De
todos modos, incluso entonces, así como dicen los Santos Basilio el
Grande y Juan Crisóstomo, La Madre de Dios no fue puesta en un
estado en el que ya no podía pecar, sino que prosiguió el cuidado de
su salvación, venciendo todas las tentaciones que se le presentaban a
largo de toda su vida terrenal. (San Juan Crisóstomo, Comentarios al
Santo Evangelio de san Juan Homilía 85; San Basilio el Grande,
Carta 160).
La enseñanza de que la Madre de Dios fue limpiada de todo pecado
antes de nacer, para que de ella diera luz a Cristo no tiene sentido
porque si Cristo sólo podría nacer si la Virgen hubiera nacido sin el
pecado de la carne, entonces sus padres igual habrían sido
completamente privados del pecado ancestral,
por lo que nacieron de otros padres sin pecado y, avanzando de esta
manera, es posible que Cristo no pudo haberse encarnado
a menos que todos sus antepasados según la carne, hasta Adán
incluido, había sido previamente limpiado por el pecado ancestral.
Pero entonces no hubiera sido necesario que Cristo tenía que venir en
la carne porque en consecuencia la encarnación se ha realizado
precisamente para destruir el pecado. Además, esta enseñanza, así
como que la Madre de Dios fue custodiada por la gracia de Dios que

para no caer en pecado muestra un Dios despiadado e injusto. Porque
si Dios
podría haber guardado a María de los pecados y haberla santificado
entonces ¿por qué no limpió a las otras personas?
antes del nacimiento, pero los dejó en pecado? Entonces se deduce
que Dios salva a las personas a pesar de su voluntad, decidiendo por
algunos incluso antes de que naciera su salvación.
La nueva enseñanza, que parece tener la pretensión de glorificar a la
Madre de Dios en realidad difamar todas sus virtudes. Después de
todo, si María, aun en el vientre de su madre Ana, cuando no podía
desear nada ni bueno ni malo, estaba protegida por la gracia de Dios
de todo que fuera pecaminoso, y después su nacimiento también fue
guardado por esta gracia de la posibilidad de cometer ningún pecado,
entonces, ¿qué mérito tendría ella? Si estaba en un estado en el que
ya no podía pecar y por tanto no cometió ningún pecado, entonces
¿por qué Dios la glorificó tanto? Si La Virgen María sin llevar
ninguna lucha y sin la más mínima desviación al pecado se mantuvo
pura, ¿entonces por qué fue coronado más que nadie? Ninguna
victoria no se puede mostrar sin un enemigo derrotado. La pureza y
santidad de la Eterna Virgen María consiste en que ella, siendo un ser
humano con pasiones, así como cualquier humano, tanto ha amado
Dios y tanto se ha entregado a Él, de modo que por su pureza fue
exaltada sobre toda la naturaleza humana. Por lo tanto, estando de
antemano conocida y elegida, a Ella se le dio la gracia para ser
sombreada y purificada por el Espíritu Santo, que la cubrió con su
sombra y concibió en su seno al Salvador del mundo. La Inmaculada
Concepción, es decir, su pureza recibida por la gracia de Dios niega
su victoria sobre las tentaciones, convirtiendo a la Santísima Virgen
en una ganadora que se merece recibir una corona de la gloria, solo
por la voluntad divina y menos por sus méritos, dogma que si ofende
más a la Santísima Virgen en lugar de venerarla.
Por lo tanto, este "regalo" ofrecido a la Madre de Dios por el Papa
Pío IX y a todos los que pensaban que pueden glorificar a la Madre
de Dios sacando a luz nuevas "verdades" no es de ningún modo una
mayor gloria ni una mayor veneración a la Virgen, sino más bien lo
contrario, está disminuyendo la gloria de la Madre de Dios por
completo. La Santísima Virgen fue tan glorificada por sí misma por
Dios, tan exaltada durante la vida que ha pasado aquí en la tierra,
para que ningún ser humano pueda encontrar o añadir, ni al menos un
poquito, a la gloria y al honor de la Virgen Santa. Por eso los que
innovan otras novedades no aparta de esconder su santísimo rostro de
sus ojos
"Tengan cuidado de mirad que nadie os esclavice mediante la vana
falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los
elementos del mundo y no según Cristo.", escribió el Santo Apóstol
Pablo, insuflado por el Espíritu Santo {Colosenses 2:8).
Tal "vano engaño" también es la enseñanza sobre la Inmaculada
Concepción de la Virgen María que ofende también a Santa Ana, una
enseñanza que a primera vista se levanta para glorificar a la Madre
del Señor, pero, de hecho, disminuye su honor a sabiendas que toda
mentira es la semilla del "padre del engaño" el diablo (Juan 8:44),
que logró de esta manera engañar a muchos que no entienden que por

esto en realidad blasfema a la Madre de Dios. Ese dogma junto con
cualquier orto y los demás resortes o similares que brotan de esta
enseñanza deben ser rechazados. El esfuerzo por levantarlo la Madre
de Dios al mismo nivel que Cristo, el Redentor como la
"Corredentora" en persona de su Madre por haber sufrido lo mismo
como nuestro Salvador en su pasión de la Cruz, según la enseñanza
latina, o que "La naturaleza humana de la Madre de Dios en el cielo,
considerada al igual hipostasias con Dios-Hombre Jesús que nos
revela el icono del hombre " - es también un engaño, es falacia y
vanidad de la filosofía. En Cristo Jesús “no hay una parte masculina
y una parte femenina "(Gálatas 3:28), porque Cristo redimió a todo el
género humano; por lo tanto, en Su gloriosa resurrección se dice que
“Adán se regocija y Eva se alegra por la exaltación del Señor Dios
que resucitó toda la naturaleza humana. También esa enseñanza que
dice que Madre El Señor es "un cumplimiento de la Santísima
Trinidad" como una "cuarta hipóstasis", que "Hijo y Madre son
revelaciones del Padre a través del Segundo y el Tercero Hipóstasis”,
que la Virgen María es “una criatura creada, pero al mismo tiempo
sin ser creada "- todo esto es fruto de vana sabiduría mentirosa, que
no se conforma con lo que la Iglesia ha guardado desde los días de
los santos apóstoles, pero está luchando para glorificar aún más a la
Santísima Virgen incluso más de lo que Dios la glorificó. Así se
cumplen las palabras del Santo Epifanio de Chipre: “Algunos sin
conocimiento en opiniones sobre la Santísima y Eterna Virgen, en
sus esfuerzos se empeñan en ponerlo en lugar que solo pertenece a
Dios". Pero lo que se trae a la Virgen es impertinente y arremolinada
insensibilidad, y en lugar de ser una alabanza se consigue una
blasfemia; y la Purísima Madre de Dios rechaza estos escapes de
mentiras, siendo la Madre de la Verdad (Juan 4:6).
La Honra que se atribuye a la Madre de Dios en la tradición
ortodoxa
La Iglesia Ortodoxa enseña sobre la Madre de Dios, sólo lo que la
Santa Tradición y la Sagrada Escritura nos dejaron al respecto y cada
día lo glorifica en sus hogares, pidiendo su ayuda y protección.
Consciente de que a la Virgen María solo le gusta las alabanzas que
son según su merecida gloria, los Santos Padres rezaron a su Hijo y
pedía en sus oraciones de que himnos y cómo deberían cantar
alabanzas. “Fortalece mi mente, Cristo Dios para cantar audazmente
la alabanza de la Santísima Madre Tuya."
(himno de la Asunción)." La Iglesia enseña que Cristo nació
verdaderamente de la Eterna Virgen María” "Simplemente vino a
nuestro conocimiento entonces que a nosotros nos corresponde
confesar que la Santísima y Eterna Virgen María, que ella es
verdaderamente la Madre de Dios. Los que se niegan a sí mismos
reconocer que la el Santísima Virgen no es verdaderamente la Madre
de Dios, no son creyentes sino discípulos de los fariseos
y de los saduceos” (San Efraín el sirio).
Se sabe por la Santa Tradición que María fue la hija de Joachim y
Anna y que Joaquim procede de la tribu del Rey David y Ana
desciende de la tribu sacerdotal. Con esta misma escogida raíz,
seguían de todos modos siendo pobres y adelantados en sus edades.
Pero no la edad o la pobreza de una vida humilde entristeció más a

estos santos padres, pero más bien el hecho de que no tuvieron hijos,
pero no perdieron la esperanza de que sus descendientes verán al
Mesías. En una ocasión los santos padres fueron humillados por los
judíos porque eran estériles, y no tuvieron hijos, entonces ambos
padres oraron a Dios con sus almas quebrantados y con oraciones
humildes - Joachim fue a una montaña, a rezar porque el obispo no
quería recibir su oblación en el templo por no tener hijos, y Ana
rezaba en su jardín llorando por su impotencia - luego les fue enviado
un ángel informándoles que las oraciones de ellos llegaron al señor y
darán a luz a una hija. Llenos de alegría, prometieron adorarle a Dios
y encomendar a su Hija al templo. Después de nueve meses, les nació
una hija que la llamó María y que, desde muy joven, fue adornada
con las más altas virtudes del alma. Cuando tenía tres años, sus
padres cumplían la promesa y la pequeña María fue traída al templo
de Jerusalén; aquí subió sola la multitud de escalones y, en una
revelación de Dios, fue recibida
por el sumo obispo que la llevó al Lugar Santísimo del santuario,
María llevó en ella la gracia de Dios que la trajo sobre el templo
hasta entonces desprovisto de esta gracia.
(Lea el himno para la Entrada de Nuestra Señora en la Iglesia). Este
fue el nuevo templo, en la cual la gloria de Dios no descendió como
había descendido sobre la tienda o sobre el templo de Salomón. Fue
ordenada en compañía de las vírgenes que servían en templo, pero
pasaba mucho tiempo orando en
Lugar Santísimo, por lo que se puede decir que vivió allí
la Vísperas de la Entrada de la Madre de Dios en la Iglesia. Adornada
con todas las virtudes, dio el ejemplo de una pureza de vida sin
precedentes. Humilde y obediente ante todos, no molestó a nadie, no
habló malas palabras de nadie y no se inclinó hacia ningún
pensamiento impuro.
"A pesar de las virtudes y rectitud de la vida de la Madre de Dios, el
pecado y la muerte eterna mostraron el trabajo, y no podía ser de otra
manera: esta es la enseñanza verdadera y fiel de la Iglesia
Apostólica sobre la relación directa de la Madre de Dios con el
pecado ancestral y la muerte" (San Ignacio Briancianinov,
Presentación de la vida de la Iglesia Ortodoxa sobre la Madre de
Dios). "No fue exenta a toda caída en pecado, y no fue ajena a la
tentación del pecado.” “Solo Dios es sin pecado, mientras que el
hombre tendrá siempre una misión para poder cumplir el mandato
ante Dios según el mandamiento: “Sed santos, porque yo, vuestro
Dios, santo soy."{Levítico 19: 2)" (San Ambrosio de Mediolan,
Comentario al Salmo 118). En cuanto está alguien más perfecto en
virtudes y cuanto más limpio de corazón, más se da cuenta de sus
enfermedades, considerándose a sí mismo el más indigno. La Virgen
María, entregándose enteramente a Dios, incluso si alejó toda
inclinación pecaminosa de sí misma, sin embargo, sentido mucho
más que todo el mundo, la debilidad de la naturaleza humana y con
frialdad deseaba la venida de un Salvador. Dentro de su inmensa
humildad pensó que no era ella digna de ser ni siquiera sirvienta de
aquella Virgen que iba a dar a luz al Señor. Entonces nada podría
distraer la mente de la oración y, recordando María misma le
prometió a Dios
guardar su virginidad, para que toda su vida pueda servirle sólo a Él.
Cuando su edad no le permitía permanecer más en el
templo, aceptó ser comprometida con el viejo José y se mudó a

su casa en Nazaret. Aquí se le mostró el Arcángel Gabriel
anunciando la Buena Noticia, que ella será la que dará a luz al Hijo
del Altísimo. “Dios te salve María alégrate, llena eres de gracia,
Señor está contigo. Bendita tú entre las mujeres.” Y cuando ella lo
vio, se turbó por sus palabras, y pensó en sí mismo: ¿Qué tipo de
adoración puede ser esta? Y el ángel le dijo:” No temas, María,
porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno
y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será
grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el
trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos
y su reino no tendrá fin”. María respondió al ángel: «¿Cómo será
esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo
de Dios. (Lucas 1, 28-35).
María recibió humildemente el mensaje enviado por el ángel y
obedeció las palabras del arcángel para que se cumpliera la voluntad
del Altísimo "Entonces El Verbo, de una manera Sabía solo conocida
por Dios, había descendido y entrado, según Su voluntad en la
purísima y humilde Virgen María y habitó en ella” Así como la luz
ilumina lo oculto, del mismo modo Cristo limpia lo que es invisible
en la naturaleza de las cosas. Así purifico también a la Virgen, y
nueve meses más tarde Jesús Cristo nació para ser mostrado que
donde está Cristo, está la pureza en todo su poder. Él limpió a la
Virgen, aun siendo preparada de antes por el Espíritu Santo, y luego
la matriz lo Ha purificado y Se Ha engendrado en Ella, aunque la
Virgen era pura, desde su nacimiento, por lo tanto, Él nació, y guardó
su Virgen. Esto no quiere decir que María haya tocado la
inmortalidad, pero que no fue inclinada para tentaciones
pecaminosos" La luz habitaba dentro de ella, aclarando su mente,
pensamientos y ocupaciones, santificando su virginidad” (San Efraín
el Grande, libro María y Eva).
"Simplemente, incomprensible para el entendimiento humano
Jesús Cristo purifico la Santísima Virgen por la gracia”.
La virgen María no reveló a nadie lo que dijo el ángel, pero el ángel
se lo mostró en un sueño a José trayendo la paz en su corazón,
revelando el milagro de la concepción que guardaba en secreto la
Virgen María, hablándole sobre el nacimiento inaudito del Espíritu
Santo del hijo que nacerá de la Virgen María que será llamado Jesús,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Despertado José del
sueño, hizo como el Arcángel del Señor le había mandado (Mateo 7:
18-25), y después del nacimiento de Cristo, junto con innumerables
huestes angelicales, les dieron la buena nueva a los pastores. Estos,
viniendo a adorar al Hijo de Dios Nacido, anunciaron en toda la
región la buena noticia.
La Virgen madre de Dios escuchó en silencio, guardando todas estas
palabras de la gloria de su Hijo en su corazón (Luca 2, 8-19).
Cuarenta días después en el templo, María escuchó una oración de
alabanza de la boca del justo Simeón, así como la profecía acerca de
la espada que atravesará su alma. Más tarde La santísima madre veía
como Jesús se estaba fortaleciendo en el Espíritu y como se llenaba
de sabiduría, escuchó como enseñaba en el templo la ley de Dios con
tan solo doce años, y sin decir palabra guardaba todo en su corazón

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