1. Apenas le llegaba a la rodilla, constituyendo esta
prenda su único vestido.
Seetelané
Cierto día que salió a cazar ratones silvestres como
de costumbre, tropezó de pronto con un huevo de
avestruz.
Lo llevó rápidamente a su hogar y reanudó
seguidamente la caza. Cuando regresó, fatigado po
la dura jornada y hambriento, ya que sólo había
conseguido cazar dos miserables ratones, se
encontró la mesa puesta y sobre ella un apetitoso
voala de harina de mijo y carne de cordero lechal.
Asombrado, exclamó:
- ¿Me habré casado, sin saberlo?... Esta comida es
obra de una mujer, sin duda alguna... ¿Eh, dónde
está la mujer que ha hecho esto?
En aquel momento se abrió el huevo de avestruz que
recogiera y salió de él una doncella hermosísima.
Autor: Ed. Molino
2. -Me llamo Seetetelané - dijo con dulce voz -.
Permaneceré a tu lado hasta que, en un momento
Seetelané
de embriaguez, me llames hija de huevo de
avestruz. Si lo hicieras, desapareceré y no volverás
jamás a verme.
El cazador de ratones salvajes prometió
solemnemente no embriagarse en su vida y durante
varios días gozó de una existencia paradisíaca en
compañía de su bella esposa, que le narraba
cuentos maravillosos y le confeccionaba platos
exquisitos.
Un día, viendo que se aburría, le dijo: - ¿Te gustaría
convertirte en jefe de tribu y tener esclavos,
animales y servidores?
- ¿Serías tú capaz de proporcionármelos? -
preguntó él incrédulo.
Seetetelané sonrió.
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3. -Acto seguido dio una patada en el suelo y la tierra
se abrió, surgiendo de ella una caravana de
Seetelané
esclavos con camellos, caballos, mulos, bueyes,
carneros y cabras, así como gran número de
hombres y mujeres que inmediatamente empezaron
a aclamar al cazador de ratones, gritando con
todas sus fuerzas:
Autor: Bruce Devoer
- ¡Viva nuestro jefe! ¡Viva nuestro jefe!
El hombre se pellizcaba las mejillas para
convencerse de que no soñaba.
Seetetelané, sonriendo, le hizo mirarse en las aguas
de un riachuelo y se dio cuenta de que estaba
joven y apuesto, y que su tseha de pieles, de
ratones se había transformado en riquísimos vestidos
de pieles de chacal, de pelo largo y de mucho
abrigo.
4. Cuando volvieron a la choza, ésta se había
convertido en una casa de piedra y madera con
Seetelané
cuatro recintos y su habitación estaba llena de
pieles de pantera, cebra, chacal y león.
Estuvo a punto de desmayarse al ver tanta riqueza.
Durante dos semanas se condujo como un
verdadero jefe, haciendo equitativa justicia entre
los suyos y dando ejemplo de
sabiduría, enseñándoles a trabajar la tierra y a
cazar o a erigir cabañas de troncos y hojas.
Pero una noche celebraron una fiesta para
conmemorar el nacimiento de un niño, y el antiguo
cazador de ratones no supo resistir a la tentación
- ¡Viva nuestro jefe! ¡Viva nuestro jefe!
El hombre se pellizcaba las mejillas para
convencerse de que no soñaba.
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5. Seetetelané, sonriendo, le hizo mirarse en las aguas
de un riachuelo y se dio cuenta de que estaba
Seetelané
joven y apuesto, y que su tseha de pieles, de
ratones se había transformado en riquísimos
vestidos de pieles de chacal, de pelo largo y de
mucho abrigo.
Cuando volvieron a la choza, ésta se había
convertido en una casa de piedra y madera con
cuatro recintos y su habitación estaba llena de
pieles de pantera, cebra, chacal y león.
Estuvo a punto de desmayarse al ver tanta riqueza.
Durante dos semanas se condujo como un
verdadero jefe, haciendo equitativa justicia entre
los suyos y dando ejemplo de
sabiduría, enseñándoles a trabajar la tierra y a
cazar o a erigir cabañas de troncos y hojas.
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6. Pero una noche celebraron una fiesta para
conmemorar el nacimiento de un niño, y el antiguo
Seetelané
cazador de ratones no supo resistir a la tentación de
beber.
Cuando hubo trasegado a su vientre cuatro vasos
de maíz fermentado se le enturbiaron los ojos, se le
soltó la lengua y empezó a insultar a los padres de
familia que asistían a la reunión.
Seetetelané, disgustada, quiso hacerle entrar en
razón, pero él, furioso por la intervención de su
esposa, le dio un empujón terrible y exclamó con
voz pastosa de borracho:
- ¡Quítate de mi presencia, miserable hija de un
huevo de avestruz!
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7. Seetetelané lo miró dolorosamente y no dijo nada.
Aquella noche, el borracho sintió frío. Levantóse
Seetelané
para buscar una piel de chacal y no encontró
ninguna. Salió a la puerta para llamar a un esclavo
y se dio cuenta de que se hallaba en su antigua
cabaña y de que estaba completamente solo,
vestido con su tseha de pieles de ratones salvajes.
El bienestar que había gozado durante aquellas
semanas lo había vuelto más sensible a los rigores
de la temperatura, haciéndole infinitamente
perezoso.
El resultado fue que a los pocos días murió de
hambre y de frío, más solo que un leproso,
reprochándose hasta su último momento su falta de
voluntad para resistir a la tentación de la
embriaguez que había causado su desgracia.
"Cuentos Populares Africanos." Hadaluna. Bruce Deboer, 2000. 11
8. Reflexión
El cuento es muy interesante porque habla sobre
estos tres valores que son importantes saber, la
responsabilidad, el respeto y el amor.
La reflexión de este cuento es que debes de ser
obediente, hay que escuchar a tus papas porque
ellos solo quieren lo mejor para ti y también
representan autoridad, gracias a ellos tomas las
decisiones correctas, hay que pensar en todos y el
daño que tus acciones pueden causar a los demás.
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